Partida Rol por web

Los valientes aventureros que le habían dado la posibilidad de huir empezaban a caer. Al parecer no iba a tener mucho tiempo más para buscar un arma con el que sentirse cómoda, asi que decidió meterse de lleno en faena antes de que fuese demasiado tarde.

De un valiente paso, atacó al gran trasgo que tenía más cerca con esa espada tan pesada y molesta que había conseguido agenciarse.

Kendra observo como el esqueleto caía,en verdad no sentía ninguna lástima por la criatura no muerta, pero estaba peleando de nuestro lado, y los enemigos siguen presionando asi que, tendríamos que acabar con este mono sobredimensionado pronto.

Kendra concentro toda su rabia en el siguiente golpe, para asegurar su impacto.

Era obvio que sola no podría hacerlo, necesitaba pillar al mono en alguna distracción si quería llegar a darle... y la sacerdotisa del dios de la justicia llegaba justo en el momento ideal para realizar un ataque doble contra el monstruoso animal.

Galimatías volvió a pedir ayuda al dios Pelor, y aunque ese templo parecía estar corrompido por el mal, la luz del dios del sol iluminó el cuerpo de Elvar devolviéndolo a la vida.

Alexis se había quedado bloqueado al ver el cuerpo de Berio reducido a un montón de huesos, sin saber como reaccionar o qué hacer en ese momento. Mientras tanto el elfo se encontró con un trasgo de frente, no esperaba que estos fueran a ir a por él, y tuvo que dar un paso hacia atrás para disparar un nuevo virote contra su rival que clavó con éxito.

Una de las mujeres, Tisha, dejó por fin claro en qué bando iba a estar durante esa batalla, pues trató de golpear, sin ningún éxito, al gran trasgo que había herido a Elvar. Cassandra se acercó a otro de los cadáveres para recoger una maza de armas pequeña con la que seguro que estaría más cómoda.

Cristal atacó justo cuando el simio no le estaba mirando, y con la espada larga que había obtenido, dio un salto para hacerle un horrible tajo en su nuca. El simio se llevó la mano a la herida, sin saber qué es lo que le había pasado. Al ver su zarpa ensangrentada, el gigante empezó a dar tumbos, a girarse sobre sí mismo, y finalmente cayó al suelo completamente inconsciente. Gracias a esa recién llegada, habían logrado salvar la situación. O al menos eso es lo que pensaban.

La clériga aprovechó la energía de su golpe para descargarla sobre uno de los últimos enemigos en pie. El golpe fue brutal, haciendo que todo se salpicase de sangre, pero ese trasgo era más duro de roer que cualquiera contra los que se hubieran enfrentado antes, por lo que se dio media vuelta, y descargó su espada de dos hojas sobre ella.

El punto final de ese asalto lo puso el pequeño trasgo que luchaba contra Medialuna, y que le continuaría golpeando con su maza hasta que uno de los dos muriese.

El enorme simio había caido y eso dio nuevas fuerzas a la mediana que veía su liberación más cercana.

Ya que no se manejaba bien con aquella arma tan pesada, decidió ponerse en una mejor posición. De un ágil salto se colocó detrás del Trasgo y le volvió a atizar con el espadón pero este casi cae de sus manos. Qué torpe se sentia con esa maldita arma, además estaría quedando fatal comparandose con aquella otra reclusa que había tumbado a la gran bestia.

Casandra, armada por fin, se movió un par de metro al Oeste y se puso a la espalda del trasgo que atacaba al mago humano. La pequeña mediana descargó su nueva maza ligera sobre la parte superior de la espalda del trasgo, tratando de romperle una vértebra o, al menos, dejarlo inconsciente.

-TOMA CANDELA!

Había conseguido derribar al simio con un fuerte golpe, pero aún quedaban enemigos a los que abatir. Es por ello que aprovechando el hecho de que lo tenía rodeado, lancé un fuerte golpe ascendente contra el gran trasgo con el que esperaba mandarlo al otro mundo al igual que a la bestia de hacía unos instantes.

Ya la resistencia enemiga estaba mermando, pero aun quedaban cabos sueltos antes de que pudieran considerarse libres de momento, asi que dirigió sus esfuerzos al enemigo más cercano.

El aire le llegó de nuevo a los pulmones de repente, justo a tiempo de ver como su emplumado compañero apartaba sus manos de él.

Tenía que recuperarse, así que Elvar rodó por el suelo y se separó de aquel terrible contrincante. Sin levantarse del suelo buscó entre sus pertenencias y sacó una poción de curación. Sin pensárselo dos veces vació su contenido en su boca, apurando hasta la última gota de aquel brebaje.

Al ver a Elvar moverse, Galimatías volvió al combate. No se había olvidado de la presencia de la criatura invisible, pero ahora había perdido la capacidad de verla. Pero no importaba, podría volver a verla. Solo sería cuestión de unos segundos y podría ir a acabar con él antes de que levantara al simio
 

Galimátias volvió a abrir su mente para poder ver a aquellos que se escondían bajo el manto de la invisibilidad. Y así fue como pudo ver de nuevo al trasgo que estaba de rodillas sanando al simio que estaba inconsciente. Tarde o temprano aquella bestia se volvería a levantar.
 

El pobre Medialuna seguía luchando solo contra el trasgo, hasta que al final fue capaz de acabar con él. Le había costado, y por poco se vio yéndose junto a Berio al otro barrio. Pero afortunadamente se había salvado y ya podía seguir apuntando al último enemigo en pie.

Mientras tanto Elvar rodaba por el suelo para evitar que el último de los trasgos en pie le terminara de rematar, aprovechando así para tomarse una poción y recuperar algo más de energía.

Tisha dio una voltereta en el aire para colocarse al otro lado de Cristal, desde allí se colocó en una posición mucho mejor para así poder darle algo más de ventaja a su compañera.

Después Cassandra vio como Medialuna había derrotado al trasgo que le estaba acosando, y optó por cambiar de objetivo y golpear al último rival. La mediana apuñaló por la espalda al último guerrero en pie, haciéndole pagar por todo el daño causado y sintiendo como su espíritu se escapaba de su cuerpo. Habían logrado acabar con aquella guerra interna dentro del templo. ¡Ya no quedaba ni un solo rival en pie!

Pero Galimatías avisó de que podían ser resucitados, pues había un trasgo oculto bajo un manto invisible que les estaba curando. Así que Cristal y Kendra se dedicaron a rematar al simio y al guerrero trasgo. Cuando vieron que ya no respiraban, Galimatías voló hacia el invisible y con sus garras logró atravesarlo hasta acabar con él.

Ahora sí,

¡lo habían conseguido!

Oh dioses, estaba libre? Soltó la pesada espada que llevaba en la mano y esta cayó con un sonoro ruido metálico. Rompiendo el silencio que se había producido tras la lucha.

Gra-gracias por liberarnos - musitó la jóven Tisha a aquel grupo de aventureros que se habían dejado la piel contra sus captores. Ella no era de mucho hablar asi que se puso a hacer lo que mejor sabía; buscar tesoros en los cuerpos caídos. Empezó con los trasgos más pequeños en busca de armas adecuadas a su estilo de lucha y quizás algo de cuero con lo que cubrirse y que la protejiese de algún tajo inesperado.

Aprovecharía a rematar a las criaturas que estaba expoliando si encontrase alguna con vida. 

Cassandra sonrio durante un segundo al ver desplomarse a su enemigo pero entonces se fijo en el esqueleto pulverizado y sintio que no era momento de celebraciones. El mago se habia referido a el como su "hermano"y, aunque desconocia la explicacion a tal hecho, suponia que no debia de estar de humor para celebraciones.

-Como dice Trisha, muchas gracias por proporcionarnos la oportuidad de escapar. Mi nombre es Cassandra y, como mis compañeras, fui capturada al venir a explorar el templo.

Tras acabar con la criatura invisible que, al perder la vida, todos pudieron ver, Galimatías echó una ojeada a su alrededor por si había alguin más oculto. Pero por suerte, no lo parecía.

Sus plumas volvieron a la normalidad, y observó con detenimiento a las muchachas que parecían haber aparecido de la nada.

Mi nombre es Galimatías. Ellos son Alexis, Elvar y Medialuna informó, saltándose por completo al antiguo esqueleto, ya que no sabía si Alexis podría revivir de nuevo a su hermano.

Si no es mucha indiscrección, ¿qué os trajo a investigar este lugar? Miró a su grupo, pensando en las diferentes razones que había traído a cada uno allí En mi caso, busco erradicar el mal que surge de su interior.

Arrodillado en el suelo frente al cadáver de mi hermano, recojo los huesos uno a uno mientras busco a tientas algo para guardarlos. Ahora sólo quedan tres opciones, y ninguna de ellas es de mi agrado. En fin, al menos hay opciones. Los guerreros de la luna roja mueren dos veces, por lo menos, así que sabía que este día llegaría. Sólo me desagrada que haya tardado tan poco tiempo en hacerlo... confiaba en tener más tiempo para preparare para esto...

Miro a las recién llegadas una vez acabo. Apenas si me he fijado en ellas antes de que llegasen, pero ahora parece que tienen buenas intenciones... espero que así sea. 

-Si alguna desea aprovechar las armas y la armadura de mi hermano, podéis hacerlo hasta que encuentre el modo de remediar su estado.-Digo sin mirarlas.-Hay una cimitarra, una armadura de cuero tachonado, un escudo pesado y una muda. 

Dicho esto, me pongo en pié.

-Alguna me sonáis de Homlet. Soy el vendedor de pociones, por si no hubiera quedado claro.-Digo tratando de sonreir.-Y este que llevo en la mochila es mi hermano Berio. Cuando pasemos por Homlet lo llevaré a casa.

Decidme, ¿Qué sabéis del templo?

Dicho esto, me acerco a los cadáveres de las diferentes criaturas empezando por el misterioso resucitador invisible y comienzo a registrarlos.

Cassa tomó la inciativa, como siempre.

-Pues no llegamos juntas, la verdad. Yo llevo ya casi una semana encerrada. Vine desde Homlet. Estando allí escuché que existía este templo y que hacía mucho tiempo que estaba abandonado. Soy... curiosa por naturaleza, así que, como no tenía nada que hacer me acerqué a ver si quedaba algo de valor, para sacarme un poco de plata. Lamentablemente, lo único que encontré fue un montón de trasgos, que me capturarn y me encerraron.

Elvar se incorporó poco a poco. Sus heridas seguían abiertas, pero por lo menos había dejado de sangrar.

Ha sido una suerte que estuvierais aquí, si no posiblemente más de uno hubiera acabado como el pobre Berio.

Elvar se acercó a Alexis... si podemos hacer algo por volver a traer a tu hermano, lo haremos.

- Me llamo Kendra y vine al templo para intentar destruirlo en nombre de St Cuberth pero creo que peque de exceso de confianza, y me vi encerrada  en la celda con las demás. Pero ahora puedo volver a combatir y si encuentro mi equipo podré proporcionar curación.

De momento no iba a preguntar nada sobre el origen de un esqueleto como Berio, pero mantendría un ojo encima de Alexis.