Partida Rol por web

Rash notó como se movía en su asiento mientras tomaba notas pulcramente en su escritorio. Las líneas que hasta ése momento habían salido rectas y perfectas estaban torciéndose y emborronándose a pesar de sus esfuerzos. No tardó en entrecruzar las líneas unas con otras, arruinando el maravilloso escrito de 1245 páginas que llevaba con el relato de sus aventuras, hechizos recopilados a cientos, tesoros encontrados, mujer desposada e hijos.....

....cuando despertó siendo movido con cierta brusquedad por la manaza de Groland que, posada en su hombro, le despertaba..."Eh....te toca la guardia......nas noches...." dijo el humano mientras se retiraba a su manta a dormir. Curiosamente, debajo de la manta de Groland había una figura arrebujada....Jerinor, que tras recibir al hombretón bajo la manta, se apretó contra él para compartir el calor.....

Rash vio como Brand lo contemplaba desde el otro lado del fuego, mientras éste bostezaba y miraba hacia el bosque alrededor suyo de vez en cuando, con cara entre aburrido y pendiente de vez en cuando. El pelirrojo elfo simplemente le hizo una ligera inclinación de cabeza, un remedo de saludo, sin abrir la boca para decir nada. 

El semielfo le dedicó una mirada ceñuda a Groland cuando le despertó de tan maravilloso sueño y se sentó sobre la hierba mientras observaba soñoliento lo unidos que estaban ahora Jerinor y el mercenario. Ni siquiera se le había pasado por la cabeza que algo así pudiera suceder en tan poco tiempo, pero ya había leído anteriormente que los humanos tienden a establecer lazos con muchísima facilidad. De hecho, sus propios padres se conocieron siendo aventureros, así que no le debería sorprender. Sin embargo, tomó nota de cómo la sangre y la cercanía de la muerte destapan sentimientos íntimos.

Con un leve gesto de la mano saludó a Brand y le sonrió. Hacía tiempo que apenas hablaban, desde que se habían enfrentado a aquel ogro. Quizás eso había dejado al hechicero abatido, o había visto algo en Rashaniel que le echaba para atrás. Pero ya había desistido de recuperar la relación que tenían antes. No dudaba de que tarde o temprano seguirían caminos distintos.

Preparó su ballesta y se cubrió con la manta. Avivó el fuego con su báculo y se quedó observando al silencio de la noche. Se notaba fresco y descansado tras apenas unas pocas horas, sin llegar a comprender cómo los humanos necesitaban casi el doble para recuperarse. Su sangre élfica era a la vez un regalo y un castigo, pero últimamente le daba más alegrías que penas. Esa misma sangre élfica, que le permitía ver a varias decenas de pasos en la oscuridad gracias al fuego, le mostró una figura familiar sobre la rama de un árbol, devorando un ratón nocturno. El halcón peregrino, que había permanecido ausente desde que fueron a cazar a la mantícora, le observaba fíjamente con el pico ensangrentado.

- Que aproveche - musitó Rashaniel.

Lejos de la hembra, Groland se concentró en su tarea. Estaba acostumbrado a las guardias, pero también lo estaba a repartir la noche entre más vigilantes, por lo que supo que aquella se le iba a hacer larga. Decidió buscar un sitio cómodo no lejos del fuego y concentrar su atención en dos zonas a ambos lados de su posición: el río y la maleza cercana. El río, plateado a la luz de la luna y plano como una balsa de aceite, le facilitó la vigilancia. En cambio, el bosque era una mancha oscura y borrosa, así que por ese lado hizo más caso a sus oídos que a sus ojos y rezó para que los dioses hicieran el resto. También miraba de vez en cuando a su compañera medio-drow: al principio, para comprobar que seguía viva y alerta; a medida que fue pasando la noche, buscando impaciente el cambio de guardia que le hiciera sentir que el tiempo seguía corriendo.

Cuando Arue se intercambió por Brand, Groland le dirigió un escueto saludo a este último. No había pasado nada durante la guardia y no tenía ninguna otra cosa qué decirle. En todo caso, dudaba de que el elfo quisiera hablar: desde lo de la mantícora, había estado bastante callado y taciturno. El guerrero no podía culparle: aquello debía de haber sido una experiencia horripilante, de esas que le hacen a uno replantearse muchas cosas. «No voy a irle ahora con lo del castillo Eralion: volvamos al pueblo, descansemos... Entonces sacaré el tema.» El cormyriense pasó la segunda mitad de su guardia como la primera: alerta, pero impaciente. De este modo, una vez la luna llegó a la posición esperada, no perdió un instante en ir hasta su compañero, Rashaniel, y despertarle. No dijo demasiado: en cuanto comprobó que el mestizo no iba a volver a dormirse, Groland se dirigió a su manta, donde Jerinor le esperaba dormida. El hombretón recordaba perfectamente las insinuaciones de la mujer -¡y las suyas!-, pero estaba muy cansado y, por lo demás, no era su costumbre fornicar en público. Ya habría tiempo para eso en el pueblo. Con cuidado, se recostó junto a Jerinor, para que ambos pudieran compartir la manta y darse calor el uno al otro.

A pesar de todo lo que habían pasado juntos, el pelirrojo Hechicero no musitó ni una palabra, pensativo y contemplando las estrellas, realizó el resto de su guardia en silencio. Una sombra pequeña, negra como la brea, se posó en el hombro de Brand durante un momento, para, con ojos amarillentos e inquisitivos, mirar hacia donde estaba sentado Rashaniel. Al poco, el cuervo voló y se alejó en la oscuridad. Definitivamente, sí que parecía que los caminos de ambos dos estaban destinados a separarse....o al menos, eso parecía. 

La luna fue recorriendo su camino en el firmamento, y pronto, pues Rashaniel se había ensimismado tanto, que le pareció poco tiempo, ya fuera por la distracción o por su parte de elfo, descubrió que Brand se había acostado y quien se estaba pertrechando para la guardia era Jerinor, de nuevo. La mujer ocupó un lugar cercano a Rash, cerca de la hoguera, que alimentó con un par de troncos, frontándose las manos..."¿Tienes algo de comer?.....Bueno...un poco de pan duro que me queda y queso de campaña no irá mal..tengo que meterme algo en el estómago, ¿sabes? No es sano pelear sin alimento dentro, no señor...al menos eso decía mi padre." 

La mujer sacó un par de mendrugos de pan, ofreciéndole uno a Rash, y con una daga que sacó de una funda que había visto muchas peleas, cortó un trozo de queso en varias partes, ofreciéndole unas pocas al semi-elfo. Con parsimonia, y vigilando, se trasegó el pan, queso y un par de tientos a una bota que llevaba colgando..."¿Vino?" ofreció. 

Apenas notaste un poco de movimiento a tu lado, abriste los ojos, inmediatamente notaste también como el calor disminuía un poco en tu espalda....Jerinor se levantaba para hacer la última guardia. 

No te costó nada quedarte dormido de nuevo. 

Temprano, por la mañana, con Jerinor y Rash de guardianes, por fin os despertasteis de lo que pareció una noche larga e interminable, pero que se había acabado al fin. 

Magullados, heridos, con hematomas que dolerían varios días, pero vivos....así os recibió el nuevo día. 

"Buenos días, dormilones" dijo la voz de Jerinor con cierta sorna, mientras terminaba de recoger sus cosas. "Yo ya me he preparado y estoy lista para partir, así que si alguien quiere realizar sus abluciones matinales, desayunar, o aliviarse....yo seguiré vigilando un rato más, pero no me gustaría retrasar mucho más nuestra marcha hacia Fairhill". 

Ariadne se despertó somnolienta, acurrucada como estaba cerca del fuego. Algunos de vosotros, durante las guardias, la habíais visto agitarse y murmurar durante su sueño, claramente afectada por lo sucedido en los últimos días, pero si la muchacha se había despertado o había pasado mala noche, no lo había manifestado. Se sentó en su lugar y miró alrededor, mientras las lágrimas caían por su cara...."pensaba que....que todo había sido un sueño, pero es real, ya no estoy con ése....ése monstruo." La chica se alzó y miró su tobillo, donde se marcaba claramente el lugar donde la cadena y el grillete habían mordido su bella piel. "...vayamos a casa ya, por favor." musitó. Se acercó a Kerri, mirándola a la cara..."Me prometisteis llevarme con mi padre, hacedlo....os lo suplico." 

Aunque el suelo en su mayor parte estaba húmedo por la lluvia caída el día anterior, vosotros habíais conseguido ignorarlo debido a una combinación de cansancio, heridas, fuego y voluntad....pero seguía presentando un aspecto similar, aunque ya había dejado de llover desde la tarde de ayer. Ahora mismo, la temperatura era fresca, y un ligero viento hacía que una chaqueta o protección fuera más que deseable. Una ligera niebla os rodeaba, pero probablemente, en cuanto avanzara la mañana, desaparecería. 

El lugar donde ahora os encontrabais, no dejaba de tener algo "mágico" en el ambiente. Una pequeña arboleda que os protegía de las rachas más frías del viento, unas pequeñas lomas verdosas al norte vuestro que también os proporcionaban cierta cobertura, un río caudaloso al oeste....

Con el paso del día y la luz diurna, a Groland se le encendieron las luces y supo el camino que tenía que tomar...en realidad, estaban realmente cerca del paso que habían tomado al venir, como si los caballos, en su frenética carrera nocturna, hubieran seguido su instinto animal y hubieran elegido volver hacia casa también. Jerinor, con una sonrisa, se dio cuenta también y negó un par de veces con la cabeza. 

El joven mago agradeció con una suave sonrisa la comida que la humana le ofreció y comió con pequeños bocaditos. Aunque ahora fuera un fiero aventurero, aún mantenía algunas costumbres que había adquirido en su infancia, y una de ellas era la de apreciar cada bocado. Aunque fuera pan reseco y queso, para él fue como un pequeño regalo.

La noche les dio para poco más. Cruzaron algunas palabras, conversando acerca de lo sucedido, pero Rashaniel evitó hacer ningún comentario sobre Groland. Jerinor le caía simpática, y entendió por qué su compañero y amigo se había fijado en ella. La idea de ver cómo el pelirrojo terminaba sus días con la guardia, criando pequeños niños gritones en Fairhill, le hizo sonreír.

Cuando llegó el momento de despertar al campamento, Rashaniel aprovechó para hacer sus ejercicios matutinos, dejando que Jerinor hiciera su petate y actuara de gallo madrugador.

Mientras Jerinor despertaba a sus compañeros, Rashaniel se unió a ellos mostrando su torso desnudo y sudoroso. Tenía su cabello lacio recogido en una coleta y terminaba de estirar sus brazos lenta y pausadamente mientras se aproximaba al campamento.

- Espero que hayais dormido bien - dijo con su vocecita suave. Su halcón peregrino había regresado por fin de lo-que-fuera-que-estuviera-haciendo mientras ellos escapaban del Ettin y esperaba a emprender el viaje reposando sobre el báculo del mago - En cuanto regresemos a Fairhill, debemos hacer recuento, pero creo que no teníamos nada pendiente en la ciudad, ¿no? Quizás sería un buen momento para hacer planes.

Cuando la despiertan se fruta los ojos, y se despereza, se viste y al ser interpelada por Ariadne la responde:- No te preocupes te llevare, pero hay que reponer fuerzas. Come. Termina diciendo mientras saca un poco de queso y algo de pan, acercándole también el obre con agua.
Luego comenta a sus compañeros mientras desayuna algo:- Vais a hacer algo ahora, o nos ponemos en marcha, lo comento porque si nos ponemos ya en marcha rezare a mi Diosa Freya en su templo, y sino lo haría ahora.*

Cuando Rash hace el comentario sobre el futuro le respondo:- Tener pendiente?, acabar con el grifo y con el Ettin y acabar de registrar el Castillo. Pero por lo demás nada, aunque ya hemos comprobado que por ahora no somos capaces de enfrentarnos a ellos en condiciones favorables para nuestra supervivencia, asi que como dices deberíamos pensar en que opciones tenemos, o armarnos mejor.

Pese a la larga guardia que había partido su sueño en dos, y al frío y a la humedad, lo cierto es que Groland había pasado una noche bastante aceptable. Su experiencia durmiendo muchas noches al raso, el mantenimiento del fuego y el rato que Jerinor había dormido a su lado habían contribuido a ello. De hecho, apenas tenía heridas gracias a la poción que había bebido en la colina, antes de subir a investigar. Por ello, cuando la fairhilliana le despertó, el guerrero se permitió añadir una sonrisa a su gruñido de buenos días.

A continuación, se dirigió a los matorrales y se puso a mear. Fue una larga meada. Desde ahí, Groland escuchó hablar a Ariadne, pero no hizo ningún comentario. En cambio, sí expresó -al volver de mear- su indiferencia cuando Kerri les preguntó si tenían prisa: si la clériga necesitaba rezar a su dios un rato para poder usar su magia, Groland estaba dispuesto a esperar.

Rash aparentemente había madrugado para hacer esos raros ejercicios suyos de mago que Groland ya le había visto hacer. Cuando él y Kerri hablaron sobre lo que harían una vez en la ciudad el pueblo, el cormyriense asintió a las palabras del mago y añadió:

—Ese gigante de dos cabezas es más de lo que podemos masticar, hermana. Olvídalo —dijo, sin confesar que sentía cierta lástima por la cabeza más pacífica del «etin», o lo que fuera aquello-. La mantícora... —El «grifo» de Kerri.— No corre prisa —mintió—. Si no atacaron Fairhill cuando eran cuatro, no veo por qué la que queda lo iría a hacer ahora. Basta con que la gente no entre en su territorio de caza.

No dijo nada más, pero por cierto titubeo quedó patente que algo le rondaba cabeza. Fuera lo que fuera, se lo guardó.

Un poco después, mientras comprobaba sus cosas, el guerrero volvió a toparse con el mapa que Baran le había dado. Esta vez no hubo vacilación: respirando hondo, procedió a mostrárselo a su compañeros.

—Con todo la lucha, ayer olvidé que lo tenía —añadió acabada la explicación, a modo de excusa. No iba a decir «lo siento», pero cualquiera habría podido apreciar que lo lamentaba.

Debido a que no habían conseguido acampar hasta bien entrada la noche, el sol ya estaba alto en el cielo. Sin embargo, con el mapa en manos de Jerinor y de Flowright, Groland confiaba en llegar a Fairhill antes de que cayera el sol.

El mago se encogió de hombros, si Kerri tenía que rezar, no tenía inconveniente. Llevaban demasiado tiempo marchando a toda prisa a todos lados, y un poco de pausa les venía bien.

- Sí, la mantícora, eso iba a decir - a no ser que la clériga se refiriera a un grifo del que no tuvieran constancia - Respecto al castillo, el ritual que mantiene lo-que-sea ahí dentro es firme, es antiguo y es poderoso. Si casi morimos al enfrentarnos a un Oso Búho y hemos tenido que escapar de un Ettin, ¿crees que seremos capaces de lidiar con lo que se esconda ahí dentro?

—Eh... Hm...

Groland carraspeó: inesperadamente, iba a intervenir antes de que Kerri pudiera contestar a Rash.

—Sí, lo del castillo... Quizás... hm... Quizás no haya nada peligroso allí abajo, ¿no? —sugirió algo incómodo. O nervioso.— Quizás quien puso esa barrera mágica lo que quería era... hm... guardar algo.

Por como terminó, parecía que no iba a decir nada más, pero tras una breve pausa:

—B-bueno... hm... Deberíamos ir al pueblo cuanto antes. —comentó algo brusco. Se dirigió a Kerri.— Ibas a empezar unos rezos, ¿no?

La ténue luz del amanecer me despertó, aunque más tarde que de costumbre. Normalmente la primera luz ya afectaba a mis delicados ojos, pero seguramente el día (y noche) anterior había sido peor de lo que creía. A pesar de ser algo nada propio de mí, gruñí y me arropé aún más con mi manta. Sólo de pensar en el día que se presentaba ya tenía jaqueca. Sin embargo el frío aire me hizo levntarme y rebuscar entre mis cosas (que también estaban frías como el hielo) hasta encintras una muda que abrigaba más. Lo último que quería era coger un absurdo resfriado.

La voz de Jerinor no tardó en resonar, cantarina pero con rintintín. Estúpida humana. Y yo que había creído que ella sería alguien con dos dedos de frente, pero ayer noche ya me había dejado claras sus prioridades. Increíble. Y la diversión acaba de empezar. La idiota de Ariadne lloraba, OTRA vez. ¿En serio había querido vivir aventuras? ¡Era patética! Cada vez que habría la boca la soportaba menos.

Pero lo peor de todo, por supuesto, fue la voz de Kerri. Había esperado que tal vez se hubiese tragado la lengua por la noche, pero no había sido así. Una lástima. Y para variar volvía a decir estupideces. ¿Es que solo yo me daba cuenta de que estaba como una puta cabra y nos iba a matar? Por suerte Groland tenía dos dedos de frente. Les estaba dando a todos la espalds mientra recogía mi petate y demás, así que no me vieron poner los ojos en blanco y vocalizar con expresión exasperada "gracias". Rash terminó de dejarle las cosas claras (o lo habría hecho si la chiflada esa pudiese razonar con normalidad), y me alegré de al menos no haberme equivocado con ellos dos.

Notando que la conversación había terminado, me acerqué a ellos. Groland acababa de sacar un mapa (¿ahora Groland, ahora?), el cual cogí sin preguntrle para observarlo, soltando un par de gruñidos antes de devolvérselo. No era precisamente un encanto normalmente, pero de buena mañana y rodeada de idiotas era aún peor. Miré a Rash y di media vuelta a su alrededor, observando su herida de ayer ya que su torso estaba desnudo. No dije nada, pero parecía estar bien. No había rastros de sangre, pus o nada semejante, lo que siempre era una buena señal.

Al parecer la loca de Kerri iba a rezar antes de partir. Por supuesto, debería habérmelo imaginado. Me di la vuelta para ir a ensillar a mi caballo. Comería algo mientras esperaba y maldecía entre dientes.

En cualquier otra circunstancia, el patente mal humor de su socia drow habría incordiado a Groland, pero aquella mañana no pudo hacer otra cosa que agradecérselo a los dioses: con suerte, haría que los demás dejaran de parlotear y que el grupo se pusiera en marcha. La razón por la que Groland deseaba esto era que estaba seguro de que, si seguían hablando, y Kerri seguía insistiendo en explorar el castillo de Eralion, Arue, y quizás incluso Rash, se cerraría en banda a la idea. Sin ellos, incluida Kerri, Groland tenía pocas posibilidades de desentrañar el misterio de esas ruinas, precisamente el precio que Shandrill había puesto a la información sobre el paradero de su padre. No: Groland no podía dejar que nadie enturbiara el asunto innecesariamente. Una vez en el pueblo, con calma, hablaría a solas con los dos mestizos y no pararía hasta convencerles de participar en la expedición.

Bien si estáis de acuerdo rezare a Freya para que nos proteja. Y gracias por la rectificación del animal, aunque he leído mucho, no ha sido precisamente sobre bestias salvajes y sus diferencias.
hago una pausa y sigo diciendo:- Respecto al castillo tenéis razón, esa protección mágica evita que nada entre, si los orcos y el trol que estaban allí no habían entrado, no creo que una bestia que pase por allí de casualidad abra ese sello. ya iremos cuando nos creamos con capacidad para ello, por ejemplo después de librar a este mudo de la manticora y del Ettin, aunque para eso habrá que esperar pues como decis no estamos preparados ni de lejos.
Dicho lo cual termino diciendo, voy a rezar.

Me aparto un poco me pongo en la posición adecuada para el rezo a Freya y entono sus cánticos, oraciones y gestos pidiendo que me conceda su favor y nos proteja en esta cruel tierra.

Tras rezar durante un buen rato, notas como una sensación de alegría y bienestar recorre tu cuerpo.....parece que tus plegarias han sido respondidas. 

Tus sentidos de elfo no te engañaron. Al parecer, mientras Groland hablaba sobre el tema del castillo, parecía algo nervioso y dubitativo. Su mirada se dirigió ora a tu persona, ora a Arue, para pasar posteriormente a Kerri y morderse los labios. 

Indudablemente, había algo que perturbaba los pensamientos del guerrero, algo relacionado con vosotros tres, y que no parecía querer mencionar...al menos por el momento. 

Quizás más adelante....o en privado....otra opción sería forzar la situación y obligarlo a hablar del tema. 

Desde luego, tu impresión es que Groland prefiere dejar pasar el asunto. 

Pasó un buen rato mientras Kerri rezaba y el resto terminaba de recoger sus cosas, preparar a los caballos y dejar el sitio decente de nuevo. Tras comprobar una última vez que todo estaba en su lugar, partieron de nuevo, repartidos entre los caballos que habían sobrevivido a éste viaje. 

No demasiado rato después encontraron el vado por el que habían atravesado el río, y una hora después pasaron cerca de las granjas que les habían recibido y solicitado ayuda con el problema del Oso-búho. Jerinor no quería entretenerse más y decidió atravesar aquel lugar al galope. 

Una hora de camino más tarde, visteis las colinas tras las que, sin ninguna duda, se elevaban los humos de los hogares de Fairhill. Sabíais que, al llegar a la cima de esas colinas, podrías contemplar el pueblo y la torre que en su centro dominaba la defensa del mismo. En breves minutos, estarías de vuelta en "casa".