Partida Rol por web

Viendo que la flecha se clavó en el pecho de la criatura, y que esta no penetró tan profundamente como debiera, recordó que el ser tenía resistencia al metal... pero que sentía vulnerabilidad ante la plata, o eso comentaron en el caos del combate anterior.

Sin perder tiempo el joven desenvainó su espada corta, la cual refulgió con un brillo argénteo, y se abalanzó contra la criatura, echando a un lado a la rubia después de que atacara de nuevo al ser del que había sufrido los zarpazos y el coletazo del maldito ser, al grito de:

-¡Aparta!

Y sin dudarlo, el joven lanzó una estocada baja al ser que andaba distraído con el mediano...

La maga contemplo como la rubia tonta, Becky, lanzaba el conjuro. Puede que esa fuera la explicación al modo de actuar de la maga rubia, puede que se hubiera lanzado en el pasado el hechizo sobre si misma. Cosas más extrañas había visto, como un Rufus humanizado. Un escalofrió recorrió la espalda de la maga al recordar el horrible aspecto del hombre-perro.

Pero era el momento de seguir luchando, el engendro que sujetaba a Rufus ya había desaparecido. Pero aún quedaba la cosa que se suponía que era Viktor y el varrangoin, la cosa- Viktor había salvado al perfumista amanerado y eso le daba un minipunto para evitar que la terrible ira de la maga pelirroja acabara con él. Por lo que se fijó en el varrangoin, con un elegante gesto soltó la ballesta del cinto, coloco un virote, apunto a bulto sobre la melé y sin pensarlo dos veces apretó el gatillo del arma. El virote refulgía con una luz rojiza y este reboto en las paredes de la cueva pasando cerca de las cabezas de los combatientes para finalmente impactar en el varrangoin.

Luego la gente le decía que por qué tener un familiar camaleón. Si no fuera por Perezoso ya habría caído al vacío.

- ¡Aaaaarrrg! ¡Duele Víktor!- Dolía pero no le pidió que parara. ¡Qué recuerdos! La mente era caprichosa y, sin poder evitarlo, rememoró escenas muy concretas de su juventud. Estaba entre agradecido y asustado. Cayó al suelo cual saco de patatas y se llevó el brazo herido al pecho, como si fuera una mujer a la que le hubieran dejado los inmaculados pechos al aire. ¿Qué quería hacer con él? Miraba con sus enormes ojos azabaches a su salvador, desde su posición de inferioridad. Al menos no le había dejado caer como al pobre Klasius. Veía reflejado en los ojos de el hombre-bestia una ausencia total de raciocinio. A pesar de que le debía la vida no quiso arriesgarse a que se lo comiera. Onfale era un jugoso y apetitoso bocado.

Apoyó la mano buena en el suelo tras guardar el puñal de plata, pivotó sobre ella y dio un veloz salto en sentido contrario. Con aquel pequeño truco logró tomar distancia de Das Vraquen, sólo por si acaso. Renqueante, humillado y con el rabo entre las piernas, se dirigió hacia mamá Leiath.

Los proyectiles mágicos de Aire y de la varita de Leiath. El virote certero de Alice. La estocada profunda de Tremens. No había nada que pudiera sobrevivir a semejantes heridas. Y, aprovechando que la amenaza estaba controlada, Becky aprovechó para desquiciarse un poco por el reproche de Flame.

¿Y tú se puede saber para qué llevas una espada tan grande si la mitad de las veces golpeas al aire? ¡Lista! ¡Que eres una lista! ¡Menos criticar y más...!

El cuerpo del Varrangoin estalló en haces de chispas y rayos. La corriente pasó por Flame, Fosco, Tremens, Viktor y Tyron... pero también por el cuerpo moribundo del otro Varrangoin, el que Viktor venció antes de que los demás llegaran en su rescate. Y entonces llegó la reacción en cadena.

El segundo Varrangoin explotó en un millar de esquirlas de hielo. Flame, Tremens y Viktor, estaban situados en la zona en la que las ondas expansivas de ambas explosiones se contrarrestaron. Fosco, por contra, fue lanzado contra una estalagmita del nido, golpeándose la espalda. El cuerpo de Tyron, más cerca del borde del precipicio, fue impulsado en una caída al abismo.

¡¡¡TYYYYYYROOOOOOOON!!!

Cuarto compañero que Becky perdía hoy. Mientras, en el otro lado del nido, Viktor Das Vracken lanzaba un gran rugido de dolor por el daño sufrido antes de saltar contra la pared y marcharse gateando en un ángulo imposible de 90º gracias al poder trepador de su garra demoniaca. Sigue el contorno de la pared de la gran caverna hasta desaparecer, devorado por la oscuridad. Como una metáfora de lo que también le ocurría a su propia alma.

¡Escudos y hachas! Sangre desde el nacimiento que no es de la madre, por caer maldito en éste lugar del que nadie es capaz de sobrevivir. O de salir.

Valía la pena el intento. Una vida de guerra, de salvaciones inquebrantables que termina de forma improvista. ¿De qué otra forma podrán recordar los demás lo fugaz que somos? Lo acepto porque es lo único que conozco. Moriré antes de caer al suelo.

No suelto el Urgrosh enano como el valiente que fui. Todo lo contrario. Golpeo una última vez contra el tambor con cuero de Jabalí, tan duro, que se rompe emitiendo un sonido como de trueno, casi tan estruendoso como el que hoy cobra mi vida.

¡¡¡TUUUUUUUUUUUUUN CUSHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!!!

Es lo último que puedo hacer, enviando un último mensaje antes de morir estrellado contra el suelo. Así son las jugadas de la fortuna cuando pasa por ti. No existe consideración ni mejor posición, sólo el azar al sentir que morirás.

Yo lo haré con los ojos abiertos. Miro a lo lejos esperando que otros vean lo que yo nunca pude. Si van a escapar, deben saber con quién contarán al final.

"El trai..r ...s ........." Son mis últimas palabras, con el último aliento de vida antes de postrar el Urgrosh bajo mi estómago, esperando mi último respiro.

Hasta que llega.

Quizá algún día sepan que fui yo el que los salvó de Farastú. Hoy sólo sabrán que los salvo del futuro entre traidores.

"El traidor es Tremens. Hizo un trato con Farastu, un Demodand -No tengo tiempo para decirles lo que pueden hacer, ni la estructura social de ellos. Sólo puedo advertirlos. Por eso le tiró unas monedas a cambio de la cabeza de Richard. ¡No confién en él!... Y luego pienso en lo conveniente que ha sido para una maga perder la memoria, antes de escapar. Ella corromperá el mundo de los que nunca han tenido que sufrir Tampoco en Beck...

...

¡UAHHHHHHHHHHHHHHHH!!

Flame quizá era la única que podría ir detrás del enano para buscar sus objetos y recuperar su cadaver, pero había que reconocer que tampoco le apetecía mucho. Primero porque acababa de terminar medio muerta después de aquel encuentro. Y segundo porque bajar sola no era algo que le motivase especialmente, y más en un lugar como aquel que tenía pinta de hacerse más hostil a cada paso que daba.

Prefería pensar que el cuerpo del bardo había terminado en el fondo de un abismo de lava, o que un monstruo se lo hubiera comido incluso antes de caer. Eran mil las razones para no perder el tiempo en recuperar los absurdos objetos que un inútil como aquél podría llevar. Fuera como fuese, a Flame no le compensaba en absoluto descender para ver qué había sido del cadaver de aquel hombre que según le había conocido, le había engañado y traicionado.

Por el contrario, sus compañeros habían decidido dirigirse hacia allá para encontrar a Rufus y a Viktor, que una vez más se habían escapado. ¡Por favor, no os vayais sin mi! ¡Esperadme! Quiero saber qué ha sido exactamente de él, quiero saber si aún hay consciencia en ese cuerpo extraño. Y tras aquellas palabras, Flame se marchó sola trepando por el muro, con la esperanza de que no la abandonasen o de que alguien la siguiese. En serio, no tardaré mucho. ¡Esperadme! Si veo que se me escapa, daré media vuelta y me reuniré con vosotros. No me dejéis sola de nuevo.

Y entonces el fulgor de la escama de la chica volvió a cambiar de tono, Ahora era más pálido y blanquecino, exactamente igual que había sido cuando cayeron por el abismo.

¡Y Leiath, no seas tan impaciente como de costumbre, espera a que llegue yo para curar a nuestros compañeros! Es absurdo que gastes tu magia cuando sabes que yo puedo ahorrarte la mitad del trabajo. Espérame a que vuelva.

Kaevhas contempló impotente cómo el varrangoin escapaba volando aun a pesar de recibir su conjuro de lleno. Pero no se dejó frustar por el hecho de ver a la criatura escapar, pues tenía preocupaciones más inmediatas que atender.

La batalla se volvía más encarnizada. Para cuando Kaevhas dirigió su mirada hacia el nido, el resto, en una serie de golpes encadenados, derrotaron al varrangoin que se enfrentaba a lo que una vez fue Viktor. Por un momento, el mago bajó la guardia y relajó los músculos pues creía ya terminado el combate... O eso era lo que todo el mundo creía... Ya que aquellos seres voladores se guardaban un as en la manga preparado para ser usado justo en el momento de su muerte. Dos atronadoras explosiones, una después de la otra, sorprenden al grupo al completo. Kaevhas tan solo fue cegado temporalmente por el destello, pero no ocurría lo mismo con aquellos que se habían trabado en combate con el varrangoin.

A pesar de haberse protegido instintivamente de la explosión, a Kaevhas le costó nos instantes acostumbrar sus sentidos al entorno que lo rodeaba. Pudo ver cómo Viktor escapaba aun en su forma mutada. -¡¿Estáis todos bien?!- Dijo en un grito a causa del pitido que todavía resonaba en sus oídos. Veía a Tremens, Fosco y Flame sin tener la certeza de los daños que habían podido sufrir y entonces lo oyó... Después de cesar el pitido, pudo oír como el ruido de un tambor se perdía en el abismo que había después del nido. Un nudo se le formó en la garganta tras llegar a una conclusión lógica de lo que había ocurrido... "Hemos perdido a uno más." Pensó el mago con una tristeza ya vacía. Daba la impresión que la propia cueva parecía enfrentarse a ellos, como si no tuviesen suficiente con sabuesos bicéfalos, carceleros demoníacos y seres alados capaces de autodestruirse. Pero, ¿de qué iba a sorprenderse? ¿Acaso pensaba que encontrar una salida se iba a convertir en un paseo por el Cárceri? No... Kaevhas ya lo sabía. Ya sabía que aquí nada se consigue por el camino fácil. La voz de Flame lo sacó de sus ensoñaciones. -Ve con cuidado.- Fue todo lo que le dijo a la mujer. No sabía si seguir a ese tal Viktor sería una decisión acertada, pero Kaevhas tampoco conocía el pasado que los unía. De modo que, simplemente, no se lo impediría. 

Tras ver cómo Flame se disponía a seguir a aquel hombre, el mago se acercó al resto de compañeros afectados por la explosión, ayudándolos a incorporarse de nuevo.

BUM- BUM !

Por un instante cerró los ojos ante las atronadoras explosiones. Onfale les había avisado y aún asi habían dado muerte a los Varrangoin sin pensar en las consecuencias. Al menos Viktor estará a salvo - pensó la jóven . Pero cuando volvió a abrir los ojos, el monstruo en el que el marido de la vidente se había convertido huía despavorido por un pasadizo superior. Y Flame salió tras él. Es que esa mujer nunca aprendía?! Y si Viktor había perdido la razón y la atacaba? No veía cómo la temperamental Flame iba a poder calmarlo.

El sonido de unos tambores alejandose distrajo su atención sobre el problema con Das Vracken. El precipicio, alguien había caido. Se tendió en el suelo y se asomó para ver si la persona caída había tenido la misma suerte que Onfale y quizás hubiese encontrado algún lugar donde agarrarse. Pero no vió nada.

Leiath se incorporó con calma estudiada apartandose prudentemente del abismo. Su corazón se estaba endureciendo a causa de los numerosos golpes recibidos, de los amigos perdidos. Echó un vistazo al grupo que quedaba ante ella. Estaban algo magullados pero no estaban graves. Ella misma tenía unos feos arañazos por todo el cuerpo pero podría esperar. Onfale era otro cantar. Pese a la advertencia de la guerrera chamán no pudo evitar atender las heridas del maltrecho perfumista.

Se acercó a él sacando una varita que tenía por estrenar y que esperaba funcionase igual de bién que la de proyectiles mágicos.

Deberíamos seguir a Flame y Viktor. Alguien tiene una cuerda? -dijo mientras se ocupaba de las heridas de Onfale.

"Lo Varrangl... a su muerte... y al ver como impactaba en el cuerpo de la criatura, Fosco reaccionó muy rápido. Con todo rodó en busca de protección tras una columna. Casi había llegado cuando a sus espaldas sonó una segunda explosión. Esa fue la que le pilló por sorpresa y lo arrojó contra la pared
UAAAAAAAAAAAAH! Al levantarse tenía escarcha en la cara y sangre en la espalda... hMMMmmppff y encima tendría que aguantar a Onfale decir que me lo advirtió...

Nada más hundir profundamente su espada corta en las tripas de aquel ser, el joven se echó a un lado para que la guerrera rubia armada con el mandoble pudiera combatir mejor... pero el ser ya estaba muerto antes de que ella pudiera reaccionar. Por suerte, antes de que el ser estallara, en una bola de electricidad, el joven Tremens aprovechó la inercia de su movimiento para apartarse de la explosión. Pero una vez a salvo, medio agachado agradeciendo su suerte, recibió de frente el impacto de una segunda explosión inesperada que lo tomo por sorpresa dejándole el cuerpo magullado y cubierto de escarcha...

-...Jo... der...

Por los alrededores, la acción continuaba, varios compañeros estaban, igual que él, magullados. Pero faltaba gente. El hombre al que habían ido a buscar emprendió una huida imposible trepando por la pared a una velocidad de infarto. Y tras él, la temeraria rubia, hizo la misma proeza...

Esa tía es dura si tras los golpes sufridos y las dos explosiones, aún tiene energías para ir tras ese tipo.

Por orgullo se incorporó y empezó a quitarse la escarcha de encima, reconociéndose de paso las heridas, no advirtiendo más peligros inminentes... mientras lo hacía estudió también el estado del resto, descubriendo que faltaba uno, el enano mohicano.

-¿Y Tyr...?

El ver el trasero de Leiath en pompa sobre el suelo asomando ella la cabeza por la sima respondió a su pregunta. Con cuidado se acercó para dar un vistazo al fondo.

Tras el aviso del enano, la maga se fijó en los dos mencionados con disimulo, no solía hacer caso de las cosas que decían los enanos pero eran las últimas palabras de un moribundo. 

La maga retrocedió ante la explosión, todo pasaba excesivamente rápido. ¿El enano ¿ ¿Dónde está el enano? Pregunto confusa al ver que no se encontraba con los otros. Mierda, siempre que me junto con un enano este acaban muertos, aunque lo mismo podía decir de los elfos. El corazón de Alice estaba demasiado endurecido tras la pérdida de tantos compañeros como para sentir lastima de un casi-desconocido.

Miro el lugar buscando un sitio seguro donde sentarse. Creo que lo único que podemos hacer es descansar, no podremos seguir a la rubia y en caso de seguirla solo entorpeceríamos su marcha. Hollín ¿podrías seguirla con cuidado? No quiero que te maten pájaro estúpido.

Aire volvió a la normalidad tras lanzar su ataque, y sus ojos claros vieron como la criatura estallaba. Se cubrió la cabeza con los brazos, al tiempo que giraba su cuerpo. El viento de la explosión azotó su vestido, pero el golpe no le llegó.

Miró a su alrededor, observando con sorpresa cómo dos de ese grupo extraño de gente podía caminar por las paredes sin problemas.
¡A lo mejor se me ha pegado algo! pensó, caminando rápidamente hacia la pared más cercana, colocando el pie sobre ella, para ver si podía hacer lo mismo que Flame
Ohh... dijo desilusionada. Iba a volver con sus compañeros cuando vio a Fosco tirado
¡POR EL AMOR DE ARISTÓTELES, MI HIJO! gritó alocada, corriendo hacia el muchacho que se estaba levantando. Aire se lanzó a por él, abrazándole con fuerza mientras se pringaba de la sangre de Fosco.
¿Estás bien? ¡Oh, pobrecito, el pajarito le ha hecho pupa!

El hábil guerrero se mantiene a la expectativa, en uno y otro lado sus compañeros son víctimas de sus malas decisiones, uno de los caídos casi sigue su caída en el desfiladero cercano, sin embargo la bestia-hombre rescata su carne para llenar su estómago mordiendo su brazo y jalándolo a su nueva guarida, la mujer con la marca en la frente parece tener cierta inclinación por las bestias ya que intenta seguir al humanoide y en apenas unos segundos todo el lugar se llenó de una explosión de electricidad y hielo,  hiriendo a más de uno. – ¡Pero qué diablos hacen, dejen que las malditas bestias o pajarracos se vayan y larguémonos de aquí!, Becky ¿A dónde hay que seguir?, el monstruo alado no tardara en enviar a más de los de su tipo por algo de comida y esa comida seremos nosotros, estoy cansado pero debemos movernos.- Con la mirada en las alturas y su arco tenso, el guerrero se mantiene a la espera de un ataque sorpresa y no descuida la guardia ni un instante.

No...no estoy bien... ISSSSSHHH AAAAAAAH... ISSSSS AAAAAAH decía continuamente mientras se aguantaba la pierna. Se había hecho un buen rasguño. Leiath... ayuda... decía con cara de pena...seño... mamá, cúrame! había descubierto un filón ahí, una tía rara que se creía que era su hijo. La abrazó fuerte mientras ponía su cara en su pecho. Esos bichos son malos... tenía que seguir contándole milongas a aquella señora...

¿Un Demodand?- Durante unos instante reflexionó sobre lo que podía ser eso. ¿Qué quería decir el enano con respecto a Tremens?- Un traidor.- No se fiaba de ninguno de aquellos presidiarios pero, ¿qué razones ocultas podría tener el enano para en sus últimos instantes de vida preocuparse por hacerle llegar ese mensaje? Lo cierto era es que había visto cómo Faratsu daba esas monedas a Tremens y cómo él las cogía. Tendría cuidado con él. ¿Y esa Becky? Quizá estuvieran ayudando a salir de allí a alguien que debía permanecer encerrada en ese plano. Le preocupaba más la mujer que el hombre pues sabía bien de lo que eran capaces éstas.

No te quitaré el ojo de encima...ni a tu libro tampoco.

Onfale se agarró la cabeza con las manos como si padeciera un terrible dolor de cabeza.

- De nuevo gracias Leiath.- Se forzó a decir cuando  su compañera le restableció de la herida que le había salvado la vida. El vínculo que le unía a la Bruja de Hala se hacía cada vez más fuerte. Alguien tenía que seguir a Víktor así que él no trató de detener a Flame. La mujer sabía muy bien cuidarse sola a pesar de os terribles peligros que les acosaban por todas partes. Se dirigió hacia Fosco y le cogió de los pelos de la patilla. Miró a Aire con estupefacción.

- No es tu hijo, es mi lacayo. No es un niño, es un mediano y sabe bien cuidarse solito, no como otros.- El grupo de presidiarios parecía no arreglárselas muy bien. Tiró fuerte de los pelos de la patilla de Fosco alejándole de esa arpía.- ¡Te lo advertí! Nunca me escuchas, te advertí que explotaban, cabeza de chorlito.- Después escuchó a Artho meterles prisa por escapar de allí. ¿Cómo hacerles ver que lo mejor era ir a pro Víktor?- Esperad. Ese hombre-bestia puede ser la clave para salir de aquí.- Su mirada se dirigió hacia Becky pues parecía la líder del grupo de indeseables.- Vayamos hacia donde ha huido. Seguro que esa transformación no durará mucho. ¿No lo habéis visto? Me salvó la vida.- Miró a los suyos tratando de que le dieran su apoyo.

¿Por qué estaba haciendo esto? ¿Seguirle? Ese fue su primer impulso, sí. A medida que se desplazaba por la pared vertical de roca, la oscuridad frenó los pasos de Flame, obligándola a ir más despacio. Ahora la mujer estaba desorientada, y tan solo contaba con su propio pelo para guiarse. Como una brújula, el pelo siempre caía señalando hacia abajo. ¿Pero con qué brújula contaba para guiar su corazón? Si tanto afán tiene de recuperarle, solo puede significar amor. Aunque jamás viese a Viktor Das Vracken de esa forma hasta que la vió en brazos de otra. ¿Acaso se trata de un egoismo pueril? ¿Quiere a Viktor para arrebatárselo a la gitana?

Whiiiiiirplnrtlchnrk...

¿Viktor? Flame se queda quieta un momento para tratar de localizar la dirección en la que está, pero su pésimo oído es el peor de sus defectos.