Partida Rol por web

La mañana resulta más fresca de lo esperado. Durante la noche una gran capa de nieve a tapado lo poco de suelo que se veía y congela hasta el último de vuestros huesos, especialmente los de la pequeña Rosallow que tirita en brazos del joven Ranëdhel.

Comenzáis el regreso por la senda por la que vinisteis pero esta vez el camino se hace interminablemente largo. El fuerte viento y la nieve os hacen pararos incontables veces, más si cabe a causa de la pequeña que lleváis a vuestro cuidado.

Cae la noche y todavía estáis lejos como para apretar el paso y llegar antes del alba; decidís descansar. 

Durante la noche el viento se calma y deja de nevar. Hacía tiempo que no dejabais de ver los copos blancos cayendo del cielo y eso os alegra. Quizá mañana el camino sea más fácil.

Y así es. La mañana amanece clara. Volvéis a ver el sol reflejarse sobre el blanco suelo y eso anima vuestros corazones para continuar vuestro camino.

Con la llegada del mediodía estáis merodeando por el lugar donde dejasteis a Belegilf y a Burlas. Escuchais el crepitar de un fuego y el relincho de un caballo. Es él, no lo dudáis, Belegilf ha montado una tienda de campaña y cocina unas perdices.

Tuavimai, veanor Belegilf!!*- digo saludando al hombre que trastea alrededor del fuego - Como ves, hemos vuelto, y aunque algunos misterios han sido resueltos - señalando a la niña, aún agarrada a la capa de Ranëdhel - otros sólo han empezado a dibujarse...

Pero dejemos esos asuntos para más adelante, Rosallow está agotada del viaje y las emociones, ha demostrado ser muy valiente - dedico una sonrisa afable a la niña - y a los demás no nos vendrá mal un poco de descanso.

Saludo con una sonrisa, pese a que los daños de mis heridas se notan en la forma de moverme y en que estoy un poco mas lento, no me he quejado en ningun momento de ellas, y he tratado de mantener las bromas todo el viaje, quiza algo de mas forzadas

En cuanto llegamos al encuentro de Belegilf, un olor invade el ambiente y mi estomago comienza a rugir amenazante.

Me alegro de haberte encontrado sano y salvo. Sonrio al encontrarme con el montaraz. Y me alegro aún más de que hayas cocinado.

A ver a su padre la niña corre y le abraza calurosamente. Burlas está recostado sobre la rueda del carro mercante que vistéis en mitad del camino. Belegilf ha levantado campamento en un lugar un poco más alejado del camino pero las pertenencias de ambos hombres están con ellos.

- Bienvenidos amigos, mellon como gustáis de decir vosotros los elfos - dice sonriendoos y manteniendo la mirada en Anäril - pues ahora se que puedo llamaros así, amigos.

Belegilf tuerce la mirada a Burlas y le dedica una cariñosa sonrisa. El hombre sigue un tanto magullado pero al menos está consciente y puede sonreir al ver a su pequeña.

- Cuídate pequeña - oís decir a Ranëdhel en un tono casi inaudible.

- Acomodaros y así podréis compartir con nosotros vuestra hazaña - dice Belegilf dejando caer sobre una improvisada mesa algunas perdices - hay para todos, no dudéis.

El tullido hombre se acerca como puede a la mesa donde Belegilf ha dejado caer las viandas sin perder de vista a su pequeña, ahora de nuevo con él.

- Os debo mucho. Nunca podré hacer lo suficiente para pagar lo que habéis hecho por mi - un par de toses denotan que el estado de salud de Burlas no es todo lo bueno que pudierais esperar - Rosallow es lo único que queda de mi extinta familia; perdela sería como perder todo lo que ha sido mío.

Me siento cerca de la lumbre y cojo un trozo de perdiz, contar historias es lo mío.

-Ha sido un viaje agitado; Llegamos a las ruinas al abrigo de la oscuridad e intentamos acercarnos sigilosamente para explorar los torreones y encontrar a la pequeña, desgraciadamente, en uno de ellos cundió la alarma, nos vimos forzados a combatir y en unos instantes tuvimos encima a todos los bandidos del campamento; Anäril y Carster cerraron el paso en la puerta del edificio donde nos hallábamos y mientras tanto Amrod y yo hostigábamos a nuestros enemigos desde la distancia; Pero eran demasiados, y los que estaban en la puerta pronto se vieron sobrepasados; Carster cayó bajo las espadas de tres guerreros y el cabecilla de nuestros enemigos se adelantó, pensando que la victoria era suya, pero desgraciadamente para él no contó con los filos élficos de Anärli, que acabaron con su miserable vida en un instante. Los bandidos que quedaban, desmoralizados por la pérdida de su líder, prefirieron enfrentarse a la tormenta que azotaba la noche que a la ira de el guerrero de ojos brillantes que tenían delante y huyeron. Entonces, mientras sanábamos las heridas de Carster, nos dimos cuenta de que Ranëdhel no estaba entre nosotros.

Cojo despreocupadamente otro trozo de perdiz y continúo con la historia:

-Al parecer se escabulló durante el combate y fué en busca de la pequeña por su cuenta. -Dirigiendome a Burias- Sin duda, a él has de agradecer doblemente la recuperación de tu hija, ya que cuando nosotros nos encontrabamos cansados y heridos por el combate, temiendo el regreso de los bandidos, regresó victorioso con ella en sus brazos, tras haber derrotado a la bruja que moraba en las las ruinas; Sané las heridas emponzoñadas que le había inflngido ese malvado ser y pasámos la noche en el torreón, descansando un poco antes de emprender nuestro camino de vuelta hacia aquí.

Cuando termino de hablar rebusco en mi morral, extraigo los dos botes misteriosos, y se los paso a Beregil.

-Por cierto Beregil, Ranëdhel encontró estos unguentos en el torreón de la bruja, tal vez tú sepas decirnos algo sobre su contenido.

Elerin ha expuesto la historia de una manera magnífica, aunque sorprendentemente más corta de lo que acostumbra - digo sonriendo - Pero me temo que a esa historia le falta el final - continuo con gesto serio y una voz que transmite preocupación - Belegilf, habrás de prevenir a tus compañeros sobre esos bandidos que escaparon, y en especial sobre esa mujer, que en apariencia es una poderosa hechicera. Aunque esté descubierta su guarida y se hayan visto obligados a huir aún pueden hacer mucho daño si no se les detiene.

Os acompañaremos a la ciudad si es vuestro deseo ir allí, lo cual parece adecuado pues Burlas no tiene buen aspecto, y necesita cuidados. Nuestro destino es incierto, o al menos yo no soy capaz de leer en él, y tal vez Fornoster, en su sabiduría, pueda ayudarnos a decidir el camino que debemos emprender a partir de ahora.

Belegilf asiente con la cabeza a Anäril:

- Efectivamente, buen elfo, en cuanto Burlas esté a salvo mi compañía se encargará de limpiar definitivamente esa zona, pero bien es cierto que ya hicisteis el trabajo sucio acabando con el lider asi que probablemente el resto no vuelvan a molestar.

Se gira hacia Elerin y coge los frascos que le entrega:

- No entiendo las palabras que nombran los frascos pero puedo decirte algo de este - dice señalando el frasco que reza "Urther" - he visto a muchas criaturas del oscuro reponerse de sus heridas con este negro ungüento asi que he de suponer que tiene propiedades curativas. No se de que clase, pero debe de tenerlas.

El montaraz vuelve la mirada a Ranëdhel:

- Joven elfo, he estado pensando sobre las palabras que dijiste antes de tu marcha y ciertamente temo la amenaza del este. El tal Gailhen del que me hablaste - hace una pausa rascándose la barbilla - ciertamente no hay nadie que responda a ese nombre en la compañía de Montaraces del Norte con lo que tus sospechas de engaño parecen fundadas. Algunos viajeros me han hablado de algunas extrañas actuaciones por una zona cercana a la que me hablasteis la última vez - dice mirando al resto del grupo - sinceramente, no me gusta nada lo que pueda estar pasando.

El montaraz para de hablar unos instantes mientras mástica un trozo de carne. Se le nota pensativo, quizá la sospecha de lo que pueda estar pasando en el este le haga pensar más de la cuenta:

- Amigos, no os voy a pedir que volváis al complejo de cuevas ya que demasiado habéis hecho ya por mi, pero mi compañía os agradecerá que así lo hagáis - os mira a todos y cada uno de vosotros - quizá una gran amenaza para la Tierra Media esté forjandose en aquellas cuevas y me gustaría estar prevenido. De todos modos, ya os digo que no tengo derecho a pediros nada y entenderé vuestra negativa.

Espera una respuesta antes de continuar:

- Y, no os preocupéis por Burlas, pronto estará recuperado y podremos pedir a algún mercader que nos lleve hasta Bree. Burlas es un buen hombre y tiene muchos conocidos en el gremio, será fácil.

- Me alegra saber que tanto Rosallow como su padre podrán llegar a salvo a Bree, ya que así nos lo aseguras montaraz.- Dirijo una mirada de cariño a la pequeñuela, que come con avidez quemándose los deditos, un trozo de ave.- Respecto a la petición que nos haces en nombre de tu compañía, yo iría gustoso, pero no me corresponde decidir. Mis compañeros han de sanar las más graves de sus heridas, y de sus rasguños- miro divertido a Carster, honrando su coraje con mis palabras - También deseamos consultar algunos de los recientes sucesos con la dama Fornoster, ya que sin duda ampliará lo que nos habéis dicho sobre esos ungüentos de hierbas, y quizás algo sepa sobre lo que nos atañe de estos bosques.

Me dedico a comer algunos trozos de codorniz. La petición de Belegilf me ha dado en que pensar, pues los recuerdos de la voz de la caverna y la mujer de las aves del torreón rondan ambos intranquilizando mi espiritu. Tal vez la afirmación del montaraz sea exagerada, pero no dudo en que tenga razón para ello.

-Ranëdhel dice bien, creo que todos necesitamos reposo en mayor o menor medida -Me aparto ligeramente la capa para que pueda verse una herida no muy profunda en el hombro, causada por el bandido que me atacó-  En todo caso, tal vez no sea necesario volver a las cuevas y la información nos llegue durante el reposo, en nuestra anterior visita encontramos unos escritos de un lenguaje desconocido que nuestro misterioso acompañante reconoció como la lengua oscura, en cuanto lleguemos a Bree quiero estudiarlos detenidamente, aunque si en verdad se trata de ese horrible lenguaje me temo escapa de mi entendimiento-Suspiro resignadamente, este conocimiento que en otras épocas me habría parecido inutil y absurdo, hoy se demuestra vital- Aunque yo no sea capaz de interpretarlo, probablemente en la casa de Elrond haya sabios que lo entiendan, de modo que si llega el caso creo que deberíamos considerar viajar a Imladris, me parece de vital importancia saber de qué tratan estos escritos.

Ningún rincón dejamos sin explorar en esas cuevas, aunque muchas veces a lo largo de las frías noches he pensado que tal vez el llamado Gailhen supo ver algo que nosotros no pudimos, y tiene intención de regresar al lugar si no lo ha hecho ya.

Sin embargo, no me opongo a volver a visitarlas...quizá encontremos algo y creo que es importante prevenir esa amenaza de la que nos advierte tu compañía. Volveremos, pero antes debemos recuperarnos de nuestras heridas y consultar con Fornoster, por lo que, si Burlas lo desea, él y Rosallow pueden acompañarnos de vuelta a Bree mañana mismo. Sin embargo, no debemos demorarnos allí, partiremos en cuanto estemos recuperados, si todos estamos de acuerdo, por supuesto...

Os mira a todos y agacha la cabeza. No parece decepcionado pero parece que hay algo que verdaderamente le preocupa de este asunto.

- Como os he dicho, no me corresponde a mi tomar esa decisión. Pronto me reuniré con mi grupo e iremos a explorar la zona pero temo que sea tarde - deja el trozo de ave que estaba comiendo y limpia sus manos - he oído historias de ese lugar y ninguna es buena agorera. No se, tenéis razón en que no sabéis nada de este asunto, pero quizá si supieramos algo sería porque es demasiado tarde.

Su mirada de nuevo os recorre a todos hasta centrarse en Carster:

- Valiente guerrero, dicen tus amigos que estuviste a punto de perder la vida por una causa que no era tuya. No es común en gente de tu pueblo y eso te honra. Déjame ver tus heridas y veré que puedo hacer - se incorpora y mete la mano en una bolsa de cuero para sacar unas hierbas.

En esas cuevas habia algo mas, no se que era pero no me importaria volver, no me gusta dejar esas cosas a la espalda

Miro al nuevo compañero y descubro algo mis heridas, aunque quitandoles algo de importancia

Solo fueron un par de golpes malos nada mas, y de todas formas no podia dejar a esa pandilla por alli, seguro que habrian seguido haciendo lo que no debian

- Bien parece que un segundo registro del lugar es la alternativa preferida. Aunque es posible que Gailhen o quien fuere ya hayan regresado de haberles sido preciso, pues tiempo han tenido, creo que nos vendrá bien ir allí.- El recuerdo de la mujer, con sus aves de ojos crueles, vuelve una vez más a mí mientras hablo.- La magia que percibimos en las cuevas, aún me inquieta, pues puede que tenga algo que ver con la de los bandidos. Tal vez Gailhen, los bandidos y los numenoreanos negros tengan alguna siniestra relación.

Todos los hechos que han ocurrido y que me temo están por ocurrir, deben de estar relacionados, como bien apuntas querido Ranëdhel.

Estamos ante una decisión complicada: ir a la cueva a inspeccionarla sin estar recuperados del todo o ir a Bree, recuperarnos, obtener algo de información y luego regresar a la cueva, arriesgándonos a que sea demasiado tarde.

Sinceramente no creo que sea una decisión que haya que tomar a la ligera.

Asiento a las palabras de mi compañero con gesto adusto:

-No te quepa duda que las tribulaciones sufre el norte en estos tiempos están relaccionadas; Largo es el brazo del señor oscuro y aún en estas tierras, lejos de su morada, su infuencia se deja notar: Los bandidos se multiplican, aparecen numenoreanos negros y los mercaderes honrados no pueden viajar seguros a la sombra del bosque. -Niego con la cabeza con tristeza y aparto mi mente de estos pensamientos-Pero, en cuanto al tema que nos ocupa, si los guerreros se sienten con ánimos para viajar de nuevo a esas cuevas, yo no veo más motivos para la demora, la información que llevo en la mochila puede esperar.

El montaraz se acerca a Carster y examina sus heridas.

- Estoy seguro que puedes llevar estas heridas sin inmutarte amigo, pero no serías de gran ayuda para el resto de tu compañía - dice mientras machaca algunas de las hojas.

El preparado huele deliciosamente. El olor os embauca y a algunos os recuerdan lugares lejanos. Cuando termina de machacar las hojas echa un poco del liquido obtenido en las heridas de Carster.

Sorprendentemente no duele, siquiera escuece, es más, el recorrer del liquido por las heridas deja una sensación de calma y mejora. La herida cicatriza a ojos vista.

- Estarás mejor mañana - dice mientras mete la mano en la mochila sacando un par de hojas más - os dejaré algunas más de estas hojas. Sólo tenéis que machacarlas y untar la herida con el líquido resultante. Si os notáis cansados podéis hervirlas y respirar el vapor.

Envuelve las hojas en un trozo de tela y se las da a Amrod:

- Estás en lo cierto, no es una decisión para tomar a la ligera. Estoy convencido de que decidiréis bien.

Cojo las hojas de buena gana y le hago un gesto de gratitud a Belegif, por su preocupación hacia nuestro estado de salud.

Creo que estas hojas estarán más seguras contigo Elerin. Guardalas con el resto de material de curación que llevas.

Por cierto Elerin, me siento un poco dolorido, quizá podrías utilizar algo de tu equipo para que me pueda recuperar del todo.

Creo que viendo la recuperación de Carster y llevando estas hojas con nosotros, el camino a seguir parece que se aclara un poco más. Por mi parte opino que deberíamos volver a la cueva.

Me acerco a Elerin le doy las hojas y dejo que eche un vistazo a los rasguños que tengo, para que intente curarmelos.

Yo también necesitaría de tus habilidades curativas, Elerin, si como parece vamos a emprender el regreso a esa cueva. Si todos nos recuperamos satisfactoriamente estoy de acuerdo en que no hay motivo alguno para no hacerlo. La entrevista con Fornoster tendrá que esperar a mejor ocasión.

Levantándome, me quito la cota de mallas dejando a Elerin examinar las heridas que provocó la refriega.
No tienen ya tan mal aspecto como hace dos días, pero aún así les vendrán bien tus cuidados.

Bien, si todos estamos decididos, sugiero que descansemos esta noche y partamos mañana hacia las cavernas. Debemos ir con sumo cuidado, si Gailhen y sus posibles aliados han decidido regresar allí, tal vez nos los encontremos, y si ese es el caso mejor que los sorprendidos sean ellos.