Partida Rol por web

Tras una larga jornada de camino el grupo llega al campamento que Belegilf ha preparado cerca del gran camino del este. Cuando llegáis es cercana la noche y el hombre está cocinando algo para cenar.

- Vaya, estáis de vuelta. Llegáis justo a tiempo, estaba terminando de hacer la cena, ¿tendréis hambre verdad? - dice mientras os mira complaciente.

- Hay comida para todos. Sentaos, estaréis cansados y después de comer podréis contarme nuevas sobre vuestra aventura.

Cansados en verdad, Belegilf - en mi voz se trasluce la verdad de mis palabras. Dejo caer mis pertenencias al suelo descuidadamente, y me siento al lado del fuego casi antes de saludar.

Extrañas nuevas traemos, y no buenas precisamente...pero tendrán que esperar - suspiro, resignado - no quiero parecer descortés, pero en este momento, estoy demasiado cansado para exponer nuestras noticias con claridad. Quizá alguno de mis compañeros tenga más energías.

Recostándome en el suelo, coloco una manta como almohada. Cierro los ojos confiando en que los demás sean capaces de organizar las guardias, y antes de dormir pasan ante mis ojos escenas de los acontecimientos vividos...

El señor de los dones, el portador de mentiras y el maestro del engaño. Su oscura mano traerá la sombra a esta tierra. Todo volverá a la oscuridad...y en el lenguaje de Feanor...¿qué puede significar?

- Bienhallado seas una vez más Belegilf.- saludo al montaraz con una sonrisa bien ganada-  Como te ha dicho Anäril llevamos mucho peso sobre los hombros, y nos vendría bien aligerar la carga con algo de descanso y alimento. Agradecemos pues tu compañía y los alimentos que nos ofreces.

Espero cortésmente a que el resto de mis camaradas vayan llegando y tomando asiento. Anäril ha realizado grandes esfuerzos y sufrido grandes preocupaciones por nosotros, merece un descanso. Tomo asiento cerca del montaraz, ayudándole a servir la cena. - ¿No hubo problemas durante el viaje de regreso con Rosallow y su padre Burlas, espero? Esa buena gente ha sufrido más de lo que debería en muy poco tiempo. - Hago una pequeña pausa probando el guiso del hombre, con clara satisfacción- No hemos hallado a nadie en nuestra búsqueda, pero tal vez lo que hemos echado en falta sea más inquietante que haberlo hallado.

Casi inmediatamente después de Anäril, dejo mis cosas en el suelo y a pesar de las ganas de hablar con Belegif y contarle toda la historia y las preocupaciones que rondan por mi cabeza, caigo rendido en el suelo.

No quiero ser descortés. Es más la comida huele que alimenta, pero ahora mismo no puedo más con el peso de mi cuerpo.
No obstante no la tiréis, más tarde, si mi cuerpo lo permite, daré buena cuenta de ella.

Mis ojos comienzan a cerrarse y caigo dormido con una imagen en mi mente, aquel dibujo del herrero no se va de mi cabeza.

Llego junto a los demas saludando con un gesto al montaraz, dejando caer mi mochila en el suelo y dejandome caer yo detras

El viaje ha sido largo, pero con eso que estoy oliendo seguro que en un rato estamos como nuevos

Parezco cansado pero un bastante mas animado, cosa que mejora algo mas mi humor

Al igual que el resto excepto Ranëdhel, quien me sorprende por lo despierto que parece pese a lo duro del viaje, estoy terriblemente cansado y me duelen ligeramente las heridas que no han terminado de sanar completamente desde la anterior batalla contra los bandidos. Me desplomo en algún lugar cercano al fuego y digo:

-Como puedes ver, Belegif, llegamos todos destrozados y no sólo por el viaje; Dentro de la cueva... Nos vimos obligados a enfrentarmos a un mal terrible, una gran oscuridad llevaba siglos instalada en lo más profundo de esas grutas y me temo que al limpiar la caverna de bandidos, sin pretenderlo, hemos liberado algo que debería haber permanecido enterrado hasta el fin de los tiempos. -Un escalofrío recorre mi espalda al recordar los horrores vividos en las profundidades y al pensar en los que nos esperan- Pero dejemos esos temas oscuros para la luz del día, cuando las sombras son estrechas y poseen poco poder. -Me recuesto sobre un arbol y suspiro- Lo mejor será que Ranëdhel te ayude a hacer la primera guardia, ya que parece que es el que mejor ha aguantado el trayecto, luego Anäril y yo, que no necesitamos mucho descanso, seguiremos el resto de la noche.

Descansáis...

Durante unos instantes el único sonido que se oye es el ulular del viento. Hace frio, las nevadas caídas los últimos días han terminado de decorar el suelo con un fantastico manto blanco. Aunque el manto que cubre vuestra mente no es precisamente blanco.

Tenéis muchas dudas y el pesar no os deja dormir. Lo habéis intentado sin éxito. Al menos habeis podido descansar la carga del viaje.

Parece que Belegilf tampoco está tranquilo. Siquiera se ha echado a descansar. Le habeis visto alimentando el fuego continuamente; sin intención de dormir.

- ¿No podéis dormir? Yo tampoco. Ardo en deseos de saber que es eso que tanto os preocupa. Hay algo que me dice que solo podemos contar con nosotros para dominar cualquiera que sea la oscuridad que habitaba esa cueva. Contadme amigos...

Me revuelvo inquieto en el lugar en el que me he apoyado, las tribulaciones sufridas estos últimos días dan vueltas en mi cabeza y me impiden descansar correctamente. Suspiro ligeramente y me dirijo a Belegif:

-Bueno... Si en verdad quieres saberlo, supongo que no hay ningún mal en contarlo, además, exponerlo todo en voz alta puede que nos ayude a poner en orden nuestras ideas o a ver las cosas desde otro ángulo.-Me aclaro la garganta y comienzo desde el principio- Supongo que recordarás la historia que te contamos sobre cómo nos encontramos accidentalmente en el bosque con un hombre que se hacía llamar Gailhen, este afirmaba ser uno de los montaraces del norte y solicitó nuestra ayuda para limpiar una cueva cercana de bandidos. Desde el principio sospechamos que Gailhen no era lo que decía ser, cuando nos lo encontramos estabamos luchando contra unos lobos que nos habían atacado sin motivo, el recien llegado les habló y éstos le obedecieron y nos dejaron en paz. Otro elemento extraños que nos hizo sospechar fue descubrir que los bandidos de la cueva no eran los típicos malhechores que asaltan caravanas de mercaderes, sino que eran extranjeros, numeroneanos negros venidos del sur los Vala saben a qué; Además, el cabecilla de los bandidos afirmó conocer a Gailhen y le acusó de querer robarle su "tesoro" para quedárselo sólo para sí; La guinda de todo ello fue ver en las profundidades de la gruta una extraña aparición, una mujer que pedía ayuda y que desapareció en un destello de luz. -Sacudo la cabeza con tristeza, ahora pienso que fuimos engañados miserablemente- Poco después nos separamos de Gailhen y volviendo al Bree desde la cueva nos encontramos con vosotros, os ayudamos a rescatar a la niña de manos de los bandidos y, a petición tuya, volvimos a encaminar nuestros pasos hacia la gruta.

-Nuestra siguiente visita a la cueva comenzó de un modo extraño... Las tumbas que habíamos cavado para los cadáveres de los bandidos habían sido abiertas y los huesos roído, además, una atmósfera maligna reinaba en el lugar, como si una presencia oscura hubiera pasado por allí recientemente; En el interior de la gruta nos encontramos con un Etten, uno de esos extraños trolls de dos cabezas, de su chachara consigo mismo dedujimos que había estado cazando a alguien y se le había escapado hacia el interior de la cueva, nosotros también le esquivamos, más o menos sin problemas, y nos dispusimos a explorar las profundides. Desde un principio notamos que algo extraño había ocurrido allí desde que nos fuimos, pese a que el olor a muerte reinaba en el lugar, los cuerpos de algunos bandidos que habíamos dejado allí habían desaparecido; Pero lo que más nos turbó fue que, en el mismo lugar que anteriormente vimos la aparición, se había abierto una puerta de oscuro aspecto y, pese a que no invitaba en absoluto a ser traspasada, entramos. -Hago una pausa para recuperar aliento, ahora viene la parte que me pone más nervioso- El interior era antiguo, tenía todo el aspecto de ser algún tipo de tumba y, por la capa de polvo, parecía no haber sido hollado desde hacía siglos, salvo por las huellas de una persona que nos guiaron a lo más profundo del complejo. No diré todavía lo que nos encontramos allí, ya que lo tenemos demasiado fresco, basta con que, después de muchas tribulaciones, llegamos a lo más profundo del subterráneo, un lugar en el que la presencia del mal en el ambiente practicamente se podía tocar, y nos encontramos ante un altar, en el que había escritas ominosas palabras en caracteres élficos pero lengua humana que anunciaban terribles desgracias para los pueblos libres si el mal que allí estaba guardado era liberado; Hecho que, al parecer, era justamente lo que había ocurrido, ya que fuera lo que fuera lo que había reposado en otro tiempo sobre el altar ya no estaba. Escapamos del lugar velozmente, sin detenernos a explorar otras habitaciones de la cripta, ya que no teníamos otra intención que escapar de la oscuridad que reinaba en el lugar. Cuando por fin salimos y la extraña puerta se cerró tras nosotros pensamos que ya había terminado lo peor,  pero todavía nos esperaba otra sorpresa, el troll que habíamos dejado en la entrada de la cueva, pese a ser pleno día, había salido al exterior, y en sus caras, ahora de piedra, se podía vislumbrar una expresión de profunda angustia... ¿Quién era Gailhen? ¿Eran suyas las huellas que seguimos? ¿Qué había en aquel altar y dónde está ahora? Son las preguntas que me atormentan y a las que espero encontrar respuesta en Rivendel.

- Es cierto que Gailhen actúa de modo extraño, pero con los numenoreanos negros muertos, no podremos averiguar nada más. Son hombres nobles caidos en la corrupción, quizás compitieran con Gailhen por encontrar el altar, pues es raro encontrarlos por casualidad aquí, y no parecían mal pertrechados como ocurriría si hubieran buscado refugio tras naufragar.- Ranëdhel se encuentra pensativo, mirando al cielo en busca de las estrellas mientras expresa sus pensamientos en voz alta. La historia de Elerin le está dejando entrever que el Destino les ha deparado algo más complejo de lo que él esperaba.- Y además esos bandidos de Erethin Tirin... la mujer no empleaba magia bondadosa, y sus medios no eran propios de gente noble. ¿Porqué habría de desear la muerte de Rosallow? Y esa escritura que empleaba, tan parecida a la de los papeles que Elerin recogiera en la cueva durante nuestra primera visita a sus profundidades... dudo que alguien en Bree pudiera descifrarla, aunque la dama Fornoster parecía esconder más sabiduría de lo que su apariencia denotaba. Aunque solo fuera por sus conocimientos sobre los mejunjes de plantas merecería la pena hablar con ella. Esas plantas y sus propiedades no deben ser conocidas por mucha gente.

Tras un profundo suspiro, devuelvo la mirada a mis acompañantes sentados y más reposados: -¿Que pensáis amigos, que podemos hacer para desentrañar todo esto? Buscar a Gailhen a ciegas sin auténticas pruebas sería inútil, aparte de no parecer alguien fácil de encontrar si no lo desea. Yo coincido con Elerin, deberíamos partir en busca del consejo de Elrond el semielfo.

Asiento con la cabeza cada palabra que cuentan mis compañeros. Una vez que han terminado, tomo la palabra.

Belegif, quiero hacerte una pregunta. Yo entré en una sala flanqueada por dos ríos de lava y al fondo se podía observar el dibujo de un herrero martilleando contra un yunque. La sola visión de esa imagen me hizo temblar y el temor se apoderó de mi cuerpo hasta que conseguimos salir de la cueva.

Miro la reacción de mis compañeros, ya que ellos no llegaron a ver el dibujo.

La pregunta es la siguiente: ¿sabes si esa imagen tiene algún significado concreto? Quiza tenga que ver con todo lo que está sucediendo y de alli podamos sacar una pista para empezar a buscar.

Un herrero martilleando un yunque puede significar muchas cosas...- incorporándome sobre un codo, aún acostado como si el cansancio aún no se hubiera ido del todo - y más para Elerin o para mi, que hemos visto forjar tantas cosas...

Hago una pausa, como si realmente estuviera viendo fragmentos de mi pasado.

Si esa imagen estaba colocada en un lugar de tanta malignidad, y te provocó tanto temor, quizá lo que forjaba fuera tan terrible como la inscripción daba a entender. No es bueno hablar de esas cosas en la oscuridad de la noche, y menos en un lugar tan expuesto - añado, mirándo alrededor - yo creo...creo que un destino nos ha sido impuesto, que el mal ya ha comenzado a moverse y no debemos equivocar nuestros próximos pasos, o podría ser demasiado tarde para detenerlo.

Hablemos primero con Fornoster, averigüemos todo lo que podamos en Bree, que está tan cerca. Si lo que descubrimos no nos satdisface, pensemos entonces en emprender el largo viaje que nos llevaría a las estancias de Elrond. Esa es al menos mi opinión, aunque no tengo más criterio que ninguno de vosotros.

La mirada de Belegilf se torna compungida y sus ojos muestran el horror y la sorpresa de oir vuestra historia. Inclina la cabeza a ambos lados demostrando la preocupación que fluye dentro de él.

- Tiene razón Anäril. Rivendel queda muy lejos y no creo que dispongamos de ese tiempo. Conozco un sabio elfo versado en la antigüa historia de Eriador y se donde encontrarle. A tan solo tres días de camino al norte - propone Belegilf.

- No conozco a la dama Fornoster de la que habláis pero dudo que su conocimiento llegue tan lejos como el de Maenist, el gran sabio elfo.

Alimenta un poco más el fuego, pensativo.

- Iré con vosotros hacia el norte en busca de Maenist. Ahora deberiamos descansar amigos, no me gustaría que el mal jugara con nuestro cansancio. Mañana partiremos, al alba.

- Así sea. Tras estos oscuros pensamientos, resultará más tranquilizador mantener a alguien vigilando mientras los demás duermen. Yo velaré vuestro sueño estas primeras horas compañeros, pues aún puedo resistir mucho antes de que el agotamiento haga mella en mí. - Ranëdhel elige un lugar desde el que pueda vigilar cómodamente el campamento, con un árbol detras contra el que apoyar la espalda mientras puedaobservar desde allí un amplio espacio entorno al grupo de durmientes.

Carster ha permanecido en silencio durante la mayor parte de la conversacion, la verdad tantas cosas le superan, tantos nombres que no conoce, sabios elfos, leyendas... incluso un herrero, no e ssu ambiente, el necesita un enemigo y un arma, el resto es demasiado complicado, el cansancio todavia es patente en la mirada del guerrero, asi que asiente a las palabras de Ranëdhel

Despiertame si crees que pasa algo o cuando necesites relevo

Este hombre inspira confianza - pienso examinado con atención a Belegilf - muy al contrario que Gailhen. Supongo que debemos confiar en él, aunque han sido tantas las trampas sórdidas a las que nos ha expuesto el enemigo que eso resulta dificil.

De acuerdo, Elerin y yo haremos las siguientes guardias - digo a Ranëdhel - avisa en caso de que notes la más mínima cosa extraña - añado, justo antes de volver a recostarme y entrecerrar los ojos.

No me gusta demasiado que Ranëdhel haga guardia en solitario, pero estoy tan cansado que deberá ser así...confiemos en que no ocurra nada.

Enarco las cejas con sorpresa:

-¿Un sabio elfo versado en la hisotoria de Eriador vive en las cercanías? Ciertamente, nos ahorraría el largo trayecto a Rivendel y sería un placer conocer a alguien versado en tiempos antiguos. -Mi mente vuelve a lo que ha dicho Amrod sobre el dibujo que había en la sala, una pieza más para el rompecabezas- En lo que a mí respecta, las palabras de Amrod me confirman que, fuera lo que fuera lo que antes estuviera oculto en la cripta, proviene del antiguo reino élfico de Eregion, donde yo viví tiempo atrás y también lo hicieron los mejores artesanos y herreros élficos que ha visto la Tierra Media desde los días antiguos; Tal vez Maenist haya vivido también en Eregion y sepa a qué nos enfrentamos exactamente.-Me vuelvo a recostar, vencido por el cansacio- Mañana lo veremos.

La noche es fría, muy fría. Tanto que la mañana amanece con una nueva capa de blanca nieve cubriendo la poca hierba que empezaba a dejarse ver.

Un leve viento amenaza una tormenta el día de hoy pero la sed de conocimiento os hace partir rápido. Levantáis el campamento y comenzáis el viaje al norte.

La noche ha sido muy tranquila y los inicios del viaje parecen no ser demasiado problemáticos.

Ranëdhel os avisa de que una fuerte tormenta se acerca y que debéis ser rápidos antes de que os pille a medio camino.

Belegilf os insta a seguir, no queda mucho y quizá podríais llegar antes de que os soprenda la tormenta.