Partida Rol por web

Poniendo tus sentidos en máxima alerta, escuchas la voz susurrante de Arue que dice con voz seca y tensa:

"Quién eres y qué haces aquí"

escuchas también una especie de gorgoteo, como líquido saliendo por un orificio y pasos.....correspondientes a 2 personas al menos....

oyes un deglutir de saliva y una voz de chico aparentemente joven que responde:

Mi nombre es Faxlen, vengo de Fairhill y tengo intención de ayudar...Me explico mejor sin arma alguna apuntándome...Además no creo que sea el momento adecuado. Tu compañero puede haber alertado a más de ellos ....... El orco subió por esta trampilla y dudo que este solo...

Las palabras salieron precipitadas de boca del asustado joven: Mi nombre es Faxlen, vengo de Fairhill y tengo intención de ayudar...Me explico mejor sin arma alguna apuntándome...Además no creo que sea el momento adecuado. Tu compañero puede haber alertado a más de ellos Con un rápido movimiento de cabeza, el muchacho parece señalar algo en el suelo de madera El orco subió por esta trampilla y dudo que este solo...

Faxlen observó detenidamente a la figura mientras se le acercaba "debo medir mis palabras, el hecho de que se haya acercado indica que no acaba de fiarse de mi". Bajo lentamente los brazos sin apartar la mirada de la figura, guardando las distancias con ella.

El grito de Groland fue, por supuesto, inoportuno y una nueva demostración de la falta de sigilo que reinaba en el grupo. Suspiré resignada, pues ahora había escogido ya el camino y no podía dejarlo: me tocaba lidiar con idiotas como ése. Por otro lado, el chico que tenía enfrente habló precipitadamente, seguramente nervioso por tener una espada a escasos centímetros de varios puntos vitales, pero eso daba más veracidad a sus palabras. Es difícil mentir de esa manera. 

Con un gesto de la espada indiqué al tal Faxlen, si ese era su nombre, que se acerase.

- Baja por ahí - dije señalando el lugar por el que yo había subido y el resto esperaba - No te quiero a mi espalda. Y te recomiendo guardar tu arco y presentarte con las manos limpias si no quieres que alguien te atraviese con su acero. 

El joven asiente y cuelga el arco al hombro, Se acerca a la barandilla del campanario y mira hacia abajo. Unas gotas de sudor comienzan a perlar su frente "Buf...por lo menos habrá más de diez pies de caída". Dando la espalda al vacío se aferra a la fría piedra y comienza a descender con mucho cuidado, buscando en todo momento una base resistente donde colocar el pie.

Groland, que se había acercado hasta la pared de la torre para oir, se giró de pronto y susurró a sus compañeros: 

—¡Hay alguien ahí arriba! ¡Con la drow! ¡Una persona!

O lo que era lo mismo para Groland: no un pielverde. Con las manos apoyadas en la pared de roca, Groland la observó nerviosamente tratando de buscar algún punto que le sirviese para subir, pero no vio nada. Frustrado, volvió a guardar silencio, puso de nuevo el odio... y cargó una flecha en su arco.

Alarmado ante las palabras de Groland pero sabiendo perfectamente sus nulas dotes para escalar a los sitio, el hechicero se resigna a confiar en las capacidades de su compañera mientras se prepara para dejar volar los hechizos a la primera oportunidad que se presente.
 

Oís un intercambio de voces arriba de la torre, pero demasiado bajo como para que podáis entender qué están diciendo.....al poco, veis un joven chico que se asoma a la barandilla y con enorme talento, se da la vuelta y sacando las piernas por encima a la vez, de un salto, apoya ambas en un pequeño resquicio y con apenas tres movimientos fluidos y rápidos, baja hasta vuestra altura....arriba, asomada desde la barandilla, vigila atentamente sus movimientos vuestra compañera Arue...

Apartado del grupo, casi cubierto tras la figura de Kerri, hay una jovencísimo elfo, o quizás semielfo. No es muy alto, delgado, pálido, y con el cabello rubio lazio. Tiene toda la imagen de ser un devorador de libros que no ha salido en toda su vida de una biblioteca, y que se aferra a un báculo como si fuera su única manera de seguir en pie. Cuando sus ojos se clavan en la figura del recién descubierto, se estremece, y mira a los compañeros de su grupo, como esperando a ver qué hacen ellos.

Desde mi posición elevada pude ver con facilidad la agilidad con la que el joven descendía. Por un instante pensé que sería bueno cambiar a un tipo como ese por alguno de los burros* del grupo, tan ruidosos y torpes para mi gusto. Sin embargo, aún no sabía nada de ese tipo, o lo que sabía no podía corroborarlo pues eran tan sólo las palabras que el mismo me había dicho a punta de espada. Busqué cruzar la mirada con alguien del grupo en el piso inferior: Rash, el semielfo; Groland el humano bruto; Brand el hechicero; el paladín torpe, Greinh o tal vez la nueva, Kerru, la asimaar o Jerinor y sus chicos. Sea cómo fuere, hice un gesto claro al primero que me miró: apunté con dos dedos a mis ojos y luego con uno al recién llegado. Para bajar del campanario y explicarles lo ocurrido tenía que apartar la vista del individuo unos instantes, pero lo quería vigilado. Tal vez mi escepticismo y desconfianza rozaba la paranoia a veces, pero crecer en un entorno solitario y hostil es lo que conlleva.

Envainé la espada, no sin antes salir del campo de visión de mis compañeros durante unos segundos para poder limpiar la sangre en los harapos del caído. Tras un último vistazo alrededor del campanario, me acerqué a la barandilla y me dispuse a reunirme con mis compañeros con rapidez, tal vez demasiada, y al lado del espectáculo del chico de antes yo parecía un orco manco.

En cuanto el desconocido toca el suelo, Groland* (que se había apartado de la pared para dejarlo bajar) no tardó ni un segundo en cogerle de los arneses de la armadura y empujarle contra el muro, tratando de inmovilizarlo.

Tras bajar, Faxlen se disponía a darse media vuelta y alzar los brazos como muestra de intenciones. "Tengo que medir mis.." No le dio tiempo casi a pensar. Una fuerza descomunal le agarró por los arneses de la armadura y le empujó hacia la pared. Faxlen no ofreció resistencia, siendo inútil intentarlo además de levantar las posibles desconfianza hacia el. No era tonto, sabia que se encontraba en desventaja. Además entre ellos había visto por lo menos un varalibre y ya sabía de que eran capaces.

- Ough! Tu debes de ser quién llamo a la drow....

Cogido entre los fuertes brazos del guerrero, tienes una idea, que hace que un escalofrío te recorra toda la espina dorsal......al caer muerto, el Orco ha golpeado contra la puerta de la trampilla....y es posible que algo de sangre se haya colado...no lo sabes con seguridad, porque no te ha dado tiempo a mirar, puesto que tenías la vista fija en la espada de la Drow....además, jurarías que las voces dadas y demás combates que han tenido ellos no han tenido que pasar desapercibidos.....es una posibilidad, pero....¿podrían estar viniendo ya a por vosotros?

Tienes la seguridad de que todo ha ido bien. El combate ha sido rápido, silencioso y el Orco ha caído prácticamente sin hacer ruído....bueno, no estás del todo segura, porque mientras el Orco caía, ya estabas prestando atención al chico...pero...tú nunca admitirías eso......en realidad, lo has matado, ha caído y nadie ha oído nada...si acaso, Groland ha hecho algo de ruido...pero eso es lo de siempre...y los Orcos que has visto, estaban vigilando tranquilamente.

Mientras veis como Arue, muy despacio, con esfuerzo, y resbalando un par de veces, llega hasta donde vosotros estáis, Groland se lanza a por el desconocido joven. Cuando lo coge y lo estampa contra la pared, inmovilizándolo, se puede apreciar mejor la diferencia entre los dos. Groland es casi un palmo más alto, mucho más corpulento, y el otro es un chiquillo a su lado, un adolescente.....que mira con ojos serios a Groland sin aparentar miedo.
 

Mientras tanto, Rashaniel y el resto permanecen a la expectativa, apenas unos pasos por detrás de Groland, contemplando la escena...

O es imbécil o tiene agallas, pensó el cormyriense sonriendo por dentro. Lamentablemente para el joven desconocido, Groland no podía saber si se trataba de un posible aliado o de un enemigo. ¿Quién anda en solitario por las ruinas de un castillo plagado de orcos?, razonó.

—Vaya, chico —respondió el guerrero en un susurro amenazador, con expresión de muy malas pulgas en el rostro y en un tono falsamente educado—, pues me temo que estoy en franca desventaja, porque yo no sé nada de ti... —Groland renovó el apretón contra el muro.— Por eso ya mismo vas a decirme quién cojones eres y qué haces aquí. —Moderó el tono, pero sólo para sonar más agresivo.— De lo contrario, vas a bajar la muralla de una forma algo más tosca de lo que acostumbras...

El guerrero, por supuesto, no tenía la más mínima intención de matar al chaval por metomentodo que fuera, pero sabía que tenía que dejar claras las posturas desde el primer momento. Hacerse el loco peligroso es muchas veces más eficaz que la diplomacia.

El joven asintió  y sin apartar la mirada del humano que lo tenía agarrado susurro- Mi nombre es Faxlen y vengo de Fairhill. A diferencia de la mayoría de los que viven ahí, a mi desde pequeño me han enseñado a defender a los mios. No puedo quedarme de brazos cruzados y ver como unos extranjeros arriesgan sus vidas y nosotros solo esperamos a su regreso para darles unas palmaditas en su espalda si les ha ido bien... eso es de ser cobarde y yo no lo soy. Lo mínimo que puedo hacer es unir mis manos a las vuestras. Espero que lo que os he dicho os sirva al menos para poder tener una conversación más larga en otro lugar. El ruido de nuestras palabras y el orco caído ahí arriba - El joven hace un movimiento de cabeza, intentando señalar de donde ha bajado - no tardará en alertar a los demás, si no lo ha hecho ya. El orco se esta desangrando sobre la trampilla por la que subió y la sangre en forma de lluvia enviará un directo mensaje a los que esten abajo...

Faxlen estaba inquieto al final de la conversación. Parecía estar mirando en todas las direcciones buscando algo entre las ruinas. Todavía mantenía un cierto recelo hacia el grupo en cuestión. 

Al bajar vi que Groland se había (tal vez) excedido un poco en cuánto a lo de vigilar al nuevo, pues lo aplastaba contra la pared mientras lo interrogaba. Su método parecía funcionar mejor que el mío, que había sido a punta de espada, o tal vez era que Groland era el doble de imponente que yo. Sea cómo fuere el chico cantó una canción semejante pero con bastantes más detalles.

- El orco de ahí arriba no ha alertado nada. - le interrumpí cuándo explicó su preocupación - Y para cuando la sangre realmente llegue a llover en el piso inferior, el resto de centinelas deberían haber caído ya bajo nuestras armas. - le expliqué con una mirada que reflejaba cierta malicia.

Me giré entonces hacia el resto para explicar lo ocurrido allí arriba.

- Mientras estudiaba el terreno un orco apareció en el campanario, pero cayó limpiamente antes de poder decir "enemigo". - empecé a explicar diciendo esa última palabra en el idioma de los orcos, para darle más realismo, o simplemente porque me parecía más chistoso. - El señorito aquí lanzó una flecha que pasó rozando la cabeza del orco... pero también la mía, así que comprenderéis que no me fie al 100%.  Sin embargo, enemigo o aliado, tendremos que arrastrarlo con nosotros, me parece. Si resulta que va en contra, no tardará nada en avisar a los seis guardias en el terraplen sur y los dos en el terraplen oeste. - añadí señalando los lugares dónde había visto a los otros orcos de guardia. - Así que supongo que siempre nos iría bien un poco de carne de cañón. - finalicé lanzando una amenaza bastante clara al nuevo.

No sabía lo que pensarían el resto, pero a mí, si de verdad iba con nosotros, tendría que demostrarme su valía y su lealtad. Mi confianza no era facilmente comprada.

.Kerri escucho en silencio y siguio igual hasta que Arue hablo. La exibicion de Groland no la sorprendió, pues era predecible, y el resultado parecio ser satisfactorio.
Despues de que hablara Arue por segunda vez una figura de mujer esbelta con curvas sugerentes y gran belleza, de aspecto frágil y delicado. De rasgos finos destacando su pelo rubio claro de media melena liso y sus ojos dorados y cálidos vestida con una cota de bandas finamente rematada con grabados del panteón Faeurico de Tyr, Torm, ilmaster y Lazhander, con una mochila a la espalda repleta de cosas y al cinto una espada, una maza y una honda recorria su cinturon, terminando en su mano izquierda en un escudo pesado de madera . Avanzo hacia Groland y el nuevo individuo que habia aparecido en escena. Se concentro e intento dilucidar sus intenciones pero a pesar de su amplio bagaje en ese aspect saco poco en claro. De todas maneras no era orco y quizas podia estar diciendo la verdad por lo que dijo: Groland, dejale respirar un poco. Se que es raro encontrarse a alguien aqui. Pero al menos no es un orco. y dirijiendome a el le pregunto: por donde has entrado al castillo y qque sabes de el. Por donde has andado y que has visto?

El tímido semielfo se había acercado lentamente hasta situarse a unos pasos del sutil interrogatorio al que Groland estaba sometiendo al recién llegado. Sobre el báculo se había posado un pequeño halcón peregrino, que observaba la escena como si estuviera juzgando si aquello era de su interés. De hecho, parecía que el ave era mucho más imponente que el propio portador del báculo, cuyas ropas abultaban más que él, si cabe.

- Groland - su voz era suave, débil, como la de un niño enfermo - ¿Por qué no le das una oportunidad? Ya le dimos un voto de confianza a Arue, podríamos dárselo a él. Si al final tenemos el mismo enemigo, bienvenido sea... si no, estoy seguro de que no estará muy lejos de la hoja de tu espada cuando lo descubramos...

Una ligera sonrisa afloró en el rostro del muchacho al decir eso, como si fuera un chiste, aunque luego desapareció, y se dedicó a observar el descenso de la semidrow.

Faxlen Terminó de escuchar al varalibre. Sabía que la apariencia de debilidad era una de las armas con las que jugaban los brujos. A él no le engañaría. La figura que se puso al lado del bruto despertó un cierto interés en el joven. Su aspecto era humano, pero su belleza... "Intenta mantener la vista arriba Fax...". Su rostro era muy atractivo y cautivó al joven al instante. "Castillo ¿que castillo?...¡ahh si!, las ruinas...céntrate, céntrate..." - La noche que dejasteis Fairhill, fue la misma en la que decidí partir a ayudaros. No me resulto muy difícil seguir vuestras huellas, las pisadas de vuestras monturas estaban aun frescas...Respecto al lugar donde estamos, poco se acerca de este castillo, que recuerde ahora mismo. He accedido por una puerta en la torre que da a los bosques y subí por unas escaleras de madera. Al subir escuché ruido de combate, así que sin pensármelo dos veces trepé a lo alto del campanario. Llegué arriba justo cuando el centinela orco salió por la trampilla. El resto es lo que os ha contado... ¿Arué?.