Partida Rol por web

Cuando más absorto estoy en mis pensamientos me interrumpe una vocecilla:
- "Hola joven" - me dice.
Levanto la vista y veo a una anciana con ropajes viejos, y húmedos debido a la terrible tormenta que está empezando a caer. Bajo su brazo tiene una cesta con higos que me ofrece. Ella me mira con sus ojillos vivarachos y no puedo evitar sonreír al menos para trasmitirle esa sonrisa que quizá no halla tenido dibujada en su rostro desde hace mucho tiempo.

Le solté un par de pavos donde se los introduje yo mismo en un bolsillo de su delantal y me llevé a la boca tan solo un higo para probarlo. Creo que nunca en mi vida me había sentado tan bien un higo. La anciana se marcha dándome las gracias y diciéndome que dios me bendiga y esas cosas. Tras marcharse por la puerta, casi al mismo tiempo vuelve a abrirse la puerta...

... Ahora si era ella, había cambiado su aspecto por otro, ahora parecía una señorita en toda regla. Sin embargo mi recuerdo hacia ella seguía estando igual. Sacude su paraguas al tiempo que apuro las últimas gotas del café ya de pie.

Sorteo un par de taburetes hasta acercarme a ella por la espalda.. -Necesita ayuda la señorita..- digo en un tono de broma apunto de reírme con ambas manos coladas en los bolsillos. Tras esa pausa de vernos los rostros y anilizarnos el uno al otro tras seis meses sin vernos me dispongo a darle dos pedazo de besos a sus mejillas..

Había tenido suficiente suerte al salir de casa como para no tener que usar el paraguas hasta refugiarme en la carcasa metálica que era el coche. Las calles estaban despejadas, y el trayecto fue corto y tranquilo. A pesar de todo se ve que había gastado mi suerte con el paraguas y la lluvia anteriormente, ya que el aparcamiento en esta zona era imposible y me llevó mas de 15 minutos dejarlo en una zona que no fuese una entrada a un garaje o una parada de autobús.

La cafetería hacia un buen conjunto con la decoración de la calle y el ambiente tétrico y gris que la tormenta estaba empezando a crear. Camine con rapidez para evitar permanecer demasiado tiempo a la merced del agua y los relámpagos. La dirección era del todo precisa, así que al abrir la puerta no me extrañó en absoluto ver a Leon desde lejos sentado frente a una taza de café. Sacudiendo un poco el paraguas me volví para dejarlo en una alta papelera que habían instalado a modo de paragüero. Antes de darme tiempo siquiera a desabrocharme el abrigo su voz me advirtió de su cercanía. Sin darme la vuelta y encararle le contesté con una sonrisa en el rostro. Creo que no es la señorita la que ha pedido ayuda...

Primero giré el cuello para evitarle la espera a mis ojos curiosos, su pelo seguía con el mismo aspecto. De pie, frente a mi, con las manos en los bolsillos podía ver como me examinaba con la misma intensidad que yo a él, habían pasado seis meses y no habíamos podido compartir ni una llamada. Terminé de enfrentarle y no me esperé a que se moviera para darme dos besos, sino que me abalancé a sus brazos con cariño para darle un abrazo. No has cambiado nada.

Ella subió la mirada, tenía los ojos completamente preciosos, tanto, que podría verme reflejado en ellos si tuviera el tiempo necesario para contemplarlos, y se tiró a abrazarme haciéndome que me inclinara hacia tras al tiempo que sacaba mis manos de los bolsillos para responderla al abrazo, y el abrazo se volvió aún mas intenso.
Por un momento es como si las horas pasasen, la música se detuviera y el silencio se apoderase del ambiente. Yo ahí con quien ya nunca creía que iba poder volver a ver, con quien creía diferente sobre mi. Parecía un sueño, un sueño del que no quería despertar, pero no lo era, era de carne y hueso y la tenía enfrente de mí.

-Joder. Estás estupenda...- Aunque me costó sacar las primeras vocales mi mano buscaba una de las suyas para cogerla y apartarme un poco para contemplarla de arriba abajo. -Oye.. ¿quieres tomar algo? Me imagino que el coche no se moverá del sitio.. señalo con el pulgar por detrás de mi hombro señalando a la barra. Le apetezca o no tomarse algo me dirigo hacia la barra tras dejarle paso, ya que tengo que pagar el café y de paso para que ella me acompañe y pida algo si se da el caso.

-Bueno, cuéntame.. ¿Cómo estás? ¿Qué has estado haciendo? contagiamé de tu alegría..- Le hago un gesto a la camarera para que se acerque mientras en mis manos descansan algunas monedas para pagar el café.

Durante unos segundos pensé que me había precipitado al abrazarle de golpe porque no me devolvía el gesto, pero cuando sentí sus brazos envolviéndome me tranquilice disfrutando de la sensación de un lugar acogedor como ese. Mis ojos se cerraron involuntariamente durante el abrazo para rechazar el ambiente que nos rodeaba mientras una sonrisa aparecía en mi rostro. Al separarnos su voz sonó algo cascada al principio para después fluir libre y aplomo como en los recuerdos que tenia de no hacia tanto tiempo. Me aleje un paso cuando me tomó de la mano para observarme de arriba abajo.

En una reacción algo coqueta como todas las mujeres, me lleve la mano libre hacia el pelo, que era el mayor cambio que había realizado en mi look para preguntar ¿te gusta mi nuevo corte?. Acercándome a la barra pensé en el apetito que había sentido justo antes de salir de casa, pero que con el viaje y el reencuentro había pasado a un segundo plano. Teníamos el problema de encontrar un sitio en el que comer, si quieres tomamos algo aquí por no salir a la lluvia y luego pensamos en tu coche.

Cuando se acerca la camarera le pido la carta esperando que no me diga que ya han cerrado la cocina. Al menos un sándwich siempre te lo sirven. La verdad es que he conseguido estar bastante ocupada, no he querido dejarme tiempo para pensar demasiado. Al pensar en las numerosas criaturas que podría encontrarme, las numerosas personas que siempre intentan aprovecharse de los mas debiles frunzo un poco el ceño en un gesto serio y algo sombrío. Pero desechandolas con un parpadeo me encojo de hombros quitandole importancia. Ahora ya no soy una simple enfermera, he conseguido el titulo de cirujana. Una sonrisa mas alegre y radiante me ilumina el rostro pensando en la de cosas que puedo hacer ahora con mis nuevos conocimientos.

Y tu por lo que veo sigues manteniendo las mismas relaciones con tu vieja amiga la ley.

Cuando hizo un gesto coqueto como se imitase retocarse el pelo, mis parpados volvieron a su sitio para mirarla a los ojos al tiempo que arrugaba mi nariz dando a entender mi respuesta.
La verdad que era un gesto divertido que solo llevaba la intención de provocarla, porque sinceramente se le veía estupenda.

Tras acercarnos a la barra le hice un gesto a la camarera para que se acercase, aveces jugaba con las monedas que había entre mi mano mientras esperaba a la camarera y escuchaba a Ayira como le había cambiado la vida en estos últimos seis meses. Cuando dijo el gran salto que había dado en la gama de la enfermería mi rostro se ilusiono y no dude en darle la enhorabuena como se merece, acercándome a ella dándole tan solo un beso en la mejilla..

-No vas a dejar de sorprenderme eh. Joder, eso es fantástico. Seguro que tienes suerte. Eres una luchadora, y además me..- Volví a apoyarme a la barra ya que la camarera se acercaba y fue como si dejase la conversación a medias. Ayira aprovecha para pedir la carta mientras yo me tomo ese corto periodo de tiempo en pagarle el café.

-Bueno, sólo tengo lo que necesito. No me gustan los excesos así que creo que la Ley es la única mujer que no quiere separarse de mí.. respondo en un tono irónico.
Me he estacionado en un pequeño apartamento y esta mañana he conseguido un pequeño trabajo, al menos para poder pagarme el apartamento. Me quedo mirando la carta que ella está apunto de ojear si es que no lo ha hecho ya, y tras esa pequeña pausa continúo. Se ha terminado.. digo en un tono satisfecho aunque me encogo un poco de hombros como si lo que hubiera echo anteriormente no estuviera fuera de la ley.
Tome esa decisión con el tiempo, aprendí de mis actos, y dejé a un lado los robos innecesarios, los excesos de drogas y todo tipo de criminalidad que pueda colgarte entre rejas. Soy un hombre libre..-

Me fijé disimuladamente en lo que había en la carta mientras hablaba y a decir verdad no me llamaba nada la atención..
-En cuanto a la comida... ¿Te gusta la pasta?- sin esperar respuesta, sigo hablando En realidad, me he pasado casi toda la mañana en la comisaría, así que no he podido cocinar nada.. hago una mueca hacia un lado. Podemos pedir comida a un Italiano mientras vamos a por mi coche y que nos espere en mi apartamento..-

Os sentáis junto a la barra y miráis la carta, aunque en realidad no hay gran cosa para elegir ya que después de todo es una cafetería y lo más común son las pastas y derivados del café.
Aún así hay una pequeña gama de sandwiches y bocadillos por la que Ayira opta de momento para llenar el agujero negro en el que parece haberse convertido su estómago después de toda la mañana en su consulta.

La camarera no tarda demasiado en servírselo, pero pocos segundos después la luz del local que ya andaba fallando desde hacia rato se apaga del todo.
El local queda en silencio unos segundos antes de que los presentes empiecen a murmurar más bajo de lo habitual, ya que sin la música ambiental es más fácil escucharse unos a otros.
En el exterior continúa lloviendo con abundancia y al parecer toda la calle o la manzana están en el mismo estado, iluminándose de vez en cuando por los contundentes rayos que forma la tormenta.

Muchos clientes acaban decidiéndose y ya que el temporal no amaina deciden salir de él, pues ahora resulta algo incómodo y será mejor llegar a sus casas cuando las calles todavía no se han inundado.

Me asombra la facilidad que tiene Leon para felicitarme por mi ascenso en la categoría de la sanidad, si de enfermera a cirujana me llevo un tierno beso en la mejilla no quiero imaginarme el premio si alguna vez me da por seguir estudiando para especializarme en alguna rama de la cirugía. Sonrío ante mis propios pensamientos y agradezco su afecto con una mirada sincera. La verdad es que ha sido mas fácil de lo que esperaba. Deja una frase a la mitad cuando se acerca la camarera con la carta así que cojo la misma y ojeando rápido sus paginas me decido por un sándwich vegetal antes de que me consuma a mi misma.

Lo de la pasta me parece perfecto, pero hay varios inconvenientes, uno que necesito comer algo...¡me muero de hambre! y dos no puedo ausentarme del trabajo tanto como me gustaría. En ese momento la luz intermitente decide abandonarnos del todo librándonos de la música de ambiente. A lo mejor te apetece venir a mi nueva consulta, y puedes hacer que nos manden algo allí. No me gusta en absoluto el tinte que ha tomado la cafetería ni las calles, silenciosas, vacías y oscuras. Un maravilloso día en Chicago...

Terminando mi comida rápidamente retomé el tema a cerca del baile que se traía Leon con la legalidad de las cosas. No me habían pasado por alto las dos sentencias que había comentado a cerca del final y su libertad. Estiré la mano apretando la suya de forma cariñosa me alegro de que tu también hayas dado un salto, pero sobretodo de que te sientas tan liberado. No sabría decir si era por el poco tiempo que llevábamos juntos o porque realmente mi intuición no me fallaba, pero se le veía mas tranquilo y mas relajado consigo mismo. Háblame a cerca de ese nuevo trabajo ¿no habrás perdido el coche mientras hacías la entrevista verdad?

Abrí mi bolso y rebusque en su interior el monedero, del que extraje unos dolares para pagar el refrigerio.

Tomé asiento en uno de esos típicos taburetes de bar americanos dejando los pies en el suelo y me llevé la bufanda dejándola apoyada en la barra del bar.
Cuando la chica de detrás de la barra se acercó y tendió la carta de comidas me llevé la mano a la muñeca para deslizar una goma de pelo por la mano para hacerme una coleta donde se quedan un par de mechones sueltos que los colé por detrás de mi oreja.

Sonrió ante sus inconvenientes mientras pido una taza de té tocada con un poco de whisky en voz queda a la camarera.
-Oye.. tampoco quiero robarte tu tiempo. Si te viene mal podemos dejarlo para esta noche. Además añado si vamos a tu consulta es posible que te la ponga perdida, empezaré a tocarlo todo y... aveces soy peor que un niño comiendo...

La luz del local comienza a vacilar hasta que se apaga del todo, dejando ese posible incomodo silencio invadiendo el local y dejándonos en esa penumbra que entra por los ventanales desde el exterior.
Miro hacia los focos de las luces como si quisiera averiguar el motivo del apagón. -Vaya. Juro que no he tocado nada..

Vuelvo a ponerme cara a la barra terminando de remover el té y dando un par de golpecitos en el borde del baso para dejar apoyada la cucharilla en el plato. Después le doy un buen sorbo dejando fluir el caliente líquido por el interior de mi cuerpo hasta que abandono esa sensación por otra igual de cálida al sentir su mano como se apoya suavemente sobre la mía. Primero la miro a los ojos sin saber como reaccionar y sin saber que decir, después miro su mano y la aprieto junto a la mía en un acto de sinceridad.. Menos mal que su siguiente comentario y el potente sonido de un rayo ayuda a desencajar ese tema.

..No quiero darte envidia sobre mi nuevo trabajo, así que eso me lo guardaré para mas tarde. Y el coche.. mmmm.. esto.. gesticulo de varias maneras y seguramente todas ellas descubran mis facetas Sí. Me lo quitó la poli mientras hacía la entrevista. Parece que le han cogido manía a mi coche también..- trato de tomármelo a broma mientras ella se dispone a sacar dinero del bolso.

Me levanto del taburete al tiempo que apuro las últimas gotas del té y dejo unos cuantos dólares encima de la barra tras haberme colocado la bufanda de nuevo. Dejo los suficientes para pagar su sandwich y mi té, e incluso algo de propina, no mucho, pero algo.
-¿Nos vamos..?- sin esperar respuesta tiro de ella a pesar de lo que esté haciendo con su bolso y ya cuando cruzamos el umbral de la puerta deteniéndonos en la calle..

-Me gusta la idea de ir a tu consulta... me froto las manos y tiro algo de vaho al hacer una pequeña coveta entre ellas Además, hace una tarde estupenda.. digo mirando las oscuras nubes del cielo pero sinceramente creo que molestaré..-

Antes de que me de tiempo a sacar el monedero del bolso, el cual de vez en cuando se convierte en el bolso desordenado de Mary Poppins, donde puedes encontrar de todo, pero solo después de media hora rebuscando y sacando papelitos inservibles o envoltorios de caramelos. Distraída como estaba llenando el plato del sándwich de los mencionados recortes o envoltorios no me percaté de que Leon ya había dejado dinero sobre la barra, hasta que me agarro del brazo y tiró de mi hacia fuera. Espera! me detuve un segundo junto a la puerta y recogí el paraguas que había dejado en la papelera de la entrada. Mejor si cogemos mi paraguas para terminar un poco menos mojado.

Al salir a la calle me acurruque en mi abrigo cerrándolo hasta arriba y ocultando la nariz en la acogedora bufanda gris que llevaba anudada al cuello. Por suerte las gotas de lluvia todavía no nos habían alcanzado demasiado, ya que el temporal que se estaba preparando hacia que el agua campase a sus anchas golpeándote por donde menos te esperas. Por cierto tu peinado también ha mejorado mucho... ya que Leon se había tomado la libertad de bromear con mi nuevo corte de pelo había decidido aprovechar el momento y tomarme la revancha. No pude evitar que una sonrisa me cruzara el rostro mientras intentaba no mirarle para no traicionarme a mi misma en el intento de permanecer seria mientras lo decía.

Centrándonos mas en el tema abrí el paraguas y le cogí del brazo para poder compartir el paraguas de forma mas cómoda sin mojarnos el hombro de fuera. Me temo que aparcar en esta zona es imposible, así que he tenido que dejar el coche un poco lejos. Sin esperar mas comencé a guiarle hacia nuestro destino, un refugio seco y caliente, los asientos de mi coche. Antes has dicho que eres peor que un niño comiendo, consuélate me encantan los niños. Giré un poco el rostro para fijarme en el suyo. No te preocupes por el desorden que puedas causar en mi consulta, me he instalado en mi propio apartamento y muchas veces parece una leonera... una sacudida de aire intentó arrebatarme el paraguas así que lo agarre con fuerza esperando que no se diera la vuelta o se rajase la tela con la fuerza del viento. Mi tiempo, como sabes, es completamente prescindible para mi que se lo dedico tanto a los demás y a mi consulta, que en vez de disculparte conmigo tendrías que hacerlo con los pacientes.

Por cierto la cena corre de mi cuenta, me niego a que me sigas pagando cosas sin haber ido a trabajar ni un día.

Permanecéis con los brazos entrelazados uno junto al otro, pero a pesar de eso y del paraguas es inevitable acabar de todos modos parcialmente mojados, al menos de cintura para abajo. De hecho el bajo de vuestros pantalones y los zapatos quedan empapados, chapoteando en el agua que se acumula en las calles de forma excesiva e incluso os hace resbalar alguna que otra vez.
No lleváis mucho tiempo en esa ciudad así que no sabríais decir si es normal o no, pero desde luego desde que llegasteis no habíais visto un aguacero de tal magnitud.

Tras un rato que se os hace más largo de lo habitual debido a la incomodidad del trayecto, dais con el coche de Ayira guareciéndoos en su interior sin tardar demasiado en poner la calefacción para entrar nuevamente en calor.
Parece que la invitación acabará convirtiéndose en una necesidad después de quedar con la parte baja de la ropa empapada.

El vehículo tarda más de lo habitual en arrancar, y si la temperatura sigue bajando no sería demasiado extraño que acabara por nevar por la noche, sin embargo los rayos y truenos han menguado su intensidad y con un poco de suerte la lluvia les acompañará en un rato.
Finalmente Ayira consigue ponerlo en marcha, aunque resulta casi imposible encontrar una emisora de radio que se escuche en condiciones debido a las interferencias meteorológicas.

Conduce con cuidado y sin prisas, siempre ha sido una muchacha precavida y con este temporal todavía más. Después de todo en realidad no tenéis prisa... por eso resulta más sorprendente cuando repentinamente alguien salta sobre el coche, literalmente.
Ni siquiera habéis conseguido ver de dónde ha salido, probablemente de la acera contigua. Aterriza estrepitosamente sobre el capó delantero hasta golpear la luna delantera del coche sin llegar a romperla, deshaciendo el recorrido tras el frenazo de la conductora para caer nuevamente al suelo.

Tiré de su mano mas por ansías de salir a la calle que por prisas, que de hecho no había ninguna prisa, y parece un poco borde mi reacción. La verdad quería salir de esa cafetería de una vez y ver la preciosa tormenta que el temporal nos había regalado. Ella reclama que me espere, pero suelto su mano y me voy fuera mientras ella coge su paraguas que está justo al lado de la puerta de la cafetería donde yo espero afuera.

Cuando decide tomarse la revancha sobre mi pelo, que ha decir verdad lo tenía exactamente igual que meses atrás, quizá algo mas corto y en estos momentos recogido en una coleta. Trate de mirarla con un rostro expresivo tratando de que suelte esa sonrisa que esconde -Te estás riendo, se que lo dices para vengarte....

Al ver como se le escapa esa media sonrisa, vuelvo a frotar mis manos al tiempo que murmuro -Joder. Que frío..- Le ofrezco mi brazo y una enorme sonrisa cuando ella abre el paraguas. -Muy bien, nos vamos, entonces...- Ella me guía hasta su coche, donde posiblemente sea uno de los lugares mas comodos y cercanos.
El camino se hace un tanto incómodo debido al frío y al agua que empieza a calarse por la parta mas baja del tejano. Esto hace que me pegue mas al cuerpo de la chica para notar el calor y que el paraguas haga un trabajo útil, aunque las mojadas calles y los fuertes vientos lo hace una tarea mas complicada. -Creo que voy a tener que pasar por casa... Al menos que tengas un pantalón que prestarme en tu consulta..- Me separo de ella cuando ya ha abierto el coche y rodeo, casi a la carrera, el vehículo para llegar hasta mi puesto como copiloto y sentarme rápidamente en el asiento.

-¿Leíste el periódico esta mañana?.. me voy quitando la chaqueta húmeda debido al agua y coloco las manos por donde sale el airecillo de la calefacción. Mis ojos miran hacia arriba por la luna delantera intentando ver las grises nubes a ver si tiene pinta de que se vayan anunciaban una fuerte tormenta. Y justo al lado decía algo sobre un asesino que ahorcaba con una cadena. ¿No lo hace eso mas aterrador?..- trato de no tomármelo muy a pecho aquella noticia y finalmente el coche arranca tras varios intentos de Ayira.

-Por cierto, no te he invitado. Solo que.. quería disfrutar de un bonito paseo bajo la lluvia y no podía esperar mas. La miro y sonrío mientras detengo la búsqueda de la emisora. Así que eso me lo debes..

Tras haber encontrado algo decente en la radio ignoro su posible mirada hacia mi. Acomodándo mi espalda en el asiento y mirando el exterior por la ventana mientras mordisqueo la yema de uno de mis dedos..

-¿Sabes.. me encantaría cenar contigo.. no puedo continuar hablando cuando estrepitosamente algo impacta brutalmente sobre la luna del coche.
Una, dos y tres son las rápidas palpitaciones que siento por dentro al saber que ha sido un tipo el que saltó sobre la luna. Lo primero de todo es mirar hacia Ayira para ver si se encuentra bien, me imagino que necesitara algo de tiempo para calmarse.

-Tranquila, no pasa nada. ¿Estás bien..? ...... solo necesito un cruce de miradas para ver como se encuentra joder, puto chiflado. froto la mano por detrás de mi cuello Voy a recogerle y lo metemos en el coche..- Mis dedos están apunto de abrir la puerta de copiloto..

Un rato de lenta conducción debido a la lluvia, unido a los comentarios sueltos de Leon a cerca de la prensa matutina y un asesino estrangulador que tiene como mejor amiga a una cadena, consiguen ponerme los pelos de punta. ¿No había un tema de conversación mas agradable? bonita ciudad esta, buen tiempo, poca gente y por lo que veo amistosos... me encanta... Parece que no estoy del todo cómoda con la nueva ciudad, quizás porque aunque no es la ciudad mas peligrosa del país, al menos tiene un puesto en el podio, seguramente esto se lo debe a la gran fama que tuvo a cerca de problemas con la mafia. No seria de extrañar que esa fama fuese del todo real, incluso en estos momentos.

Atenta al cien por cien en la carretera mi conversación es un poco vaga e inconexa, ya que con la que esta cayendo no veo los carteles de señalización hasta que no los tengo justo encima, por no hablar de los cruces. Todo seria que nos perdiésemos cuando vamos a buscar su coche y que se estropeé el mio. Por el rabillo del ojo veo como juguetea con la radio hasta detenerla en una canción. No puedo evitar reírme a carcajadas, lo siento, pero si algo os falta a los blanquitos es el buen gusto por la música. Estiro la mano para cambiar de emisora o poner el cd en marcha cuando me sorprende hablándome de una cena, aunque esta vez su tono es algo mas serio.

Un tremendo golpe en el capo me informa del desafortunado accidente que ha tenido lugar. ¡oh Dios mio! Apago el motor en un segundo y mis manos me tapan la boca con fuerza mientras me contengo por no chillar ante lo que acaba de suceder. ¿Que si estoy bien? madre mía, acabo de atropellar a un hombre... me quito el cinturón mientras mis manos tiemblan. No le toques, no sabes si su cuerpo ha sufrido alguna rotura, no podemos subirlo al coche hay que llamar a una ambulancia.

Salgo del vehículo sin preocuparme por la lluvia y con el móvil en el bolsillo para marcar el numero de emergencias. ¿Perdone me oye?... me acerco cauta a la figura que yace tendida en el asfalto. No se mueva solo responda si me oye o no.

Tras el susto inicial de quedaros dudando en el coche unos segundos, ambos salís sin dudarlo del coche, quedando empapados en cuestión de segundos, pero apenas dándoos cuenta de ello cuando distinguís que a pesar del golpe el hombre empieza a incorporarse.
Tan sólo viste unos tejanos pegados a las piernas a causa del agua, por lo que lo más probable es que esté a punto de sufrir hipotermia.

-Te oigo... Ayira- apoya una mano en el resbaladizo asfalto y un silencio tenso se produce mientras Ryan devuelve la mirada a Ayira y más tarde a Leon.
Ahí está, salido de la nada y directo hasta el capó de vuestro coche, sin heridas severas a pesar del impacto que acaba de llevarse, aunque sí pueden apreciarse varias contusiones.
-Vamos a quedarnos los tres congelados- acaba por admitir para salir del trance, ayudándose de ambos para levantarse algo tambaleante.

-De acuerdo. No le tocaré.. pero tú tampoco te acerques demasiado, por lo que pueda pasar..-

Había estado observando por largo rato aquellas frías gotas de invierno. El reflejo del agua sobre el mojado piso de alquitrán no dibujaba mas que mi oscura silueta. Hipnotizado por el accidente moví mis piernas tras escuchar las palabras de Ayira y abir la puerta. Ella era la que debía de mantenerse firme en esta situación, pues era cirugana y sabría controlar esta situación sin ningún problema.
El ambiente se tornó más frío y desértico, ningún alma parecía moverse bajo la espesa lluvia que reinaba en las calles, parecía que estabamos nosotros dos y esa silueta tendida en el suelo mojado. Mi reloj indicaba la hora en la que todo el mundo esta en el trabajo o refugiados en sus respectivas casas. Me encontraba totalmente empapado bajo la tormentosa lluvia que caía sin control... Traté de observar dentro de mi mente, intentando encontrar la respuesta a todo lo que había ocurrido frente a mis ojos, el accidente, en dónde había estado el error de Ayira.., pero mi mente estaba dormida. Un escalofrío recorrió mi cuerpo de pies a cabeza, cuando una punzante brisa envolvió mi cuerpo. Temblando me incorporé y retome mi marcha desenfrenada hacia el cuerpo tendido mientras ella marcaba el número de teléfono..

Cuando el tipo tendido sobre el suelo dice el nombre de la chica no pude evitar acercarme mas a él. Lo tenía de espaldas y no podía reconocerlo del todo. Cuando vi aquel rostro cubierto por la lluvia al igual que el mío, no pude ocultar una sonrisa, dejándo que la lluvia golpease con fuerza sin absoluta importancia.

-¿Ryan? ¿Eres Ryan?.. suelto una carcajada de buena gana al tiempo que me acuclillo delante de él y le ofrezco mi mano como apoyo para levantarse. Tenías tantas ganas de vernos que has tenido que pararnos a la fuerza. La próxima vez haz autostop ¿quieres?..- coso su mano y paso su brazo por detrás de mi cuello para ayudarlo a reincorporarse..

En los momentos en los que mi angustia supera con creces a los demás sentimientos y sensaciones, ni la persistente lluvia, ni el frío que acompaña al aguacero me detienen en mi lento avance hacia la figura tendida en el suelo. Todavía no he marcado el teléfono de urgencias porque prefiero cerciorarme de que al menos mantiene el pulso. No se muy bien que tipo de persona se abalanza sobre un coche, pero su escasa ropa encaja a la perfección con el perfil de un loco suicida.

Cuando su voz entrecortada me afirma que me oye suspiro aliviada al saber que esta consciente, lo que no me esperaba es que estuviese tan consciente como para saber como me llamo. ¿Pero quien...? Estaba preguntándome quien de mis conocidos podría abalanzarse sobre mi coche en pantalones en una tarde lluviosa como hoy cuando la voz de Ryan y su rostro me asaltan. Antes de poder decir nada me agacho junto a Leon para ayudar a incorporar al atropellado. Espero que no estuvieses tratando de comprobar mis nervios...tiene poca gracia. ¿Se puede saber como demonios has aterrizado en el parachoques de mi coche? y solo con unos vaqueros.

Regresamos a la seguridad del coche, estamos completamente empapados, la ropa me molesta, esta fría empapada, persa un quintal y encima se me pega demasiado para mi gusto. Enciendo la calefacción de nuevo, eso me ayudará a mantener caliente el motor del coche y a nosotros mismos. Me quito el abrigo y se lo tiendo a Ryan. Se que esta empapado, pero a lo mejor te abriga algo mas que tu pellejo. Aprovecho que me he girado para fijarme en las contusiones que le he ocasionado con el coche. Mas vale que luego le examine mas despacio, no quiero que pierda la consciencia de repente o que se le produzca una hemorragia interna. Ahora ya no se cual es nuestro destino ¿es un buen momento para hablar de estos seis meses?

Ryan se incorpora gracias a vuestra ayuda, ya que si no parece poco probable que fuera capaz de permanecer en pie. Aún así conserva la suficiente energía para que no tengáis que arrastrarle.
Sonríe ante el comentario de Leon, no demasiado sorprendido por ello, dejándose llevar al coches hasta caer en la parte trasera con un sonoro resoplido.

-Tenía que pararos y lo he conseguido...- se limita a justificarse como si fuera lo más natural del mundo, recibiendo el chorreante abrigo de Ayira dubitativo hasta extenderlo por su tórax a modo de manta, ya que es evidente que sus brazos no van a caber en esas mangas.
-Me desperté sólo con esto puesto, no tenía mucho que escoger y las explicaciones... Mejor en un sitio más tranquilo y cómodo- arquea una de sus gruesas cejas y os mira alternativamente, todavía sonriente como un padre orgulloso a pesar de no admitir lo que se le pasa por la cabeza.

-¿Por dónde andan los demás?- acaba preguntando interesado mientras Ayira insiste varias veces hasta que el coche vuelve a ponerse en marcha. Cada vez resulta más difícil conseguir encender el motor.

Pasado el brazo de Ryan por detrás de mi cuello , emprendo la marcha a una velocidad digna de un crucero. A pesar de que mis zancadas sean largas, lo hago lo suficientemente despacio para poder guiar a Ryan hasta el coche sin que sienta los posibles punzantes dolores, aunque conciéndole no creo que se sobresienta de ello.

El cielo se oscurece poco a poco y la lluvia aparece como cascadas. Parece que sea noche cerrada cuando iniciamos la marcha de nuevo a los asientos traseros del coche para dejar a Ryan.
Me introduje en el coche totalmente empapado y helado de frío, con el pelo recogido en una goma donde saltaban unas gotas del moño de la coleta al desnudo cuello que hacían el frío aún mas escalofriante.

Tiemblo sentado sobre el asiento y alargo mi brazo para recuperar la chaqueta que me había dejado en el reposacabezas y que al menos se mantiene mas o menos seca. -Toma. Póntela, estás empapada.. se la tiendo a Ayira que es la que tiene que entrar rápido en calor y después me frotos las manos dando un grito de subidón para abandonar temporalmente la sensación de frió. Joder, estoy congelado chicos..- Tomo una postura en el asiento para poder ver a Ryan y Ayira a la vez..

-Podemos ir a mi casa. No anda muy lejos y tenemos que quitarnos toda esta ropa... me quedo como pensando las escasas opciones, y por el momento creo que es la mas acertada creo que tengo algo de ropa limpia, se me pasó esta mañana pasarme por la lavandería.. lo suelto al tiempo que me viene por la cabeza y que lo debería de haber hecho ya hace un par de días. Bueno, ya pensaremos en algo... Pero si os soy sincero me estoy muriendo de frío-

Vuelvo a tomar una posición mirando a la carretera, sonríente por el reencuentro, esperando que Ayira haya recuperando el control para conducir después del susto. -No se nada del resto.... empiezo a jugar con los calentadores del coche para que salga el aire en la dirección adecuada dejando libertad a Ayira para que responda esa pregunta ...pero seguro que están bien....