Partida Rol por web

Nü escuchaba con una sonrisa a todos sus compañeros. La situación era crítica y Sally hablaba de matar a Polter un pobre rehén... Escuchar a Grasp no era mucho mejor. Aldo no podía contener a sus compañeros y lo sabía. Aquel hombre estaba en peligro y mira que le había tranquilizado con su argumentación inicial. El monje hizo como si fuese a abrochar la bota y con una velocidad endiablada puso las manos en el suelo para impulsarse, saltar por encima e Polter y dar un puñetazo en toda la cara de Tanek. Todo sucedió tan rápido que incluso a sus compañeros les costó asimilar la rapidez del recién nombrado "TIGRE".

Tanek pareció pensárselo dos veces cuando Yenian se acercó con el arma enfundada e interpuso lentamente su cuerpo entre el rehén y el soldado del Colmillo Oeste. Por si fuese poco los comentarios de Sally y Grasp acabaron por hacerle ver que aquella resistencia era un sinsentido para él y su compañero. Estaban condenados a rendirse o morir. 

Está bien.. hablare... -  Comenzó a decir a medida que retrocedía y separaba su espada del gaznate del obeso mercader. Pero un movimiento por el lateral de su visión le hizo comprender que aquello era una vil estratagema. Había bajado la guardia de manera estúpida convencido por las palabras de paz de aquella banda de críos. Quiso ensartar el cuello de Basrim con todas sus fuerzas en un último intento por entorpecer los planes de quien quiera que fuesen aquellos aventureros, pero incluso la pequeña distancia que separaba el acero de la piel del hombre fue demasiada. Al-Baridel, que ya había comenzado a leer el pergamino y lo mantenía en suspenso a falta de una palabra para activarlo la pronunció al fin al ver el amago de ataque de de Tanek Tresfuegos. Su dedo apuntó a la empuñadura de la espalda y ésta escapó de las manos de su portador como si de un pez se tratase.

El puñetazo en la mandíbula fue endiabladamente rápido y certero e hizo que su visión se nublase  y quedase sumido en tinieblas por unos momentos.

IAAAH! - Gritó tras incorporarse después de su fortuito golpe. Un ataque combinado a tres bandas... y el monje ni siquiera era consciente lo cerca que había estado Tresfuegos de degollar a Polter. El mago había actuado con gran celeridad, si no hubiese sido por él, el cuello de Polter sería un río de sangre. Y Yenian... se interpuso delante suya impidiendo que Tanek pudiese ver su movimiento.

Nü adoptó una postura heroica, para repetir. - Rendíos...

¡Nuuuuuuuuuuuuuuuuü!

El fuego en los ojos d ela elfa que se había apagado volvió a refulgir cuando vio que su hermano echaba al traste todos los esfuerzos de los demás. De nuevo todo se precipitaba. No había tiempo para pensar. Vio como el cuchillo del hombre caía el suelo y cómo Nü le pegaba un buen golpe, haciéndole caer, pero aún quedaba el otro bastardo. No podía correr riesgos. Se impulsó con fuerza con las musculosas piernas y salió disparada enarbolando la maza que había quitado el baboso de afuera. La sangre le bullía pro dentro. El comportamiento paternalista que su hermano pequeño mostraba hacia ella tenía ese efecto.  Ella era la mayor y debía ser al revés, así de claro lo había dejado su madre. Además Nü era tan impulsivo que hacía que la sangre de la dulce Zahelín  hirviera a pesar de que trataba de mantener la calma.

- ¡Aaaaaaaaaaaaaaaaay!- La elfita dejó caer la pesada arma con todo el impulso de la inercia de su cuerpo. La maza golpeó con fuerza al pobre guardaespaldas que, sin comerlo ni beberlo, se veía rodeado por numerosos enemigos, tanto humanoides como bestias.

-Esto no era necesario.-Dijo el clérigo mirando al grupo.-Ya se estaba rindiendo. En fin... 

Podría haber soltado una retahila sobre la impulsividad, la estupidez y la hipocresia del monje, pero algo le decía que caería en saco roto. Además había perdido gran parte de la confianza del prisionero, si no toda. Decididamente no le gustaba aquello.

- ¿¡¡Pero qué diantres…!!? Exclamó el paladín al ver como el monje saltaba por encima de él asestando un durísimo golpe a Tanek y dejándolo fuera de combate.

El paladín no daba crédito a lo que sucedía, cierto es que Tarek había puesto las cosas harto complicadas al grupo a la hora de rendirse, pero tan sólo minutos antes el grupo acordó que los pasos a seguir sería tratar de evitar un derramamiento de sangre…y por fin la situación iba encaminada si no hubiese sido por la acción de Nü.

Yenian, no obstante desenfundo su espada instintivamente al ver como Zhaelin, para colmo, atacaba al otro guardaespaldas echando por tierra cualquier intento por reconducir la situación por la vía diplomática. Sin duda el grupo de hermanos parecían ir por libre a las ideas que Yenian y sus compañeros tenían a la hora de actuar.

Decepcionado y enfurecido por cómo se estaban desarrollando las cosas, el paladín se giró hacia el guardaespaldas e intentó asestarle un golpe con la empuñadura de su arma para intentar dejarlo aturdido y evitar una muerte prematura… lamentablemente Yenian, muy precipitado en sus movimientos, falló dejando la vida de aquel desgraciado a merced del resto del grupo.

En un momento todo cambió. De tener la situación bajo control pasó a ser un caos de golpes y gritos. 

Sally vio la oportunidad y puso sus rápidos pies en movimiento. Cruzó la sala acercándose al gordo mercader, alargó la mano que no iba armada y de un agarrón arrastró al mercader hasta la parte contraria de la sala, alejándole así de los matones aquellos.

Parecía imposible, e incluso cómigo, como aquella pequeña joven llevaba casi en volandas a un mercader de tan considerable tamaño.

-Nadie tiene que morir!- Exclamó el joven mago mientras avanzaba hasta el interior de la habitación. -Si cooperan, serán de utilidad y tendrán una razón para conservar la vida... Pero recuerden la razón del porque estamos acá... Necesitamos información, si no la conseguimos acá, no les impediré que acaben con ellos, pero si ellos llegan a saber algo, podremos reconsiderarlo. - Finalizó Al hasta llegar al lado de Zahelín, por unos segundos reconsideró sus palabras y continuó. -Pero es mejor que sepas que si no hablas...- El mago movió sus manos mientras pronunciaba una letanía en su lengua natal... -Köolluem Ixaen-  En ese momento estiró su mano intentando tocar al Guardaespaldas, pero la descarga eléctrica sólo zumbó en el aire muy cerca del rostro del enemigo, el Elfo sólo quería mostrar algo de su repertorio, aunque disimuló el hecho de que no habia tocado a su objetivo y les hizo creer que fue a propósito. -Eso es sólo una muestra de lo que te puede pasar, la próxima vez sentirás la descarga y podrás sentir entre espasmos cómo se detiene lentamente tu corazón.-

El guardaespaldas se encogió víctima del dolor por el impacto sufrido en el pecho; la maza de Zhaelín había golpeado con la parte plana la cota de mallas del hombre haciendo que las anillas se clavasen en su carne, ignorando la camisa que se interponía entre la piel y la armadura. Abriendo los ojos con dificultad distinguió la silueta del mago que se acercaba hasta él hablando con la mano extendida. Sólo sus reflejos como soldado veterano le permitieron reaccionar a tiempo al escuchar la letanía y gracias a ello logró separarse lo necesario para que la descarga mortal no lo afectase. Los pelos aún así se le erizaron como si deun gato asustado se tratase pero ello no fue impedimento para que desenfundase la espada y trazase un amplio círculo con ella con el fin de alejar a sus oponentes. Al-Baridel, que no esperaba el rápido movimiento de su enemigo, sólo tuvo oportunidad de echar la cabeza hacia atrás para evitar la punta de la espada. En un primer momento pareció como si nada hubiese ocurrido pero una fina línea de sangre apareció en su cuello para ir agrandándose y permitiendo que más sangre aflorase de ella empapando sus vestiduras. El elfo llevó las manos a su cuello en un vano intento por contener la hemorragia pero nada podía hacerse ya. El joven mago veía como sus vida se escapaba entre sus dedos con cada latido de corazón. Klater, al contrario que Al-baridel, sí que fue consciente desde un principio que algo extraño había sucedido ya que antes de que finalizase el barrido con su arma notó una quemazón recorriéndole el antebrazo. Un tenue fulgor dorado que antes había pasado desapercibido se hizo visible alrededor del elfo así como del resto de sus compañeros. La esencia protectora de que desprendía Zhaelín envolvió a todos y cada uno de sus compañeros.

Nü que ve a su rival aún aturdido da una patada giratoria espectacular que barre el aire y termina golpeando con el talón el pecho de Tanek sacándolo de su aturdimiento y provocándole un gran dolor.

Jonas al ver el ataque del soldado contra su amigo se lanza a el con toda su fuerza, clava sus colmillos de manera efectiva e intenta llevar al suelo a su enemigo...

Sally se interpuso entre el combate y el gordo mercader. Tendrían que pasar por encima de ella si alguno de aquellos dos trataban de ir a por él.

Por el rabillo del ojo vio como unas túnicas pasaban a su lado

¿Al? 

Sally apenas le dio tiempo a reaccionar cuando aquel bastardo levantó el arma contra su amigo. El tiempo pareció detenerse, su corazón pareció detenerse, incluso aquella gota de sangre que caía al suelo pareció detenerse.

La joven ahogó un grito, contuvo su sed de sangre y las ganas de clavar su estoque en el corazón de aquel cerdo. Pero contra todo pronóstico se centró en su amigo.

Grasp ayúdame, Al está herido.

Sally se olvidó de aquel mercader para acercarse a Al y sacarlo de la refriega. Lo agarró del cuello de la túnica y tiró de él. La sangre la salpicó pero ni siquiera se dio cuenta, sólo importaba aquel imprudente mago.

Un intenso pitido en los oídos y miles de luces de colores frente a todo lo que miraba eran los efectos remanentes de aquella patada que lo había dejado casi inconsciente. Por un instante no estuvo seguro de dónde estaba o qué estaba pasando a su alrededor, pero los gruñidos de los lobos que había junto él lo devolvieron al instante a la realidad. Sacudió la cabeza con fuerza para obligarse a orientarse y tras ello buscó la empuñadura de su fiel espada en el cinto. Con un vuelco en el corazón se percató de que no se encontraba allí y entonces recordó. Sus desesperados ojos buscaron su preciada arma de adamantita por toda la habitación hasta que la encontró varios metros más allá, al otro lado de la habitación. Hijos de puta... - pensó mientras echó mano de su daga, que no era ni la mitad de buena que la antigua espada pero lo mismo valía para un roto que para un descosido. Sin florituras y sin rodeos giró sobre sí mismo y lanzó una puñalada contra la cara de aquel elfo rapado que se había colocado a su espalda. El movimiento y posterior ataque, a la par que predecible y mal dirigido, estaba condenado a fallar desde un principio. En cuanto quiso dar un paso notó cómo su cuerpo lo obedecía tarde y mal, con lo que el tajo pasó a una distancia segura para Nü y solamente hendió el aire.

Klater por su parte tampoco estaba pasando por su mejor momento. Una de las bestias se las había ingeniado para lanzarse sobre él y acertarle con un mordisco en plena cara. El guardaespaldas sujetó al lobo que había se había dejado caer sobre él intentando derribarlo aprovechando su mayor peso. Por ahora el hombre resistió pero no tardaría mucho en sucumbir ante las constantes amenazas de sus enemigos. Su cara sangraba como un cerdo en una matanza y su compañero no andaba mucho mejor que él. El breve espacio de tiempo que el guardaespaldas estuvo sumido en el abrazo contra Jonas, Sally aprovechó para sacar a Al-Baridel de la refriega y ponerlo a una distancia segura.

El joven mago sabía que su impertinencia le había hecho pagar caro y por poco le cuesta la vida, una lección que jamás olvidará. Poco a poco dio un paso atrás, ubicándose detrás de Zahelín mientras sacaba una poción de sus ropajes, con sumo esfuerzo quitó el tapón del recipiente y bebió la bebida mientras se sostenía la hemorragia, la herida se cerró y dejó de manar sangre, se sentía un poco aliviado, pero aún así el dolor aún estaba latente en su garganta. -No trates de ser el héroe Al- Pensó para sí mismo mientras veía como se desenvolvía la situación y su compañera Sally lo devolvía a la seguridad de la retaguardia.

Gracias Sally... - Dijo mirando sus manos ensangrentadas.

¡...dita sea!

Zahelín veía con impotencia como el hombre al que se enfrentaba la cogía con el inconsciente mago, a pesar del temible ataque del lobo. No le quedaba otra que atacar con todas sus fuerzas y acabar con esto de una vez por todas. El hombre de armas parecía experimentado, lo percibía en sus movimientos que dejaban poco hueco en su defensa. Si no se entregaba al máximo en el combate no podría golpearlo. Además, si no se había rendido ya sólo podía significar que lucharía hasta la muerte, llevándose a alguno de sus amigos con él si le era posible.

Cuando la hoja de la espada de su contrincante cortó el cuello de Al-Baridel un reflejo dorado se hizo patente en el ambiente.

¡Fuego!

La temperatura corporal de la elfa comenzó a subir, haciendo que gotas de sudor resbalaran por su frente y se le metieran en los ojos. Le escocían una barbaridad hasta el punto de tener que frotarse los ojos con el dorso de la mano del broquel. Sentía como si fuera a arder allí mismo, ¿es que nadie más lo notaba? Su pecho embutido en cuero luchaba por hacerse con aire fresco. Zahelín apretó los dientes y atacó dejando escapar un alarido gutural.

- ¡Aaargg!

El estrepitoso fallo dejó a la elfa en una mala posición pero no por eso iba a dar marcha atrás. No iba a dejar que hirieran a nadie más.

Aquello ya era un caos total, Yenian lo sabía, pero el hecho de ver a su amigo elfo sangrar a borbotones tras un certero tajo del guardaespaldas hizo explotar al paladín. Se acabaron las nimiedades para Yenian, no iba a permitir que ninguno más de su grupo corriese peligro y al fin y al cabo aquella situación ya estaba descontrolada.

Decidido, y más al contemplar el fallo de Zhaelin sobre el guardaespaldas, Yenian alzó su espada y atacó a su rival en esta ocasión para acabar con su vida. Sin embargo no era el día de Yenian, y su espada pasó rozando la cabeza de quien casi acaba con la vida del mago.

Sally decidió ayudar a Nü. 

Había que acabar con ellos. En principio la joven pícara estaba convencida de que aquellos dos eran mejor fuente de información que el gordo mercader, pero no a costa de las vidas de alguno de ellos.

Dejó caer el estoque al suelo y sacó su arco. Encajó una flecha y dejó que volara hacia su enemigo. Una maldición escapó de sus finos labios, algo impropio de una dama