Partida Rol por web

Finalmente llegáis hasta vuestro destino, la calle Orleans, fácil de distinguir por el pintoresco edificio que se levanta ante vosotros, construido hace más de cincuenta años y reformado hace apenas un par para poder ofrecer una fachada más digna. El efecto que se obtiene con la nieve resulta curioso, cómo si de una extraña y tétrica casita de chocolate cubierta de azúcar glasé se tratara.
Por lo que sabéis los pisos ahí son sumamente caros, excepto para los que los obtuvieron de sus abuelos o algún símil. En la planta baja hay una pequeña tienda de golosinas cuyos letreros siguen iluminándose, sin embargo a esas horas todas las verjas metálicas ya están dispuestas y el lugar cerrado.

Os acercáis al portal, aunque como era de esperar permanece cerrado, así que Ryan mira a ambos lados y tras asegurarse de que ninguna de la quitanieves pulula por los alrededores hace surgir esas llamativas y afiladas garras resplandecientes de una de sus manos, hundiéndolas de forma brusca en la cerradura hasta que ésta cede y podéis entrar al lugar.

El cambio de temperatura se nota, y vuestros pies casi congelados lo agradecen, pero aún así será mejor no tardar demasiado a ser posible.
El recibidor no resulta demasiado amplio, decorado un lateral con plantas verdes y bien cuidadas, ni siquiera goza de ascensor, sin embargo las escaleras resultan tan llamativas como el exterior.

Casi en el ultimo segundo estoy por no irme de casa,  pero se que tengo que hacerlo. Sonrio a Leon y casi espero que al abrir la puerta no tengamos que irnos. Suspiro al ver la nieve ni me preocupo de ir a ver si arranca el coche, no voy a arriesgarme, al menos las botas creo que aguantaran y los guantes como el gorro y la bufanda creo que me protegeran. Caminamos con pesadez por las calles mientras llegamos a nuestro destino, el edificio es reconocible y cuando Ryan usa sus garras me quedo a un lado de espaldas mirando por si viene alguien. Me sacudo la nieve al entrar en la puerta y me froto las manos y los brazos para que entren en calor, casi ni los noto.

Busco con la mirada los buzones del edificio, si hay alguno tendra nombre y con esos nombres puedo ocuparme de averiguar cosas, pero tendre que hacerlo yo, no Angelo, no puedo pedirle que se inmiscuya mas.

Salimos de la casa dejando atrás a Leon con la niña y un arma. No me parece el tío más seguro para dejar una niña a su cargo, pero ellos sabrán lo que hacen. Me limito a caminar a su lado con la cabeza agachada entre las solapas de mi chaqueta, mientras con más o menos dificultad evito que mis botas se queden clavadas en la nieve.

Parece que nuestro destino es la calle Orleans. No está dentro de nuestra jurisprudencia pero en su día me aprendí donde estaban todas y cada una de las calles de nuestra ciudad. Allí se encuentra un edificio, parece que tiene bastantes años y sin embargo está bien cuidado. Puede ser incluso que fuera diseñado así y que no sea tan viejo como aparenta.

La puerta parece un escollo difícil de salvar y no sé si estoy seguro de que el allanamiento esté dentro de mis intereses más inmediatos. Me podrían expulsar del cuerpo de bomberos sin más explicaciones. Claro que cuando Ryan parece sacar unas garras comod e metal del interior de su mano me quedo sorprendido. Doy un paso atrás perplejo y veo como abre la puerta.

Con la boca abierta y los ojos como platos decido entrar tras ellos. Al fin y al cabo allanamiento o no acabo de ver o un muy buen truco de magia o la confirmación de que muchas cosas de las que me han dicho, son ciertas. -Muy sutil. -Saco las manos de los bolsillos y evito tocar nada, por si acaso.

Parece que el problema de decidir quien se queda con la pequeña Susan se resuelve mas rápido de lo esperado, y antes de que me de cuenta nos encontramos de nuevo en la calle. La fría calle no nos da la bienvenida, sino que intenta derribarnos con sus fuertes ráfagas de viento y parece intentar también de una manera rápida pero persistente enterrarnos bajo las montañas de nieve que parecen caer del cielo. Nunca había visto nada parecido. Un susurro escapa entre los numerosos pliegues de bufanda que me cubren la parte inferior del rostro. Por suerte pude pasarme por casa antes y buscar prendas mas abrigadas, no quiero ni imaginarme lo que sería intentar llegar a cualquier lugar con la ropa empapada y semi rígida por el frío como la que dejé sobre los radiadores.

El camino se hace un poco mas largo de lo que debería, en condiciones normales habríamos ido en un coche, o incluso en dos para aprovechar la ventaja de abrirnos en dos frentes, pero con el agradable temporal que sacudía la ciudad pensar en meterse en un coche era de suicidas. Armándome de paciencia y tesón recorrí las manzanas que nos separaban de ese curioso edificio rezando por llegar y refugiarme en el interior, y maldiciendo la hora en la que me ofrecí para venir. Era un mundo en contradicciones en estos momentos, así que el silencioso paseo me hizo mas que bien para despejar mi mente y centrarme en el problema que teníamos delante.

Los carteles luminosos de la tienda de dulces y caramelos me llamaron la atención el tiempo suficiente como para distraerme y no ver como Ryan apalancaba o descerrajaba la puerta con sus garras. Al entrar me sacudí la nieve, me quité el gorro y comencé a soplar en mis manos para intentar que mis dedos recuperasen su flexibilidad. Con lo agarrotados que los tenía pensar en agarrar un bisturí sonaba a castigo antes que a premio. Como mi atención se había centrado mas en los carteles luminosos que en el exterior del edificio cuando por fin deje de sacudirme nieve y entré mis ojos se abrieron como platos a medida que recorrían los detalles que hacían del sitio un lugar tan especial. Vaya, es impresionante, los pisos aquí deben costar una fortuna. ¿Que puede interesarles de un sitio así? Procuré no alzar demasiado la voz para evitar escuchas innecesarias, pero lo cierto es que debería haberme quedado callada por si acaso.

Ryan sonríe burlonamente a Mark cuando comenta la sutilidad, dejando claro que ésa no es la mayor de sus virtudes... pero tampoco parece preocuparle demasiado.

Al entrar se remueve un poco bajo la ropa cedida amablemente por Natalie y se acerca hasta el hueco de las escaleras con precaución y lentitud, asomándose hasta comprobar que nadie las está recorriendo, momento en el que se toma la libertad de observarlas con atención y distinguir su extrañísima distribución sin rellanos. Las puertas sencillamente están junto a las escaleras, las cuáles ascienden de forma circular y bastante amplia, quedando en el centro de ellas el hueco del recibidor en el que estáis actualmente.

-Supongo que alguno de los inquilinos además de rico es un zombie... o algo así- responde a Ayira en el mismo tono de voz bajo que aún así se propaga más de lo que desearíais por el edificio casi vacío, sin embargo es algo muy ténue y debería tenesre superoído para oírlo desde el interior de cualquier casa. Lo cuál no es tan descabellado hablando de zombies, lupinos, vampiros y demás seres extraños.
Mira por un instante a la enfermera y después al novato con expresión confiada, más que nada para intentar que no se sienta demasiado tenso o asustado. Después se acerca a Natalie la cuál se afana pro comprobar los nombres de todos los buzones.

En total tan sólo hay 6 casas, al menos en ésta escalera, una de ellas carece de nombre y las demás, debidamente numeradas, no parecen dar ninguna pista acerca de que algo extraño suceda en ellas.
-Déjame un instante...- pide entonces a Nat, apartándola un poco con suavidad para que le deje ver todos los buzones. Es entonces cuando se queda quieto momentáneamente, al parecer concentrándose, ladea un segundo la cabeza y sus ojos emiten un destello azulado llamativo, apenas una fracción de segundo, cualquiera que no le estuviera mirando con atención ni siquiera se hubiera percatado de ello.

-Aquí veo algo extraño... una marca de algunos dedos...- entrecierra los ojos señalando el buzón de la puerta cuatro en la que, supuestamente, vive alguien llamado Alfred Feyman.

Las escaleras son algo extrañas para lo que normalmente se puede ver en la mayoría de Chicago, sin embargo, y dada la naturaleza pintoresca del edifico no es de extrañar que sea obra de algún arquitecto "vanguardista" y el edificio al completo sea de "diseño". Nos paramos frente a unos buzones y Ryan parece ver algo en ellos. La palabra zombi, unida a la extraña garra que apareció de la nada y su extraordinaria visión me hacen pensar que el tal Ryan no es humano o lo tiene todo preparado.

Me acerco tras él cuando deja de mirar el buzón y me acerco buscando algún tipo de huella o señal. -Rico y zombi... -¿Los zombis no son esos que andan medio a rastras y solo se mueven para comer cerebros? -Mi conocimiento de lo paranormal o fantástico es bastante burdo, pero supongo que a estas altura ya no les va a sorprender cualquier pregunta absurda que pueda hacer.

Miro entonces las escaleras de nuevo -mira, es curioso, están hechos los pisos en "escalera", quizás así se aproveche más la distribución o incluso algunas casas tengan dos plantas en su interior. Lástima que haya seres extraños por aquí. Sería un buen sitio donde buscar piso ahora que no tengo donde caerme muerto. -Luego pienso en Irina y miro el móvil. Aún debe seguir en el hospital. Quizás esté de vuelta para cuando la dejen ir. Pongo en silencio el móvil y activo el modo vibración mientras espero a mis compañeros para saber qué tenemos que hacer.

Me he quedado callada mientras Ryan hacia lo que debia hacer para encontrar algo, me maldigo por que mis poderes no funciones como deberia ser, creo que me he ablandado en este tiempo.

Tomo nota del nombre del buzon para luego buscar por si hay algo por casualidad en la empresa o si puedo encontrarlo en internet Google es lo que mejor puede irnos ahora mismo. Creo que tal vez deberiamos ir a ver si es un zombi a la antigua usanza o mas moderno bien se que no es todo tan holliwoodiense como esperariamos de una pelicula de terror, nada es lo que realmente... un segundo y si el tal Alfred fuera el ser de fuego o si fuera realmente Sven... creo que aun no estoy preparada para poder verle, pero debo hacerlo y... solo debo esperar. rezar y tener fe.

-Hmm... sí, hay algunos de esos pero también los hay más listos y parecidos a nosotros. De hecho agradecería que fuera de los primeros...- ladea un poco la cabeza y empieza a subir peldaños despacio y con cuidado, cómo si temiera que fueran a desprenderse en cualquier momento. Se mueve pegado a la pared y no deja de mirar hacia arriba por si algo intentara sorprenderos, pero de momento eso no ocurre y sujeta la manga de la chaqueta de Mark tirando un poco de él, ya que no parece dispuesto a desviar la mirada.

-Lo que debes hacer ahora es concentrarte todo lo que puedas y tener fe. Sabes que existen, lo has visto, ahora sólo falta que lo aceptes y quieras volver a hacerlo. Será necesario antes de entrar a ésa casa- dicho ésto, en un intento algo tosco de "impartir clase", le suelta y se detiene junto a la susodicha puerta.

Levanta su puño cerrado, en el cuál aún permanece esa brillante garra, y enseguida surgen dos más acompañándola, momento en el que baja el brazo y mira a todos, uno por uno, cerciorándose de que estáis preparados con vuestras propias armas o sencillamente mentalizados antes de disponerse a abrir... o que algún otro tome la inicitiva.

El frío todavía atenazaba mis manos, a pesar de que el incesante crecer de la adrenalina en mi interior estaba ayudando bastante a la hora de recuperar la movilidad en los dedos y sobretodo el calor corporal que había perdido con el paseo. Escuche la pregunta de Mark mientras seguía soplando en el interior de mis manos y a la vez encogí los hombros como una respuesta vaga. Yo solo conozco a los que se arrastran e intentan morderte, por suerte...

Parecía que todos se iban posicionando para subir las escaleras, así que me quedé la ultima, pero procuré no quedarme rezagada y aislada de los demás. Respiré profundamente para intentar calmarme y así poder recurrir a mis habilidades especiales, eran lo único que me separarían de lo que pudiese esconderse tras esa puerta. Yo nunca llevaba armas de ningún tipo pero al menos en mi mochila sabía que contaba con un bisturí y algunas tijeras de cirujía, aunque no fuesen una maravilla al menos podría improvisar con algo.

La verdad es que me costaba imaginarme un zombie como el que había descrito Ryan, un tipo inteligente pero a la vez putrefacto. La única vez que me había topado con algo parecido había sido en el hospital de Des Moines con aquella chica rubita que desapareció, ella estaba muy alterada e intentaba traspasar el pecho de aquella lastimosa criatura con la barra del gotero, y mi única intencion era tranquilizarla para que aquel ser se diese la vuelta y continuase con su trabajo... no fue así y el final desembocó en algo mas peliagudo. Recordando eso a mi mente acudían numerosas preguntas, si me había ocasionado tantos problemas un zombie tonto ¿Que podría llegar hacer uno en condiciones?

Intentando alejar esas preguntas en un momento tan poco oportuno mantuve la respiración esperando la acción de Ryan, que era el que abría la cabeza de marcha.

-Ah bien, es un consuelo que solo hayas visto a los clásicos -digo con media sonrisa sarcástica y levantando una ceja. -Ejem... a ver qué tenemos hoy en nuestra sala VIP -hago caso a Ryan trato de concentrarme tanto como puedo. Cierro los ojos y dejo la mente en blanco, luego intento centrarme en aquel ser que vi en mi casa. Recuerdo sus detalles, su olor, su calor y abro los ojos. Parece que si, que siento algo... no, no siento nada. No ha cambiado nada en mí.

Abro los ojos -Pues no veo nada -digo mirando a la pared. Me encojo de hombros y me pregunto si de verdad tengo yo esa facultad de la que me hablaban. Miro a Ayira, a Natalie y cuando me giro hacia Ryan doy un respingo hacia atrás. No esperaba ver aquello y verlo tan de cerca me resulta chocante. Alrededor de Ryan hay una extraña aura que le rodea. No solo tiene sus afiladas garras, sino que está envuelto en un extraño y etéreo halo.

-Bonito envoltorio -digo reponiéndome ante la impresión. -Parece que si que funciona. Creo que estoy listo -me siento como un radar térmico. Es una sensación extraña. No soy diferente, pero mis capacidades han aumentado y lo mejor es que parece que puedo controlarlo. Sonrío medio nervioso y espero a mis compañeros. No quisiera ser el primero en entrar. Mejor me quedo al final.

Las palabras rezongonas de Mark a cerca de la poca gracia que le hace ver que hay al otro lado de la puerta me recuerdan a mis primeros días, que demonios, cada vez que tengo que salir a hacer algo parecido a esto me siento bastante estúpida. Hasta que la puerta se abre, en ese momento el mundo se muestra con toda su crudeza, el telón de la función se ha levantado para nosotros hace tiempo, no demasiado como con Ryan, pero hace tiempo, y eso me provoca sentimientos encontrados. Por un lado la poca gracia que me hace exponerme a las garras, los colmillos o la mente de algunas criaturas, y por otro lado la fascinación que ejerce este mundo sobre mi. Es demasiado poderoso mi interés en saber más como para alejarme de todo para siempre.

La adrenalina comienza a correr por mis venas acelerando los segundos de espera entre que Mark aprende a despertar su segunda visión y Ryan se prepara para reventar la puerta. Supongo que será lo que pretende ya que su estilo siempre es claro y directo. Parece que todo esta demasiado tranquilo La cosa se está alargando poco a poco, y aunque no tengo ninguna gana de volver a salir al frío y la tormenta de nieve lo haría encantada con salir de esta casa tan especial, tan siniestra, por otro lado el interés mantiene mis pies clavados al suelo, esperando descubrir lo que nos espera al otro lado ¿Estará Sven ahí dentro con un cañón apuntando hacia la puerta? Mark se coloca junto a mi tras los dos encargados de la acción del momento, Natalie y Ryan. Vamos no alarguemos esto mas, les estamos dando ventaja.

Contuve la respiración hasta que el mas mínimo suceso me liberase de la tensión.

Miro a Ryan, respiro hondo mientras espero a que haga lo que tenga que hacer a un lado de la puerta. Rezo para mi que no este dentro, que se haya ido por que si le tengo que llenar el cuerpo de plomo lo hare aunque me duela. Padre nuestro que estas en los cielos, santificado ... comienzo a rezar para mi mientras espero la señal con el arma  preparada.

Ayirah y Mark que esperen un poco detras para que no les vea y espero que no nos equivoquemos, no esta vez y que no pase nada malo..

La ventaja la tienen hace mucho tiempo el mismo dia que les quitamos a Susan, ocurra lo que ocurra aqui deberia mandarla con mis abuelos, alli estara a salvo.

Ryan arquea una de sus cejas, confirmando que Mark prefiere adoptar su papel de aprendiz y mantenerse en la retaguardia. Natalie prepara su pistola pero también se mantiene quieta y expectante, así que asiente para sí mismo cómo si quisiera auto-mentalizarse y hunde parte de sus garras en el cerrojo de la puerta hasta detrozarlo lo suficiente para abrir la puerta con un seco golpe de su hombro.

El interior de la casa está tranquilo, y ningún disparo o ataque extraño os asalta en un primer instante.
Ante vosotros se abre un recibidor algo pequeño con un espejo en el que podéis veros reflejados, varias plantas sintéticas lo adornan además de algún que otro jarrón variopinto y exótico, probablemente importado de países asiáticos o africanos.

Ryan se queda desconcertado un par de segundos ante la quietud del lugar, pero no baja la guardia, su actitud sigue a la defensiva mientras se dirige hacia la derecha, entrando entonces en el amplio comedor.
El lugar es tan pintoresco cómo el resto del edificio, y los cristales de las ventanas y el balcón tienen parte de ellos en forma de vidrieras pintadas de distintos colores.
Algunos de los muebles, todos de aspecto lujoso, están diseñados con formas curvas y redondeadas, cosa extraña en una sociedad acostumbrada a las esquinas rectas.

Sentado sobre una amplia y mullida butaca de color granate, se encuentra un hombre de mediana edad, vestido con tejanos algo remendados y una sencilla camiseta de color negro. Probablemente no es el tipo de hombre que se esperaría en una casa cómo esa.
Os sonríe confiado y su mirada chispea mientras la de Ryan se vuelve más desafiante, adelantándose unos pasos para que todos quedéis por detrás de él.

-¿Esperabáis a otra persona? Qué pena- comenta burlonamente el hombre, empezando a levantarse del asiento con tranquilidad.

Ambos podéis apreciar un brillo ténue y apagado alrededor de Ryan, justo cómo el que desprenden sus propias garras pero rodeándole por entero, aunque eso no os causa molestia alguna, simplemente os llama la atención.

Cuando entráis al comedor, en un principio véis al mismo hombre "normal" que cabái esperar, pero en cuánto su mirada chispea lo hace todo su rostro, viendo su auténtica naturaleza tan bien conocida por Mark.
Una calavera desprovista de carne o cualquier otro vestigio de vida "flota" sobre los hombros del tipo, envuelta en unas llamas que también se aprecian en su extraña e inquietante mirada. Ahora también son visibles para vosotros un par de cadenas que recorren su pecho manteniéndose "atadas" a él.

Entramos en la casa. No se bien qué esperar de lo que puede haber dentro, así que estando al final miro por encima del hombro de los demás esperando ver algo antes de que sea tarde. El halo de Ryan me impide ver más de lo normal pero no evita que finalmente vea al tipo que se levanta del sofá. Un hombre aparentemente normal que parece esperar nuestra llegada y que no le sorprende en absoluto.

Entonces algo extraño ocurre. Su mirada cambia un momento, casi de forma imperceptible y Ryan se pone en cabeza haciendo de escudo, protegiéndonos. -Es él, ¡el que estuvo en mi casa! -una sensación de desasosiego e irritación se apodera de mi. No se bien qué hacer. Hasta ahora había intentado creer que no era real, que todo había sido una mala pesadilla, una alucinación producida por el humo, pero ahora no. Ahora estaba de nuevo frente a mi en una de las casas más aireadas que podía encontrar. Los efectos del humo, o la falta de oxígeno debían haber pasado ya.

Había tenido sueños raros, pero el pellizco que me estaba dando en el brazo no dejaba lugar a dudas. Estaba despierto y en un rato tendría un cardenal. ¿Qué hacer ante aquel ser que había acabado con la vida de mi perro y casi matado a Irina? ¿Qué hacer con el responsable de que mi casa haya quedado reducida a cenizas?

El aire que contenían mis pulmones se negaba a salir, hasta que por fin Ryan empujó la puerta permitiéndome ver el interior de ese extraño edificio. No esperaba poder repasar la entrada sin tener que esquivar unas cuantas balas o cualquier tipo de ataque improvisado. Fuese quien fuese el tipo que habitaba esta casa debía saber hacia aproximadamente cinco minutos que estábamos buscándole y organizándonos para entrar. Las plantas sintéticas chocaban bastante con la delicada decoración, la originalidad de sus muebles, la belleza de las vidrieras, todo indicaba que quien estuviese esperando debía sentirse muy seguro de si mismo.

Confirmando mis propios pensamientos cuando accedimos al salón el tipo en cuestión se encontraba tranquilamente sentado, disfrutando de su entorno y los minutos que le brindaba su prepotencia, incluso tuvo tiempo para desafiarnos burlonamente antes de que sus ojos chispeasen. Entrecerré los ojos un segundo ante la llamarada inesperada que surgió de su cabeza. Por todos los... un cráneo pelado y descubierto de todo signo de vida flotaba por encima de los hombros del tipo, lo mas extraño de todo era que su calavera estaba rodeada de llamas rojizas. La exclamación exaltada de Mark me libero ligeramente de la sorpresa inicial para prepararme para el encontronazo.

El hombre ríe sonoramente ante el grito de Mark, como si la situacón resultará más divertida a cada instante que pasa, mirándoos uno a uno para detenerse unos segundos más en Natalie, empezando a componer una expresión más malévola en ése momento.

-Te avisé, pero sabía que serías tan necia y estúpida como el resto de humanos. Sóis tan patéticos...- comenta con total desdén dejando bien clara su arrogancia y lo superior que "sabe" que es en comparación con vosotros. Probablemente sea uno de esos monstruos que disfrutan con el sufrimiento ajeno, al menos eso es lo que parece delatar su actitud actual.

-¡Coge esta...!- exclama repentinamente estirando un brazo hacia delante en dirección a Mark, con sonrisa confiada y seguro de sí mismo... que se quiebra parcialmente cuando Ryan se interpone con sus garras apareciendo de la nada una cadena que une el brazo del desconocido con las mismas, enroscadas en ellas y provocando un pequeño tira y afloja entre ambos.
Ninguno está dispuesto a ceder, eso está claro, y las fuerzas de ambos parecen bastante igualadas por ahora.

Para vosotros las cadenas no han salido de la "nada", sin embargo sigue siendo llamativo y extraño ver y comprobar de forma directa como se mueven en el aire como si una fuerza invisible las moviera, obedeciendo los deseos de su amo como si de telequinesis se tratara.

A Mark no le sorprende tanto porque ya le vió emplear ésta "técnica" durante el incendio, tomando así más sentido la frase desafiante de la calavera pirómana.
Ryan intercepta la que ha intentado usar contra el recién Exaltado, sin embargo cómo mínimo otras dos siguen ancladas a su cuerpo sin tener en cuenta el hecho de que podría expandir sus llamas y poner en peligro muchas vidas además de las vuestras.

La verdad es que me esperaba de todo menos eso, miro la casa casi con extrañeza, no le veo que le pege mucho a nadie, bueno tal vez... ni a él. Me pongo a un lado mientras recorro todo con tranquilidad hasta pararme en el hombre que hay sobre la butaca sentado, le miro, escucho las reacciones de los demas. Mark solo me dice lo que me temia sin haber mirado mas alla, es el ser que vi en su casa, el que se marcho en la moto cubierto de fuego.

Nadie habla y como si supiera que la frase estaba dirigida a mi no, a nadie, sabiamos que no estaria, pero lo que me sorprende es que estes tú. Esto me dice dos cosas, las dos buenas para mi, pero malas para ti

Ni la mirada, ni la chispa que surge de ellos, ni nada de eso me amedrenta, he visto demasiado y ahora no voy a asustarme.

No soy ni necia ni estupida, solo se lo que debo hacer y esconderme, huir no es lo que debo hacer. replico sin amedrentarme cuando todo pasa muy deprisa, la cadena, Ryan, la lucha de poder, simples humanos en una batalla perdida hace mucho. El frio de la culata de mi arma en mis manos me hace ver que hay algo mas alla que he sido una estupida por  creer que tenia todo sentido, nada lo tiene, no hay salvacion por mucho que lo desee.

Y mis malditos poderes inutiles, no sirven para nada, si los he perdido mejor por que al menos no volvere a hacer ninguna tonteria. NI mi arma serviria contra el, inutil es lo que soy debi quedarme en casa con Susan, las piernas ni me sostienen creo que he perdido ya la poca esperanza que me quedaba y caigo de rodillas al suelo.