Partida Rol por web

El telar del destino (Parte 1)

3. Entre cartas

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10/11/2017, 16:59
Norna Weaver

La joven miraba a unos y a otros, confusa y sorprendida, encogiéndose sobre si misma, dudando, como si de hecho no supiese cómo reaccionar, asistiendo primero al ofrecimiento de Ethan con cierta desconfianza, comprobando con un gesto simple que el móvil no tenía cobertura, devolviéndoselo al joven con cierta cohibición, para luego observarlo realizar aquel símbolo, aquella explicación, aquella demostración, con progresiva atención, abriendo cada vez más aquellos ojos oscuros como pozos de tristeza que refulgían, de nuevo humedecidos, en el marco que configuraba su rostro.

Se habría esperado de ella quizá una muestra clara de incredulidad, pero aquel pequeño acto de magia verdadera que la dejó con la boca abierta, aquella explicación, y quizá el sentir que alguien más podía percibir cómo cambiaba su entorno sin que otras personas, menos conscientes, pudieran darse cuenta, hizo que apretase los labios, en una mueca contrita, mientras se obligaba a respirar, a tomar una temblorosa y profunda bocanada de aire- Es como... Si todo eso que me decís tuviera algún sentido. Aunque no termino de comprender cual. O símplemente... Tengo miedo de comprender cual. -confesó, cerrando los párpados con fuerza, durante un instante. 

Antes de soñar que mi madre se... Moría.-se atrevió a decir, como si al pronunciar aquellas palabras invocase algún tipo de mal profundo- También soñé con vuestros rostros, yo...-titubeó- Cuando entrasteis en la catedral...- prosiguió, muriendo entonces sus palabras con un jadeo asustado preñado de sorpresa. 

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10/11/2017, 17:18
Destino

Un ruido atascado, mecánico, que incluía el rechinar de unos engranajes que hacía tiempo que acuciaban la falta de engrasado y mantenimiento, resonó al otro lado de la sala, donde, oculta entre las sombras, descansaba una pianola, cuya tapa se levantaba entonces, como un resorte, despidiendo una nube de polvo cuyas volutas visibles revolotearon, en espiral ascendente, bajo la luz de los candiles que de nuevo, llevados por un acto caprichoso, habían decidido dejar entrever el instrumento de cuyo interior comenzó a manar el sonido de unos rodillos ligeramente atascados, y finalmente, una composición.

Un sonido musical, en forma de única nota aguda, precedida seguidamente de una canción que parecía pertenecer a otro tiempo, a otro lugar, y que se iba desgranando, poco a poco, ante los ojos y los oídos sensibles de los Despertados, a medida que las teclas carcomidas por el paso del tiempo ejercían su trabajo percutor, como autómatas, como guiadas por una mano invisible que las guiaba hacia la composición de un sentimiento.

Del salón en el ángulo oscuro,

de su dueña tal vez olvidada,

silenciosa y cubierta de polvo,

veíase el arpa.

Recitaba una voz grave y profunda entonces, devolviendo las atenciones, las miradas, hacia la silla vacía, o quizá ya no tan vacía, que reposaba, frente a la mesa, y entre aquellos seis Despertados, que se encontraban ahora ante la presencia de una mujer de tez oscura que los observaba, con unas pupilas negras como ala de cuervo, que refulgían como lo habían hecho los ópalos de turmalina que, incrustados en sus cuencas, habían llamado momentáneamente la curiosidad de los hombres desde la calavera dorada del cofre olvidado que, al igual que todo lo demás, yacía cubierto de polvo en un rincón apartado de aquella cabina. 

Unas pupilas insondables, que refulgían con la sabiduría de tiempos pretéritos, y también con cierta hilaridad cercana a la demencia, en el marco de un rostro marcado por los años que a pesar de todo se mantenía joven. 

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10/11/2017, 17:42
Madame Cleo Verthank

La mujer, embutida en ropas ajadas y claramente antiguas, reía entonces, mientras sus manos, tersas y lozanas, se movían, dejando entrever entre sus dedos, el reverso de un mazo de cartas que dejaba, con sumo cuidado, con clara ceremonia, sobre la mesa, revelando así sus intrincadas formas que componían sendas calaveras.

Posaba la mirada sobre las flores, ahora coloridas y vivas, y dedicaba una sonrisa de dientes teñidos por la estela de lo que debía ser carbón, a Ethan-  Todo un detalle. ¿Son para mí? - preguntó, antes de desviar su atención hacia Cathbad, Max, Steeve y Thomas, y finalmente hacia Norna, sobre la que se detuvo quizá unos instantes de más, antes de juntar las manos, en una suave palmada- Vaya... Pero, ¿a quién tenemos aquí? - dijo, con un suspiro- Ethan Miller, el hombre que susurraba a los espejos. ¿Lo sabe ella, cariño? No se lo digas, hazme caso. - preguntó, enarcando ligeramente una ceja, volviendo a hablar sin siquiera dejarle contestar- Cathbad, querido, ¿y tú? ¿Aún sueñas con el fuego? ¿Aún sigues observando esa casa?- dijo, de nuevo, sin dejar responder al primer interpelado antes de dirigirse al siguiente-  Max, tú, tesoro... Deberías asumir que esa botella no va a cambiar lo que eres. - convino, negando con el rostro, con el tono de una madre en plena reprimenda- Y tú, Steeve... Steeve Hope, ¿has olvidado precísamente tu esperanza mientras te dedicabas a observar ese ángel oscuro?- de nuevo negaba con el rostro- Y tú, Thomas... Oh, querido, tú no creíste conveniente escucharte. Hasta que decidiste que deberías haberlo hecho. Y aquí estás. Sí, tu voluntad te trajo a mí, al fin y al cabo. Destino y libre albedrío. Las dos cosas, ¡qué curioso! ¿no os parece?- reía de nuevo, como si le hubiese encontrado la gracia a una especie de chiste que nadie más que ella entendía- Por cierto Thomas, Thomas Heng... Sí, ella ha cerrado la puerta. Y sí, va a estar muy enfadada. Lo sé yo, y lo saben mis cartas. 

Apartaba entonces el jarrón de margaritas, y la bola de cristal rasgado, de su vista, empujando ambos objetos, apartando el polvo que descansaba sobre la mesa, frente a ella, con aquellas manos de dedos inquietos, cuajadas de anillos de piedras extrañas, de uñas largas y oscuras- Habéis venido a saber qué depara vuestro Destino, ¿cierto?- preguntaba, tomando de nuevo el mazo, con la misma ceremonia con la que lo había soltado, comenzando a barajar las cartas, con destreza- Tú, querida... Tú quizá buscas algo más...-dijo, posando su vista sobre Norna- Pero no creo que tal cosa dependa de mí. 

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11/11/2017, 01:48
Ethan Miller

Ethan escuchaba atentamente a Norna, mientras la tristeza que emanaba de la joven comenzaba a hacer mella en su propio estado de ánimo. Si lo que decía era cierto… entonces podría tener dones proféticos… y en ese caso, tal vez la muerte de su madre podría ser mucho más que una hipótesis. La posibilidad de llamar a la policía pasó fugazmente por su mente, pero fue descartada en cuanto recordó a la “policía federal” que había tratado de matarles minutos antes.

Tan absorto estaba en las palabras de la joven que el repentino ruido de la pianola poniéndose en marcha hizo que casi se levantara de golpe del asiento. ¿Cómo demonios ha pasado eso? Se preguntó durante un instante, antes de girar la cabeza y descubrirlo.

Del mismo modo que el barco ballenero y la niebla que lo acompañaba habían irrumpido sin ningún preámbulo en la realidad del muelle, la aparente señora de aquel lugar se había aparecido en la séptima silla sin que nadie hubiera podido decir cómo ni cuándo había llegado. Simplemente estaba allí, en una exhibición de magia tan agresiva como poderosa. Ethan se preguntó para sus adentros si esa entrada pretendía impresionarlos o simplemente era una muestra más de la demencia cada vez más evidente de Madame Cleo Verthank. Desde luego su aspecto ayudaba a pensar en esa segunda opción. Malamente cubierta por andrajos que parecían sacadas de una película de época, con su piel oscura y su dentadura tiznada, la vidente parecía una verdadera sacerdotisa vudú demente. Y el joven mago aún no había descartado que lo fuera.

Su anfitriona no perdió el tiempo en presentaciones. Sabía que todos, salvo quizá Norna, sabían bien quién era ella, y ella sabía muy bien a quienes había invitado, como demostró con unos agresivos saludos que –supuso- iban dirigidos a los puntos débiles del grupo que se había reunido. Una actitud que hizo revolverse el orgullo de Ethan, pero consiguió mantenerse calmado. Si quería provocarlos, allá ella, él no pretendía entrar en su juego. Además, facilitó el resto de nombres completos de sus acompañantes, algo que le resultaría de utilidad para investigar un poco más a sus nuevos compañeros. Especialmente algunos de ellos.

-Hemos venido porque hemos sido invitados. –Respondió con firmeza. No estaba seguro de que le gustara el cariz que la situación estaba tomando, aunque sabía que simplemente hablaba por sí mismo. Daba por hecho que también ella lo sabía. –Y aunque queda claro que el don de la adivinación es tu fuerte, no creo que el Destino sea algo grabado en piedra. Cada cual elige el suyo. Así que, dime, Madame Cleo… ¿Por qué has querido tú traernos aquí… hoy… y a nosotros?

Y tras esas palabras, tomó su teléfono móvil y comenzó a grabar la conversación desde debajo de la mesa. Ocurriera lo que ocurriera, al menos tendría registro de ello.

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11/11/2017, 03:44
Cathbad

Cathbad se enderezó ligeramente en su silla en cuanto el joven mago llamado Ethan empezó a hablar, mirándolo directamente. Sentía curiosidad por las explicaciones que el muchacho le daría a Norna, por cómo se las arreglaría para convencerla de que el mundo no se había vuelto loco de repente, sino que siempre había sido así. Sus palabras, aunque empapadas de ingenuidad e inocencia, no fueron mal encaminadas. En cierto modo, Cathbad admiraba el espíritu del chico y su optimismo, aunque se preguntó en silencio si no estaría demasiado cerca de la lisonja y la complacencia. Prestó especial atención a los dibujos que el Despertado trazó sobre su piel para ilustrar su lección, formas sencillas aunque esbeltas y elegantes, líneas delgadas que formaban espirales y filigranas que le eran familiares. Cathbad enarcó una ceja, y sus ojos volvieron a los de Ethan. Runas oghámicas. Eso sí que no se lo esperaba. Con interés renovado, observó cómo el mago tejía su conjuro con un aplomo y una serenidad encomiables. Con apenas un toque, las flores marchitas del jarrón olvidado sobre la mesa recobraron su vitalidad, y los tonos apagados de la decadencia se tornaron vibrantes de nuevo. Cathbad sonrió al ver aquello. Era un truco muy sencillo y efectista, sí, pero había logrado encender algo en él, aunque solo fuera por un momento. A punto estuvo de aplaudir la hazaña, pero no deseaba interrumpir al joven. Permitió que terminase su exposición, y su mirada pasó de él a ella.

Pobre chica.

La pequeña Norna despertaba un sentimiento de compasión en el brujo; de nada le serviría intentar negarlo. Mientras la joven se esforzaba por asimilar las inabarcables dimensiones de la verdad que Ethan acababa de confiarle, Cathbad se descubrió a sí mismo deseando que para ella fuese diferente, que Norna no hubiese de sufrir el tormento que él mismo sufrió y que a punto estuvo de desgarrar su cuerpo y su alma. Esperaba que su transición fuese más amable, y que consiguiese encontrar pronto su lugar… pues si no, como bien sabía él, ya nunca lo hallaría.

De repente, un ruido súbito los sacó a todos de aquel trance, sobresaltándolos. Una vieja y decrépita pianola en la que, por alguna razón, nadie había reparado hasta entonces, comenzó a sonar sola, sin que nadie tocase sus teclas. Era obvio que alguien, probablemente la persona a la que todos esperaban, estaba ejerciendo su Voluntad a través del instrumento. La ominosa melodía atrapó la atención de todos los presentes, y por un momento, no existía en la sala nada más que aquella música fantasmal.

Una grave y dramática voz empezó a recitar unas solemnes palabras en cierto momento de la pieza, y los Despertados se percataron de que ya no estaban solos. Una mujer había aparecido entre ellos, y los observaba desde la séptima silla, la que hasta hacía únicamente unos instantes estaba vacía. La mujer no era ni vieja ni joven, y su piel del color del caramelo estaba cubierta por vestiduras que a Cathbad le recordaron al plumaje de un cuervo. Por otro lado, su cabello, si es que se lo podía llamar así, tenía el aspecto de haber sido escogido como lugar de anidación para toda una familia de esas aves.

Madame Verthank.

La extraña mujer procedió a hacer los honores de una forma que a Cathbad se le antojó cuestionable. De un modo casi acusador, Cleo se dedicó a demostrar que ninguno de ellos podía guardarle ningún secreto, propagando a los cuatro vientos aspectos de cada uno de los Despertados allí reunidos que, con toda probabilidad, estos no deseaban compartir. Sin duda, él no deseaba que los demás supiesen eso. Pero, por otro lado, si ella lo sabía, ¿cuánto más podría saber de él? Cathbad se revolvió incómodo en su silla, sin poder evitar sentirse profanado. ¿Pero quién se había creído aquella mujer? A juzgar por la expresión en el rostro de Ethan, él sentía lo mismo. El joven, no obstante, fue diplomático. No convenía tocarle las narices a una maga en su sanctasanctórum, especialmente a una que parecía más enfrascada en sus propias visiones que en el mundo terrenal. El vagabundo se inclinó hacia adelante para hablar. Su voz grave sonó cargada de sarcástica loa cuando recitó, de un modo similar a como lo había hecho la propia Madame Verthank:

Camina bella, como la noche

De climas despejados y de cielos estrellados,

Y todo lo mejor de la oscuridad y de la luz

Resplandece en su aspecto y en sus ojos,

Enriquecida así por esa tierna luz

Que el cielo niega al vulgar día*.

El hombre volvió a reclinarse en su asiento, adoptando una actitud de espera paciente. Sin embargo, continuó hablando.

Nuestro destino es cosa nuestra, bruja —afirmó con vehemencia, sin que la última palabra sonase despectiva en modo alguno—, y si hemos venido es porque tú nos has llamado. ¿Por qué?

Notas de juego

*Fragmento inicial del poema She Walks in Beauty, de lord Byron.

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11/11/2017, 06:41
Steeve Hope

Tras la palabras de Thomas , Ethan hizo uso de su arte para dar vida a unas hojas secas, un gesto que le pareció de lo mas encantador para explicar a una joven primeriza lo que la magia implicaba. Se quedó escuchándolo atento ojalá yo hubiese tenido un maestro así, pensó mientras el recuerdo del ángel oscuro invadía su mente. La joven reaccionó de buen modo, parecía que las palabras del mago habían llegado a dónde querían llegar, y de algún modo ella comenzaba a tomar consciencia de su talento. Steeve se sorprendió cuando mencionó que ya los había visto en sueños, el mundo onírico revelaba muchas cosas, el Eutanatos se nutría de él para conocer lo que debía hacer y ella, al parecer, gozaba de la misma bendición - Norma, los sueños son un talento maravilloso, lo se por experiencia. Tu y yo compartimos ciertos dones, el tiempo y el destino son generosos con nosotros, sin embargo eso también es una carga pesada y dolorosa - dijo, estaba claro que la muerte de su madre era tan cierta como en encuentro con los cuatro magos en la catedral. Steeve miró a Ethan como exigiéndo que el muchacho se hiciera cargo de los espejitos de colores que le había vendido a la muchacha tendrás que explicarle tú que le has mentido, pensó sin decir ninguna palabra, pronto todo saldría a la luz - Pero tu has sido bendecida con un don mas fuerte que el mio, tal vez sea hora que aprendas a usarlo- dijo para finalizar, no quería amedrentar a la joven, llevaba tiempo comprender la verdadera realidad, que para los necios era pura fantasía.

Luego la melodía sonó en el piano y de la nada apareció madame Cleo. El investigador esperaba ver a una anciana con porte inglés, tal vez proveniente de Europa del Este, con vestimentas del siglo pasado. Esperó ver a una centenaria hechicera con algún parecido a Blavatsky , pero su anfitriona distaba con creces de ser algo así. Steeve la observó con desconcierto, su aspecto tenía un aire tribal y primitivo. Ella habló a cada uno y cuando mencionó su nombre sacó a la luz un dilema latente en él, hacía años que el ángel oscuro guiaba sus pasos, sin embargo, tiempo atrás, la esperanza lo acompañaba incondicionalmente. Guardó silencio hasta que la mujer terminó de hablar, tanto Ethan como Cathbad agregaron su opinión, que a su juicio no podía estar mas equivocada ni saben de lo que están hablando, pensó.

- Madame Cleo, me sorprende que nos conozca tan bien, aunque debí haber sospechado que esa invitación que llegó a mis manos hace unas pocas semanas no era algo casual. Admiro su estilo, se ha tomado muchas molestias para que estemos aquí con usted- dijo, consciente de todo lo que la vidente había movilizado para este encuentro. Miró a los dos despertados que hablaron antes - Creo en el destino, y porque lo conozco me zambullo en sus caprichos, sé que no es algo que nosotros elijamos, podemos aceptarlo o no, pero va a suceder de todos modos. Tampoco es algo personal, todo es un complejo engranaje, todo esta relacionado, y aquellos que somos guardianes de la gran red que todo lo vincula, sabemos con claridad lo que depara a cada uno, les guste o no, todos somos parte de esa rueda- dijo, contestando a los errores conceptuales en los que sus compañeros de banco habían incurrido. Luego volteo hacia la mujer - Madame, al igual que ellos yo no vine a preguntar lo que me depara el futuro, porque lo que debo saber me es revelado con claridad. Vine porque me has llamado, y si me preguntas que mas busco, mi respuesta es simple, tu guía, porque tu dominio de las artes supera al de los maestros que he conocido- que por cierto, no han hecho mas que juzgarme con incredulidad y desconfianza. Steeve se quedó mirando a la mujer, con una mezcla de fascinación y sorpresa, su mente imaginaba que ella podía enseñarle muchas cosas, pero sus pensamientos se mezclaban con sus deseos, transformando las imágenes en algo menos apropiado para el momento en el que estaban.

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11/11/2017, 16:13
Thomas Heng

Con una Norna que empezaba a despejarse, a afrontar la realidad que se manifestaba delante de ella de la mano, principalmente de Ethan, el oniromante escuchó las palabras de la muchacha acerca de sus sueños interesándose por ella. Apoyó un codo sobre la mesa moviendo los dedos de la mano como si tuviera algo en ella, su atención volvió entonces hacia Steeve que también habló de la capacidad de los sueños que también tenía desarrollada. Sintió curiosidad, pero no llegó a decir nada, pues de repente esa pianola olvidada empezó a tocar sola, literalmente hablando, claro.

La aparición de la anfitriona no dejó indiferente a nadie, tampoco a Thomas. El hombre la miró con curiosidad, cautela e intriga, a él le causó cierta gracia lo que dijo, pero entendió que no todos los presentes les gustó lo que contaba.

Entonces cuando regrese tendré que llevarle un ramo de flores y una buena cantidad de chocolate. repuso el cuentasueños acuñando un mejor humor. Supongo que me gusta hacerme de rogar, y tiendo a hacerle más caso a los sueños. bromeó sin verse alterado, acomodado.

A la disonante respuesta general del resto de despertados se unió la reflexión de Thomas que, ni mejor ni peor que la del resto, tuvo el impulso de compartirlo.

Supongo que hablar del Destino o del Libre Albedrío es algo totalmente subjetivo. Inalcanzable. expresó con tranquilidad. Decidimos creyendo que nosotros elegimos, ¿pero era el Destino el que realmente sabía que íbamos a tomar esa decisión o realmente rompimos la baraja al tomar una decisión inesperada? mostró una sonrisa afable, tranquila, miró a la misteriosa anfitriona. En cualquier caso, lo primero es lo primero, y esas son las presentaciones. Es un placer conocerla, Madame Cleo. Me presentaría, pero.. sonrió irónico dando a entender que esa parte no hacia falta.

Se dedicó a observar las reacciones generales de los demás, de forma instintiva se llevó la mano a un bolsillo interno de la chaqueta, lo acarició mientras dejaba que los demás hablaran. 

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13/11/2017, 00:06
Max Bennett.

Por unos segundos Max se había quedado embobado en el discurso que el chico, Ethan, daba a Norna. La explicación tan cuidada de lo que Norna era ahora... era de agradecer. La música de la vieja pianola fue lo que sacó al investigador de su trance. Volvió la mirada para centrarse en la música, y cuando se quiso dar cuenta, Madame Cleo ya estaba con ellos.

Max frunció el ceño mientras la escuchaba, y escuchaba las réplicas del resto. Cuando parecieron acabar, sacó lentamente la petaca de su gabardina y la apoyó sobre la mesa, junto a las cartas. Ya estaba bastante seca, no quedaba ni gota.

- Ni esto. - Dijo señalando la petaca. - Ni esto. - Añadió señalando la baraja de cartas. - Deciden por mí. Ni destino ni libre albedrío... ¡Pamplinas! - Exclamó sin sobresaltarse. - Estamos aquí por algo... por usted. Nos necesita para algo... pero aún no sé para qué. - Espetó a la mujer.

- Si tanto sabe de nosotros, sabrá por lo que hemos pasado para llegar hasta aquí... Quizá podría ayudarnos, darnos alguna pista, ¿no? - La imagen del reverendo-cosa-araña no se le iba de la cabeza. El hecho de dispararle y que continuara su imperturbable marcha hacia Norna, sin morirse, era algo que seguía perturbando los recuerdos recientes de Max.

Miró a los demás. - Aquí no tenemos ni pastilla azul ni pastilla roja... No hay opción a elegir chicos. - Y luego apuntó con su dedo a Madame Cleo. - Ella es el nexo, y la única que puede darnos respuestas. -

Volvió a mirar a la mujer a los ojos.

- Con todo el respeto del mundo... señora. ¿Puede decirme qué hacemos aquí? - Independientemente de que todos fueran Magos, o no, de que aquella mujer hubiera reunido a cinco despertados y a una durmiente a puntito de despertar... Todo aquello debía de tener algún sentido. Algo que se escapaba al entendimiento de Max, pero que en lo más hondo de su corazón, anhelaba conocer.

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15/11/2017, 01:15
Madame Cleo Verthank

La mujer miraba a unos, y a otros, con aquel brillo de demente sabiduría titilando en las pupilas, aún con aquella sonrisa de dientes oscurecidos, en el rostro, adquiriendo progresivamente la expresión condescendiente y propia de una madre, que negando con el rostro, casi con cariño, chasqueaba la lengua y reprendía con dulzura a sus díscolos vástagos- Demasiada seguridad, demasiada presunción sobre el devenir del mañana veo en vuestras palabras… Os llamé, sí.- admitió, mientras barajaba con diestra habilidad sus cartas, conservando cierta dulzura inquietante en su tono de voz- Os llamé y pudisteis haber decidido no venir. Y de hecho alguno de vosotros trató de ignorar tal petición, y pronto se percató de cómo las líneas de su camino se unificaban… Para señalar en la dirección precisa. – suspiró, satisfecha- Os llamé, porque contemplé algo especial en vuestros destinos. Una confluencia poco común. Las cartas se mostraron propicias, el mazo de los Dones me reveló vuestros secretos y me dijo que debía convocaros. Y aquí estáis, lo consideréis libre albedrío o no. –concluyó, con un gesto amplio de su mano izquierda, ensombreciéndose su faz repentinamente.

- Creed cualquier cosa que consideréis oportuna. Pero no toméis el Destino a la ligera. – advirtió – Y ahora, si queréis más respuestas, las tendréis. Pero tendréis que implicaros para obtenerlas, y no puedo asegurar que lo que sepáis sea lo que esperáis escuchar.- dijo, con el mismo tono ominoso con el que había revelado su presencia, deslizando lentamente su mano ante los hombres, y ante la muchacha, que incapaz de pronunciar palabra, miraba con suma atención- ¿Quién de vosotros se atreverá barajar y cortar primero? ¿A desvelar los secretos del pasado, del presente, y del porvenir?

- Tiradas (4)

Motivo: Cortar

Tirada: 1d100

Resultado: 73

Motivo: Cortar

Tirada: 1d100

Resultado: 5

Motivo: Cortar

Tirada: 1d100

Resultado: 48

Motivo: Cortar

Tirada: 1d100

Resultado: 29

Notas de juego

Pueden postear normalmente, pero a parte, en un mensaje sólo para el director elijan tres letras entre la A y la T (incluyendo la Ñ), sin repetir la misma letra dos veces. 

Después de cortar, cada uno deberá sacar tres cartas, realizándose una lectura y volviendo al mazo dos de las mismas. Si alguna de las que han escogido en las letras no ha vuelto al mazo, escogeré la carta vinculada a la letra que sigue en el orden ascendente. 

He tirado 1d100 dividiendo entre 5 para saber quién corta en qué orden.

1- Steeve

2- Cathbad

3- Max 

4- Ethan 

5- Thomas

Pueden postear en el orden que quieran siempre y cuando se respete que en juego Steeve corta primero. A la hora de postear, pueden narrar cualquier cosa hasta el momento en que Steeve toma el mazo de cartas, pero no más allá. Y lo dicho, en privado me ponen las letras. 

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15/11/2017, 03:10
Cathbad

Tras escuchar las reflexiones en voz alta de los otros magos, madame Verthank les respondió con amable suficiencia, explicándoles cómo, aparentemente, los hilos de la vida de cada uno de ellos se unían, enredándose en el huso de una misma rueca invisible que no iba a dejar de girar para esperar a que ellos comprendiesen las implicaciones que ello tenía. A Cathbad le dio la impresión de que aquel era el discurso de una mujer que, o bien era inmensamente sabia, o bien había perdido irremediablemente la razón. O tal vez ambas cosas, lo que tampoco sería tan extraño, teniendo en cuenta la facilidad con la que a veces podían confundirse la locura con la visión de un Despertado… Incluso para otro Despertado. Pero, en realidad, ¿quién era Cleo Verthank, y por qué a sus palabras debería serle concedido un ápice más de atención que a las de cualquier otro? Cathbad descubrió que deseaba averiguarlo.

El hombre, suspicaz, torció el gesto cuando la bruja les propuso un extraño juego a cambio de información: participarían en una sesión de videncia dirigida por Verthank, turnándose para extraer cartas de un mazo que, de pronto, a Cathbad le pareció más ominoso que antes. Dejó escapar una leve carcajada que más sono a un gruñido quedo, tratando de aparentar escepticismo. Pero, si realmente no creía en los hados, si se tenía por un hombre con la capacidad de influir en su propio destino, ¿por qué lo que aquellas cartas desgastadas pudiesen revelarle le generaba aquella punzada de ansiedad? Llegó a la conclusión de que, en realidad, carecía del conocimiento necesario para descartar cualquier posibilidad. Y por segunda vez en apenas unos instantes, sintió curiosidad. Quería saber qué vería Verthank en sus cartas, qué hipotético destino debería arrostrar, y si la vidente sería tan buena vislumbrando el futuro como lo había sido escarbando en el pasado…

Notas de juego

Con este post declaro mi intención de participar en la sesión de madame Verthank, pero he decidido no meter el momento en que Steeve toma las cartas, no sea que él decida abstenerse finalmente (por mucho que lo dude XD). Así prevengo cualquier posible futura contradicción.

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15/11/2017, 03:15
Cathbad

Notas de juego

Elijo las letras A, K y T. La primera, la central y la última XD.

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15/11/2017, 10:04
Max Bennett.

Destino. Una vidente que les prometía visiones y retazos del futuro. El porvenir.

Max se sentía como si se hubiera quedado dormido tras una borrachera, y acabara de despertar en el sofá de su apartamento frente al televisor, viendo uno de esos canales de teletienda. En dichos canales había anuncios de todo tipo, desde líneas eróticas hasta videntes que te prometían la solución a todos tus problemas: salud, dinero, amor…

Por un momento se imaginó el rostro de la mujer que tenía frente a sí rodeado de rótulos rosas y recubierto de volutas de humo: Madame Cleo Verthank.

El investigador entrecerró los ojos unos segundos y luego resopló con suavidad. Estaba vencido, derrotado. No podía hacer frente a todo eso, no en ese momento de su vida. Por un momento reflexionó acerca de las palabras de Madame Cleo. El mazo de los dones le dijo que tenía que convocarles… le reveló sus secretos. Max frunció levemente el ceño. Por muy maga que fuera no tenía derecho a inmiscuirse en la privacidad de otras personas. Max solía ser bastante reservado con sus problemas. Aunque claro, él no era quién para acusar a nadie pues su trabajo se basaba en meter las narices en los problemas de otros.

Se encogió de hombros y esperó su turno para cortar.

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15/11/2017, 10:04
Max Bennett.
Sólo para el director

Notas de juego

Edito:

Letras: B, D, I

¿Por qué no está la X y completo mi nombre? Ains. xD Quería poner M A X pero ya no puedo... :(

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15/11/2017, 12:14
Ethan Miller

Ethan escuchaba cómo los demás opinaban tras él, cada uno dando su particular respuesta la estrambótica vidente. La mayor parte no le resultaron inesperadas. Cathbad no parecía complacido con las presentaciones de la señora Verthank, y se aferraba al libre albedrío de igual forma que él mismo. Max parecía tener una opinión parecida, pero logró expresarla con respeto a pesar del insulto que acababa de recibir de los oscuros labios de la hechicera.

El recién llegado, Thomas, parecía poco inclinado a tomar partido, ni a dejarse afectar por las bravatas. Sin embargo, el que sí llegó a sorprenderlo fue Steeve. El tétrico pistolero, que hasta ese momento se había limitado a comunicarse con ellos con frases cortas y ominosas, comenzó de pronto a hablar a la vidente como una adolescente se dirigiría a Justin Bieber. A Ethan, esa repentina exhibición de locuacidad le resultó más inquietante aún si cabe que su anterior actitud reservada.

Pero no tuvo tiempo de reflexionar aún más sobre ello, ya que Madame Cleo respondió entonces. Sus palabras, teñidas de condescendencia, parecían las de una profesora tratando de hacer entender a unos malos alumnos algo totalmente evidente. De reprenderlos por aquello que no comprenden. Y sólo para, a continuación, hacer un nuevo alarde de suficiencia por la presencia allí de todos ellos, incluyendo uno que al parecer no deseaba acudir inicialmente. Ethan supuso que hablaba del recién llegado, Thomas.

Y finalmente, un desafío. Más respuestas, a cambio de entrar en su juego. A cambio de participar en una de esas sesiones de lectura del destino. Una nueva pantomima Madame Cleo ya había demostrado con creces su capacidad de hurgar en los secretos ajenos… y le resultaba difícil de creer que necesitara realmente que fueran ellos mismos quienes tomaran en sus manos esas cartas repletas de calaveras, que no parecían augurar nada bueno, para realizar una nueva profecía. Pero una profecía que iría dirigida a él… a su destino… una amenaza de un futuro inamovible, o una advertencia para evitar calamidades venideras. Una oportunidad, o una condena. Y eso le llevó a la pregunta esencial. ¿De veras quiero participar en esto?

Dudó.

Dudó mientras observaba la expresión adusta de Cathbad, la mirada de extrañeza de Max, la actitud tranquila de Thomas, el embelesamiento de Steeve… y el rostro lleno de temerosa atención de Norna. Y las palabras de la chica respecto a la muerte de su madre. Fue eso lo que terminó de aclarar sus dudas.

Hemos llegado hasta aquí. Pensó para sus adentros. Terminaré con esto y después me ocuparé de Norna.

Durante un momento pensó en adelantarse para cortar, pero después pudo ver cómo Steeve se adelantaba. Algo nada inesperado.

-Adelante, empieza tú. –Dijo mientras cedía el turno al otro Despertado con una media sonrisa. Y mirando a la vidente, añadió. –Espero que todo esto valga la pena, Cleo.

Y después de hablar, se recostó en la silla de terciopelo, y su mano derecha se deslizó con suavidad hacia el cristal de su cuello, sujetándolo con delicadeza.

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15/11/2017, 12:17
Ethan Miller
Sólo para el director

¡Mis letras!

P de Prudencia
A de Ambición
E de Esperanza

Dado el toque poético al asunto, dejo la parte creepy a Steeve y Cleo.

- Tiradas (1)

Motivo: Cardinal 1

Dificultad: 3

Tirada (3 dados): 5, 10, 7

Éxitos: 3

Notas de juego

Mientras se lleva a cabo la sesión, y hasta que me llegue el turno, permanezco en este Efecto para tratar de averiguar si la baraja es un foco o un talismán y tratar de discernir qué tipo de poderes están entrando a un juego aquí.

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15/11/2017, 18:54
Steeve Hope
Sólo para el director

Notas de juego

F, I, N, esas son las tres cartas que elige/le tocan a Steeve :p

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15/11/2017, 18:56
Steeve Hope

Cada uno de los presentes fue respondiendo, en particular las palabras de Thomas le llamaron la atención, su punto de vista mostraba otro modo de abordar la misma verdad que él acababa de plantear, había dos caminos para transitar y lo interesante es que ambos terminaban por superponerse al final del camino. Madame Cleo habló luego, de un modo en que integró las visiones de todos y explicó con mas claridad lo que ambos magos estaban exponiendo. Como voy a tomar yo el destino a la ligera? pensó, consciente que su vida estaba dedicada de lleno a servir a esa causa, a sabiendas que los demás simplemente no lo comprendían. 

Observó a la mujer mientras hablaba, su apariencia podía lograr que cualquiera saliese corriendo de allí, pero lo mismo podía decirse de él, pocos se sentían a gusto con su presencia. Se detuvo a pensar de dónde venía la admiración que sentía por ella, podía ser por el estilo enigmático con el que se manejaba, podía ser su dominio del tiempo que claramente superaba todo lo visto con anterioridad, podía tal vez ser su capacidad para profetizar y ver el destino que estaba vedado a los demás, o simplemente vio en ella una posible guía en medio de un mundo hostil donde su único referente era un ángel enigmático que se le aparecía en sueños. Misteriosamente sintió que esa fuerza que había descubierto el día que despertó estaba de acuerdo con seguir adelante y aceptar la propuesta de la vidente.

Acercó su mano a las cartas aceptando el desafío, Ethan casi se le adelanta pero luego dejó que Steeve tomara la iniciativa. -Madame Cleo, muchas cosas me son reveladas, el tiempo y el destino se las ingenian para mostrarme lo que debo saber y así  poder estar dónde debo estar. Ellos me han traído hasta aquí por un motivo, y sin duda está relacionado con este momento - tomó las cartas y comenzó a barajar. La sensación era extraña, la energía que poseían podía sentirse con claridad en sus manos. Por un momento fugaz tuvo la sensación de que no solo vería su destino preestablecido, sino que éste se crearía en función de cómo cortase ese mazo. Finalmente cortó y tomó tres cartas, tres columnas que sostendrían su existencia a partir de ahora o le mostrarían lo que siempre había sido, ya no podía saberlo. Steeve se daba cuenta que pese a todo el camino transitado aún tenía mucho que aprender - Que así sea, no le temo a la verdad, es hora de escucharla - dijo, quedó en silencio, observando a la mujer que estaba frente a él.

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16/11/2017, 18:48
Thomas Heng

Thomas afrontó la situación con tranquilidad, paciencia e infatigable curiosidad. Una vez más Madame Cleo recordaba su intención inicial de rehuir a esa llamada, eso no pareció molestarle, simplemente se encogió de hombros devolviendo una sonrisa contenida a la vidente. No iba a negar que toda esa situación le ponía tenso, incluso nervioso, pero se imaginó que haber llegado hasta allí para ahora negarse a participar de ello hubiera sido una estupidez. Y él hacia muchas estupideces, pero quería creer que no tantas.

El primero en cortar fue Steeve, Thomas le siguió con la mirada, intrigado por el resultado de esa lectura y qué le iba a deparar a él cuando llegara su turno. Recordó de forma inevitable la obra de MacBeth, aquello le generó cierta inquietud, esa pregunta primigenia que muchos se podían llegar a hacer en algún momento, ¿realmente quiero saber mi Destino antes de que ocurra?

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16/11/2017, 18:52
Thomas Heng

Notas de juego

Pues elijo la D, la J y la T.

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18/11/2017, 01:41
Madame Cleo Verthank

La música, en la pianola, cambiaba de tono mientras la oráculo dedicaba a Steeve una sonrisa intrigante y complacida, al contemplar que era él quien tomaba la iniciativa, quien se precipitaba al vacío en primer lugar, y se atrevía a tomar el mazo entre las manos- Ahora toma tres cartas.- indicó, posando aquellas pupilas oscuras, dementes e insondables sobre la bajara- Ponlas boca arriba, sobre la mesa. Y recuerda. Presente, pasado y futuro… No debes dejar a la ligera el orden en el que has de colocarlas. El orden, lo es todo en esta ocasión.-advirtió, admonitoria, dedicando una breve mirada al resto de integrantes del círculo, como si con ello extendiese aquella recomendación a todos los allí presentes.

-Oh… - dijo, con un suspiro contenido- La llave. La llave del cambio, de la ascensión, se encuentra en el pasado que ha brotado de tus manos…- señaló, apoyando una de sus largas y oscuras uñas sobre el dibujo de aquella llave dorada, que destacaba sobre un fondo negro- Y él… Sin duda atravesó un cambio. Un cambio hacia peor, que dejó su alma lisiada y la vetó del camino de la evolución. Un cambio que lo llevó hacia el descenso. Hacia la corrupción de la propia esencia.- pronunció, sin llegar jamás a aclarar a quién se refería, posando aquellas enormes y oscuras pupilas sobre la segunda carta entonces, volviendo a señalarla con su larga uña.

-Y en el presente… La vidente. La esencia de la iluminación. El alma del mortal. El Avatar que, con sus destellos ciegos, guía al Despertado- explicó- La vidente parece mirarte, desde el rabillo del ojo, constantemente, ¿no es así? Como si de hecho quisiera hacerte entender sus deseos.- añadió, torciendo ligeramente los labios- Adoptad una meta común. Una meta compatible. Pues dos Voluntades serán más fuertes que una sola. –advirtió, antes de señalar la tercera carta.

-Y por último, en el futuro… El círculo místico. Es decir, el Nodo. –profirió, alzando el mismo dedo con el que había señalado el arcano- Triunfo y protección providencial. Puentes místicos. Correspondencia.-enumeró- El conflicto se cierne sobre un mismo punto. El control de este Nodo en particular determinará quién triunfa. – expresó, tomando la llave y el círculo místico, devolviéndolos a la baraja, volviendo a mezclar y mirando ahora hacia Cathbad- Ahora tú.- señaló, ominosa, ofreciéndole de igual manera el mazo, esperando a que se repitiese el proceso, y observando de la misma forma cada carta que quedaba desvelada sobre la superficie.


- El dragón… El Wyrm, concierne al pasado. Enfermedad, pero también una gran fuerza. –expresó, señalando la carta que ocupaba el primer lugar. El lugar del pasado- Vuestro enemigo cayó en desgracia y fue encadenado por ataduras de demencia material. Y aun así, el esclavo se convirtió en Maestro. Y a pesar de resultar al final formidable, su debilidad radica en la falta de espiritualidad.- anunció.

- En el presente… La araña, la tejedora. Estabilidad, voluntad.- señaló, mirando de pronto al verbena directamente a los ojos- Recuerda a Penélope y a Odiseo de Ítaca. Ella despachó innumerables pretendientes durante diez largos años tejiendo, desenredando y rehaciendo una sola pieza de tela. Y él perseveró durante un peligroso viaje para regresar finalmente a casa junto a su esposa. Ambos lograron sus objetivos a través de la paciencia y la determinación.

- Y en el futuro… El talismán. Templanza, economía, moderación. Materia. –apuntó, volviendo a posar la mirada sobre la baraja- Un poderoso talismán yace a tu alcance. –pronunció, recogiendo entonces el mismo talismán, y el dragón, dejando frente al mendigo, como había hecho con el eutánatos, la carta que supuestamente representaba su presente. La tejedora, en este caso.


Mezclaba, y ofrecía el mazo de nuevo. La mano venturosa de Max era esta vez la que alcanzaba a tomar la baraja y cortarla, sacando las tres cartas, desvelándolas, una a una, según como, a su entender, debían marcar su Destino.

- El cuervo que yace vigilante sobre la torre oscura. Ruina. Traición. Entropía.-señalaba, una vez más, con su larga uña, apretando ligeramente su boca curva, carnosa- Tras una larga lucha, uno de los dos ejércitos venció. Y una multitud de torres se convirtió en prisión de los vencidos, que pronto cayeron en el olvido.

- En el presente… Encontramos al lobo. El Garou. Peligro, falsas amistades. La verdadera naturaleza del ser. – apuntó, pasándose la lengua por el labio inferior, en lo que constituía un gesto más bien propio de una vieja a la que se le secaba demasiado rápido la piel- Tú… Querido, pareces capaz de situarte bajo la piel de cualquiera. Y de ver la naturaleza que yace bajo sus actos.

​- Y en el futuro… La serendipia. Imaginación, inspiración, iluminación. Areté. –enumeraba, tal y como había hecho antes- Veo un puente hacia otros lugares, hacia otros tiempos. En este lugar, la gente se alimenta de la imaginación de otros, que a su vez son privados de su propia creatividad. – tomaba la vidente entonces el cuervo y la serendipia, dejando frente a Max la figura del lobo. Posaba a continuación su mirada profunda sobre aquellos dos que aún no habían desvelado sus cartas, sonriendo, enseñando otra vez aquellos dientes teñidos en carbonilla mientras mezclaba la baraja, bajo la atenta mirada de Norna, que escuchaba todo aquello con ojos bien abiertos, pegada a su silla como si de hecho algo invisible, algo que salía de ella misma, la impidiese mover un solo músculo.

Notas de juego

Pueden reaccionar a lo dicho hasta ahora. Odios a la master fuera de juego por favor XD