Partida Rol por web

Ayúdame- le dijo a su compañero el cual le aupó hasta llegar a la ventana. Tras agarrarse al borde, intento salir por la misma.

Al ver el miedo del chico solo puedo exasperarme, ¿Donde nos habíamos metido? Pero cuando David empieza escalar la ventana, me acerco rápido a la puerta y observando a mi alrededor pongo alguna cosa que sirva de cuña para que no puedan entrar adentro.

Aún después de lo que el niño dijo, no paré en mi idea. De hecho, tenía aun más claro que teníamos que irnos e hice de plataforma a David con mis manos, entrelazando los dedos para que pusiese su pie para impulsarse.

Al niño de dentro casi le da un infarto al ver lo que los niños hacían. Se cubrió toda la cabeza aguantando la respiración y echó a temblar tan violentamente que parecía que hubiera una especie de terremoto que solo afectara a la litera en la que él estaba.

Fuera estaba oscuro, el aire era frío, afectado por la vegetación y la proximidad del lago. Las luces de los barracones estaban apagadas y el único sonido que había era el de las ramas al ser movidas y los grillos con su canto.

David observa lo que hay a su alrededor, para acostumbrarse a la oscuridad de la zona. 

Espero a que David haga una señal antes de salir nosotros tambien, mientras miro nervioso la puerta... espero que la cuña provisional que he puesto funcione y que nos de tiempo en caso de que alguien venga a la puerta.

La cosa esta bien aqui- susurra David- podéis salir.

Tras la indicación de David, hago lo mismo, salgo por la ventana del barracón, antes de que se den cuenta los jefes de este lugar, sean lo que sean...

Las pupilas de David se acostumbraron con rapidez a la oscuridad reinante. Desde luego el entorno no parecía abandonado, ni mucho menos. El patio estaba limpio de escombros y basura, ningún barracón tenía las ventanas cegadas.

A David se unió Hector, que también había saltado por la ventana. Lucas se encontraba dentro del barracón acompañado del aterrorizado crío que se empeñaba en no levantar la voz.

Desde algún lado del campamento oyeron el sonido de una cadena y el eco de varios pares de pies al avanzar arrastrándose.

Le hago gestos imperiosos a Lucas, para que salga echando mistos del barracón que sino nos van a pillar:- Venga Lucas sal, rapido...- Escucho temeroso el sonido de pies arrastrandose, esta situación no es normal y cada vez parece que se pone peor. 

Eso, vayámonos de aquí- apremia David.

Después de ayudar a mis amigos a subir, me encaramé a la ventana e hice fuerza para salir. Cómo era un niño alto no tuve muchos problemas para alcanzarla, aunque justo antes de salir me giré y lancé una última pregunta.

- ¿Por qué estás tan asustado?

No tenía intención de quedarme a esperar la respuesta si no era inmediata, sobretodo después de que Hector y David me apremiasen, así que me deslicé ventana abajo reuniendome con ellos agilmente.

El niño contestó con voz temblorosa algo pero no llegó hasta los oídos de Lucas que había salido con envidiable facilidad por la ventanita del barracón. No fueron seguidos por el extraño niño mientras se deslizaban como sombras. Huirían, ¿pero a dónde? Estaban en un año que no era el suyo, en un lugar que en la actualidad estaba abandonado.
Pese a todo los niños avanzaron usando la pared del barracón como referencia mas, al llegar a la esquina que daba al patio central, contemplaron que las estatuitas infantiles que adornaban el patio habían cambiado su disposición, orientadas todos hacia ellos con sus pétreas caritas sonrientes iluminadas por la luna con un resplandor plateado.

Como si no fuera poco, el sonido del avance arrastrando los pies se hacía más fuerte y, por el lateral de otro de los barracones vieron avanzar algunos niños hasta las estatuas, parecían dormidos.
¿Dormidos? Si hasta hacía escasos minutos habían estado cantando.
Avanzaban en fila ligeramente encorvados hacia delante pero con los rostros alzados. Recordaba vagamente a aquellos dibujos animados que al oler la comida levitaban con las narices en alto y los cuerpos agachados.

Eran solo cuatro niños que, dormidos, se adentraban en el jardín de estatuas infantiles.

Algo que por supuesto debían estar acostumbradísimos a ver.

La curiosidad me puede, estamos en un lugar extraño, en un tiempo extraño y obviamente están ocurriendo hechos raros, pero mi instinto me dice de meter más las narices en el asunto, por lo que les susurro:- Chicos, tendríamos que seguir a esos niños, algo va a pasar y puede que nos ayude a salir de aqui... Por que creo que este sitio está en un bucle temporal, como el dr Who y hay que hacer algo para romperlo y poder salir.- En tanto sigo a los chicos con la vista, no sea que se marchen y no podamos seguirlos.

No tenemos muchas mas opciones- dice David ante las palabras de su amigo. Era seguirles y buscar alguna posibilidad de salir de aquel atolladero o quedarse aquí permanentemente.

No tenía ni idea de quien era el Dr Who. Tenía que ser de la tele, pero yo lo que veía era Las Tortugas Ninjas, Dragon Ball... Y no había Doctores Whoes ahí. Debía de ser tele de mayores.

- Sí...un buluque temporal... Lo que sea. - dije algo refunfuñón siguiendoles.

En mi mente, por otro lado, intentaba descifrar el susurro del niño de la cabaña. Tal vez si deberia haberme quedado un poco más a esperar la respuesta. Tal vez era importante...

Los niños avanzaron hasta entrar en el círculo de estatuas infantiles, pero no parecían encontrar el rastro de los niños. Por el contrario, las estatuas parecían en una disposición determinada, en círculos concéntricos en cuyo centro se hallaba un pozo.

Se oyó de nuevo la tierra al ser pisada y quizá jurarían que alguna de esas estatuas no estaban en su sitio, con una postura distinta mientras una bruma empezaba a cubrir el suelo.

Observo por todos lados para ver si los niños han seguido otro camino o que, y me fijo en el pozo, no debería, pero... ¿Puede que estén allí? Me acerco unos pasos cuando escucho el sonido de algo moviendose en la oscuridad, en tanto que la niebla se hace cada vez más espesa. Me decido en ir hasta el pozo y mirar, ver si hay algo allí.

Un escalofrío me recorrió la espalda cuándo nos acercamos a las estatuillas. Los niños no estaban, pero las estatuas eran...tan raras... Nos estaban observando, seguro. Aunque fuesen de piedra. Noté cómo algo se movía y me giré sobresaltado, pero no vi nada extraño. PEnsando que era un tonto por asustarme así, volví a mi posición original y vi a Hector acercarse al pozo.

¿Por qué siempre tenía que mirar, investigar y tocar todo? ¿No podía quedarse quieto?

- Hector...No hagas eso. - susurré en la noche, aunque el susurró me pareció que resonaba como un grito en una iglesia.