Partida Rol por web

El bufete de abogados Swanson tiene su ubicación en un viejo edificio de estilo victoriano, construido hacia 1805 para durar, con paredes gruesas, cimientos sólidos y columnas. De aspecto señorial, se encuentra rodeada de un amplio jardín vallado con una alta tapia.

Fue desde el principio propiedad de la familia Swanson los cuales un siglo después le dieron a la mansión una tarea más importante, la de albergar las oficinas principales del bufete.

Los Swanson han estado vinculados a la abogacía y las leyes desde más de dos siglos, sus miembros, en general son bien conocidos y poseen una buena reputación dentro de este ámbito. Gracias a sus habilidades y a la riqueza inherente de la familia, no parece que les vaya mal.

El interior del edificio está limpio y bien cuidado, con un mobiliario rico sin ser ostentoso y posee un pequeño servicio que consta de una secretaria, un mayordomo y varios criados que realizan varias tareas en la casa.

El edificio posee tres pisos, el primero de ellos o planta baja tiene un amplio vestíbulo con una entrada grande y libre de otros muebles aparte de un armario, un paraguero y un perchero. El mayordomo siempre se ocupa de dejar a buen recaudo las pertenencias de los visitantes, sean clientes o no.

Un poco más adelante se encuentran dos grandes puertas laterales, una a cada lado, generalmente cerradas que dan a un salón y un comedor. A continuación podemos encontrar el area de espera. Tal y como se ve en la imagen de arriba, hay un escritorio donde se sienta la secretaria, las escaleras que suben al piso de arriba donde tiene sus despachos el bufete, y unos sillones y varias sillas dispuestas junto a una mesita.

La secretaria se ha presentado como Jane Math, parece una persona muy amable, de rostro ligeramente redondeado lleva gafas sencillas, el pelo castaño, recogido en un moño y viste con una blusa marrón y una falda larga de un tono azulado oscuro. Calza botas de tacón. Y mientras nadie la hable, ella diligentemente se encuentra realizando sus tareas administrativas, revisando citas y teléfonos.

Son las 9:40 horas de la mañana del 25 de Abril de 1922.

Ha amanecido nublado, con una débil lluvia cayendo sobre Arkham, el sol se encuentra oculto por unas nubes oscuras y el viento se ha tornado en una brisa fría que trae el aroma de las nieves de las montañas.

Las autoridades han reducido el nivel de alerta de 5 a 3, lo que quiere decir que los ciudadanos pueden salir a la calle y viajar, siempre y cuando tomen las mayores precauciones posibles.

Lleva desde las 9:00h, momento en que el bufete abre sus puertas, sentada en uno de los sillones junto a su hijo mayor, Bryan. Ambos van vestidos de luto y cada cierto tiempo la señora Hough se seca unas lágrimas y gimotea tímidamente.

Me levanto de la cama con tiempo, aunque mi humor hoy no es que sea de los más optimistas que te puedas encontrar. Tras asomarme a la ventana y comprobar el frío que hace, lo único que me apetece es volver a meterme debajo de las mantas, al calor, y dejar pasar las horas tranquilamente. Por algún motivo, me habían citado para la lectura de un testamento de un hombre del que no me había preocupado nunca y la curiosidad me podía. Aún andaba con el tiempo suficiente para arreglarme y desayunar, que al menos, al conocer el clima, tampoco me pilló demasiado desprevenida el que fuera a hacer tanto frío.

Una vez " compuesta " y tras almorzar algo, pedí un taxi que me llevara hasta el lugar donde se debía leer el estamento. Al acompañarme la secretaria hasta la sala en la que se encuentran la viuda y su hijo, volvió a formarse un nudo en mi estómago, seguía sintiéndome totalmente fuera de lugar aquí.

- Es un placer volver a verla - dije a la viuda, mientras una sonrisa triste aparecía en mis labios. Un asentimiento de cabeza fue mi saludo hacia su hijo mayor.

Busqué un asiento, no demasiado cercano a la desconsolada mujer, ya que me hacía sentir bastante incómoda el hecho de no estar ni lo más mínimo apenada por el fallecido, ya que al no estar nada unida a él, es como si todo esto lo estuviera viendo desde fuera, como si fuera una historia. - Al menos, toda una vida de interpretación hace que no se percaten de ello - Pienso tranquilizadoramente mientras me quedo en silencio, esperando a que lleguen el resto de asistentes, ya que supongo que habrá alguno más..

Al amanecer, parece que ha escampado un poco la lluvia y tras revisar en la radio que las autoridades indican que ya se puede viajar, con precaución... tu padre decide ponerse en marcha y volver a casa, en Aylesbury.

Hijo, tengo confianza en ti, sé que lo que sea que te legara mi buen amigo y mentor, tú sabras apreciarlo. Llamaré cuando llegue a casa. - le da un abrazo y entra en el coche.

Padre, no se que es todo este extraño asunto, me choca mucho que yo aparezca en testamento de tu mentor digo para acto seguido darle el abrazo Pero bueno, supongo que descubrirlo sera el primer paso de algún extraño misterio que habrás preparado para mi digo bromeando, una vez he despedido a mi padre vuelvo a la habitación del hotel para arreglarme, la ropa formal no solía ser lo mio pero estaba representando a mi padre y debía de estar a la altura.

Tras cambiar mi ropa por una mas acorde a la ocasión cojo la carta y me dirijo al lugar donde se me había citado, al llegar pude reconocer a algunos de los presentes en el entierro

Buenos días dije saludando a los presentes

* !!ACHIS!! *

Se oye un fuerte estornudo proveniente de la puerta de Entrada al bufete. William entra en el Vestibulo y mira brevemente a la secretaria, Jane Math. * Buenos dias *

*buenos dias...... en buena hora se me ocurrio salir sin paraguas ayer, maldito resfriado...*

Tras el breve saludo a la secretaria, William se fija en el resto de los presentes. Sentados en un sillon estan la viuda de Daniel Hough y su hijo y en otro sillón a una prudencial distancia hay una joven señorita. No resulta muy dificil la elección. *incomodar a la aflijida viuda y a su hijo sentandome a su lado o esperar acompañado de una joven y atractiva mujer....oh, que complicado resulta esto, William....eh..deja de ser sarcastico. Dejaremos en paz con sus pensamientos a la viuda e intentaremos esbozar una sonrisa y entablar una conversación con la joven desconocida. Si, buena elección, amigo William.*

El señor Abott deja el paraguas en el paraguero, cruza el vestibulo, y se gira brevemente hacia la viuda. Saluda asintiendo con la cabeza, con una mano a la altura del plexo solar. Acto seguido se gira hacia el sillon donde esta sentada la joven señorita y, con un leve hilo de voz, dice:

*Buenos dias, señorita. Puedo sentarm....?* William se gira bruscamente hacia un lado y tapandose la nariz con la mano se oye un fuerte y sonoro:

!! ACHISSSS!!

Casi unos segundos después que William y casi no dejando tiempo a que la puerta se cerrara entro en el lugar, ya llevaba un par de minutos detrás de aquel hombre, pensando si había estado en el funeral de ayer o reconocía su rostro de alguna otra cosa... misterio resuelto. Cuando entro, visto con un pantalón de pinza, camisa y un chaleco de pana que protege el pecho del frío. Sobre el mismo un abrigo que llega hasta media pantorrilla por encima de la rodilla, y cubriendo la cabeza y la calva de los posibles rayos de sol en el caso de que despejara el día un extraño sombrero, para alguien puesto en el tema, podría reconocer que es una boina de corte militar estilo europeo. Comenzó a ponerse de moda por el año 1835 y lo cierto es que lo tenía como subvenir en su tienda, pero era un complemento que siempre gustaba llevar.

El paraguas lo llevaba a modo de bastón, y por la forma de manejarlo se diría que no es la primera vez que lo empleo para tal fin. Decido no seguir las acciones de William y guardo el paraguas como apoyo, saludo levantando la parte delantera de la boina al pasar frente a la viuda e hijo y enseguida tiendo un pañuelo al estornudo del caballero...

Aquí tiene, será mejor que se cuide, esta época es muy traicionera. Hago una pequeña reverencia a modo de saludo hacia June Adams y me presento, eligiendo un sitio entre los disponibles para tomar asiento. Buenos días, mi nombre es Bernard Cottle, ¿También conocían ustedes al señor Hough?

William rechaza cortesmente el pañuelo del caballero y saca un pañuelo de su bolsillo bastante arrugado y con claros signos de que ha sido usado recientemente en numerosas ocasiones. Aun con la vista clavada en el suelo evitando claramente mirar a la cara al resto de los asistentes se limpia la nariz con el pañuelo y lo vuelve a esconder en su bolsillo *Oh, disculpen, gracias por su ofrecimiento, señor Cottle* Tras recomponerse William alza la vista y mirando a los dos, dice:

*Encantado de conocerle, mi nombre es William Abbot* girandose hacia la señorita *y usted?...* Un cosquilleo en la nariz del señor Abbot vaticina otro fuerte estornudo pero se queda solo en un aviso sin mayores repercusiones.

Observo con curiosidad al hombre que llega estornudando, y sonrío, aunque tampoco demasiado, ya que la situación no es como para ello. Justo en el momento que iba a presentarme, aparece un segundo hombre, claramente mayor, de aspecto agradable, al menos su forma de hablar lo da a entender, aunque nunca se sabe.

Sin quitarme el guante, y menos viendo el estado de salud del primer hombre que se ha sentado a mi lado, tiendo la mano para presentarme: - Un placer conocerles caballeros, mi nombre es June Adams.

William coge la mano de la señorita con suavidad,  apenas rozando su guante con los dedos, y asiente con la cabeza a la par que dice: *Encantado de conocerla, señorita Adams*

Tras el saludo nuestro protagonista se dispone a sentarse en el sofa. *nunca tengo claro cuando se debe besar la mano y cuando no, odio los protocolos, demonios, alguien debería simplificar todo esto. En cualquier caso y dado mi estado de salud, no debo incomodar a la joven señorita, mas me vale ser discreto*

William se acomoda casi en la otra esquina del sofa, dejando un amplio espacio entre el y la señorita Adams, el suficiente como para que se pudiera sentar otra persona.

Un placer conocerla señorita Adams digo acercándome hasta ella para darle un apretón de manos Mi nombre es Eban Jhonson. Disculpen si no he saludado a los demás, estaba algo distraído digo disculpándome con los presentes.

Espero que esto comience lo antes posible, estoy ansioso por saber de que va esto pienso mientras doy un par de vueltas por la sala , me paro un segundo frente a la plaza libre del sofá

Por favor siéntese señorita Adams

Con una sonrisa, hago una especie de leve reverencia al hombre que se acaba de presentar y tras volver a echar otro vistazo a los hombres que ahora me acompañan en mi espera, vuelvo a sentarme tranquilamente en el mismo lugar en el que estaba. Mi cara refleja tranquilidad, aunque algo de aburrimiento por la espera, pero trato de que no se note demasiado, aunque algo lejos de nosotros, la viuda sigue estando ahí y la educación es algo primordial, sobre todo cuando ves que alguien lo está pasando tan mal.

Tras haberme levantado justa de tiempo por haberme pasado buena parte de la noche escribiendo el comienzo de mi nueva novela, me dirijo a toda prisa al bufete de abogados en el cual he sido citada. Hace un día frío y húmedo, pero aún así he preferido hacer el camino a pie, al no hallarse mi hotel especialmente lejos del bufete.

Mi abrigo no me sirve gran cosa contra el frío y la lluvia, y me arrepiento de haberme puesto mi elegante traje escarlata (el mejor que tengo) en vez de mi menos sofisticado -pero más apropiado para este tiempo- vestido gris.

Andando a toda prisa, me adentro en el edificio con la impresión de que llego tarde, como compruebo en el mismo instante en que me adentro en la sala de espera. Varias personas se hallan ya esperando en el interior, y a juzgar por sus caras de aburrimiento, ya llevan un buen rato aguardando. Debo de ser la última en llegar, como me pasa siempre...

Saludo a los presentes con una leve inclinación de cabeza, y me quito el húmedo abrigo. Reconozco a la desconsolada viuda entre los presentes, y de nuevo inclino mi cabeza a modo de saludo. Prefiero no decir nada, pues las reuniones con gente que no conozco me incomodan sobremanera, así que me limito a esperar de pie junto a los sillones más próximos a la puerta, observando a los demás.

Nuestro protagonista cruza las piernas y mira hacia el techo del Vestibulo, con la mirada perdida *me pregunto que relación tendran estas personas con Daniel Hough .... mas aún, me pregunto que hago aqui.. ah, si, la codicia humana amigo, que simple eres a veces.*

Al oir las palabras de Eban, William deja de mirar al techo y sale de sus pensamientos. *Oh, encantado de conocerle, señor. Mi nombre es William Abbot*

Momentos mas tarde, cuando la señorita Anne entra en el vestibulo, William la observa brevemente y responde a su saludo con otro asentimiento de cabeza. *debería cederle mi asiento a nuestra ultima asistente desconocida? Oh, señor Abbot que caballeroso... no, mejor no, aqui estoy muy bien, el sofa esta protegido del frio y hace 20 minutos que no he estornu.....*

*Achh.....* William contiene el estornudo tapandose levemente la nariz con la mano.

Un enorme reloj de pie, Un carrillon de tipo inglés marca las 10:00h con una armoniosa tonadilla de variados timbres de distintos tonos.

La secretaria, ajena, sigue revisando algunos documentos que tiene sobre la mesa.

Me acerco al reloj y lo observo curioso Vaya es bastante bonito pienso, echo un rapido vistazo por la sala y observo la secretaria que parece permanecer ajena a todo Disculpe señorita, ¿sabe a que hora esta previsto que comecemos? el motivode mi presencia alli me teniaintrigado pero mi presencia en Arkham no se debia en un principio al testamento y ardia en deseos de poder investigar los demas misterios que escondia la ciudad.

Tras dar un par de vueltas por la habitacion vuelvo a dirigirme a la secretaria nuevamente
Perdone que la moleste de nuevo, pero ¿el apellido McGregor le suena de algo?

La secretaria mira un momento al señor Jhonson - Sobre las diez. El señor Swanson está organizando su caso, le gusta que todo sea claro y conciso. Me avisará cuando puedan acceder al despacho. - informó en un tono afable pero firme.

Continúa revisando la documentación legal de algún caso. A la siguiente pregunta le mira de reojo y tras suspirar profundamente, sigue con su trabajo. "como si no hubiera McGregors en la ciudad..."

Ya han dado las diez, y seguimos a la espera. Mis ropas están mojadas, y aunque en la estancia la temperatura es agradable no puedo evitar sentir frío. Me quito mi enorme sombrero mientras uno de los presentes se acerca a la secretaria.

"Bueno, sólo espero que el señor Swanson no se demore mucho", pienso tras oír las palabras de la secretaria. "Me gustaría regresar pronto a casa, para ver si mi madre ya se encuentra mejor. Además, ardo en deseos de conocer por qué mi nombre figura en el testamento de un hombre al que ni siquiera puedo recordar".

Observo a los presentes de forma disimulada. Ninguno de ellos me resulta un rostro conocido. Alguno me suena ligeramente de haberlo visto en el funeral, pero poco más. Me pregunto si mi padre había tenido tratos con alguno de estos sujetos en el pasado...

Pues nada, esperar era lo que tocaba, pero nunca me había gustado excesivamente hacerlo. Lo que puede resultar bastante normal si tenemos en cuenta, que siendo actriz, normalmente era yo la que hacía esperar al resto. Me revuelvo algo incómoda en mi asiento, y vuelvo a mirar a las personas que me acompañan, sin tener claro si serán familia del difunto o estarán aquí como yo, sin saber exactamente por qué estamos aquí..

Al final, en casi un susurro, con el fin de no incomodar a la viuda y familia directa, me dispuse a hablar con los aquí presentes: - Discúlpenme, son ustedes familia del difunto? Le conocían bien?