Partida Rol por web

Necesitaba contar eso a sus compañeros, y sobre todo informar a su capitán. Acababa de presenciar lo ocurrido, y no auguraba nada bueno para ellos. 

- Un poder semejante... - El simple pensamiento le hizo estremecerse, mirando con horror a Von Frey. 

Rápidamente se acercó al escritorio y empezó a tomar notas y dibujar el medallón egipcio. No podía perder tiempo, pues cada segundo podía distorsionar, como bien sabía, la imagen presenciada. No era un artista, pero podía hacer un esbozo lo suficientemente fiable como para que, al mirarlo, le viniera a la cabeza y pudiera investigar más a fondo. 

Cuando acabó y dejó secar la titam dobló con pulcritud y de manera perfecta el papel y se lo guardó en uno de los bolsillos interiores de la casaca. Después, una vez más, se acercó a la librería. Como pensaba, aunque aquél desorden podía parecer algo premeditado, su visión le había mostrado algo más: Quien fuera el asesino, buscaba algo. 

Si quería avanzar, debía encontrar el que y saber el motivo. 

Con una mueca de desagrado se giró hacia la puerta, aceptando una vez más que aquellos guardias no parecía que fueran a volver rápidamente de sus encargos. Suspiró, impaciente, y maldijo una vez más su propia torpeza e ineptitud al no traer el material. Decidió, al fin, que tendría que, al menos de momento, intentarlo sin sus instrumentos. 

Se colocó de rodillas entre la pila de libros y papeles aún desordenados y los estantes, tocando ambas cosas con su mano y concentrándose, con los ojos cerrados, en el tacto del papel, su rugosidad, su grosor, los olores de los tomos más antiguos y la fragancia de la tinta reciente de las cartas más nuevas. Sintió todo, primero bajo su piel y luego, lentamente, como si fuera parte de él mismo, esperando que las imágenes vinieran a su cabeza gracias a la magia que empezaba a cosquillear en las yemas de sus dedos. 

Su mente, casi en blanco, sólo guardaba dos preguntas. ¿Cómo estaba la estantería antes de todo? ¿Qué se han llevado y falta ahora?

Con una traza digna del mismo Leonardo Da Vici Le Noir dibujó el grabado del medallón que había visto en su trance. Era una pista que podría ayudar descubrir la identidad del asesino.

Después se dirigió a la pequeña biblioteca del despacho, de nuevo todo se oscureció y el inspector quedó en una oscuridad en la que él mismo arrojaba la única luz... de nuevo todo volvió a dibujarse en una enmarañada neblina. Las imágenes reflejaban en el sentido inverso del tiempo la escena en la que el propio Le Noir desordena las estanterías hasta que éstas están en perfecto estado. Podía ver con claridad la configuración de la estantería, pero no había visto que el asesino hubiese cogido nada. La escena siguió retrocediendo haciendo elipses temporales en los que el capitán buscaba entre los libros, uno de ellos lo ojeaba constantemente "Chason de Roland"... extraña afición para una persona de origen Germano.

Al despertar de tu visión encuentras el libro, pero no parece que haya nada raro en él.

La muchacha parecía estar tan afectada que le resultaba imposible concentrarse

no se, nunca he estado dentro cuando el capitán estaba reunido, buaaaah snif sinif y no se leeeeeer no se que escribía buaaaaah.

¡Maldita sea! A veces olvidaba que ya no trataba con piratas y prisioneros de guerra... La jóven estaba demasiado aterrorizada para sacarle ninguna información útil.
-Gracias querida, hemos terminado- dijo con gesto malhumorado.
Al menos no le había visto ese presuntuoso de Le Noir, se lo estaría echando en cara durante semanas...
Invitó a la muchacha a abandonar la habitación y, mirando hacia donde esperaba el guardia señaló la puerta.
-Acompaña a la señora...-sentenció volviendo a tomar asiento.

Cuando se hubo quedado solo se llevó la mano a la nariz y, mirando sus dedos manchados de sangre frunció el ceño y sacó su pañuelo. Lo malo de los excesos en la gente con sus poderes eran los..."efectos secundarios", cuando se descontrolaban.

Se limpió la sangre y, levantándose de la silla se encaminó de nuevo hacia el salón.

saque un cuadernillo para tomar notas,

-esta bien sargento, aquí esta bien, no hace falta interrogarlos de a uno, de hecho no me parecen sospechosos, pero pueden aportar información útil, ¿o no caballeros? jaja, - bromee con los guardias amablemente para que estén tranquilos, y observe la actitud de los guardias, - bien, uno al lado de otro por favor - los miré - de izquierda a derecha, mi izquierda, vuestra derecha, denme sus nombres y respuestas y de a uno por favor, no hablen los dos al mismo tiempo- hable observándolos, anoté en hojas diferentes los nombres para recoger en hojas diferentes las respuestas de cada uno, tras anotar sus nombres proseguí con el interrogatorio - ¿hace cuanto que llevan este trabajo de guardia? ¿hace cuanto que trabajan en este puesto, en este lugar? ¿que edades tienen? ¿que familia tienen? me refiero a esposa e hijos primeramente, sino, otros familiares y a que se dedican, ¿alguno hace magia?, ¿a que hora empieza vuestro turno de guardia y a que hora termina?  ¿que días y que horarios? ¿fuera de ustedes hay otros guardias en otros días y horarios? ¿como se llaman? - me dirigí al sargento, -también habrá que interrogarlos si hay mas en otros días y horarios, podrían ser cómplices y haber elegido el horario de sus compañeros para ejecutar el ataque eventualmente, - volvi a interrogar a los guardias - ¿que sector vigilan? ¿a que hora sucedió el ataque aprox? ¿a que hora lo vieron con vida por ultima ves? ¿en donde, que hacia, se le veía raro? ¿se le veía raro ultimamente? ¿algo fuera de lo normal? ¿quién lo visito en el último mes, la última semana, los últimos tres días y el día ultimo? ¿quien que por lo general no se ve por aquí? ¿que hacia, como vestía? respondan como puedan, si están muy cansados otro día puedo volver a interrogarlos, un día que estén mas descansados, descansen bien. - los mire amablemente.

-sargento si los hombres están muy cansados podemos proseguir el interrogatorio en otro momento, pero primeramente que me respondan las preguntas que hice y en un segundo interrogatorio cuando estén mas descansados proseguimos con las mismas preguntas para ver si recuerdan algo mas, a tal efecto necesitaría que se los desvinculara temporalmente de sus tareas dos días para un segundo interrogatorio.

anote todas las respuestas que me dieron los guardias y la actitud de los guardias ante las preguntas, si alguno se ponía nervioso, pero no sospechaba de ellos.

-última pregunta ¿algo peculiar que quieran comentar caballeros? cualquier cosa, cualquier detalle. Muchas gracias.

Una a una los guardias respondieron de forma satisfactoria a todas las preguntas formuladas por el inspector. Su forma de responder fue correcta en todo momento, se les notaba la gran implicación en su cargo debida a la fuerte doctrina del difunto capitán. Solo dudaron con cara de extrañeza cuando se les preguntó sobre si conocían a alguien que usara la magia... el uso de la magia era herejía.

El ligero mareo que, como siempre, sintió tras la visión, pasó rápidamente, volviendo a dejarle con la mente despejada en apenas unos instantes. No perdió tiempo, guardó en su mente cada uno de los detalles que había visto y empezó, de manera metódica y experimentada, a ordenar la biblioteca con los libros que no había conseguido colocar anteriormente, o que había puesto mal. 

No tenía prisa. Como bien sabía, correr no le iba a llevar a hacer las cosas mejor, y además aún no habían dado señales de vida ninguno de sus compañeros, por lo que decidió que podía gastar un poco más de su tiempo en algo así. Tardó casi media hora, y cuando acabó y se sentó en el suelo, con las piernas cruzadas y un tomo deteriorado en las mano, una fina capa de sudor le cubría el rostro y le hacía brillar ligeramente la piel. 

No importaba, todo estaba como tenía que estar. Excepto el cuerpo del capitán portuario, que allí, abandonado sobre su sofá, empezaba a resultar un problema. Aún así aún tardaría en sufrir por el olor que ya empezaba a emitir, al fin y al cabo había crecido en lugares con aromas mucho peores, por lo que decidió abrir aquel usado manuscrito. 

Con una media sonrisa, leyó el título, escrito en su lengua original.

Veamos que ocultas entre tus líneas. Y así empezó a leer, absorto en su cometido, El Cantar del Roldán.

El inspector intuyó que los guardias interrogados decían la verdad, claro que... no estaba seguro de que estuvieran contándolo todo. Aun así decidió dejar el tema para cuando estuviesen más relajados y ordenó que permaneciesen encerrados a ver si con el descaso se les refrescaba la memoria.

Tras el largo interrogatorio Livington decidió reunirse con el resto de inspectores a ver si los otros habían sacado algo en claro.

Como si los planetas se hubiesen alineado, tanto Livingtone como Black entraron en el despacho del capitán a la vez encontrando a Le Noir leyendo un libro sentado cerca del cadaver como si estuviese explicándole un cuento.

Tras Black, Madame bovady iba acompañada de un consolador guardia... parecía que el inspector había sido algo duro con ella. 

Por su parte a Livingtone le seguía el sargento Fredenson. La cara del inspector no reflejaba satisfacción. Parecía que la cosa no había dado ningún fruto.

Tras el interrogatorio, Antoine se encontraba más o menos en el mismo punto que al empezar. Algo más irritado, y con una enorme jaqueca. Por lo demás la situación no había cambiado.

Se acercó hacia el cadáver, mirando su alrededor en busca de una pista que pudiera ayudarle en algo, pero a éstas alturas ya no estaba seguro de encontrar nada de utilidad en el escenario del crimen.

Mientras tanto vería si su apuesto colega había conseguido aburrir al muerto con sus cuentos. Agachó la cabeza hasta ponerla a la altura de la cara del capitán, observando con mucho interés. Después de un par de segundos levantó la mirada hacía Le Noir y su dedo indice hasta sus labios.

-Shhhh, ya se ha dormido...- dijo con un susurro.

En su camino de vuelta, mientras mostraba su malestar con consigo mismo lanzándole púas envenenadas de cinismo a Le Noir, Black observó ciertos detalles que se le habían pasado con anterioridad... 

La habitación había sido revuelta, no era fruto de una lucha... y algo raro, el inspector juraría que la librería antes estaba desordenada y ahora estaba en perfecto estado. Solo un agujero en la puerta daba a entender que alguien había disparado una pistola... la mano del capitán que sujetaba una pistola tenía residuos de pólvora, era lógico pensar que él era el autor del disparo. Y por último... esa cara de terror... Quizás alguien con mucho poder y un dominio del mentalismo había matado de un susto al Capitán, pero eso era posible?

Mientras intentaba tomar el pelo a Le Noir, algo llamó la atención del investigador. Se puso firme y examinó su entorno.

-Fijaos en el rostro de éste hombre parece haber muerto... de un susto. Como si alguien hubiese metido en su mente algo tan terrorífico que le causara una parada cardiaca debida a una fuerte impresión. Esto no es obra de un aficionado- dijo señalando primero las manchas de pólvora en la mano que sostenía el arma y después al orificio de bala de la puerta -Incluso llegó a realizar un disparo... seguramente contra algo que solo existía dentro de su cabeza- continuó mirando a su alrededor.

-¿Y todo este desorden? Desde luego no ha sido provocado por la lucha o el forcejeo con su agresor, una de dos: o lo han hecho adrede para que parezca un asalto por la fuerza o bien buscaban algo-.

Por último, su recorrido a la estancia finalizó en la librería.

-Por cierto Le Noir. Juraría que cuando llegamos, esa librería estaba hecha un auténtico desastre, y mírala ahora, completamente ordenada. ¿Sabes algo acerca de eso?- preguntó como el que le pregunta a un niño si sabe donde han ido a parar las últimas galletas del tarro.

Sonrió. Esta vez no iba a dejar que Antoine le llevara a su terreno; estaba demasiado eufórico por su cometido, concentrado. Sin siquiera alzar la vista del libro que leía, señaló con una mano, con el dedo índice para ser exactos, hacia el escritorio del difunto Von Frey. 

- Allí, sobre la mesa, hay un dibujo.

No dijo nada más, seguía ahí, fijo, buscando entre las líneas del libro cualquier indicio de algo fuera de lo normal, alguna frase que no cuadrara, alguna anotación, la textura de la hoja que podía distinguir entre sus dedos cada vez que pasaba la página. Algo. 

Cuando Le Noir se ponía en plan "académico" no había manera de tratar con él. Ya le había visto en esa tesitura durante el  tiempo que pasaron juntos como reclutas. No valía la pena hablar con él mientras estuviera en ese estado.

Antoine se percató del papel que había señalado su colega y se puso a estudiar el dibujo que contenía.

Con su discreción y parsimonia habituales Livingtone irrumpió en la conversación

Caballeros!! un poco de seriedad, dejemos de mostrar los colores de los plumajes de gallo de pelea e intentemos resolver este rompecabezas. Expongamos lo que sabemos y después ya nos despellejaremos cuando estemos celebrando nuestro cierre de caso.

Sacó su propio papel y después de ojearlo por encima concluyó

por mi parte solo he podido sacar en claro que los guardias a pesar de ser de fiar y de cumplir con su deber no saben ni escucharon nada... curioso habiendo un disparo por en medio...

guardó meticulosamente el papel en uno de los bolsillos de su casaca y con un gesto dio pie a que el siguiente se explicara.

El dibujo le era sobradamente conocido. Había repasado su contorno con la llema de los dedos millares de veces mientras jugueteaba con su amuleto de Horus en su bolsillo.*

Alzó su maletín y sacó su lente de aumento, engarzada en un círculo dorado con un pequeño saliente que hacía las veces de asidero, escudriñó cada milimetro del papel, incluso cogió una vela encendida que encontró por la sala y lo miró al trasluz, esperando encontar marcas ocultas a simple vista.*2

Hago tirada de percepición oculta: intelecto + percepción + maletin (ahora si...XD): 2+3+3

Alzó su maletín y sacó su lente de aumento, engarzada en un círculo dorado con un pequeño saliente que hacía las veces de asidero, escudriñó cada milimetro del papel, incluso cogió una vela encendida que encontró por la sala y lo miró al trasluz, esperando encontar marcas ocultas a simple vista.