Partida Rol por web

El campamento orco consiste en tres cobertizos construidos en torno a un espacio central. Una jaula de madera contiene a un jabalí de proporciones desmesuradas y de ojos rojos sanguinarios.

Sin duda los orcos no esperaban que nadie les estuviera siguiendo pues están descuidados y no hay nadie haciendo guardia. Lograis contar nueve orcos.

El campamento orco consiste en tres cobertizos construidos en torno a un espacio central. Una jaula de madera contiene a un jabalí de proporciones desmesuradas y de ojos rojos sanguinarios.

Sin duda los orcos no esperaban que nadie les estuviera siguiendo pues están descuidados y no hay nadie haciendo guardia, por lo que os movéis sin llamar la atención por todo el campamento. Lograis contar nueve orcos e incluso sois capaces de escuchar algunos retazos de la conversación que están manteniendo.

Los orcos hablan casi exclusivamente de la reconstrucción de Xul-Yarak y de las próximas conquistas del señor de la guerra Zhrull.

Nueve graznidos se escuchan desde el cmapamento orco. 

- Nueve orcos. Y me parece que tienen también un jabalí terrible encerrado allí. Las sensaciones que me transmite Kell son de precaución pero parece que los orcos están desprevenidos.

Zurkor aferro su guja con una mano e intentó detener a su compañero... sin conseguirlo - Ese pequeñajo nos meterá en problemas - aseguró sin tomar en cuenta que su tamaño no diferia demasiado del de Eulandiles - Supongo que deberemos rescatarlo a el tambien - agregó mientras asentía a las palabras del mago - Nueve orcos y un jabalí. Por lo menos esta vez será un combate algo más parejo - se envalentonó - Sobre todo si podemos elegir el terreno donde combatir - agregó buscando con los ojos un sitio donde el alcance de su arma le diera ventaja una vez que los orcos vinieran por ellos

Bien pues a que esperamos. Primero una andanada de flechas y después acabamos con ellos, lo mismo que con el oso pájaro ese. Pongámonos en marcha antes de que a ese pequeñajo le dé por ir solo contra todos ellos.

Propongo separarnos un poco, pero lo justo para poder ayudarnos en caso de carga. Escondámonos y usemos los arcos hasta que nos descubran, entonces usamos las espadas. Nos superan en número y antes de entrar en cuerpo a cuerpo mejor debilitarles.

Fausto apenas podía contener sus ansías de sangre orca. 

-Si fuera posible, os pediría que los agruparais, para que mis conjuros afectaran a más criaturas. Creo que lo mejor sería que os mantuvierais juntos.

Para Eulendileas estaba claro: Había que acabar con los orcos. ¿Y cómo podía hacerlo? Atacando, claro estaba. Pero el mediano no era tonto en absoluto, y si había dicho que tenía un as en la manga, era porque lo tenía. ¿Por qué, si no, iba a llevar un colgante de mujer alrededor del cuello? ¡Porque allí tenía a Pelotis! Y era hora de que saliera a jugar y a probar carne de orco.

Metió la mano en su camisa y sacó el pequeño relicario. Lo miró, y observó con orgullo la imagen del escarabajo astado gigante que escondía en su interior. Sí, es el momento

Lo abrió e, invisible, un humo se movió rápidamente hasta quedar detrás de los orcos. Pronto se haría material, y pronto les cortaría la cabeza.
 

Zurkor asiente a las palabras de sus compañeros, por más que las de el explorador y el mago son totalmente contradictorias - Bien, hagámoslo así - asegura sin dejar clara su postura. Tras asegurarse que tiene sus dardos al alcance de sus dedos busca donde trepar para no poder ser atacado por sus rivales cuando use sus armas

Aquella batalla comenzó mucho antes de que los aventureros se dieran cuenta de ello, y sobre todo mucho antes que los orcos. Pues para cuando quisieron darse cuenta, un gigantesco escarabajo había cortado la cabeza de uno de los orcos que estaban alrededor de aquella hoguera distraídos.

Justo en ese instante llevaron sus manos a las armas, pero quizá fuera demasiado tarde para ellos.
 

Jed veía la ubicación de los orcos a través de los ojos de Kell y comprobó que estaban justo en el límite del alcance de uno de sus conjuros preferidos. El mago sacó un puñado de arena y, con la otra mano, realizó unos pases mágicos sobre ella. Tras pronunciar unas antiguas palabras de poder una nube de polvo brillante apareció justo en el medio del campamento orco, alcanzando a todos en su interior.

-الرمال مشرق

Fausto salió corriendo con el arco en la mano y después de recorrer un buen trecho hincó una rodilla en tierra y soltó la flecha para que se dirigiera a uno de los orcos.

Después arrojó al suelo el arco para poder sacar las espadas y entrar en cuerpo a cuerpo.

El pequeño bárbaro avanzó con su guja en la mano. Quisó mantener el silencio, pero sorprendido por la aparición del extraño escarabajo gigante que parecía los estaba ayudando, no puedo menos que exclamar mientras se acercaba al campamento - Y ese bicho, de donde salió? -

Con todo, las palabras no eran lo importante para Zurkor. Lo importante era poder acercarse y utilizar su arma en la forma en que sabía hacerlo, por lo que tras su breve comentario continuó avanzando, tratando de aportar su espiritu combativo al grupo

Pelotis chascó sus pinzas mientras la sangre de orco resbalaba sobre ellas. ¿Qué iba a hacer ahora? Pues comerse a otro. Era divertido y, aunque sabían mal, algo habrían hecho, pues Eulendileas no le convocaría para otra cosa que no fuera eso

Comer, comer, comer, comer
 

Eulendileas sonrió al ver cómo el escarabajo cortaba la cabeza de uno de los orcos. Desde su posición, escondido, apuntó a uno de los orcos con su arco. Dejó que la flecha volara. Con un poco de suerte, atravesaría la cabeza de otro y caería.