Partida Rol por web

No le quedó más que asentir al razonamiento de Tobias acerca de los motivos de la falta de información por parte de Setrakian y demás desinformaciones. La propia mortal acaba confirmando que el viaje a Turquía fue después de su propia partida. Así pues, no tocó más el tema de desconfianzas varias... Tampoco eran muy útiles a estas alturas.  

- Podíamos... – contesta a Oliva, ante su duda de si podían fingir cualquier función vital- O casi todas... - trató de echar la vista atrás, dentro de la madeja de recuerdos confusos. Recordaba poder simular el latido del corazón, la recirculación de su sangre estanca, también había fingido... ciertas manifestaciones masculinas bajo el pantalón - Habría que probar.... Qué lástima no tener miembro viril.... - dijo en voz alta, no sin cierto deje pícaro en su voz. - ¿Quieres una muestra de saliva? - propuso- Sería interesante analizarla.  

Luego Tobias hizo algo que la descolocó. Hizo acopio de una bolsa de hemodonación... y se acaba bebiendo aquello. 

- ¿Funciona? ¿no sabe a rayos? - se acercó para oler aquella bolsa aunque ya estuviera vacía.- Tengo claro cual es la misión... - acaba diciendo. 

Svass, que había estado rodeando al mecánico, se quedó, finalmente, entre el y la puerta. Seguía con esa actitud conciliadora y realmente no sabía muy bien que quería, recordaba la ultima conversación con el profesor y estaba seguro de que no se tomaría a bien lo que acababa de suceder, por mucho que el propio Svass no fuera consciente de lo acontecido. 

Miró a los otros dos que estaban tan consciente como él y que habían sufrido la transformación. Los miró tratando de hacerles ver que necesitaba ayuda para salir airosos de esta situación, aunque finalmente se rindió dando cuenta de que poco a nada podría hacer para ocultar lo sucedido, ¿ganar tiempo? no estaba seguro de ello. Suspiró con fuerza y se apartó - ve y avísale - dijo escueto, ahora bien, en cuanto se fuera, él saldría en la búsqueda de los regresados, los otros dos... que se cuiden de si mismos. 

Aún con la confusión agitando con rapidez sus alas dentro de su cabeza, Patricia asintió al hombre con el que hablaba cuando este quitó importancia a su insulto. Luego permaneció escuchando la conversación, dubitativa. ¿Podía meterse en problemas si la alguien veía lo que había pasado ahí? Seguramente. Pero ella creía en la justicia, y en que la gente peligrosa estaba mejor vigilada. Ella no tenía nada que ocultar. Sin embargo, lo otro que había dicho... Los recién llegados. Si alguien tenía respuestas, eran ellos.

—Sí, lo mejor será ir a la enfermería —convino antes de mirar a los otros rápidamente—. Quizá también deberían hacernos análisis a nosotros. O las pruebas que sea.

Tras esas palabras hizo un gesto al mecánico y abandonó la habitación, esperando no hacerlo sola. Se quitó de inmediato la chaqueta, esperando que la camiseta no estuviera también llena de sangre y no ir dando la nota por los túneles y pasillos. Dudó si hacer lo mismo con los pantalones, pero finalmente decidió darse prisa e intentar evitar a la gente. Y si se cruzaba con alguien, bueno... Intentaría pasar desapercibida.

La otra vampira seguía los hilos de pensamiento. —¿Miembro viril? La verdad es que se llena de sangre y a poco que controles puedes llenarlo o vaciarlo. Claro que con alguien... o varios "alguienes" atractivos delante es más fácil —bromeó a su vez Tobías —Pero la sensación, el éxtasis cuando muerdes a alguien es muy parecida al acto sexual. Quizá por eso es así en tantos mitos y leyendas. 

Syria ofreció una muestra de saliva. —Que buena idea— dijo Tobías —¿Crees que ahí estará la sustancia que cierra las heridas? —Le pasó otra bolsa de sangre—. Prueba, no está tan caliente como de un humano, pero sabe más o menos igual... es como comer un filete frío, no apetece ni la mitad, pero seguro que te llena el estómago. 

Y sí, Syria era la única... la única de la que estaba seguro que tenía en mente la misión. El resto... a algunos se les iba. 

Konstantin no dijo más, mantuvo una expresión severa y sólo hasta cuando otros coincidieron en que debía dirigirse a la enfermería, asintió con suavidad. -Lo que haya pasado aquí, podéis esclarecerlo. Os lo agradezco- dijo con cierto aire de dignidad que le costaba definir de dónde había salido.

Con Patricia saliendo, caminó detrás de ella. -¿Miss... Miller?- preguntó, como haciendo memoria. -Iré con usted. Temo que si mi salud es tan frágil como asumo, lo más seguro es no ir sólo y desmayarme en alguno de los túneles- explicó con poca ceremonia y con la neutralidad que sus palabras obtenían gracias a su acento ucraniano.

Caminó un momento en silencio y luego se decidió a preguntar. -¿Usted tampoco recuerda lo que sucedió?- preguntó finalmente sin indirectas, mirando hacia el frente, y agarrándose preventivamente el pecho, como si pudiese evitar algo peor teniendo un rígido control de los latidos de su corazón a través del tacto de su mano derecha.

Le hizo gracia el comentario de Tobias, tuvo que reírse y terminar de sacarle punta el tema con un comentario fuera de tono. 

- Luego le preguntamos a Setrakian que le parecería una orgía en su bunker para hacer unos testeos... - dejo de buen humor, buscando una placa petri, un tubo de ensayo o algo donde poder soltar un pequeño escupitajo.

Luego, aun de buen humor, se acercó a coger la bolsa de sangre fría que le tendía. El tacto plastificado y frío se alejaba bastante de su idea de algo apetecible, pero se atrevió con un pequeño trago. Paladeó. 

- Diría que es más como beberse un café de máquina de pasillo, tras catar el producto de un buen barista... - añade al tema, con sus sentimientos encontrados.

Danica frunció la nariz al escuchar la respuesta del anciano, con algo de fastidio, pero al final asintió con la cabeza. 

—¿Dónde está la vampira que mencionaste? —preguntó entonces, dando un giro a la conversación—. Eudoxia. ¿No está en la base? No la conozco, pero saber de dónde ha salido podría ser de ayuda. —Aunque no parecía que estuviese preguntando por el lugar donde la habían encontrado, sino de una procedencia más antigua y profunda—. Creo que saber cómo es el Máster tal vez podría despertar nuevos recuerdos. Necesitamos averiguar quién es y qué es capaz de hacer.

Olivia tenía que reírse con Tobías y Syria, los había tratado como si fueran dioses hasta ahora pero en realidad eran bastante como antes. O eso podría decir ella, que aunque no tenía facilidad para el contacto con otras personas podía hablar con ellos con naturalidad.

-Uy sí- dijo respecto a tomar muestras y les tomó muestras de saliva a ambos, casi se sonrojó cuando le hablaron. Mientras tomaba muestras seguía contestando a Damon para saciar su curiosidad. –Pues se llamaba Eudoxia, hablaba una lengua un tanto extraña y debía tener unos mil años, es una locura, ¿eh?- rio de forma nerviosa un poco, pues imaginarse una criatura así era un poco demencial, pero también hablar con quien estaba hablando en ese momento. Vampiros trasferidos a humanos.

­-Podemos hacer experimentos, mientas estéis aquí. La verdad es que me ayudaría mucho para mi investigación, quiero saber más sobre vosotros- respondió y metió los tubos en las máquinas correspondientes.

El mecánico guió al resto hasta la enfermería, donde no solo se encontraba Olivia sino que Tobías, Syria, Dutch y Damon parecían estar haciendo pruebas. Allí estaba Liv usando las máquinas e incluso riendo con los recién llegados.

Adam evitó decir nada al grupo, así como comentar qué había pasado o incluso mirarles. Seguían estando cubiertos por algo de sangre y restos del cadáver encontrado, lo cual le perturbaba enormemente. Los que llevaban ya algo de tiempo allí en Prypiat se conocían más o menos, tampoco había allí tanta gente fija como para no haberse hablado al menos una vez. Seguramente aquel militar era compañero suyo, en mayor o menor grado, y se sentía confuso por lo ocurrido.

De repente llamaron a la puerta de enfermería y el mecánico asomó.

-Ha pasado algo…- dijo haciendo entrar al resto en enfermería. El resto tenían sus ropas manchadas de sangre y un brillo de confusión en sus ojos.

Olivia les miró sin entender bien, pero con una expresión de gravedad que se acrecentó al ver la sangre y se acercó rápido a comprobar que los recién llegados estuvieran bien.

-La vampira se encuentra en las tierras del norte, donde los strigoi aún no han llegado del todo, donde aún queda algo de civilización humana fuera de su influencia. Se encuentra con el cazador a la que está ligada y necesitaba un tiempo de aprendizaje antes de poder ser de utilidad. En realidad no sé si podrá adaptarse a nuestros tiempos como para ser realmente útil- contestó en lo referente a la vampira encontrada. –Ella no es como vosotros, no ha pasado a otro cuerpo, ella ha despertado tras más de mil años de letargo.

Setrakian mesó su barba mientras Danica hablaba sobre despertar nuevos recuerdos.

-No sé dónde podría estar, pero yo apostaría por alguna gran ciudad de Europa. Deberíais probar, quizás sigáis su rastro. Dar con él es algo que llevo buscando en estos libros desde hace semanas- señaló los libros que le rodeaban. –Quizás pueda conseguir mediante la magia algún resultado satisfactorio.

Con el asunto de la vampira una sombra de decepción pasó por la mirada de Danica. Si no la tenían a mano no iban a poder sacar información de ella más allá de lo que lograse ese cazador. Pero no se entretuvo con esa idea que no parecía ir por buen camino, pues su mente seguía en marcha, dando unas vueltas intrincadas que le quedaban muy lejos a la exploradora pero que de algún modo le resultaban fáciles y naturales. Y así, se centró en la esperanza que había en las últimas palabras del anciano.

—Magia, eso. ¿Qué necesitas para ayudarnos a encontrarlo? Hay una montaña de poder dentro de nosotros. Dinos cómo ayudarte y lo haremos. Tenemos ventaja y la mano ganadora, pero no conocemos al enemigo. Hay que saber más sobre él antes de saltarle encima. —Y ahí salía la cazadora que aún quedaba en su interior.

Echó un vistazo a Collins de reojo. Llevaba un buen rato callado.

—¿Tú estás bien? Podemos dormir con las estatuas si no quieres volver con los demás —le propuso, valorando que quizá su silencio era una muestra de su enfado por no lograr lo que quería.

No tenía problema en dejar a Olivia las muestras que les pidiera. La sensación de peligrosidad o invasión que podría sentir cualquier otra persona ante las agujas o extracción de tejidos, para ella ahora resultaba una nimiedad. Lo que les había pasado era un suceso inusual y le parecía divertido y curioso poder documentar científicamente la transformación. 

Mientras dejaba las muestras de saliva, prestó atención a la conversación entre la mortal y Damon, con la intención de enterarse algo más sobre aquella Eudoxia, que tanto comenzaba a intrigarle. Fue entonces cuando la llamada a la puerta corta la conversación y entran... Ensangrentados.

Abrió los ojos en un gesto de consternación y miró por un momento a sus compañeros, acercándose después a los recién llegados. 

- ¿Qué coño...? - masculló mientras les miraba, sus ropas, sus ojos que parecían tan perdidos. 

Svass entró tras Adam, había decidido en ultimo lugar, dejarse llevar, y por fortuna, acabaron en una sala donde ese encontraban varios de los recién llegados, de los porteadores de las estatuas. Ladeó la cabeza conforme entró y se quedó a un lado de la sala, con cara de poker. Se encogió de hombros sin saber muy bien que decir, o más bien sin querer decir mucho. Tenía una idea muy vaga de que había ocurrido, y nada más porque se sentía diferente a niveles sobre humanos, pero, ciertamente, no estaba seguro al ciento por ciento de lo que llegó a pasar.

Patricia había asentido cuando Konstantin se dirigió a ella. Parecía conmocionada y confusa. Luego, con la última pregunta del hombre, había negado, empezando a caminar con él en silencio hacia la enfermería. Andaba con la vista al frente, deseando sobre todo que nadie los viera.

Al llegar entró en el lugar y miró a todos. En su rostro había culpa, vergüenza y miedo. Se sentía sumamente vulnerable.

—Yo... —empezó—. No sé muy bien qué ha pasado. Fuimos a ver lo que habíais traído y... —Hizo un gesto de impotencia—. No lo sé. Perdí el control. Vi imágenes como de otra época, y de repente estaba... —Hizo un gesto con las manos, señalándose a sí misma. Seguía llena de sangre—. Así.

Habían estado hablando tan tranquilamente con Olivia, que Tobías se había relajado viendo como metía los tubos en el frasco pero, de repente, la puerta se abrió con las noticias obvias. Algo así tenía que pasar. 

—Bueno, las estatuas no se han quedado quietas. Bienvenidos, hermanos. ¿Cómo os encontráis?

Eso solucionaba el problema de guardar a los inmóbiles. Tobías dejó que ellos se expresaran. Eran tantos... esperaba que acabaran menos locos que algunos de los otros. 

-Posiblemente delirios causado por exposición a la radiación o a una fuga de gas o dióxido de carbono- explica Konstantin, anteponiendo la racionalidad a sus propios pensamientos en ebullición. -Estos túneles tienen este tipo de problemas. He perdido el conocimiento unos minutos, por lo que preferiría que me revisasen primero. Quiero descartar...- dice señalando su cabeza -... ya sabe, una aneurisma o algo que ponga en riesgo mi vida. Y dado que el MRI funcional más cercano probablemente esté fuera de nuestro alcance.- menciona con cierta amargura en su voz.

Ignoró a propósito la sangre en sus ropas y el estado de agitación de sus compañeros. -Necesitamos una revisión. Luego podemos determinar que pasó. Pero yo trasladaría cualquier cosa valiosa de esa ala y la sellaría.- dijo, casi que hablando para sí mismo, sin que nadie le hubiese preguntado, sentenciando de inmediato basado en sus razonables argumentos y con la confianza absoluta de que no se equivocaba. Se irguió un poco, algo inusual en él, y examinó al resto con cierto aire de superioridad que se fue desinflando a medida que iba cobrando consciencia de sus propias actitudes involuntarias.

Patricia miró con extrañeza al hombre que les respondió. Lo de las estatuas aún la confundía, y que los llamase hermanos se le hacía un poco raro. Sin embargo, no tenía la cabeza como para llevarle la contraria ni a él ni a nadie. Después escuchó a aquel tipo extraño, Konstantin. No entendía la mayoría de lo que había hecho, pero sí compartía las ganas de que alguien competente le hiciera un buen chequeo.

—No entiendo qué ha pasado —enunció, reafirmándose en la confusión que ya había expresado antes—. Pero sea lo que sea creo que él tiene razón: tendríamos que sellar aquello. —Era consciente sólo a medias de que Konstantin quizá no hablaba de sellar las estatuas. Se lo pensó durante unos segundos antes de proseguir y miró a loa que habían entrado con ella antes de confesar —. Hay... Hay alguien que ha muerto, creo. Y puede que seamos los responsables.

Cuando los relatos de los recién llegado delataron lo que había pasado, su cuerpo se tensó crispado y sus ojos parecían observar a los nuevos con cierta paranoia, como si trataran de encontrar algo o a alguien detrás de aquellas máscaras de carne y eso. Se acercó algo más a ellos, dándose cuenta que algunos habían caído en el mismo mal que padeció Collins al principio cuando su cerebro no quiso asimilar lo acontecido.

- Voy... - musitó, señalando hacía la puerta. Tras lo cual, se pierde por la puerta dirección a la sala donde descansaban el resto de las estatuas. Necesitaba ver si había quedado alguna en pie, o cual de ellas.