Partida Rol por web

Aprieto la mano de Francesco por sus animos:

- Mi compartimento no tiene echado el cerrojo. Pero es la sala normal de una mujer coqueta.

Miro las armas de los alemanes, con una idea rondando la cabeza.

- ¿No crees que es más fácil que el arma fuera alemana?

-Me parece correcto, capitán. Sr. Alexandro, acompáñeme. Capitán, usted queda al cargo. Que nadie salga de este vagón.- Dice el capitán, mientras tiende el subfusil a Matog. Antes de irse, añade un último inciso.

-La situación es grave, caballeros. Hay alguien aqui que sabe más de lo que aparenta, y he visto ya muchas cosas que señalan a más de uno.- 

Tras eso, le hago un gesto a Francesco para que pase delante, hacía el vagón de las SS, hacia uno de los compartimientos. 

Capitan,con su permiso cogere el telefono, puede ser Berguer o a saber que nuevas... dice Senn mientras se aproxima al telefono y lo coge.

Capitan,con su permiso cogere el telefono, puede ser Berguer o a saber que nuevas... dice Senn mientras se aproxima al telefono y lo coge.

- Por favor haga rápido Senn e informeme quien llama y porque... Conde Aluccio vaya preparandose, que luego de Alexandro le toca a usted. Dice Matog mientras no deja de apuntar al grupo con el MP40.

Es obvio. No tenemos acceso a sus vagones más que a través de esta puerta, y nadie la ha atravesado. Tranquila. No nos pasará nada, soy alguien influyente, y más en tiempo de guerra.

Paso en la dirección en la que me indica el capitán.

Como usted mande.

Walter había permanecido silencioso mientras estallaba el caos en la sala. Le había sorprendido como a los demás la muerte del maquinista y con calma había sacado su arma cuando se armó el revuelo. Ahora no le quitaba ojo de encima a los italianos y esperaba órdenes como un buen soldado.

El capitán espera a Senn, y a las nuevas des de la locomotora, (pues lo más probable es que sea Berger) antes de "acomopañar" al señor Alexandro hacia la salita de las SS, donde tendría lugar el interrogatorio. 

Decsuelgas el teléfono.

¿Funciona? Bien, soy Berger, he revisado la locomotora y está en buen estado, creo que podré hacerla funcionar aunque no sé si a una velocidad apropiada, quizá vaya más lento o más rápido, no tiene ningún instrumento que marque la velocidad y hay que adivinarla, así que si alguna vez freno bruscamente es porque íbamos demasiado rápido...nada más.

¿Cómo está la situación por ahí?

EL teniente Senn descuelga el teléfono mientras Francesco y el capitán se quedan a un aparte, esperando a Senn para poder irse a charlar un rato...

Cita de Silver Matog.
 

Alzo la mano llamando la atención sobre mi persona al alemán que se ha quedado vigilándonos:

- Disculpe, pero su compañero ha dicho que todos los italianos nos hemos ausentado.... y no es cierto. Si recuerdan bien, el señor Gario y yo nos hemos quedado en el restaurante en todo momento.

Me giro hacia mis compañeros.

-Si eso es cierto señores, ustedes podrían corroborarlo puesto que yo he llegado un poco más tarde a la mesa. Así podríamos reducir la lista de sospechosos.

- Hmm, puede ser. De todos modos deberiamos interrogarlos a todos, aunque sea solo por estar seguros.

-Si eso es cierto, señorita, entonces no tiene nada que temer al interrogatorio.- Dice el capitán, ahora con la pistola Lugger en la mano. Se gira hacia Senn, que ahora está al teléfono, esperando las nuevas des de la locomotora. 

-Hemos estado suponiendo que son los italianos los únicos que se han ausentado del vagón restaurante pero... ¿alguno de nosotros lo ha hecho también? pregunto mirando a mis compatriotas alemanes.

Yo estuve aqui hasta que Stein me pidio que le acompañara a ver al Maquinista...

Descuelga el telefono y habla...

Estupendo ... sera capaz de manejarla. ¡Es usted un gran hombre Berguer!. Seguro que el Fuhrer en persona le felicita.

Respecto a las cosas aqui... se estan llevando a cabo interrogatorios. ¿Ha descubierto usted algo por casualidad?

Cita :
 

Por fin parece que uno de los alemanes se dá cuenta de que no solamente hemos podido ser nosotros- sonrio algo más tranquila, al ver que no todos pretenden cargarnos el asunto a nosotros.

-Bien. Es bueno saberlo.- Dice el capitán, ahora mucho más aliviado. -Tengo cierta fe en nuestros compatriotas, teniente Walter. ¿Acaso debo arretarle también a usted?.- Le digo, mirándole, con una sonrisa irónica. -Hay que confiar en alguien. Empezaremos por interrogar a los civiles.- Tratando de mantener la calma, -No vamos a fusilar a nadie. Al menos no en este tren. Pero debo saber que ha ocurrido.- 

Miro al Sr. Alexandro, y le señalo que pase delante con el brazo, y nos dirigimos hacia la salita de las SS.