Partida Rol por web

Con Syria y Tobías siendo los únicosn que ayuda, bajar las estatuas es algo laborioso y pesado. Syria baja a Ennoia sin complicación, así como Tobías toma a Veddartha, pero el resto son complicadas de portar entre humanos. Había que bajar unas escaleras con ellas, no había posibilidad de un toro mecánico bajando hacia el búnker, por eso había sido tan complicado amueblarlo entre otras cosas.

Setrakian no perdió tiempo en mirar bien las estatuas, con una expresión de asombro nunca vista por los presentes. Las toco y asintió cuando Danica dijo que estaban vivas, pues lo sentía. Su presencia atraía toda la atención, pero el tacto confirmaba que estaban vivas, de alguna forma. Como tocar un árbol, sintiendo que bajo aquella corteza dura e inamovible había vida.

-Sí, a la cámara acorazada será lo mejor. Tratadlos con cuidado… Y respeto- lo segundo le pareció más importante que lo primero. No pensaba que se pudieran romper, pero aquellas no eran estatuas, no habían sido esculpidas por nadie.

Tras un buen rato de trabajo y bajada hacia las entrañas de la tierra, llegando a la cámara acorazada para dejar las estatuas en su interior. Allí fueron colocadas y allí Setrakian miró a los humanos.

-Habrá que vigilar y habrá que hacer turnos, no sabemos si puede despertar alguno más- dijo como instrucciones al resto. –Vosotros dormiréis en otro lugar- determinó para los nuevos vampiros.

El aura de Damon es el doble de grande que cualquier aura que hubieras visto. Los colores de su aura es como si se pelearan entre ellos, como si en su interior hubiera un debate interno difícil de describir.

Los colores de su aura estaban a veces en sintonía y a veces en guerra abierta, pero lo más raro de todo eran las motas negras. A veces eran solo puntitos y otras eran como una tela de araña que ocupaba todo. Algo no iba bien con Damon, o más bien con su interior. Ese color negro no lo habías visto nunca antes.

Un escalofrío recorrió a Svass cuando escuchó aquello de que estaban vivas y había que tratarlas con cuidado. No le gustó nada aquello y le tocaba apencar con la bajada de las estatuas. Sin duda fue un tanto tortuoso, las condenadas pesaban muchísimo sumado a lo angosto del lugar. Escaleras, esquinas imposibles y más de una situación de lo más absurdo con los típicos "gira gira, no no, para el otro lado" etc.

Finalmente llegaron al sitio, y Svass sudaba profusamente, el rostro lo tenía bastante enrojecido pero el Ukraniano había dado el tipo, era un hombre fuerte y resistente y se le notaba. Cuando Setrakian habló de hacer guardias, él no dudó - Yo puedo hacer la primera guardia - dijo prestándose voluntario. No tenía ganas de quedarse en su camastro toda la noche o gran parte de ella. Al menos ahí lo vería venir con insultante facilidad; solo que no podría hacer nada.

Durante el rato que tardaron en transportar las estatuas Danica se dedicó a vigilar a los humanos, controlando que no las golpeasen con las esquinas ni las dejasen caer. De tanto en cuando les echaba una mano para elevarlas en algún momento concreto, pero estaba centrada en cuidar de que no le pasara nada a ninguna de ellas.

Iba en silencio. Algo había dejado pensativa a la exploradora y su mirada se escapaba cada poco hacia Damon, con el ceño levemente fruncido en gesto de extrañeza. Cada vez miraba después a Collins, como si quisiera decirle algo con los ojos. Cuando llegaron a la cámara acorazada y Setrakian dio sus instrucciones, ella llevó sus ojos hacia las estatuas. No le gustaba la idea de dejarlas ahí, por mucho que los humanos fuesen a cuidar de ellas. 

—¿Y no podemos dormir con ellas? ¿Este sitio no está protegido de la luz? —le preguntó al anciano, mirando hacia arriba y hacia los lados, en busca de resquicios que pudieran dejar pasar los rayos malditos del sol. 

No esperó respuesta antes de ponerse en movimiento hacia Damon. Al llegar junto a él enfocó su mirada a su alrededor, contemplando su silueta, y su ceño se frunció de nuevo. No entendía lo que veía. Tampoco había entendido lo que había visto en el viejo, pero esto la inquietaba más. Al fin y al cabo se trataba de uno de los suyos, significase eso lo que significase.

—¿Qué es lo que tienes? —preguntó al fin, buscando su mirada para bucear en sus pupilas con cierta preocupación—. ¿Qué está pasando en tu interior?

Damon, Danica, Duch o Richard pasan de ayudar a bajar las estatuas. Ya estaban empezando a creerse más poderosos e importantes que el resto. Cómo se lo tenían de subido... y sólo porque usaban el poder de la Sangre para obtener adoración. No les adoraban por lo que eran, sino metiéndose en sus mentes y obligándoles. Que falsos. 

Acabamos llevando las estatuas a la cámara y Setrakian dijo de que las guardaran. Tenía que saber que así sólo conseguiría nuevos vampiros, en cuanto eligieran a alguien aceptable para ellos. Pero no se lo voy a decir, él sería perfectamente consciente. 

Nos dice de ir a otro sitio —De acuerdo, pero tendrá que estar también protegido del sol —le comento— Por el día nos cuesta mucho movernos y su luz nos afecta —sabía que había multitud de habitaciones en aquellas cavernas. Danica mira a Damon como si le pasara algo y comenta de proteger las estatuas... Teníamos que confiar en los humanos. Por el día daba igual que durmiéramos con ellos o no. Y la confianza se hacía en primer lugar no mostrando o dando lugar a lo contrario. 

No sabía muy bien lo que pasaba por la cabeza del resto como para no ayudarnos a bajar a los hermanos. Acabaríamos antes y evitaríamos el riesgo de algún accidente innecesario al dejaros en manos de los humanos. Pero lo cierto es que no hay tiempo que perder y menos para discutir.

Laboriosamente bajaron las estatuas hasta una cámara en el interior del bunker. Danica observa por un momento si por allí puede haber filtraciones de luz, pero lo cierto es que parecía mas que dudoso, pues debían estar a una profundidad considerable. 

- ¿En que lugar? - inquirió al viejo, cuando decidió que dormirían en otro lugar. Su miraba irradió cierto matiz de desconfianza. 

Y en mitad de todo eso, tiene que mirar hacia Damon cuando Danica dice aquello.

Richard tenía la mirada clavada en Danica, aunque a veces la llevaba hasta Damon, que ahora era el centro de atención. Sonreía observando, zalameramente, hasta que se giró de nuevo hacia Setrakian.

¿Y donde es ese lugar? No requiero lujos, pero sí tengo… exigencias. – Pareció dudar en si usar esa palabra u otra - No quiero una simple cámara acorazada que se pueda cerrar desde el exterior dejándonos atrapados. Sé que es demasiado pedir habitaciones que solo puedan cerrarse desde dentro, pero al menos que sí puedan abrirse desde el interior. Y si son individuales o dobles, mucho mejor. No quiero pasarme el resto de mis días en una fiesta pijama con todos ellos, de bodegas a almacenes.

Setrakian asiente al ofrecimiento de Svass y asigna a la ronda a Shadow también y a otro de los militares con los que contaban en el búnker. Estaban bajo tierra por lo que el sol no llegaba a las estatuas, ni a nadie. De hecho los suplementos de vitamina d eran necesarios en la dieta en el búnker.

-Están bien- dijo Setrakian sobre la protección. –Estamos en un búnker, está todo protegido del sol- les recordó y luego negó a Danica sobre lo de dormir ahí. –Hay una habitación que ha sido acondicionada para vosotros. Se abre desde fuera y desde dentro…

Las exigencias de Collins les hicieron arquear una ceja. Sin duda no habían vuelto los mismos valientes que había mandado a Lesbos. Ahora tenía un montón de seres desconfiados y que parecía que se sentían atacados por cada palabra que decía, casi diría que Lesbos le había devuelto una panda de adolescentes protestones con un poder inimaginable.

-Os enseñaré vuestra habitación, dormís todos juntos y no es una bodega- negó ligeramente y salió, dejando a Svass, otro soldado y Shadow allí a solas con las estatuas.

Guió al resto a una habitación más cómoda que las últimas en las que estuvieron. Parece que habían renovado las estancias y que seguían en ello, los pasillos de aquella zona olían a madera cortada recientemente y pintura.

-Aquí dormiréis, no os molestará nadie y no tendréis ningún problema con el resto. Seguiremos hablando mañana por la noche. Os dejo- miró al resto una última vez y les dejó con sus preguntas y dudas, que parecían ir dirigidas a Damon.

Svass asintió y se puso cómodo en cuento tuvo la ocasión. Miró silencioso a Shadow y al otro militar que los acompañaba. No quiso posar sus ojos en las estatuas más tiempo del debido, cada vez que lo hacía le recorrían escalofríos y las palabras de otros volvían a su mente, recordándole que estaban vivas.

Se encontró deseando a su infructuoso pasado, donde era nadie, donde la vida parecía normal a pesar del dolor y su vileza. Aquello lo estaba superando, y su más que entrenada mente para soportar el estrés amenazaba con derrumbarse.

Damon observó en silenció cómo los soldados se quedaban a cuidar unas estatuas que no necesitaban protección y que, de estar en peligro, solo podía ser uno que un puñado de humanos no podría enfrentar.

Todos sabían lo que iba a pasar y, sin embargo, a nadie la parecia que Setrakian fuera un monstruo. Nadie puso inconvenientes, nadie habló.

El viejo no ponía vigilancia. Ponía carnaza.

Setrakian se desvalaba como el monstruo manipulador que era. Había mandado a su grupo a Lesbos exactamente a lo mismo: a ser carnaza. Y puede que buscara lo mismo ahora, de forma consciente o inconsciente. Sabía que estaba poniendo en peligro la vida de unos humanos, lo que, en realidad, no le convertía en mejor que ninguno de ellos.

Solo por eso merecería la ira de las víctimas.

Pero es que allí nadie parecía sentirse víctima de nada, porque esos cuerpos ya eran y no eran al mismo tiempo.

¿Puede una mariposa odiarse a sí misma al desplegar las alas?

Damon sonrió a ver aquello y quien sonreía era Saulot. Porque, en realidad, por mucho que Setrakian se pretendiera el titiritero, ¿sabía qué hilos estaba moviendo? Saulot hablaba y revelaba. El viejo los mandó a Mitilene, pero aquella no era más que una pieza de todo el puzle. Porque la llamada de esa búsqueda venía del otro lado, como estaba escrito, y Setrakian no es que hubiera puesto su dedo sobre unos y otros. Es que no tenía más remedio que haberlo hecho. No era más que otra pieza, la que llevaba a Saulot a reunirse consigo mismo más allá de las eras.

Y ahora, el viejo pretendía erigirse como el señor de los olímpicos sin esperar que los dioses pensaran en su nueva realidad.

Doce tronos con doce olímpicos. Doce rostros, doce arquetipos. El lado humano del psiquiatra Damon asentía a medida que la niebla se abría mostrando nuevas facetas y nexos entre el ayer y el hoy. Doce arquetipos, doce formas fundamentales. Damon entendió. Jung había vislumbrado buena parte de la verdad al definir los arquetipos. Pero había fracasado al pretenderlos meras imágenes. No lo eran. Eran realidadades. Ahí estaban, ante sus ojos. El Ánima, la Madre, el Héroe, el Sabio, el Embaucador, el Niño Eterno... Los arquetipos estaban ahí. Él era uno de ellos. Dos de ellos.

El Santo y la Sombra se abrazaban y conversaban en Damon.

—El privilegio de una vida es convertirse en quien realmente eres.

Se había echado en una de las nuevas literas. Saulot no anhelaba lujos. Lucian no pensaba en luces ni brillos. Solo acariciaban con ternura el dorso de la mano de Danica.

¿Qué está pasando en tu interior?, había preguntado ella en algún momento.

—Una feliz batalla.

El nuevo traería nuevas visiones y nuevos hermanos.

Collins dijo algo obvio. Como siempre, en vez de esperar, se anticipaba. No reveles vulnerabilidades. A ver donde nos mandan y luego ya nos quejaremos. Toda la información que le des a Setrakian...

Setrakian le miró como debía y nos guió a unas habitaciones pasables. Luego se marchó. Todos se quedaron callados. 

—El viejo había pensado esto desde el inicio, ¿Verdad? No se me ocurre otra cosa. Ante la desaparición de la raza humana decidió arriesgarse a traer lo que seamos. 

Ahora todos dirán tonterías crípticas sobre lo que somos, destinadas a aparentar, porque están tan perdidos como el que más. 

—En fin, en unas horas saludaremos a los nuevos hermanos y supongo que entre todos podremos reunirnos y decidir que hacer. Por cierto, Damon, ¿Qué pasó con Heikki? ¿Nos lo vas a contar o ya lo sabemos?

—Ya lo sabéis. O deberíais. No era digno.

Quinn planteaba lo evidente sobre Heikki y sobre Setrakian. Ni uno era digno de su destino ni el otro era un salvador. Setrakian movía engranajes y creaba víctimas sin pudor. Cabía preguntarse si con la finalidad que invocaba.

Mientras conversaba con sus compañeros, Tobias miraba las paredes de su refugio en el Bunker. 

Se encontraron con unos aposentos nuevos, algo que no habían visto la ultima vez que sus pies tocaron aquella tierra. Eso y las palabras de Tobias le hicieron quedar un momento pensativa. ¿Todo orquestado por Setrakian? ¿Las habitaciones nuevas no eran casualidad? Quizá ir por ese camino era rayar la paranoia. Bien es cierto que aquel mortal no era como cualquier otro, pero sus reacciones anteriores no delataban algo así. 

- A juzgar por su reacción al vernos, él no esperaba algo así. Pero quien sabe... En cualquier caso, debemos darle gracias - apuntó al comentario de Tobias, que añadío algo más cuando el viejo se hubo marchado.- - ¿Pensáis que serán abrazados? - digo ante lo de ver a nuestros hermanos la proxima noche - Había más gente en esa cueva y solo fueron escogidos unos pocos, quizá no sea tan arbitrario, no podemos estar seguros. 

Las atenciones se centran entonces en Damon, que parece reposa en una de las litera. 

- ¿Después de todo también vamos a tener que reposar con un ojo abierto? - añadió con gravedad al asunto. No era nueva la certeza de que los vástagos bien debíamos cubrirnos las espaldas unos de otros. Pero ahora, siendo tan pocos, en esta situación, esto no hacía mas que echar piedras en nuestro tejado. - Creo que es lo que menos necesitamos ahora.