Partida Rol por web

El telar del destino (Parte 1)

5. Entra en la batalla.

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21/06/2018, 00:09
Max Bennett.

¿Maestro Neelam? ¿Destino? ¿Capilla? ¿Acaso esa joven y sus rescatadores eran los miembros de una secta y los llevaban para el gran sacrificio? Ni que hubieran salido de una mala película de serie B. Max comenzaba a pensar que el cigarro que Thomas había preparado, y al que había podido dar tan solo un par de caladas, estaba más cargado de lo habitual.

- Joder... no hace falta ir a un hospital... - Se miró las heridas. Se veían feo. No parecía que la sangre parara de fluir... tenía mala pinta. - Pero... yo que sé... algún veterinario, una farmacia... algo tiene que haber cerca. - sugirió. Los medicamentos y fármacos seguramente serían lo mejor que podrían obtener para el dolor.

- Así que vuestro maestro... sueña... - Comentó tras escuchar a la chica. - ¿Y soñó específicamente con nosotros? - volvió a preguntar. Dudó de si estarían compinchados con Madame Web... porque claro, la profetisa Cleo Verthank tenía cierto tufillo a vidente de cómics. Nah, enseguida desechó la idea. Madame Cleo divagaba, se iba por las ramas... pero sabía lo que se hacía. Y tenía poder. Verdadero poder. Max llevaba poco tiempo en el mundillo pero había ciertas cosas evidentes que era capaz de reconocer.

- Bueno... si os envió a por nosotros le daremos las gracias. - Admitió pensando que si no fuera por ellos estarían todos muertos. - Si aguantamos el viaje claro... - Añadió al final lanzando un vistazo a Cathbad, que sin duda era el que peor aspecto tenía de todos.

- Vamos tío... ya queda poco. - Le comentó para darle ánimos. ¿No tendría alguno de sus salvadores una petaca por ahí escondida? No le habían dicho nada ni le habían pasado nada todavía... Max rebuscó con la mirada, solo por si acaso.

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21/06/2018, 02:46
Cathbad

Cathbad se aclaró la garganta, dejando que su antebrazo resbalase por su cara para limpiar los últimos y vergonzosos restos de su pesadilla. Los esfuerzos de Ethan por estabilizar sus heridas y reanimarlo parecían haber dado resultado. Sentía la boca más seca que nunca en su vida, como si llevase muchas horas sin beber agua, y con un regusto desagradable en las encías. Miró a sus compañeros con la vista desenfocada. La cabeza se le estaba asentando; al fin era consciente de lo cerca que había estado de estirar la pata. Iba a darle las gracias al joven, pero entonces Steeve dijo algo de ir al hospital. También tardó más de la cuenta responderle a él y decirle por qué era una idea terrible, pues Claudia, su salvadora, se le adelantó. Si entraban en el sistema, ya fuera un ingreso hospitalario, una detención o lo que fuera, estaban jodidos. La mujer les hizo saber que se dirigían a una capilla, donde un tal Neelam hablaría con ellos. Pues muy bien. El mendigo no estaba para decir ni que sí ni que no a nada, y menos para hacer preguntas. En cambio, sí logró reunir las fuerzas para decirles a los otros Despertados:

Ethan y yo ya os arreglaremos allí.

Su voz sonó áspera. La garganta le ardía solo de hablar. Cathbad miró a Ethan, asegurándose de que comprendía lo que estaba proponiendo: un ritual conjunto. En el poco tiempo que llevaba con el atípico chamán, había llegado a considerar la idea de que tal vez ambos pudiesen entenderse lo suficiente como para realizar juntos un conjuro de sanación que remendase los cuerpos de sus compañeros. Oyó entonces las palabras de aliento de Max. Le costó reaccionar, pero no porque sus reflejos estuviesen embotados a causa de la pérdida de sangre, sino porque, sencillamente, aquella situación era nueva para él. No estaba acostumbrado a que se preocupasen por él. Al cabo de unos instantes, masculló algo ininteligible y, sin llegar a mirar al detective, le dio una errática palmada en el brazo.

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21/06/2018, 13:36
Ethan Miller

Claudia finalmente habló, y por lo menos sus palabras fueron de ánimo. Sus salvadores decían ser asimismo Despertados, y se dirigían a una Capilla. Un lugar donde poder usar sus propios poderes sin preocuparse por las consecuencias. Si contaban con algún otro sanador… con alguno con más poder que él mismo… tal vez lograran sanar a sus compañeros.

-Ánimo, chicos. –Dijo por toda respuesta. Ver a Cathbad consciente, al menos, le daba esperanzas. –Vamos a conseguirlo.

Acudir a un hospital era una mala idea, él ya lo sabía. Era evidente que sus enemigos estaban muy bien informados, y si aparecían con la ropa ensangrentada llena de agujeros, no tardarían en dar con ellos. Pero, para el joven, la idea de ver cómo Cathbad y los demás morían frente a sus ojos sin hacer nada por salvarlos era aún peor que el riesgo de ser capturados. Aunque… después de ver todo lo sucedido… tal vez se hubiera equivocado en esa valoración.

De modo que asintió a las palabras de la pelirroja. Lo único que esperaba es que no tardaran demasiado en llegar… y que sus perseguidores, a los que Thomas había despistado, no siguieran su pista. No estaba seguro de poder enfrentarlos en su estado.

Pero al pensar en los motoristas de pesadilla, se le ocurrió una idea. Esos monstruos de más allá del Horizonte encontrarían difícil perseguirles si la realidad se endurecía. Y él debería ser capaz de hacerlo. De modo que se sentó en el suelo, junto a Norna, y unió sus manos en una postura de relajación. Lentamente, dejó que sus párpados cayeran, y trató de olvidarse de todo. Del dolor de sus heridas, del olor del humo que estaban fumando Max y Thomas, del bamboleo del vehículo. Su colgante comenzó a lanzar un brillo opaco a medida que la barrera entre los mundos se endurecía alrededor del joven.

Mantuvo la concentración con dificultad, canalizando su magia, mientras meditaba acerca del remolino de sucesos en los que se habían visto envueltos. Sus pensamientos discurrían hacia atrás, como si fuese una cinta que se rebobinara. El tiroteo… la falsa señora Weaver… la charla con Cathbad y Max… el encuentro con Madame Cleo… los hombres de negro en la catedral… el reverendo sirviente de Cob… y el accidente del cruce. El accidente… Ése había sido el momento en el que sus destinos se habían entrelazado. De pronto, tuvo una revelación.

Sus ojos azules se abrieron de pronto, dejando los últimos ecos de su hechizo rotos al perder el joven su concentración. Sin perder un momento, se dirigió hacia su salvadora.

-Claudia… necesito un móvil. Los nuestros se quedaron fritos hace un buen rato. –Dijo, poniéndose con cuidado en pie. En la mente del joven estaba terminando de tomar forma la idea que había interrumpido su meditación. -¿Lleváis alguno que pueda utilizar? Necesito verificar algo, y después contactar con alguien. Podría sernos de ayuda.

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23/06/2018, 20:11
Thomas Heng

Thomas optó por desconectar un poco para dejarse llevar por los efectos de la marihuana, su respiración más profunda, sus músculos relajarse, hicieron más llevadero el dolor de la herida de bala que se había llevado de recuerdo. Ofreció a Max una cañada con un asentimiento tranquilo mientras se tocaba la chaqueta manchada de sangre.

Hay un espíritu que ahora mismo estará muy cabreado.. —bromeó como si fuera un chiste que solo él pudiera entender. Miró a sus acompañantes con sus actitudes dispares sobre la situación, aunque su mirada quedó enclavada en Norna teniendo muy claro que, por mucho que el Destino hubiera metido las narices en todo aquello, no dejaba de ser una niña metida de lleno en una guerra de viejos idiotas que solo sabían resolver las cosas a leches. Suspiró un tanto mientras acomodaba la espalda en la pared de la furgoneta.

No diré que peores heridas he sufrido, pero.. —se miró la herida sintiendo el dolor al mover el pliegue del brazo —. Pero vayamos donde vayamos, no creo que sea buena idea ir con una herida sin desinfectar —miró a Ethan al pedir el teléfono —. Me pongo a la cola, tengo a una comandante extática cabreada al otro lado del mundo con la que quisiera explicarme.. si no es mucho pedir..

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27/06/2018, 18:02
Steeve Hope

Steeve observó detenidamente a los que iban adelante de la camioneta, como si estuviera atravesando sus cabezas con la mirada y luego se relajó, como si hubiese hallado lo que buscaba. Enfundó su arma mientras Claudia hacía mención de su maestro, un vidente que llamó la atención del Eutanatos. Neelam, ya tendremos una larga charla tu y yo.Sus compañeros afortunadamente rechazaron la idea de ir a un hospital, para él tampoco era una buena idea, solo lo había lanzado como excusa para bajar de la camioneta en caso de que los que conducían tuviesen algo que ver con Cob. Algunos pidieron un móvil para hacer llamados, él simplemente los miró indiferente y se concentró en Norna.

Abrió el bolsillo de su campera y sacó de allí lo que había tomado de la casa de su madre. - Esto es tuyo, pensé que querrías tenerlo contigo - dijo, y le extendió el retrato con la foto de su padre. Ya había notado que no era una foto común, parecía por momentos que realmente su padre estuviese allí, y pensaba que se sentiría mejor si contaba con su compañía ahora que sabía que su madre había muerto.

Notas de juego

Regresé, perdón la demora!

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08/07/2018, 14:17
Claudia Winters

Aguantad. Ya queda poco...- dijo, aquella mujer de cabello rojizo, preocupada- Deben tener también nuestras líneas de teléfono habitual rastreadas de alguna manera. Por eso he apagado mi teléfono.-indicó- Ya tenemos experiencia con los de negro... De manera que tenemos teléfonos algunos teléfonos prepago para utilizar en caso de emergencia. Os podremos dejar alguno, en la capilla. - indicó, mientras echaba un vistazo al ventanuco que comunicaba con la zona delantera del vehículo- Estamos llegando.-aseguró. 

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08/07/2018, 14:20
Norna Weaver

Norna por su parte, tomaba el retrato que le había dado Steeve con las manos temblorosas, y lo abrazaba contra su pecho, suspirando entrecortadamente- Es mi padre... Bueno... Era...-dijo, con los ojos humedecidos y las pupilas titilantes- Gracias...-dijo, asintiendo acto seguido a las palabras de Claudia, comenzando a llorar de nuevo en silencio, mientras contemplaba una vez más la fotografía.