Partida Rol por web

David observa como Héctor comienza a abrir lentamente la puerta del bisbiseo. Le hace un gesto para que lo haga mas despacio. Si eran los mayores quizás podrían pillarles desprevenidos y devolverles el golpe.

Me acerqué a mis compañeros cogiendo la linterna con fuerza preparado para saltar en cualquier momento... Y para intentar no asustarme si los niños mayores salían de golpe. Moví la cabeza arriba y abajo lentamente para darle a Héctor apoyo... o vía libre, o lo que fuere.

La puerta chirría y muestra, bajo el haz de luz de las linternas un comedor polvoriento. Grisáceo, de mesas en las que se encuentran multitud de sillas apiladas con las patas dadas la vuelta y los respaldos suspendidos en el vacío al estar el asiento apoyado en la madera.

Hay un mostrador cuyos cristales antiestornudos se encontraban sucios, incluso rotos en algunos casos. En el silencio no se vuelven a oír bisbiseos, pero sí un tic tac de un reloj de pared redondo, situado en una de las paredes de la sala.

Marcaba una hora muy distinta de la que realmente era. ¿Cómo si no habían podido entrar con la luz del día? Desde luego no era tan tarde. Alguno de los niños contaba con un reloj de pulsera pero su reloj, extrañamente marcaba también esa hora.

Al otro lado del mostrador, un ruido de algo golpeando una plancha metálica. Era un sonido rítmico, casi siguiendo el tic tac del reloj. Era tan atronador en medio del silencio que parecía hacer vibrar el aire, levantando un confuso eco en todo el edificio, abrumando con su sonoridad.

Un comedor, vaya tenían de todo en este sitio, la verdad este sitio mola. Entonces me doy cuenta del reloj, que sigue funcionando y que tiene una hora equivocada, no hemos estado tanto tiempo ¿Verdad? Examino mi reloj y veo que da la misma hora y digo:- Chicos, pufff es tardisimo, pero como ha sido posible que estemos tanto tiempo. Eso si, los mayores se están currando la broma...-

Es imposible...¿Nos hemos quedado todos dormidos a la vez? Imposible. Algo raro pasaba con los relojes. El tiempo vuela si te lo estás pasando bien, pero aparte de no estar disfrutando demasiado no puede VOLAR tanto. ¿Y que era ese ruido? 

- Creo que están en la cocina... - dije intentando ignorar el hecho del tiempo.

Supongo que revisar cada sala cuenta- dice David. También a él le sorprendió que el tiempo hubiera pasado volando. A este paso se haría mas de noche en un pis pas, y no le gustaba eso. 

Asiente ante las palabras de Lucas y se encamina hacia allí. Haciendo un gesto con su mano, indica claramente que se acerquen en silencio. Si tenían suerte, les pillarían de improviso.

Por la puerta entraronn dos chicos mayores, de cabellos ondulados y piel tostada por el sol. Llevaban sendas camisetas blancas con el nombre del campamento en la espalda y en las manos portabann unas bandejas, como si fuera la cena. Al verles allí interrumpieron su alegre charla e intercambiaron miradas.
-¿Qué hacéis aquí? Es hora de cuentos en la hoguera,¡¡venga!!¡¡Llegáis tarde pilluelos!!-dijo uno dejando su bandeja en una mesa. Tras su voz, como un interruptor al encenderse llegan a ellos el rumor de muchas voces infantiles, algunos acordes de guitarra que transporta el viento.

¿Así que no eran niños mayores tratando de asustarnos? ¿Había de hechos niños contando historias? Pero... yo creía que esto estaba abandonado... Y por el estado de los edificios y las cosas...Debería. Si no, qué campamento más cutre y sucio. Al menos sería gratis, no creía que ningún padre pagase por eso.

-Eh... sí, ahora íbamos... - dije para salvar el paso con los chicos mayores y ver si Hector y David querían ir...o no.

Al ver a los chicos con traje de campamento me quedo un poco patidifuso ¿Que demonios... no esta esto cerrado? Al escuchar las voces no puedo más que decir:- Esto es muy raro, pero no parecen monstruos ni nada de eso, y la verdad es que tampoco pasa nada por escuchar un cuento de miedo ¿No?- La curiosidad me puede...

Se quedó sorprendido al ver a los mayores con aquellos trajes... aunque quizás se habían preparado de alguna forma para asustarles.

No veo porque no vamos a escuchar esas historias- dijo David. No se iba a dejar asustar así como así. 

Uno de los monitores guió a los niños y, según se acercaban hacia la salida notaron los cambios mientras una voz femenina cantaba con otros niños.

Los pasillos estaban limpios, libres de polvo o de suciedad, las puertas se encontraban sobre sus bisagras, abiertas cerradas... las ventanas no tenían tablones que sellaran sus cristales desde los que llegaba el resplandor anaranjado de las llamas.

Al abrir la puerta la brisa fresca de la noche acudió a la cara de los niños llevando con ella el olor de la madera quemada. Bajando el camino hacia el lago, más allá de la alambrada en perfecto estado, siguiendo las indicaciones de postes altos y bien señalados, se adivinaban las figuras de los niños con una monitora sentada junto a la lumbre cantando con ellos.

-¡Así que os habíais metido aquí!-rió la muchacha de cabellos color miel. Sin duda no llegaba a la veintena, tenía la piel tostada por el sol y se adivinaban en sus pómulos unas pecas oscuras que aniñaban su expresión- Menudos pilluelos. ¿qué tenemos dicho sobre asaltar las cocinas las noches de hoguera?-pese a la riña, el tono era ligero, cariñoso-vamos, sentaos, ¿qué tal si cantáis una canción cada uno?

Esto es cada vez más extraño, estos barracones no habían sido utilizados en años, además esos trajes son de monitores, como los de un antiguo campamento, que hace ya años no debería existir. Ahora nos encontramos rodeados de muchachos que no reconozco ¿Quizás son de otro pueblo? y de una muchacha que nos apremia para que cantemos, pero de perdidos al rio, eso si mientras canto me fijo en los rostros por si han salido en las hojas de solicitud que mire cuando entramos a este lugar.

Todo era raro...muy muy raro. Sí, en un primer momento me había parecido normalq ue en un campamento hubiese niños y monitores. Es más, todos parecían normales, no daban miedo, y eran simpáticos. Pero poco a poco mi cabeza me decía que había gato encerrado. Sí, ahora todo parecía nuevo y vivo, pero hacía tan sólo un rato estaba seguro de que todo estaba roto, viejo y abandonado. Además, lo de la hora... ¿De verdad era ya medianoche?

Cuándo la chica dijo lo de la canción hubo una que me vino inmediatamente a la cabeza, pero no dije nada, preferiría no cantarla, y sobretodo no bailarla.* Entonces Hector se puso a cantar, así que supuse que no pasaba nada. Mi canción era mucho más corta... Tan sólo lo repetiría 5 o 6 veces. Obviando lo de bajarme los pantalones, y sin mover mis pies, canté la canción en voz baja añadiendo el baile de los brazos.

Viendo que sus compañeros se comportaban con una normalidad absoluta ante la nueva situación en la que se encontraban, David deja de recelar y cuando termina de oír la canción de la yegua, no duda en cantar lo suyo.

Otros niños cantaron después que ellos mientras la hoguera calentaba sus caritas y sus manitas.

-Bien niños, es hora de ir a la cama, ¡vamos a los barracones!-dijeron los monitores incorporándose. Uno de ellos llevaba una carpeta y los niños formaron fila tras él, empujando a los tres amigos en su camino de modo que, cuando se quisieron dar cuenta, ellos mismos estaban formando fila.

Uno por uno pasaron por cada barracón y pasaban lista para que los niños entraran. En el segundo nombraron a los tres niños junto a otro crío de cabello rubio platino que caía sobre sus ojos de forma estrafalaria.

-Vamos, que la mañana llega muy pronto y nos espera un graaaan día-dijo uno de los monitores mientras cerraba tras ellos la puerta. Desde el exterior llegaba a ellos las voces apagadas de los otros niños y del monitor que pasaba lista hasta que todos estuvieron en su lugar.

El barracón tenía dos literas y el niño que había entrado con el trío se sentó en una de las camas de abajo, quitándose la camiseta para dormir mejor.

Me dejo llevar un poco sorprendido por como avanzan los acontecimientos, tras las canciones nos han llevado sin esperar a nuestras reacciones hasta uno de los barracones que deberían estar vacios. Miraba un poco asustado al niño, pero me atrevo a preguntar:- Perdona, pero tengo una pregunta rara ¿Que año es?- Ni pensar de dormir dentro de la litera, eso seguro.

Empujado por los niños y víctima de las circumstancias, no pude hacer nada antes de que los tres nos quedásemos atrapados en el barracón.

- ¿Es importante qué año es? ¿No es más raro que tengan nuestros nombres en una lista en la que seguro no nos hemos inscrito? Me quiero ir a casa, me voy a casa...- dije mientras intentaba infructuosamente abrir la peurta. Oh claro, la monitora había cerrado. 

- David, ¿crees que podemos salir por las ventanas? - Hector estaba un poco raro, preguntando años en lugar de intentar salir, así que era mejor hablar con David.

No lo se- responde David que en un instante se asustó por las palabras tan acertadas de Lucas- quizás pueda. Al fin y al cabo estoy delgado y creo que por una pequeña abertura podría salir. Habría que intentarlo. 

El niño abrió la boca para contestar algo, pero luego miró a los otros dos, alarmado y se puso una mano en los labios.

-¡Os van a oír!-susurró aterrado- si os cogen os castigarán, iros a dormir, no podéis iros de aquí-musitó con voz quebradiza, metiéndose en la cama aferrándose a las sábanas como si le fuera la vida en ello.

David, querido, si sales por la ventanita hazme una tirada ^^