Partida Rol por web

Justo donde había estado el Gigante un momento antes, encuentras una pequeña daga...

El gigante desapareció y sentí que algo cayó, no podía saberlo con exactitud pero acercándome hacía aquel lugar me agache para examinar, pero no tocar,  aquella extraña daga.

-Parece que el gigante nos dejó un souvenir...- les dije a mis compañeros esperando que se acercaran.

Alexander se acerco andando mientras mantenía aun su escudo de hielo, no quería volverse a ver rodeado sin protección como la ultima vez.

Respiro hondo mientras salgo de mi escondite. Me acerco hasta donde Artemias y observo la daga. Desde donde estaba, no había podido localizarla. 

- Me recuerda al otro trozo que encontramos con los cíclopes - digo recordando que Artemias es quien se lo quedó.

Anda, se ha ido de repente. Y ha dejado algo. 

-¿Donde esta la bestia? ¡No la veo! Grrrr...- Mïra se mostraba preocupada por tan repentino hecho.

No creo que deba bajar la guardia. Qué extraño...

Al notar como mis compañeros están más pendientes de ese algo que del gigante entiendo que no va a volver...

-¿Puedo echarle un ojo a eso?- Les pido a mis compañeros.

Me estoy pegando con el gigante cuando este desaparecer, ¿cosa de Yelena? se parece en algo a sus habilidades pero no puedo estar seguro. Antes de poder preguntar Artemias nos llama la atención sobre la daga.

Eso parece... ¿pero que esta ocurriendo? pregunto al resto sin saber ver la relación.

-Si, puedes, esta parte al menos esta completa, la anterior no- dije buscándola entre mis bolsillos a ver si era al menos parecida.

-Puedes ver algo? De todos modos si ya estamos mejor deberíamos salir de aquí, el lugar a donde tenemos que ir no esta lejos, aunque ya sabemos que causo esta destrucción-

La daga que ha encontrado Artemias concuerda perfectamente con la pieza que encontrasteis procedente del cíclope. 

Se trata de un arma sin filo y, por las runas, tiene toda la pinta de ser más de caracter ritual que como defensa. Su manufactura es muy, pero que muy simple, sin embargo es metal es raro... Tiene un extraño color morado... No reconoces de qué material está compuesto. 

- Sí, perdón - me disculpo -. Ha sido cosa mía. Mi intención era mandarle el cíclope a las tres hermanas, pero está claro que... no es lo que ha ocurrido. Dejadme que mire qué pasa en la cueva... Dadme un minuto. 

Según digo esto, cierro los ojos y me concentro en el espía. 

Intentas conectarte con el espía pero... No lo consigues...

De manera que o bien hay algo que bloquee tu cosmos o que, sencillamente, el espía ha sido destruido.

- Están bloqueando mi cosmos... Se han tenido que dar cuenta de que les estaba espiando - les digo a mis compañeros -. Tampoco tengo claro si he conseguido llevar al gigante a donde quería, o si se ha esfumado dejando eso - explico -. Pero creo que lo que mejor podemos hacer es avanzar hasta nuestro objetivo...

Apoyo los brazos sobre mis caderas. Sigo fatigada. Apenas hemos descansado. 

- ¿Os importa tomarnos unos veinte minutos de descanso y me contáis qué ha pasado durante la pelea? Me temo que me he perdido la mitad...

-Es una daga como habéis dicho... No tiene filo y las marcas que se ven me hacen pensar que es ritual. Es muy simple... y no se de que está hecha.- No es la primera vez que me encuentro con materiales que no había visto nunca, y esto empieza a ser muy raro.

-Está entera, y lo que tienes de la otra vez Artemias, es un trozo de la hoja de otra daga que concuerda con esta. ¿Puedes dejarme tu trozo para echarle un ojo a ambos?-

Estoy realmente intrigada...  

Coges tanto la daga como el fragmento que obtuvisteis del cíclope y empiezas a manipularlos.

En primer lugar te das cuenta que, la pieza del cíclope, tiene la misma forma que la hoja de la daga. La misma curvatura y el mismo color. De manera que ese pequeño trozo debe de haberse desprendido de una daga de similares características.

Las juntas varias veces, las haces chocar, pero parece que no notas ningún efecto o cambio al respecto.

Tras esto acercas la daga a tu armadura. Al no estar afilada no ocurre nada, sin embargo, el color del metal, tanto el de la armadura como el de la daga, empiezan a brillar... Más concretamente a parpadera, como si intentaran hacerse la competencia la una a la otra...

Por último, introduces parte de tu cosmos en la daga...

Al principio no pasa nada, pero luego, un leve cosquilleo te empieza a subir por el brazo hasta que llega a tu cabeza. Allí, movida por el simple instinto, cierras los ojos... Y es entonces... Cuando lo ves... O mejor dicho, te ven...

Unos penetrantes ojos rojos te observan desde la oscuridad más absoluta...

Rapidamente abres los ojos, volviendo a contemplar tu ambiente, pero sigues teniendo esa imagen en tu cabeza... Esos ojos que te observan de la misma forma en que un humano observa a una hormiga...

Sin poder evitarlo, un escalofrío te recorre la espalda. Sin darte cuenta sueltas la daga y caes de rodillas al suelo mientras te agarras la cabeza con las manos... Esos ojos... Quieres olvidarte de ellos... Sacarlos de tu mente... Pero no puedes...

Observáis como Mïra está manipulando tanto la daga como el objeto que encontrásteis tras derribar al cíclope.

Los maneja, lo acerca un poco a su armadura y se queda un momento quieta...

Tras esto, con un grito mudo, suelta la daga al mismo tiempo que se arrodilla y se lleva las manos a la cabeza. Todo su cuerpo se contrae y su piel se vuelve pálida... 

Me agacho rápidamente a su lado. 

- ¡Mïra! ¿Qué pasa? ¿Estás bien?

Observo la daga, pero para mí no es más que un trozo de metal. 

Había entregado ya ambos objetos a Mira, para que los examinara, aunque no me esperaba que pasara algo así.

En cuanto soltó los objetos los tomé y los guardé, para quedarme a la expectativa de lo que pasaba.

-Oye Mira, no es para tanto o si? Que te pasa?- dije evidentemente con poco tacto hacia preocuparme por otras personas.

Alexander se acerco a mira para comprobar la situación no podía dejar que las emociones le controlaran.
- Yelena ¿puedes hacer algo por mira?-