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El saco de Boom

El saco de Boom (Escena final)

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27/07/2015, 19:08
Director

El ejército enemigo abandonó la zona, y durante unas semanas tensas, se debatió en el interior de la plaza de Boom. En éste tiempo, el mariscal quiso forzar la rendición, acelerando las obras para detonar la mina en el baluarte sur. A punto estuvieron de perderla por una contramina holandesa, y solo la pericia y el valor de los zapadores alemanes salvó la situación.

La mina explotó al día siguiente, con gran estrépito y daño, creando una rampa por la cual ascender. El foso, ya relleno de tierra, no era un estorbo, y la trinchera de aproximación fue completada a costa de la vida de muchos gastadores. Como es uso y costumbre en la guerra, se ofreció a la plaza la posibilidad de capitular antes del asalto. Pero los holandeses rechazaron ésto, pues habían nombrado a un nuevo burgomaestre, dispuesto a luchar hasta el final.

Varias compañías del tercio de valones, que no se había destacado en el combate, pidieron venia al mariscal para encabezar el ataque, que se produjo por la tarde, ya casi rallando el ocaso. Los valones subieron con mucho ímpetu la cuesta, y fueron recibidos con una lluvia de fuego de mosquetería, granadas de mano, alcancías y la desagradable sorpresa de los dos últimos cañones que los holandeses se habían reservado para la ocasión.

El intercambio de disparos fue violento, y le siguió una carga, en la que intentaron romper la defensa holandesa, haciéndoles algo de daño. Pero los valones se llevaron la peor parte, y la cuesta quedó tapizada de muertos. Flaqueando, los holandeses presionaron, consiguiendo expulsarles. Algunos valones huyeron, y los tambores tocaron a retirada.

En la plaza se las prometían felices, tras haber rechazado el primer asalto. Pero los españoles aguardaban detrás. Y Dios sabía que cuando los españoles cargaban, tomaban las plazas.

- Tiradas (11)
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27/07/2015, 19:22
Diago Ferreira

El capitán iba con su arnés completo, y se adelantó con muchas asaduras, empuñando él mismo su rodela. Los valones escapaban detrás de sus líneas, y los españoles miraban la cuesta infernal. Muertos y heridos se arrastraban por ella, y su lamento se mezclaba con el rojo sangre del sol en el horizonte.

-¡Caballeros! -bramó- Hemos sufrido mucho en éste asedio, y nos toca sufrir un poco más. Pero yo os digo, que por cada uno de los muertos en esa cuesta, ellos habrán de pagar con el doble de los suyos. Seguidme, y tomaremos esa maldita ciudad. ¡Compañía, en cabeza del ataque! ¡Santiago y a por ellos!

Se santiguó, y dió los primeros pasos en la cuesta, subiendo hacia arriba con gran valor. Recibió innumerables disparos, pero solo uno pasó la rodela, acabando detenido por la armadura. El capitán cayó un momento, debido a éste impacta, pero Vélez venía detrás con sus hombres, y cargaban colina arriba como demonios.

La escopetada fue fiera, y varios fueron alcanzados. Entre ellos, el catalán, que recibió un mosquetazo que le pasó en el costado, de parte a parte. Una herida más dolorosa que grave, que le hizo mascullar con odio. Ya podían ver a los defensores holandeses, parapetados detrás de los cascotes, o formando una barrera con picas, que pretendía detener su carga. A la izquierda, un pequeño falconete pedrero, que estaba haciendo mucho daño.

- Tiradas (6)

Notas de juego

Vilaplana pierde 4 PV.

Si queréis cargar cuesta arriba, debéis tirar por Reflejos y pasarlo, para poder atacar éste turno. Si no, tardaréis un turno más en llegar, turno en el que obviamente os podrán seguir disparando.

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27/07/2015, 22:09
Karl Moritz

Parece que el asedio por fin se va a desencallar. Con los refuerzos desbaratados sólo quedan los defensores, ya con la moral algo minada, para repeler nuestro avance. Aún y así los holandeses se la ingenian para casi destruir nuestra mina, pero finalmente ya está todo listo para el asalto. Por fortuna no se rinde el enemigo y eso augura un buen saqueo y un buen botín. Gracias a Dios que va a ser así, pues yo no vengo a batirme por otro Rey que el que los gobierna a todos, aquel cuyo literato español definió como don Dinero.

Los valones quieren lucirse, y aunque en un primer momento no me gusta luego me tranquilizo. No es la primera batalla en la que estoy y si los holandeses no se rinden es debido a que aún les quedan recursos y mejor es que se lleven lo gordo los primeros que suban. Y así sucede. Luego nos toca a nosotros que ya vamos avisados, y empieza a granizar plomo.

Corro con la formación colina arriba. El miedo me da alas, y lo oculto con mi carrera y mi grito a todo pulmón, mientras empuño mi montante.

A por ese falconete, Karl. Sería ideal llegar antes de que puedan descargar sobre nosotros, y si encima podemos moverlo un poco y abrir fuego contra sus propios hombres ya sería cosa de Providencia Divina.

- Tiradas (1)
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27/07/2015, 22:23
Director

Moritz subió la cuesta como un gamo, aún cargado con sus piezas de armadura y el montante. Subió como una cabra, por lo más agreste, hasta toparse de bruces con los dos artilleros que ultimaban la recarga del falconete. Su subida quedó enmascarada por el humo del propio cañón y los arcabuces de por detrás.

Así pues, cuando surgió entre las rocas, los holandeses se cagaron en los pantalones. Un gigante con un montante, justo delante de ellos. Solo uno desenvainó la espada. El otro retrocedió, soltando la bala de cañón que llevaba en las manos.

Notas de juego

Tienes la iniciativa.

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27/07/2015, 23:00
Karl Moritz

Me encaramo con un par de saltos por la improvisada barricada para salir entre el humo con un grito de loco. Tengo los ojos enrojecidos por el humo y me lloran pero me da igual. Al menos ahora. Por la noche ya tendré tiempo de sentir el escozor.

Veo a los artilleros pasmados. Sólo uno parece dispuesto a defenderse, por lo que me apresuro a golpear su espadita para asar pollos, que rebota en su mano con un sonido a campana y aprovecho el rebote para arrearle un segundo golpe, esta vez en medio de la testa. Cosas de la práctica.

 

- Tiradas (3)

Notas de juego

Primero la defensa normal de Blitz meyer para inutilizar su espada y el segundo es un ataque normal (maniobra de ataque recto) que siempre da en cabeza, independientemente del dado de daño.

Ya he hecho la tirada de daño. Una caca, pero al menos este turno no puede usar su espada por el blitz meyer.

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28/07/2015, 18:37
Perot Vilaplana i Llonch

Atacar una brecha no es algo que haga especial ilusión a Perot. Le parece suicida arriesgarse así a los cañones y al tiro desde una posición superior. Así que procura mantener a sus hombres para fuego de cobertura mientras los infantes asaltan la posición.

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28/07/2015, 19:45
Martín

Martín estaba en la primera línea, al lado del capitán Ferreira, que había decidido ser de los primeros en encabezar el asalto. Pagó el precio de su valor recibiendo una enorme cantidad de disparos que acabaron con el gallego en el suelo. Quizás muerto. Cuando el muchacho se agachó a su lado temiéndose lo peor, el capitán le hizo un gesto con la mano y le dirigió una sonrisa forzada. El muchacho suspiró aliviado y se puso de nuevo en pie. Puedo ver en ese momento al alemán corriendo hacia el falconete enarbolando el espadón y corrió tras el dispuesto a ser de los primeros en la brecha. Tras el choque con los franceses el muchacho se creía imparable. Infeliz. Al menos tuvo la suerte de no correr hacia el muro erizado de picas del otro extremo.

Cargado con agua, pistolas, pólvora y puñal tropezó varias veces con los cascotes de la muralla derribada y perdió pie varias veces, sin poder seguir el ritmo del alemán.

- Tiradas (1)
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29/07/2015, 19:19
Martín Vélez Manrique

Aunque Velez se consideraba un tipo bragado asaltar unas murallas no era moco de pavo y titubeo unos instantes.

Pero Ferreira no lo hizo, o al menos no se le noto, y salto agilmente a la palestra animando a la compañia, y aunque fue el blanco de numerosos disparos que dieron con el en tierra, no parecio sufrir herida alguna, buena armadura.

-Dios ama a los locos.

Pero el ejemplo cundio y saltaron todos al unisono, pasando por encima de su capitan para arrojarse sobre las picas que defendian la brecha.

Aunque estaba adipuesto a cumplir con su papel tambien tenia otras responsabilidades asi que mientras atacaba dio un vistazo a su alrededor..

Habia un falconete que les pillaba de enfilada y que habia hecho mella en el asalto pero esa parte esta parte estaba cubierta por los tudescos que se lanzaron como lobos hambrientos contra los sirvientes de la pieza y no seria este sargento el que apostaria por los artilleros.

El catalan, con buen ojo y mejor criterio quedo atras con los mosqueteros para proporcionar fuego de apoyo, situacion que quiso aprovechar Velez para abrir rapidamente un hueco.

-A derecha e izquierda, dejad libre el centro para los mosqueteros.

La idea era dejar un lugar por donde los mosqueteros pudieran hacer brecha con sus disparos, una granizada de plomo en las filas de esos piqueros, esperaba que de milicia, bajaria sus animos y facilitaria romper por el centro.

Se rezago un tanto, sujetando a un par de soldados que pasaban a su lado, para que permanecerian con el  y con la pistola que llevaba en la siniestra señalo el hueco y grito.

-Ahora catalan!, haznos hueco

Y tras la salva de los mosqueteros se lanzo en pos de la gloria y el botin, o de la muerte..., entre reniegos, por vidas y gritos de ¡Santiago!.

- Tiradas (1)
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30/07/2015, 01:32
Director

Los mosqueteros dieron una descarga. Como siempre en éstos casos, el volumen de fuego del atacante se reducía enormemente, aún en el caso de atacar a los cascotes y fragmentos de muro que quedaban como resultado de la explosión de la mina. De la escopetada, solo cayeron cinco holandeses, y cuatro de ellos eran del muro de picas que pretendía detener su avance.

Moritz había trepado hasta el falconete, descargando un testarazo al artillero que había osado enfrentársele. El golpe no le mató, pero si le hundió parte del cráneo, dando con él en el suelo, inconsciente. Los españoles subían la cuesta, atacando a los soldados sueltos, descargando pistoletazos sobre los piqueros, tratando de abrirse paso rompiendo aquella formación. Habían tomado el falconete, a pesar de ello, seguían cayendo sobre ellos tiros y alcancías ardientes.

- Tiradas (6)
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30/07/2015, 01:38
Hans Schneider

Hans trepó por las piedras hasta situarse tras su compadre. Debía redimirse por los sucesos de los bulbos, que a punto estuvieron de dar con sus huesos en la cárcel. Solo su ayuda en tan aciaga jornada le libró de las acusaciones del preboste italiano. Ahora, tenía ganas de desquitarse matando holandeses. Demostrando a los españoles que estaba con ellos, a muerte.

Así que apuntó y disparó al segundo artillero, que estaba dispuesto a rendirse. El tiro le entró por los pechos y dió con él en el suelo, muy malherido. Tras ésto, guardó la pistola humeante y señaló a Moritz.

-Ayúdame con ésto -le dijo en alemán- Dale la vuelta al falconete, lo vamos a cargar con un metralla.

El gigante del montante le ayudó a transportar el armazón del falconete, instalado en un pesado trípode de madera y hierro. Los holandeses disparaban entre tanto, pero se concentraban en los que subían la cuesta, y eso les dió margen. El pequeño alemán cargó el falconete con el saco de metralla, y dió las indicaciones a su compañero para que dejara el artefacto en el mejor ángulo posible.

-Aquí, bien... déjame... Vamos allá.

Apretó el gatillo y la metralla voló, libre hacia su objetivo: la masa de piqueros.

- Tiradas (5)
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30/07/2015, 01:51
Director

Fue como una hoz que segaba el trigo. De los veinte que quedaban, deiciocho cayeron, heridos o muertos, algunos de ellos rodando la cuesta abajo. Los holandeses comenzaron a ponerse nerviosos, dispararon contra los alemanes, que tuvieron que parapetarse tras unas piedras. Los españoles cargaban ciegamente, dispuestos a vengar a sus muertos y a los de los valones. Los italianos cargaban por detrás, seguros de que ya se había abierto brecha.

Vélez descargó un golpe de alabarda a un holandés indeciso, que soltó la pica, pues no tenía mano donde sostenerla. Negrete subió la cuesta, empujando con la rodela, y tiró muralla abajo a un piquero. El capitán logró levantarse, y desde detrás daba órdenes, intentando subir la cuesta.

Llegaron. Finalmente, llegaron. Subieron hasta lo que había sido la explanada de aquel bastión, perforando el corazón del sistema defensivo. Todos los pasillos, almenas y caponeras estaban abiertas para ellos, como lo habían estado para los holandeses. Pero el enemigo no tenía intención de morir en ellas, como topos. Se retiraban con el órden que podían hacia el interior de la localidad, para defender las casas y el ayuntamiento. Los españoles mataban a los regazados, limpiando los pasillos con fuego de pistola y cargas con la rodela por delante. Se sacaron las dagas, se degollaba a los que pedían rendición. No habría merced, ni se esperaba del enemigo. No se habían rendido cuando era razonable hacerlo, y ahora pagarían las consecuencias.

Concentrados en eliminar la resistencia armada, los españoles peinaban concienzudamente las murallas y bastiones. Mientras, los italianos se derramaron en Boom como un torrente, matando a cuanto ser vivo encontraban a su paso por las calles. Les disparaban a quemarropa desde las ventanas y las esquinas, pero eso solo les enfurecía más.

La resistencia se estaba concentrando en el ayuntamiento, donde el burgomaestre y la guardia de la ciudad planeaban una última defensa frente al invasor. Habría que sacarles de allí, aunque ello supusiera meterle fuego al ayuntamiento.

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30/07/2015, 02:01
Diago Ferreira

A los pies de la cuesta que bajaba desde el bastión, entre el caos de muertos que la tapizaba y el torrente de italianos que bajaba, el capitán alcanzó al sargento Vélez. Estaba vivo y bien, pues el disparo lo había detenido la coraza en último término.

-Vienen los alemanes y los valones detrás -le dijo en voz alta al oído- Vamos al ayuntamiento, hay que darse prisa. O no habrá nada que echarse a las manos.

Y todo el sufrimiento del asedio sería en beneficio de la gente de naciones. Ahora la batalla no era contra el enemigo, si no una carrera para la matanza, el saqueo y la violación.

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30/07/2015, 09:16
Karl Moritz

Me alegra ver a mi compadre allí conmigo. Le ha puesto hígados, y conociéndolo como lo conozco, es cosa meritoria. Le sonrío aprovador cuando lo veo allí, con la pistola humeante, y entre ambos nos ponemos a mover el cañón. Los disparos zurrean cerca, pero por fortuna parece que nos tiran más por compromiso que otra cosa, concentrados como están en las fuerzas que suben. Eso nos da la oportunidad de mover el cañón y, gracias a los conocimientos en la materia de mi compadre, dejarles caer una vomitona de clavos y fuego a los piqueros que se agolpan para repeler a los españoles.
 Los aullidos de dolor confirman que ha sido un buen tiro.

Lanzo un grito de victoria, pero la granizada de plomo que nos cae encima nos obliga a dejar para más adelante las celebraciones y nos acurrucamos como podemos, detrás de un parapeto de piedras.

La defensa cae y nos unimos a nuestro cuadro. No hace falta saber mucho para ver qué pasa. Los holandeses le van a poner huevos hasta el útlimo aliento. Cosa normal, por otra parte. No tienen donde esconderse y saben el fin que les espera. El verdadero botín está junto al burgomaestre y los notables que deben estar junto a él cagados de miedo.

Vamos con el sargento, Hans. Hemos de coger a los gordos burgueses con vida. Seguro que han escondido sus cosas, como siempre hacen, y se tortura mal a un muerto, jojojo! Le digo en alemán, ya convencido de nuestra victoria.

Por lo que veo Ferreira le debe de estar diciendo algo similar al sargento. Me detengo un momento a observar la situación general, antes de ponerme en marcha. Lo justo para tomar fuerzas y lanzarme a la carrera contra el ayuntamiento.

 

 

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30/07/2015, 18:11
Martín

El muchacho se había salvado de la granizada por un pelo, el hecho de haber tropezado con la piedras en el ascenso había resultado al final todo un golpe de suerte. Cuando el capitán pasó a su lado se levantó y se unió a él. El muchacho se encontraba embobado, ebrio de victoria, feliz hasta tal punto que parecía un idiota, una alegría rallana en la locura. Comprobó las pistolas y empuñando una en cada mano parecía dispuesto a acabar con el último de los defensores él mismo.

Se acercaba el momento del saqueo. El Martin nunca había llegado a pensar en ello, tan lejana parecíale la hazaña y tan centrado había estado primero en conservar la vida y luego en quitarla, que había olvidado que amén de la honra del rey debía pensar en los propios bolsillos y el buche.

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31/07/2015, 23:09
Pedro Negrete

Esto es para lo que habíamos venido. Para lo que llevábamos tanto sufriendo, y lo que nos ganamos a base de sudor y sangre. Por eso me preparé con muchos hígados, ropera y rodela para defenderme y dar guerras a esos hideputas que tantos meses llevan dándonos quebraderos de cabeza. El primer ataque por parte de los valones no sale bien, pero visto de otro modo, a nosotros nos quita los más gordo. Tras su huída, no dude en correr junto a mi cuadrilla y empujar con la rodela. Los tudescos tienen una idea mas que lograda, y consiguen con hacerse con el falconete pedrero. Dios está con nosotros, no podía ser de otra forma. 

El falconete barre con la barrera de picas y nosotros hacemos el resto. Después Boom se abre a nosotros. Me dispuse a atravesar con la espada a todo holandés que me encontrara, suplicara o no. No hay piedad para los herejes. Después, seguir presto al resto, al ataque del ayuntamiento. Allí sacariamos la buena tajada. 

Notas de juego

Perdón la ausencia de esta semana, cosas del trabajo que me remata.

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04/08/2015, 08:38
Martín Vélez Manrique

¡La ciudad era nuestra!, solo quedaba el escollo de tomar el ayuntamiento y a recibir el esperado premio a todas las fatigas pasadas.

Asentia al capitan mientras este daba las ultimas instrucciones mientras pensaba como tomar este ultimo edificio.

Despues reunio a los hombres y los llevo hasta el ayuntamiento, la mayor parte de ellos platicos en la lucha, o por instinto ya se dirigian hacia alli.

Se acerco al catalan mientras iba hacia alli. lo miro para asegurarse que no estaba herido.

-Celebro que hayais podido escapar de las balas herejes, bueno, a casi todas. No nos despistemos, el animal acorralado y herido todavia es peligroso. Para entrar en el ayuntamiento o bien tendremos que romper la puerta de este o ahumarles un poco, en cualquier caso tendremos que acercar ariete o carro con leña para ello y eso pondra a tiro a quien lo haga. Tome las disposiciones para que el fuego de sus mosqueteros cubra a nuestros camaradas.

Le dio una palmada amistosa en la espalda.

-Es casi el momento de la cosecha. Tapese esa herida ahora que hay un momento.

Luego se dirigio a Ferrerira.

-¿Capitan, ariete con un carro, llenamos este de leña humeda y los ahumamos o petardo si es que lo hay?. La opcion de ahumarlos es mas lenta pero dara mas rescates, las otras son mas rapidas.

 

 

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04/08/2015, 09:45
Karl Moritz

Me amostazo un tanto cuando oigo lo de la posibilidad de matar a gordos burgueses en la toma del ayuntamiento.

Serr gorrdos capones atrrapados en gallinerro. No matar. Ser horra cobrrar lo debido. Humo y tormento. Muertos no dar orro. Ir ya. No hablar más.

Comento, lanzando miradas ansiosas de rapiña hacia la dirección del ayuntamiento. Cada minuto de parla es un minuto que regalamos al resto de tropa para tomar el ayuntamiento. Y no pienso regalar ni un maravedí a todos esos saqueadores. Para algo me he metido en primera línea, y no ha sido para ser un héroe.

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04/08/2015, 18:14
Martín

Martín se encontraba junto al capitán y saltaba sobre un pie y luego sobre el otro de impaciencia. No entendía a que estaban esperando para entrar a tiro limpio en el ayuntamiento. A fin de cuentas éste no iba a estar más defendido de lo que lo estuvieran las murallas y aqui habían llegado...

Karl dijo, con su acento cerrado y escasamente comprensible que eran capones... ¿estaría el germano dispuesto a castrar a todos aquellos holandeses? Bendito Señor, por fin alguien tenía una idea razonable. El muchacho no podía contener su entusiasmo.

Si había que empujar un carro en llamas, lo haría él. Así pensaba el estúpido chaval y así estaba dispuesto a hacer. Salvo que el capitán lo supiera o se lo impidiera, lo haría Martín.

Notas de juego

- Ya saltó el muchacho imberbe con ansias suicidas de morir por la patria -

=)

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04/08/2015, 21:53
Diago Ferreira

El capitán se tocó el bollo en la armadura, sacando la bala aplastada con su daga. La examinó un momento, con curiosidad. Los hombres pasaban de largo, y las casas de Boom iban cayendo una tras otra. Se escuchaban los gritos de las mujeres, posiblemente forzadas, y el de los niños que lloraban. Cualquier intento de resistencia se pagaba con la muerte.

-No es mala idea.

Señaló a varios soldados de su compañía.

-Id donde estaban los defensores holandeses, vamos a cargar un carro con azufre, paja y cosas para hacer fuego. Cargad también las alcancías que encontréis.

Luego miró al catalán.

-Deberían miraros esa herida, cuando éste termine. Los demás, avanzaremos en órden, no como éstos gañanes. Así hacemos piña, y seremos capaces de repeler cualquier ataque. ¡Rápido!

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04/08/2015, 21:57
Director

Los soldados prepararon el improvisado ariete con el carro, y cargaron los petates de los mochileros con aquellos artefactos endemoniados y polvos de azufre con los que se solía someter a los zapadores durante las contraminas. La compañía pasó por el pueblo, en buen órden. Se escuchaban tiros, pero la mayoría eran del bando del rey. Tan solo algún soldado desesperado, protegiendo su casa, o burgueses que disparaban por la ventana con sus escopetas de caza. Pero los valones, italianos, alemanes y españoles terminaban rápidamente con esos focos de resistencia. Se concentraban en saquear lo más cercano, a dar rienda suelta a sus frustraciones debido a lo duro del asedio, y las muchas muertes en los combates y el asalto a la brecha. No hubo holandesa mayor de doce años que no fuera forzada. Triste espectáculo, quizá, pero el comandante había prometido abrir la mano aquel día, el día del saco.

La compañía de Ferreira iba a por el plato fuerte: el ayuntamiento y la vecina casa del burgomaestre, llena de ricas pinturas, vajilla de plata, lámparas de buena factura, trajes caros, las arcas municipales y otras riquezas que hacían soñar con el tesoro de Moctezuma. Y con buen órden llegaron a la explanada de la plaza, donde resistían desesperadamente los últimos soldados holandeses, disparando con sus mosquetes por las ventanas. Las puertas estaban atrancadas, y los alabarderos de la guardia del burgo protegían el edificio por dentro.

Quizá el burgomaestre quería pactar la rendición de su persona, tal y como había hecho el comandante francés a las primeras de cambio, poco dispuesto a que sus hombres fueran pasados a cuchillo por apoyar una causa perdida en una tierra extraña. Pero no habría piedad para el burgomaestre, pues había decidido seguir resistiendo, desbancando al partido que pretendía rendir la plaza sin derramamiento de sangre.

-¡El azufre, hacedles salir! -ordenó el capitán.

Notas de juego

Una simple tirada de Destreza para tirar dentro los sacos de azufre con paja en llamas. Disparar a los mosqueteros parapetados en las ventanas es una tirada Difícil de Armas de Fuego.