Partida Rol por web

Vilko, viendo que su estrategia no había servido para nada, observando el giro del bastón, se lanza hacia este con su mano para intentar detenerlo, pero con la mala para de no conseguirlo, haciendo que este golpeé estrepitosamente contra su ennegrecida piel. Pero casi si esperarselo, de pronto una brisa gélida salió de la boca de Vilko hacia Arthur haciendo que se estremeciese.

Pero no acababa ahí, Vilko, intentó un movimiento apoyandose con sobre Arthur con una patada, pero este la vio venir levantando su pie dando lugar a que Vilko perdiendo su punto de apoyo cayese al suelo frente a él.

-Y tu...-dijo mirando a Vilko desde arriba con desprecio-vergüenza me das como humano. ¿Y que mierdas es este frío?

Yukari tras el ataque de Vilko aprovecha para ir a por el con sus dos espadas, pero igualmente este con un sutil movimiento las esquiva por poco pero sonriendo como si lo hubiese planeado.

-Nada, ¿Por qué seguís intentándolo?

Todo parecía tranquilo, demasiado para tu gusto, te mantenías atento, por un momento te pareció oír algo pero seguiste caminando tras no ver nada. Caminabas por el sendero que en ese momento cruzaba un nevado bosquecito de abetos, todos blancos por la nieve como todo lo demás. Volviste a escuchar un ruido y al girarte viste como una bola de nieve gigante se dirigía directamente hacia a ti por el aire a toda velocidad. Gracias a que te diste diste cuenta lograste esquivarla fijándote en la fuerza con la que se estampaba contra una roca. Miraste al otro lado, buscando el origen del proyectil.

Allí, una especie de criatura de blanco pelaje, más grande que un oso y con largas orejas, empezó a gruñir mientras se acercaba a ti lentamente.

El silencio que me rodeaba era antinatural, era imposible que en esa montaña, a esa altitud no hubiera nada de ruido... crei notar algo pero al mirar con atencion a mi alrededor no vi nada. Segui caminando hasta internarme en un pequeño bosque de abetos, justo cuando no llevaba ni un centenar de pasos dentro del mismo un silbido agudo llama mi atencion. Me doy la vuelta con mis garras dentro de mis mitones para ver una bola enorme de nieve en mi direccion, con cara de sorpresa ruedo hacia un lado para esquivarla... viendo la tremenda fuerza contra la que se estampa contra una roca cercana. Me levanto y giro mi hocico en la direccion desde donde provenia la bola para ver algo parecido a un conejo enorme que se me acerca... - Joder, en serio... ¿Quieres una puta pelea de bolas de nieve? Pues por mi perfecto pero paso de seguir tus reglas... - Con las garras ya dentro de mis armas me dirijo a por la bestia, observando mi entorno y moviendome para que siempre quede algun arbol entre la criatura y yo por si decide volver a lanzarme una de sus pelotitas.

En cuanto este cerca de un arbol, correre hacia el mismo para saltar sobre el arbol y usarlo de trampolin para saltar sobre la espalda de la bestia con mis mitones, intentando clavarselos lo mas profundamente cerca del cuello.

Mientras te dirigías hacia el abeto para usarlo como trampolín te fijaste en que aquel bicho no era para nada lento, se movía bastante rápido a comparación e como se había ido acercando a ti por eso, en el último instante dudaste de hacía que dirección impulsarte y desviado un poco intentaste acertarle estirando tus brazos en uno de los hombros pero se echó al suelo deslizándose cual pingüino con su barriga. Tu por otro lado terminaste estrellado contra otro abeto amortiguando este tu caída y enterrandote en nieve al caer al suelo.

Rápidamente saliste pero tu amiguito ya estaba ahí esperandote, de pie frente a ti, a pesar de tu altura, él la superaba con creces y de un para nada sutil movimiento, con su trasero intentó empujarte para enviarte volando de nuevo.

El salto no fue del todo perfecto pero esa bestia ademas se movio lo justo para esquivar mi ataque, con la suficiente mala suerte como para acabar golpeandome contra otro de los abetos y quedar cubierto de nieve. Me levanto con rapidez mientras aparto la nieve de mi alrededor, justo a tiempo de ver a la bestia justo sobre mi.

Si yo ya me considero grande, el maldito conejo es enorme sacandome como poco dos cabezas... se mueve e intenta estamparme su culo para lanzarme volando.  ¿En serio? ¿Me estas intentado dar con el culo maldito trozo de grasa con orejas? Esta si que es buena, te voy a trocear y usar de desayuno maldito bicho...

Salto hacia atras, esquivando su golpe y el abeto al mismo tiempo. En cuanto mis garras tocan el suelo, cojo impulso y me lanzo con los mitones por delante. La intencion es clavarselos los dos casi a la misma altura para luego colocar mis garras sobre su cuerpo e impulsarme hacia arriba para desgarrar y abrir profundos surcos en su cuerpo.

Se dedicaba a ver el espectáculo, aunque no era de su agrado y estaba un poco deprimido. Se quedó observando a Kya un poco, como si quisiera hablar con ella y saber cómo se encontraba después de todo este traqueteo pero no podía así que solo agachó la cabeza y se quedó sentado en la jaula.

Tras ver que todos hacían esfuerzos inútiles intentó forzar la cerradura para largarse de ahí e intentar esconderse o, en verdadero caso de necesidad, pelear.

Con tus afiladas uñitas consigues abrir la jaula donde te habían metido.

Arthur, sorprendido por que la chica se le tirase también, la miró de arriba a abajo.

Está bien, si insistes en venir a por mi, ¿Por qué no te vienes conmigo?-sonrió altivamente pues todos estaban en el suelo-Tu también puedes ser una buena pieza para vender, no se ve algo así todos los días.

Arthur se lanza hacia Yukari proporcionandole un golpe seco pero este no parece ser muy doloroso, pero había golpeado su cabeza y se encontraba un tanto atontada.

El monstruo movió su trasero para arremeter contra el Khajiita, pero este esquivó su ridículo ataque y aprovechando que este se encontraba en no una posición muy adecuada para esquivar, saltaste para hincar las garras de tus mitones en el, pero no lo hiciste con la suficiente fuerza con la izquierda, tal vez gastaste demasiada fuerza para impulsarse pero no lo conseguiste.

Un gran gruñido salió de él debido al dolor y levantando su zarpa derecha cogió velocidad para estamparla contra ti.

Mi garra derecha se hunde con fuerza mas no ocurre lo mismo con mi izquierda, por lo que no tengo el suficiente apoyo para terminar el movimiento, es mas mientras me planteo cambiar el mismo debido a la nueva posicion, soy capaz de percibir el zarpazo que se me viene encima y ruedo hacia su derecha evitandolo sin problemas. Con el pelaje lleno de nieve y cabreado a mas no poder vuelvo a lanzar sendos tajos desde derecha e izquierda, con ganas de probar la mas que segura sucuelnta carne de este maldito conejo.

El conejo gigante,bajó su zarpa hacia ti, pero rodando, conseguiste esquivarla y este, incapaz de detenerla estampó sus garras en su propio cuerpo arañando su panza.

Sin perder tiempo intentas un nuevo ataque con tus garras pero debido a  las prisas, tropiezas quedando frente al conejo a su merced.

Intento entrar cuando su defensa parece baja... lo intento y en mis pirsas por clavar los mitones hasta lo mas profundo de sus tripas, tropiezo quedando justo delante del jodido conejo. No hace falta ser un genio para saber que en su fuero interno esta regodeandose del golpe que voy a recibir. En es momento es como si todo se hubiera ralentizado, puedo ver la zarpa viniendo hacia mi, como dos de las uñas parecen mas nuevas como si las hubiera perdido en un combate anterior... y mientras el mueve su brazo para estamparme un golpe mas que doloroso, yo recurro al poder que hay dentro de mi*.

Noto el frio del suelo en mis garras, el viento helado de la montaña golpea mi cuerpo y mueve mi pelaje... soy mas consciente de lo que ocurre a mi alrededor, hasta el punto de notar como el aire a mi alrededor toma una consistencia diferente, mas dura mientras el golpe se estampa contra mi.

Noto el dolor asediandome, como mi piel es degarrada por el golpe y dejo que la rabia y la ira inunden mi ser, muestro mis colmillos y rujo con furia antes de lanzarme sobre la bestia dispuesto a partirlo por la mitad.

Alzag,tras recibir el fuerte golpe no se encontraba muy fino con la puntería pero sin duda intentaría clavar una de sus flechas en aquel chico, con cuidado de no matarle. Tomó de nuevo su flecha en el arco y apuntó a Arthur.

Te vio allí tirado y levantando nuevamente sus zarpas, esta vez con los dos brazos y desde ambos lados comenzó a bajarlos zarandeándote de un lado a otro, desgarrando tu piel con sus afiladas garras para al final darte un último golpe mandándote a volar nuevamente gritando como loco. Por suerte, te dio tiempo a activar tu haki para defenderte pero no fue para nada suficiente.

Encendido en rabia del dolor, te levantas enseñando tus colmillos y al son de un rugido que supera con creces el de la bestia te abalanzas sobre su cuerpo con todas tus fueras con la intención de partir al animal en dos. Aun con el haki activado consigues desgarrar al monstruo de lado a lado profundamente quien suelta un grito ahogado ensordecedor debido al daño recibido retirándose como puede hacia atrás un buen trecho para clavar sus mano en el suelo levantando un gran montón de nieve, la cual prensa y lanza fuertemente hacia ti.

El elfo, alzando de nuevo su arco contra Arthur intenta acertarle una flecha pero este, por muy poco, consigue esquivarla en el último instante gracias a que la desvía un poco con su bastón, quedando de espaldas a Vilko.

Ese maldito conejo gigante me zarandea como si fuera una maldita piñata. Siento mis huesos moverse de un lado a otro mientras sus garras desgarran mi piel, el dolor me hace cerrar con fuerza la mandibula pero por mas fuerza que haga, esta maldita bestia no me suelta. El zarandeo termina, intento aplicar algo de fuerza para escapar cuando un tremendo derechazo me lanza por los aires. Ruedo por el suelo, manchando la blanca nieve con el rojo de mi sangre y lanzo un rugido de dolor y rabia antes de lanzarme contra el.

Siento como la energia de mi cuerpo me recorre, la misma que ha evitado que su zarpazo final fuera peor... me rodea ahora con furia y ganas de destrozar. No recuerdo nada de mi vida pasada, pero esta emocion, la adrenalina recorriendo mi cuerpo y pidiendo mas... mas violencia es algo que me gusta, al menos a mi nuevo yo. Lanzo mis cuchillas superando su defensa y abriendole unos tremendos cortes alli donde se clavan. Miro a los ojos de la bestia mientras es mi instinto el que esta fuera de toda regla. El conejo salta hacia atras con sus potentes patas y recoge suficiente nieve como para crear otra bola de nieve. Veo venir cual es su estrategia asi que me lanzo como loco a por el, veo la bola de nieve venir pero con un salto a un costado la esquivo. En el momento que mis garras tocan el suelo, vuelvo a correr como un loco... dispuesto a intentar lo mismo de antes mas ahora con esta nueva fuerza que me rodea.

Lanzare mis garras a su pecho, derecha e izquierda y cuando se claven. Saltare con mi piernas y las usare para impulsar las cuchillas hacia arriba. Abriendole sendos profundos surcos que vayan desde el abdomen hasta la parte superior del pecho.

Esta era una oportunidad de oro para derribarlo de una vez, además estaba de espaldas lo que le otrogaba una leve ventaja. Le dio primero un golpe en la rodilla, detrás de la rótula, para hacerlo desequilibrar y luego dejó todo su peso sobre él, hacia delante, haciendo que por física pura se cayera. Acto seguido lo inmovilizaría si es que pudiera.

A pesar del esfuerzo que le costo con sus heridas hacer aquella bola,  al lanzarla, el gato con grácil agilidad la esquivó de un salto hacia un lado, impactando de nuevo esta en cualquier otra parte con un fuerte golpe.

El gato, al llegar al suelo, cogió velocidad y se abalanzó hacia conejo con sus dos garras por delante, pero este viendose incapaz, giró levemente y Adrak solo pudo asestarle con la garra derecha en el abdomen, pero este, descarró su cuerpo hacia arriba llegando hasta su pecho donde se clavaron en su corazón. El conejo gritó de dolor, agonizando, cayendo al suelo retorciendose de dolor. 

Sacaste tus garras de el y tan solo pasaron unos pocos segundos hasta que este dejó de moverse, quedando inmovil sobre la fría nieve.