Partida Rol por web

En cuánto todos estáis dentro del vehículo y más o menos acomodados, Natalie arranca con decisión dirigiéndose a la dirección facilitada por Ayira: su nueva consulta/quirófano. A fin de cuentas la creó para casos similares a estos: inexplicables en el hospital, así que más que nunca parece que fue una estupenda idea.

Entre la enfermera y Mark procuran alternarse para presionar con fuerza la herida de Ryan, conteniendo así la sangre aprovechando el hecho de que no parece percibir ningún tipo de emoción ni de dolor al respecto.

Las calles de Chicago empiezan a estar algo más recorridas ahora que las carreteras están más limpias pero no se peude decir lo mismo de la gente, las aceras están casi completamente vacías, nadie está tan loco para salir afuera con éste temporal.
El vehículo avanza con firmeza pero Natalie debe rebajar la velocidad para que no patine a pesar de la tracción de las ruedas y de las cadenas, incluso dentro del coche enseguida empezáis a tener frío. Os cruzáis con un par de coches patrulla que van justo hacia el motel, pero por suerte van demasiado deprisa para fijarse demasiado en el estado de Garras.

Finalmente llegáis hasta la casa en cuestión, probablemente sin molestaros demasiado en aparcar bien. La ventaja de que la ciudad parezca medio fantasma es que podéis sacar a Ryan malherido sin miradas indiscretas, lo malo es que deja un pequeño rastro de su sangre sobre el hielo y la nieve acumulada frente a la puerta de la clínica. Además, empieza a emitir algún que otro quejido entre dientes, pero débil y casi afónico. Aún así es algo más de reacción que el silencio absoluto.

Cuando conseguí que el torso de Ryan reposara apoyado sobre mi para evitar que se desangrase poco a poco empecé a prestar atención a todo lo demás. Natalie conducía silenciosa, perdida entre sus pensamientos, Susan se había acurrucado en el asiento delantero esperando que desde allí nuestros actos no la afectasen tanto, necesitaba sentirse segura y lo peor era que a lo mejor no lo conseguía en toda su vida. Mark parecía desbordado por la situación, sus ojos reflejaban espanto ante lo que acababa de presenciar y no creo que se imaginase nada de esto cuando se decidió a acompañarnos, la verdad es que eramos un grupo de lunáticos, pero ya me había acostumbrado a cosas como esta, formaban parte de mi vida tanto como lo había formado el campus universitario. Y Leon... se había instalado en el maletero para proporcionar más espacio al vacío, pero parecía querer argumentar su rápido disparo con discursos a cerca de lo que había pasado en un primer momento. No podía escucharle con claridad debido a que mi voz interior no dejaba de contestarle sarcásticamente a todo, pero mientras apretaba con suavidad la herida del enfermo hubo algo de todo aquello que me llamó poderosamente la atención.

Se había callado durante unos minutos y Mark acababa de relevarme en la tarea de mantenimiento cuando pronunció aquella estúpida pregunta. ¿Que?... ya ves como esta. Pero espera eso no es importante ahora, has dicho que Sven llegó para llevarse a Susan, y que esa chica le dejó K.O...pero ella quería entregarnos a alguien, a alguien que obviamente no trabaja con Sven me mordí unos segundos el labio pensando quien más podía querer encontrarnos Nat creo que como siempre tus corazonadas son certezas, Sven nos persigue, pero ¿cuantos más?. El coche se detuvo y vacié mi mente para concentrarme en la tarea que debía afrontar ahora. Es verdad que había montado la clínica para ocasiones como estas, pero no sabía si contaría con todo el material necesario para una operación tan complicada, iba a necesitar muchas bolsas de transfusión sanguínea, anestesia potente y un equilibrado material de cirugía, pero sobretodo calma para saber los pasos que tenía que dar en un caso como este.

Abrí la puerta de casa mientras sostenía con ayuda del bombero el pesado cuerpo del veterano, unos gruñidos me alertaron mientras giraba la llave Eso es lo que quería oír amigo, creo que no llegamos tarde. Empujé la puerta con energía y entré a trompicones vamos a ponerlo en esa camilla. Poco a poco colocamos el cuerpo del herido con cuidado en lo que iba a ser la mesa de operaciones. Mientras me quitaba el abrigo de forma apresurada y lo tiraba hacia el perchero comencé a buscar con la mirada todo lo que iba a necesitar. Bienvenidos, esta es mi humilde morada, arriba está mi habitación y un baño por si quieres que Susan descanse un poco estas palabras iban dirigidas a Nat obviamente los demás vais a tener que ayudarme y espero que no os mareéis con la sangre porque solo puedo ocuparme de vosotros de uno en uno y el que gana en urgencia es Ryan.

El piso disponía de una decoración sencilla, más practica que lujosa, la planta de abajo estaba compuesta por una gran sala en la que material organizado en carpetas y cajas se disponía aquí y allá en un orden caótico sin sentido aparente. Tan solo había una pequeña cocina separada con una barra americana y desprovista de materiales que no fuesen básicos. Dos sillones individuales y un taburete alto eran todos los asientos disponibles, la camilla en la que reposaba el paciente estaba flanqueada por un armario blanco de madera en el cual se guardaban productos químicos y medicamentos varios, un potente foco de luz permanecía apagado sobre el cuerpo agujereado y un pequeño arcón refrigerador emitía un suave zumbido constante. No parecía haber salón de ningún tipo ni televisión, así como cualquier otra cosa que aparentemente uno pudiera encontrar en un apartamento cualquiera.

Sin esperar las acciones de nadie me quité el jersey y subí rápidamente los escalones para cambiarme de ropa y lavarme las manos para poder empezar. Desde arriba grité como si fuese lo más normal del mundo quien vaya a ayudarme que empiece a lavarse las manos y los brazos hasta el codo con lo que hay en la cocina y que se preparen para horas cansancio.

No le he contestado a Leon, si lo hubiera echo se hubiera quedado en el motel. Solo conduzco sin apartar la vista de la carretera, con una mano en la pierna de Susan, voy a tener que irme de la ciudad despues de esto y pedir al jefe unos dias.

Sigo pensando que narices podria querer la....eso despues, ahora solo tengo que pensar en Ryan. Aparco y espero que le bajen cogiendo de nuevo a Susan en brazos apretandola contra mi y acariciandola el pelo.

Mucho me temo que puede que Sven no fuera por Susan, tendremos que pensar otra cosa. Salvareis a Ryan lo se, lo he visto, pero yo no estare en el quirofano, me quedo con Susan, la dare un baño antes de meterla en la cama y me quedare con ella.

Te robare algo de ropa para que  pueda cambiarme y .... me acerco y pongo mi mano sobre la frente de Ryan. Eres mas fuerte que todos juntos, tienes que salir de esta, aun no podemos ser cazadores nosotros solos, necesitamos que nos guies viejo zorro.

Miro al resto sin cruzar la mirada con Leon. Estare arriba, lo que haga falta avisadme.

Beso a Susan en la mejilla mientras subimos por las escaleras. Ahora nos vamos a bañar las dos y nos vamos a ir a dormir, mañana todo estara bien, Ryan estara abajo preparando unas tortitas como las que te hago y luego nos iremos a ver a los abuelos a la granja.

Entro en la habitacion y voy al baño sin soltarla abriendo el grifo de la ducha antes de dejarla en el suelo. Comienzo a desvestirla Vamos cielo todo saldra bien, solo es una pesadilla, sabes he tenido una vision. Salia Sven y me llamaba por mi nombre, se acuerda de nosotras y seguro que viene a vernos un dia para quedarse para siempre.

Grises nubes se movían en lo alto, mecidas por un viento pausado. Todo alrededor permanecía en silencio, precavido, prudente, observando cuanto acontecía. Para mí, esta era una noche especial, aunque para otros pudiera parecer una aunténtica locura. A cada paso que daba, bajaba la mirada, y me sorprendía al ver que no caía, sino que seguía en pie. Recordando a ratos, intentando olvidar en otros, seguí hasta llegar a la puerta de la consulta. Allí, abrí la puerta para que transportasen el cuerpo de garras con algo de comodidad extra.

Al entrar, mi curiosidad me puede y recorro la consulta con la mirada, pero como es de comprender no es tiempo de decir que tiene una clínica casera estúpenda. Lo que me lleva a recordar el momento en que me dijo que parecía una leonera, creo que escogió el adjetivo perfecto.

Un poco de calor bastaba para deshacer cualquier cosa helada, por muy fuerte o grande que esta fuese. Así que me quité la chupa nada mas entrar y sentir el calor de cuatro paredes. -Acogedora- Dije como única palabra a la definición de su clínica.

Los resoplos y los quejidos del cazador debe de ser síntomas buenos, al menos siente el dolor. Les ayudé a colocarlo en la camilla, y ahí es donde pude apreciar detenenidamente el agujero de bala. Me gustaría decir unas palabras provocativas a garras, como: que es un blandengue o, venga tio eso no es nada, no nos irás a dejar ahora ¿verdad?. Sinceramente no eran adecuadas. En vez de decir eso, me ánimo a decir algo que no creo que sea mas que otra estúpidez. -Sven no nos persigue a nosotros, al menos no es él quien controla su mente. Recordáis cuando Ryan dijo que le sometieron a una lavado de cerebro ¿verdad?, creo que simplemente quería ver a su niña al menos una vez más, lo que me hace sentirme culpable por no dejar que se la lleve. ¿Pero qué hubiera sido de Nat.?, si me odia por haber disparado delante de su pequeña, no quiero ni pensar lo que me hubiera echo si hubiera dejado que se la lleváse sin su consentimiento, y mucho menos sin avisarla. Eso y más, hizo que me obligara a mi mismo a no dejar a Sven que se acercara a Susan como si yo fuera su único protector en aquel momento. Creo que hay alguien más metido en todo esto. Se llama Lydia, prima de Eveline y, muy amiga mia hace ya algún tiempo. Diría que es ella la que está controlando a Sven para que nos mate a todos, casi lo consigue conmigo. Ha intentando traer de vuelta a Eveline para que caiga en su pequeña trampa. Ah, todo esto es una pesadilla- No se si tengo razón, pero podría tener sentido. Y solo espero equivocarme.

Natalie sube arriba, sin despedirse. Aunque no cruzo ni una simple mirada con ella, si que me despido para mis adentros. Tuerzo la boca y parece que me quedo a solas con Mark, el incómodo silencio lo rompe Ayira desde el piso de arriba. -No se me da muy bien hacer este tipo de cosas, pero una vez tuve que hacer algo parecido...- Mis palabras principalmente van dirijidas a Mark, pero sé que estoy hablando solo enfrente de la pila. Primero me recojo el pelo en una nueva coleta, dejándome un moño en vez de que caiga suelto, después, me subo el sueter hasta la altura de los codos, me mojo bien la piel y al aseo con gel de manos.

Ya está. Estaba listo para ser el ayudante de la cirujana.

Con la ayuda de Ayira metemos el cuerpo en el coche. Natalie arranca mientras Leon se pone en la parte trasera. Ni siquiera me molesto en mirarlo. Escucho sus palabras pero me limito a realizar mi trabajo lo mejor posible, evitar que Ryan muera. Entre Ayira y yo nos turnamos para presionar la herida y evitar que se desangre. No se donde vamos exactamente, pero nuestro aspecto sería demasiado revelador para cualquier lugar público. Aún tengo trozos del cerebro de esa chica corriendo por las mangas de mi chaqueta y no quiero imaginarme como debo tener la cara.

Llegamos a nuestro destino. Un lugar privado donde parece haber una clínica en su interior. Ayira es la dueña o al menos conocedora de aquel lugar y es la que nos guía hasta la sala donde va a tratar de curar, o al menos suturar la herida para evitar que muera desangrado. Ha perdido mucha sangre y necesitará una transfusión. No se si tienen tanto material aquí, pero más vale que se den prisa.

Natalie se va con la pequeña y no parece querer participar en aquello. Yo me miro de arriba a abajo y por mucho que me lave las manos llevo demasiada porquería encima, así que mientras Leon se lava las manos decido quitarme la chaqueta y la dejo en el suelo. Cuando termina Leon me quito la camiseta dejándola igualmente tirada y llena de sangre. Con el torso desnudo me acerco a la pila y comienzo lavándome las manos, con abundante jabón. Luego me lavo los brazos y todo lo que aún está manchado de sangre. Finalmente meto la cabeza bajo el grifo y trato que toda la sangre que aún resbala por mis labios se quede en el desagüe.

Me hubiera gustado darme una ducha, pero no tenemos tiempo y además Susan debe estar ya en mitad de un caliente baño. -Estoy listo.

Natalie desaparece escaleras arriba acompañada de su pequeña, probablemente cansada de que ésta sea sometida a continúos traumas sin cesar, así que probablemente el que presencie una operación no sea lo mejor para ella.

Los chicos se lavan lo mejor que pueden y Ayira ensegudia baja de nuevo más que dispuesta y preparada, algo más que los chicos, a lso cuáles tiende unos guantes y ayuda a preparar los utensilios que le harán falta en bandejas para que el acceso sea lo más rápido posible.

Monitorizáis las constantes de Ryan, demasiado lentas para lo que tendría que ser normal, pero por el momento sigue teniéndolas y de forma bastante estable, así que seguís teniendo posibilidades de salvarle de ésta.

-¿Tú crees...? Porque yo le vi, pero estaba muy distinto...- la pequeña arruga un poco la frente mientars deja que la ayudes a desvestirse, metiéndose en la bañera sin replicar sencillamente porque ya está demasiado cansada para ello, de hecho parece relajarse un poco con el agua caliente y cuando la secas y la ayudas a secarse ya se va frotando los ojos a menudo, como si quisiera evitar volver a dormirse.

-La verdad es que no me acuerdo mucho... pero el chico rubio le apuntaba con una pistola. No me gusta- niega ligeramente con la cabeza, componiendo cierta expresión de miedo al hablar de Leon. Y pensar que al principio incluso le habá caído bien...

Después la conduces hasta la habitación de Ayira, donde la ayudas a tumbarse y quizá aprovechas para cambiarte parte de tu ropa, al menos la más sucia. Abajo hay bastante silencio y por los pocos minutos que han pasado es más que probable que continúen con la operación.

-No volverás a dejarme, ¿verdad...?- dice entonces con tono suplicante, nada dispuesta a cerrar los ojos a pesar de su claro agotamiento.

La gente cambia mi amor, pero seguro que en cuanto nos vea sonreir vuelve a ser el de siempre. sonrio secandola el pelo y poniendola algo para que se vaya a dormir cogiendola de nuevo en brazos.

Niego y me tumbo en la cama a su lado No cielo, no voy a irme otra vez y no te preocupes por Leon, no le dejare que se vuelva  a acercar a ti. Cierra los ojos tienes que dormir un poco que aunque mañana no vayas al colegio tienes que descansar.

Casi como si saliera de una parte perdida de mi surge la musica, la recuerdo que la cantaba mi madre cuando era pequeña, suave mientras intento que se duerma, lo necesita como yo. La abrazo mientras para reconfortarla pero no puedo mentirla, se que no es el por mucho que yo lo desee, por mucho que yo desee algo, no se puede cumplir, el destino es inamovible o puede que no. Da igual, la llevare a un lugar seguro, prometi hace un tiempo que la cuidaria aunque me fuera la vida en ello.

Paso por el lado de Mark, dando un ligero roce hombro con hombro cuando se cruza. Quizá haya sido solo sin querer. En cualquier caso vuelvo a echar una simple mirada hacia trás para averiguar que se dirije a la pila para asearse. Después me dirijo hacia el cuerpo tendido de Ryan. Aunque me resulte dificil de reconocer, me gustaría escuchar su opinión en estos momentos. Sé que se pondrá bien.

Vuelvo a poner la mirada en el novato. Viéndole mas detenidamente, empiezo a sentir arrepentimiento por haberle dado a proposito ese mínimo empujón cuando cruzó por mi lado. -Vaya con el novato...- Cuando termina, no deja de resbalarle agua por su torso desnudo. Su gesto cabizbajo y su sentencia de que está listo para ayudar en la operación no es del todo certera por su parte, pues lo que no sabe es que puede cojer un resfríado. Pero es su salud.

-Un día duro. Sé lo que es eso, puedo asegurártelo...- Abro conversación arrojándole una pequeña toalla de las que tiene Ayira para limpiar rastros de sangre, o cualquier cosa en sus intervenciones.

Bajo rápidamente de mi habitación con mi habitual ropa de cirugía, al menos el color azul oscuro evitará que la sangre parezca tan escandalosa como suele ser. Leon parece estar preparado, colocado junto a la camilla en la que reposa el paciente, pero parece que he interrumpido un momento tenso, colocándome el gorro de operaciones intento distraerlos a los dos. Lo que me faltaba es que se dedicasen a picarse unos a otros mientras yo intento operar. Bueno, espero que hayáis pensado en escapar, porque ahora solo os queda ayudarme. Mark se ha aseado a fondo por lo que puedo ver, despojado como está de su camiseta confirma mis sospechas, los bomberos tienen un cuerpo tremendo, pero ahora lo que me preocupa es que contamine la herida al acercarse con medio cuerpo al aire. Creo que puedo dejarte alguna camiseta, solo para que no te salpique directamente la sangre. De una cesta grande que reposa en la cocina cerca del lavadero saco una camiseta de su talla mas o menos. Esta limpia, se quedará hecha una porquería después de la operación, pero creo que es hora de que me compre otros pijamas.

Por fin dejo de decir estupideces para cubrirme con una mascarilla, tenderles unas a ellos y colocarme los guantes, el tacto del látex sobre mi piel siempre indicaba que me esperaba un gran momento. La luz del foco se enciende con un sonido sordo, la tez de Ryan parece más cenicienta ante su reflejo, y la oscuridad del vendaje compresor es prometedor, se sigue desangrando. Cierro los ojos unos instantes respirando profundamente, al soltar el aire los abro y miro directamente a los dos que permanecen en la misma planta que yo. Esta bien, vamos a empezar.

En esos instantes mi mente se abre revelándome todos los conocimientos adquiridos con los años de prácticas en los hospitales y las lecciones que sólo he podido consultar en libros, todavia. Con ayuda de unas tijeras corto el vendaje que yo misma le había hecho y lo retiro limpiando con ayuda de esas telas los coágulos de sangre que se han ido formando alrededor de la herida. A continuación es el turno de Ryan de quedarse desnudo, al menos el torso, es todo lo que necesito, así que con las mismas sigo cortando su ropa hasta desprender del todo la tela. Una limpieza minuciosa del orificio de entrada me permite analizar mejor la herida, me gustaría haber tenido tiempo de hacerle una radiografía, pero no contamos con esos minutos. La aguja de la anestesia es lo primero que lacera el cuerpo del tendido, pero pronto el shock sufrido unido a la dosis de anestésico harán que repose durante al menos el tiempo que necesitaré para hurgar en su herida. El afilado bisturí corta la carne como si fuese una simple hoja de papel, mientras contaba mentalmente los milímetros de incisión pensaba en la maravillosa recuperación que poseía Garras, a lo mejor tras extraerle la bala volvía a recuperarla y podía evitarse el recuerdo de la cicatriz. Los nódulos de grasa acumulados en el abdomen eran normales, quizás estaban algo quemados por la cercanía del disparo, pero en principio ofrecían su habitual tono amarillento que destacaba en contraste con la sangre.

Unas tenacillas pequeñas comenzaron a buscar en el interior del cuerpo el solido contacto de la bala, un tubo de absorción me retiraba la sangre que manaba y los jugos gástricos, evitando así mayores infecciones. Pronto noté un característico tacto a través del metal de los instrumentos de operación. Ya la tengo... Con cuidado pero necesitando de la fuerza de mis dedos extraí el proyectil depositándolo en una pequeña bandeja que reposaba cerca. Ahora solo falta un poco más. Me incliné más sobre la herida para calcinar las heridas internas que hubiese podido sufrir, pero debía encontrar los restos de su camiseta, no podían estar lejos. Con paciencia y mientras las gotas de sudor me recorrían la espalda localicé el tono oscuro de un posible coagulo o el posible resto. Con unas pequeñas pinzas de punta afilada extraí el objeto infecto de la carne para ayudar en la sanación.

Lo peor había pasado, ahora solo quedaba cerrar todo aquel desastre. Unos cuantos centímetros de hilo fueron necesarios para la sutura de los puntos internos, pero los externos se combinaron entre puntos clásicos con puntos de sutura adhesivos. No quería correr el riesgo de que por su afán de salir corriendo mi esfuerzo quedase en nada. Y sabía que como se despertase medianamente bien no querría permanecer tumbado ni muerto.

Hago caso omiso de la provocación de Leon. No quiero pelearme con un asesino, aunque de buena gana le retorcía el cuello hasta dejarlo morado. Así que me limité a lavarme y luego a esperar instrucciones. -Sí, seguro. -La contestación seca y desprovista de amistad podía sonar algo ruda, pero no me importa. Poco tengo que hablar con este personaje y mucho más cuando no tengo intenciones de estar mucho tiempo por aquí. En cuanto termine con esto y pueda ducharme me largaré de aquí a ver como está Irina y a seguir con mi vida. Si paso un día más con esta gente seguro que acabo muerto o algo peor. Cazadores o no, está claro que sus métodos no me gustan.

Ayira me trae una camiseta. No es muy de mi estilo y me queda algo pequeña, pero supongo que lo normal es tener cuanta más ropa mejor a la hora de operar. Los gérmenes, las bacterias y el propio sudor podrían ser causa de infecciones si cayera en alguna herida abierta y unas defensas bajas. Ayudo en todo lo que me pide Ayira, aunque de vez en cuando hago un gesto de dolor al ver como hurga en el interior de Ryan con las pinzas o con las propias manos.

Cuando Ayira termina de coser me lavo las manos de la sangre que pueda tener -¿Puedo darme una ducha? Necesito quitarme toda esta porquería -digo señalando algunos restos de sangre de la joven asesinada.

Puede que, en algún momento, un cosquilleo recorra alguna parte de su cuerpo por culpa de mis palabras o de mis gestos que en ningún momento eran para provocar, excepto aquel pequeño roce hombro con hombro. De todas formas no hago caso, no intento rascarle. Del mismo modo que ha aparecido, marchará. O al menos eso lo que dicen sus gestos, su mirada..

Ayira ya está aquí. Ahora será mejor sentarse, descansar, relajarse y olvidar por unos momentos, por pequeños que puedan ser, todo lo ocurrido. Entreabro los dedos para notar como el látex se ajusta entre ellos y se adhiere hasta coger la forma de una mano, después hago lo propio con la otra y, por último me coloco la mascarilla oteando con la mirada todo los instrumentos que tiene la cirujana para llevar a cabo la operación. Me pregunto si todas esas cosas extravagantes para mis ojos son necesarias.

-Se pondrá bien seguro... Aveces mi forma de ser me hace hablar en los momentos más inoportunos como si se tratara de un niño que espera respuestas a algo que no entiende, al darme cuenta de que estamos en un momento crítico y que puedo romper la concentración de Ayira mantengo la boca cerrada, esperando y ayudando en todo lo que sea posible para que este mal trago pase cuanto antes.

La bala cae sobre una bandeja de metal, era el sonido del éxito, el sonido de que una operación había sido llegado prácticamente a su fin. Al saber que lo único que podía hacer ahora era estorbar, me despegué un guante, a continuación el otro y voy camino a la papelera para arrojarlos. Me bajo la mascarilla y vuelvo hacia la camilla tras haberme aseado las manos. Mark dice de quedarse para darse una ducha, yo me quedaré un rato más por aquí por si Ayira necesita ayuda como limpiar restos, trasportar la camilla o cualquier cosa que necesite.

La operación transcurre con tranquilidad, al menos todo lo que es posible en este tipo de actividades. Leon ya había asistido a alguna que otra intervención de Ayira, pero aún así resulta algo desagradable... y Mark se ve obligado a apartar la mirada en más de una ocasión pero aún así ambos se esfuerzan por acercar los utensilios necesarios o sujetar pinzas, gasas y demás.

Ayira se concentra lo suficiente como para que sus manos se muevan con una precisión intachable. Su pulso no tiembla a pesar de saber lo que se juega y tras apenas una hora de intervención la bala ya está fuera y la herida suturada por dentro y por fuera.

Limpia el vientre de Ryan y comprueba que sus constantes son más seguidas y enérgicas que antes así que parece estar fuera de peligro y con algo de suerte en pocas horas se levantará de esa camilla casi como nuevo. Al menos podríais apostar a que eso intentará simular.

Todos os empezáis a quitar los guantes y parte de la indumentaria que habíais adquirido para la operación, algo más aliviados después de haberla finalizado con éxito, pero es entonces cuando todas las luces del quirófano empiezan a parpadear repetidamente hasta que al cabo de varios intentos se apagan del todo, pero sin estallar, sencillamente parece que la luz se ha marchado de repente.

Es entonces cuando os sobresalta el ruido que provoca la puerta por la que habéis entrado als er zarandeada con violencia, pero no llega a abrirse ya que la cirujana tomó la precaución de cerrarla bien. Después llega el turno de una de las ventanas, que también se mueve peligrosamente sin llegar a ceder, aunque los cristales probablemente no sean la mejor barrera para lo que sea que quiere entrar.

Susan te mira preocupada, pero parece aliviada por tus palabras, dejando claro lo mucho que confia en ti.
Cuando empiezas a cantar se relaja más y se mantiene abraza a tu cuerpo, recostándose en ti con un suspiro de alivio y cerrando los ojos.

Al cabo de pocos minutos notas su respiración profunda y pausada, que junto al silencio y la quietud del momento provocan que incluso a ti empeice a entrarte algo de sueño... pero te resistes contra ello y si no siempre puedes combatirlo a base de cafés.

Cuando ya estabas relajada, algo consigue sobresaltarte, aunque quizá no demasiado. Las luces empiezan a tintinear durante largo rato, como si estuvieran a punto de apagarse, pero al final acaban por quedarse encendidas. Probablemente haya sido debido al frío que azota la ciudad.

SE queda dormida casi cuando termino de cantar, la aparto el pelo de la cara y sonrio. Tengo hasta yo sueño, pero no puedo dejarme caer, sacudo la cabeza para despejarme un poco, pero no va a ser bastante, con cuidado me levanto para no despertarlay voy al baño a lavarme... miro las luces, puede que no sea nada o puede que sea mucho, me da lo mismo, creo que ahora estamos a salvo, bueno todo lo que podemos estar. Me voy al baño y me lavo la cara con agua fria antes de salir y de ir  la cocina a preparar cafe, tengo que quedarme despierta hasta que alguien pueda subir y contarme que tal esta Ryan.

Busco en los armarios un poco para encontrar cafe y poner la cafetera, llevo de agua y la echo cafe antes de ponerla y vuelvo a la habitacion quedandome en el quicio apoyada mirandola, tendre que algun dia adoptarla ya estoy mas que segura que voy a ser una maldita solterona de por vida.

Lo siento papa, mama, pensaba ir el dia de mi boda y dejar el ramo de flores en vuestra tumba, pero va ser imposible. Mi mente me lleva a una epoca distinta en la que me hacia la dormida para ver a mis padres en la puerta de mi habitacion viendome dormir, era tan inocente entonces, como ella, ambos hemos visto morir a gente aunque yo no recuerdo bien como paso lo de mis padres. Comienza a oler a cafe, es hora de que me prepare la taza para no quedarme dormida, y ellos tendran cafe para despues.

Al volver junto a la camilla no transcurre mucho tiempo cuando una sensación familiar invade la consulta. Es una sensación muy parecida a la que ocurrió en casa de Nat. El primer paso es la luz, la susodicha empieza a vacilar hasta que la luz articial que desprenden los focos dejan paso a una oscuridad casi plena.

Mis ojos se acomodan al instante a la nueva ausencia de luz.

-Quizá sea la tormenta..- Susurro como la culpable de dicho apagón, tratando de mantener la calma.

De pronto, la puerta se zarandea con brusquedad al igual que la ventana, que no deja nada que envidiar de los peligrosos movimientos de la puerta. Calculo la distancia que hay entre mi y los cristales de la ventana. A la carrera, me pego a la pared con la pistola en una de mis manos, tratando de ver lo que se esconde en el exterior y que es lo que está intentando entrar en la cosulta sin invitación previa.

Antes de poder ver lo que se oculta, recuerdo el cuerpo atlético del bombero, es entonces cuando dirijo una inminente mirada hacia él, y aunque él no pueda verme con facilidad si que puede escucharme. -Malone, es hora de que tú nombre se haga un hueco en esta parte de la historia. Bromeo con mi habitual tono de decir las cosas al tiempo que exámino las balas que me quedan en el cargador cuatro balas. Están llamando a la puerta...- Espero que haya captado el mensaje de que no deje por ningún medio que la puerta caiga abajo y que la cosa que intenta derribarla no lo consiga.

Sin perder mas tiempo vuelvo a concentrarme en la ventana, me acerco, me acerco hasta estar junto a ella. Mi mano libre ya va intentar abrirla para disparar a bocajarro al "ladrón" que intenta allanar la consulta.

Me estiro todo lo que puedo para aliviar el agarrotamiento que siento en la espalda tras la operación, apoyada en una pared intento alinear mis vertebras con ella para recuperar su estado inicial, tras unos pocos segundos de descanso consigo que los músculos se relajen y me den una pequeña tregua. Ahora mismo no puedo sentarme a tomarme un café o simplemente a envolverme en una manta y dormir unas horas, Ryan todavia necesita que vigile sus constantes. Despegándome del muro alcanzo una manta especial que guardo en el armario blanco y tapo su cuerpo, claro, la ducha está arriba, espero que Nat y Susan hayan acabado porque sino este mes no podré pagar el agua. Contesto a Mark tranquilamente mientras sonrío amable, mis ojos siguen pendientes de las constantes y de asegurarse de que el convaleciente no tiene fiebre, pero se nota claramente que estoy atenta a lo que me diga.

Gracias a los dos habéis hecho un buen trabajo. Me giro hacia uno de los cajones pequeños de mi mueble y rebusco en su interior, cunado por fin lo encuentro retomo mi posición junto a Ryan, en la mano sujeto un aparato similar a un sello automático, pero es simplemente una aguja para tomar pequeñas muestras de sangre y determinar el grupo sanguíneo del paciente, si por un casual necesitase una transfusión era necesario que los grupos y a ser posible el Rh coincidieran. Cuando me dispongo a pinchar uno de sus dedos las luces comienzan a titilar, sin perder ni un segundo observo atentamente las pantallas que me informan de sus constantes, también están fallando y aunque se que no depende de ningún medio para respirar o mantenerse con vida no me gustaría que se fuese la luz ahora. Haciendo mis deseos realidad, la ironía hace acto de presencia sumiendo el apartamento en la penumbra.

Dejo a un lado la aguja de muestras cuando los golpes en la puerta me sorprenden y hacen que me sobresalte, en un descuido se me cae el aparato al suelo colándose bajo la camilla. ¿Pero que demonios esta pasando? Leon se coloca junto a las ventanas que no dejan de batir con el viento o con lo que quiera que sea eso que desea entrar en la consulta. Sin esperar la reacción de nadie me posiciono para cubrir el cuerpo de Ryan ante cualquier ataque, ahora esta demasiado sensible y no quiero que le pueda pasar nada mientras depende de mi.

Leon no se lo piensa demasiado, en cuanto la ventana se une al zarandeo de la puerta, corre hacia ésta para distinguir algo fuera.
Resulta algo difícil ya que en el exterior empieza a estar oscuro, pero podría afirmar que no ve a nadie... a nadie humano al menos, sin embargo parece haber un brazo muy insistente que no cesa en su empeño de abrir la ventana. Puede que la persona en cuestión esté posicionada del mismo modo que el propio Cazador, cubriéndose con la pared y estirando su propio brazo, o sencillamente que se trate de otra... cosa.

Es suficiente para Leon, si se trata de una persona sólo le herirá, si se trata de un "ser"... ¡que le den! Dispara casi a quemarropa rompiendo el cristal estrepitosamente. Fuera lo que fuése se retira con una especie de gemido similar al de un animal, dejando una salpicadura negruzca y maloliente (parecido a huevos podridos) producida por el impacto de la bala.

Ayira se posiciona sobre el cuerpo de Ryan, intentando protegerlo con el suyo propio mientras mira alarmada alrededor. En esa posición puede seguir notando el pulso y la respiración de Garras, que parecen ir intensificándose por segundos, pero aún dista bastante de lo que sería necesario para despertar... a fin de cuentas tuvo que aplicarle anestesia, aunque podría intentar provocarle el efecto contrario.

La puerta, sigeu siendo zarandeada y empujada con violencia hasta que las bisagras empiezan a descolgarse. Parece que ya está a punto de ceder cuando repentinamente los golpes cesan y tras un apr de sgeundos de completo silencio alguien llama a la puerta con los nudillos como si no hubiera pasado nada, como si de una cruel broma se tratara.

A pesar de que te cuesta un poco encontrar cada cosa en una casa que no es la tuya, te apañas para conseguir preparar un café. Seguramente alguno de tus compañeros lo agradezca además de ti misma, y además conviene mantener la cabeza y el propio cuerpo ocupado en cosas que no te hagan pensar demasiado o rendirte al sueño.

Bebes el primer sorbo de tu taza y empiezas a preparar una bandeja para el resto intuyendo que ya no pueden tardar mucho más, o al menos eso esperas, es entonces cuando vuelves a sobresaltarte pero esta vez por algo más alarmante: un disparo de pistola bastante cercano, en el quirófano, y probablemente llevado a cabo por Leon después de su demostración de "gatillo fácil" en el motel.

Es entonces cuando contienes la respiración prestando más atención y también distingues, de forma mucho más ténue, zarandeos en la puerta de entrada o algo similar.