Partida Rol por web

Flame recuperó la conciencia en cuanto Tybalt la empujó. Había quedado posicionada encima de él, y al notar sus fuertes músculos se puso ligeramente nerviosa. Con cierto rubor en sus mejillas y sin darle mucha importancia a lo que estaba pasando se puso en pie y se sacudió el polvo acumulado.

Miró a su alrededor para ver donde se encontraban, y al observar aquel plano tan frío se preocupó mucho, pues no poseía prácticamente nada de abrigo y no quería volver a sufrir las terribles calamidades que se encontró cuando se perdió entre las brumas.

Luego lanzó una amplia sonrisa a Aire, estaban más o menos sanos y más o menos a salvo gracias a ella. No esperaba que tuviera tanta habilidad con el timón de un barco demoníaco, pero no la dijo nada más, con su sonrisa debía darse por satisfecha.

También sintió como si hubiera adelgazado 30 o 40 kilos, la presión que había sentido por toda la situación que estaban viviendo. La puerta encantada, el espectro que les seguía, la mirada tirante de Leiath, el intento de asesinato hacia el tiflin, todo la había puesto tan nerviosa que ahora que todo parecía haberse acabado no pudo evitar relajarse. Aún les quedaba un largo camino, seguramente la parte más dura, pero antes debía ayudar a sus compañeros a recuperar provisiones, pues era necesario hacerse con algo útil, pues estaba más pobre que un mane.

Y detrás de unos escombros, la bruja de Hala rezaba. Había sido la primera en despertar pero pasó desapercibida ya que, sin haberse quitado siquiera los trozos de barco que la ocultaban, se puso a agradecer a su diosa el que les hubiera salvado la vida una vez más.

Fue la maga pelirroja que, en la busqueda de unos trapitos nuevos que ponerse, dio con la concetrada sanadora. Esta salió casi de inmediato de su trance y saludó con una inmensa sonrisa. Por segunda vez Alice recibió un cariñoso beso de la pletórica bruja.

Leiath se incorporó de un salto y fue de compañero en compeñero dandoles sonoros besos en las mejillas.

Su alegría se congeló al llegar al Mane. Tenía sentimientos encontrados; por un lado quería matarle por representar lo antinatural, una abominación contra la vida misma. Pero por otro lado, les estaba ayudando en todo momento y seguramente Hala era la que le había puesto en su camino. Cómo debía pues tratarlo? Le ofreció la mano para demostrarle su agradecimiento, no estaba preparada para mostrarle nada más.

Luego, viendo que la mayoría estaba buscando cosas de provecho, decidió echarles una mano y buscar ella también.

Al salir de la sala de navegación, vieron que en la cubierta más cercana había instalado una balista, que llevaría allí antes del secuestro del Barco del Caos. Un poco más allá de la balista, no quedaba absolutamente nada. Descolgándose por la borda, sus pies se hundieron en la nieve. La popa también estaba destrozada, y las cajas entre las que habían comenzado toda esta excursión estaban rotas e incendiadas. Una esfera metálica con su superficie hendida dejaba escapar un gas verdoso con aspecto tóxico. Se limitaron a esperar a que el gas se diluyese para poder empezar el saqueo.

Mientras rebuscaban entre las cajas, Becky quedó en lo alto de la cubierta para vigilar. Un pequeño contorno azulado marcaba la burbuja que todavía envolvía lo que quedaba de nave. A pesar del aspecto helado de la nieve, que algunos veían por primera vez en sus vidas, dentro de la burbuja no se sentía ningún tipo de frío y la temperatura era igual de confortable que cuando estaban bajo el océano. En el cielo, nubes de ceniza filtraban algunos rayos de luna. En el horizonte, a lo lejos, un pequeño cometa de fuego volaba en paralelo al suelo regalando algo más de luz.

El Mane se empezó a currar un mapa en la nieve, dibujando con un palo...

De acuerdo... No hay norte, pero pa entendernos: de las Colinas Finales pa'rriba del mapa, está el Final del Olvido; en dirección contraria, están las Llanuras del Hambre-acompañó la explicación señalando en direcciones opuestas-. Vienen a ser lo mismo: planicies heladas. En el Final del Olvido está la fortaleza de Everlost, que esperemos que Orcus esté allí tocándose los mocos.

La ciudá más cercana es el Caldero de Lágrimas, Lachrymosa. Es la capital. Mu peligrosa. Está goberná por un bálor llamao Glyphimhor. Más allá está el Valle de las Cosas de la Cripta, que no interesa: no es más que un laberinto que lleva a otra capa del abismo.

En las Llanuras del Hambre hay tres ciudades: Golmin Thur, Vadrian y la Ciudá de las Curvas Rectas.

Golmin Thur, la ciudá encantá, es un aburrimiento de burócratas liches que administran los pactos entre Orcus y los mortales. Os lo digo en serio: esa ciudá está muerta. No hay vidilla. Ni bailes, ni fiestas, ni alcohol.

Vadrian está en ruinas. Los demonios y los muertos no se acercan a ella. Lo que sí hay son Hombres de las Cenizas, o como yo los llamo, los sigil-lipollas. Son unos freaks de la muerte. Góticos flipaos. Intentaron liarla en Sigil y los exiliaron. Es un buen sitio pa comprar, vender y encontrar otro guía si nos separamos.

La Ciudá de las Curvas Rectas no está mal. Hay un nabassu capullo y bromista que lanza ilusiones llamado Glursidval, pero la ciudá está gobernada por un liche.

La Rosa de Laón está en la Puerta de Orcus. Pa llegar tenemos que cruzar el río Estigia. Hay que coger un barco o en Lachrymosa o en la Ciudá de las Curvas Rectas. El Estigia desemboca en el Mar Congelado. Si seguimos el curso, podríamos visitar Naratyr. En Naratyr hay mucho fan de la semidiosa drow Kiaransalee. Kiaransalee gobernó unos años el Thánatos hasta que Orcus volvió y la echó a patás. En Naratyr podrían ayudarnos solo pa joer a Orcus.

Luego está Lash Embrar, la ciudá gobernada por el Rey semiogro Quah-Nomag. Hay mucha iglesia de Orcus y mucho cura nigromante. Los vivos de vuestro plano vienen a Lash Embrar de peregrinaje. Con Vadrian, es casi el único sitio dónde encontraréis humanos como vosotros. Pero es terreno enemigo.

Tras rebuscar entre los escombros, Onfale se acercó para echar un vistazo al mapa que Mane dibujaba en la nieve. Su cara era de concentración máxima analizando cada detalle y absorbiendo cada palabra del zombi.

- Creo que lo mejor será hacernos con un barco y seguir el curso del río hasta Ciudá de las Curvas Rectas. Desde allí podremos pensar si ir directamente a la Puerta de Orcus o si  acercarnos a Vadrian o Naratyr, donde pasaríamos más desapercibidos.- Necesitaban dinero y no se le ocurría ninguna forma de conseguirlo que no fuera a espantar a la Bruja de Hala. Ni siquiera tenía un arma mágica y muchas de sus pertenencias se habían esfumado para resucitar a sus compañeras.- Si no conseguimos dinero para equiparnos como se debe ante una misión tan suicida, creo que deberíamos tratar de conseguir la ayuda que Naratyr puede ofrecernos.

Flame estaba prácticamente sin blanca, así que la idea de buscar refuerzos o de hacerse con algo de equipo era algo que le llamaba poderosamente la atención. Durante todo este tiempo se había dado cuenta que había sobrevivido gracias a la ayuda de sus compañeros, especialmente de Ayash y también gracias a su equipo. Ahora que prácticamente no llevaba nada encima, no podía evitar pensar que si le pillaba otra vez aquella bruma donde conoció a Alice, podría volver a morir de inanición. Y encima allí al menos estaba en el plano material, pero es que ahora ya no estaban ni en su propio plano.

En cualquier forma, Flame asintió ante las palabras de Onfale, al fin y al cabo él y Leiath parecían los líderes que tanto se había empeñado ella en ser.
 

Que Hala quemase ese plano hasta los cimientos! Tenían su destino tan cerca, pero a la vez tan lejos.

Echó n vistazo al grupo que se encontraba ahí reunido, buscando despojos como si de unos sin techo se tratasen. Pero no era eso lo que realmente eran? Eran unos desterrados, unos vagabundo en busca de la redención.

Tenían que hacerse con algo de equipo si quería terminar su misión con éxito. Las ciudades no eran una opción muy reconfortante, eso ya lo habían intentado antes. Además no tenían nada con qué comerciar.

- La idea es buena, eso de conseguir un barco, pero cómo lo haremos? Robándolo? Pensad que esta vez nos pueden seguir con más facilidad.

Naratyr. Pactar con seres abyectos para que les ayudasen. Eso no le hacía ninguna gracia, aunque debía mostrarse coherente; no lo habían hecho ya para llegar donde estaban?

- Por los víveres y el agua no hay que preocuparse, Hala nos proveé. Si quereis podemos acercarnos, como dice Maese Onfale, a la ciudad más cercana y ver qué podemos hacer ahí. Si no podemos conseguir nada sin arriesgar innecesariamente nuestras vidas, yo diría de ir directamente a la Puerta de Orcus sin pasar por ningún otro sitio. A pie, supongo. Respecto al frio, también puedo progerenos, bueno, a todos menos a uno. Tendríamos que conseguir ropa de abrigo para uno de nosotros al menos.

Aire, al despertar por el golpe, empezó a escuchar los agradecimientos de los demás. Sintiéndose muy famosa, dejo claro que Aristóteles le había ayudado levemente, pero que ella había hecho todo el trabajo. Todo eso desembocó en una pequeña trifulca de la mujer con su osito de peluche, para finalizarla con llantos y palabras de perdón. Eran amigos y no podían discutir.

La joven observó a Mane dibujar el mapa, así que ella al lado decidió pintar algunos corazones y muñequitos que parecían Aristóteles. Así, al menos, se entretenía y no molestaba a los demás en su búsqueda.

Escuchó aburrida la geografía de ese nuevo lugar. Aristóteles le insistía en que tenía que prestar atención, pues era importante, pero Aire sabía que él guardaría todos los datos en su memoria y, en caso necesario, repetirlos. Pero las palabras de Onfale y de Leiath, y sintió un escalofrío.

No atacaremos aquí como hicimos en la otra ciudad, ¿no? Ese pájaro era un comerciante y nosotros le quisimos freir como un pollo frito.

Mane marcó una equis en la zona de las colinas para ubicarles mejor¹. Estaban a 300 millas de distancia de Lachrymosa y al doble de distancia de Vadrian o la Ciudad del Curvas Rectas. Tardarían 18 o 36 días, según su destino. Si iban ligeros de equipaje y Flame se quitaba la coraza, los tiempos se recortaban a 12 días hasta Lachrymosa o 24 hasta la Ciudad de las Curvas Rectas. Eso significaba no acarrear con toda la madera que había del barco, madera con la que calentarse durante el trayecto.

La madera no fue el único tesoro que encontraron. Había un total de cuatro proyectiles de balista intactos para ser montados; los demás se habían doblado demasiado para cargar en los rieles de la balista. Una de las cajas se había abierto, y la comida había volado por los aires; de la que encontraron en la nieve, aún se podía aprovechar algo. Las muchachas también salvaron de las llamas algunas telas de una caja. Becky las cosió haciendo sacos sencillos, o con doble tela para hacer mantas y petates más calientes. En un rincón, entre unas piedras, encontraron un juego de poleas en perfecto uso, que les podría haber aligerado mucho el trabajo cuando se pusieron a mover cajas unas horas antes. También pudieron recopilar un puñado de herramientas similares a las que se podrían encontrar en el plano material.

Pero el mayor hallazgo fue la artesanía alquímica. En el fondo de un barril roto, Flame localizó una fina arena. Onfale la identificó enseguida como polvo de dispersión, muy útil para desviar flechas. El olfato de Alice, por contra, le llevó hasta una zona que olía a incienso quemado. La mayor parte del género ardió en el incendio provocado por el fuego griego al estrellarse, pero dos sobres habían salido volando hasta la nieve. Al rasgar uno de los sobres, su interior mostraba unas ramitas de olor relajante.

El último tesoro fueron unas piedritas con vetas amarillas. Piedras del trueno. Estaban esparcidas por todas partes, a poco que escavaras un poco en la nieve. La mayoría estaban descargadas, pero unas cuantas todavía chisporroteaban a lo largo de las vetas.

Mientras perdimos la inconsciencia debió haber un gran estruendo si todas esas piedras del trueno estallaron a la vez. Si hay algo cerca, o se ha asustado o vendrá a investigar. Deberíamos ponernos en marcha ya. ¿Hacia dónde?

Tybalt estaba tan absorto en disfrutar de aquellos primeros instantes de su tan ansiada libertad que no se molestó en recolectar enseres que pudieran resultar útiles para el viaje. Tuvo que hacer un esfuerzo por centrarse y escuchar la información que Mane les podía proporcionar sobre el plano al que habían llegado. Le sorprendió mucho la calidad y exactitud con al que el no muerto dibujó el mapa en la nieve pero, de nuevo, se obligó a retener lo que pudiese de las posibilidades que tenían.

Una vez más, Onfale es el primero en plantear sus opciones. Tanto él y como Leiath se habían consolidado como los líderes de un grupo que iba dando tumbos de aquí para allá y eso es algo que el tiflin no tenía pensado cuestionar. -Me parece un buen plan de acción.- Dijo para mostrar su acuerdo. -Pero, si me permites un apunte, creo que llegar a Naratyr debería ser parada obligatoria. Todo apoyo que podamos conseguir es poco.- Añadió a las palabras del perfumista. La bruja de Hala tampoco tardó en aportar su grano de arena al asegurarles alimento para el viaje aunque se mostrase escéptica ante las perspectivas de obtener un transporte para moverse por el río. -Quizás lo mejor ahora mismo será llegar hasta la ciudad más cercana. Aunque Lachrymosa sea un lugar peligroso, puede que podamos hacernos allí con una embarcación.- Propuso. -Después de todo, tampoco lo hicisteis tan mal en Li'Huriek. Bueno... más o menos.- Dijo tras recordar cómo transportaba los cadáveres de Flame, Alice y Arthos después de que su amo los hubiese comprado.

De cualquier manera, estaba claro que tenían que ponerse en marcha. Y para ello tenían que procurarse material suficiente como para poder dormir a la intemperie. -De todos modos, Becky tiene razón. Tenemos que ponernos en marcha ya. Recogeré toda la madera que pueda para tener algo que quemar.- Les dijo. Tybalt tenía una resistencia natural a ciertos elementos, pero no le apetecía descubrir que este clima podría superar su aguante y no tener nada con qué remediarlo.

- Pues si nadie tiene pegas, pongámonos en movimiento hacia Lachrymosa.- El perfumista se guardó las piedras de trueno que había encontrado bien a mano. Gracias a Hala los rigores del camino serían menores pero aún así Onfale prefería una ciudad, por muy peligrosa que pudiera ser.- Alejémonos lo antes posible por si acaso se acercan curiosos.- El problema también sería la facilidad de seguir sus rastros en la nieve.

Alice empezó a recoger las cosas que había encontrado, no había nada de valor pero había un par de cosas útiles. Metió a Hollin dentro del saco para que no se escapara volando, luego cuando tuviera tiempo volvería a intentar conectar con el “estúpido cuervo”.

La maga suspiro apenada, habría que recorrer grandes distancias a pie, ¿Dónde estaba Trompicón? Ahora el caballo le hubiera sido muy útil.

Flame tomó todo aquello que consideró de valor para sobrevivir en la nieve y después se preparó para el viaje. Debían moverse cuanto antes, hacia donde fuera, pero cuanto antes. Corrían peligro solo estando allí, y no quería conocer a ninguna de las criaturas que habitaban en aquel plano. Al menos no de momento.

¡Venga! Gritó apremiando a los demás para que avanzaran.

Fue cargando su bolsa mágica con lo que había encontrado. Luego metió las cosas que habían sobrado a los demás y la leña que pudo con la ayuda del resto, eligiendo lo pensaron necesitasen con más necesidad, hasta que la bolsa estuvo repleta.

Cuando hubo terminado anunció:

- Pues yo también estoy lista para marcharnos. Asi que cuando querais...

Aire se animó y recogío leña*. Aristóteles la previno de la posibilidad de dormir a la intemperie durante alguna que otra noche, y si la temperatura bajaba, seguro que todos se lo volvían a agradecer, como habían hecho con su gran pilotaje. Así que con su bolsa llena de leña y el osito en una mano, Aire empezó a caminar junto al resto.

El grupo dió sus primeros pasos por la nieve, de forma desordenada. En cuanto cruzaron la burbuja de clima controlado empezaron a notar el frío... y algo más. Un malestar, un dolor continuado. Viendo para el extremo de sus dedos, pequeñas partículas de sus propios cuerpos ascendían como polvo llevado por el viento.

¡Uh! ¡Ondiá! Pero vamos a ver, criaturas... Necesitáis comer... necesitáis beber... pa ir bajo el agua, necesitáis respirar... ¿Me estáis a disir que tampoco podéis estar en capas sub-pandemensionales con rasgos ligeros de energía negativa? ¡Flojos! ¡Más que flojos! ¿No sus podíais avisar? ¿En qué estabais pensando, atolondraos? Venga, de nuevo pa la brubuja antes de que sus consumáis por completo...

Algo ya les había comentado Uweya. La vida es incompatible con el plano del Thánatos. Los humanos aquí simplemente se mueren, se marchitan como una flor. Una vez dentro de los confines de la pequeña prisión que suponía la burbuja del naufragio, Alice abrió su saco y vió el estado de Hollín. El pequeño pájaro temblaba débil. Su pequeño corazón lo hacía mucho más vulnerable al drenaje de vitalidad que esta capa les hacía a los extraños. Empezó a respirar con normalidad, pero algunas de sus plumas se habían caído.

Eeeehm... Ains, no sé que voy a hacer con vusotros. Puedo llamar a Ayuda en Calesera, pa que envíen un mecánico. El mecánico puede desmontar lo que quiera que genere la brubuja protetora sin apagarla. Hacerla portátil. Iré a Lachrymosa y volveré con ese tuercas. Tan solo tenéis que aguantar veinticuatro días a mi regreso sin meteros en líos. ¿Podréis?

Básicamente eso significaba atrincherarse. Utilizar la balista y todos sus recursos para resistir oleadas y oleadas de no muertos sedientos de sangre (vamos, vampiros), carne (zombis, necrarios, necrófagos y tumuluarios) y almas (como fantasmas, espectros y sombras) durante tres semanas y media. Sonaba bien. Sonaba de putísima madre.

Cuanto menos, la sensación fue muy curiosa. Aire notó como su cuepro se desvanecía lentamente, pero aún así, no podía dejar de contemplar cómo las partículas que formaban sus dedos se desvanecían.

¿Esto es hacerse invisible? murmuró mientras caminaba hacia atrás, como si una fuerza la arrastrara hacia la burbuja. Seguramente sería Aristóteles.

Cuando entró en la burbuja, notó cómo el cuerpo empezaba a dolerle, y entonces entendió lo que Mane decía. Se hizo un ovillito en el suelo, y negaba con la cabeza mientras repetía No quiero salir, no quiero salir...

Una vez de vuelta a la relativa seguridad de la burbuja, Leiath se miraba la mano sin terminar de crerselo. Por qué Hala les había enviado a esa misión que parecía más allá de sus posibilidades? Tendría su diosa más confianza en el poder de aquel pequeño grupo del que ella tenía?

Bién, no veo otra opción más que esperar a que el Mane vuelva de sus chanchullos - dijo según terminó el zombie de exponer su plan.- Limpiemos todo esto y utilicemos el barco como fuerte para lo que quiera venir a devorarnos.

De inmediato se puso a hacer lo que había dicho. Iban a ser unas semanas muy largas...

Las ansias de libertad le habían ofuscado la mente. Sólo así se explicaba Onfale su imprudencia, más cuando ya Uweya les había puesto sobre aviso. De nuevo en la seguridad de la burbuja el perfumista se tocaba la piel del rostro y de las manos, la más afectada por la desintegración. 

- No.- Le dijo a Aire.- No es invisibilidad. Es un efecto exfoliante. Poco es bueno, como puedes ver.- Le mostró las manos que antes estaban llenas de ampollas y callosidades y ahora se mostraban suaves como las de un bebé. - Pero si nos exponemos demasiado nos dejara la piel en carne viva para posteriormente convertirnos en polvo.-Y es que muy a su pesar, la libertad tenía un precio. En el harén, bajo el férreo control de su Creador, Onfale no tenía que hacer trabajos manuales con excepción de los de la alcoba. Había logrado una posición, llamémosla cómoda, en la que siempre estaba entre cojines rellenos de plumas y seda. En cuanto quedó libre, sin protección más que la que él mismo podía darse, tuvo que trabajar duro y mancharse las manos. Como consecuencia de ello, su siempre impoluto aspecto se había visto desmejorado. Aunque comparado con el resto podía parecer un príncipe, a sus ojos se veía feo y descuidado. Su pelo siempre tratado con las mejores esencias y aceites lucía ahora fosco y con las puntas abiertas. La piel envejecida, áspera, por falta de hidratación y llena de magulladuras. Y qué decir del vello. Su virilidad cercenada hacía que tuviese poco por naturaleza,menos incluso que muchas mujeres humanas, pero el vello era como un parásito. En cuanto no te preocupabas de mantenerlo a raya aparecía donde menos te lo esperabas y se multiplicaba poco a poco, sin que te dieras cuenta, hasta hacerte suyo. El pobre Onfale estaba desesperado porque se había notado un pelo en la oreja, uno solo pero largo y arrogante. ¡Aquí estoy! Le parecía oírle decir, susurrándole al oído. Se moría por arrancarlo pero no tenía tiempo. No hasta ahora.

- Estupendo...- Era alentador saber que tenían que aguantar allí ni más ni menos que 24 días. Sacó su espejo de acero pulido y manteniéndolo en alto frente a su rostro, tomó el fino pelo entre el índice y el pulgar de la mano libre.

Ya eres mío.

Ese momento de placer, en el que escuchó el ruido sordo del folículo del pelo desprendiéndose de la piel, para el perfumista era lo más parecido al placer sexual que desconocía por completo, al menos no como el resto de los mortales dada su condición de eunuco.

- Como vamos a tener tiempo, la que quiera una sesión de belleza que me lo diga. Os dejaré lo mejor que pueda...- Sus grandes ojos negros se desviaban sin querer a la rubia musculosa. Y es que no ponía mucha confianza en las mujeres del grupo que sólo verlas asustaban. Onfale era mil veces más femenino que cualquiera de ellas.- Pero antes organicémoslo todo.- No era tan tonto como para no saber que el aspecto era algo importante pero secundario. Para lucirse había que vivir primero.- Lo que queda en pie del barco será nuestro fuerte. La leña recogida puede servirnos para hacer barricadas y reforzar las partes del barco que lo necesiten. Tendremos que hacer guardias. Aquí en medio somos un manjar para cualquier cosa que viva en este plano. Pongámonos manos a la obra. Aire, ¿podrías comprobar si los mecanismos que empleaste para manejar el barco funcionan?- Le parecía increíble que tuviera que fiarse de esa loca, pero había mostrado una enorme intuición al respecto.- Puede que esas piedras que mostraban lo que había fuera nos sirvan para algo. Recojamos toda la munición de la balista y comprobemos que funciona correctamente.

A Flame le chirriaron los dientes después de que regresaran al barco. ¿24 días alli parados sin hacer nada? Bueno, sí, a lo mejor morían antes de que transcurrieran, y quizá se tuvieran que enfrentar a infinidad de enemigos, pero 24 días en el mismo sitio eran demasiados días para la lagartona.

Hasta ese momento no había vuelto a echar de menos a Fosco, ese maldito mediano sabía como hacerles pasar el tiempo. A veces era un buen entretenimiento y pensar que tendría que pasar el tiempo con el tiflin, el eunuco, la loca, Leiath y Alice se le ponía la carne de gallina. Y ni hablar de la cantidad de estupideces que había ofrecido Onfale sobre ponerlas guapas. ¿Guapas? Pero a quién coño le importaba el aspecto en un lugar como ése. ¡Todo era un asco! Vale que en Ravenloft todo estaba lleno de brumas y tal, pero tenía cojones que el dichoso medallón no había podido llevarla consigo, y tenía que haberse quedado allí, en una misión suicida junto con la salvadora de almas y su grupo de estúpidos seguidores devotos.

Flame estaba de muy mal humor, solo había que mirar como fruncía su ceño, cejijunto por cierto. Así que no dijo nada. Simplemente se limitó a ver si verdaderamente ése iba a ser el plan... ¡Esperar!