Partida Rol por web

El viaje del Uthero

Bajo la sombra (Escena II)

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14/10/2016, 17:45
Valença

Todo allí no dejaba de ser fascinante. Cuando uno creía que ya no podía ser más exótico descubría una nueva cota de maravilla.

La ciudad era misteriosa, muy misteriosa, y parecía que en cada esquina te podías topar con algo imposible... Como así fue en la forja del maestro Gotrek. El hecho de ver un esclavo de Ulthos ya era suficientemente extraño y le habría gustado hablar con ese ser, en caso que hubiera sido posible un entendimiento, pero el propio Gotrek lo impidió. Lo que decía de la espada lo había convencido para comprarla. Algo en su interior le decía que ese misterioso emperador amarillo podía ser imposible de matar por medios mundanos, pero era seguro que con una de esas espadas... ¿mágicas? podría ser capaz de matarlo. En cualquier caso, parecía ser un acero más que excelente y, ser mágico o no, creía quepodría cortar la carne como mantequilla.

El tema de los plazos era engorroso, pero tampoco tenía claro que esos artefactos del maestre fueran a estar listos de hoy para mañana y junto con el encargo del maestre podría recoger su espada.

Entonces llegó ese ser extraño... montado en un monstruo. El monstruo daba miedo sólo de verlo, y el hombre también. Con una de esas caras chupadas de los magos de Qart. Desagradable. Muy desagradable. Temer tanto a la muerte era algo que los hacía débiles a los ojos de Valença.

Ese tipo, que era alguien principal en la isla, mostró mucho respeto hacia Liv, lo que hizo que volviera a ganar prestigio a los propios ojos de valença. Los trataba con mucha cortesía. Demasiada. Se le veía acostumbrado a mandar y le pareció curiosa su lisonja hacia ellos.

No es eso lo que ha traído a la gran sacerdotisa Liv a este lugar... Ella está por encima de esas cosas mundanas. Por mi parte, señor Thoma, mi nombre es Valença, y una de esas hojas, montadas en una espada como la mia, irían muy bien para destruir a los enemigos de la luz.

Valença quería ganarse aquel ser asqueroso. Parecía tener influencia, y les haría falta una buena dosis de ella para conseguir el encargo del herrero.

Podría haber añadido que había venido en busca de respuestas, pero no creía que alguien como aquel hombre pudiera dar respuestas. Parecía una víbora reseca, y uno no se puede fiar de las víboras resecas.

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16/10/2016, 01:07
Ben Lucking

Ben se secó el sudor de la frente con la manga de la, ya no tan limpia, blanca camisa. Extrañado mientras hablan de él, se va acercando hasta apoyar una pierna sobre la baranda del barco y mantener la cara serena mientras estudia con su azules ojos, a la noble que parece querer contratarle.

- No se que habilidades cree su señoría que puedo tener- habla Ben intentando buscar palabras cultas que nunca ha aprendido- soy un simple marinero, mucho menos valiente que usted, que si desafía a la muerte puede igualmente desafiar a la Eterna- le comenta un siempre prudente Ben donde su autoconservación está en pugna con su curiosidad inmensa.

Miro al capitán y y levanta las cejas ¿Que hago? le parece preguntar.

 

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18/10/2016, 02:50
Larazys Flaerin

No se sentía muy movido hacia desprenderse de uno de los marineros, aunque éste fuera un antiguo polizón. A raíz de las muertes de algunos de sus hombres en Marahai había ascendido a Ben a "marinero raso", con lo que se había ganado su derecho a formar parte de la tripulación como uno más. Pero también debían entablar buenas relaciones con los nativos.

-¿Oro, decís? Bueno, es la decisión del joven Lucking. Pero si él acepta, podríamos cerrar un buen trato con parte de éstos suministros. Eso si, deberéis prometer que lo traeréis de vuelta sano y salvo.

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18/10/2016, 02:55
Talila Genvaris

Volvió a cubrirse con la máscara. Una cosa era desafiar a la mala suerte y otra muy diferente dejar que esos extranjeros vieran su rostro a placer, en público. Hizo un gesto indolente con la mano. En su caso, el oro era lo de menos. Podía enterrarles a todos ellos en lingotes hechos con su fortuna.

-Eso es lo puedo prometer. No os inquietéis, joven señor, que la tarea de habéis de realizar no requiere de muchos conocimientos específicos. La encontraréis satisfactoria, descansada y bien remunerada.

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18/10/2016, 17:39
Liv

Claro que no, ella no había ido allí en busca de armas como bien anotaba Valença y acertaba por una vez. Lo escuchó responder en silencio, pensando en su propia respuesta pues al parecer Thoma estaba dispuesto a ayudarlos y ellos debían aprovechar eso.

-Y aunque no vengo por armas, quizás mi señor nos sería de ayuda.

La sacerdotisa hizo a su vez una breve pero sincera reverencia, no quería ser una soberbia.

-Soy Liv y estos hombres que me acompañan son Valença y Rogare.

No era el momento de dar el golpe, primero él tenía que sentirse en confianza con ellos.

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19/10/2016, 11:57
Ben Lucking

Varias miradas se fijaban ya en la conversación, muchos de sus compañeros marineros lo miraban con recelo, asustarse ahora me dajaría en ridículo y me perderían el poco respeto que podría haber ganado. Además parece que es un trabajo fácil y que con mucha recompensa. Mi sentido común me dice que no acepte el trabajo.

-Acepto el trabajo- me oigo a mi mismo- tranquilos chicos, volveré con un barril para todos- les digo sonriendo a los marineros, seguro que me bombardean a preguntas y es mejor si hay algo para beber mientras- Voy a por un par de cosas- le digo mientras busco una muda limpia, bebo agua y un cuchillo disimulado en una bota.
 

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23/10/2016, 03:37
Thoma

No le había costado demasiado encontrar a sus compañeros. El capitán había dicho a Connor que mantuviera "un ojo puesto en ellos". Solo tuvo que preguntar por la ciudad y los ciudadanos señalaron la dirección en la que se habían marchado. Llegó hasta la plaza, cerca del castillo de Thoma, y le llamó la atención la extraña criatura junto a la puerta.

-Parece que estamos todos- dijo Rogare, haciéndole un gesto para que entrara la forja de Gotrek.

Al entrar, se cruzó con ese mago, que le miró con curiosidad. En él veía trazas o restos de un contacto con una poderosa magia que mantenía alejado al "Gran Otro" en las tierras del oeste.

-Si tenéis el dinero suficiente, podría haceros una hoja igual a la que usáis en ese estoque -dijo el maestro gremial.

Dinero, asunto peliagudo. No lo tenía, sin duda. No el suficiente. Quizá con aquel premio en plata que se le escapó de las manos en Yin...

-Puedo financiaros tal espada -dijo el señor Thoma- Si me dais a cambio algo de igual valor.

El herrero parpadeó.

-Aquí solo aceptamos oro, no comida del oeste.
-Yo tengo oro, pero puedo cambiarlo por comida del oeste, y quizá algo más... ¿Tenéis mapas de las tierras de occidente?

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23/10/2016, 03:44
Talila Genvaris

El joven Ben acompañó a la extraña señora de las minas en su viaje de regreso a su palacio. Era una gran casa de oscura piedra asshaita con estatuas de mármol de Ghis, donde trabajaban muchos esclavos, la mayoría de ellos yitianos. Bajó de su palanquín, y al llegar a su casa pudo quitarse la máscara. Le miró con una pequeña sonrisa, quizá insinuante, y le indicó con un gesto que le acompañara.

-No soy una mago poderosa. De hecho, aunque hago mis pinitos, no puedo compararme con un archimago. Mi especialidad quizá os agrade...

Abrió las puertas de una estancia. Allí había al menos una decena de mujeres, todas vestidas con ropas escuetas y fáciles de quitar, que parecían bailar en una suerte de trance hipnótico a la música que unos eunucos tocaban desde un ángulo del salón. Algunas de ellas se besaban entre si, de modo bastante... picante. De hecho, una de ellas no la vió a simple vista, por que estaba tumbada en la cama, con el rostro de otra sobre su sexo, haciéndole lo que él había visto en los lupanares de Lys. "El beso púbico", lo llamaban. Los jadeos eran como un lamento creciente, incitante como una serpiente.

-Sabéis que uno de los problemas de Asshai es que ninguna semilla germina bien. Planta o animal. Eso supone un gran problema, a los que tenemos minas o barcos. Necesitamos mano de obra y los esclavos son caros. Sería mucho mejor si... pudieran reproducirse entre ellos.

Sonrió, mientras alguna de esas mujeres comenzaban a acariciarle el pecho y el rostro.

-El sexo puede crear una sombra, como bien saben los domadores, pero también es energía vital... pura. Estoy experimentando con el particular, y algunos resultados son prometedores. He conseguido algunos... niños viables, aunque eran enfermizos. La leyenda cuenta que un barco de Quarth, en el que venían unos ándalos de occidente, atracó aquí y esos hombres tuvieron relaciones con esclavas de Asshai, de muchas partes del mundo. Algunas de esas semillas... arraigaron.

Se mantenía detrás de él, pero sin acercarse demasiado. Quería dejarle espacio para que él... explorara. A su manera.

-Probaremos combinaciones, joven señor de occidente. De raza, de edad... Todas éstas mujeres han superado unas pruebas, un ritual que potencia su... fertilidad. Ha costado mucho trabajo y algunos sacrificios -no especificó si "humanos", pero tampoco quería preguntar- Así que servíos a placer, joven señor. Ellas harán realidad todos vuestros sueños. Solo debo pediros que no desperdiciéis vuestra esencia, ni vuestra fuerza. Cuando estéis cansado, mandaré que se os sirva comida y se os deje descansar. Si alguna de éstas semillas arraiga, os recompensaré generosamente en oro.

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23/10/2016, 22:45
Connor

Connor se mantuvo en silencio, escuchando para poder ponerse al día sobre lo que estaban hablando sus compañeros y ese extraño hombre. Parece que Valenca estaba queriendo obtener una buena arma. No era mala idea, pero tampoco tenía el ponienti objetos que pudieran valer por tanto... o al menos era lo que suponía. Prefirió mantenerse al margen y escuchar, pero observando todo el lugar de arriba a abajo.

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24/10/2016, 09:23
Valença

Valença saludó con la cabeza al recién llegado Connor y luego se mesó la barba ante la propuesta de Thoma... No tenía oro, eso estaba claro, y mucho se temía que para una espada así iba a tener que pagarle la soldada de 100 años. En aquel mismo instante se dio cuenta de lo absurdo de su petición, pero no sabía cuanto podía valer una tajada de carne en aquel lugar negro... Había sobrevalorado el valor de la comida, de eso estaba seguro... Pero entonces viene Thoma con su propuesta.

Mapas no tengo, como bien podéis suponer... Pero quizás puedo conseguir alguno. ¿Exactamente qué os interesa? Rutas? Recursos? Leyendas?...

No tenía claro que el capitán fuera a dejar algo como mapas... Desde luego él no lo haría, y menos para alguien como ese cara de cadáver, pero no estaba de más probarlo. Esa espada parecía digna de un príncipe... Y por otra parte deseaba ir a ver la Eterna. Tenía tantas preguntas...

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24/10/2016, 10:59
Ben Lucking

Ben tenía los ojos muy abiertos. Ni por todo el oro del Banco del hierro, hubiera nunca imaginado para que lo querían. No sabía si sentirse alagado o insultado. Su vista iba de un lado a otro posándose en todo lo que veía, posiblemente sea una de las imágenes que se llevaría a la tumba con más alegría. La dulce voz de su anfitriona se trasluce a través de jadeos, suspiros y pequeños gritos de placer. Todos sus sentidos están abrumados, nunca ha tenido una oportunidad así y puede que nunca más se vuelva a repetir.

- ¿Os creeis que soy un simple animal? ¿un semental?- Ben pregunta esto con ceño fruncido, sin embargo ya no tiene la camisa puesta, se la prácticamente quitado inconscientemente- os salvais que no tengo ninguna clase de principios- a estas alturas ya estaba desnudo- y voy a empezar ya, que luego se me acumula el trabajo.

Me dirijo directamente a la chica con los pechos más grandes, que siempre eran las más caras, aunque tampoco me podía pagar las baratas. De ahí para delante ya lo que venga.

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24/10/2016, 17:46
Liv

Liv se quedó en silencio junto a Connor, ella no tenía mapas pero no estaba segura de que pudiera servir de algo tener un mapa porque había más que aquél ser quería.

-Tal vez podríamos intercambiar mapas... Me parece algo justo.

Aguardó a ver qué decía, podía ser que dijera que no pero también podía colar y ella al menos lo iba a intentar.

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24/10/2016, 18:02
Connor

¿Mapas? ¿Realmente iban a intercambiar mapas con aquel hombre extraño? pensó Connor enderezándose un poco.

¿El capitán aceptaría pagar con mapas algo que iba a ser sólo para Valenca? Realmente lo dudaba, pero no interrumpiría la negociación.

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24/10/2016, 18:06
Liv

Notas de juego

No necesitábamos mapas nosotros?

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24/10/2016, 18:08
Ben Lucking

Notas de juego

yo conseguí un montón de mapas

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24/10/2016, 21:19
Dan Rogare

Se acarició el mentón, haciendo memoria. Ben había estado hablando con el capitán al regreso de Yin, sobre los tesoros encontrados. Tenían unas cartas muy buenas del consejero imperial, detallando bien tanto occidente como Oriente, incluso en tierras más allá, como Ulthos y parte de Sothoryos. Seguro que entonces podían deshacerse de algún mapa que ellos tuvieran antes, hecho en Braavos.

-Creo que lo podemos arreglar, pero tendremos que hablar con nuestro capitán. Además, ya que estáis interesado en nuestros víveres, si nos hacéis un buen precio por ellos podemos incluir en el trato una hoja de espada para el señor Valença.

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24/10/2016, 21:23
Thoma

Se acarició el mentón arrugado bajo sus labios azulados, considerando todo aquello. Tener más comida para sus esclavos y los trabajadores de las minas reforzaría su posición en la comunidad. Y él siempre estaba buscando reforzarla.

-Bien. Mandaré a mi secretario para que hable con vuestro capitán sobre el tema de los víveres. Traedme esos mapas y yo os financiaré buenas hojas para esas espadas.

Se llevó la mano al pecho e inclinó el torso, dando por finalizada la reunión.

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24/10/2016, 21:26
Director

Durante un mes, las forjas hablaron. El acero fundido cayó sobre el molde, los martinetes golpeaban el metal, el arrabio chisporroteaba en las calderas. El maestro Gotrek golpeaba con maestría el acero sobre el yunque, plegándolo en sucesivas caldas. Maravillas que antes no habían sido vistas, surgían de aquellas fraguas.

Valença fue casi todos los días a hablar con la reina Zis, y cuando no lo hacía, exploraba con sus compañeros los alrededores. Conoció así los páramos de la desolación donde crecía la hierba fantasma, blanca como la nieve, tan temida por los dothraki. Al parecer, su jugo era un potente veneno que tomado en pequeñísimas dósis servía como ingrediente en pócimas mágicas. Por las hojas secas de la hierba fantasma los sabios de occidente pagaban fortunas, así que se hicieron con una buena provisión de ella.

Las primeras "serpientes" de fuego habían salido de las fraguas y el metal se había enfriado. Se vendieron los escorpiones, o al menos parte de ellos, usando sus cureñas para las nuevas armas. Armas, no arma, pues eran más de una. Las más grandes se bautizaron como "bombardas", y el ruido que hacían al disparar se asemejaba al de un trueno a pleno día.

Más pequeños y móviles eran los "ribadoquines", que tenían ruedas y podían ser bajados del barco con cierta facilidad. Los proyectiles que disparaban eran de menor diámetro pero bastante más precisos. A diferencia de las bombardas, tenían que cargarse por la boca. Estaban experimentando con el sistema más apropiado, pero de momento utilizaban varas con el diámetro del ánimo del cañón. Una de ellas, para limpiarlo, era un simple palo con un trapo mojado atado al final. Estaban comenzando a dar los primeros pasos en lo que iba a convertirse en un nuevo arte, una nueva rama de la historia de la guerra y la muerte.

Más pequeños y numerosos eran los "falconetes" o halconcillos, así llamados por el mecanismo de giro que tenían. Estaban más pensados para repeler abordajes al buque, o apoyar los que se hicieran en el contrario. Experimentaron con diversos tipos de munición, pero la más efectiva consistía en una bolsa de clavos o un proyectil esférico de piedra que se partía como un haz de pequeñas cuentas que rasgaban la carne con gran facilidad.

Por último, los asshaitas aportaron su propio diseño. Lo llamaron "trueno de mano", y era esencialmente una mezcla entre ballesta y serpiente de fuego, convirtiéndola en una versión portátil. El arma era imprecisa, de hecho mucho a cierta distancia, pero cuando era disparada a menos de cincuenta pasos era capaz de perforar, de hecho destrozar, la armadura más dura.

Todas aquellas armas funcionaban simplemente con la aplicación de una mecha encendida sobre el polvo negro que usaban los yitianos para sus cohetes de colores. La fórmula, empero, cambiaba un poco, estaba más "concentrada" y emitía un humo de color blanco con vetas negras que tenía olor a azufre: era como el aliento de un dragón. Una vez mezclada, tendía a separarse en sus componentes básicos a los pocos días, por lo que los magos estaban probando diversas soluciones. La más prometedora estaba en compactar la sustancia con paños mojados en una suerte de bolas o granos, de forma que podía almacenarse en barriles durante más tiempo. Los ingredientes eran bastante comunes, aunque había zonas del mundo donde abundaban más que otros: salitre, azufre y carbón. Ingredientes que abundaban en lugares volcánicos como Marahai o las ruinas de la antigua Valyria.

Finalmente, y al calor del dinero, llegaron tres naves de la flota de la Mantícora. Eran pocas, y aquello les dejó extrañados. Supieron entonces que deberían pasar antes por allí, pues tras su desaparición, en la que había sido dada por muerta, los piratas habían elegido en las islas a una nueva Mantícora. Todavía le quedaban fieles, pero la mayoría habían embarcado en aquellos buques. De hecho, la nueva Mantícora había llamado "embustera y traidora" a aquella que decía ser la anterior, y que estaba en Asshai. Las islas de los piratas parecían dispuestas a renovar su alianza con el rey amarillo de Carcosa, y aquello era un problema que debían solucionar. Ni siquiera las nuevas armas podían darles la victoria frente a todos los pueblos del Mar de Jade, unidos contra ellos.

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24/10/2016, 22:03
Valença

Valença se sintió intrigado por la intervención de Dan.

Joder! y yo que me pensaba que este ponienti sólo miraba por su culo... Habré de añadir ingenuo a sus cualidades.

El espadachín agradece al caracartón su predisposición a cerrar un trato y se dispone a hablar con el capitán para tratar los detalles... En el fondo tenía unas ganas locas de cerrar ese tema y hablar con la Eterna. Tenía preguntas, esperaba respuestas... O no. El tema de la magia le ponía nervioso y en mala hora había ido a tocar aquel condenado corazón de los deseos.

Tras todo ello fue pasando el mes más extraño de su vida. Filosofando con una reina eterna, paseando por una tierra de pesadilla, rodeada de una mierda de hierba asquerosa que se ve que era venenosa como nada en el mundo... Un lugar y un tiempo extraño... De allí salió con más preguntas que respuestas, agobiado por lo complejo que era el mundo y todos los misterios que había bajo el mismo cielo que en Braavos le parecía sencillo.

Valença se mostraba meditabundo... Quizás por lo que había hablado con Zis, quizás por esas nuevas armas, fruto del delirio de un maestre ambicioso. Armas que iban a transformar el mundo... O como mínimo iban a llenar el mar de miembros y entrañas desparramadas. Su idea de porvenir. El fin de la espada. El inicio de la era del polvo negro. Del fuego. Todo en su vida se desmoronaba. Sus creencias, su estilo de vida... De golpe se sentía viejo.

Mierda de vida... ¿Qué me queda?

Se preguntaba, mirando a su alrededor. Un lugar apartado con el corazón de los deseos. Eso era lo que le quedaba... Ese corazón era más peligroso que el polvo negro... Quizás no tanto.

Encima ahora resultaba que la Mantícora era considera una mierdas y habían elegido una nueva Mantícora. Demasiado tiempo con ellos.

Desde luego, un duelo de Mantícoras y con la nave de la nuestra llena de las armas del maestre sería ideal para demostrar quien manda, pero Drox dudo que se quiera desprender de sus juguetitos...

En realidad le daba igual un poco si era una cosa u otra. Todo parecía acabarse y, de forma paradójica, gracias a las conversaciones místicas con Zis no le temía a la muerte. No era el instinto autodestructivo que le acompañaba hacía años, sino una especie de comunión. Armonía. Tenía la certeza que había algo más y eso le daba un extraño consuelo reconfortante.

Me va a joder abandonar este pozo infecto de hijosdeputa.

Dijo, acodado en la borda, cerca de sus compañeros, pero sin dirigirse a nadie en particular.

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28/10/2016, 19:05
Liv

Había sido un mes intenso, un mes para aprender cosas y ocultar otras, la verdad era que tampoco había hecho grandes amistades, esa no era parte de personalidad de la sacerdotisa sino mas bien todo lo contrario. Se volvió más retraída pues en la mente sólo tenía una cosa que no le confiaba a nadie pero además, sus intereses no eran tan monetarios como los del resto de la tripulación.

Observó por algún tiempo las armas que estaban fabricando, en secreto claro, aquello era un parteaguas y estaba segura que en el futuro, ellos iban a disfrutar mucho de haber sido parte de ello. Estaba en su camarote, sola, observando la nada porque era lo mejor que podía hacer pero sabía que los barcos habían llegado... Tres barcos, no eran nada. La mantícora parecía haberlos engañado pero eso tampoco era de su incumbencia, el capitán se las vería con ella o con ellos. El viaje no estaba resultando del todo sencillo pero si les daba muchas cosas y aprendían otras, se preocuparía después.