Partida Rol por web

El telar del destino (Parte 1)

5. Entra en la batalla.

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23/04/2018, 08:31
Max Bennett.

Max siguió avanzando. Había gastado una bala más para nada. Si las cuentas no le fallaban, aún tenía tres balas en su arma, y otras tres o cuatro desperdigadas entre sus bolsillos. Ser pobre era una mierda.

Notaba el sabor de la sangre en la boca, y cómo se iba acumulando la misma a medida que el Despertado hacía esfuerzos por correr. Su mano seguía apretando su costado y sólo deseaba parar para escupir sangre y que el dolor remitiera para poder respirar.

En su alocada carrera tenía la sensación de divisar de tanto en tanto diminutos destellos blancos. Sabía que todo era a causa de la herida. Si no se detenían pronto y un médico les atendía, acabarían mucho peor. Apretó los dientes, giró la cabeza y vio a Cathbad sacar ¿una vara de madera y hueso? ¿Pero qué era aquel mendigo? ¿Una especie de chamán vudú? Robert no había tenido tiempo de enseñarle mucho sobre el mundo de la magia... pero aquello resultaba un tanto aterrador.

En otras circunstancias Max se habría reído en la cara de farsantes como Madame Cleo o Cathbad... pero desde hacía unas semanas ya no. Ahora sabía que algunas de las personas que tenían semejante apariencia... semejante fachada, tenían magia de verdad.

Sus ojos se desviaron hacia los motoristas que les trataban de dar alcance. Joder, ojalá todo fuera tan fácil como dejar caer una cerilla y que el reguero de llamas alcanzara a esos tipos y les hiciera estallar en mil pedazos. Pero la vida nunca era tan sencilla. Max guardó el revólver en el bolsillo de su gabardina, pues no era plan de salir corriendo arma en mano por las calles de norteamérica... Aunque el reguero de sangre que iba dejando a su paso también sería llamativo.

Con toda la prisa de que fue capaz, rebuscó en el otro bolsillo interior de su gabardina y aferró con fuerza su objeto más preciado. Aquel que le infundía ánimos y valor en momentos de necesidad. El brillo metálico de la petaca surgió cuando sacó la mano del interior de la prenda. Estaba vacía. Ni una gota. Pero eso no le impediría aferrarse a su fe en la bebida.

Max la apretó con fuerza mientras entrecerraba un poco los ojos y se concentraba en que alguna de las motos fantasmagóricas que les perseguían se viera frenada por su magia.

- Tiradas (2)

Motivo: Destreza + Atletismo

Dificultad: 6

Tirada (4 dados): 9, 9, 3, 7

Éxitos: 3

Motivo: Areté

Dificultad: 4

Tirada (2 dados): 4, 3

Éxitos: 1

Notas de juego

Vamos a plagiar el formato de las notas de Cathbad:

  • Gasto 1 punto de Fuerza de Voluntad para eliminar mis penalizaciones por heridas y continuar corriendo.
  • Tiro Destreza + Atletismo y saco 3 éxitos para el grupo. A ver si huimos...
  • En mi efecto para ralentizar a los Merodeadores, saco 1 éxito, lo que no sé si será suficiente para lograr algo (o si no para ayudar a la magia de Cathbad que parece más fuerte).
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24/04/2018, 15:35
Thomas Heng

Los acontecimientos se derrumbaban sobre ellos lo habían hecho los edificios tras el terremoto, Thomas estaba maldiciendo internamente a todos los dioses y espíritus conocidos, ¿en qué mierda me he metido? Era un pensamiento recurrente en la cabeza del cuentasueños que ahora, visto el patio y acorde con el sentir general del resto del grupo, obedecía a una retirada de las garras de los merodeadores y de la tecnocracia. Pensó en llamar a Bunjil o a Waa, pero lo descartó rápidamente recordando que tenía otra cosa con él.

Haciendo esfuerzo de voluntad por sobreponerse a las heridas, y previo a emprender la huida con los demás, Thomas se concentró en los hilos telúricos que construían la realidad. Interiorizó sus acordes, sus notas, su canción, y miró de tirar de ellos para añadir una melodía nueva a la partitura. Tomó el amuleto que Madame Cleo le había entregado y unió sus notas a la canción, esperaba que fuera suficiente.

Veamos cómo de mi parte está el Destino.

Hecho esto emprendió la huida junto a los demás maldiciendo internamente a todos los dioses y espíritus conocidos. En serio, ¿en qué mierda se había metido?

- Tiradas (3)

Motivo: Areté (Invierto 2 de Quintaesencia)

Dificultad: 4

Tirada (3 dados): 7, 1, 10

Éxitos: 1

Motivo: Amuleto

Tirada: 1d10

Resultado: 8

Motivo: Destreza + Atletismo

Dificultad: 6

Tirada (4 dados): 2, 3, 3, 10

Éxitos: 1

Notas de juego

Gasto 1 punto de voluntad para ignorar las heridas y poder tirar todos los dados.

Uso Mente 3 para generar una ilusión a todos los adversarios presentes (empezando por los merodeadores y acabando con los tecnócratas, en este orden de prioridad). La ilusión sería generar un socavón enorme entre ellos y nosotros, una distancia insalvable con la que, quizá, desistir su persecución sobre nosotros.

Invierto 2 puntos de Quintaesencia para reducir la dificultad del conjuro

Uso el Talismán de los Vientos del Cambio para añadir tantos éxitos en la tirada como saque en un 1d10 para poder abarcar la mayor cantidad de objetivos con la ilusión.

Y toco madera para que salga bien xD

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24/04/2018, 18:58
Steeve Hope

Steeve se incorporó como pudo de la caída, afortunadamente no se había dañado ni él ni el retrato, así que lo guardó en el bolsillo de su chaqueta. Salió de la casa de inmediato, solo para presenciar una escena inverosímil, los hombres de traje comenzaron a usar sus bastones y atacar a los motociclistas. Vio como el resto de los despertados se alejaba y no dudó en imitarlos. El tiempo se le escapaba de las manos, debía reaccionar rápido o no sobreviviría. Se dio cuenta de lo crítico de la situación cuando tres de los motociclistas comenzaron a perseguirlos. 

No podía detenerse a disparar, había salido tarde y las motos le darían alcance, debía correr. Y eso hizo, corrió con fuerza y determinación. Hacia dónde? se preguntó, consciente de que no conocían la zona y que sus perseguidores estaban motorizados. Llevó su mano libre hacia el bolsillo y rozó con sus dedos una moneda, mientras vislumbraba las posibilidades que había frente a él. Podían avanzar por la calle, podían entrar en el jardín de la casa de la izquierda, podían doblar en la esquina, podían saltar un alambrado, cada camino se posaba delante de él y del mismo modo se desvanecía. Solo una opción quedaba frente a él, y se abrazaba a ella mientras corría todo lo que podía.

-Por aquí- gritó a sus compañeros, el camino de la salvación era difícil de hallar, pero el destino les daba la oportunidad de optar por él, ahora quedaba en ellos elegirlo. 

- Tiradas (2)

Motivo: Atletismo + destreza (gasto 1 punto de FV)

Dificultad: 6

Tirada (4 dados): 10, 8, 4, 5

Éxitos: 2

Motivo: Entropia 2

Dificultad: 4

Tirada (4 dados): 1, 6, 4, 4

Éxitos: 2

Notas de juego

Gasto 1 punto de Fuerza de Voluntad para correr (objetivo: sumar al pool de dados total 1 éxito adicional para el grupo, como hablamos con Cathbad)  +1 éxito

Tirada de destreza+atletismo: 2 éxitos (base) + 1 éxito (FV) + (efecto de entropia)

Efecto de Entropía 2 para correr de modo "eficaz" hacia el camino que más aleje a Steeve de los perseguidores.

Master, no se si este efecto lo tomas para bajar la dificultad de la prueba, como en "la suerte de principiante", en cuyo caso sumaría 2 éxitos más,  o si consideras el efecto como si se hubiese elegido un camino por el que las motos no pueden pasar y deben seguirnos de otro modo, haciéndonos ganar un poco de tiempo. Dejo en tus manos la resolución que te parezca más adecuada.

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06/05/2018, 11:36
Caos sobre ruedas

El rugido de los motores seguía a los Despertados de cerca, mientras éstos corrían, utilizando sus recursos, moldeando desesperadamente la Realidad de manera más o menos sutil, para que ésta los permitiese escapar de aquel trance en el que la personificación misma de Caos amenazaba con cernirse de manera fatal sobre cada uno de los presentes.

Los tres motoristas arreciaban, sobre sus vehículos, apretando el acelerador, progresando, como un enjambre de avispas que parecía cada vez más cercano. El Tapiz vibraba, y las revoluciones de aquellas máquinas salidas del averno parecían por momentos sobrepasar las capacidades de cualquier invento terrenal, al convertirse las tres figuras en un borrón que primero se veía realentizado por el gesto de Cathbad y el hacer de Max, para luego acelerar, duplicando su avance. 

Ethan por su parte parecía trastabillar, en un momento dado, quedando rezagado, perdiendo su posición, dando paso a Steeve, y corriendo detrás de él, frente a los espectros sobre ruedas que los perseguían. Norna jadeaba asustada, mientras avanzaba, observando aquella escena. 

La joven parecía a punto de detenerse, de vocalizar algo, de realizar algún gesto... Cuando los tres motoristas se detuvieron, frenando en seco, chirriando de manera aguda y molesta la goma de sus neumáticos sobre el asfalto ardiente, mientras observaban, dando vueltas entre ellos como una colmena de insectos que se encontraba con algún imprevisto, algo. Algo que los Despertados no eran capaces de ver, pero que parecía retener aquel avance, y que provocaba que tras varias cavilaciones, el grupo se dirigiese hacia la derecha, en lugar de hacia adelante, haciendo rugir de nuevo sus motores, y perdiéndose de vista, por el momento. 

- Tiradas (6)

Motivo: Suerte

Tirada: 1d10

Resultado: 6

Motivo: Des+Conducir

Dificultad: 6

Tirada (6 dados): 9, 6, 6, 2, 10, 5

Éxitos: 4

Motivo: Arete

Dificultad: 5

Tirada (4 dados): 5, 2, 7, 1

Éxitos: 1

Motivo: Des+Atl Norna

Dificultad: 6

Tirada (3 dados): 9, 1, 7

Éxitos: 1

Tirada oculta

Motivo: Voluntad

Dificultad: 6

Tirada (7 dados): 10, 7, 6, 4, 2, 9, 4

Éxitos: 4

Tirada oculta

Motivo: Voluntad M

Dificultad: 6

Tirada (7 dados): 4, 8, 3, 3, 4, 3, 3

Éxitos: 1

Notas de juego

He dado a los Despertados 10 éxitos de ventaja de base. No se ha pifiado, por lo cual no hay resta. Entre todos acumulan 9 éxitos. En total 18 contra los 10 que sacan los Merodeadores (que usan un Efecto de Fuerzas para aumentar su velocidad y FdV). 

El efecto de Thomas saca en total 9 éxitos. Suficientes para que la ilusión se mantenga sobre todos los perseguidores durante más de un turno. 

Entre ambas cosas, parece que por ahora, los merodeadores perseguidores se pierden de vista. 

Ethan, te puedes curar hasta 3 daños letales, tú decides cuánto te curas. 

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06/05/2018, 12:18
Claudia Winters

El grupo corría, guiado quizá por los pasos de Steeve, que parecía de pronto saber, con exactitud, que sus pasos debían girar hacia la izquierda, y proseguir todo recto, hasta un nuevo cruce, en el que de nuevo, el rugido de otro motor amenazaba, durante un instante, hasta tomar forma, al doblar una esquina, la figura de una camioneta de color blanco, que casi derrapaba, hasta detenerse frente al grupo, abriéndose su puerta trasera corredera para dar paso a una joven delgada de cabellos teñidos del color del cobre.

Una joven que los miraba, apurada, girando brevemente el rostro hacia quienes, presuntamente conducían el vehículo- ¡Son ellos!- gritaba, aliviada, y entonces hacía una seña hacia el grupo- Vamos, ¡vamos! ¡Pasad! ¡Deprisa!- profería, tendiendo una mano para ayudar al grupo a subir. 

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06/05/2018, 12:23
Norna Weaver

Norna era la primera en avanzar hacia la furgoneta, mientras miraba a la joven con expresión confusa, y tendía su mano, dibujando finalmente una expresión de reconocimiento, tomándola firmemente por la muñeca para internarse en el vehículo de color blanco. 

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07/05/2018, 01:35
Cathbad

El rugido de las motocicletas parecía querer devorar a los Despertados, y Cathbad se preparó para sentir en cualquier momento la dureza de la inminente embestida, que no estaba seguro de poder resistir en sus condiciones. El sonido entrecortado de su trabajoso jadeo y el insistente y angustioso latido de su corazón en sus sienes casi apagó todos los otros ruidos, y se sintió al borde de la extenuación. No obstante, cuando se atrevió a volver la cabeza esperando encontrarse con los Merodeadores echándose sobre ellos, descubrió con sorpresa que estaban más lejos de lo que esperaba. Lo que era más, habían frenado. Cathbad no entendía el motivo, y tampoco tenía tiempo para pensar en posibles explicaciones de aquel insólito hecho. Lo único que importaba era que eso les daba más tiempo para escapar, y eso era algo bueno. Pero las buenas noticias no duraron mucho: enseguida sus perseguidores se lanzaron hacia la derecha, dispuestos a proseguir con la caza desde alguna calle paralela.

Tenían que desaparecer de allí, ¿pero cómo? Los cinco Despertados y Norna corrían con toda la prisa que les permitía el maltrecho estado de la mayoría de ellos, siguiendo el camino marcado por Steeve, que parecía conocerse aquel vecindario como la palma de su mano. Los Merodeadores seguían sin aparecer por ninguna parte. Quizá no todo estaba perdido, después de todo… Entonces, de repente, como venido de ninguna parte, el bramido de un motor sobresaltó a Cathbad. El irlandés se preparó para lo peor, pero el temor solo duró un instante. No eran sus perseguidores, o al menos no manifestaban la forma en la que se habían presentado hasta el momento. Una chica joven, de cabello rojo furioso, les tendía la mano desde el portón abierto de una camioneta de un blanco tan deslumbrante que Cathbad pestañeó. El hombre se detuvo, y una mueca de dolor deformó su rostro. Era como si todas sus fuerzas lo hubiesen abandonado de repente; no podía dar un paso más. Solo parcialmente consciente de lo que sucedía, el mendigo presenció cómo Norna entraba en la furgoneta sin pensárselo demasiado. Cathbad no sabía si era una buena elección, pero desde luego parecía la única, y aquella muchacha de expresión preocupada parecía un destino preferible a los Merodeadores. Entonces, profiriendo un sonoro gruñido de dolor, el brujo se arrojó de malas maneras al interior del vehículo salvador.

No sé quién coño serás tú —murmuró entre jadeos el hombre—, pero desde luego llegas justo a tiempo.

Sintiendo que se le iba la cabeza, Cathbad se mordió la mano para obligarse a sí mismo a permanecer consciente. Recostándose contra una de las paredes interiores de la camioneta, se abrió la gabardina para revelar varios orificios en su torso, que horadaban su delgado jersey negro empapado en sangre. Si se desmayaba con esas heridas, no sobreviviría a menos que Ethan fuese tan buen samaritano como de costumbre y le salvase la vida… Y no estaba dispuesto a mostrarse tan débil como para depender de nadie hasta ese punto.

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07/05/2018, 09:25
Ethan Miller

Poco a poco, el frío que estaba extendiéndose por el interior del cuerpo del joven remitió a medida que sus heridas se cerraban, y los pasos de Ethan recuperaron la firmeza perdida en cuestión de segundos. Pero ese escaso margen, esos instantes perdidos, hicieron que de pronto se encontrara rezagado, situado en la peligrosa posición intermedia entre los Despertados y sus perseguidores.

No se giró. Tal vez simplemente por no perder ni un instante más en esa loca carrera. O tal vez por no mirar de nuevo a los ojos de la locura. Pero a pesar de que no dejó de mirar hacia delante, el rugido de los motores acercándose a sus espaldas era un recordatorio constante del peligro que se cernía sobre ellos.

Desde su posición atrasada, contempló cómo sus compañeros trataban de ralentizar a sus perseguidores. Cathbad agitó en el aire una macabra varita, e incluso Max pareció tratar de hacer algo con su… ¿petaca? ¿De veras estaba utilizando su petaca como foco?

Él conocía las capacidades de sus compañeros… pero al parecer, ninguna de ellas era lo suficientemente alta. A pesar de que su colgante brillaba en un espectro de colores, revelando los esfuerzos de los Despertados, el rugido de los motores no parecía disminuir, sino todo lo contrario.

Al menos, hasta que Thomas intervino e hizo lo que él mismo había estado a punto de hacer. Utilizar su último recurso. El arcano del tarot que Madame Cleo le había entregado pareció refulgir en el aire a medida que un poderoso Efecto, alimentado por una desconocida energía, emanaba del hombre para lanzarse sobre los Merodeadores.

El frenazo a sus espaldas fue la confirmación de que en esta ocasión la magia había conseguido su objetivo. No necesitó más aliciente que ese para redoblar sus esfuerzos en la carrera y tratar de ponerse a la altura del resto. Pero antes de que pudiera alcanzarlos, un vehículo blanco surgió para cerrarles el paso por una calle lateral, y desde su interior una joven pelirroja les instó a entrar en él.

Ethan no tuvo tiempo siquiera para plantearse si era una buena idea o no. Tanto Norna como Cathbad se abalanzaron al interior de la zona de carga con confianza, y el joven no se planteaba en absoluto el permitir que sus caminos se separaran. Y, al fin y al cabo, resultaba difícil imaginar que, fuera lo que fuese lo que los aguardaba en la furgoneta, pudiera ser peor que lo que dejaban a sus espaldas.

Al menos, eso esperaba.

-Gracias, seas quien seas. –Dijo a su desconocida salvadora mientras él mismo mientras entraba en el vehículo y tendía su mano a los demás para ayudarlos a subir. –Pero tenemos que alejarnos de aquí ahora mismo. Mis compañeros están heridos de bala, necesitan atención médica urgente.

No estaba seguro de si estaban en compañía de Despertados o de Durmientes. Pero si los Merodeadores no los mataban allí mismo, el siguiente riesgo para los demás era el desangramiento. Esperaba que esa furgoneta fuese rápida.

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07/05/2018, 09:26
Ethan Miller
Sólo para el director

Notas de juego

La curación es para parar la hemorragia de las heridas y que parezca que no han impactado en zonas vitales. Eso, traducido a heridas... No sé.

Tres quizás esté llamando a la Paradoja. Si crees que no sería coincidente, entonces dos, si no, tres.

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07/05/2018, 11:54
Thomas Heng

Thomas tiró de las líneas de la canción conformando una sinfonía de la mente que la extendió a todos sus perseguidores, Merodeadores y Tecnócratas por igual, apostando el talismán recién adquirido en su visita a Madame Cleo. Ante los ojos de estos creó una portentosa ilusión en la que se abría una nueva brecha insalvable entre los Despertados y los otros como si fuera la reminiscencia del terremoto que aun coleaba. No sabía cuanto tiempo iba a poder durar, pero esperaba que el suficiente, sintiendo los mordiscos de la herida de bala zumbar en su cuerpo emprendió la huida junto a los demás.

Siguiendo a Steeve y esperando que supiera donde iban, porque, honestamente, él no tenía ni remota idea hacia donde escapar, acabaron topándose con nuevos actores en aquel tapiz desquiciado. La verdad es que no se lo pensó demasiado, la herida le exigía parar, pero la adrenalina seguía tirando de él con la rabiosa intención de decirle que ahí no iba a morir. Apenas se fijó en la mujer que les abrió la furgoneta, pero el quorum general era el de meterse en el vehículo. Si aquello era una trampa o lo que fuera poco importaba, o eran los motoristas del infierno o la pelirroja y sus amigos.

Sí, las apariencias engañan, pero se creía capaz de aceptar que iban a estar más seguros con los segundos que con los primeros.

¡Joder, joder, joder! —bufó echando la tensión por la boca, boqueando por aire —. Gracias.. seas quien seas.

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09/05/2018, 22:55
Max Bennett.

Max no se lo creía. Cuando le habían contado que la magia existía no se lo creyó. Cuando le contaron que él era capaz de modificar las hebras del tapiz de la realidad... no se lo creyó.

Ahora, tampoco se lo creía. Corría como podía, cojeando y apretándose la mano en el costado para tratar de detener la hemorragia. Notaba el amargo sabor de la sangre en su boca, pero no podía permitirse el lujo de detenerse a escupirla. Procuraba mantener la boca cerrada y respirar por la nariz, pero la herida, el cansancio y la adrenalina convertían todo ello en una misión imposible. De vez en cuando tenía que abrir la boca y aspirar algo de aire mientras tragaba saliva y sangre a partes iguales.

Menos mal que Steeve parecía saber lo que se hacía. Ya les había sacado de un apuro en la iglesia... y ahora todo el grupo parecía correr tras él en busca de salvación. Si así tenía que ser, que así fuera... Steeve sería su príncipe azul. A él no le importaba. Chico, chica... daba igual. El caso era encontrar una luz al final del camino. Algo que les ayudara a escapar de los Merodeadores y que le permitiera tirarse al suelo, fuera donde fuera, a descansar.

Y, por la Diosa fortuna, allí apareció. Frenando en seco ante sus ojos. Justo cuando las criaturas parecían haber girado siguiendo otra pista... la furgoneta del equipo A, pero en tono angelical. Max no fue el primero... ni el último en subir a bordo. Pero no lo dudó ni un instante. 

No pareció sorprendido de ver a la chica pelirroja, aunque una vez dentro se dejó caer en un lateral mientras el resto subían a bordo. El detective sólo levantó la mirada una vez más hacia su salvadora...

Joder... No me esperaba que M.A. Barracus fuera tan guapo... - Seguramente la herida de bala le hacía delirar.

Cerro los ojos. No sabía los demás... pero él no se encontraba en condiciones de hacer nada más. Ojalá salieran de allí cuanto antes.

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09/05/2018, 22:58
Steeve Hope

Steeve corrió con prisa, guiado por una inspiración acertada y oportuna. Cada desvío que tomó, cada camino que recorrió, cada elección ante cada obstáculo, estuvo bendecida por la azarosa certeza que solía guiar a los Eutanatos. Atrás quedaron los motociclistas, algo los había detenido mientras ellos se alejaban con prisa. Aún con este vuelco favorable, sabía que estaban en aprietos y que sus perseguidores podían deformar el entorno para encontrarlos.

De repente sus pasos lo llevaron hacia una camioneta, la chica que salió parecía estar esperándolos y los invitó a subir. Los ojos de Steeve se abrieron de par en par, al parecer otros trabajaban en la misma urdimbre que él, y sus caminos se unían en ese mismo momento. Destino o libre albedrío? La pregunta que seguía dando vueltas en su cabeza desde el día anterior volvía a plantearse cuando Norma subía al vehículo. 

Steeve dejó pasar al resto, para sentarse al lado de la ventanilla. Llevaba aún el arma en su mano y quería ubicarse en un lugar en el que pudiera usarla de ser necesario, pues esas motos podían alcanzar una camioneta con cierta facilidad. - Gracias por seguir el camino- le dijo a la joven que los había recibido, como si ella entendiese de lo que le hablaba - Ahora es tiempo de salir de aquí- 

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24/05/2018, 23:04
Claudia Winters

Cada uno de los presentes entraba en la parte trasera de aquella furgoneta, que si bien resultaba amplia, quedaba un tanto atestada al introducirse seis personas en su interior- ¡Agarraos bien!- profirió la muchacha de cabellos rojizos, tras cerrar la puerta corredera apresuradamente. 

El vehículo arrancaba, pisando a fondo el acelerador. La conducción resultaba brusca, las curvas se sucedían, dando la impresión de que la furgoneta callejeaba, de que huía de alguna manera. De algo, o de alguien, cuya identidad era más que supuesta. Una voz masculina resonaba, desde la parte delantera del vehículo- ¡¿Todo bien ahí atrás?!- preguntaba, en medio del brusco bamboleo, a lo que la joven de cabellos rojizos respondía, acercándose a la pared metálica que separaba ambos compartimentos- ¡Tenemos heridos!- gritaba, tras examinar a cada uno de los recién llegados- ¡Id con cuidado!- añadió, y poco después, la conducción pareció volverse algo menos temeraria. 

Me llamo Claudia.-dijo, de pronto, como si encontrase en aquel instante el momento oportuno de presentarse- Delante se encuentran mis compañeros, Mike y Kayla. -explicó- Os vamos a llevar a un sitio seguro. 

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25/05/2018, 02:06
Cathbad

La densa y oscura bruma lo cubría todo como una mortaja, sin dejarlo ver absolutamente nada. Sintió un frío casi doloroso al mover sus miembros desnudos y entumecidos, que luchaban por abrirse paso a través de la viscosa sustancia. El aire era pesado, y le dolía la cabeza. Un olor punzante y nauseabundo se filtraba por sus fosas nasales, quemándolas como si fuese vitriolo. Sus ojos se debatieron en busca de cualquier cosa que pudiesen reconocer. La niebla se levantó lentamente, y se dio cuenta de que estaba flotando en las turbias aguas de un inmenso lago, o río, o mar, tan quieto que parecía congelado, estancado, muerto. La negritud del agua era tal que ni siquiera era capaz de ver su propio cuerpo bajo la cenagosa superficie. Su vista se esforzó por alcanzar a ver lo que se escondía detrás del telón oscuro de la sucia niebla, ¿era de día?, ¿era de noche?, pero todo lo que esta le devolvió fue su lento y ocioso ondular, tan solo un reflejo de su propia y abrumadora soledad...

Una voz. Una voz de hombre que lo llamaba a gritos ininteligibles, seguida de otra más aguda, femenina, arrancándolo de la oscuridad. No podía ver nada, pero de alguna manera sintió que se hallaba en una negrura diferente, menos profunda.

Un frío lo envolvió. Abrió la boca para gritar, pero no oyó nada. En mitad de la oscuridad vio una inmensa moneda de cobalto, tan grande como el mismo sol, girando y acercándose hasta golpear su rostro. Un aturdimiento ofuscó sus sentidos, y supo que estaba volviendo allí.

No quería volver...

Podía sentir su triste y fría soledad, su triste y fría insignificancia, chapoteando en medio del agua profunda, oscura y eterna. Supo que solo existía por un desgraciado capricho del destino. Mirar las tintosas aguas era como mirar el cruel rostro del infinito, la nada más absoluta. Incluso la bruma burlona sintió lástima, ¿o quizá era desprecio?, y se apartó con lentitud y tristeza. Lloró, temblando de frío y agitándose en el barro. Y entonces, lejos, entre la niebla asfixiante, pudo vislumbrarla. De proporciones tan absurdas como el universo, tan ciclópeas y abismales como el cosmos, allí se alzaban las formas imperecederas e inexplicables de una ciudad. Supo que siempre había estado allí. Le dolía la cabeza al tratar de comprender algo tan inmenso como era la eternidad. Se parecía a la gigantesca y torcida manifestación de la idea que siempre había tenido de las ciudades precristianas que aparecían en los escritos de la humanidad, pero era una construcción triste, solitaria y muerta. Millones de inmensas hebras cristalinas, como de tela de araña, la atravesaban y surgían por todas partes, hiriéndola, profanándola y contaminándola como larvas en una herida infectada y pustulenta. Antes de que la visión le contagiase su pena y el horror de contemplar aquello con su pobre mente mortal, la niebla volvió, ocultándolo todo, dejándolo todo en la más absoluta oscuridad. Y en la más absoluta oscuridad se sintió a salvo.

Pero no lo estaba. Pudo notar que algo se movía a su lado en el agua apestosa. Algo frío, antiguo y cruel. No se movió, esperando que el ser bajo las aguas se compadeciese de su desdicha. Pero sabía que la fuerza de ese anhelo era precisamente lo que lo atraería. Cuando el miedo se volvió demasiado insoportable, empezó a chapotear miserablemente en su desesperación, luchando con todas sus fuerzas por huir. Sintió un terror primario y visceral cuando notó cómo algo vicioso y despiadado apresaba sus dos piernas con una fuerza cuyo origen estaba más allá de toda comprensión y de la que era imposible escapar. Con una decisión inmisericorde, el ser tiró hacia abajo, hacia las profundidades blasfemas e ignotas del lago muerto. Sabía que era inútil debatirse, pero el horror era absoluto e inenarrable. Y allí, en el hirviente centro de su universo inmundo, había llamas. Un furioso incendio que rodeaba y engullía  un rostro brutal, perverso y odioso más allá de lo imaginable. Gritó. Gritó en la soledad de su alma mientras aquella cosa con demasiadas extremidades y la aborrecible cara de su padre reía con una locura ciega, llevándoselo a las fauces y devorándolo. Su cuerpo crujió cuando fue despedazado y sus huesos se rompieron uno a uno. Ahora era su alma la que ardía.

Cathbad despertó con un espasmo violento, y el gemido apenas audible bajo el rugido del motor se convirtió en un grito ahogado y patético que murió repentinamente. Había estado entrando y saliendo de la inconsciencia durante todo el trayecto, y aún tardó unos momentos en darse cuenta de dónde estaba. Se llevó una mano ensangrentada al rostro, cubriendo sus ojos llenos de lágrimas. Estaba mareado, cansado y entumecido, y le dolía hasta tragar, pero tenía que aguantar. En cuanto estuviesen a salvo, y si aún le quedaban fuerzas, podría realizar un ritual para sanar el cuerpo y restablecer las energías de todos sus amigos heridos.

Amigos. Era extraño cómo le había venido aquella palabra a la mente al pensar en los otros Despertados. Quizá su maltrecho estado lo estuviese ablandando.

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25/05/2018, 13:01
Ethan Miller

Cuando el último de los Despertados hubo entrado en la furgoneta, ésta se puso en marcha con un acelerón que estuvo a punto de derribar a todos los que no estaban ya tendidos en el suelo. Ethan no estaba seguro de si sus misteriosos salvadores eran conscientes de quiénes los perseguían, pero si lo sabían su forma de conducir estaba plenamente justificada. Al fin y al cabo, incluso los esfuerzos de Thomas sólo habían aplazado un enfrentamiento que, aparentemente, no podría evitarse eternamente. La mera idea de verse obligado a combatir a aquellas pesadillas vivientes hizo que un escalofrío de miedo recorriera su cuerpo.

Pero no era el momento de pensar en eso. Todos habían logrado llegar, pero sus heridas eran graves, las fuerzas comenzaban a esfumarse, y Cathbad parecía estar prácticamente inconsciente. Segundo a segundo, el suelo de la furgoneta seguía cubriéndose de la sangre mezclada de todos ellos, sin que pudiera asegurarse a quién pertenecía cada gota. Tan sólo Norna había resultado ilesa, por obra del poder de los Tecnócratas que pretendían a la chica para ellos.

Sin perder tiempo, y tratando de evitar que el constante bamboleo del vehículo lo distrajera, Ethan mojó su dedo en la sangre que empapaba el suelo y dibujó sobre su brazo unos rápidos símbolos oghámicos. A estas alturas, le importaba bien poco la opinión que Claudia pudiera tener de él. Aunque creía –o más bien esperaba- que ella también fuese una Despertada. Después, extendió su mano sobre cada uno de sus compañeros, mientras el colgante de su cuello dejaba escapar una chispa de luz verdosa. Tal vez su poder no fuera lo bastante fuerte aún como para sanarlos, pero al menos se aseguraría del alcance de sus heridas y trataría de evitar que se desangraran. Esperaba que sus parcos conocimientos de primeros auxilios fueran suficientes.

Cuando terminó de examinarlos, se despojó de su también ensangrentada camiseta y la desgarró en forma de tiras, repartiéndola a los demás junto a algunas instrucciones para que presionaran sus heridas. De Cathbad, que no parecía ser capaz de escucharle, se ocupó él mismo. El rostro del hombre estaba congestionado, como si el dolor hubiera desatado algo más en su psique, e Ethan no puedo evitar preguntarse qué era lo que podía atormentar a alguien como su compañero.

Cuando Claudia presentó a sus compañeros y a ella misma, Ethan dudó un momento. Demasiada gente comenzaba a conocerlos, y el riesgo de no poder recuperar una vida normal era cada vez más grande. Pero esa chica acababa de salvarlos. Se lo debía.

-Ethan. –Contestó mientras continuaba atendiendo las heridas de Cathbad. –No sé cómo nos habéis encontrado, pero os debemos una bastante grande. El sitio al que vamos… ¿tendréis allí a algún médico, verdad?

De pronto, con un gemido ahogado, Cathbad abrió los ojos, como si su consciencia emergiera de una oscura laguna para tratar de coger aire. El mago más joven retrocedió un poco para darle algo de espacio. No estaba nada seguro de en qué estado estaría.

-Aguanta, Cathbad, no queda mucho. –Dijo tratando de transmitir tranquilidad.

- Tiradas (2)

Motivo: Vida 1: diagnóstico de las heridas

Dificultad: 3

Tirada (3 dados): 8, 6, 3

Éxitos: 3

Motivo: Primeros auxilios (int+med)

Dificultad: 6

Tirada (5 dados): 1, 8, 9, 10, 5

Éxitos: 2

Notas de juego

Con la emoción de seguir se me había olvidado que a lo mejor hasta tengo que hacer tiradas para lo que he declarado xD

Queda un poco a discreción de nuestra querida master el alcance de lo que pueden hacer mis primeros auxilios.

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26/05/2018, 12:01
Thomas Heng

Con la furgoneta del Equipo A arrancando como alma que llevaba el diablo, o almas perseguidas por el diablo más bien, Thomas recordó que lo habían herido. Soltó un gemido de dolor bastante sonoro, despertado de su idilio con la adrenalina, mientras trataba de focalizar mejor el rostro de su salvadora. No estaba sola, había dos más, ¿de dónde narices habían salido? ¿Y por qué culparlos? No sabía qué tamaño tenía San Francisco, pero si no había saltado por los aires la mitad de la ciudad con la irrupción de los Merodeadores, seguramente toda la comunidad de magos de la zona se había enterado de que las cosas se habían torcido muy deprisa. Y todo, absolutamente todo, se reducía a una sola cuestión en la cabeza de Thomas.

Necesito fumar algo —con las manos temblorosas, echó mano de una oxidada pitillera de la chaqueta y sacar una suerte de cigarro de liar de sospechoso contenido.

Al encenderlo, la sospecha de confirmó. El cigarrillo iba cargado, marihuana, y su olor empezó a envolver al cuentasueños mientras le atrapaba una anhelada y necesaria calma. Hasta ese momento Thomas no había sido consciente del peligro que suponía todo aquello, echó una mirada vidriosa a Norna y maldijo su estampa y la de la pobre muchacha. Estaba algo ausente de los intentos de Ethan por atender a Cathbad, pero calada tras calada todo iba quedando lejano, relajado.

Cuanto necesitaba esto.. en serio.. —asintió a Claudia en señal de agradecimiento —. Gracias.

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28/05/2018, 20:53
Max Bennett.

- Claudia eh... - Comentó Max con una sonrisa en los labios. Sonrisa que se truncó en mueca de dolor con el siguiente bandazo de la furgoneta.

- Esto... recuérdame que luego te invite a algo por salvarnos el culo. Tienes un nombre precioso por cierto... - Dijo volviendo a tratar de sonreír. Levantó la mirada hacia la pelirroja y notó una punzada de dolor en uno de los puntos donde las balas le habían impactado.

- Ufff... no... ¿no tendrás algo de alcohol por ahí, verdad? Me vendría de perlas un trago ahora mismo... - Comentó esperanzado. Sí, por favor Dios... ojalá tuvieran algo, aunque fuera una miserable birra.

Entonces se dio cuenta de algo. Su mirada se había vuelto borrosa y por un segundo pensó que las heridas eran peor de lo que imaginaba. Entonces lo olió. Giró el rostro y se topó con el de Thomas.

Ohhh sí. Por fin algo bueno. Acercó un poco la cara e inspiró hondo el humo que escapaba de los pulmones del gigantón. Miró a los demás y no tuvo que fingir su sorpresa por que le miraran como le miraron. Si es que le habían mirado raro tal y como a él le había parecido. Quizá todo fuera producto de su imaginación.

- ¿Qué...? - Preguntó. - Estamos rellenos de plomo y es lo más parecido a anestesia que hay por aquí... - Explicó. No hacía falta ser un cerebrito para entenderlo.

Dio un codazo super suave a Thomas, sólo para llamar su atención. - ¿Me darías una calada, amigo? - Preguntó con el tono más conciliador que pudo.

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29/05/2018, 14:26
Steeve Hope

- Realmente existe un sitio seguro en esta ciudad?- murmuró incrédulo ante las palabras de la pelirroja. Desde que había llegado a San Francisco estaba atrapado en una sucesión de eventos encadenados que llegaban a límite de deformar la realidad y todos ellos parecían tener en común a Norma y, por el mismo precio, a la muerte de todos los despertados que se le acercasen. Steeve no descartaba que Claudia, Mike y Kayla también perteneciesen al grupo de magos desafortunados que entraron en la enloquecedora rueda del destino. 

Estuvo mas atento de lo que sucedía fuera, observando desde la ventanilla si algún motociclista los seguía de cerca, o incluso si uno de los misteriosos autos de negro los perseguía. No soltó su arma en ningún momento, tenía que estar preparado por si alguno de esos bandos aparecía. Al menos esta vez no tuvimos ningún hombre araña. De repente la respiración de Steeve se detuvo en seco y sus ojos se abrieron de par en par, clavados en la misteriosa chica amigable. Ahora estaban dentro de una camioneta con tres desconocidos muy amables que juraban protegerlos por puro altruismo, casi tan seguros como podrían estarlo dentro de una Catedral con un sacerdote comprensivo que insistía en que se quedasen junto a él... y si todos estos son seguidores de Cob?.

Se volteo hacia sus compañeros para compartir su sospecha, y al hacerlo se dio cuenta que Ethan estaba tratando las heridas de bala de Cathbad, quien estaba casi inconsciente, mientras que Thomas y Max compartían un cigarro, y a juzgar por el olor del humo ambos estaban a medio camino de un viaje a otra dimensión. Dejó a un lado el infructuoso impulso de sociabilizar con los otros despiertos y se concentró en los tres desconocidos que iban adelante. Tres personas, una conducía, el doble las acompañaba, la que estaba en el centro geométrico les hablaba... Steeve comenzaba a hacer cálculos precisos que desentrañaran la verdad mientras sus sentidos intentaban penetrar la barrera de lo material para percibir qué escondían esas mentes. - Claudia, porqué mejor no nos llevas a un hospital, tenemos heridos graves y no tienen porqué tomarse tantas molestias por nosotros - le dijo a la joven que los había rescatado, estudiando su reacción. 

- Tiradas (3)

Tirada oculta

Motivo: Percepción (atento) + Consciencia (no se si aplican las ventajas de sentidos agudizados) (Especialidad)

Dificultad: 6

Tirada (6 dados): 6, 9, 5, 8, 5, 3

Éxitos: 3

Tirada oculta

Motivo: Percepción (atento) + Alerta (aplico las ventajas de sentidos agudizados) (Especialidad)

Dificultad: 4

Tirada (6 dados): 1, 10, 10, 2, 6, 2

Dados repetidos: 10, 7

Éxitos: 4

Motivo: Arete ( Dif: mente 1 + 3 - foco 1 = 3)

Dificultad: 3

Tirada (3 dados): 7, 5, 5

Éxitos: 3

Notas de juego

Steeve esta medio paranoico, y quiere descartar que estos tres no sean lobos vestidos de corderos. Va a usar un efecto de mente 1 (foco: ecuaciones), con tiradas ocultas de Percepción+Consciencia / Percepción+ alerta (no tengo claro cual sería más adecuado) para ver si son una amenaza para ellos. 

 

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20/06/2018, 23:49
Claudia Winters

No deberíais ir ahora al hospital. No en vuestro estado...-indicó, mientras observaba a Cathbad, preocupada- Os han disparado...-vio cómo el hombre despertaba, con un respingo, aturdido- Tranquilo... Tranquilo... Vamos a ayudarte. -dijo, ante la atenta mirada de una asustada Norna.

Os vamos a llevar a nuestra capilla. Mis compañeros pueden ayudaros. -indicó- Y el maestro Neelam quiere hablar con vosotros. Dice que soñó que vendríais. -añadió, un tanto apresurada, mirando alrededor, como si evaluase los daños- Los hombres de negro son dueños del hospital general, y controlan el tráfico de pacientes entre unas clínicas y otras. -explicó- Si entráseis dentro del sistema nacional de salud, sería cuestión de minutos el que esos tipos se personasen en vuestro box de urgencias.-apuntó, con tono grave- Llegaremos en seguida. - aseguró, conciliadora.

No tenéis que darme las gracias. Es cosa del Destino, o del maestro Neelam. Como queráis considerar. -dijo, fijándose en cómo Thomas encendía un cigarro de la alegría sin que aquello pareciese molestarla, dedicándole una leve sonrisa al cuentasueños. 

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20/06/2018, 23:58
Destino

Steeve es capaz de sentir tres cosas certeras en este instante: la primera, es que la mente de la mujer con la que habla tiene unas características normales. La segunda, es que su presencia emana esa sensación familiar que emana un Despertado, cuando su presencia se vuelve manifiesta. Y la última y más importante, que no posee malas intenciones. Su ofrecimiento parece genuino.