Partida Rol por web

Hijo de puta

El puto crío les había traído de regalo una nueva criatura salida de las brumas. ¿Cuántas horripilantes criaturas podían engendrar? El mago se escondió tras lo primero que encontró , para después ir acercándose sigilosamente para poder ver mejor.

- Deberíamos irnos al almacén.- Dijo señalando a Azaron y a Fosco, llegándoles por tanto en un susurro sólo audibles a ellos dos.

Klasius y Ulmo acaban con los dos lobos que merodeaban a Alice. Tal vez no era la doncella que estaba en más apuros. La maga no presenta ni una herida, mientras que Flame ha sido derribada y mordida hasta la extenuación. Ya solo queda un lobo en pie, con franca desventaja numérica, pero estos lobos están especialmente azuzados contra los dos patas. No retroceden, no se rinden. Atacarán hasta matar o hallar la muerte.

Un último cadenazo del peligroso enano concluye el combate, al menos de momento.

-¡Ja! ¿Alguno más? La edad del lobo...

Sin tener muy claro cuál iba a ser la reacción de la extraña mujer de la gema, el viejo le tendió el brazo para ayudarle a ponerse en pie.

La maga levanto la ballesta y apunto al lobo, el blanco era bastante difícil así que dudo un momento antes de disparar la ballesta. Pero finalmente apretó el gatillo del arma y el virote silbo en el aire por enzima de la cabeza calva del enano.

Leiath vió como el noble era perseguido por aquel monstruo salido de la niebla. Deseó que el orgulloso jóven consiguiera darles alcance, pero más no podía hacer por el momento. No pensaba alejarse de sus compañeros, asi que aguardó espectante a ver a que decisión llegaban y seguirles.

Asiente tras oír el mensaje de Onfale. No sabía que clase de criatura era la que perseguía al muchacho, pero dudaba de que pudiera hacerle frente. Mejor era mantener el plan inicial. 

Al almacén- dice.

Habían acabado con rapidez con los enemigos y no era momento de perder el tiempo. Azucé al perro para que se pusiese en marchar en dirección al almacén. Voy girando la cabeza a un lado y a otro para comprobar como está la situación y evitar una posible emboscada.

Fosco al ver semejante abominación salió de su campo de visión, escucha una voz. La de Onfale. Le mira y asiente. Tras esto desaparece. Ágilmente se posiciona para ver las intenciones de sus compañeros. Su corazón le dice ayudar al joven barón, pero su cabeza lógicamente le habla de los peligros de las brumas.

Con el estómago revuelto, los cuatro dejan a Zlatko abandonado a su suerte. Lejos del río, cruzan unos campos para llegar al almacén. No hay lobos aquí. Al norte, el humo y el fuego. La técnica de distracción ha funcionado. Del norte también llegan gritos de dolor. Parece que al final de todo las casas que incendiaron Onfale y Fosco sí estaban ocupadas. Debieron cerciorarse mejor... Así, los lobos del sur no subieron por el fuego, sino por el banquete que les proporcionarían unas almas llevadas por el pánico, saliendo al exterior mientras se quemaban vivas. Carne asada. Demasiado lejos para llegar a tiempo. Más sensación de desazón en la barriga.

Con el problema resuelto, los cuatro barovianos dan alcance a la Capitana Vanator y al Barón. Ellos también han tenido que hacer frente a un puñado de lobos. Quizás por ello Vanator dejó de ayudar en mitad del combate anterior. No presentan heridas, porque han tenido la suerte de que los animales les llegaban de manera escalonada.

Los siete avanzan por la vera del río Strecura. No hay lobos. El humo al norte parece haberles atraído. Aún así no es un camino tranquilo. Las Brumas continúan sobre el agua, flotando como una balsa, y en ocasiones criaturas abominables surgen de ella y se vuelven a esconder en la niebla. Espectros, monstruos de aire y vapor, una colección de pesadilla.

Mira Vanator señala un desvío a la derecha, y el grupo por fin se aleja de las peligrosas brumas. Ahora caminan al norte, hacia el almacén.

Los dos grupos confluyen: los ocho extranjeros, la Capitana, el Barón Fortich y Rufus. Todos han salido indemnes de sus respectivos trayectos... salvo por la cojera de Azaron y las marcas de dentelladas en las piernas de Flame. Pero ahora sí, están ante el almacén. Y lo mejor de todo es que no se ven más lobos cerca.

A primera vista, el almacén es un enorme granero de madera. La puerta se compone de dos altas hojas de madera cerradas por una pequeña tranca de madera a modo de cierre. La Capitana también os señala unos ventanucos a quince pies de altura, diseñados para ventilar el interior, y demasiado pequeños para que pase un hombre adulto.

Los grandes ojos negros de Onfale se abrieron de par en par al reencontrarse con sus compañeros. 

¡Bien!- El mago llevaba un pañuelo atado en la nuca que le tapaba la nariz y la boca para evitar que el humo le saturara el olfato, base de su poderosa magia. Desechó cualquier traza de culpabilidad por lo ocurrido tan rápido como espantaba una mosca o se retiraba un mechón de pelo de la cara. El joven e impetuoso Barón se había metido él solito en la boca del lobo a pesar de sus advertencias. Lo de las casas era otra cosa, pero bueno, a veces había que hacer sacrificios. Repartió un poco la culpa sobre los oriundos de Von Ziyden, que habían pasado de escuchar el plan, desentendiéndose de su propia gente. Después de todo, él era extranjero en estas tierras, ¿qué le importaban unos pocos desconocidos?. El mismo razonamiento le hizo a Nikeras antes de entrar en la torre y, si le hubieran hecho caso, les hubiera ido mucho mejor. Sinceramente, le hacía respirar peor el humo del fuego provocado, que la pesadumbre por las pobres almas en pena de los desconocidos.

- Me alegro de veros.- Vio que todos parecían estar sanos y salvos. Habían dado buena cuenta de los lobos como habían podido comprobar siguiendo su rastro. En cuanto la Capitana señaló los ventanucos, Onfale clavó su mirada en Fosco, como sopesando si lanzarlo por los aires.

Lástima no tener la fuerza necesaria

Ver como caía el jóven barón, le rompió un poco más su ya destrozado corazón. Pero qué habría podido hacer por él, si todo estaba ya perdido. Al menos Zlatko ya no sufriría más.

No sabía muy bién dónde se dirigian hasta que vió el edificio. Parecía que todos los demás lo habían conseguido igualmente. Ante ellos un nuevo reto... entrar.

Mientras que el resto se paraba a pensar cómo poder entrar en el almacén, Leiath se vió en la obligación de notificarles la baja de Zlatko. Se acercó a la Capitana e intentando no alzar mucho la voz para no llamar la atención de otras criaturas que los rondasen y con gesto triste (más si cabe del que últimamente ocupaba la bella faz de la bruja) anunció:

El Barón de Andaas no lo ha logrado. Sin avisar, se escabulló hacía la niebla. La última vez que le vimos caía en las fauces de una extraña criatura salida de dicha niebla. Lo siento mis Señores por tan terrible pérdida.

Los ojos de la maga se clavaron sobre la bruja. ¿No debería de estar en la posada? ¿El barón Andaas muerto? Había muchas preguntas que hacer pero no sabía por dónde empezar y seguramente no habría tiempo para responder a todas, ahora lo primero era entrar en el almacén y aprovisionarse. La maga ordeno a su inseparable Hollín que volara y observara desde las ventanas. A lo que el cuervo respondió ¡Maga Tirana! ¡Maga Tirana! ¡Esclavista de cuervos! Pero el cuervo voló hacia los ventanucos.

Mientras el cuervo ascendía pregunto que había pasado, y si todos estaban bien.

El enano se alegró sobremanera al ver al resto del grupo prácticamente sano y salvo. Bueno, todos menos Zlatko Andaas, hecho que tampoco lo entristeció lo más mínimo después de cómo los había tratado el joven noble. 

-A todo cerdo le llega la hora de convertirse en jamón.

Sorprendido por encontrarse con Leiath, el desaliñado viejo sonrió a la sacerdotisa de Hala antes de preguntarle:

-¿Pues no se suponía que os ibais a quedar en la posada? ¿O es que me vuelve a fallar la memoria?

-Nah, nosotros fuimos emboscados por unos cuantos lobos--explicó el guerrero mientras aguardaba paciente una respuesta--Poca cosa, la verdad. Puede que estemos entrando en... ¡la edad del enano! ¡Je, je, je!

Algo que dijo el barón de Andaas hizo que saliese de mi ensimismamiento. Aunque piense que todo está perdido, aún puedo hacer algo por ayudar al grupo. Al menos hasta que llegue la luna llena en 4 días - dijo respondiendo a las preguntas de Alice y Ulmo.

La niebla se está acercando. No queríamos que nos alcanzase en la posada.

El mediano acarició a Rufus. Gracias Klasius y al poco miraba ensimismado el estoque que había ganado a Zlatko, el joven barón fue un estúpido, era débil, pero una vida humana no podía pasar sin importancia. Sus pensamientos residían en ese estoque que había ganado, en como había desprovisto de arma a un guerrero. Sus ansías por acaparar. Y aquella sombra era horrorosa... Una mirada le inquietó, dos ojos negros le vigilaban, Onfale parecía pensar en algo él sabe que murió por mi culpa pensó malinterpretando la mirada del perfumista y ahora nombrado mago. Su rostro se giró para mirar una vez más el estoque y guardarlo.
Sus compañeros charlaban y se ponían al corriente. El enano arrancó una carcajada a Fosco con su peculiar visión de "la era del enano".
Muchos ciudadanos han muerto, el joven Andaas también. Es mejor no quedarse aquí. ¿Flame puedes andar por la pared conmigo a la espalda para que entre por ese agujero? Yo sólo me sería muy difícil entrar