Partida Rol por web

El tipo contesta con voz calmada, aparentemente ignorando el riesgo de todas vuestras armas. El Hutt en cuestión es Turganga Hutt, es el pez gordo del crimen de este planeta. O lo era hasta que al gobernador le vino la inspiración de juzgar a libertador revolucionario. Explica sin alzar la voz De hecho los problemas del Hutt empezaron cuando dos granjeros encontraron estrellada en la selva una antigua nave de transporte de droides de la Federación. Uno de ellos es el prisionero que llevamos. Al parecer el otro granjero se lo vendió al gobernador a cambio de amnistía para su grupito de guerrilleros. Juraríais que ois una risita que suena distorsionada al salir por los altavoces del casco del mercenario

Pero por lo que se vé ambos granjeros tenían los códigos de activación de parte del cargamento de droides. El governador tenía muchas ganas de que nuestro prisionero le revelase el código que tiene. Y nuestro empleador Turganga Hutt quiere impedirselo. Los gobernadores rebeldes suelen ser peores para el negocio que no los lacayos imperiales.

Y levantandose tras el escudo mueve la mano para señalar el maletero del transporte El prisionero está ahí. Guardemos las armas y os llevaremos hasta el Hutt, luego nos partimos la recompensa por mitades. 

Traspaso la barricada con el fusil en mis manos preparado para disparar con el dedo en el gatillo, aunque sin apuntarles directamente. Me acerco al que esta hablando por el otro bando.

– Al parecer hay alguna cosa que no encaja, según nuestros informes eran soldados del gobernador quienes trasportaban al prisionero. ¿Podéis explicarnos que ha sucedido?

Los de la resistencia nos hablaron de un único desertor, no de dos. Suponiendo que estos dijeran que eran granjeros para evitar ser ejecutados nada más los capturaron.

El joven cadete guardó su bláster. Quizá pecaba de confiado, pero sabía que, a diferencia de un fanático, un mercenario solo mataba por dinero.

Al igual que Albrecht, Wexley no terminaba de entender cómo era posible que hubiera detalles de la historia de los rebeldes que no encajase con la que les estaban contando ahora los cazarrecompensas. Una de las frases que había pronunciado el líder de los cazarrecompensas hizo que el muchacho tuviera la impresión de que sus hasta entonces adversarios habían hecho referencia a alguien a quien conocían.

-El granjero que vendió a su compañero a cambio de amnistía para él y sus guerrilleros... -comenzó a decir Maider, a la vez que dirigía una mirada a los otros cadetes-, ¿por casualidad no se llamaría Vash Spunns?

Balon meditó acerca de las palabras de Wexley...¿Spunns? Reordenando las piezas del puzzle, la cosa comenzaba a tener sentido. Pero en caso de ser cierto ¿en qué situación dejaba todo esto a seis cadetes imperiales perdidos en un planeta desconocido y sin ningún tipo de apoyo?

Sin embargo, para Balon había una opción más interesante. ¿Y si conseguían ellos esos códigos, accedían a la nave y activaban los droides? Con su ayuda podrían reestablecer el orden imperial en el planeta. 

Fuera como fuere, parecía que la forma más razonable de salvar esta situación era abatir a los cazarrecompensas e interrogar al prisionero. Pero no quiso ser él el que tomase la decisión por todos. Así que se conformó con seguir apuntando. Y como se le cansaba el brazo, buscó acomodo sobre una piedra o algo. 

Escuchaba como mis compañeros dialogaban con los que hasta hace unos instantes eran nuestros mayores enemigos. Escucho todas y cada una de sus palabras. Sinceramente no me fiaba mucho de ellos, pero ¿y si estaban diciendo la verdad? Seguiría viendo como actuaban y ver que decisión tomabamos finalmente.

Usando el comunicador interno, Balon transmitió su idea a sus compañeros.

-Esto me huele mal. No estamos aquí para hacer negocio. No creo que debamos negociar con cazarrecompensas ni contrabandistas. Estamos aquí para reestablecer el orden imperial. Si conseguimos esos códigos, podremos activar nosotros la nave de droides y utilzarla para reestablecer el orden imperial. Creo que es lo que debemos hacer. 

El mercenario asiente a las palabras de Wex

En efecto Vash algo, tratamos de echarle el guante pero anda metido en esta condenada selva. Supongo que sus guerrilleros no les haría mucha gracia saber que en realidad va de la manita del gobernador. Y añadiendo algún dato más menciona Por lo que se vé con su código el gobernador ya tiene dos de los tres necesarios, así que nuestro amigo el prisionero vale su maldito precio en créditos. Hace una seña y su colega abre el maletero, en su interior con una bolsa negra en la cabeza hay una figura humana atada en posición fetal.

-Creo que eso no va a hacerle ninguna gracia a los hombres de Spunns -comentó el joven cadete, con una sonrisa maliciosa en los labios-. ¡Y pensar que estuvimos a punto de recibir un disparo por ese traidor malnacido!

Wex hizo un gesto de negación ante las palabras de Balon.

-El Hutt preferiría la presencia imperial antes que la de un gobernador amigo de los aliens -indicó, pensativo-. Ya has oído al cazarrecompensas. Un gobernador rebelde podría fastidiar los negocios de esclavos del Hutt. Los gobernadores imperiales, en cambio, son mucho más permisivos en ese aspecto. Total, ¿por qué no hacer la vista gorda con los esclavistas, siempre que esclavicen a razas inferiores? Aliémonos con el Hutt. El enemigo de mi enemigo es mi amigo. Si ve algún tipo de beneficio personal, nos ayudará contra el gobernador.

No es mi campo de experiencia los bajos fondos, se limitan a que los Hutt están implicados en todo tipo de actividades delictivas.

No me confió y no ceso de vigilarlos, así como al vehículo por si hubiera alguno mas dentro preparado para sorprendernos.

– Apoyo tu postura Wexley. Por lo que he oído de ellos son básicamente hombres de negocios. Entre enfrentarse al Imperio y a un gobernador sublevado creo que considera mejor inversión ser amigo del Imperio.

- No perdemos nada por escucharlos y pensar Balon - Dijo Adrieira sin dejar de apuntar al tipo que antes estaba subido en la torreta. - Cuanta más información tengamos mejor. No me han gustado los tipos del campamento y no creo que debamos fiarnos de los primeros que nos encontraron. Al fin y al cabo podrían ser el enemigo tratando de engañarnos... O quizá sean ellos quienes nos la quieren jugar. - Apretó su fusil contra la espalda y lo empujó un poco. La soldado estaba cabreada y tenía muchas granas de pegarle un tiro a quien fuera. Parece que no había tenido suficiente con el del lanzallamas.

- ¿Por que no sacáis al prisionero y vemos que tiene que decir antes de tomar una decisión? - 

El lider de los cazarrecompensas da un par de pasos hacia atrás lentamente y arrastra a la figura atada fuera del maletero del vehiculo. Lo ayuda a incorporarse y retira la capucha negra revelando al humano que visteis en la tableta. Este mira a su alrededor desconcertado pues a la luz de las llamas de la enorme pira que son los restos de la barricada y del motor en llamas del vehiculo ve como sus captores están rodeados por lo que parece una banda de soldados imperiales en armaduras sucias y rotas.

¿Se puede saber..? pregunta mirandoos a todos ¿Que diablos está ocurriendo aquí? ¿Sois realmente soldados imperiales?

Le exponeis la situación y el hombre se presenta como Eskol Tanek, al parecer también es un veterano de las Guerras Clon que recibió tierras en Vendaxa como recompensa a sus servicios. Cuando le preguntais por los códigos de los droides y su situación responde lo siguiente:

Es cierto, Vash y yo teníamos granjas vecinas y compartiamos además un buen trozo de selva inexplorada. Hace ya casi seis meses un tipo se presentó junto a un grupo de secuaces del Hutt y nos pidió que le guiasemos hacía unas coordenadas en nuestros terrenos. Se esfuerza en hacer memoria Ahí encontramos una antigua nave de la CSA llena de droides, supongo que debieron esconderla aquí y luego cuando acabó la guerra todo el mundo se olvidó de ella. La cuestión es que el tipo tenía mucho interés en rescatar los droides. La cosa me olió mal así que mangué parte de los códigos y le entregué la mitad a Vash. Cada grupo de códigos, el de Vash, el de ese tipo y el mio permitía activar solo una tercera parte de los droides. Y hacen falta los tres para que funcionen las autorreplicadoras. Aquí su semblante se ensombrece. A partir de ahí las cosas se pusieron feas, el gobernador echó de alguna manera mano de los droides y con ellos acabó con la guarnición local. Luego se pasó al bando alienigena y empezó a echarnos de nuestras granjas, los que se oponían acababan muertos o peor. Vash y yo nos echamos a la selva con los veteranos, sabiendo que ahí nunca nos cojerían. Y sacudiendo la cabeza remata Pero algo cambió en Vash, lo encontré rebuscando entre mis cosas para lograr el código. Cuando me enfrenté a él me amenazó, y a la siguiente salida caí en una trampa de las tropas del gobernador. Esos me hubiesen fusilado si ellos señala a los mercenarios no hubiesen aparecido.

El cadete había estado callado, escuchando a la par que analizaba todo lo que habían oído desde que llegaron al planeta lo cual no dejaban de ser trozos de historias por parte de Vash y sus aliados. Nox comenzaba a tenerlo claro, después de lo dicho por los cazarecompensas y Eskol. Bajo el arma del todo.

-Según yo lo veo, Vash y sus compinches nos han enviado a una misión suicida en la que sucediera lo que sucediera, él salía ganando. Si palmábamos en la emboscada se quitaba a un grupo de fieles al Imperio. Si vencíamos y volvíamos con Eskol, nos darían un tiro a la mínima oportunidad y tendría un ejército de droides a su disposición. Me uno a la petición de Wexley, el Hutt es nuestro más claro aliado. Sabemos que lo mueve el dinero y el "protectorado imperial".

Quedaba ver cuantos más apoyaban reunirse con el Hutt. Seguramente desde allí podrían ponerse en contacto con el Imperio y seguir las órdenes que tocasen.

Asiento las palabras de Nox.
Tienes toda la razón, tiene pinta que nos utilizaron. Sea como fuere la mejor opción es la que comentas. Así que hagámoslo

El joven cadete escuchó las palabras de Tanek con una sonrisa en los labios. Todo indicaba que Vash Spunns se la había querido jugar bien, enviándoles a una misión de la que, de no ser por los cazarrecompensas, probablemente no hubiera acabado vivos.

-Definitivamente, dejaré que la próxima vez le peguen un tiro a Vash -comentó Maider, y en esa ocasión no hablaba en broma-. Sus guerrilleros no tienen la culpa de lo que haga él. Shandi y el doctor Gilean, ese veterinario que atendió a Ludwig, no parecían malas personas. Devotos del Imperio dirigidos por un mentiroso patán. Creo que después de reunirnos con el Hutt, tal vez debamos hacer una visita a Spunns...

A Balon no le hacía ni una pizca de gracia tratar con cazarrecompensas y mucho menos, negociar con contrabandistas. Pero lo cierto es que la opción más viable y más realista era intentar llegar a un acuerdo. Aunque no descartaba tener la opción que proponía como plan B para cuando todo se torciese, que se torcería. Fiarse de un Hutt era peligroso. Su fama les precedía. 

-Está bien, intentarmos llegar a trato. Pero no descartemos esa posibilidad si intentan traicionarnos, cosa que no me sorprendería. Vash pagará a su debido momento. 

Así pues llegais a un entendimiento, como mínimo temporal, con los cazarrecompensas. Surge ahora la duda de como dar el siguiente paso. Sin vehiculos podeis seguir la carretera y un largo y penoso camino hasta llegar a la capital. O podeis, como sugiere Eskol hacer reuniros con Shandi y "ajustar cuentas" con el maldito Vash.

Los mercenarios por su parte una vez relajada la situación recogen las armas de sus compañeros caidos así como sus chapas identificadoras antes de tirarlos sin mucho miramento a uno de los pozos de tirador y cubrirlo con algo de tierra. Sacan algunas provisiones más del coche mientras discutiis con Eskol vuestro siguiente movimiento.

¿Seguir hacia la capital para veros con el Hutt? ¿O pasar primero por el campamento rebelde? ¿Es solo Vash quien ha traicionado al Imperio? ¿O no son de fiar ninguno de los rebeldes?

Las palabras del presunto traidor me hacen recordar la petición de Shandi justo antes de separarse de nosotros. Me acerco hacía él antes de hablar.

– Ahora entiendo la extraña petición de Shandi. Nos lo dijo después de conducirnos hasta aquí y cuando debía estar segura de que ninguno de sus compañeros la pudiera oír. Nos pidió que antes de matarte te preguntáramos que había sucedido, seguramente tenia sus dudas sobre lo que le contaron sobre ti.

Tenemos varias opciones, aunque desconozco cual puede ser la mejor. – Negociar con el Hutt, consiguiendo aumentar nuestro número para volver a hablar con Vash, aunque puede que tampoco necesitemos tanto apoyo. ¿Eskol con cuanta gente cuenta Vash?

– Otra opción sería, si todavía conservas los códigos, llegar hasta la nave y activar una parte de los droides para que luchen por el Imperio.

Eskol echa cuentas mentalmente Creo que en estos momentos los leales de Mohc son un par de cientos repartidos en varios campos, pero de estos hay muchos que son mujeres y niños. Pon casi un centenar de individuos armados. Reflexiona sobre la propuesta de Albrecht Si pudieramos volver al campamento creo que podría convencer a la gente para que dejasen de lado a Vash. Pero tened claro que meterle un tiro a ese mal nacido es privilegio mio ¿estamos de acuerdo?

Y respecto al tema de los droides añadió Puedo llevaros a la nave pero por lo que sé el gobernador ha sacado todos los droides de ahí y los ha llevado a la capital.

- Hijo de puta - Dijo Adrieira guardando su arma en y dando una patada al vehículo. Tendría que haberles pegado un tiro en cuanto tuve la maldita ocasión, pensó.

- Tenemos un tanque - Dijo entonces la mujer mirando el vehículo. - Una torreta de gran calibre, un cazarecompensas con una tecnoarmadura más que adecuada y el factor sorpresa. - Una sonrisa se dibujó en su rostro.

- Vamos con todo. Si quieres salir a intentar convencerles es cosa tuya; pero a la primera que nos disparen yo los acribillaría a todos - Estaba claro que estaba resentida. Quizá fuera lo correcto, quizá solo estaba movido por la sed de venganza o por el cansancio de las últimas horas y días...