Partida Rol por web

Las respuestan iban llegando desorganizadas a su cabeza, en la que, por alguna razón, creía que debía tener una migraña de proporciones monumentales y en su lugar tenía tan sólo la vaga sensación de presión que iba acumulándose lentamente. ¿Habría sufrido un infarto? ¿Un derrame? No estaba del todo seguro, no sentía dolor en su cuerpo, y sin haber visto a un médico en meses, más allá de los enfermeros de campo de la resistencia, no había dejado pasar la posibilidad de que un día simplemente dejara este mundo.

Sus músculos le respondían, sus piernas le sostenían, y sus pensamientos corrían coherentemente. ¿Notaría si dejase de haber coherencia? ¿Se perdería en su propia ilusión de que había un sentido detrás de como razonaba? No. Había algo más, algo que parecía morder sus pensamientos, recuerdos que no estaba seguro de que deberían estar allí, o de si había tenido oportunidad él mismo de obtenerlos. Y luego la voz. La voz femenina.

Poco a poco su orgullo herido se dejó aparecer al comprender el significado de las palabras que le había dedicado. Le nacía levantar una ceja, pero se mantuvo con una expresión severa. -¿Le... le conozco?- pregunta finalmente con su voz. Sigue antojándosele extraña, cavernosa. Quizás era el eco. -¿Qué ha sucedido?- preguntó nuevamente, como si ignorando el comentario de la mujer pudiese borrarlo de la existencia, como si nunca hubiese sido pronunciado.

Ahora faltaban más estatuas y Svass, o lo que queda de él no fue capaz ni de darse cuenta. No sabría decir cuanto tiempo acababa de pasar, estaba totalmente absorto en lo que acababa de experimentar y los dos extraños que se alzaban junto a él y Shadow parecían tan confusos como él mismo - ¿no sienten el poder corriendo por sus venas? - les preguntó. 

El ucraniano se sentía más fuerte, más inteligente, podía ver detalles que le escapaban antes, sentir corrientes de aire, escuchar con más profundidad. Se veía capaz de operar a alguien aunque no sabía como diantres eso sucedía, lo más parecido que se le ocurrió, era como si le hubieran crecido dos brazos más y que supiera que podría moverlos sin esfuerzo alguno como si fueran originarios en su cuerpo - joder... - masculló. 

Damon se hubiera quedado en su litera, reflexionando sobre su triple realidad. Pero la doctora había mencionado algo interesante.

No lo de jugar a los médicos, claro que no. Lo otro.

«...tuvimos hace no tanto un vampiro».

Era lo más importante que había oído en aquel bunker desde que habían llegado. Otra de las medias verdades de Setrakian, el titiritero que nunca acababa de ser claro con sus intenciones.

—Entonces no somos los primeros en pasar por aquí. Y no somos los primeros en despertar.

Ni siquiera lo eran por el Maestro, el Enemigo, un hermano caído. Pero parecía que la estirpe vampírica había tomado más sendas además de la de Mitilene. ¿Quién era aquel vampiro? ¿Quién hospedaba su alma? ¿De dónde venía?

¿Y por qué había estado ya allí, desapercibido para ellos, los seres más poderosos de la Creación? ¿A dónde había ido?

Damon se acercó a la doctora, observándola con detenimiento y curiosidad. Tenía que hablar.

—¿Quién era? Cuéntanos...

Tras hacer aquel comentario Patricia pestañeó varias veces. Parecía desorientada. Inquieta acabó por mirar alrededor, con la extrañeza y la confusión extendiéndose por su rostro. Vio a los presentes, palideció al ver los cuerpos, al sentir la sangre sobre sí misma... Y con las preguntas de Konstantin lo miró un instante frunciendo el ceño.

—¿Qué...? —dejó la pregunta a medias cuando pareció darse cuenta de algo—. Oh, por Dios, discúlpeme, lo siento muchísimo —se disculpó, claramente arrepentida. Y es que sí, las veces que se había cruzado con aquel hombre había pensado en lo poco agraciado que era... Pero una cosa era eso, y otra lo que acababa de hacer—. No pretendía decir eso.

En ese punto volvió a centrarse en lo que la rodeaba y al cambiar el peso de pierna a punto estuvo de desfallecer.

—Yo no... No siento nada —afirmó, aunque no estaba claro si lo negaba de cara al que acababa de hablar o a sí misma.

Setrakian negó ligeramente a las palabras de Danica.

-No sé qué buscan esas estatuas y si están en una cámara apartadas del resto es porque no espero que causen daño a nadie. Ya ha sido un riesgo dejaos entrar, cuando somos lo último que queda de una humanidad enferma y asolada por un mal peor que la peste- replicó a Danica. –Nunca me dijisteis qué erais ahora antes de llegar, solo que habíais encontrado lo que buscabais. Creedme que esperaba recibir a un vampiro antiguo, despierto de un largo letargo como pasó con Eudoxia- ese nombre no os sonaba de nada, fuera quien fuera debía ser el vampiro que encontraron en Turquía, por alusiones.

Collíns que tanto quería hablar había quedado mudo, así que contestó de nuevo a Danica.

-Yo no espero teneros bajo control, si es lo que preguntas. Si un día hubo vampiros y humanos conviviendo, no veo la razón por la que no podamos volver a esos días. Pero os advierto, no toleraré otro apocalipsis ni otra condena a la humanidad, aunque ahora seáis los Primeros- advirtió.

La doctora se dedicó a sacar sangre de Syria y Tobias que parecían prestarse a ello sin problema. Sacó un par de fichas de expediente y comenzó a anotar lo que decían ambos también. Comenzó por Syria y antes de llegar a Tobias este ya se había auto desangrado solo. Luego se dedicó a tomarles constantes vitales y a mirarles un poco con intriga y respeto.

-Pues a efectos prácticos parece que vuestro cuerpo está muerto. La temperatura del mismo es la del ambiente, no tenéis pulso, no respiráis…- comenzó a enumerar y apuntar conforme hacía pruebas.

Damon preguntó y Olivia no dudó en responder.

-Sí, sois los primeros vampiros en pisar el búnker pero no los primeros que veo. También sois los primeros a los que le ha pasado algo tan… Extraño. Lo que pasó en Turquía es que siguiendo otro rastro sacamos a un vampiro de lo que Setrakian dice el letargo- ella se puso a centrifugar la sangre al tiempo que hablaba. –Se llama Eudoxia y no es como vosotros, ella tiene de verdad miles de años, de que el profesor la vinculó a un humano para que le enseñara cosas... Y un poco para tener algo de control- añadió y luego se quedó mirando al resto. –Hablaba una lengua extraña, también tiene que aprender sobre el idioma y la cultura, se sirve del humano para eso y ahora debería estar en alguna de las ciudades libres del norte de Europa.

El olor a sangre predominaba en la estancia, como un recuerdo macabro de lo acontecido hacía no tanto. Los restos que antes eran un compañero os parecían algo ajeno a vosotros, nada que tuviera que ver con lo que ahora erais. Os sentáis extraños pero os sentíais bien. Los signos de falta de humanidad comenzaron a ser evidentes, tanto en la falta de pulso como en la falta de aliento. Sin duda algo había pasado y no podías precisar qué exactamente.

-…Vamos a hacer un relevo antes de…- comenzó diciendo una voz en el pasillo que quedó se cortó por la sorpresa al ver el panorama y se ahogó con unas arcadas que desencadenaron en una vomitona.

Adam el mecánico parecía que había ido a relevar a alguien, llegando quizás demasiado tarde. Cuando pudo contener su reacción, miró a los presentes y dio un pequeño paso atrás al verlos manchados de sangre.

-¿Qué demonios…?- salió de sus labios mientras observaba la escena con horror. Reprimió otra arcada y trató de desviar la vista de los restos del cadáver, que le perturbaban seriamente.

Lo que Olivia decía tenía sentido y se parecía a lo que habíamos notado en nuestros propios cuerpos. Psicológicamente Syria lo había descrito perfectamente. 

—Espera, vuelve a medir ahora... — Tobías se concentró y trató de hacer la sangre fluir por su cuerpo, latir su corazón. Había habido momentos en que  había vuelto a sentir calor y la sangre moviéndose, llevando color a su rostro. ¿Gastaría la sangre? Eso parecía. 

—Hmmm, entonces Setrakian no fue todo lo sincero con nosotros como podía ser cuando nos mandó en la misión... —¿Qué les había dicho? Ah sí, "No tenemos ni idea de cómo era la sangre de vampiro" y "En una fosa quizá había sirvientes, miradla bien"— En fin, seguro que tenía sus razones, necesidad de conocer y todo eso. O quizá lo de Turquía pasó entre que partimos y regresamos. Ya nos había dicho que no éramos los únicos en partir de misión.

Había estado hablando enfrente de Olivia. No parecía tener ningún secreto con ella, abierto y sincero. 

Svass no sabía muy bien que decir. Lo que acababa de pasar parecía bastante claro si uno sabía sumar. Por ello, previendo que daría la voz de alarma y queriendo evitar más líos, Svass se movió de manera serena tratando de interponerse entre Adam y la salida - no hay porque alarmarse - empezó con calma - ni nosotros mismos sabemos muy bien que acaba de suceder, pero lo que debía pasar, ha pasado - dijo con simpleza - no merece la pena buscar más problemas ni generar más dolor, así que por favor, Adam, guarda la compostura y mantente tranquilo ¿vale? - Svass no le quitaba el ojo de encima y, aunque parecía mostrarse calmado en su lenguaje corporal, por dentro estaba listo y dispuesto para saltar sobre él como si fuera un resorte. 

Damon parecía mas evasivo ante la idea de dejarse sacar unas muestras. A Syria realmente no le importaba y era evidente que ha Tobias tampoco. Parecía que experimentaba con su cuerpo y jugaba con la ilusión de sonrosarse las mejillas. Ese era un viejo truco, eso le decía su otro subconsciente. 

Olivia nos cuenta algo que ya había mencionado antes, pero con más detalles. Eso capta su atención, ahora con un nombre sobre la mesa.

- No creo que pasara entre que volvimos y regresamos... - contestó a Tobias, con suspicacia. La muchacha al fin y al cabo solo seguía órdenes, así que no iba a dirigir la desconfianza hacía ella. Además que era una simple mortal, se sorprendió pensando. - Lo que creo es que sabe más cosas de las que nos ha querido contar... - le defendió en su momento, cuando le acusaron de mandarles a posta a Lesbos para ser "tomados". Pero esto era otra cosa... Quizá no eran tan importantes como para dar tantos detalles y ahora, de vuelta y cambiados, tenía sus reservas. Caviló, pero Eudoxia no le era un nombre conocido. Algunas lagunas aun existían en su cabeza y no era capaz de discernir si el vástago del que les habla está sumida en una de ellas. En cualquiera caso, mira a sus compañeros - ¿Os suena ese nombre? - formula, para después volver a mirar a la doctora - ¿Y que hace allí? ¿es la otra misión? - en referencia a la mencionada y algún país al norte de Europa. 

Con la interrupción de aquel mecánico Patricia pareció aún más turbada. Se llevó los dedos a su propia piel, palpándose los restos de una sangre que no era suya. Sus ojos repasaron a los presentes, aún más confundida. No sabía qué había pasado, pero entendía la reacción del mecánico... Vaya si la entendía. Miró a los otros sin saber qué decir, cómo explicarse... Cuando uno empezó a hablar y ella no dio crédito. ¿Que no había que alarmarse? Eso lo habían hecho ellos. Ellos. Sólo un minuto atrás.

—Dios mío... —murmuró. Lo peor era que cuanto más tiempo pasaba más consciente se hacía de que algo había cambiado en ella. Algo profundo.

Miró al que acababa de hablar, sin querer creer que había amenazado ahí mismo al mecánico.

—Yo sólo vine a ver qué era lo que habían traído y... —No supo cómo seguir—. Yo... —Miró entonces los restos de la persona muerta, lo poco que quedaba—. ¿Quién era? Tenemos que hablar con su familia.

-Pierda cuidado- responde Konstantin a Patricia, de forma algo deferente y tratando de analizar la situación. Lo que estaba claro era que los demás estaban delirando o al menos afectados. En aquel subterráneo, seguramente se debiera a alguna fuga de gas o a la sobre-exposición a radiación. Lo que fuese, seguro lo mejor sería irse de allí y pronto.

-¿poder? Creo que podría estar irradiado- responde con cierta frialdad, mientras al llegar el mecánico da un paso hacia el frente y antes de que pueda decir algo observa su reacción. La sangre, el cadáver, todo aquello parecía distante, lejos de molestarle, parecía apenas si recibir un instante en su cabeza. 

-Vamos a necesitar ir al pabellón médico- dice finalmente. -Esta zona está contaminada de alguna manera. Yo creo que he sufrido un derrame o un pre-infarto, y mis compañeros están delirando.- explica Konstantin, sin esperar más y empezando a caminar para salir de aquel sitio cuanto antes, camino a la enfermería.

No somos como ellos – Dijo para tranquilizarle – Aunque nos volviésemos unos tiranos, como lo fueron los seres que habitan en nuestro interior, seguiríamos necesitando una humanidad autosuficiente, sana, creciente. Los primeros crearon a los strigoi para mantener a los humanos a raya, porque estaban asustados… y hoy en día la humanidad es aún más inteligente, fuerte y avanzada. Intentar  tomar el control nos llevaría a la destrucción. – Carraspeó, incomodo – Bueno, así lo veo yo. Nosotros – dijo mirando a Danica – No puedo asegurar que el resto de nuestros compañeros lo ven así. Allí están, conspirando, asustados, viendo fantasmas a su alrededor mientras uno de ellos ya decidió asesinar a otro sin motivo aparente. Sé que tienen los mismos objetivos que nosotros, el librar a la humanidad del yugo strigoi, pero no puedo confiar en ellos más allá de eso. Me veo en la obligación de transmitirle mis dudas… y de pedirle otro lugar donde descansar, apartado de algunos de ellos.

—Están vivas —respondió Danica al viejo—. Te lo dije al llegar. Si alguno de tus hombres resulta ser digno... veremos. Hay fuerzas que ni la piedra puede contener.

Se encogió de hombros y escuchó lo que Collins tenía que decir. Frunció un poco la nariz a mitad de su discurso, pero cuando terminó sus ojos volvieron a ponerse sobre Setrakian. 

—¿Has visto al Máster alguna vez? —preguntó entonces con curiosidad, aunque no viniese a cuento alguno—. ¿Sabes cómo es?

Olivia abrió los ojos de forma algo exagerada al oír los latidos del corazón del hematólogo, pero es que estaba flipando. Había pasado de no escuchar nada a escuchar un latido perfecto.

-Oh, joder- dijo ella probando su estetoscopio en ella misma después. ­–Fuimos a Turquía en cuanto salisteis de aquí, sí. Nuestro viaje fue bastante más rápido de lo esperado en realidad. Así que erais los únicos, pero Setrakian quería probar todos los caminos posibles y todas las opciones- volvió a flipar al posar de nuevo el estetoscopio sobre Tobías. –Eso es acojonante, ¿podéis simular cualquier función vital humana?

Luego Syria mostró su desconfianza y la doctora se encogió de hombros.

-Puedes creer lo que quieras creer, si Setrakian no os ha mentido nunca no entiendo por qué pensar ahora que sí lo hizo- le explicó a Syria y llevo sus tubos centrifugados dentro de los autoanalizadores de los que disponía allí. –No es otra misión, la misión es clara y la misma para todos pero hay varios caminos virtuales y hay que explotarlos todos.

Adam que parecía flipar, se calmó de repente ante las palabras de Svass. Fue un cambio visible y se notaba que no había sido del todo por algo intrínseco al mismo chico. Os miró y asintió a sus palabras un par de veces.

-Sí, sí, ¿qué ha pasado?- preguntó con voz calmada. -¿Vosotros estáis bien? ¿Necesitáis ir a la enfermería? Allí están los recién llegados, la doctora está tomándoles análisis. Deberíais ir- miró a todos y apartó la vista del cadáver, reculando y reprimiendo una arcada por el olor a sangre y casquería.

Les indicó la dirección a la enfermería con una mano, apartando la mirada del todo del interior de la estancia y saliendo. 

-Será mejor que cerremos esto hasta que el profesor lo vea...- sugirió.

-No hablo de que seáis como ellos, sé bien que no y espero que quede bastante de vuestra parte humana en vosotros como para comprender que la situación para la humanidad sigue siendo crítica- dijo y advirtió pues él había sido el que organizó aquella resistencia que debió surgir de forma espontánea. Es quien había buscado una forma de erradicar aquello y quien había estudiado al respecto. –No puedo repartiros por el búnker, si se os da una habitación es porque prefiero que estéis juntos. La otra opción es que durmáis con las estatuas, no es que haya tantas zonas aquí abajo y algunas están sin restaurar- añadió a la petición de Collins.

Después se giró hacia Danica que no parecía del todo contenta por algo.

-Si resulta ser digno, lidiaremos con ello, pero si las dejo aquí abajo deben ser vigiladas y creo que todos estamos de acuerdo en ello- razonó, pensando que dejar solas aquellas reliquias que parecían esconder tanto. ­–No, casi nadie ha visto al Máster, no me hago una idea de cómo es pero no debe ser muy diferente de las sanguijuelas que crea. Sin duda no son como vosotros, el raciocinio no es una cualidad en ellos.

Tobías había podido imitar el latir de un corazón, simular ser humano, y Olivia lo había comprobado. Quería saber si podían realizar otras funciones. 

—No lo sabremos hasta que no lo probemos, pero no me apetece comer para comprobar si podemos digerir la comida, quiero probar otra cosa. 

Se acercó al armario de las muestras de sangre y buscó una bolsita de sangre humana sin reactivos y sin tratamiento, la abrió y trató de probarla. Estaba casi seguro que podía beber, alimentarse de sangre fría, aunque... 

De pronto se dio cuenta de que había vaciado el recipiente, casi sin mancharse los labios, y eso que estaba tan fría...

—Olivia, otra cosa que podemos hacer, aunque igual ya lo sabes, es rasgar piel y venas con nuestros colmillos para alimentarnos y al momento, lamer la herida y dejarla como si no hubiera existido. Y no transmitimos ninguna infección. O eso creo. Querría experimentar —aunque no creía que la doctora se prestase voluntaria— no es ni desagradable para el mordido. 

—No me suena de nada el nombre —respondió a Syria.

—Respecto a Setrakian, no pasa nada, entiendo que hubiera varias misiones y que no nos contara sobre ellas. Si los Strigoi nos atraparan y convirtieran, el Maestro lo hubiera sabido todo al momento. La compartimentalización en células es lo que nos ha permitido sobrevivir...

—Y respecto a ésta, si se presentó la oportunidad después, también está bien porque hay que explotar todas las vías. Y nos lo estás contando ahora que volvimos. 

Hablaron de la misión.

—La misión es acabar con el Maestro y con los Strigoi. Animales monstruosos que se alimentan del mundo —había pasión en su voz— ahora tenemos el poder.