Partida Rol por web

Seguía pensando que lo mejor era dar un paseo a pie

  Serán vagos estos rufianes... ¡al final les saldrá una barriga que tendrá su propio campo de gravedad! iba pensando mientras Shafir volvia a proponer el tema de las monturas

  Bien dije con unos berretes de leche encima de mis labios Ya que veo que te seré necesaria para la compra esperame aquí que me termine el desayuno y subiré a por mis cosas acabé de tomarme la leche en ese momento y con el dorso de la mano me limpié los restos.

Me levanté del asiento y me encaminé a las escaleras que conducían a mi habitación...

El mago se despidió de su amigo Magnus con un guiño y contestó a la hermosa y pizpireta elfa.

Aquí la espero, señorita! E hizo una reverencia mientras se acercaba a la joven posadera para pagarle.

Metí en la mochila el material necesario que creía conveniente para dar una vuelta y realizar algunas compras con Shafir.

Cuando bajé, Nera y Shafir estaban al lado de la mesa.

  Por mi, nos podemos ir, ¿como cuánto tiempo nos damos para hacer lo que tengamos que hacer? dije alegre por la emoción que me producía irme hacia una nueva aventura... la cual me ayudaría a despejar la cabeza.

  Bien, dime Shafir ¿qué tienes que comprar?

Nera disfrutaba de las atenciones de su amo. Estaba muy contenta de que jugara con ella. Shafir hacía como que la perseguía y Nera se escondía. Era muy fácil para ella. Si el mago se despistaba mucho, Nera, le atacaba por detrás y volvía a esconderse. No había juego más divertido.

Shafir se enternecía cuando la veía trotar y ponerse sigilosa en extremo. Por su vínculo sabía cuando el ataque iba a ser inminente. Tal era la emoción que le trasmitía la gatita cazadora.

En esos divertimentos fueron a su vez sorprendidos por otra criatura sigilosa y juguetona. Aelin bajaba las escaleras y preguntaba qué tenía el mago que comprar.

Pergaminos de hechizos, querida. Nunca se sabe cuando los necesitaremos y enriquecerán mi libro de magia. Vamos pues?

Shafir se despidió de sus compañeros y de algunos parroquianos que estaban disfrutando de los juegos con su preciosa bola de pelo, Nera. Luego los tres marcharon hacia la zona de las tiendas disfrutando de la conversación.

Los nuevos conjuros necesitan mucho tiempo de estudio, y no disponemos de ello, pero teniéndolos a mano, podremos usarlos si hiciera falta. Quizá te enseñe a leer pergaminos de mago, querida Aelin, nunca se sabe si puede ser útil que sepas leerlos. Aunque no tengas el poder de un mago, ese poder está encerrado en los propios pergaminos, sólo has de saber desencadenarlo...

...No iremos primero a la tienda de pergaminos, pasaremos, si no te importa por la tienda de la niña Renne. Quisiera tranquilizarla un poco. Te parece bien?

 Después de bajar las escaleras con todo lo necesario en mi mochila, me coloqué al lado de Shafir y moví mi mano en señal de despedida a mis otros compañeros.

   Asique pergaminos ¿eh? Nunca me he palnteado tener uno en mis manos... aunque tiene que ser interesante la cantidad de cosas que se pueden hacer con ellos... Me quedé un rato en silencio, caminando al lado de Shafir y de Nera

  Oye Shafir, con los pergaminos que quieres ¿Puedes lanzar enormes bolas de fuego?¿Conjurar dragones?Cuéntame un poco de ellos, quizá la práctica oral me haga sentirme aún más atraida por ellos...

  Si, pero creo que el truco de los ratoncitos de luces otra vez a la muchacha no deberías hacerselo, si su padre es mago debe de haberlo visto montones de veces, sobre todo cuando era más pequeña... me quedé un momento meditando lo que había dicho ¿Crees que realmente tiene los años que representa?No se, es un poco pequeña para estar al cargo de una tienda de magia, porque no es facil... Iba diciéndole a medida que avanzaba en dirección a al tienda de la pequeña Renné

Shafir se divertía con la ingenuidad de la elfa. Aunque triplicaba la dad del mago, conservaba la frescura de la juventud, la inocencia y la curiosidad. Eso le encantaba al niño que había dentro del hombre curtido en la magia.

En efecto, si el conjuro está en el pergamino, puedo lanzar hechizos muy poderosos, aunque no recuerdo ninguno que conjure dragones, pero pienso que debería escribirse en tu honor. Si tuviera el poder, lo haría, Aelin, aunque sólo fuera porque lo vieras, tú. Jejeje.

Los magos, escribimos el conjuro que deseamos en el pergamino para enerlo disponible en cualquier momento. Incluso cuando mi poder se ha agotado, puedo lanzar el hechizo de un pergamino. En él se encierra el poder mágico gracias a complicadas fórmulas, una escritura especial y los componentes del conjuro. Por ello, sólo hace falta leerlo para desencadenar sus efectos.

Ah, tranquila, no vamos a hacer otra cosa con Renne que decirle que vamos a por su padre, que se quede tranquila y que no se lo diga a nadie. Eso es lo más importante. Si hay espías en la ciudad, no pueden sospechar de nosotros o pondremos en peligro a cuantas personas se nos acerquen, además de a nosotros mismos.

Umm, mira, ya estamos llegando.

Shafir miró si estaba el enano de guarda, ya que era lo más seguro.

Disfrutaba con las palabras que me dirigía Shafir al hablarme de conjuros y demás...

  ¿Y lo que has escrito en el pergamino permanece para siempre?Espera un momento...me pare de seco ¿Para que quieres comprar un pergamino que haya hecho otro mago si se supone que tu mismo puedes hacerlo?Se supone que tu eres un mago y que como mago según te he entendido podrías escribirlo mi cara se torno en un gesto de contrariedad, sin embargo al ver que Shafir no se detenía seguí andando a su lado, ahora sin dejar de dar vueltas a mi pregunta...

Buena, pregunta, Aelin, veo que estás atenta y eres lista. Hay muchos conjuros que no conozco, así que no puedo escribirlos en un pergamino. Además, requiere tiempo hacerlo, y como ves, siempre estamos de viaje. Pero estos pergaminos no los quiero sólo para poder lanzarlos, los quiero para aprenderlos. Los magos tenemos un libro de conjuros, eso ya lo sabes, al que vamos incorporando los hechizos que encontramos o compramos. Para eso quiero los pergaminos, querida, para aprenderlos poco a poco en las horas tranquilas entre viajes. Pero mientras, si nos vemos en una emergencia, podré lanzarlos si fuera necesario. Pero solo puedo hacer una de las dos cosas, Aelin, o aprenderlos o lanzarlos, pues la magia que contiene el pergamino desaparece tanto en un proceso como en el otro. Quieres saber algo más? Umm,... no será que a estas alturas te estás pensando hacerte maga, verdad? Jejeje. Si fuera así, estaría encantado de enseñarte lo que sé, pero requeriría mucho tiempo.

   Creo que no em veo lanzando bolas de fuego a diestro y siniestro, aunque estaría bastante genial, ¿no crees? dije mientras le miraba andando

  Bueno, ya hemos llegado, usted primero señor mago... por aquello de que sabes lo que vas a hacer no por lo de las damas primero dije mientras sujetaba la puerta de la pequeña tienda de magia y me reia sonoramente.

Nada más abrir la puerta recibí un olor acre procedente de los potingues y mezlcas que usan los magos estoy segura de que no quiero ser maga solo por lo mal que huele aquí todo...

Una imagen no pudo evitarse que se formara en la cabeza del mago: Aelin con túnica y bastón levantando una mano, mirando fijamente a los demás y pronunciando las palabras mágicas de una bola de fuego, la cual se formaba entre sus dedos para salir como un rayo hacia cualquier parte. Luego otra y otra, y otra más. Eso parecía el infierno y no tenía fin.

Shafir tragó saliva y dijo:

Bue... bueno,... cada cual a lo suyo, es lo mejor para todos,... ya sabes. Jejeje.

La elfa le daba paso y Shafir entraba con gracia de un saltito.

Alehop! Jejeje.

Llegais a la posada de la Bienvenida de la Moza, entrais y allí en una mesa se encuentran Samuel y Brannahg, como si no os hubierais ido, parece que no han echo mucho lo que llevan de día. Ahora parece que hay menos clientela. Maridosen os mira cuando entrais con su semblante serio para no variar, mientras que Vesta os da la Bienvenida.

Shafir se adentró en la posada con su habitual sonrisa.  Detrás, a media docena de patas felinas, le seguía Nera, que se adelantaba a Aelin en el último momento. Buscaba a Magnus con la vista.

Buenos días de nuevo. No he podido adquirir todos los pergaminos que me hubiera gustado, pero tengo uno que vale mucho la pena. Cuando nos vamos? Me da tiempo a tomarme una jarrita de cerveza? Luego la echaré de menos durante el viaje.

Querida Vesta, señora Maridosen, hola, cómo están? Me servirían algo de su preciado néctar espumoso? Y a nuestra amiga Aelin, la invito a lo que quiera beber. A estos no, que son un barril sin fondo. Jejeje.

Luego, en voz baja...

Que va, sírvales algo también de mi cuenta.

Los retrasos para nuestra partida se suceden uno tras otro, pero con suerte éste será el último de todos por esta vez, así que niego la oferta del mago con un gesto de mi mano.

- Deberíamos irnos ya.

Aclaro mi interés por partir ya, dado que prefirieron ir directos a la boca del lobo.

Los musculos se atrofian de tanto esperar sentados, las mentes se embotan, al igual que el filo de las armas. Llevais todo el dia para comprar dos tristes cosas, ¿y aun quereis esperar mas?

A mi me da igual salir que esperar, solo reivindico mi postura de no entrar de noche.

Samuel, tras estas palabras, asió con fuerza su espadón, ya intuia que partirian pronto.

El mago se dio cuenta de que los ánimos estaban un tanto susceptibles con el tema de la espera.

Vale, vale, pero esta he invitado yo, la próxima vosotros. Jejeje.

Disculpa, Vesta, nos tenemos que ir ya, así que dejamos las bebidas para la vuelta. Se debe alguna cosa por mi parte o está todo en regla?

Una vez resueltas las cuentas si las hay, Shafir se toma sus cosas y se despide.

Gracias por todo, han sido muy amables, espero que nos veamos pronto.

Ya estaba listo para partir y en la calle.

Por cierto, dónde está Magnus? Creía que estaría ya con vosotros.

Yo no lo he visto desde esta mañana, aunque he estado ocupado predicando a esta panda de infieles que hay en el pueblo. Quizas haya ido al templo de Meilikki, o quizas este haciendo una batida por los alrededores...

A Samuel no le importaba demasiado, Magnus era el explorador del grupo, y por consiguiente actuaba con libertad.

El clérigo, con paso lento, pues no podia ser de otra forma debido a la armadura, subió a su cuarto, recogió sus enseres, y bajó, listo para la acción.

Aelin que se habia mantenido callada, algo que no era normal, parecía que le había afectado la cita y la conversación con el hacedor de pergaminos, - Estaré perdiendo mis encantos? - se preguntaba la Elfa cuando por fín rompió su silencio - Bueno pues tendremos que esperar a Magnus, esperemos que no tarde mucho, porque si no me aburro - Aelin frunce el ceño y se cruza de brazos

Al poco tiempo mientras os prenguntais por el paradero de Magnus, lo veis entrar por la puerta.