Partida Rol por web

Tremens dudó en un principio, mirando a los distintos integrantes del grupo que descendía por la rampa. Finalmente, antes de que la cosa se pusiera más complicada, comenta.

-No es lo que parece, está con nosotros, prueba de ello es que seguimos de una pieza. Larguémonos de aquí. ¿Por el muro ilusorio?

Dice escueto por la insegura situación que pasa la ciudadela siendo atacada por los enemigos.

¡Sí! Gritó Flame dando la razón a Tremens. No la hagais daño. Dijo mirando a Kaevhas. Debe escapar con nosotros. Y entonces desenfundó su espadón mirando al zombi que bajaba con ellos. Leiath, ¿qué hace él aquí? Dijo poniéndose en guardia, olvidándose de que la torre estaba temblando o de cualquier peligro. Aquél había sido un enemigo duro de roer en el pasado, y no iba a esperar a que les volviera a hacer daño. Lo que no entendía Flame era, qué narices estaban haciendo junto a él, como si fueran ahora amiguitos o algo. Y lo que menos entendía aún era qué hacía él allí cuando Flame creía que ya había sido destruido.

De pronto se puso a recordar a las serpientes bailaoras, y la carne se le puso de gallina. ¡No me jodas! ¡Qué hacéis del lado de esa criatura!

- Detente Flame, es nuestro único guia! Además parece que no es el mismo ser apestoso de nuestro plano. Quizás tan solo no posee la misma mente aunque sí el mismo detestable envoltorio.

Su gesto se volvió un mar de dudas al preguntar por la marilith; y por qué razón debemos llevar a este otro maligno ser con nosotros? Qué mentiras os ha contado para que confieis en ella?

¡Joder Leiath! Dijo mirando al zombie. Yo te creo, así que confío en ése. Dijo con cierto tono de asco. Y tú confía en mi. ¿Acaso en algún momento te he defraudado o decepcionado? ¡Tú confía en mi! Sé de lo que hablo. Luego miró a la marilith. ¡Ella se viene con nosotros! Igual que se viene él. Flame no quería darle las razones a Leiath, no se fiaba de aquella criatura que les haría de guía. Y no quería poner en peligro a su nueva acompañante.

Aire soltaba grititos a cada cosa que ocurría. Todo iba demasiado rápido y ella no sabía cómo reaccionar, así que se quedó quieta viendo cómo ocurría todo.

Antes de que se diera cuenta, estaba casi corriendo con sus compañeros, con una nueva misión que apenas entendía y dos mascotas nuevas. Ese era el perro de su hijo, así que al menos él seguro que estaría contento. Le ayudó a levantarse de la caída y le sacudió con la mano para quitarle la suciedad de la ropa.

Esta noche te toca un baño, que no puedes estar todo el día sucio. ¡No, no! dijo, con un tono que quería parecer autoritario.

Al ver a la marilith, Aire sonrió. ¡Una de sus amigas estaban allí! Dejó a Fosco sólo y salió corriendo hasta ella. Observó de qué brazo poder agarrarse. ¡Había tantos! Al final, decidió enganchar su brazo con uno de los que no tenía espada de la criatura, y allí se quedó, contenta.

Sí, sí, que se venga, ¡tiene muchas cosas que contarme! ¿De dónde habéis sacado tantos brazos? ¿Se compran?

Yo no me fiaría de este apestoso ser - dijo mirando de reojo al zombie que habían conseguido como guia- pero sí confió en tí, Flame. Asi que vayamonos en cuanto esteis preparados.

La guerrera dragón era impulsiva pero no tonta, si decia eso sería por una buena razón.

Fosco se levantaba del suelo para ver a una mujer calva. Allí todo el mundo gritaba y discutían. Opinaban sobre cosas que no entendían y su fiel Rufus no dejaba de ir tras el maldito gato de Vaek... No entiendo nada... decía confuso. HMmmpf! pensaba rascándose la cabezota. No sabía quien era buen o malo... y las palabras de que estaba muerto aquel ser. ¿Significaba que Fosco también estaba muerto? Eso no era bueno...nada bueno... pero si está muerto... ¿Porqué Babras no está aquí? Quizás estuviese vivo?

Quizás Kaevhas tuviera razón y pudieran aprovechar el jolgorio entre seres demoníacos para encontrarse con los que habían huido.¡Así fue! Lástima que Rufus se hubiera quedado definitivamente al otro lado, sino la familia estaría completa. A pesar de la alegría del reencuentro asistió impaciente a los dimes y diretes de las mujeres. 

Yo también te quiero. Confío en ti...cásate conmigo.

- ¿Han acabado señoritas? No tenemos todo el día.- Siguió corriendo y al pasar junto Flame le pegó con los nudillos en la sonora armadura.- Me alegro de verte, pero me gustaba más como corrías antes. - Normalmente la mujer era lenta con la armadura pero cómo había corrido.-¡Vamos!- El perfumista corría hacia el muro ilusorio con una de sus dagas en la mano que había sacado al ver a la Marilith. Si no era agresiva le daba igual su agradable compañía. Cuantos más mejor. Su suspicaz mente le decía que había algo más debajo de ese musculoso cuerpo de mujer serpiente.- ¡Paticorto! No te quedes atrás. Ese perro tiene más vidas que un gato. Seguro que nos acaba encontrando- Ahora que no tenía perro de monta el pobre Fosco no daba a basto con sus cortas piernas. - El Gran Severik- Dijo como si aún pudiera oírles el demonio.-asignó a Olisk como guía para nuestra misión.- Dijo con total desprecio y desgana.- No hay discusión que valga. - No tenían mapa, ni sabían moverse por ese aterrador mundo. Lo peor es que dudaba de las capacidades del zombi para hacerlo. Pero si no les era útil bien podría Flame volver a cortarle la cabeza. 

Ya veremos si no te acuerdas de eso tampoco.

Kaevhas miró con cierto recelo a la Marilith que tenía intención de acompañarlos. Pero finalmente se relajó aceptando la presencia de la demonio. Después de todo si ya tenían a un no-muerto que les haría de guía, ¿qué problema había en que un demonio formase parte del grupo? Sin duda ninguno. Estaba claro que en este plano se hacían compañeros de viaje bastante inusuales sean o no de la misma especie. -¿Podemos saber al menos el motivo por el que nos acompaña? Creo que nos tranquilizaría a todos el saber por qué tiene interés en acompañarnos.- Propone intercambiando miradas entre la susodicha, Flame y Tremens. 

Todo había cambiado en apenas un día. Pero toda la travesía suponía un cúmulo de vuelcos en las situaciones casi tan inverosímiles como radicales. Desde el mago ermitaño había aceptado la petición de Becky para... "¡Becky! ¿Dónde demonios se ha metido esa rubia insoportable?" Pensó Kaevhas al darse cuenta de la ausencia de la maga. Había estado tan ocupado tratando de asimilar la situación en la que se había despertado, que no se percató hasta este momento. -Por cierto, ¿alguno sabe qué ha pasado con Becky?- Preguntó con cierta preocupación. Aquella mujer tenía una habilidad especial para crispar los nervios de mucha gente, menos los de Aire quizás, pero ella era la que le había dado la oportunidad de luchar por escapar del Cárceri.

El trato parecía hecho, de una u otra forma, todos habían comprendido que poco había que hacer para evitar el contrato-condena que había sugerido el demonio. Sin aspavientos se mantuvo al margen de la conversación, por tontos o leales sus compañeros seguían con la cantaleta de defender a Flame y Tremens. –Aquella mujer debe ser realmente muy buena combatiente si es que el resto esta tan deseoso a tenerla de vuelta como para llevarle la contraria a un demonio con el evidente poder de Severik, aunque es verdad que su sola presencia es capaz de curar las heridas, eso no es poca cosa en realidad.-  

Pese al esfuerzo de Onfale y Kaevhas sus compañeros estarían muertos muy pronto y el cadáver andante terminaría siendo su guía pese a que era evidente que arrastraba una historia con los nuevos prisioneros. Súbitamente en apenas algunos instantes todo se volvió un caos, Severik ofrecía carne de perro gordo al grupo, al tiempo que un  hatajo de demonios caían nada menos que sobre el mismísimo trono del Señor de los Demonios. –Oh vamos, ¿esto es en serio?- Atento a los pedazos de roca que caen sobre sus cabezas, el instinto le hace cubrir su cráneo con los brazos sin embargo el demonio es incluso más rápido y en cierto modo les protege cubriéndola batalla con un muro de energía. –Claro, ahora huiremos para caer en manos de algún demonio que nos llevara hasta su amo para ofrecernos el trabajo de regresar y matar a Demogorgon.- Sus agiles piernas no se quedan quietas y sigue al grupo que ya ha comenzado a huir de regreso al lugar por donde entraron.

En la carrera Leiath se hace de palabras con el guía y las cosas se ponen más confusas cuando encuentran por fin a Tremens y Flame, ambos amenazados por la Marilith y las mujeres hacen un lio de palabras tan enredadas y confusas como las de las putas que estaba encargado de resguardar anteriormente. –Con un carajo, lealtades y deslealtades, “tenme confianza”, dice una a la otra, ¿pero no ven que estamos en medio de un  nido de demonios teniendo, justo al lado de nosotros, una batalla eterna?- Al final Kaevhas es quien termina derramando el vaso, estaba acostumbrado a aguantar las intrigas eternas de las mujeres, pero a los hombres se limitaba a matarles.

-¿Qué demonios importa quién va con nosotros y quien se queda?, salgamos de este maldito lugar de inmediato antes de que cualquiera de los cientos, miles o millones de criaturas del abismo quieran chuparnos la maldita savia como a la mujer de hace un rato, el feo este es protegido de un maldito demonio.- Dice señalando al cadaver andante. -Y la serpiente quizá sea su amante, la chingada que me importaria, jodidos estamos de todas formas, huyamos para por lo menos estar jodidos pero vivos y Becky… La mujer está afuera, por lo menos seamos tan listos como ella y salgamos de aquí.- Dice al tiempo que avanza hacia la salida al tiempo que desenvaina estoque y hacha.

Aire, Kaevhas... vosotro dejad de hacer preguntas y corred-sin forzar la garganta como antes, la voz sin duda era la de Becky.

El supuesto Olisk tomó la cabeza, huyendo por el muro ilusorio. Ya en el exterior, la batalla se libraba sobre el cielo de la ciudad amurallada. Los demonios soltaban sus bestias amaestradas: Varrangoines... tiburones voladores... extrañas bandadas de pájaros que eran como dos mitades superiores de un pájaro unidos por la mitad, volando con sus cuatro alas... Los demonios que no sabían volar, cabalgaban sobre curiosas monturas de pesadilla: quimeras, insectoides gigantes, caballos pesadilla propiamente dichos...

Pero la huída les alejaba de allí. Siguieron a su guía hacia los Lagos de Hierro Fundido, corriendo entre los crisoles como si fuesen desfiladeros oscuros. Flame y Fosco se quedaban atrás, pero el pálido humano no iba a aflojar la carrera por nadie. Lo primero era salvarse él mismo.

Los dos tardones recortaron algo de distancia cuando el clon gemelo de Olisk se paró en una intersección. A la izquierda, los lagos terminaban y volvía el gran desierto. Asomándose, había un gran galeón sobre tierra firme que en lugar de madera tenía planchas de hierro frío. Parte del esqueleto del barco estaba a la vista, como si aún estuviese en construcción. Sobre el galeón, y a su alrededor, demonios y diablos luchaban.

Tranquilos, pasmaos. Que no cunda el pánico... Ese de ahí no es nuestro bote, es pa ir a la Guerra de Sangre, y aún no está listo. El nuestro está pa el lado de la mano que uso pa rascarme los güitos-lo que por descarte significaba a mano derecha-No podemos dejar que nos vean. Vamos a cruzar a lo despacito, como quién se cuela en la alcoba de una jamona pa desahogarse en cosa sana.

El guía cruzó por delante del desfiladero con el sigilo de una víbora traicionera. Uno a uno fueron pasando con mayor o menor fortuna, pero en general bastante silenciosos. El grupo de los más rápidos se aventuró por la derecha hasta ver, al fondo, una barcaza de suelo plano varada en la orilla del río. Era lo suficientemente grande para quince personas, y hasta tenía un toldo metálico en la zona del timón que podía proteger a siete de los pasajeros de otra lluvia solar.

El guía empezó a empujar, la Márilith se sumó, y entre los dos a penas movieron el bote un par de pulgadas por la tierra.

No quedarse sacando mocos, pasmarotes, ¡empujad!

En ese momento dos rayos helados alcanzan a Aire y a Leiath. En el cielo, tres diablillos se vuelven visibles. Dos de ellos portan una varita, presumible origen de los rayos. El otro hace malabares con la suya, que se le resbaló de las manos, pero por mucho que el diablillo lo intenta, el palitroque acaba cayendo al suelo.

Unos centenares de pies más atrás, Flame y Fosco llegan a la bifurcación. Vieron a sus compañeros marcharse hacia la derecha, haciendo una maniobra de sigilo. Pero si se ponen a imitarles quizás no les den alcanzado...

Y Fosco veía como sus compañeros se iban alejando más y más rápido. Cawen... al menos te tengo a ti, rubia. dijo palmeando sus muslos Jamona! pensó para dentro, ya que decirlo sería alcanzar al grupo por una patada de Flame. Al ver lo que sucedía el mediano cogió la mano de Flame. Sígueme! y con mucho sigilo fue con el grupo. Por aquí... shhh! no hagas ruido!

Onfale corría como el que más, agazapado para no ser visto pro los monstruos en guerra. Al llegar a la bifurcación jaleó a sus compañeros para que se dieran prisa.

- A la derecha. Vamos, vamos, vamos.

Tenían que surcar los mares de lava en una de esas pesadas barcas pero hacía falta ayuda de todos para ponerla en movimiento. Peor entonces dos rayos de hielo surcaron el cálido aire  impactando uno de ellos en Leiath. Como congelado por el rayo, Onfale abrió la boca y dejó salir un grito helador.

- ¡Leiath!- No podían dejar que la bruja de Hala sufriera ningún daño. Sus ojos se posaron en los diablillos voladores, percibiendo cómo a uno de ellos la varita se le escapaba de las manos.

Estaba tan concetrada intentando caminar sigilosamente (una proeza para tan torpe muchacha) que ni se dió cuenta de dónde vino el rayo que la golpeó de lleno. Gracias a Hala no con mucha fuerza.

Ay!- intentó ahogar la bruja tapandose la boca con la mano. Enseguida se puso a mirar alrededor a ver de dónde llegaba el repentino ataque.

Nada a la derecha, nada a la izquierda... por qué miraban todos para arriba? Ahí estaban, malditos diabillos!

Tras la sorpresa de averiguar que la Marilith era la misma Becky, Kaevhas no dijo nada más en todo el camino por el que el no muerto los iba guiando. Sin duda resultó algo totalmente inesperado para el mago, quien enseguida vio a Becky como a una mujer con recursos a pesar del desgraciado accidente que le arrebató la memoria. 

Después de mucho caminar, llegaron hasta lo que parecía sin lugar a dudas uno de los lagos de hierro fundido. Pero una batalla se estaba librando en un barco un tanto dañado. Olisk enseguida les aconsejó tener cuidado y de nuevo los guió hasta una embarcación en buenas condiciones. Todo parecía ir bien. El grupo se movía de un modo bastante discreto y ya casi habían alcanzado el barco... cuando algo parecido a una explosión de escarcha estalló a escasa distancia de Kaevhas. -¡¿Pero qué...?!- Exclamó el mago. Entonces escuchó gritar al perfumista y miró alrededor para ver como otros proyectiles similares impactaban en Aire y en Leiath. Habían sido sorprendidos.

El mago guerrero buscó a los atacantes hasta que por fin levantó la mirada para ver a tres diablillos aparecer sobrevolando al grupo. "Ahí estáis." Pensó con enfado mientras su poder se hacía visible en el brillo de sus ojos y la magia crepitaba de sus brazos mientras se preparaba para ser liberada.

Tremens se mezcló con el resto para salir de ese lugar infecto. A pesar de su apariencia, aún sentía dentro de sí la sombra del terror que minutos atrás se había adueñado de él.

Estaban a punto de largarse del lugar, o eso parecía, cuando unos centinelas dieron con ellos, atacando con los rayos de unas varitas.

Maldición -pensó buscando un refugio o lugar en el que cobijarse- Tengo que hacerme con un arco o flechas mágico o me quedaré pronto sin flechas de ningún tipo... y ya aprendí lo que comporta el cuerpo a cuerpo con aquel puto bicho alado que estalló.

Viendo que algunos de sus compañeros se habían quedado algo indecisos, la seguidora de Hala les alentó a que se movieran.

Flame, Artho! Maldita sea! ayudad al tufo andante y a la serpiente habladora a mover la barcaza! -los más fuertes debían ir poner en marcha su única via de escape y aquellos con ataques efectivos a distancia debían avatir a eso molestos diablillos.

- Por amor de Hala, Aire cielo, no te quedes ahí como un pasmarote o te van a freir a Aristóteles. Si tienes algo con lo que atacar a esos bichejos voladores, hazlo, sino, coge esa varita que ha caido al suelo, nos será muy útil. Tú igual Alice, moved el culo!

Los momentos siguientes fueron de caos y desconcierto. Según a quién preguntes, te contará una versión distorsionada de lo que pasó. Una aproximación a la realidad podría ser esta:

Aristóteles... ¿qué dices? ¿Que existe una causa formal que genera el cambio como paso de la potencia al acto? ¡Eso es imposible! Significaría que un cadáver en descomposición no es más que el acto de un cuerpo en potencia, y que por tanto todos estamos predestinados a nuestra propia mortalidad desde que nacemos. ¡NOOOOO, ES TERRIBLEEE!

¡Las tripas! Agggh... me arden por dentro. Es abrasador... es... ¡QUEMA! ¡Malditas hemorroides!

A sus órdenes, Ama Leiath-dijo Artho, empujando con todas sus fuerzas el bote sin moverlo ni un ápice-¡Es inútil! ¡Por favor, Ama Leiath, azóteme! Es lo que merezco por haberla fallado.

¡¿Quién te nombró líder, Leiath?!-dijo mientras seguía corriendo en dirección al bote haciendo sonoramente repicar las partes móviles de su armadura y moviendo los brazos con grandes aspavientos que llamarían la atención de hordas enteras de demonios y diablos-¡¿Quién te nombró líder, Leiath?! ¡¿Quién te nombró líder, Leiath?! ¡¿Quién te nombró líder, Leiath?! ¡¿Quién te nombró líder, Leiath?! ¡¿Quién te nombró líder, Leiath?!

Por supuesto, otra posibilidad es que al inhalar los efluvios de metales pesados fundidos en los crisoles, eso estuviese provocándoles una intoxicación somera acompañada de delirios vergonzosos y alucinaciones comprometidas, edulcorados con un toque de estupidez supina. Es como si sus cerebros, por llamarlos de alguna manera, se hubiesen puesto de acuerdo para irse de vacaciones a la vez dejando la aventura en suspense.

El caso es que los diablillos fueron más espabilados. Uno voló hasta tierra, recuperó su varita y se volvió invisible. Otro se hizo invisible, volando en quién sabe qué dirección. Un tercero permaneció visible, sobrevolando la zona del barco y lanzando otro rayo frío sobre Aire. ¡Lo que sea antes de que se ponga a explayarse con lo del todo fluye y nada permanece!

Entonces se escuchó a las espaldas de Flame y Fosco... ¡PAM! ¡PAM! ¡PAM! Las pisadas de un gran depredador retumbando en la tierra. Después de la exhibición de sigilo de Flame, como para no darse por aludido. Todavía no ha torcido en la intersección, así que su aspecto sigue siendo una incógnita. Pero no, no augura nada bueno.

Ver desaparecer su objeto de deseo en manos de un diablillo más hábil que él hizo que Onfale se concentrara en salir de allí sano y salvo antes de que la bestia que hacía retumbar el suelo a sus espaldas diera con ellos. Se lanzó a ayudar a Becky y el zombi con todas sus fuerzas. Era lo mejor que podía hacer pues no quería gastar sus poderosos conjuros con los pequeños diablillos. Al llegar a la pesada barca de metal se dejó la piel empujando.

- ¡Aaaaarrrrrrgggg!- Prefería ignorar la sarta de sandeces que salían de las bocas de sus compañeros. Él habíua tomado la precaución, temeroso siempre de perder su olfato, de taparse la nariz y boca con un paño húmedo, el mismo que solía usar para sus lavados de gato.- ¡Hay que mover esto como sea!¡Empujad!- En la barca aún tendrían que lidiar con los diablillos voladores pero esperaba deshacerse de lo que fuera que perseguía a su lacayo y Flame.

A punto estaba de desnudarse para recibir los azotes cuando la Mirada de su nueva ama conmovió sus entrañas en lo más profundo, mariposas en el estómago le llaman algunos. Sin perder un segundo y viendo que el mago pretendía quitar el indudable amor de la mujer hacia el guerrero se apresuró a intentar empujar la barca nuevamente. –En un instante ama. He mago apresurémonos, igual y podemos irnos solos con Leiath, si con las manos puede curar que podrá hacer con lo demás.- Sin embargo entre palabras sosas y miradas furtivas a los pechos de su nueva ama, los pies se le atoran unos con otros y no logra hacer que la barcaza avance absolutamente nada.