Partida Rol por web

Saru apunta con su ballesta y logra asestar un tiro certero al gigantesco orco en pleno pecho, revelando así su posición que hasta ahora estaba pasando inadvertida para los enemigos. Las fuerzas del piel verde comienzan a flaquear pero en ese momento, desde una pequeña habitación, contigua a la sala donde se encuentran Magd y los orcos, aparece una orca. Su piel arrugada y sus pelos canosos denotan su edad avanza pero, lejos de moverse como una anciana con un pie en la tumba, lo hace como una madre furiosa que ruge de rabia al ver a sus cachorros en peligro.

La orca entona unos cánticos y una luz verdosa envuelve al orco grandote, cerrando buena parte de sus heridas. Gracias a este soplo de vida, el orco lanza un potente rugido y sus ojos, inyectados en sangre, se fijan en la guerrera. Era hora de devolver el favor y blandiendo su enorme hacha, Magd recibe un tajo en el brazo que la hace sangrar copiosamente.

El otro orco que estaba junto a Magd se lanza corriendo a por Lideon, el felino que se había atrevido a matar a uno de sus congéneres. Con su hacha de mano, algo tosca y más pequeña que la que blandía su enorme compañero, logra asestar un tajo en el lomo del bardo felino, dañandolo seriamente.

Maechen por su parte vuelve a disparar una flecha que vuela rauda hasta impactar en el cuello del orco que estaba atacando a Lideon. La herida resulta prácticamente mortal para el orco, pero estas criaturas no son famosas por caer derrotadas tan fácilmente. 

Lideon sintio un fuerte dolor cuando el horrible orco le acerto, pero duraria poco y sus compañeros tambien ..., veo como comienzo a bailar ... me muevo como movido por un espiritu, destrozando al orco que tenia al lado y dirigiendo mi otra mano de forma fluida hacia otro de los orcos próximos 

No decia ni palabra guiado por un baile mortal

Lideon y sus rápidas cuchillas asesinas ponen fin a la vida del orco que tenía encima, hundiendo su daga en el cuello de su víctima y agrandando aún más la herida que le había provocado la flecha de Maechen, hasta el punto que casi llega a separar la cabeza del resto del cuerpo. Los otros dos enemigos quedaban fuera de su alcance, pero al menos se había cobrado otra víctima en una danza grácil y mortal a partes iguales.

Kvothe Azurr se fija en el avance de la chamana.  Sabe que requerirá movimiento de mano para invocar su magia.  Así que, si la detiene, ya no podrá invocar las fuerzas naturales de la misma manera. 

Intenta convencerla de que resuelvan esto pacíficamente, pero no cree poder.  Aún así, la llama. 

Chamana orca.  Bajen las armas.  Les respetamos la vida.  Podemos negociar una salida sin muerte en este momento. 

El encubrimiento no salio tan bien como se esperaba. Por uno parte, nuestros compañeros logran ocultarse en las sombras mientras que nosotros, presas fácil para lo orcos. Nos salen al acecho, listo para tomar nuestras inocentes cabezas en el acto.

Menos mal, que en la batalla varios enemigos habían perecidos pero no por ellos menos peligro había pasado. Aun había un largo camino para terminar esta batalla.

-Deja el sentimentalismo, ya es demasiado tarde para la paz.

Dijo mientras recitaba mi hechizo mágico, liberando mi magia hacia la chaman que en vista de su conocimiento arcanos, era mejor eliminar de una vez ante que empeorara la situacion.

Kvothe volvió a invocar las fuerzas de la naturaleza y un montón de raíces acudieron a su llamada. Brotaron del suelo, rompiendo y levantando algunas de las losas del suelo, para enredarse en los pies de la chamana orca, la cual ya no podría huir del combate cuerpo a cuerpo si alguien se le acercaba.

Kareen por su parte sacó su varita y apuntó a la vieja orca, liberando unas llamas que abrasaron su cara. El olor a piel quemada y pelo chamuscado se hizo patente al instante, junto al quejido de dolor de la orca.

Saru volvió a cargar su arma. Ya le habían visto, pero con suerte, nadie acudiría a matarlo. Al menos no, sí golpean todos rápido y los enemigos se veían superados.

Sin pensárselo mucho volvió a abrir fuego contra el mismo enemigo al que ya había atacado antes.

La guerrera aulló cuando el arma del orco hendió su brazo. El lacerante y agudo dolor unido al pegajoso calor de la sangre que manaba de la herida enfurecieron a la guerrera y la llenaron de una sensación de apremio. Matar o morir. Si no acababa rápidamente con aquel orco, sus oportunidades de acabar la lucha de una pieza se volvían escasas.

 -¡Vete al infierno!

Magd blandió su arma firmemente y lanzó un fuerte golpe al torso de su adversario, impactando en su torso con toda la fuerza de la que era capaz en esos momentos. Sonrió al ver la mueca de dolor en el rostro de su oponente. No estaría muerto aún, pero esperaba que aquel golpe le doliera de verdad.

Saru y Magd combinan sus ataques y los dirigen contra el orco que quedaba aún en pie. Saru logró incrustar uno de sus virotes en el estómago del enemigo y Magd, con su imponente espada atravesó al orco de pecho a espalda. El más grande de los orcos calló a los pies de la guerrera, ahogado en su propia sangre la cual bullía sin cesar.

La vieja chamana soltó un grito desgarrador cuando vio caer al último de sus congéneres. Era incapaz de moverse de su sitio porque las raíces que había invocado Kvothee la mantenían presa, pero eso no era impedimenta para invocar a los espíritus de la naturaleza y casitgar con ellos a sus enemigos. Un aura chisporroteante surgió a su alrededor al tiempo que entonaba un cántico en su idioma gutural. Al final señaló con su dedo índice a Magd, la que había dado el golpe de gracia al más grande de los orcos, y de la punta de su dedo retorcido surgió un rayo eléctrico que impactó contra la guerrera. Una fuerte corriente de electricidad recorrió todo el cuerpo de Magd y la guerrera calló inconsciente tras la descarga.

Maechen volvió a tensar la cuerda de su arco, se posicionó para buscar el mejor ángulo de tiro y disparó contra la chamana que acababa de freír a Magd con un rayo. La flecha hizo blanco y se clavó en la rodilla de la orca.

Con el pelaje ensangrentado me lanzo contra la orca hechcera ... habia pensado dejarla viva para interrogar, pero su magia seria peligrosa, y ver como la gran mujer caia ... era algo que no podia permitir ... hacer daño a una hermosa flor ... 

- Joder .... azulito ... curala joder .... nosotros nos encargamos ... -

me lance contra ella y mis espadas bailaron en su estomago ... destripandola en lo posible ... e interponiendome entre ella y la caida Magd

Kvothe se lanzó a sanar a la caída. Como buen médico de combate supo que hacer para que fuera rápido y seguro. No quería ninguna baja entre sus encargos. 

Aun con la caida de unos de mis camaradas, yo no retrocedo antes mis intenciones. Siguiendo aun atacando con fuego cadente a la chamana, entre mas pronto muriera aquella Orcas mas rapido terminaria esta batalla.

Lideon se abalanzó sobre la orca, como una pantera sobre su presa, y blandió sus dos espadas para rajar el estómago de la chamana. Sus tripas salían de su caja torácica acompañadas por su sangre oscura, que manchaba el pelaje del bardo felino.

Para cuando Kareen quiso liberar el poder contenido en su varita, la orca yacía muerta en el suelo y las llamas calcinaron parte de su cadáver.

Por su parte Kvothe se apresuró a estabilizar a la moribunda Magd. Le practicó un masaje de reanimación y la guerrera recuperó la conciencia. Todavía estaba muy mal herida pero al menos ya estaba fuera de peligro y podría moverse por su propio pie.

Maechen entró rápidamente en la sala principal de aquellas ruinas, ahora infestada por los cadáveres de los orcos y su sangre negra, y echo un vistazo rápido. Cuando se hubo asegurado de que ya no había peligro respiró aliviada - Eso estuvo cerca. - Le tendió la mano a la guerrera para ayudarla a levantarse del suelo - Neutralizar a un grupo de orcos así de rápido es algo que no cualquiera puede lograr. Está claro que no sois gente corriente. Será mejor que atendamos nuestras heridas y veamos si estos orcos tenían algo que nos pueda ser de utilidad.

Nada mas sentir como las tripas de esa horrible criatura acaba entre mis manos destripadas, me vuelvo hacia la dama caida y le cojo de la mano, mientras que el azulito la reanima

- estas bien señorita Bruhne ... me asuste al verla caer ... pensaba que no volveria a ver sus hermosos ojos mi señora ... - digo meintars beso su mano y la ayudo a levantarse

La guerrera abrió los ojos para encontrarse a Kvothe utilizando su magia sanadora sobre ella. ¿Qué diantres había pasado? Porque lo último que recordaba era haber destripado al campeón orco con su espada y después... Recordaba vagamente un fogonazo y un estallido de dolor en todo el cuerpo para dar paso casi al instante a una densa oscuridad. Y ahora estaba allí, en el suelo y siendo atendida, ¿con qué demonios la habían atacado?

 -¿Qué ha pasado?

Podía hablar, eso era bueno. Y también se acordaba de todo lo demás que había sucedido hasta ese momento, otra buena señal. Con la ayuda de Lideon, la guerrera se puso en pie, sintiéndose dolorida pero lo bastante fuerte como para caminar sin ayuda.

 -Gracias por vuestra preocupación maese Lideon. Estoy bien, cansada, pero bien.

¡Ay, qué bien le vendría ahora una pierna entera de venado con una buena cerveza para recuperar las fuerzas! Bueno, ya se daría el atracón en cuanto volvieran de la ciénaga. Mientras tanto, la sugerencia de Maechen le pareció un buen plan.

 -Si este lugar está despejado, podemos usarlo como campamento base mientras exploramos. O al menos como refugio para descansar un poco.

Y es que cuando estar de pie sin ayuda se sentía como una victoria, era hora de descansar un buen rato.

Azzurr decidió que cuidaría de los heridos hasta su recuperación completa.  Usó sus habilidades de sanación y la herbolaria que tenía y que pudo recolectar de entre las vainas y hongos del claro donde estaban. 

Estable no es estar curada totalmente.  Por favor, recuéstese mejor aquí.

Se volteó a sus compañeros. 

Pronto haré los rituales de regresar a la Tierra los cuerpos de estos orcos, que en nuestra incomprensión y estupidez de guerra mutua hemos matado sin poderlo evitar. 

Camino hacias mis compañeros una vez esta batalla ha terminado. Mirando con precautorio a la guerra caida-Casi falleces, menos mal que sos dura de matar.-Luego empiezo a registrar los cadaveres de los fallecidos, en busca de objetos importantes-Todo una batalla.

Beso suavemente la mano de la guerrera . - menos mal que te hemos podido recuperar ... estaba preocupado cuando la vi caer, pero es como las bellas flores de las montañas, hermosas y tan resistentes que ni el viento ni la nieve puede con ellas - me levanto dejando su mano delicadamente para despues vovlerme para la cueva ...- ha sido un combate duro y si estaban aqui seria por alguna razon ... ese grandullon era demasiado grande para ser un orco que ataca por los caminos ... y un shaman ademas ... algo que no se ve tan comunmente ... - decido ponerme a mirar a los los restos y objetos dentro de la cueva apra comrpobar si habia algo de interes

Inspeccionáis el lugar mientras Magd se recupera de sus heridas. En los cuerpos sin vida de los orcos lográis encontrar unas bolsitas de cuero con monedas de oro. La que portaba el orco más grande era la que más pesaba.

De la anciana chamana recuperáis otra bolsita de cuero con varias piedras ornamentadas, de diferentes colores y muy pulidas, así como tres pociones de curación.

También encontráis escondido en una de las esquinas de las ruinas, encima de un lecho de vegetación en descomposición, un huevo de color oscuro y moteado de aproximadamente unos 4 pies de alto y unos tres de diámetro. El huevo parece tener vida en su interior debido a que de vez en cuando tiembla y se mueve.

El druida de los Azurr repartió las pociones al resto del grupo.  

Por si no estoy yo a la mano cuando venga una crisis. -les advirtió.  Faltará uno.  ¿Quién estará en la retaguardia, o más cerca de mi?   Era un dracónido práctico.

Dejó que el oro lo llevara Saru, y Lideón las joyas, o que ellos decidieran quien las llevaría. 

¿Exploramos más?  ¿O esperamos a la total recuperación de nuestra guerrera? 

Claramente prefería lo segundo. 

Se sentó, examinó el gigantesco huevo oscuro y moteado sin sacarlo de su sitio.  Seguramente el calor de la descomposición le permite madurar.   Y madurando está, claramente. 

Creo que puedo saber de qué es, y es más, cuando es que va a eclosionar.  Algo le decía que más temprano que tarde.  Había que estar preparados.