Partida Rol por web

Leiath ayudaba a la jóven Aire con el complicado manejo de la balista. No la gustó nada esa mirada rara que se le ponía a la hechicera cuando la magia fluia por ella, pero quizás fuese el precio que la mujer tenía que pagar por manejar tan poderosas fuerzas, eso y su locura, claro.

La bruja de Hala se preguntó qué más podría hacer para ayudar contra ese monstruo que amenazaba con comerselos a todos de un solo embate. Tenía en su repertorio de rezos diarios un conjuro que quizás ayudase ya que dotaba a un arma del alineamiento bondadoso, y fijo que a esa hidra no le haría ninguna gracia.

Asi que, mientras Aire usaba su magia arcana ella aprovechó la pausa para usar su magia divina.

TONK - FSSSSSSSSSSSSH

El tope se soltó y el virote gigante surcó el aire. Contra todo pronóstico (ángulo del disparo, dificultad por distancia, viento lateral, dureza de las escamas de la hidra...) el proyectil se clavó en el pecho del monstruo. Rápidamente, Becky tiró de la cuerda y la ancló al tope para que se volviese a cargar.

Por un instante se contuvo el aliento, viendo si la hidra se regeneraba como sus parientes vivos, pero la carne no expulsó la punta de acero. Será por el impacto verdadero de Aire, o el alinear arma de Leiath, o que simplemente los zombis no tienen metabolismo... La cuestión es que se lo podían tomar con calma y no era una alocada carrera por dañar más rápido de lo que el monstruo se curase. Para más parsimonia, a Onfale se le dió por ponerse zen.

Los "polvos" del eunuco no eran para nada efectivos. Estallaron rociando la totalidad de la enorme hidra y sus cinco cabezas, pero más allá de algún pestañeo ocasional a modo de tic, a la hidra no le picaban lo suficiente las corneas enrojecidas como para poner a rascarse los ojos.

La hidra siguió inexorable. La primera linea de defensa la formaban Onfale y Tybalt, en el muro. Por detrás de ellos, Flame había retrocedido hasta la base del barco, dónde se beneficiaría del círculo de protección de Leiath y a su vez los de cubierta endurecerían su carne como la de un dragón.

Ya estaba. Todo lo que podía haber hecho Onfale contra aquella criatura del Averno estaba hecho. La Harina de Luz mágicamente creada a partir de la Esencia Universal que lo impregnaba todo no había hecho más que mejorar el aspecto de la hidra, tapando su carne muerta y otorgándole un brillo dorado que a cualquier cosa le sentaba bien.

- Al menos podremos mirarla sin que se nos revuelva el estómago...- Dijo tratando de reírse de sí mismo, algo a lo que no estaba muy habituado. Allí dejó solo a Tybalt, pues con su ballesta no podría hacerle mucho daño a la hidra, así que decidió retroceder lo máximo posible para ayudar a cargar la balista y liberar a Leiath de esa ardua tarea.

Alice empezó a girar de la manivela de la balista para tensar la cuerda. ¡Rápido! ¡Rápido! ¡Rápido! Decía la maga mientras giraba una y otra vez el mecanismo para dejar la cuerda en su sitio. Había visto como la hidra no se regeneraba, pero eso no impedía que les comiera, entre antes acabaran con ella mejor.

El virote había dado en el blanco, y Aire puso una mueca parecida a una sonrisa. Le hubiese gustado mirar a Tylbat, escupir a sus pies, y decirle que pensase antes de hablar.

Pero no era el momento, no. Tenía que cargarse a la hidra antes de que llegase a ellos. Tenía que volver a golpear, y necesitaba de nuevo su magia.

Repitió las palabras arcanas, la visión se le enturbió mientras veía cómo se movía cada uno de ellos. La hidra era demasiado previsible. Estaba segura que la volvería a dar.

El hechizo que Onfale lanzó a la hidra zombie no pareció afectarle mucho más que para cambiar su apariencia a un brillante dorado. Tybalt no comprendió en qué podría ayudarles aquel cambio de look pero es que tampoco sabía mucho de magia. Quizás el perfumista necesitaba aquello para invocar algún poder superior o simplemente lo que quería era facilitarle las cosas a Aire para hacer el objetivo mucho más visible. Sin duda de algo tuvo que servir al ver cómo el virote se incrustaba en el pecho de la bestia sin compasión alguna.

Pero aquel lento e incansable monstruo no mostraba intención alguna de modificar su trayectoria y mucho menos de haberle importado el insignificante detalle de haber sido ensartada. Además, por si fuera poco, el espadachín se había quedado solo en la primera fila. Tanto Onfale como Flame habían reculado para intentar retrasar todo lo posible el encuentro con la hidra. Así que Tybalt a penas tardó un instante en imitarlos. Había una gran diferencia entre mostrar una férrea determinación a lanzarse inútilmente hacia una muerte segura por no tener muy claro la diferencia entre el coraje y la estudipez.

Flame se separó unos pasos de Tybalt para dejar paso a la hidra en caso de que les alcanzase. No lo hacía para que llegara hasta a ellos, sino por el simple hecho de que si el tiflin y ella le atacaban por los flancos, lograrían ensartarla con mayor facilidad, suponiendo que un bicho tan grande no fuera ya de por sí fácil de ensartar.

ZOOM! Leiath intentó seguir con la mirada el virote que salía disparado por las pequeñas pero habilidosas manos de la hechicera. Le fue imposible, pero consiguió ver que había dado en el blanco. El pecho se le henchió de orgullo por Aire y a punto estuvo de alzarla en lo alto pero dos buenas razones frenaron su impulso; primero, no quería romper el estado de concentración absoluta que parecía haber alcanzado y otra buena y no menos importante, Leiath no podía levantar ni a una mosca sin romperse la espalda.

Mientras, Flame y Tybalt ejecutaban un curioso baile. Sería algún ritual de guerreros antes del combate definitivo o un baile de cortejo? Por Hala que eran raritos. Siempre había pensado que a Flame le gustaba Onfale pero Tybalt era mucho mejor opción para la guerrera, Onfale era demasiado refinado para ella, y ella demasiado 'mujer' para Onfale.

Otra vez sus pensamientos volaban en asuntos sin importancia -pero había que entender que la jóven bruja apenas acababa de salir de la adolescencia aunque a veces aparentase tener mas años-. Se despojó de aquellas extrañas imágenes de su mente para volver a concentrarse en ayudar en el manejo de la balista.

Diferencias estilísticas a parte, la hidra Xerxes seguía avanzando más locaza que nunca. Ya solo quedaban en la nieve Tybalt y Flame, separados por unos cuarenta pies. El aura de Flame ya solo protegía a la propia mujer y a su descomunal ego. A la vez, el círculo de protección mágica protegía todo lo demás. Teoría de conjuntos.

Aún así, sería complicado atacar a la hidra desde flancos opuestos. Si Tybalt se quedaba en su sitio para ser el cebo que mantuviese a la hidra lejos de la ballesta, Flame tendría que gastar nueve segundos para bordear el cuerpo de quince pies de largo, esquivando a un par de cabezas de hidra que tratarían de comérsela al pasar a su lado.

- Ya llego.- Resoplaba Onfale bajo el velo con los ojos fijos en la balista. Se colocó junto a Aire y ayudó a cargar y apuntar la ballesta. No se quedó con las ganas de indicar a la alocada joven lo que debía de hacer.- Respira hondo y no dejes que te tiemble el pulso. ¡Acaba con ella! Lo hiciste muy bien antes. Sigue así.- Aún recordaba cómo la joven había conducido de manera intuitiva el barco. ¿Acaso tenía algo de cierto su relación con el oso de peluche que llevaba a todas partes?

Allí estaban, tanto Flame como Tybalt, formando una exigua línea de defensa entre los que se ocupaban de la balista entre los restos del barco y la hidra. Al tiflin le resultaba un tanto extraño estar ahí sin hacer nada mientras otros se desvivían por seguir disparando los virotes. Por otro lado, le sorprendió ver la versatilidad de la magia de Aire. Al ver como se clavo el primer proyectil, el espadachín pudo ver que algo mas que una buena mano guiaba el virote.

No obstante aquella espera estaba comenzando a aumentar su impaciencia. Incluso estaba empezando a considerar la posibilidad de correr hacia la hidra para librar un combate épico por su supervivencia. Pero acababa de ganarse su libertad y quizás resultase demasiado ambicioso intentar ser una leyenda tan de repente. Por lo que se limitó a contar una vez mas las cabezas del monstruo que se acercaba lentamente.

La maga suspiro aliviada al ver que Aire, aunque loca, sabía lo que hacía. Disparado el virote y sin tiempo para un respiro empezó a girar la manivela tensado la cuerda y dejando la balista lista para el siguiente virote. ¡Animo Aire! Tu puedes.

Aire no miró a los que la hablaban. Si lo hubiese hecho, una mirada de odio tan afilada como la daga de Onfale podría atravesarles. ¿Qué ánimos ni qué niño muerto? La magia estaba de su lado, la magia le ayudaría a disparar y acertar. Otra cosa sería el daño que pudieran hacer a la maldita hidra. Si pudiese usar algún conjuro más para hacer el ataque más efectivo... Pero de momento, tendría que conformarse con lo que hacía, y cruzar los dedos para acabar con la criatura no muerta antes de que llegase a ellos.

Flame miró a Tybalt y se vio con la tentación de pedirle la poción que le había pedido antes de salir corriendo. No estaba al cien por cien de salud y empezaba a pensar que verdaderamente se tendrían que enfrentar a la hidra. En el fondo de su ser pensaba que podrían acabar con ella con la balista, pero esa idea cada vez estaba más lejana.

Tybalt, le dijo al compañero tiflin, pásame la poción esa que me ibas a dar antes, creo que la voy a necesitar. Dijo mientras contemplaba con los ojos bien abiertos al semejante mamotreto que se les venía encima. Acuérdate que si es tan grande es posible que nos ataque desde lejos, tendremos que acercanos a ella para poder golpearla.

"Entonces sí que me había escuchado..." Pensó con cierta indignación ya que ahora había quedado patente que si que lo había ignorado deliberadamente. Pero no lo quiso tener en cuenta entonces y no lo iba a hacer ahora con una gigantesca hidra dirigiéndose hacia ellos. Si finalmente tenían que enzarzarse con el monstruo desde luego era mucho más ventajoso que la guerrera estuviese en plena forma. De modo que, tras meditarlo durante escasos segundos, finalmente accedió mentalmente a darle la poción a Flame. -Gracias por el apunte.- Le dijo a la mujer por el recordatorio mientras le tendía la botellita de cristal con el brebaje. 

¡Gracias! Dijo Flame al tiempo que cogía la poción y se la tomaba en la mayor brevedad posible.

Decía el gran cocinero troll Q. Kurutxo sobre sus fajitas que lo que no se rolea no existe. Algo parecido le pasó a Flame con la poción, que por no agitarla como un batido, perdió sus propiedades y a penas la reconfortó.

El segundo disparo dió en el blanco, y la hidra zombi lucía ahora dos insignes medallas en su pecho. Por un problema de ángulo, el nuevo proyectil no perforó tanto la carne como el primero, pero menos da una piedra. En serio, no uséis nunca una piedra contra un zombi. Es lo más inefectivo que hay. A no ser que seas un gigante lanzapiedras, entonces sí.

El monstruoso y enorme ser estaba a punto de llegar al muro, que en comparación se quedaba pequeño. Sin duda con su peso la hidra se arrastraría por encima de él sin dificultad, y dejaría un boquete de 15' de ancho para reconstruir.

Con un ojo puesto en el enorme y lento ser y con el otro en la tarea manual que estaba llevando a cabo, Onfale ayudaba a las mujeres de su Harén a cargar y apuntar la ballesta. Dejaría a las paquidermas la tarea más dura, la de cargar el pesado virote, mientras él hacía el trabajo que requería una mayor precisión, apuntar.

- Un poco más a la derecha....un poco más hacia arriba, osea abajo...una pizca más...ya casi la tengo en la mira...- Mientras trabajaba el perfumista arrugaba el ceño y guiñaba unos de sus grandes ojos negros, que eran lo único visible de su rostro ahora que lo cubría con un velo.- Ahí está, perfecto.- Como no podía ser de otra manera.- Sólo os pido que ahora no la mováis ni un pelo.- Dijo en tono seco. Sobre todo lo decía por la Maga Roja, a la que aún guardaba rencor por sus intentos de asesinato. 

Gotas de sudor coronaban la frente de la sanadora, tan poco acostumbrada al trabajo físico. 

Ya tenían a la hidra casi encima y los dos valientes guerros casi a sus pies. Pronto la iban a necesitar. Así que se secó el sudor con la manga de su marltrecho vestido y dejó el manejo de la balista al resto para ponerse detrás de los guerreros a suficiente distancia para que al menos uno de ellos se beneficiase de su aura protectora. También quería estar cerca por si necesitaba curarles.

La maga volvió a girar la manivela, este era el penúltimo virote, después del siguiente disparo habría que confiar en las espadas de Flame y de Tybalt. Cuando la balista estuvo lista dejo espacio a Onfate para que apuntara.