Partida Rol por web

El mediano llegado a un punto se volvió taciturno, el no poder observar nada desde su perspectiva con comodidad lo enervaba profundamente y la frustración hacia el resto. 

Horroroso paraje es este. 

Sin embargo, el que su peludo amigo casi se metiera en un brete lo despertó nuevamente. Y como no podía dejar de estar alerta, porque tenían enemigos por todos lados. Comenzó de nuevo a intentar orientarse en aquel apestoso lugar. 

Le asombraba que nadie fuera capaz de vivir con normalidad en aquellas tierras abyectas. Quien aguantaría tener que moverse así, entre lodo y trampas naturales, simplemente como medio de vida. Era una autentica locura. 

Así que podía entender que las razas que estaban obligadas a vivir allí atacaran a los campesinos de las zonas mas normales. Aunque concretamente ese no era la caso que ellos estaban viviendo. 

El dragón negro, volvió sobre esa idea nuevamente, y escucho en su mente las palabras de su compañero, podían vivir bajo el agua. Que idea tan estresante. El tener que mirar hacia arriba y también hacia abajo. 

En sus pensamientos estaba tan metido que casi no escucho el ofrecimiento de la joven humana. 

Arrugo la nariz, en un gesto poco definido, pero bastante gracioso. 

Me temo que debo declinar, si surgen problemas, no creo que vuestra grupa sea el mejor lugar para combatir. Espero que entendáis a que prefiera estar sobre tierra firme. Si es que acaso la encuentro. 

Esto ultimo lo dijo de manera algo divertida, abriendo los brazos y abarcando el cenagal a su alrededor, donde no había “tierra firme” por ningún sitio.

El druida queda gratamente sorprendido de la destreza de Lideon, que con una reacción felina se aparta del agujero que en un instante se abre bajo sus pies.

- Vaya!, que buenos reflejos teneís Lideon, yo creo que estaría en el fondo de ese agujero, si se hubiese abierto bajo mis pies - le dice al bardo con una sonrisa que muestra sus afilados dientes, mientras asiente en señal de aprobación

Las palabras de Maechen sin embargo sube la moral del druida, ya que la primera de las cuevas se encontraba cerca, y con ello la posibilidad de cumplir con su misión se acercaba más

- Excelentes noticias Maechen, creo que llegar a la cueva será una buena oportunidad para hacer un primer descanso, y decidir nuestro siguiente movimiento -

Le responde a la exploradora cuando termina de informar que ya se encontraban cerca de la primera de las cuevas - y si todo sale bien, posaremos los pies sobre terreno más firme - piensa esperanzado al momento que continua la marcha, haciendo oídos sordos a la propuesta que Magd le hace a Saru, ya qué este último parecía entre ofendido y divertido por el ofrecimiento

El ardor viaja ya hacia mecha en mi voluntad, ya que sin importar que tanto intente mi mano de dibujar una solia linea. Esta termina torcida, mala y si por algun milagro de dios. Lograba hacer una linea recta, no tardaba mucho tiempo para ser manchaba a base de mi propia incompetencia. No me sentia realmente bien, en fallar en semejante tarea, era como ser un inutil y un parasito. Pese que como sabia mi persona, estaba dejando que mis emociones se descontrolaran y afectara mi propios pensamientos.

Y antes de poder enderezar mis propias lamentaciones, que un grito inesperado poner en alertar mi cuerpo. Que mas por cobardia, que por valentia,mue muevo directo hacia una distancia prudencia, aunque en vano porque el unico en caer en peligro fue Lideon. Que con gracia y suerte, pudo evitar caer en aquella fosa, de inciertos horrores.-¡Que piernas mas agiles, Lideon! Mi cuerpo no hubiera reacionado ante la sorpresa del encuentro.-Dijo sorprendida por ser testiga del acontercimiento, realmente fue afortunado que no cayera. Mas, aun faltaba mas trabaja que hacer, porque por un momento la llama de la preserverancia se vuelve a encender en mi corazon, las palabras de nuestro guia hace que con expectativas desee volver a mapear la zona. Para asi, tener un camino viable hacia aquella cueva, que con distancia ambigua estaba a unos cuantos pasos de aqui.

Continuáis vuestro, poco placentero viaje, por la ciénaga. La moral empieza a decaer un poco y eso se deja notar conforme pasa el tiempo. 

Saru es incapaz de ver nada medianamente interesante más allá de la vegetación opresiva y los cientos de insectos que os asaltan. 

En un momento en que teníais que atravesar una zona inundada, Magd decide plantarse en medio del lodazal y actuar como pilar para que el resto de sus compañeros se agarren a ella y puedan cruzar sin problemas.

Es en ese momento cuando Kareen, sin darse cuenta, pierde la hoja donde iba dibujando el mapa. A penas había logrado trazar unas pocas líneas, que tampoco servían para ubicarse demasiado bien.

Kvothe por su parte, seguía ojo avizor buscando plantas que pudieran serle de ayuda, mas en este tramo del viaje no logró ver ninguna que le sirviera para nada.

Lideon también permanecía atento a su entorno y fue el bardo felino el que comenzó a escuchar un zumbido que resultaba ser algo más fuerte de lo normal, al menos para sus delicados oídos. Un zumbido que se iba elevando con cada paso que daban.
Fue entonces cuando se dio cuenta de que algo iba mal. Miró hacia arriba y pudo ver cómo un grupo de ocho criaturas horrendas de gran tamaño se acercaban hacia vosotros. Su forma parecida a un híbrido entre murciélago y mosquito presagiaba que no se trataban de unos insectos como los que hasta ahora habíais sufrido... 
 

Saru odiaba aquel pantano. Se había decido a no volver a pisar uno el resto de su vida. Pero para eso tenia que salir de allí, y de momento iban en dirección contraria. 

Agito la mano esperando espantar un mosquito bastante grande, al menos para alguien de su tamaño. Y sin embargo no dejaba de oír el zumbido molesto. Miro a su alrededor y vio la cara del felino mirando hacia arriba y instintivamente hizo lo mismo. 

Pero que demonios....
Oh, a las armas. ¡A las armas! 

Con agilidad, busco algún tipo de cobertura y procuro mantenerse oculto. Descoló de su hombre la ballesta y se preparo para usarla. 

Los bichos, porque solo podía verlos así estaban emprendiendo el ataque y de momento la ballesta parecía la mejor opción. La única opción. Apunto como pudo y disparo. No tenia muy claro como eran de ágiles aquellas criaturas, pero tenia la sensación de que no iban a ser precisamente lento. 

Cuando escucho el zumbido no puedo evitar ponerme a la defensiva hasta que puedo ver a esas horribles criaturas, eran de todo menos dignas para una canción así que me prepare para el combate contra esas aberraciones.

Sine embargo, para evitar que nos sorprendas, me pongo a avisar al resto de compañeros - Chicos nos atacan, arribe, parecen 6, preparaos .... -

De no haber sido por las voces de su compañero mediano, la guerrera se habría percatado de la presencia de aquellas abominaciones cuando ya estuvieran mordiéndole el culo. Magd desenvainó su arco y empezó a preparar una flecha para ensartar a aquellas criaturas. Usar su mandoble no sería eficaz contra unos objetivos pequeños y voladores que aún no habían descendido lo bastante. El riesgo de hendir la cabeza de uno de sus compañeros por accidente era demasiado palpable.

 -¡No les perdáis de vista! ¡Hay que neutralizarlos antes de que se ceben en nuestra sangre!

Siendo sinceros, la guerrera no tenía ni idea de qué demonios eran esas cosas, pero parecían mosquitos con alas de vampiro, dos criaturas chupadoras de sangre. Así que lo más probable es que fuera eso lo que estaban buscando, ¿no?

En debilidadad aflojo mi mal humor, el mapeado no salia para nada bien. Y lo poco que hacia, era ineficiente como para servir de guia. Todo mis enfuerzos no son mas que en vanos, y ninguno tiene algun efecto en el viaje inclusos mis demas compañeros no lo pasan tan bien como mi persona, era obvio que habiamos sobrevalorados nuestras habilidades y el propio pantano.

-¿Que es ese sonido ?

Dijo con recias tono en mis palabras, al principio no le preste mucha atencion que no sea el momentanio molestia.  Mas, esto fue un error ya que en medio de estos zumbios esto termina acercandose mas y mas. Hasta finalmente verlo a todos,tales criaturas inmundad cuyo intenciones no son benigna para nosotros--¿¡p-pero!?-Dijo mientras sacaba mi varita de fuego,

Luego de que Lideon esquivara el agujero que se abrió bajo sus pies, el viaje continuo monotonamente por más de una hora, ni siquiera había sido capaz de encontrar más hierbas que le fueran útiles para su viaje, lo cual era decepcionante y francamente aburrido, el grupo permanecía en silencio, el único ruido que los acompañaba era el de sus pisadas en el traicionero terreno, un chapoteo ocacional por un pie que resbalaba y los mosquitos que se estaban dando un festín con el grupo, el zumbido de los bichos empezaba a molestar al druida, cada vez parecía más fuerte...

- Malditos mosquitos, zumban cada vez más cerca de mis oídos...- Hasta que los gritos de alerta del mediano le hacen comprender que no eran mosquitos comunes, sino que unas bestias aladas, que se aproximaban en grupo con claras intenciones hostiles - estas criaturas me resultan familiares - pensaba mientras afirmaba el escudo y desenfundaba su maza, impotente pues no tenía alcance para atacar a las criaturas

Las estirges comienzan a descender sobre vuestras cabezas a gran velocidad. Aunque antes de eso, Saru logra colocarse junto a un tronco que le otorga cobertura, y desde su posición lanza una saeta con su ballesta que se clava en una de las estirges.

Maechen también reacciona rápidamente, como ha echo Saru, tensa su arco, apunta a una de las criaturas que desciende hacia el mediano y dispara una flecha que atraviesa y derriba a la estirge.

El resto de la bandada termina su descenso y comienzan a picaros. En los brazos, en las piernas, en la espalda o en el pecho. Cualquier lugar es bueno para clavar sus afiladas trompas, las cuales traspasan armaduras y telas, y penetran en la carne.

Al terminar su asalto en picado, Saru, Kareen, Kvothe y Lideon tienen una de estas criaturas adheridas en sus cuerpos, mientras que Magd tiene a dos. Las estirges se pegan a vosotros y comienzan a chupar vuestra sangre poco a poco...

Las estirges son unas criaturas extrañas y horrendas que anidan en cuevas oscuras, troncos huecos o bajos cimientos: lugares oscuros y sombríos pero con fácil acceso al aire libre. Son depredadores dañinos que se alimentan de la sangre de sus víctimas. Individualmente son alimañas molestas que no representan ninguna amenaza, por lo que rara vez se las suele encontrar solas. Tienden a reunirse en grandes bandadas que pueden desangrar a un humano adulto en cuestión de minutos...

El Druida logra identificar a las horrendas criaturas, y sabe que son vulnerables a ciertos ataques - Son vulnerables al fuego, es posible que incluso huyan! - les grita a sus compañeros al momento que descarga un golpe de sus maza sobre la criatura que le estaba drenando sangre, con la esperanza de que cayera muerta o huyera - Dejame ir o abandona este mundo - murmura entre dientes al momento de realizar su ataque

Aunque no me dio tiempo a atacar a esas horrendas criaturas antes de que pudieran atacarnos y libar nuestro dulce nectar, si que conseguí concentrarme en acabar con ellas con furia. Tome de forma acrobática las dos espadas cortas de mi cinto, las cuales, gire de forma certera y rápida. En el momento que la primera de esas criaturas se apoyaron sobre vi, decidí que no pasaría ni un solo segundo, asi que haciendo palanca con mis dos espadas y con gran soltura, corte la cabeza y el cuerpo de la que se habia agarrado a mi.

- No sois nada contra mi, malditas criaturas ... -

las criaturas eran duras, asi que tuve que atacar completamente la criatura y no poder ayudar a nadie.

Saru se estresa, que clase de alimañas eran aquellas. Mosquitos gigantes chupadores de sangre. Era acaso la pesadilla de un niño echa realidad. Poco importaba, lo que pretendía era quitárselo de encima.

Dejando caer la ballesta, el mediano saca la daga del cinto como puede, e intenta apuntar a las patas, o son alas, de aquella criatura. Pero esta no para de tirar de su propio pecho. Le dificulta ver con claridad, y por mucho que lo intenta no se lo puede sacar de encima.

De fondo oye que el fuego puede ayudar, pero paz diez, no. El fuego lo quemaría a el también.

La criatura se me adhiere, y de forma sucia empieza a robarme mi energía vital, mi preciada sangre cuyo robo me traería la muerte-¡Necias criaturas! -Pienso, mientra sacaba mi varita con una sonrisas en mi rostro. Habia escuchado como Kvothe alertaba el resto, sobre su debilidad de fuego. Cosa afortunada que tenga tal herramienta en mis manos-¡Huid criaturas inmundas!-Dijo al lanzar la bola de fuego.

Magd Bruhne gritó al sentir cómo aquellas criaturas infernales mordían su carne para empezar a succionarle la sangre con avidez. Poco se alegraba la guerrera de haber acertado en sus suposiciones en esos momentos...

El druida había gritado que esos bichos eran débiles al fuego, pero Magd no tenía tiempo de ponerse a hacer una hogera en esos momentos. Simplemente cogió la flecha que tenía cargada y lista para disparar y se la clavó a uno de los bichos que tenía pegados al cuerpo. Con suerte entre eso y la ayuda del buen Lideon, la guerrera podría librarse de esas cosas y comenzar el contraataque.

 -¡No desfallezcáis! ¡Estas cosas son débiles y cobardes! ¡No pueden con nosotros!

Los ataques contra las horrendas criaturas no se hicieron esperar. Siguiendo los consejos de Kvothe, Kareen sacó su varita de fuego y calcinó a la que tenía encima con un disparo a bocajarro que chamuscó levemente sus ropajes. 
Lideon y sus dos espadas cortas hicieron picadillo a la estirge que también se le había pegado a él.
Kvothe y Magd, por su parte, lograron herir a las criaturas que tenían encima pero no lograron matar a ninguna. 
Saru tiró al suelo su ballesta y rápidamente sacó su daga. Intentó apuñalar a la estirge que estaba pegada a él, pero en el último momento desvió la trayectoria debido a los movimientos bruscos de la criatura.

Las estirges adheridas a sus víctimas empezaban a chupar la sangre de éstos. La peor parte se la iba a llevar Magd, ya que tenía a dos de estas criaturas pegadas. Por suerte Maechen llegó al rescate y de un tirón, logró despegar a una de las estirges. 

Pero la criatura recién despegada del cuerpo de Magd buscó venganza en la mujer que le había privado de su comida, así que embistió contra Maechen y le clavó su trompa chupasangre. No bastando con eso, la última de las estirges que todavía no había logrado engancharse a ninguna víctima, se abalanzó rápidamente a por Maechen y también le logró atravesar con su trompa la armadura de la exploradora...

Saru estaba sintiendo como le sacaban la vida, y no era precisamente agradable.

Aarrhhhhhh.

Intento estarse quieto para lanzar otra vez la hoja de arma. Pero sabia que era imposible, cada vez que aquel bichejo se movía el hacia lo mismo.

Duele, duele, du e leeeee.

Dijo mientras esta vez pasaba el ataque justo por delante de su cara, y bajaba con fuerza la cuchilla.
Esta vez parecía que había echo daño al bicho, pero no tenia la seguridad de que acaba desangrado mas pronto que tarde.

Aquello estaba siendo un caos, asi que vi como habia dos criaturas atacando a Maechen, estaba en problemas, asi que me acerque a ella e intente atacar a las criaturas que le atacana .... lanzando mis espadas contra esas horribles criaturas ...