Partida Rol por web

El telar del destino (Parte 1)

6. La casa de Quodosh

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28/07/2018, 01:57
Ethan Miller

Casi en mitad del ritual, Ethan se dio cuenta de que sus conocimientos no estaban al nivel de los de Cathbad o Kayla, por lo que se retiró hacia atrás, dejando que su compañero y la chica terminaran su propio ritual. Al fin y al cabo, sus propias heridas ya estaban fundamentalmente curadas, pero siguió observando cómo la magia tomaba forma bajo sus propios paradigmas. Resultaba ligeramente frustrante, estar al borde de comprender lo que estaban haciendo, pero la verdad parecía escurrirse de su mente justo cuando trataba de aferrarla. 

Cuando finalmente la magia se completó, y sus propias heridas terminaron de desaparecer, Ethan aprovechó para consultar rápidamente el ordenador y hacer las llamadas de teléfono que tenía pendientes. Al menos, debía asegurarse de que su propia vida estuviera esperando cuando toda la locura en la que se habían visto envueltos remitiera. Tan sólo fueron unos minutos, pero dado que probablemente no fuera a pasar por su casa en un tiempo, prefería dejar todo lo que pudiera atado. 

Al terminar, regresó con los demás, pero se detuvo antes de unirse a la conversación para observar a Norna. Allí, hecha un ovillo en el sofá, abrazando el pequeño retrato, parecía dormir en paz. Una sonrisa llena de tristeza asomó al rostro de Ethan. Sospechaba que esa paz resultaría muy difícil de alcanzar para ella. Pero, al menos por su parte, haría lo posible por tratar de devolverle una vida normal. 

-Creo que mi vida aguantará un par de días más... -Dijo, dirigiéndose de nuevo a todos los Despertados. -Pero no voy a negaros que Cathbad tiene razón. Una ducha antes de ponernos esa ropa limpia ayudaría bastante.

-Y después, tengo algunas ideas que quería compartir con vosotros. -Añadió, mordiéndose ligeramente el labio, como si estuviera dando vueltas a algo. -Pero más tarde, cuando seamos personas de nuevo.

 

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29/07/2018, 17:43
Thomas Heng

Consciente de que sus conocimientos mágicos no iban a ser de gran ayuda en el ritual sanador llevado a cabo por las anfitrionas, Cathbad y Ethan, Thomas decidió sentarse en flor de loto en el lindar del ritual. Tenía otras formas de participar, formas más mundanas y menos dependientes de las reglas que alteraban la realidad, una simple y llana meditación. El cuentasueños se dejó llevar por el mantra, vagamente familiar, vagamente desconocido, por su relación con los Cultos del Éxtasis en Melbourne y Sidney. El hilo de palabras recitado por Kayla se adentraba en él, lo centraba, lo agradecía, y aquel dolor punzante que le generó el cierre de sus heridas dejando las huellas de las balas sobre su torso fue cuanto quedó de aquella experiencia.

Gracias —asintió con una leve sonrisa a los participantes del ritual —. Como se viene diciendo en estas situaciones —descubrió las cicatrices en su piel, torció con los labios apurando la sonrisa —. Ahora tengo una nueva historia que contar a mis nietos.

Con una ligera risa se levantó recogiendo su guitarra mientras miraba a Norna cuando los Despertados de aquella suerte de comuna preguntaron por ello.

Si hemos de hacer caso de las predicciones.. sí, es ella —se encogió de hombros despreocupado —. Pero prefiero pensar que.. más que destino, lo que tiene es ganas de descansar y, probablemente, mandarnos todos a la mierda por mirarla como un bicho raro, ¿verdad? —alzó las cejas, sin abandonar su humor, mirando a Norna para luego cambiar de tercio —. Esa ducha me irá de perlas, aunque con vuestro permiso, haré una llamada breve. O quien estará predestinado a lo peor seré yo.

Tomó el teléfono cuando estuvo libre, esperaba que no les fueran a cobrar una millonada por llamar a Australia.

¿Jess? ¿Qué tal? Te llamo desde el pasado.. —saludó con todo el buen humor que pudo, pero con la broma tonta y sin gracia que se había gastado no auguraba nada bueno.

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05/08/2018, 11:25
Kayla

Kayla se dejó caer sobre uno de los sillones, exhausta, con la mirada enfebrecida y el cuerpo trémulo, y un brillo de franca admiración en la mirada dirigido hacia Cathbad- Puedes usar uno de los reservados... Cualquiera de las habitaciones de la izquierda, tiene su propio baño. -dijo, recuperando el aliento, señalando el pasillo por el que antes habían desaparecido Claudia y Mike, posando a continuación la mirada sobre Norna, con preocupación, mirando acto seguido hacia su compañera de pelo carmesí, que le dedicó un leve asentimiento.

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05/08/2018, 11:27
Claudia Winters

- Esta chica es alguien… Muy importante, por lo poco que el maestro Neelam ha podido contarnos... -dijo, con el vello erizado, deteniénose, de pronto, abriendo con sorpresa los ojos, al percibir cómo vibraba el suelo bajo el influjo de una de las réplicas del intenso terremoto que todos habían presenciado, oscilando los cuadros de ilustraciones de tinte tribal y erótico que adornaban las paredes, y las botellas y vasos que descansaban tras la barra - Espero que no nos ocurra nada aquí dentro… -expresó, a modo de temeroso pensamiento en voz alta, en cuando la oscilación del suelo fue menor, casi un minuto entero más tarde, y le fue posible mantenerse en pie sin prestar demasiada atención, echando un vistazo general a todos los presentes

- Como ha dicho Kayla, podéis usar las duchas de los reservados. Y descansar en las camas, sin ningún problema. Aunque sólo tenemos tres reservados… Tendréis que turnaros.- advirtió, con ruborizada modestia- También podéis desayunar. Trabajo a veces a tiempo parcial en el Rosie´s, así que no se me da mal eso del café y los huevos revueltos. -dijo, con un vigoroso asentimiento- Sí, prepararé algo. Nadie puede pensar bien y centrarse con el estómago vacío.- concluyó.

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05/08/2018, 11:29
Mike

- Yo me doy el piro. Voy a ir a buscar al Maestro, y es mejor que seamos discretos.- apuntó- Si se desplaza toda la puñetera pandilla abracadabra a buscarlo, vamos a dar el cante. Sobre todo si viene Kayla…-dijo, dedicando una media sonrisa a su compañera- O si viene ella…- añadió, señalando con la barbilla hacia Norna- Deben tener unos radares de la leche por ahí encendidos para encontrarla. - indicó, antes sontar un leve bufido y dirigirse de nuevo hacia las escaleras que daban hacia el piso de abajo- En fin, nos vemos luego. Tendré cuidado y todas esas mierdas. -espetó, escuchándose poco después la puerta trasera y metálica del local, y el motor de lo que parecía ser una motocicleta de gran cilindrada.

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05/08/2018, 12:16
Destino

Notas de juego

Hay un intervalo ahora, de aproximadamente dos horas en tiempo de juego, durante el cual los personajes pueden descansar, comer, hablar, investigar o lo que deseen hacer, hasta el próximo turno. Si quieren hacer algo en específico, o hablar con alguien en concreto, sólo tienen que pedirlo. 

El próximo post será el Jueves. 

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06/08/2018, 01:19
Cathbad

John sentía el agua fría de la ducha correr por su cuerpo como tantas veces había dejado que la lluvia lo empapase en su Éire natal, hacía ya tantos años. Con las manos apoyadas en la pared, el hombre boqueaba en busca de aire, tratando de reprimir los espasmos provocados por la gélida corriente que se desparramaba por su cara y por su espalda, llegando a todos sus rincones para arrastrar el dolor y el cansancio.

Pero el agua no podía lavar el miedo ni la duda.

John tenía la tentación de acurrucarse allí mismo, escondido tras las vulgares cortinas de plástico, donde nadie podía verlo quebrarse. Los acontecimientos del día habían supuesto una dura lección para el orgulloso brujo, enfrentándolo a una verdad que contradecía el que había sido su empeño más firme en todo aquel tiempo. La realidad le había abierto los ojos una vez más, mostrándole dolorosamente que no podía sobrevivir solo, que necesitaba a los demás si deseaba vivir lo suficiente como para llegar a comprender… A comprenderlo todo. A sí mismo, su destino, su papel en el orden de las cosas. Casi era como si algo en el límite de su consciencia le estuviera susurrando que estaba equivocado, que siempre lo había estado. Pero John no deseaba escuchar aquella voz. No estaba preparado para ello.

Cuando finalmente salió de la ducha, no pudo evitar verse en el espejo del baño. Hacía mucho tiempo que no se veía, y la imagen devuelta por el espejo lo hizo estremecerse. No se reconocía. Se vio pequeño, débil, huesos viejos y músculos magullados. Pero lo peor eran aquellos ojos que lo miraban con la confusión de un niño perdido que no encuentra a su madre. Después de unos instantes de aturdimiento, John intentó sacudirse aquella sensación parecida a la náusea, y se secó vigorosamente antes de vestirse. Cuando salió por aquella puerta, John había desaparecido, y Cathbad volvía a ocupar su lugar.

Renovado por la ducha, Cathbad fue directamente a la cocina. No estaba especialmente hambriento, pues el control que la magia le otorgaba sobre su propio cuerpo le permitía economizar sus fuerzas, pero supuso que los demás estarían allí. Una vez más permaneció en silencio, aunque por primera vez, tuvo la extraña sensación de que quería decir algo, si bien no sabía qué. Cuando la confusión dio paso a la frustración, el brujo sorbió por la nariz antes de encenderse un cigarrillo. No creía que a nadie le importase, aunque de todos modos le habría dado igual. Después de dar una profunda calada, se quedó unos segundos pensativo.

¿Cómo está la niña? —preguntó finalmente, a nadie en particular.

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07/08/2018, 01:06
Thomas Heng

Thomas se apartó para hablar tranquilo por teléfono tras dedicar una mirada de agradecimiento a las anfitrionas y otros a los participantes del ritual, ahora iba a enfrentarse a un problema de una gravedad no tan grande como los merodeadores o la tecnocracia, pero comparativamente hablando el cuentasueños le tenía mayor miedo.

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08/08/2018, 16:09
Ethan Miller

-No me vendría mal algo para engañar al hambre. Y al sueño. –Contestó Ethan, dirigiendo una sonrisa cansada hacia Claudia. Y, como si lo pensara por vez primera, preguntó hacia nadie en particular. -¿Hace cuánto que no comemos nada?

-Pero bueno, primero voy a darme esa ducha. Os veo enseguida. –Añadió, y se dirigió hacia uno de los reservados. Había acariciado la idea de dormir, pero una noche en vela era algo que podría sobrellevar con una buena cantidad de cafeína… y cada vez más, sentía que el tiempo era un recurso valioso… demasiado valioso.

Una vez en el reservado, se despojó de sus ropas, dejándolas con cuidado en una de las sillas. No sabía muy bien el motivo de tratarlas así en lugar de tirarlas al suelo, pues probablemente no volviera a usarlas. Agujereadas por las balas, cubiertas de sangre, eran un mudo testimonio de lo que acaban de pasar. Eran las bajas de una guerra en la que estaban envueltos sin saber siquiera el motivo.

Pero la próxima vez podría ser algo más que ropa y sangre lo que perdieran, pensó mientras abría las llaves y el agua caía sobre él, fría y revitalizante. Agua que arrastraba la sangre, devolviendo a su piel su habitual palidez. Pero, mientras miraba las cicatrices dejadas por las balas, era consciente de que si cualquiera de esas marcas estuviera sobre su corazón… todo hubiera acabado. ¿Y cuánto quedaba para que volviera a suceder?

Por un instante, la tentación de abandonarlo todo apareció. Convertir esa ducha en un ducha normal, ese día en un día normal. Regresar a una vida que pudiera ser vivida sin conflicto y muerte. Pero no… no podía. Apretando los puños, reprimió sus ganas de borrar las cicatrices y abandonar esa historia de locos. Terminarían esa historia, entre todos, juntos. Y después ya verían cómo recuperar una ilusión de tranquilidad.

Cuando hubo terminado, se vistió con la ropa que les habían prestado. La única prenda que conservó fue su cazadora. Tenía un de agujeros, sí, pero no se veía capaz de dejar atrás a su compañera de fatigas. Así que la limpió con cuidado, quitando todos los restos de sangre del cuero. Y cuando se la puso, su familiar peso sobre los hombros pareció agradecerle el esfuerzo.

-Parece que sigue durmiendo… lo necesita. –Contestó a Cathbad al escuchar su pregunta sobre Norna. Lo cierto es que la joven estaba rendida. De todos los reunidos, sin duda había sido la que más había sufrido en las últimas horas. Necesitaba descansar.

-Hay dos cosas de las que quería hablaros. –Añadió Ethan, mirando al resto, y señaló el retrato que la joven abrazaba como si fuese su último clavo ardiendo. –Una es que allí, en la casa, sentí algo, quizá un espíritu, rondando ese cuadro. Y ahora voy a salir de dudas al respecto. Quién acecha tras esa pintura. Si un aliado… o un espía del enemigo.

-Por cierto, Claudia, Kayla… ¿Es esto un sanctasactórum? ¿Puedo usar el Arte sin peligro? –Preguntó antes de hacer nada. Lo cierto es que el ritual de curación había sido vulgar y no parecía que hubieran temido en absoluto a la Paradoja, pero antes de cruzar la barrera de los mundos prefería asegurarse.

-Y hablando del enemigo… ¿Recordáis lo sucedido en el cruce? ¿A qué velocidad llegaron los matones armados hasta la catedral? –Preguntó, y se acarició la barbilla, pensativo. –Alguien debió avisarlos. Y aparte de nosotros, todos vimos que habían alguien más Despierto allí. La presentadora, Merika Seth. Partió un coche por la mitad y no le sucedió nada. No parecía que fuera de los nuestros, así que… es muy probable que sea de los suyos. He pensado en usar el ordenador para contactarla, encontrar un número y llamarla por teléfono. Ellos saben el motivo por el que buscan a Norna. Nosotros la tenemos. Tal vez sea hora de poner las cartas sobre la mesa. ¿Qué opináis?

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08/08/2018, 18:02
Max Bennett.

- Estoy con Ethan... si es posible algo de comer... y de beber... - añadió con un rápido y breve guiño a Claudia - nos ayudaría. - Admitió.

- De momento acepto esa ducha, que falta me hace. - Esperó su turno tras Cathbad y el propio Ethan, y fue luego Max quien se despojó de sus harapientas ropas, que cayeron sin orden ni concierto al suelo, cerca del plato de ducha. El agua templada caía sobre la cabeza del detective, que dejó que el líquido recorriera su rostro antes de agachar la mirada, apoyar ambas manos sobre la pared y tratar de relajarse un poco.

La verdad era que, tras pocos minutos bajo el agua, la sensación era de un descanso reparador. No era suficiente, y lo sabía... pero estaba acostumbrado a trabajar muchas horas continuando con periodos de poco dormir. El café le ayudaba en ocasiones, y otras muchas era el alcohol la solución a sus problemas.

En ese momento, todavía no podía disponer ni de uno ni de otro. Volvió a vestirse con lo mismo que había traído puesto, sintiéndose algo incómodo... pero era mejor que nada, y regresó junto al resto.

Justo a tiempo de escuchar los temas de conversación que proponía Ethan.

- ¿Un espíritu? - Preguntó. Su tono no denotaba sorpresa. A esas alturas ya poco le sorprendía. - Bueno, es posible... A ver si hay suerte y averiguas algo sobre él... - Cerró los ojos y miró al cielo antes de susurrar. - Por favor, que sea amigo... que sea amigo... -

En seguida recobró la compostura y se percató de la buena observación de su nuevo compañero: la reportera Merika.

- Cierto... Merika salió ilesa de aquel accidente, y no fue casualidad. No parecía demasiado sorprendida por lo ocurrido. - Comentó pensativo. - Lo de poner las cartas sobre la mesa no me convence demasiado... yo soy partidario de conseguir más información primero... y si queréis, puedo tratar de conseguir el número de Merika. - Después de todo formaba parte de su trabajo cotidiano. Conseguir información sobre las personas.

- Con algo de suerte la convencemos para quedar con ella y puedo salir de aquí para ir a buscarla. Tengo ganas de ver qué tal está mi viejo Camaro. - No había olvidado a su coche. El pobre se había quedado aparcado en aquella calle junto a la catedral, tras el incidente.

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08/08/2018, 18:12
Ethan Miller

-He estado buscando por mi cuenta el teléfono... pero sólo he encontrado el de la propia empresa. Y un email de trabajo, que era el que pensaba utilizar. -Respondió Ethan girándose hacia Max. El joven se había sentado en el suelo cruzando las piernas, como si se hubiera decidido a hacer una sesión de meditación. -A mí también me gustaría tener más información, Max, pero... el tiempo creo que no es nuestro amigo ahora mismo.

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08/08/2018, 23:55
Steeve Hope

Steeve permaneció sentado en el sillón por un tiempo, mientras terminaba de buscarle una explicación a la escena que había presenciado. Sus compañeros pidieron algo de comer, algo que no les vendría nada mal, pero mientras ellos se turnaban para darse una ducha, el aprovechó para tomar unas copas del whisky que había pedido unos minutos atrás. Extrañaba esto, el sabor inconfundible se abrió paso en su boca, adueñándose del momento y logrando que todo lo que ocurría a su alrededor estuviese en segundo plano. A la cuarta copa divisó a Max volviendo de asearse y le sirvió una, consciente de que él también apreciaba el encanto escocés.

Las palabras de Ethan le sonaron extrañas, como es que llega a esas deducciones? Steeve se dedicaba a la investigación y su única actividad en Boston era resolver casos, y si bien sus métodos eran poco compartidos por sus colegas, y menos aún comprendidos, su efectividad estaba fuera de discusión. Aguardó a que terminase de intercambiar palabras con Max, y luego se sumó a la conversación. - Que te hace pensar esas cosas?- preguntó, con el rostro inexpresivo, mientras dejaba su copa en la barra. - Por ejemplo, dices que el tiempo no está de nuestro lado... porqué? Tenemos a Norna con nosotros, estamos ahora mismo en un refugio y quienes nos persiguen no tienen idea cuál será nuestro próximo movimiento. Claro que un llamado como el que quieres hacer nos haría perder esa pequeña ventaja en un segundo...- porque quiere bajar las cartas antes siquiera de conocer el juego?

- En cuanto a tu amiga periodista, la observé en el momento del accidente. No hay duda que come seguido espinaca, pero el único pecado de esa joven es estar en el lugar adecuado en el momento justo, al igual que cada uno de nosotros, nada más. Los hombres de negro llegaron tras el llamado del reverendo, porqué no pensar que fue él quien los contactó?- se quedó mirando a Ethan, los aficionados solían completar las piezas faltantes con sus propias ideas, lo mejor era tener claro que piezas realmente faltaban, para distinguirlas cuando las encontrasen. - Ella, además, no movió un pelo por la chica... si hubiese querido podría haber entrado a la Catedral y llevársela sin que hubiésemos podido hacer nada- 

- En cuanto a la foto... pues a mi también me pareció que me observaba, y por eso se la traje a Norna. Si tiene un espíritu, a mi se me hace que es el de su padre. Si es aliado o no, eso ya no lo se, puede que el padre de la chica fuese el mismo Cob, quién sabe como se llevaban ellos dos? - la verdad sólo ella la sabía y ciertamente poco le importaba al Eutanatos - Pero, si se tratase de un espíritu que persigue a la niña... porqué esconderse en un retrato, tapado por libros, en un altillo que estaba claro que los asesinos de su madre no querían que exploremos? Y porqué no tenemos dentro de este refugio a unos cuantos hombres de negro o jinetes en moto sobre nosotros? Si estuviese en su contra, no nos habrían perdido el rastro, así que ya tienes tu respuesta - dijo con tranquilidad.

Luego recordó la conversación que habían tenido cuando bajaron del barco - Oye, se que haces esto para proteger a la niña, y creo que la periodista puede ser clave para investigar que sucede, al igual que ese espíritu que acompaña la foto. Solo digo que no saques conclusiones apresuradas ni te muevas sin pensar. Investiguemos eso, con calma y con tiempo, y sin poner en riesgo lo poco que tenemos a favor. Te ayudaré si quieres - le dijo luego con más calidez, y fue a servirse otra copa para él y para Max, que estimaba que ya se habría tomado la anterior mientras hablaba, y le dijo en voz baja al extenderle el trago - Olvídate de ese auto, o iras directo al anzuelo - 

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14/10/2018, 21:10
Destino

Las conversaciones se sucedían, las preocupaciones se tornaban manifiestas. Claudia y Kayla preparaban lo que, debido a la hora, ya prolongada por la espera y el transcurso del ritual, debía ser el almuerzo. Un olor especiado y dulzón comenzó a invadir el local, desde el rincón en el que una pequeña cocina de inducción había sido instalada. 

Kayla parecía tener buena mano para la cocina. No así Claudia, que tan sólo había ayudado a cortar algunas verduras. Ambas mujeres rechazaron cualquier ayuda ofrecida, declarando que aquel arroz especiado era fácil de hacer y con cuatro manos se bastaban. Habían repartido cuencos de cerámica y dibujos de flores de colores en acuarela, y habían colocado el caldero sobre un cubremesas, que habían colocado previamente sobre la mesa baja que había sido desplazada de delante del sillón durante el ritual. 

Norna había despertado justo a tiempo para la comida. Y a penas habían empezado a probar la comida, un arroz de sabor intenso y floral, salpicado de verduras variadas y pollo especiado, cuando el sonido metálico de la puerta anunciaba la llegada de alguien más- Te dije que vendrían a tiempo.-indicó Claudia, a su compañera, mientras los pasos vivaces de Mike se aproximaban, acompañados de unos cláramente más lentos y pesados. 

El joven tardaba algo más de lo esperado en asomar por las escaleras, mientras parecía ayudar con su hombro y brazo derechos a otra persona a ascender por las mismas. 

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14/10/2018, 21:25
Maestro Neelam

Y para cuando el rostro de aquella otra persona fue visible para todos los Despertados, no hicieron falta excesivas presentaciones. 

El rostro apergaminado, la mirada concienzuda del hombre que se presentaba junto a Mike, indicaban senectud. Sus rasgos, a medio camino entre lo occidental y lo exótico, indicaban una procedencia mixta. La manera en la que observaba a los hombres que acompañaban a Norna, denotaba que no sentía excesiva sorpresa al vislumbrarlos. Más bien, a juzgar por su expresión, parecía esperarlos. 

Se podía decir que incluso existía un brillo en su mirada que ponía de manifiesto que una emoción contenida lo embargaba, al encontrarse ante la presencia de aquellos moldeadores de la Realidad.

- Así que sois vosotros. Estáis aquí... -profirió, con la voz teñida de aquel temblor propio de la vejez- Os he estado esperando. Os he esperado durante años. Soy Neelam. Y no miento al decir que, ¡demonios! Me alegro de veros aquí. 

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15/10/2018, 16:22
Ethan Miller

La Umbra fluctuaba a su alrededor, siempre cambiante, un reflejo a la vez idéntico y diferente del mundo real. Una versión alternativa, expandida del mismo, en la que la realidad parecía crecer, orgullosa, en más dimensiones que las que permitía la encorsetada realidad. Entre esos paisajes deambulaba el joven Cuentasueños, tratando de obtener alguna pista del evasivo espíritu que parecía habitar el retrato del padre de Norna. Tal y como había dicho antes Steeve, era improbable que fuese un espía de la Tecnocracia. Sin embargo, el Eutánatos se equivocaba en algo. El hecho de que no fuera abiertamente su enemigo no lo convertía necesariamente en su amigo.

Ésos, y otros pensamientos similares rondaban su mente mientras sus sentidos seguían volcados en el mundo de los espíritus, pronunciando palabras que sólo podían escucharse allí, mientras esperaba alguna respuesta… al menos, hasta que algo lo hizo volver.

Podría haber sido el miedo a perderse en cualquiera de los innumerables infinitos que contenía la Umbra. Podría haber sido, tal vez, la necesidad de escapar de las extrañas telarañas que parecían querer cubrir el mundo más allá de la celosía. Pero lo que finalmente arrancó a Ethan de su meditación fue algo muy diferente.

El olor.

El dulce aroma del arroz cociéndose pareció filtrarse a través de la barrera de los mundos, provocando que el estómago del joven Despertado rugiera con ansia, y rompiendo al mismo tiempo su concentración. Los ojos claros de Ethan se abrieron y parpadearon, ajustándose de nuevo al mundo real, mientras se llevaba una mano a su tripa, que seguía protestando sin dar muestras de discreción.

Lentamente, todos los Despertados confluyeron en el comedor, bien dispuestos a dar cuenta de la comida que las dos cocineras habían preparado para ellos. Lo hicieron en silencio, cada uno perdido en sus propios pensamientos. Sobre lo que había pasado, sobre lo que aún había de pasar. Ese silencio, junto al aroma y el ambiente chill out del local, hacían que el ambiente tuviese algo de irreal.

Y es que en las últimas horas habían sido golpeados, heridos, perseguidos y amenazados de muerte repetidamente. Así que hecho de estar siendo razonablemente mimados, con comida caliente y un refugio seguro, en un ambiente cálido y amable, resultaba casi como un sueño. Hasta tal punto, que cuando Mike apareció con un anciano que bien podría haber surgido de cualquier leyenda de oriente medio, todo pareció encajar con la misma precisión que las piezas de un puzzle.

-Yo también me alegro de conocerte. –Contestó Ethan con una sonrisa cansada pero sincera, y hasta se permitió el lujo de bromear. –Llevo alegrándome de conoceros desde que aparecisteis en esa camioneta, y creo que no soy el único. Pero supongo que si nos esperabais, tenéis algo que decirnos. Por cierto, yo soy Ethan... Aunque es posible que eso ya lo supierais…

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16/10/2018, 15:15
Cathbad

Cathbad se encogió de hombros cuando Ethan les habló del espíritu que había sentido en la casa de los Weaver. Fuese cual fuese el motivo de la presencia de la entidad, poco podrían averiguar al respecto ahora que estaban a media ciudad de distancia, a menos que el chico ocultase un as bajo la manga. Torció la boca al escuchar la mención de la reportera que estaba en el fatídico cruce cuando todo comenzó, Merika Seth. Ethan tenía razón. En un principio había asumido que la última presencia Despertada que todos habían percibido era la de la joven Norna, pero esa posibilidad quedaba fuera de lugar ahora que sabían que su Avatar aún no había abierto los ojos. Y aunque Cathbad estaba al otro lado de la calle cuando todo ocurrió, más preocupado por evitar ser hecho trizas por un coche que por prestar atención a la periodista, los hechos relatados por Ethan no dejaban lugar a dudas. Si Merika hubiese sido una Durmiente, habría acabado aplastada contra el pavimento; la realidad estática era así de indiferente, así de implacable. De repente, la idea de que se tratase de una Tecnócrata tenía todo el sentido del mundo. El brujo escuchó pacientemente las respuestas que Max y Steeve dieron a la propuesta de Ethan de establecer contacto con Seth por el motivo que fuera. ¿Buscar alianzas improbables en la lucha contra los Merodeadores, quizá?

Ni hablar —replicó, calmado—. El Eutánatos ya lo ha dicho: tenemos a Norna y algo parecido a un refugio seguro. No podemos echarlo a perder ahora. —¿Acaso olvidaban que, hacía un rato, había sido precisamente la Tecnocracia la que les había mostrado su disposición a negociar con una ráfaga de balas que casi había acabado con sus vidas? Cathbad negó con la cabeza—. Los Merodeadores son un problema secundario. Son peligrosos, desde luego, pero quien maneja los hilos aquí es Cob, que claramente tiene buenas relaciones con la Tecnocracia. Los Merodeadores son solo un imprevisto, un efecto secundario indeseable de todo lo que está pasando. —Dirigió la mirada hacia el lugar donde descansaba Norna, pasándose una mano por el mentón y dándose cuenta de que su barba aún estaba húmeda por la ducha—. Lo único que quieren los Tecnócratas, y Merika si es que está con ellos, es ganar a toda costa. No renunciarán a Norna por nada. Creo que nuestra única opción es utilizar a nuestro favor el caos que suponen los Merodeadores.

Al cabo de un rato, sus anfitrionas prepararon el almuerzo más suculento que Cathbad recordaba. A pesar de la facultad del Verbena de llevar su cuerpo al límite e ignorar sus necesidades físicas durante largos períodos, su estómago le recordó ruidosamente el tiempo que llevaba sin comer algo decente en cuanto olió las especias. Los magos se sentaron alrededor del festín y lo compartieron en hermandad. Cathbad pronunció unas breves bendiciones y agradeció con franqueza la hospitalidad de las mujeres. Cuando empezó a comer, lo hizo con los ojos cerrados, saboreando los manjares muy despacio, casi como si quisiera absorber todos los matices de su sabor, a sabiendas de que era muy posible que pasara mucho tiempo antes de que tuviese la ocasión de degustar algo parecido. Poco tiempo después se les unió el chico que se parecía a David Bowie, que acompañaba con deferencia al que solo podía ser Neelam.

Neelam era un hombre anciano, más de lo que Cathbad pudiese haber esperado. El irlandés pensó que su cara parecía la amalgama de los rostros de todas las personas sabias del mundo. Los ojos de Neelam los miraban con una expresión abierta, esperanzada, y Cathbad tuvo la impresión de que se podía confiar en él. El hombre les dio la bienvenida con afabilidad, e Ethan fue el primero en responder con la misma cordialidad. Cathbad no habló inmediatamente; en vez de ello se levantó de su asiento con diligencia, acercándose al anciano con una rara sonrisa y ofreciéndole el brazo para que este se apoyase.

Gracias por todo, Neelam —le dijo de todo corazón al hombre mayor, al tiempo que ayudaba a guiarlo hacia la mesa—. Soy Cathbad. Únete a nosotros, por favor.

Notas de juego

¡Volvemos a las andadas! Jo, ¡qué ganas! Ni os hacéis a la idea de lo que os he echado de menos ^^.

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19/10/2018, 19:49
Thomas Heng

Thomas había estado un buen rato al teléfono, quien lo hubiera mirado habría descubierto toda la galería que un rostro humano podía dar en cuanto a frustración, miedo, resignación, coqueteo y chulería. A saber con quien estaba hablando, pero el cuentasueños estuvo cerca de media hora al aparato antes de volver con el grupo. Agradeció el teléfono mientras suspiraba como si se hubiera quitado un gran peso de encima, y de hecho era así. Como invitados se ofreció a ayudar en lo que pudiera, Thomas se mostraba bastante afín al modo de hacer de la comunidad de Magos que los había cobijado. Justo se escuchaba el sonido metálico y la afirmación de Claudia.

Un mago nunca llega tarde, Claudia Bolsón. Ni tarde. Llega exactamente cuando se lo propone —dijo imitando la voz de Ian McKellen interpretando a Gandalf, una interpretación de los más cutre falta añadir. Una mirada de circunstancias lo acompañó y se encogió de hombros acompañado de una sonrisa.

Aunque a juzgar por el aspecto de Neelam la comparativa con el mago de Tolkien no distaba mucho de ser ideal para él. Thomas se puso en pié recibiendo al viejo maestro, se inclinó con el respeto debido, muy tradicional en la costumbre a pesar de su indudable actitud despreocupada.

Muchas gracias por su bienvenida, maestro Neelam. Gracias a todos —lanzó una mirada al resto de anfitriones con un asentimiento —. Años, espero que la espera no se le haya hecho eterna. Thomas Heng —acabó presentándose para sentarse de nuevo una vez lo hubiera hecho Neelam.

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21/10/2018, 19:32
Max Bennett.

Max reflexionó durante la comida acerca de las últimas palabras que le había dirigido Steeve. ¿Olvidarse de su Camaro? Eso no era posible, aunque a juzgar por la juventud de Steeve, éste no había tenido la oportunidad de conducir un vehículo de las características del Camaro. Estaba hecho para amantes de la velocidad... conducir en verano y guardarlos en invierno. Pero aquel Camaro en concreto había cumplido con muchas funciones más. Era fiable, seguro, y había durado con Max más años, posiblemente, que inviernos había vivido Steeve.

Quizá fuera hora de jubilarlo, pero a Max se le antojaba extraño. Le había servido de refugio durante innumerables vigilancias. Le había mantenido caliente y a salvo hasta cuando su ex le echó de casa. Debía mucho a un pedazo de hierros y plásticos.

Suspiró y se concentró en la comida, devorando con ansia pues no se había dado cuenta del hambre que sentía hasta ese mismo momento. Solo giró la cabeza cuando por fin el gran maestro Neelam apareció. Los ojos de Max recorrieron al anciano de arriba a abajo, casi decepcionado por lo que veía. Era cierto que como maestro solo conocía al suyo propio. Y desde luego Robert no tenía nada que ver con Neelam. Pero también era cierto que en el mundo de la magia las apariencias engañaban mucho, y a base de ostias Max lo había descubierto a marchas forzadas.

Se humedeció los labios mientras todos se presentaban y se echó a un lado para mover un poco la silla mientras Cathbad guiaba a Neelam hasta la mesa.

- Bienvenido, señor Neelam... esto... Maestro... - Dijo titubeando con el título a emplear. - Soy Max. - Añadió. - ¿Cómo prefiere? ¿Neelam? ¿Maestro? - Continuó. Casi ni se había percatado de que el tipo había dicho que llevaba años esperándoles. Cuando recapacitó sobre ello se preguntó si el anciano habría tenido una visión de la llegada de los cinco Despertados hacía mucho, mucho tiempo.

¿Podía la magia funcionar así? Entonces... si eso era cierto... ¿cada decisión de cada uno de ellos les había llevado a ese momento? ¿Destino? Y en ese caso, ¿qué pasaba con el libre albedrío? Era todo un dolor de cabeza y el detective decidió que era mejor no molestarse en buscar una respuesta, y mucho mejor si no sacaba el debate a colación.