Partida Rol por web

Revan se mantiene cerca del Kobol prisionero con la daga cerca de su garganta, indicando al libre que tiene pocas oportunidades para liberarlo sin algo interesante.

- Me temo que al que debéis darle un motivo para no soltar mi hacha es a mi. Dice mientras os muestra unas hachas arrojadizas que tiene entre sus manos y apunta hacia Heironeus. Ese hombre parece el hijo de El Antiguo Rey. Y vosotros parecéis sus vasallos. Continúa hablando mientras señala a vuestro líder con sus hachas. Aquellos arqueros que capturamos ya han sido vendidos como esclavos y los que estaban en peores condiciones, dice ahora señalando los restos de comida que había en los platos, bueno a esos simplemente nos los comimos. Y ahora que os veo, quizá vosotros nos sirváis para el almuerzo de mañana. Con encontrar a algún gnomo para darle sabor a vuestros pellejos quizá sea suficiente.

Así que si no queréis luchar será mejor que os marchéis. Al fin y al cabo ya no hay nada aquí que os interese.

-¿Vendidos como esclavos?-Respondo mientras me coloco detrás de Bob.-No te creo. ¿A quien se los habéis vendido?

Tras las palabras del bicho que teníamos frente a nosotros, volví a decirle palabras similares a las anteriores...

¿Vendidos a quién?

Los arqueros han servido para proteger una de las fortalezas del norte. Las hordas de los orcos vienen a veces hasta nuestra guarida en busca de provisiones, de alimentos y a veces nos piden rehenes para unirse a su causa. Parece que vuestros arqueros no dudaron ni un solo segundo en irse con ellos. Desconozco el lugar al que viajaron, pero lo que sí tengo claro es que aquí ya no están. 

Además, tampoco disponemos de tanto espacio para alojar a un contingente de arqueros.

De todas maneras, si no me creeis, o no me queréis creer. ¿Para qué me habéis preguntado? 

Ahora sabéis la verdad, así que si queréis puedo acompañaros hasta la salida y así podréis dejarnos en paz.

Kobols usando humanos para protegerse, arqueros huyendo junto a los orcos... Ahí algo no cuadraba bien en la historia, pero... estaría este kobol parlante diciendo la verdad? habrían entrado en la cueva para nada? Demasiadas preguntas con respuestas a medias. Con las armas aún apuntando al kobol rehen, miro de reojo a mi señor, pues su vida era más importante y estaba en peligro. - No me fio de ellos mi señor, algo no cuadra en su historia.

-No se muy bien por qué intentas engañarnos, kobold.-Respondo.-Pero no te creo. A decir verdad creo que intentas engañarnos para que nos vayamos de aqui sin causar más bajas... sin embargo lamento desilusionarte. Se a ciencia cierta que los arqueros estan aquí. Liberalos, déjalos venir con nosotros y te prometo que nos marcharemos y jamás volveréis a saber de nosotros.

Si tenéis un problema con los orcos, nosotros nos ocuparemos de ello. Podemos ayudaros a defenderos de ellos, pues son un problema para ambos reinos. En estas circunstancias creo que un pacto de defensa mutua entre nuestros pueblos sería más que recomendable. Dos ejércitos luchando unidos contra los orcos pueden ser una fuerza temible.

Maximus permaneció en silencio. ¿Sería cierto lo que decía el kobold? ¿Habían estado a punto de morir por nada?

No se fiaba mucho, pero como su señor no le creía, decididó permanecer callado y observando a la criatura, intentando descubrir algo que delatara sus palabras.

Jester permanecia atento a todo lo que pasaba a su alrededor. Se temia que aquel sucio kobold les estuviese entreteniendo para que les emboscasen. Siguio apuntando al pecho del kobold solo por si acaso.

No sabría si creerle o no mi señor...Lo dejo en vuestras manos... - le dije preparado para lo que se avecinara.

- ¿Quieres negociar? Negociemos. Tú eres Heironeus, el hijo de El Antiguo Rey, mi nombre es Krann, líder y cocinero de La Comadreja. Pero para negociar las cosas deben ser equiparables, tú y yo sentados en esta misma mesa y sin amenazas. Podemos dejar aquí las armas, sobre la mesa, y tus súbditos deben dejar de apuntar a mi compañero. Él se marchará si ellos también lo hacen.

Hablemos los dos, de líder a líder. Hablemos del futuro de nuestros reinos, sin amenazas de ningún tipo. Como si esto fuera una charla de esas que tenéis los humanos en las tabernas. 

Negociemos.

Y después miró al compañero que estaba siendo apuntado por uno de vosotros.

Dejadle marchar y me sentaré en esta misma mesa para negociar.

Maximus examinó los gestos del kobold, su mirada, su expresión, los gestos... Y se acercó a su señor a susurrarle algo al oído.

Mi señor, estoy convencido por cómo está expresándose que los arqueros están aquí escondidos, en algún lugar. Quiere que nos vayamos, no quiere que mueran más de los suyos. Está muy asustado porque sabe que no puede hacer nada contra nosotros. Pero hay que tener cuidado, a pesar de estar temeroso, no dudará en luchar y sacrificar su vida por defender al resto.

Ahora, con este trato de negociar, no se si dice la verdad, pero no se fie mucho, mi señor.

Busqué la mirada de mi señor para ver qué hacíamos...

-No es que no confíe en ti, Krann, pero tu compañero, suponiendo que solo sea un compañero, es mi garantía de salir con vida de aqui. Sería un estúpido si renunciara a tal garantia....

Imagina que no está ahi y que mis subditos no os estan apuntando. Te doy mi palabra de honor de que nada os ocurrira a ninguno de los dos si nada me ocurre a mi.

Por otro lado, no me gusta negociar en una taberna... además no estamos en una. Estoy en tu casa, eso significa que, en ultima instancia, mis amigos y yo estamos a tu merced... no podemos proceder de la misma manera. Mi oferta inicial fue clara. Tu amigo por la libertad de los arqueros y la nuestra. Cuando todos estemos fuera de aqui lo liberaré. 

Dicho esto, descargo mi ballesta contra la pared para que la cuerda no sufra y la dejo en el suelo. Acto seguido espero a que el kobold haga lo mismo con sus armas.

-Bien, antes de nada debo hacer una cosa.

Me siento en el suelo entre mis hombres, apartado aún del kobold, y empiezo a concentrarme. Una vez llevo un par de minutos concentrándome, me levanto y miro fijamente al kobold.

-Solo un pequeño conjuro para detectar mentiras. Una mera formalidad. Podemos empezar a negociar. No hace falta que dejes tus armas si no quieres. Yo he dejado la mia como gesto de buena fe.

No me gusta decir esto, pero mis subditos dicen que mientes. Dicen que estas asustado y deseas que nos vayamos para evitar que caigan mas de los tuyos. Dicen que los arqueros estan ocultos por aqui, pero que no quieres decirnoslo. ¿Se equivocan?

Jester se movió alrededor de la sala sin dejar de apuntar, se coloco en el tunel por el que había llegado el kobold y echo un vistazo a ver si había mas. - Yo vigilo esto. Que alguien vigile el camino por el que hemos venido.