Partida Rol por web

El telar del destino (Parte 1)

5. Entra en la batalla.

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07/04/2018, 20:37
Hombre de negro

El tiempo parecía detenerse, dilatarse, al mismo tiempo que hombre de negro que había dado aquella primera amenaza realizaba un gesto rápido, llevando un dispositivo electrónico de muñeca que parecía un smartwatch de pulsera, de un modelo quizá sospechosamente avanzado. 

Activar protocolo alfa trescientos cincuenta y siete sobre sujeto a recuperar. -verbalizó, fijando quizá, a través de sus gafas oscuras, la mirada sobre los cuatro hombres que aguardaban, en medio del desafío, la preocupación y en cierta forma, el temor a lo incierto, en la entrada de aquella casa victoriana de Haight-Ashbury.

Y tras realizar una señal con la misma mano, sin haber dejado aún de apuntar al grupo con su pistola, dos de los hombres prácticamente idénticos que lo acompañaban apuntaban con sendas armas provistas de silenciadores hacia los hombres, que en pie, a penas tenían tiempo de observar el fogonazo de la ignición que propulsaba las primeras balas para percatarse de que una ráfaga de disparos caía a plomo sobre cada uno de ellos, perforando inevitablemente su carne, salpicando de sangre la inmaculada puerta blanca de estilo gótico que daba paso al hogar de los Weaver. O lo que podía quedar de aquella casa que pudiese ser considerado hogar.

Un tercero sacaba de su bolsillo un bastón extensible, que tras desplegarse cobraba un brillo acerado y eléctrico, mientras el grupo era acribillado, quedando a la espera, en medio de aquella ráfaga silenciosa que parecía no tener final, y que traía consigo la angustia de la incertidumbre. 

Las bocas humeantes de sendas armas de fuego terminaron de escupir los últimos restos de la munición endiablada que las cargaba, cayendo al mismo tiempo al suelo, desechadas tras su determinado uso, y la confrontación, ya un hecho, estaba a punto de volverse cercana. Pero antes de que la lucha pudiese desdibujar sus siguientes compases... 

- Tiradas (5)

Tirada oculta

Motivo: Des+Armas 1

Dificultad: 7

Tirada (6 dados): 6, 8, 2, 5, 1, 10

Éxitos: 1

Tirada oculta

Motivo: Des+Armas 2

Dificultad: 7

Tirada (6 dados): 7, 4, 4, 3, 9, 6

Éxitos: 2

Tirada oculta

Motivo: Daño 1

Dificultad: 6

Tirada (14 dados): 7, 6, 9, 9, 7, 2, 9, 8, 2, 6, 1, 4, 10, 10

Éxitos: 9

Tirada oculta

Motivo: Daño 2

Dificultad: 6

Tirada (15 dados): 4, 2, 9, 9, 2, 8, 7, 4, 2, 4, 2, 9, 7, 9, 7

Éxitos: 8

Tirada oculta

Motivo: Arete

Dificultad: 4

Tirada (4 dados): 8, 10, 6, 7

Éxitos: 4

Notas de juego

Cada uno de los agentes que disparan ha realizado una ráfaga con una ametralladora pequeña con silenciador. En total han sacado 17 daños que se dividen entre los objetivos probables, redondeando, serían 4 dados de daño letal para cada uno.

 

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08/04/2018, 00:16
Destino

... El suelo comenzó a temblar. 

La Tierra pareció gritar, emitir un quejido ensordecedor, a través del crujido de las vigas de cada casa, y del restañar de cada cable de electricidad que sometido a su máxima tensión oscilaba y silbaba en el aire, emitiendo destellos eléctricos que iluminaban la calle que bajo el cielo plomizo de la próxima tormenta lucía gris y apagada. 

La propia casa de los Weaver comenzó a vibrar como una hoja, al mismo tiempo que los edificios colindantes se inclinaban ligeramente hacia un lado, y luego hacia el otro y una grieta se abría en medio de la carretera que separaba ambos lados de la calle, mientras la gente comenzaba a salir masivamente de sus casas, buscando un lugar seguro, dejando atrás la estela de desorden y muebles y cristales rotos que parecía perseguirlos en sus hogares. 

Los vecinos se topaban, temerosos, con aquella escena protagonizada por los hombres de negro, y por aquellos Despertados que osaban desafiar a la propia Realidad. Los gritos se sucedieron mientras cada núcleo familiar se apiñaba, tratando de encontrar equilibrio en medio de aquel violento sismo, acabando la mayoría encontrando asiento sobre la acera o el asfalto, lejos de la grieta. 

La Tierra tembló, durante quizá un minuto entero. Un minuto en el que llovían los cascotes y aquellos cables que acabaron por desprenderse de su correspondiente poste se convirtieron en una trampa letal para quien osase acercarse. Un minuto en el que acabaron por escucharse algunas explosiones, fruto de los escapes de gas que tuvieron lugar durante aquel temblor, que finalmente acababa por llevarse consigo la estabilidad de algunas estructuras, provocando que la torre de una antigua casa se desplomase tras emitir un fuerte estruendo, dejando tras de si una estela de polvo que se alzaba hacia lo alto, ascendiendo a medida que aquella agitación terrena parecía serenarse, sucediéndose entonces el silencio. 

Un silencio tenso, un silencio en el que el aire pareció volverse denso, en el que el Tapiz pareció retorcerse durante un instante en el que un intenso zumbido se instaló en la parte trasera de la cabeza de cada uno de los Despertados que allí se congregaban, provocando un gesto de dolor tanto en unos, como en otros, incluyendo a la propia Norna, que dibujando una expresión de clara molestia, abría los ojos, mirando alrededor, aturdida, confundida, y aparentemente sana y a salvo. 

Un silencio, similar al que había invadido el cruce entre Taylor y California tras aquel desgraciado cúmulo de casualidades al que bien se podía haber llamado azar o símplemente, Destino. Un silencio sólo roto por el sonido de los motores a ralentí que venían de ninguna parte. Y que de ninguna parte, traían consigo la estela y la imagen misma del Caos. 

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08/04/2018, 00:42
Destino

Notas de juego

Situación: Los hombres de negro están a un lado de la acera, y dos de ellos tras acabar con su munición en una ráfaga han tirado las armas al suelo. Un tercero se encontraba apuntando con una pistola hacia los magos de las tradiciones, y un cuarto había sacado un bastón extensible que tenía un brillo eléctrico. 

Tras el terremoto, los cuatro han caído. Y en medio de la confusión, sin que nadie sepa muy bien de dónde han salido, han aparecido los merodeadores que ya aparecieron en el cruce de Taylor y California sorteando la grieta que hay en medio de la carretera. 

Orden de iniciativas

1. Tecnócratas 16

2. Max 15

3. Ethan 14

4. Tecnócrata jefe 13

5. Thomas 12

6. Steeve 9

7. Cathbad 9

Todos, menos Steeve, reciben 4 puntos de daño letal, y deben tirar Destreza+Atletismo o Destreza+Esquivar a dificultad 7 para no sufrir daños por caída o por lluvia de cascotes o por electricidad durante el terremoto. Steeve, que aún estaba dentro de la casa, verá interrumpida su concentración y su efecto, y tirará a dificultad 8. Se trata de daño contundente, así que en caso de que se falle, se puede hacer una tirada de Resistencia. 

También necesitaré una tirada de Percepción+Alerta, y de Fuerza de Voluntad. Además, quien tenga, puede tirar Areté por Espíritu 1 de manera gratuita, durante este turno. 

A parte de estas tiradas que pido y permito, se puede hacer acción de movimiento y acción estándar de combate, defensa o efecto. Sólo se puede realizar un efecto por turno y para realizar varias acciones habrá que dividir reservas. Si se realiza un efecto no se puede acometer ninguna otra acción (a menos que el efecto sea en si mismo para poder realizar varias acciones). 

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08/04/2018, 09:09
Ethan Miller
Sólo para el director
- Tiradas (5)

Motivo: Vida 2: self healing

Dificultad: 4

Tirada (3 dados): 1, 8, 3

Éxitos: 0 Fallo

Motivo: Destreza+esquivar

Dificultad: 6

Tirada (1 dados): 9

Éxitos: 1

Motivo: Percepción + Alerta

Dificultad: 6

Tirada (3 dados): 9, 10, 7

Éxitos: 3

Motivo: Fuerza Voluntad

Dificultad: 6

Tirada (7 dados): 1, 7, 9, 6, 6, 8, 9

Éxitos: 5

Motivo: Espíritu 1

Dificultad: 3

Tirada (3 dados): 1, 7, 1

Éxitos: -1 Fallo

Notas de juego

Manda huevos que pifio la de curar y esquivo con un dado... Espero a resolución para narrar?

En cualquier caso, hago las tiradas ya con el -2 por heridas. Fuerza de voluntad se tira sin penalización, es como Arete... No?

Definitivamente Ethan no sabe hacer magia...

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08/04/2018, 12:03
Max Bennett.
Sólo para el director

¿Por qué? Aquella pregunta surgió en la mente de Max en el mismo momento en que vio el primer fogonazo. ¿Por qué había tardado él tanto en reaccionar? En cuanto vio un arma apuntándoles debía de haber recordado las lecciones de su maestro: Alterar la dirección de la energía cinética, alterar la dirección de la energía cinética, alterar la dirección de la energía cinética...

Robert siempre había sido muy técnico con él. Aunque para la explicación simple no había hecho falta mucho más: desviar las balas. ¿Por qué no lo había recordado? ¿Por qué no había usado aquel truco?

Ahora, el amargo sabor de la sangre en su boca le recordaba aquel breve e intenso entrenamiento. Se miró el pecho, parecía indemne. En cambio una de las balas le había rozado en el brazo y otra le había impactado en pleno estómago. Tenía la mano sujetándose la herida, y el líquido de la vida resbalaba profusamente y se le escapaba de entre los dedos. Hizo un rápido cálculo mental y decidió que no estaba en peligro de muerte. Pero esa herida le iba a doler mucho tiempo. Tardaría en recuperarse.

Entonces, para colmo de males, todo tembló. Max se tambaleó y se apoyó con la mano libre en la pared. Cuando todo se detuvo levantó la mirada. Algunos cristales de las ventanas rotas, de cuadros del interior de la casa, o vete tú a saber de dónde también habían salido disparados y se habían incrustado en el otro brazo de Max. La verdad es que estaba hecho un guiñapo.

Y para colmo de males, el suspiro por ver a todos los hombres de negro caídos al otro lado de la enorme grieta murió en sus labios. La visión de los merodeadores le recordó la situación surrealista vivida en la Iglesia hacía unas horas... días o el tiempo que fuera. Ya ni siquiera estaba seguro de eso. Joder.

- ¡Corred! - Gritó sin dirigirse a ninguno de sus compañeros en concreto. O a Norna. En ese momento, hizo lo único que se le ocurrió, sin pensar. Sacó su revólver y, lamentando tener que malgastar otra bala, disparó hacia el tecnócrata que, caído en el suelo, todavía sujetaba una pistola. Si volvían a dispararles podían acabar con todos ellos, y Max no estaba dispuesto a permitirlo.

El tipo estaba casi tumbado en el suelo... era un blanco fácil... pero en el último instante la visión de Max se nubló, seguramente por la pérdida de sangre. El pulso le tembló levemente, y la bala falló su objetivo por poco. Pero falló.

Mierda. Pensó el recién Despertado.

- Tiradas (6)

Motivo: Destreza + Atletismo

Dificultad: 7

Tirada (4 dados): 8, 1, 4, 6

Éxitos: 0 Fallo

Motivo: No sé cuántos daños son pero tiro Resistencia

Dificultad: 6

Tirada (3 dados): 6, 1, 9

Éxitos: 1

Motivo: Percepcion + Alerta

Dificultad: 6

Tirada (4 dados): 10, 10, 6, 5

Éxitos: 3

Motivo: Fuerza de Voluntad

Dificultad: 6

Tirada (10 dados): 7, 2, 3, 8, 7, 9, 2, 8, 9, 8

Éxitos: 7

Motivo: Areté (mejorar la energía cinética de la bala)

Dificultad: 5

Tirada (2 dados): 4, 3

Éxitos: 0 Fallo

Motivo: Disparo a tecnócrata que empuña una pistola

Dificultad: 6

Tirada (2 dados): 2, 5

Éxitos: 0 Fallo

Notas de juego

- He puesto dificultad 6 en las tiradas en que no especificabas la dificultad. No he visto en la escena de reglas si hay una dificultad por defecto, pero varíala obviamente a la dificultad necesaria.

- He intentado usar mi magia para mejorar la energía cinética de la bala y hacer más daño: he fallado.

- He intentado disparar al tecnócrata que todavía mantenía un arma a distancia (Un tercero se encontraba apuntando con una pistola hacia los magos de las tradiciones). He aplicado un penalizador de 2 dados a la tirada por estar herido. Vuelvo a fallar.

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08/04/2018, 19:35
Destino

Notas de juego

No pifias, fallas. Siempre que haya un éxito, no se pifia. En cualquier caso, estoy viendo si lo de las tiradas afecta a Areté o no. Por lo pronto, narra con normalidad, teniendo en cuenta que lo que intentas no sale. 

Con el éxito en esquivar no recibes daños, sólo con sacar éxito marginal valía. 

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09/04/2018, 01:47
Cathbad

La mente de Cathbad se quedó en blanco cuando las balas empezaron a volar. No fue más que un instante de luz y dolor cegadores. Reconoció ambas cosas, especialmente el dolor. Estaba acostumbrado a él, a su mordedura súbita, inesperada y lacerante. La sensación del metal desgarrando su carne y rebotando contra sus huesos envió algo parecido a un latigazo eléctrico a su espina dorsal, atormentándolo, rompiendo su cuerpo como si fuese de papel, pero dando al mismo tiempo una repentina sacudida a su consciencia que lo despertaba, que, extrañamente, resultaba vigorizante. Y es que el dolor era el único testimonio de que todavía seguía vivo.

Cuando al fin fue capaz de reaccionar, el hombre se echó a un lado, saliendo de la trayectoria de la ráfaga y estrellándose de espaldas contra la pared que quedaba a su izquierda, con una fuerza que arrancó el aire de sus pulmones. Cathbad permaneció entonces inmóvil, cubierto por la escasa protección que ofrecía el marco de la puerta y la sección de pared inmediatamente adyacente. Su garganta emitió un gruñido de enojo cuando sintió que la vista se le nublaba. Con un gesto casi despectivo, escupió un esputo sanguinolento a un lado. Ni siquiera prestó atención al charco de sangre oscura y brillante que se estaba formando lentamente justo debajo de su zapato derecho. No le hacía falta para saber que había resultado herido de gravedad, la clase de heridas de las que, con suerte, alguien solo podía recuperarse gracias a las atenciones médicas adecuadas. Pero ahora no tenían tiempo para aquello. Una punzada terrible en la pierna y en el costado le indicaban con precisión los lugares en los que había sido alcanzado.

«Qué frágiles sois», le dijo la voz de su cabeza, que casi parecía ajena a la suya propia.

Apenas había tenido tiempo de recuperarse cuando ocurrió. Un temblor de tierra que parecía querer derrumbar la casa de los Weaver con una furia indiferente. El terremoto se prolongó durante lo que pareció una eternidad, arrojando cascotes y escombros por doquier. Tambaleándose a causa de la violencia del temblor, el brujo se vio obligado a cambiar de posición a lo largo de la pared para evitar ser aplastado. Algo estaba sucediendo, podía sentirlo, y no se trataba de un terremoto fortuito. En sus circunstancias, estaba convencido de que nada de lo que pudiese ocurrir sería una casualidad. Y no se equivocaba. Al estrépito del temblor, que había derribado a los hombres de negro que les habían disparado, le siguió un silencio ominoso, espeso, antinatural, que Cathbad recordaba bien: era idéntico al que se produjo el pasado día en el cruce  entre las calles Taylor y California justo antes de su llegada. Un temor visceral subió desde sus entrañas cuando oyó el rugido de los motores de unas motocicletas espectrales.

Estaban allí.

Respirando con dificultad, Cathbad se enderezó y se dirigió nuevamente a la puerta, cojeando trabajosamente. Apoyándose en el marco de madera destrozada, echó un vistazo al exterior. Un frío estremecimiento lo sacudió cuando vio las figuras irreales, imposibles, que se habían manifestado en el aire. Pero esta vez era diferente; sabían que Norna estaba con ellos. Y los Merodeadores no les harían ninguna advertencia antes de atacar.

No tenemos ninguna posibilidad —jadeó, tajante—. ¡Vámonos!

Haciendo acopio de toda su fortaleza interior, el brujo emprendió la huida, ignorando el atroz dolor y la debilidad de su cuerpo maltrecho que amenazaba con derrumbarse en cualquier momento. Luchar no era una opción.

- Tiradas (5)

Motivo: Destreza + Esquivar - 2

Dificultad: 7

Tirada (2 dados): 6, 7

Éxitos: 1

Motivo: Percepción + Alerta - 2

Dificultad: 6

Tirada (3 dados): 9, 6, 4

Éxitos: 2

Motivo: Fuerza de Voluntad

Dificultad: 6

Tirada (7 dados): 8, 1, 6, 8, 4, 7, 5

Éxitos: 3

Motivo: Areté (Espíritu 1)

Dificultad: 4

Tirada (3 dados): 3, 8, 9

Éxitos: 2

Motivo: Absorción (gabardina)

Dificultad: 6

Tirada (1 dados): 3

Éxitos: 0 Fallo

Notas de juego

Las tiradas de Percepción + Alerta y de Fuerza de Voluntad las he hecho contra dificultad 6, al no haber dado tú ninguna otra mayor o menor. La tirada de Areté para el efecto de Espíritu 1 la he hecho contra dificultad 4, porque asumo que será un efecto de percepción y por tanto Coincidente (dificultad = nivel de Esfera + 3).

Gasto 1 punto de Fuerza de Voluntad para ignorar mi penoso estado y correr todo lo lejos que me sea posible.

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12/04/2018, 15:04
Steeve Hope
Sólo para el director

La imagen retrocedía velozmente hasta que de repente se detuvo y se disolvió frente a sus ojos. Una ráfaga de disparos pudo escucharse con claridad y las implicaciones de aquello no eran alentadoras. Hora de irse, se dijo. Dio una última mirada al baúl con el cuerpo de la verdadera madre de Norna, ya no había nada que hacer con ella. Se volteó y sus ojos se cruzaron con los del hombre del retrato. El padre de la chica estaba allí, casi hubiese jurado que lo veía. Sin dudarlo se acercó a los libros y tomó el retrato Tú te vienes conmigo. Lo sostuvo con firmeza mientras que en la otra mano desenfundaba su arma y se lanzó a correr fuera de la habitación.

Notas de juego

Parte 1, mi acción es tomar el retrato y desenfundar, luego la de movimiento es salir corriendo de la sala. Haré otro post para sumarme al grupo.

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12/04/2018, 15:12
Steeve Hope
Sólo para el director

Cuando Steeve salió de la habitación pudo sentir la misma ominosa sensación que había sentido en la puerta de la Catedral. Esto va de mal en peor. Había escuchado los gritos de los otros despertados, la ráfaga de disparos, y ahora el sonido de las motocicletas. Todo se volvía a sacudir con una fuerza que deformaba la realidad. Aún ante la abrumadora sensación no se detuvo, continuó corriendo con su pistola en una mano y el objeto en la otra.

Comenzó a bajar las escaleras y de repente recordó que esos disparos tal vez hubiesen dado en el blanco - Están todos bien?- preguntó a destiempo, mientras trataba de ubicarse en la caótica situación que tenía enfrente. Cuando centró su atención en los hombres de negro sintió que su pie se salteó uno de los escalones, sus manos atinaron a tomarse de la baranda pero ambas estaban ocupadas. Los ojos de Steeve se abrieron de par en par mientras sentía su cuerpo deslizarse sin control.

 

- Tiradas (1)

Motivo: Des+atl

Dificultad: 6

Tirada (4 dados): 10, 1, 1, 1

Éxitos: -2 Fallo

Notas de juego

Pequeño porrazo me he dado... me salvé del disparo pero no de la caída XD (ahora estaremos parejos!)

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12/04/2018, 20:30
Max Bennett.
Sólo para el director

Notas de juego

No me deja editar mi anterior post... pero además de mi acción de disparar... con la acción de movimiento que permites... querría correr!! :) 

Hacia la izquierda por ejemplo, calle abajo como un loco, dejando a los tecnócratas al otro lado de la grieta, y si es posible a los Merodeadores todo lo lejos que se pueda.

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14/04/2018, 13:20
Thomas Heng
- Tiradas (5)

Motivo: Destreza+Atletismo

Dificultad: 7

Tirada (4 dados): 3, 9, 4, 9

Éxitos: 2

Motivo: Percepción+Alerta

Dificultad: 6

Tirada (5 dados): 9, 10, 9, 10, 9

Éxitos: 5

Motivo: FV

Dificultad: 6

Tirada (8 dados): 5, 4, 3, 1, 8, 1, 10, 8

Éxitos: 1

Motivo: Areté - Espíritu 1

Dificultad: 4

Tirada (3 dados): 7, 3, 8

Éxitos: 2

Motivo: Destreza + Atletismo (repetida, estoy Herido)

Dificultad: 7

Tirada (2 dados): 7, 9

Éxitos: 2

Notas de juego

Thomas echa cuerpo a tierra ante el fusilamiento masivo de los hombres negro soltando el dolor de las balas atravesando su cuerpo, soltando un grito de dolor y las manos sobre la cabeza. Rodaría en el suelo sintiendo la caída de cascotes del terremoto, aunque no es las mejores condiciones.

Gritaría: ¡Tenemos que salir de aquí!

Acciones: Buscaría si en la parte de atrás de la casa hay una salida. Se uniría al grupo para no salir solo. Si está en condiciones, que no creo, ayudaría a quien fuera.

Gasto: Un punto de FV para eliminar penalizadores y poder escapar en condiciones 7/8

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18/04/2018, 10:45
Ethan Miller
Sólo para el director

Los asesinos de la Tecnocracia estaban frente a la puerta, encarándose con los Magos de las Tradiciones que, en ese momento, eran lo único que se interponía entre ellos y el objetivo que buscaban.

Norna.

La situación había llegado a un punto de tensión casi insostenible. El mismo aire entre unos y otros parecía haberse solidificado, convirtiéndose en algo parecido a un vibrante cristal. Para Ethan, que observaba desde la parte baja de la escalera, no había forma de que algo así resistiera mucho tiempo. No podía hacerlo. Y no lo hizo.

El cristal estalló en pedazos. A una orden de su líder, y como si estuvieran gobernados por una única mente, dos de los hombres de traje apuntaron al grupo con sus armas, y apretaron el gatillo, haciendo que la boca de sus cañones vomitaran fuego.

Los ojos del joven Despertado se abrieron de par en par. Ethan jamás había sentido algo como eso. El miedo a la muerte, expuesto justo frente a él, desnudo y sin ambages. Cierto, había visto disparar a Steeve y a Max, y en la Catedral había visto cómo esos mismos hombres había abierto fuego contra ellos. Pero incluso en esos momentos su mente había podido engañarse pensando que él estaba en un segundo plano. Que ninguna de esas balas tenía su nombre en ella. Pero cuando las ametralladoras rugieron, todos los restos de ese engaño cayeron. Disparaban a matar. A él. A todos ellos.

Sus entrañas se revolvieron, y tal vez hubiera llegado a vomitar, pero una punzada de intenso dolor recorrió de pronto su cuerpo, sacudiéndolo por completo. El aire se escapó de sus pulmones cuando la bala atravesó su ropa y su piel, desgarrando y abrasando a su paso músculos y sangre. Impulsado por la violencia del impacto, se desplomó sobre la escalera junto a Norna, mientras sentía cómo una sensación húmeda y cálida se extendía por su piel. Sangre. Su Sangre.

El miedo y el dolor actuaron como catalizadores. Una parte de su mente le gritaba que debía huir, huir para curarse, dejar atrás a los asesinos. Caoighmin le había dicho que la Umbra era la ruta más segura para escapar de aquellos que concebían la magia sólo como tecnología. La mente de Ethan se replegó sobre sí misma, y como si estuviera en un sueño, creyó encontrarse dentro de sí mismo, frente al espejo que reflejaba la misma esencia de su Avatar. Como siempre, al otro lado se encontraba su reflejo, un reflejo que era él mismo, y que a la vez no lo era. Los ojos de su alter ego parecían juzgarlo.

¿Qué tipo de hombre vas a elegir ser? Parecía decir su mirada sin palabras. ¿Uno que escapa para vivir? ¿O uno que lucha por Ascender?

O tal vez no fuera el espejo quien lo decía. Tal vez fuera él mismo quien se obligaba a seguir adelante. Pero fue suficiente. No podía simplemente escapar. Tenía compañeros. Tenía alguien a quien proteger. Así que se obligó a regresar al dolor y al miedo, y su consciencia volvió a la escalera, junto a Norna y los demás. Los demás, que estaban tan heridos como él mismo.

Mientras respiraba espasmódicamente, su mano derecha trató de utilizar la sangre que empapaba su chaqueta para trazar una runa de vida. Sin embargo, no era capaz de concentrarse. Su espíritu estaba demasiado conmocionado, y sus vacilantes dedos no respondían a sus órdenes. En lugar del símbolo de curación, sus manos sólo lograron componer una borrosa mancha de sangre, tan desdibujada que fue incapaz de concentrar su magia sobre ella. Maldiciendo entre dientes, se obligó a sí mismo a levantarse. Sus brazos temblaban. Sus piernas temblaban. Y de pronto, la escalera empapada por la sangre derramada también comenzó a temblar, en un creciente terremoto que amenazaba con derruir la casa entera.

Trastabillando, casi a gatas, logró esquivar los restos de las vigas que comenzaban a desprenderse del techo, y arrastró a la aún inconsciente Norna hasta la entrada para evitar que resultara aplastada. Esperaba que alguno de los otros pudiera sacar también a la falsa señora Weaver, pero en su estado no podía cargar con ambas. Al salir, pudo ver la apocalíptica escena. Los Tecnócratas habían caído al suelo, un suelo que se había partido en mitad de la calle en una enorme grieta que dividía la carretera y que seguía agrandándose. La situación no parecía poder empeorar. Pero se equivocaba.

Y entonces, comenzó de nuevo. El sonido de los motores a ralentí de los avatares de la locura. El dolor que parecía surgir del interior de sus propios cerebros. En un agónico instante, la celosía tembló y se hizo pedazos mientras los Merodeadores se internaban de nuevo en el mundo real, como desafíos vivientes a la realidad consensuada. Eran el completo opuesto a la Tecnocracia, y sin embargo parecían compartir el mismo objetivo. Norna. La única pregunta que quedaba por aclarar era ¿por qué?

Fue entonces cuando la joven abrió de nuevo los ojos, aparentemente recuperada. Tal vez fuese simplemente casualidad, o tal vez la aparición de los Merodeadores la hubiera arrancado de su inconsciencia. Pero daba igual el motivo. Si ella podía moverse por sí misma, ahorrarían un tiempo precioso.

-Norna, tenemos que irnos de aquí ahora mismo. Luego te lo explicaremos. –Dijo Ethan mientras la ayudaba a levantarse. En la voz del joven se sentía la urgencia del momento. Se aseguró de que el resto de sus compañeros también lo escucharan. –Han venido a por ti, y están dispuestos a matar para conseguirte. No podemos ganar esta pelea, amigos, ¡hay que huir, ya!

Y mientras apretaba la herida para minimizar la hemorragia, instó a Norna a seguirle y comenzó a andar tan rápido como podía para alejarse del lugar. Su esperanza era que el combate se librara a sus espaldas, ajeno a ellos, para darles tiempo a escapar. Su mente funcionaba a toda velocidad, tratando de trazar una ruta de escape.

Notas de juego

Mi idea es buscar una ruta segura que nos aleje del lugar. Iba a tirar inteligencia más algo pero no estoy muy seguro de que algo tirar. Lo dejo en tus manos, master.

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21/04/2018, 11:16
Destino

¿Por qué? Aquella pregunta surgió en la mente de Max en el mismo momento en que vio el primer fogonazo. ¿Por qué había tardado él tanto en reaccionar? En cuanto vio un arma apuntándoles debía de haber recordado las lecciones de su maestro: Alterar la dirección de la energía cinética, alterar la dirección de la energía cinética, alterar la dirección de la energía cinética...

Robert siempre había sido muy técnico con él. Aunque para la explicación simple no había hecho falta mucho más: desviar las balas. ¿Por qué no lo había recordado? ¿Por qué no había usado aquel truco?

Ahora, el amargo sabor de la sangre en su boca le recordaba aquel breve e intenso entrenamiento. Se miró el pecho, parecía indemne. En cambio una de las balas le había rozado en el brazo y otra le había impactado en pleno estómago. Tenía la mano sujetándose la herida, y el líquido de la vida resbalaba profusamente y se le escapaba de entre los dedos. Hizo un rápido cálculo mental y decidió que no estaba en peligro de muerte. Pero esa herida le iba a doler mucho tiempo. Tardaría en recuperarse.

Entonces, para colmo de males, todo tembló. Max se tambaleó y se apoyó con la mano libre en la pared. Cuando todo se detuvo levantó la mirada. Algunos cristales de las ventanas rotas, de cuadros del interior de la casa, o vete tú a saber de dónde también habían salido disparados y se habían incrustado en el otro brazo de Max. La verdad es que estaba hecho un guiñapo.

Y para colmo de males, el suspiro por ver a todos los hombres de negro caídos al otro lado de la enorme grieta murió en sus labios. La visión de los merodeadores le recordó la situación surrealista vivida en la Iglesia hacía unas horas... días o el tiempo que fuera. Ya ni siquiera estaba seguro de eso. Joder.

- ¡Corred! - Gritó sin dirigirse a ninguno de sus compañeros en concreto. O a Norna. En ese momento, hizo lo único que se le ocurrió, sin pensar. Sacó su revólver y, lamentando tener que malgastar otra bala, disparó hacia el tecnócrata que, caído en el suelo, todavía sujetaba una pistola. Si volvían a dispararles podían acabar con todos ellos, y Max no estaba dispuesto a permitirlo.

El tipo estaba casi tumbado en el suelo... era un blanco fácil... pero en el último instante la visión de Max se nubló, seguramente por la pérdida de sangre. El pulso le tembló levemente, y la bala falló su objetivo por poco. Pero falló.

Mierda. Pensó el recién Despertado, mientras se preparaba para echar a correr


Los asesinos de la Tecnocracia estaban frente a la puerta, encarándose con los Magos de las Tradiciones que, en ese momento, eran lo único que se interponía entre ellos y el objetivo que buscaban.

Norna.

La situación había llegado a un punto de tensión casi insostenible. El mismo aire entre unos y otros parecía haberse solidificado, convirtiéndose en algo parecido a un vibrante cristal. Para Ethan, que observaba desde la parte baja de la escalera, no había forma de que algo así resistiera mucho tiempo. No podía hacerlo. Y no lo hizo.

El cristal estalló en pedazos. A una orden de su líder, y como si estuvieran gobernados por una única mente, dos de los hombres de traje apuntaron al grupo con sus armas, y apretaron el gatillo, haciendo que la boca de sus cañones vomitaran fuego.

Los ojos del joven Despertado se abrieron de par en par. Ethan jamás había sentido algo como eso. El miedo a la muerte, expuesto justo frente a él, desnudo y sin ambages. Cierto, había visto disparar a Steeve y a Max, y en la Catedral había visto cómo esos mismos hombres había abierto fuego contra ellos. Pero incluso en esos momentos su mente había podido engañarse pensando que él estaba en un segundo plano. Que ninguna de esas balas tenía su nombre en ella. Pero cuando las ametralladoras rugieron, todos los restos de ese engaño cayeron. Disparaban a matar. A él. A todos ellos.

Sus entrañas se revolvieron, y tal vez hubiera llegado a vomitar, pero una punzada de intenso dolor recorrió de pronto su cuerpo, sacudiéndolo por completo. El aire se escapó de sus pulmones cuando la bala atravesó su ropa y su piel, desgarrando y abrasando a su paso músculos y sangre. Impulsado por la violencia del impacto, se desplomó sobre la escalera junto a Norna, mientras sentía cómo una sensación húmeda y cálida se extendía por su piel. Sangre. Su Sangre.

El miedo y el dolor actuaron como catalizadores. Una parte de su mente le gritaba que debía huir, huir para curarse, dejar atrás a los asesinos. Caoighmin le había dicho que la Umbra era la ruta más segura para escapar de aquellos que concebían la magia sólo como tecnología. La mente de Ethan se replegó sobre sí misma, y como si estuviera en un sueño, creyó encontrarse dentro de sí mismo, frente al espejo que reflejaba la misma esencia de su Avatar. Como siempre, al otro lado se encontraba su reflejo, un reflejo que era él mismo, y que a la vez no lo era. Los ojos de su alter ego parecían juzgarlo.

¿Qué tipo de hombre vas a elegir ser? Parecía decir su mirada sin palabras. ¿Uno que escapa para vivir? ¿O uno que lucha por Ascender?

O tal vez no fuera el espejo quien lo decía. Tal vez fuera él mismo quien se obligaba a seguir adelante. Pero fue suficiente. No podía simplemente escapar. Tenía compañeros. Tenía alguien a quien proteger. Así que se obligó a regresar al dolor y al miedo, y su consciencia volvió a la escalera, junto a Norna y los demás. Los demás, que estaban tan heridos como él mismo.

Mientras respiraba espasmódicamente, su mano derecha trató de utilizar la sangre que empapaba su chaqueta para trazar una runa de vida. Sin embargo, no era capaz de concentrarse. Su espíritu estaba demasiado conmocionado, y sus vacilantes dedos no respondían a sus órdenes. En lugar del símbolo de curación, sus manos sólo lograron componer una borrosa mancha de sangre, tan desdibujada que fue incapaz de concentrar su magia sobre ella. Maldiciendo entre dientes, se obligó a sí mismo a levantarse. Sus brazos temblaban. Sus piernas temblaban. Y de pronto, la escalera empapada por la sangre derramada también comenzó a temblar, en un creciente terremoto que amenazaba con derruir la casa entera.

Trastabillando, casi a gatas, logró esquivar los restos de las vigas que comenzaban a desprenderse del techo, y arrastró a la aún inconsciente Norna hasta la entrada para evitar que resultara aplastada. Esperaba que alguno de los otros pudiera sacar también a la falsa señora Weaver, pero en su estado no podía cargar con ambas. Al salir, pudo ver la apocalíptica escena. Los Tecnócratas habían caído al suelo, un suelo que se había partido en mitad de la calle en una enorme grieta que dividía la carretera y que seguía agrandándose. La situación no parecía poder empeorar. Pero se equivocaba.

Y entonces, comenzó de nuevo. El sonido de los motores a ralentí de los avatares de la locura. El dolor que parecía surgir del interior de sus propios cerebros. En un agónico instante, la celosía tembló y se hizo pedazos mientras los Merodeadores se internaban de nuevo en el mundo real, como desafíos vivientes a la realidad consensuada. Eran el completo opuesto a la Tecnocracia, y sin embargo parecían compartir el mismo objetivo. Norna. La única pregunta que quedaba por aclarar era ¿por qué?

Fue entonces cuando la joven abrió de nuevo los ojos, aparentemente recuperada. Tal vez fuese simplemente casualidad, o tal vez la aparición de los Merodeadores la hubiera arrancado de su inconsciencia. Pero daba igual el motivo. Si ella podía moverse por sí misma, ahorrarían un tiempo precioso.

-Norna, tenemos que irnos de aquí ahora mismo. Luego te lo explicaremos. –Dijo Ethan mientras la ayudaba a levantarse. En la voz del joven se sentía la urgencia del momento. Se aseguró de que el resto de sus compañeros también lo escucharan. –Han venido a por ti, y están dispuestos a matar para conseguirte. No podemos ganar esta pelea, amigos, ¡hay que huir, ya!

Y mientras apretaba la herida para minimizar la hemorragia, instó a Norna a seguirle y comenzó a andar tan rápido como podía para alejarse del lugar. Su esperanza era que el combate se librara a sus espaldas, ajeno a ellos, para darles tiempo a escapar. Su mente funcionaba a toda velocidad, tratando de trazar una ruta de escape.


Thomas por su parte, trataba de echar cuerpo a tierra al percibir el barrido de fuego perpetrado por los hombres de negro, sin poder evitar que las balas también se ensañasen con él. Sangrando, rodó por el suelo, tratando de encontrar un sitio seguro, de evadir cascotes, vigas y cables en medio del terremoto que comenzó a cebarse con la tierra. 

- ¡Tenemos que salir de aquí!- gritó, en cuanto le fue posible, levantándose, dispuesto a acompañar al grupo, mientras echaba un vistazo a través de la puerta desgonzada al interior de la casa.


La mente de Cathbad se quedó en blanco cuando las balas empezaron a volar. No fue más que un instante de luz y dolor cegadores. Reconoció ambas cosas, especialmente el dolor. Estaba acostumbrado a él, a su mordedura súbita, inesperada y lacerante. La sensación del metal desgarrando su carne y rebotando contra sus huesos envió algo parecido a un latigazo eléctrico a su espina dorsal, atormentándolo, rompiendo su cuerpo como si fuese de papel, pero dando al mismo tiempo una repentina sacudida a su consciencia que lo despertaba, que, extrañamente, resultaba vigorizante. Y es que el dolor era el único testimonio de que todavía seguía vivo.

Cuando al fin fue capaz de reaccionar, el hombre se echó a un lado, saliendo de la trayectoria de la ráfaga y estrellándose de espaldas contra la pared que quedaba a su izquierda, con una fuerza que arrancó el aire de sus pulmones. Cathbad permaneció entonces inmóvil, cubierto por la escasa protección que ofrecía el marco de la puerta y la sección de pared inmediatamente adyacente. Su garganta emitió un gruñido de enojo cuando sintió que la vista se le nublaba. Con un gesto casi despectivo, escupió un esputo sanguinolento a un lado. Ni siquiera prestó atención al charco de sangre oscura y brillante que se estaba formando lentamente justo debajo de su zapato derecho. No le hacía falta para saber que había resultado herido de gravedad, la clase de heridas de las que, con suerte, alguien solo podía recuperarse gracias a las atenciones médicas adecuadas. Pero ahora no tenían tiempo para aquello. Una punzada terrible en la pierna y en el costado le indicaban con precisión los lugares en los que había sido alcanzado.

«Qué frágiles sois», le dijo la voz de su cabeza, que casi parecía ajena a la suya propia.

Apenas había tenido tiempo de recuperarse cuando ocurrió. Un temblor de tierra que parecía querer derrumbar la casa de los Weaver con una furia indiferente. El terremoto se prolongó durante lo que pareció una eternidad, arrojando cascotes y escombros por doquier. Tambaleándose a causa de la violencia del temblor, el brujo se vio obligado a cambiar de posición a lo largo de la pared para evitar ser aplastado. Algo estaba sucediendo, podía sentirlo, y no se trataba de un terremoto fortuito. En sus circunstancias, estaba convencido de que nada de lo que pudiese ocurrir sería una casualidad. Y no se equivocaba. Al estrépito del temblor, que había derribado a los hombres de negro que les habían disparado, le siguió un silencio ominoso, espeso, antinatural, que Cathbad recordaba bien: era idéntico al que se produjo el pasado día en el cruce  entre las calles Taylor y California justo antes de su llegada. Un temor visceral subió desde sus entrañas cuando oyó el rugido de los motores de unas motocicletas espectrales.

Estaban allí.

Respirando con dificultad, Cathbad se enderezó y se dirigió nuevamente a la puerta, cojeando trabajosamente. Apoyándose en el marco de madera destrozada, echó un vistazo al exterior. Un frío estremecimiento lo sacudió cuando vio las figuras irreales, imposibles, que se habían manifestado en el aire. Pero esta vez era diferente; sabían que Norna estaba con ellos. Y los Merodeadores no les harían ninguna advertencia antes de atacar.

No tenemos ninguna posibilidad —jadeó, tajante—. ¡Vámonos!

Haciendo acopio de toda su fortaleza interior, el brujo emprendió la huida, ignorando el atroz dolor y la debilidad de su cuerpo maltrecho que amenazaba con derrumbarse en cualquier momento. Luchar no era una opción.


Cuando Steeve salió de la habitación pudo sentir la misma ominosa sensación que había sentido en la puerta de la Catedral. Esto va de mal en peor. Había escuchado los gritos de los otros despertados, la ráfaga de disparos, y ahora el sonido de las motocicletas. Todo se volvía a sacudir con una fuerza que deformaba la realidad. Aún ante la abrumadora sensación no se detuvo, continuó corriendo con su pistola en una mano y el objeto en la otra.

Comenzó a bajar las escaleras y de repente recordó que esos disparos tal vez hubiesen dado en el blanco. Se apresuró, cometiendo la imprudencia de avanzar sin cuidado en medio del temblor que sacudía el suelo, y tropezando, rodó varios escalones abajo, aún aferrado al cuadro, levantándose, maltrecho, en el rellano, cuando el cuerpo y el terremoto se lo permitieron.

- ¿Están todos bien?- preguntó a destiempo, mientras trataba de ubicarse en la caótica situación que tenía enfrente. Cuando centró su atención en los hombres de negro sintió que su pie se salteó uno de los escalones, sus manos atinaron a tomarse de la baranda pero ambas estaban ocupadas. Los ojos de Steeve se abrieron de par en par mientras sentía su cuerpo deslizarse sin control.

- Tiradas (4)

Motivo: Daño Steeve

Tirada: 1d6

Resultado: 2

Motivo: Resistencia Steeve

Dificultad: 6

Tirada (2 dados): 8, 10

Éxitos: 2

Motivo: Daño Max

Tirada: 1d4

Resultado: 1

Motivo: Resistencia Max

Dificultad: 6

Tirada (3 dados): 7, 1, 7

Éxitos: 1

Notas de juego

Ethan y Max fallan en esquivar el daño del terremoto, el primero recibe 1d6 de daño por estar dentro de la casa, pudiendo ser golpeado por el mobiliario y los cuadros, y el segundo 1d4. En cualquier caso ambos resisten el daño, al ser este contundente, y no deben apuntarse ningún nivel más. 

Asumo que todos echan a correr en dirección contraria a la que se encuentran los tecnócratas y los merodeadores. 

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21/04/2018, 11:40
Norna Weaver

Norna miró alrededor, alarmada, aturdida, mareada. Observó con temor a los hombres de negro, y al Caos sobre ruedas. Posó brevemente la mirada sobre su hogar, y notó cómo le temblaban los labios, cómo se le humedecían los ojos, cómo el desconsuelo sí, el desasosiego que sentía en su pecho, se acrecentaba... Y cómo algo más... Algo desconocido para ella, rugía en sus adentros. ¿Era rabia lo que sentía? ¿Determinación? ¿Precísamente en aquel momento?

Durante un breve instante, su mirada, y la mirada del Caos y el Orden, parecieron entremezclarse. Durante un breve instante, nadie fue nadie, y cada Fuerza Universal pareció tomar forma, hacer de cada representante excelso su propio paladín, en una declaración jurada de eterna trifulca que bien podría haber helado la sangre y crispado cada vello. Un instante, que discurría, en lo que podría haber sido un parpadeo, como si jamás hubiera existido, dando paso de nuevo a la algarabía de motores, fuego, sangre y temor a la muerte sobre la que se había impuesto.

La joven finalmente asintió, ante las palabras de Ethan, y confirmando que se encontraba de una pieza, se puso en guardia, y echó a correr, junto a los hombres que la acompañaban.

- Tiradas (2)

Motivo: Iniciativa Merodeadores

Tirada: 1d20

Resultado: 9(+7)=16

Motivo: Iniciativa Norna

Tirada: 1d20

Resultado: 6(+7)=13

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21/04/2018, 11:55
Destino

Mientras tiembla la tierra, durante un instante, cierras los ojos, y puedes visualizar San Francisco, como la ciudad que es, más allá de su faz en las tierras más carnales. Una ciudad entretejida en el seno de una gran telaraña. Una telaraña que en aquel momento se tensa, y rompe por varios vértices. Y en medio del terremoto, de la ruptura, un grito. Un grito de dolor agónico. Una figura enorme se tambalea, haciendo vibrar cada hilo, empapa de sangre el mismísimo centro de su cubil. 

Su nombre, resuena en tu mente. Como si la mismísima criatura, cuya faz no logras adivinar, te mirase a los ojos, y pudiese acariciar a través de la puerta del alma los mismísimos pensamientos. 

Cob. 

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21/04/2018, 12:01
Destino

No es casualidad que Norna no haya sufrido ningún daño. 

El hecho de que no esté herida no es fortuito, sino más bien determinado por la Fuerza de algo, o alguien, que no desea que el confrontamiento pueda perjudicarla. 

La Realidad vibra a su alrededor, dando la sensación de conformar un entretejido de finas y férreas hebras que componen una perfecta pared invisible en torno a su cuerpo. Una que desvía cada bala, y cada cascote. Una que mana de la propia mano del hombre de negro que declaraba segundos atrás la activación del protocolo alfa trescientos cincuenta y siete. 

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21/04/2018, 12:05
Caos sobre ruedas

Los motores rugían, en medio aquel silencio predecesor de tormentas, mientras los hombres de negro trataban de recomponerse, de levantarse. 

Los Despertados que rodeaban a Norna reaccionaban finalmente, huyendo hacia el norte, hacia donde se perdía de vista el escenario de aquella nueva Encrucijada. Los motores enfurecían, los motoristas fijaban su mirada en aquellos osados hombres que portando las llaves de su propio sino se alejaban de la confrontación. Arrancaban, al mismo tiempo que los hombres de negro daban un paso al frente. 

Prioridad de protocolo modificada. Plan de contingencia activado. Proteger al objetivo a cualquier costo. -declaraba aquel que parecía llevar la voz cantante, con aquella entonación acerada y mecánica, carente de emotividad, pero determinada. El hombre que portaba el bastón se lanzaba entonces contra uno de los motoristas, al mismo tiempo que los otros tres desenfundaban y desplegaban un arma de similares características, provocando que aquel sobre el que descargaba, y el que se encontraba a su lado, recibiesen una violenta descarga que restañaba, eléctrica y azulada, provocando que sus cuerpos convulsionasen, humeando. 

Ambos caían finalmente al suelo, carentes de consciencia. Desaparecían al tocar el suelo, esfumándose, como si el viento los barriese. Y de los ocho motoristas que habían emergido, ahora sólo permanecían seis en pie. 

Tres de ellos eran reclamados por aquel ataque directo y perpetrado a sus espaldas, alzando las ruedas delanteras de sus motos espectrales, amenazando a los hombres de negro cual equinos desbocados, antes de cernirse sobre ellos. Los tres restantes no perdían de vista al grupo que huía, pisando el acelerador, precipitándose en su dirección, atravesando la carretera, la acera, y los jardines que los hombres comenzaban a dejar atrás, dejando una estela ardiente tras de si, quemando la hierba, y el propio asfalto a su paso. 

- Tiradas (1)

Motivo: Descarga

Dificultad: 6

Tirada (10 dados): 8, 3, 10, 6, 9, 9, 5, 4, 6, 1

Éxitos: 5

Notas de juego

Comenzamos persecución. Por ahora tienen un turno de ventaja, y llevan cierta distancia a los Merodeadores. Tiren Destreza+Atletismo. Haremos un pool común de éxitos, sumando los que se obtengan entre todos más los que se consideran automáticos por la distancia recorrida con respecto a los perseguidores, que calcularemos en el próximo turno para luego comparar los éxitos de los Merodeadores con los de los Despertados. 

Dejaré que realicen alguna acción mientras huyen, pero si ésta requiere una concentración importante deberán disminuir la velocidad y quedarán rezagados (no pueden ponerse a hacer una tirada extendida o a hacer efectos que requieran un tiempo prolongado o fijar la atención más de unos instantes en otra cosa que no sea lo que tienen delante, no si quieren huir con éxito).

Las pifias personales no repercutirán en el cómputo total, sino que se resolverán individualmente, asumiendo que el personaje queda rezagado por algún motivo. 

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21/04/2018, 12:38
Destino

Notas de juego

Orden de iniciativa

1. Merodeadores

2. Tecnócratas 16

3. Max 15

4. Ethan 14

5. Norna 13

6. Tecnócrata jefe 13

7. Thomas 12

8. Cathbad 9

9. Steeve 9

Steeve pierde puesto en iniciativa debido a haber tenido que bajar la escalera de la casa y caer antes de huir. 

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22/04/2018, 21:18
Ethan Miller

Cuando Norna se levantó, ilesa, Ethan sintió cómo parte de la presión que había estado conteniendo se liberaba. Pero aún distaban mucho de estar a salvo en modo alguno, de modo que sin apenas mediar palabra entre ellos, el grupo de Despertados comenzó a correr alejándose de los Merodeadores que parecían haberlos convertido en su objetivo. O tal vez correr fuera una definición demasiado ambiciosa para la forma en la que, heridos y sangrantes, trataban de alejarse del peligro. Un desacompasado trastabilleo que dejaba decenas de gotas de sangre en el torturado asfalto de la calle.

Después de unos metros, Ethan se dio cuenta de que no iba a ser capaz de mantener el ritmo de los demás. Con cada paso, la sangre seguía vertiéndose por sus heridas, y un extraño frío se alojaba en el interior de su pecho. Si quería escapar, debía atender primero sus heridas. Pero afortunadamente, su espíritu ya no estaba tan aturdido como cuando había recibido el disparo. En esta ocasión, mientras corría, trazó sin mirar siquiera una runa de sangre sobre su corazón. Como si actuara a modo de catalizador, la vibración en la realidad producida por los Merodeadores pareció hacer reaccionar su propio Efecto, y en esta ocasión la magia acudió a su llamada para restañar sus heridas.

No trató de hacer desaparecer las heridas… sabía bien que si lo hacía, la paradoja cobraría su propio precio. Pero al menos, detendría la hemorragia, como si se tratara de heridas mucho más superficiales de lo que en realidad habían sido. Al fin y al cabo, no había habido testigo alguno que pudiera aseverar dónde le habían alcanzado las balas.

Sin embargo, el milagro tuvo un coste. Por unos instantes, mientras se concentraba, las piernas de Ethan perdieron su coordinación, y el joven hechicero se encontró ligeramente rezagado con respecto a su grupo, sintiendo en su nunca el bramido de sus mecánicos perseguidores.

- Tiradas (2)

Motivo: VIda 2: Self Healing

Dificultad: 4

Tirada (3 dados): 9, 4, 4

Éxitos: 3

Motivo: Destreza + Atletismo

Dificultad: 6

Tirada (3 dados): 4, 2, 5

Éxitos: 0 Fallo

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23/04/2018, 01:03
Cathbad

Cathbad continuó corriendo sin echar la vista atrás. Le ardía el costado, le costaba respirar y sentía un dolor de mil demonios en la pierna; se preguntaba si alguna de las balas le habría impactado en el fémur. Los colores parecían cambiar ante su vista, adoptando tonalidades rosáceas y verdosas, y la luz parecía demasiado brillante. Hubo de esforzarse para no vaciar su estómago de su escaso contenido. Se estaba mareando, y no tardaría en perder el conocimiento si seguía sometiéndose a aquel sobresfuerzo.

Tenían que acabar cuanto antes con aquella persecución.

El brujo se sacó de la manga su vara de madera y hueso. No tenía tiempo para sutilezas, así que tendría que ser directo. Apenas se volvió lo suficiente como para apuntar con el objeto en la dirección general en la que oía más que veía las motocicletas espectrales de los Merodeadores. Concentrando toda su voluntad a través de la delgada vara, puso todo su empeño en contrarrestar la fuerza del movimiento de los motoristas, intentando por todos los medios que su avance se viese frenado, o al menos obstaculizado.

¿Conseguirían escapar de aquella situación con vida?

- Tiradas (2)

Motivo: Destreza + Atletismo

Dificultad: 6

Tirada (3 dados): 4, 4, 6

Éxitos: 1

Motivo: Areté

Dificultad: 4

Tirada (3 dados): 2, 10, 10

Éxitos: 2

Notas de juego

• Gasto 1 punto de Fuerza de Voluntad para eliminar mis penalizaciones por heridas y continuar corriendo.

• Tiro Destreza + Atletismo y saco 1 éxito.

• En mi efecto para ralentizar a los Merodeadores, saco 2 éxitos, lo justo para afectar a uno de ellos durante 1 turno.