Partida Rol por web

Les habían atacado por sorpresa y ahora corrían a por sus armas. Pero la elfa volvió a disparar una vez más y en esta ocasión le dio por la espalda. Con dejar a uno de esos fanáticos con vida era suficiente. 

En cuando asomó la primera cabeza, el guerrero calishita balanceó el espadón en ambas direcciones. Le daba lo mismo si era un kóbol o un humano. Lo hizo de tal forma que si fuera un humano le diese en el estómago, y si se tratase de un kóbold, le rebanase el pescuezo.

El joven mediano recargo y disparó casi de forma automática. Esta vez la flecha no dió en el blanco.

- Caspitas. Maldijo para si el explorador al ver como su flecha se clavaba en el suelo, a los pies de su objetivo.

Suspiró. Guardó el arco y sacó sus espadas cortas. Pronto los enemigos estaría cerca y se desataría el caos. Estaba nervioso, pero preparado.

Tras el ataque inicial el grupo de malhechores comenzó a moverse hacia ellos rodeando la colina y buscando su posición. Endozal se movió lo suficiente para no perder su línea de tiro y y disparó con comodidad un nuevo virote hacia uno de los pequeños lagartos bipedos que avanzaban hacia ellos.

Una vez realizado el tiro cogió carrera hacia dónde había dejado la mochila para alejarse de la acción y disparar con comodidad. Prefería la tranquilidad de la distancia para poder disparar.

El grupo continuó disparando sobre los kobolds. Endozal logró atravesar la barriga de la criatura a la que Égida trataba de quemar. Draenna remató a uno de sus enemigos y Abdali, quien sufría la carga de varios kobolds y el hombre que quedaba logró matar a un par de ellos antes de que se le echaran encima. El cultista al ver caer a sus compañeros estaba tan trastornado que no consiguió ni acercarse a herir a Abdali, en cambio el kobold clavó su daga en el costado del calishita haciendole gritar de dolor. Joorin desenvainó entonces sus espadas presto a lanzarse al combate y ayudar a su amigo.

Dos kobolds se habían quedado rezagados con unas hondas en las manos con las que pretendían apedrear al grupo. El resto se estaba ya encima del pobre Abdali que se había adelantado para sorprender a dos de ellos con un corte perfecto haciendolos caer al suelo. Pero eran demasiados y otro de los Kobolds consiguió llegar hasta Abdalí clavandole su daga.

Viendo como el resto iban a apoyar en el cuerpo a cuerpo a Abdali, Endozal se centró en aquellos que estaban a distancia de ellos. Desde su alejada posición cogió otro virote y con precisión apretó el gatillo atravesando con el virote la barriga de uno de aquellos Kobolds.

Aguantó como pudo los embates del enemigo y se preparó para un nuevo ataque. Sabiéndose respaldado por el resto del grupo no se preocupó en su defensa y se concentró en acabar con el kóbold que tenía delante.

Su hocico similar al de un dragón, le parecía harto desagradable. Su desdén hacia la criatura y todo lo que representaba inspiró al guerrero que cercenó de inmediato la cabeza de aquel desdichado de un solo golpe.

Draenna trató de acabar con uno de los kobolds que se habían puesto a hacer girar sus hondas para apedrear al grupo. Por desgracia la flecha voló muy alta y se perdió por la hierba alta de la pradera.

El mediano se preparó para el ataque de uno de aquellos asqueroso kobolds. Las espadas cortas cortaron el aire cuando aquella criatura estuvo a su alcance.

La falta de práctica en el manejo de ambas armas propiciaron que uno de los tajos fallar.

Joorin tenía que practicar más. O eso se repetía interiormente mientras intentaba defenderse de los ataques enemigos.

El tajo que impactó en su rival, parecía lo suficiente profundo y letal como para dejarlo fuera de combate. O eso esperaba el inexperto explorador.

—¡Abdali! —el forjado corrió en su ayuda ahora que la distancia entre sus enemigos y ellos se había acotado. Descargó otra oleada de llamas contra uno de los kobolds, lo suficiente para distraerlo y evitar que rodeasen completamente a su hábil compañero. Estaba desconcertado por lo leves que estaban resultando sus ataques ahora. ¿Estaría relacionado con la proximidad del dragón en Nidoverde? ¿O quizás su capacidad para manejar esa energía había resultado afectada tras el combate con el dracónido?

Joorin había logrado acabar con el Kobold pues el tajo que le había dado con su espada había abierto una gran herida en la criatura. Dos kobolds mas cayeron a manos de Abdali y Endozal, mueriendo este último despues de haber lanzado una pedrada contra la cabeza de Joorin. La flecha de Draenna fue respondida por una pedrada lanzada con mucha precisión que acertó a la elfa en la frente abriendola una pequeña herida. El otro Kobold empezó a arder gracias a Égida pues una llama emergió de su brazo pero se la apagó rápidamente antes de atacar a Abdali de nuevo con su cuchillo, esta vez hiriendo al calishita en el muslo. Se aprovechaba de que el cultista, pese a no ser un gran luchador, distraia lo suficiente a Abdali como para que no pudiera defenderse de todos los ataques.

Draenna recibió una pedrara que decidió responder con un golpe de bastón. Dejando su arco caer al suelo, sacó el bastón, dió un par de zancadas y saltó.

Cuando cayó el bastón, imbuido por magia druidica, golpeó en el cráneo del kobold sin miramientos.

El guerrero sangraba profusamente pero al ver el final del combate cercano no disminuyó el ímpetu con el que balanceaba el arma a dos manos.

Aplastó con un fuerte golpe el cráneo del kóbold que le había atacado con la daga. La sangre de la criatura le salpicó la cara y se confundió con la suya propia.

Cada enemigo draconido que mataba era un inocente más que salvaba a los ojos del calishita. Ya quedaban menos...

Ya no quedaban enemigos a los que abatir, sólo el cultista del que obtendrían jugosa información, si Égida era capaz de alcanzarlo. Viendo que cabía la posibilidad de que huyera, el forjado corrió hacia él con un intimidante rugido con intención de placarlo, pero el cultista, quizás viendo que podría ser aplastado por la mole metálica, lo esquivó sin saber bien qué pretendía éste. 

El combate estaba controlado y sus compañeros habían luchado valientemente acabando con todos los kobolds. Sólo quedaba el cultista frente a ellos y desde la distancia les recordó que debían noquearlo.

- No lo matéis, debemos de interrogarlo. les dijo para que no acabaran con él. Mientras recogió su mochila y corrió hacia ellos pues sabía que sus disparos podían ser mortales y estaba lo suficientemente lejos como para no llegar a atacar en cuerpo a cuerpo.

- Ríndete malandrín! Gritó el mediano mientras se acercaba al único superviviente. - Suelta las armas y podrás salir con vida de esta. 

La herida causada por una pedrada de kobold sangraba por una brecha en la frente de este. La verdad es que le dolía, y por un momento, le pareció verlo todo negro.

-¡Jamás!-gritó el cultista fuera de si- ¡os mataré a todos!-gritaba sin importarle la clara desventaja en la que se encontraba

Draenna sabía que había fanáticos por el mundo como este que ahora les amenazaba con su arma, como una alimaña acorralada, igual que las ratas del túnel.

- Dejad que lo intente... - pidió al resto con gesto apaciguador.

Sabía que no podría convencerle por las buenas ni por las malas. Gente como esa eran escoria y ponían su fe ciega por delante de cualquier otra cosa.

- Escucha mis palabras humano. - empezó a entonar en una mezcla de común y otra lengua. - Habla libremente, pues estás entre amigos. - continuó mientras trazaba unas runas con gracia y sutileza en el aire.