Partida Rol por web

Chicos, aún estoy vivo y la mujer de azul está liberada, así que cuando abráis los ojos, espero que lo hagáis en todos los sentidos - dijo Erbrahke a Flame y Silverio.

Tras ello, vuelve a agarrar su bastón y volvió a balancearlo con todas sus fuerzas para intentar golpear nuevamente a Keha-Varr, a ver si se desplomaba de una vez y la podían como mínimo echar fuera del barco... antes que este terminase de hundirse.

¿Y cómo se ha liberado el bicho azul? ¿Y qué narices tengo en la cara? ¡Por favor, que alguien nos cuente que está pasando! Dice tomando su espadón con fuerza y tratando de escuchar todo lo que pasa a su alrededor. No se sentía muy agusto cegada. No se sentía tan fuerte como era ella y si no se sentía fuerte y poderosa, Flame podía deprimirse.

Por los pelos, el bastón logra golpear la espalda de Keha-Varr, porque con el agua a la altura del pecho, a Erbrahke le está resultando complicado blandir un arma tan grande como su fiel bastón.

No es un golpe lo suficientemente fuerte como para tumbar a aquella loca, pero le hace fallar su golpe cuando ésta intentaba poner final a la vida de la maltrecha mujer azul. Erbrahke acababa de salvar una vida. O más bien, posponer una muerte unos cuantos minutos.

Yalaasha ha perdido el florete, y no puede hacer nada con Keha-Varr intentando matarla. Tira de los grilletes para sacar las cadenas de debajo del agua y las tensa para tener algo con lo que bloquear la espada de mithril.

Vamos, malnacida. ¿Es que ya no quieres matarme?

Ni Flame ni Silverio logran ver nada aún. Con los cuerpos flotando y sus mentes confusas, así se deben sentir las almas que acaban en el purgatorio.

¡Contesta, maldito gnomo! ¡Cuéntanos que está pasando! Aquella sensación de impotencia que sentía Flame le estaba empezando a enfurecer y a hacerle sentirse muy nerviosa. No era capaz de reaccionar como debía y el nivel de ira comenzaba a crecer en el interior de la mujer. Pensó en usar la magia de su escama, pero no sabría bien como podía afectar a los que estaban a su alrededor, así que simplemente se limitó a esperar mientras tenía entre sus manos a su fiel Ayash.

Lo que tenéis en la cara es un hechizo mío, que ha salido mal. Tenía que cegar a Keha-Varr para que la pudiéramos sacar del barco con facilidad, y ha provocado el efecto contrario. Sobre la mujer, al subir el agua se han debilitado las cadenas lo suficiente para que pudiera arrancarlas... creo.

Erbrahke contaba todo esto mientras esperaba que de una vez volvieran en si, y no quería arriesgar más, así que agarró el bastón para intentar defenderse lo mejor posible.

¡Maldito gnomo cobarde! ¡No detengas tus golpes! Yo estoy desarmada, pero tú...-flisssh, la espada de Keha-Varr rasga la garganta de Yalaasha impidiendo que siga hablando.

El cuerpo azul se desploma y queda flotando. Como Flame... Como Silverio... La sangre brota de su cuello como una nube de tinta roja expandiéndose por el agua.

Ahora tú, renacuajo. Me vas a pagar por el virote en mi pierna, por el bastonazo en mi brazo y por el bastonazo en mi espalda...

Por experiencia, Erbrahke calcula que solo tiene que resistir unos 15 segundos más o menos y Flame y Silverio estarán en condición de ayudarle.

Erbrahke necesitaba ganar algo de tiempo, no iba a resistir solo frente a la maldita bruja, así que echó mano de todas sus habilidades y empezó a conjurar un hechizo nigromántico... esa magia era la que nunca le gustó a Das Vracken, pero ahora era su única opción, ya que no podía sacar sus pergaminos sin exponer su frágil vida a su fin.

Todo el dolor, toda la angustia, todo el odio acumulado se concentraron en ese hechizo, y lo descargó con todas sus fuerzas contra su único objetivo... Keha-Varr.

Hahahahaha... ¿Qué es esto? ¿Qué es esta magia...?

¡Zas! La espada de Keha-Varr se hundió en el pecho del gnomo justo a la altura por la que le llegaba el agua. Ya son cuatro los cuerpos que flotan en esta bañera. Keha-Varr se aproximo a Flame y sujetó la espada corta en alto. Silverio y la compañera de Ayash recuperan la vista en ese instante. Uno de los ojos de Flame está tapado por el familiar de Erbrahke, pero por el otro puede ver un filo de damocles sobre el hilo que le une a esta vida.

Ese idiota me atacó... y tú no hiciste nada para protegerme. ¡Te quedaste mirando! ¡Te quedaste mirando, traidora!

Keha-Varr estaba a punto de ensartar al sapo y clavar la punta por el ojo de la humana, pero Gyk salta en el último momento, apartándose de la trayectoria y a la vez descentrando a Keha-Varr y desviando su golpe a la mejilla de Flame.

Flame se sintió gravemente amenazada por la que creía que hasta ahora había sido su compañera. Pero como todos habían dicho, aquella mujer estaba loca y comenzó a juzgarla de traición. Una traición que no había podido evitar pues se sentía bajo los hechizos de un conjuro que le había impedido actuar de otra manera.

Así que, la mujer frotó la escama de su frente haciendo que ésta comenzase a emitir un brillo blanquecino que rodeó todos los cuerpos de sus compañeros heridos. Incluido el de la criatura azul que hasta ahora la había considerado una amenaza. El agua estaba inundando todo el lugar, pero a pesar de ello, quizá sus compañeros no se hubieran ahogado, o aún no estuvieran muertos y las heridas se podrían cerrar con el único fin de acabar todos con Keha - Varr.

Y entonces Flame tomó a Ayash fuertemente para clavarlo a la que hasta ahora había considerado su amiga. Se había equivocado y eso le hizo que la atacase con más rabia.

Flotando de espaldas le es muy complicado a Flame rozar siquiera a Keha-Varr, pero ella no tiene dificultades en usar el cuerpo de Flame de alfiletero, y comienza a dar pequeñas punzadas con su espada, que son tan dolorosos como uno de los tajos que podría dar Ayash.

Silverio se aleja del combate y se sumerge en el agua. En un golpe de suerte encuentra lo que estaba buscando: su estoque perdido.

Tras casi un minuto mojados con una muestra de la temperatura del océano, el frío se hace notar. Si no se dan prisa en acabar con la polizona, los síntomas de congelación empezarán a lacerar sus carnes.

Silverio sale del agua chapoteando como una tortuga recién salida del huevo. El estoque parece escurrirse en su mano, pero confía plenamente en que los dioses de las artes y la música (si es que existen) le ayudarán a salir de una pieza de esta. 

Tal y como se centró primero en Yalaasha olvidándose de todo lo demás, Keha-Varr parece seguir bajo el mismo frenesí ignorando por completo a Silverio y cebándose con Flame una y otra vez. Ayash es un arma lo suficientemente grande para bloquear los ataques en los que la mujer se tenía enfrentado hasta ahora, pero es un arma lenta y torpe a la hora de defenderse de una ágil espada corta de mithril.

Brilla, brilla, luz blanquita...-tararea Keha-Varr una nana-Me pregunto qué serás... En el cielo o en el mar... Sé que pronto mori-¡RÁS!...

Un nuevo tajo en el costado consigue colarse por la junta de la coraza. Flame chapotea por el dolor.

Flame estaba sufriendo mucho por el dolor, el agua no ayudaba en aquel combate, nada ayudaba en el combate, de nada servía todo. La desesperación estaba llegando a su fin, y tan solo le cabía una oportunidad. Tenía que jugar con el estado de locura de su antigua amiga, quizá colase y lograse cumplir su objetivo.

- Keha - Varr, mira. Di AAAaaaaaaaah!!!!

Dijo Flame abriendo de par en par su boca con la esperanza de que la poca cuerda de su enemiga le hiciera caso.

Entre sus manos jugueteaba con el elixir que le había comprado a la gitana, quizá con suerte, aquello les salvase la vida. Tendría que tener mucha suerte, pero tenía que intentarlo.