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Hoy, lector, vas a hacer un viaje en el tiempo. Sí, así de simple, sin magia, sin máquinas, vas a abandonar la comodidad de tu sofá y a correr aventuras en un mundo pasado, en un momento en que, según uno de los grandes de la Espada y Brujería, Robert Ervin Howard, todo se dirimía a base de combates y hechicerías. Hoy vas a visitar la era hybórea, la era en la que vivió uno de los más grandes personajes creados por la pluma del maestro tejano, aunque no lo vas a conocer: te vas a encarnar en un bárbaro de las lejanas colinas del Norte, un joven aventurero que, cansado de las grises tierras en las que se desenvuelve habitualmente su vida, decide un buen día abandonarlas y ver mundo.
Lástima que el mundo en esa época sea muy azaroso: te ves embarcado en muchas y variadas historias, tienes que luchar por tu vida una y otra vez, te ves enfrentado a todo tipo de situaciones críticas, y acabas aterrizando en la que será la aventura que vas a vivir hoy, una historia entre los montañeses de las grandes montañas Himelias, las más altas del mundo, al norte del reino de Vendhya, tierra de selvas y tigres.
No te entretengo más, lector, pasa la página y comienza a desentrañar los secretos de una era no soñada, de una intriga en la que se dan cita princesas, conspiradores, brujos y, como no, sangre a raudales...
Eres un digno hijo de tu raza: grande, fibroso, un excelente luchador que ya ha adquirido un cierto bagaje a lo largo y ancho de tus andanzas por tierras hiborias, kushitas y orientales. Has aprendido, a base de recorrer los reinos cultivados, que tienes que tomar medidas rápidas para comerte el mundo, tal y como pretendías en un primer momento, so pena que el mundo acabe por devorarte a ti. Y así, con tus características de guerrero, de herrero mediocre y poco más, no tardas en descubrir lo que el futuro te tiene reservado: mercenario, soldado, ladrón, líder de hombres... Quién sabe lo que te depara el futuro.