Partida Rol por web

Al entrar en la sala, os encontráis con un lugar bastante frío que, al menos a ojos de Esmeralda y Citrino, recuerda a muchas de esas instalaciones del Planeta Natal donde se analiza la información y se evalúan las misiones de las gemas rasas. En el centro hay un gran holograma que muestra el planeta Tierra en sus totalidad, aunque parece que hay algunas zonas borrosas. También hay símbolos y marcas que señalan ciertos lugares alrededor del globo, pero no sabríais decir qué significado tienen.

Alrededor de las pantallas que proyectan esta imagen hay un círculo de sillas. Si no fuera porque Petalita está sola y os ha dicho que trabaja por su cuenta, pensaríais que aquí hay todo un equipo coordinado. Es posible que este lugar fuera pensado para ello, pero ahora está bastante vacío. Quizá sea esto lo que añada un toque aún más gélido.

Tras un rato de descanso que Petalita aprovecha para prepararlo todo, tecleando sin parar en las diversas pantallas que hay por la sala, se acerca a vosotras y hace un gesto para que toméis asiento en la mesa redonda. Ella se queda de pie incluso cuando lo habéis hecho, quedándose al lado de una de las computadoras.

- De nuevo, os agradezco que queráis ayudarme.- os dice inclinándose con elegancia hacia delante.- Como sabéis, necesito que capturéis a una gema corrupta y enloquecida. Tengo sondas explorando muchas zonas del continente, y una de ellas dejó de enviar señales. Conseguí recuperar las últimas imágenes que había registrado y así descubrí a esa gema monstruosa. Hay un teletransportador cerca de Santuario que os llevará a vuestro destino. Para ir al teletransportador, seguid el camino desde la puerta de entrada; en poco rato lo encontraréis. Está dentro de una pequeña construcción sin acabar: otro de los planes cancelados de la guerra.- hace una pausa y cruza los brazos.- Una vez en el teletransportador, debéis ir a la Aguja Azul.- toca un par de botones y la imagen del planeta se amplía, acercándose hacia un punto determinado en una zona árida del hemisferio sur, donde hay una representación de lo que debe ser la Aguja Azul.- Cerca de esa estructura abandonada cayó la sonda. Es posible incluso que la gema corrupta haya ocupado la Aguja. En cualquier caso, hay que capturarla. Reducidla a su forma de gema y traédmela cuanto antes. De este modo, podré ponerla en vigilancia e intentar sanarla.

Os sonríe y se acerca a vosotras. El holograma tintinea y vuelve a mostraros el planeta entero.

- ¿Alguna pregunta?

Heli está fascinada por el lugar, más allá de su frialdad esto es extremadamente nuevo y, por describirlo en una palabra es sensacional.
Sin embargo ella emplea otros métodos más coloquiales a la hora de expresar su asombro, onomatopeyas ciertamente.

-Ohhhh- exclama al ver el holograma central. -Wow- al sentir el tacto de la silla. -Waaahh- comenta elocuentemente al observar el increíble trabajo desplegado por Petalita.

Se sentía entusiasmada sin dudas, se sentó y escuchó la explicación puntual de aquella gema. Al parecer una de las suyas estaba rompiendo algo que no sabía bien que era. Pero el trabajo que les correspondía ahora era detenerla y curarla, le gustaba esa idea, la de sanar a los demás.

-Entendido- respondió acotada y se levantó para esperar a las otras y partir hacia su misión.

Sin duda, la base que se ha montado aquí Petalita es del nivel de las instalaciones del Planeta Natal. Apenas digo nada, mientras miro maravillada el lugar. Rozo suavemente el asiento con las yemas de los dedos antes de sentarme, en una posición recta y elegante. 

Escucho en silencio la explicación de la gema púrpura, y al mismo tiempo miro con curiosidad el holograma que tintinea frente a nosotras. 

Tengo mis sentimientos encontrados respecto a este lugar. Pero sí que me hace sentir un poco como si estuviese en casa.

Cuando Petalita acaba su explicación me levanto de la silla. Mi cuerpo se encuentra ya recuperado, y mi vestido ya no está roto. En general doy una imagen mucho más digna de gema aristócrata.

- Yo solo tengo una pregunta. ¿Tenemos alguna manera de comunicarnos contigo mientras estamos allá fuera? Puede que la situación cambie o necesitemos reportar alguna cosa mientras estamos en medio de la misión.

Es extraño pasar de supervisora a supervisada.

Después de sentarme en la mesa de reuniones me fijé en el entorno. No había estado en una instalación del Planeta Natal desde que me exiliaron. Resultaba tan raro... Estar rodeado de esa tecnología otra vez. Petalita expuso el plan.

-Me parece bien. Esta misión puede serviros como primera experiencia en el combate. -le dije a Citrino y Heliotropo.- Me fijaré en como lo haréis y luego os daré algunos consejos para mejorarlo. Si veis que os van a derribar con facilidad, no os pongáis por en medio, me entorpeceréis. Y en el caso de que caigáis, el último recurso será la fusión.

Y al decir la última palabra miré a las demás, con cara de enfado y una ceja un poco levantada. Sabía que verían eso como una abominación, pero era un buen recurso que teníamos que tener en cuenta. Las "aberrantes" fusiones nos ayudaron a ganar la guerra.

-Y, por mucho que le cueste a algunas. -dije mirando a Citrino.- Recordad que soy una Gema Guerrera. Os intentaré guiar en el combate, pero si queréis ir a la vuestra, perfecto. No recogeré vuestras esquirlas.

Dicho eso, me levanté con tanta fuerza que derribé la silla. Me dirigí hacía la salida, mientras hacía estiramientos con los brazos.

Petalita desvía la mirada al oír hablar sobre las posibles fusiones, contrariada e incómoda al salir ese tema. Sin embargo, no hace ningún comentario y se limita a responder a la pregunta de Citrino.

- En cuanto encontréis la sonda, seguro que podréis reactivarla. Tú debes saber cómo funciona su tecnología: no es nada complicado. De hecho, es un modelo antiguo y simple. Podría entenderlo incluso una...- se calla y carraspea, tragándose sus palabras.- Esperemos que esa gema no la haya destruido. Confío en que pueda arreglarse: son sondas resistentes.

Desactiva el holograma, haciendo que una oscuridad más densa inunde la sala. Os hace un gesto para que os dirijáis a la salida, dando a entender que os acompañará hasta la puerta principal de Santuario, donde empezará vuestra misión. Mientras camina con paso regio, os mira y sonríe.

- Sé que es un poco extraño pediros que hagáis esto juntas, dado que a penas os conocéis. En cualquier caso, quiero agradeceros de nuevo vuestra disposición y aconsejaros que confiéis las unas en las otras. Cada una de vosotras tiene grandes capacidades y, si llegáis a trabajar como un equipo, seguro que lograréis cualquier cosa que os propongáis.

Llegáis hasta la puerta principal, que está justo al final del pasillo en el que os habéis encontrado hace un rato. Petalita se acerca a la consola que controla la puerta y la abre. Las dos placas de metal que la conforman se deslizan rápidamente hacia los lados: seguro que esta puerta es la que funciona mejor en toda la instalación. Por la posición del sol, es posible que sea mediodía. Os rodea un bosque bastante frondoso pero podéis ver con claridad el camino que ha mencionado Petalita. Ella se queda bajo el marco de la puerta, observándoos con atención.

-¡Pues manos a la obra! -dije un poco más animada. Por fin podíamos hacer algo útil, en vez de tanta palabrería. ¡Si en algo soy buena, es en dar golpes! pensé con fervor.

En cuanto se abrió la puerta, note un pizca de libertad golpearme. No había sentido nada parecido desde antes de perder la forma física. Respiré hondo, el aire que venía del bosque. Como era posible que algo así, algo tan natural, tan verde, fuese nocivo para las gemas. ¿Sería problema de las gemas en si mismas? ¿Eran ellas las que tenían algo mal? Intentaré no pensar en ello. Total, no podría llegar a una conclusión, la Gema Científica era Aguamarina...

Me dirigí a la salida, con ganas de estar fuera de esos muros. En cuanto pasé junto a Petalita, en un susurro, le dije:

-Espero que no sea una trampa. -saqué el hacha y le guiñe un ojo. No quería que pareciese del todo una amenaza, si no... Un aviso.

Miré al Demonio Amarillo y a la neófita y les dije:

-Estad alerta, tal vez la pesada de Cornalina esté por aquí. Tened cuidado. -y me dirigí al camino.

Es evidente que tu comentario cae muy mal a Petalita, quien te mira algo molesta. Aún así, sólo notas ese cambio casi imperceptible en su rostro. No parece que vaya a responder a tu aviso de ninguna forma.

Caminó siguiendo al resto en silencio y saludó a Petalita asintiendo con su cabeza. Al abrirse las puertas pudo sentir al bosque vivo a su alrededor, moviéndose, cambiando, creciendo, muriendo. Todo era parte de todo, y ahora ellas estaban en contacto con el mismo.

Escuchó una acotación de la gema que se hacía llamar Esmeralda a quien las comandaba por algún motivo. No dijo nada y continuó en camino siguiendo a aquella gema verduzca que había tomado la delantera.

Algo se agitaba dentro de ella, no era por el combate próximo ni por todo ese aparato discursivo de sus compañeras... Había algo más y ella creía saber en qué consistía.

Fusiones... Ugh...

La idea no me agrada lo más mínimo. Si se da el momento en que nuestras vidas corran peligro... que se fusionen esas dos y no me metan a mí en medio.

Por supuesto oculto mis pensamientos tras una expresión neutra. Asiento a las palabras de Petalita.

- Gracias a ti por cuidar de nosotras, Petalita - callo unos segundos - Supongo... que de todos modos te lo debemos.

Cuando estamos a punto de irnos siento como las manos se mueven automáticamente, buscando formar el "Saludo del Diamante". Por fortuna detengo el impulso a medio camino y, en cambio, hago una elegante reverencia a nuestra nueva líder a modo de despedida.

Al salir de Santuario alzo una mano, protegiéndome los ojos de la luz del sol. La Tierra era tal como la recordaba, luminosa y extraña. ¿Qué querrían hacer unas gemas viviendo aquí? me pregunto.

El comentario de Esmeralda, mostrando desconfianza hacia Petalita, me crispa. Pero no digo nada por cautela. Quién sabe de lo que es capaz esta belicosa gema. Tan solo le dirijo una fugaz mirada de reproche. 

Heliotropo, por su parte, no parece muy habladora en ese momento. Debe de estar disfrutando de las vistas.

Me dispongo a caminar junto a mis nuevas compañeras, esperando que el viaje no esté lleno de complicaciones.

Vuestro viaje empieza por fin cuando ponéis los pies en el camino de tierra que se alarga hacia el interior del bosque. Camináis en grupo, aunque quien os viera sabría que no sois un equipo cohesionado donde impera la confianza, sino más bien la necesidad. Petalita observa cómo os alejáis y no es hasta que dejáis atrás los primeros árboles que ella vuelve a entrar en Santuario; oís cómo la puerta se cierra, resonando las placas metálicas y rompiendo con el silencio natural que os envuelve en seguida otra vez.

A medida que avanzáis, el bosque se hace más y más espeso. El camino sigue siendo transitable y visible, pero los alrededores no os permiten tener un amplio rango de visión. A juzgar por el aspecto de las ramas, estos árboles están sacando las primeras hojas del año. En el suelo empiezan a asomar flores y otros brotes verdes. Algunos arbustos os llegan hasta la cintura, pero no son de los que dan fruto. Por lo general, los árboles son altos y firmes.

Oís el cantar de algunas especies de ave, así como los rápidos movimientos de alimañas que se esconden a vuestro paso. La calma del bosque es casi imperturbable. Si las gemas hubieran permanecido en el planeta, todo esto hubiera desaparecido en aras de la creación de una nueva colonia productiva y espléndida en muchos aspectos.

Heliótropo caminaba junto a sus compañeras, miraba los alrededores disfrutando del paisaje y realmente no buscaba nada; solo buscaba experimentar todos esos nuevos alrededores, descubrir el nuevo mundo en el que había nacido antojándosele fascinante desde el inicio.

En cierto momento notó la falta de intercambio verbal entre sus compañeras por lo que decidió ella misma iniciarlo pero notó un inconveniente -¿Qué se suele expresar verbalmente cuando uno no lo hace por un motivo objetivo sino por recreación? ¿Qué detalle o comentario es posible realizar?- meditaba en si misma a la par que su conciencia se extendía a su alrededor.

Hasta que se le ocurrió algo. Sin mirar a sus compañeras, atendiendo al bosque nuevamente, a modo de prueba les dijo a ambas -Petalita está ocultando algo, sus intenciones son nocivas y nos ha mentido adrede- dijo con una sonrisa amena dibujada en la cara sin siquiera observar a sus compañeras -Bien hecho Heli- se dijo -Conocimientos que no poseían sumado a un buen pié para obtener nuevos datos tu misma de sus paradigmas-.

Al no saber si la respuesta sería positiva se concentró en lo que había alrededor de ellas, pero ya esperaba un cumplido de sus compañeras por la útil información brindada.

El paisaje de la Tierra se me hace extraño. El bosque frondoso me impide ver. El ruido que hacen los pájaros me impide oír. Y los olores. Oh... ¡los olores! 

Frunzo el ceño, molesta. En apenas unos minutos de camino decido ya que la Tierra, definitivamente, no me gusta. Es tan sucia, tan... salvaje. Ando con cautela, vigilando que mi vestido o mi pelo no se enganchen con ningún arbusto o rama. 

Durante largo rato nos acompaña el silencio, hasta que Heliotropo decide romper el hielo con una atrevida acusación. 

- ¿C-cómo te atreves a decir eso? - pregunto, crispada - ¡Petalita nos ha salvado de la corrupción! Ella... ¡sana gemas! 

Pensar que Heliotropo podría tener razón me avergüenza, por lo que aprieto los labios pensando en una manera mejor de defender a la gema púrpura.

- Apenas la conoces. ¿Qué sabes tú de ella? ¡Si acabas de nacer!

¡Qué preciosa era la Tierra! Al pasear por esos bosques, caminar entre la naturaleza... Era algo completamente mágico. No entendía como las gemas del Planeta Natal no lo entendían. ¿Como no podían ver todas aquellas singularidades tan excepcionales? Había infinidad de cosas en este plante que valían la pena proteger.

Estaba disfrutando de ese agradable paseo, con las manos en la nuca. Pero de repente, sin venir a cuento, Heliotropo hizo una fuerte acusación. Abrí los ojos como platos y me encaré hacía ella. Citrino se crispó, incriminando a la gema neófita.

-Fíjate, Citrino, que me cuesta tomarte en serio. ¿Como me puedo fiar de ti, habiéndote visto actuar e intentando engañarme? Ahora no esta Petalita para protegerte, así que más te vale decir la verdad. -le di con mi gran dedo índice en el pecho. Mire a Heliotropo.- ¿Tú qué sabes? ¿Por qué crees que nos esta mintiendo?

-¿Cómo, cómo, cómo?- repitió la pregunta lentamente meditando ampliamente la respuesta. Miró a Citrino confundida y luego a Esmeralda, volvió devuelta a Citrino -¿Qué sabe alguien? ¿Por qué encuentra seguridad en sus dichos?-.

Alzó las manos y los hombros y agregó como diciendo algo obvio -Porque no dijo la verdad, ocultaba algo, no decir la verdad es mentir, engañar, faltar a la honestidad-.

Comenzó a rascar su sien -Petalita hizo eso, mintió, lo sé ¿Cómo saben ustedes cualquier cosa?-

Arqueo una ceja ante la respuesta de Heliotropo. Su actitud me exaspera.

- ¿Simplemente lo sabes? 

Esmeralda, por supuesto, no desaprovecha la oportunidad para manifestar su desconfianza por mí. 

- ¡Sólo estaba tratando de recuperar la gema en la burbuja! - respondo, cada vez más enfadada - ¿Qué habrías hecho tú? ¿Conseguir la gema a hachazos?

Me llevo las manos a la cabeza mientras gruño, frustrada. De nuevo me encaro a Heliotropo.

- No puedes decir simplemente que sabes algo. Tiene que haber algo, una pista, una explicación, un por qué - gesticulo mientras hablo, algo bruscamente - Causa efecto. ¿Entiendes?

Poco a poco pierdo la esperanza en que esta misión vaya a resultar en algo.

Cita:

-Emm, sí, exacto- contesta Heli con una sonrisa orgullosa de felicidad.

Cita:

De golpe la gema comprendió que se le pedía una legitimación de las afirmaciones que les estaba brindando -Ohhhhhh- dijo denotando comprensión y lanzó una pequeña risita -Pretende que explique un sentido, que gema rara y divertida-.

Pensó unos segundos -Yo... Siento cosas, como siento tus sensaciones ahora, como siento al bosque y a los animales con mis ojos y oidos, como el pasto en la planta de mis pies es sentido por mi tacto, como uno conoce la postura de su cuerpo a partir de la kinestesia yo puedo usar... Esto- sacó la lengua dándose cuenta de que podía ser confuso, juguetona con Citrino.

En el momento en que Heliotropo se ríe tan solo aprieto los labios con fuerza, pero cuando me saca la lengua pierdo completamente los estribos. 

- ¡¿Te estás burlando de mí?!

Podía aguantar los hachazos de Esmeralda. La actitud de esa pretenciosa Ónice. Incluso verme relegada a un puesto de menor autoridad al que estoy acostumbrada. ¿Pero aquello?

No señora.

- ¡No digas lo que no puedes demostrar! ¡La verdad se alcanza con resultados, no con estúpidas corazonadas!

Soy consciente de que existen numerosas gemas con misteriosas y extravagantes habilidades. Heliotropo bien podría ser un detector de mentiras andante. Pero me siento tan enfadada que no quiero atender a razones.

-No nos tomes el pelo, Heliotropo. -dije aguantándome una pequeña carcajada. ¿Estaría intentando frustrar a Citrino? Me caía bien. Pero por si acaso...- Si no tienes nada que explicarnos sobre Petalita, mejor no nos asustes. 

¿Qué tendría en la cabeza esa pequeña gema  para decir esas cosas tan extrañas? No podía ni entender la mitad...

-Si hay algo que no sepamos sobre Petalita... Cuéntanoslo, por favor. -dije intentando no sonar enfadada.  Me giré hacía Citrino y le dije- Y tú mejor relájate. No te hará ningún bien defender a capa y espada a esa gema violeta...

Heliótropo no sabía como expresarse, si bien sabía sin lugar a dudas lo que comunicaba la fundamentación que pedían sus compañeras se le antojaba ridícula -¿Cómo más puedo explicar una sensación?- se interrogaba.

-¿Cómo puedes estar segura por tu vista de que allí hay un árbol?- le pregunto a Citrino pero también mirando a Esmeralda, dando a entender que la pregunta era para ambas.

-Un ser no puede dar cuenta de sus sentidos a otros que no lo posean. El árbol no puede verte y, si razonara, tampoco podrías explicarle que lo ves, porque no posee ese mismo sentido... Es así de sencillo, yo siento cosas, de mi alrededor pero mucho más que ustedes o Petalita-.

Heli arruga sus hombros, más que eso no puede explicar.