Partida Rol por web

Abrió los ojos para encontrarse con un techo desconocido, aun quedaba el eco del dolor de cabeza que la noche anterior, se reviso el cuerpo, efectivamente tenia moretones por traer la armadura todo el día de ayer seguramente tendría que repetirlo hoy, pero por lo menos el desayuno lo pasaría sin ella...

Abandono la habitación, se cruzó frente la puerta de Kaysa intento golpear la puerta pero no se atrevió, bajo las escaleras y se encontró con la pareja de posaderos y con Feanor, esta vez si pudo mostrar una ligera sonrisa, aunque no podía evitar sentirse incomodo, una culpa le había caído de repente, ¿había abandonado a la chica por un deseo egoísta?

Saludo con un "buenos días" algo seco, oró al recibir la comida, entonces escucho a Kaysa si le había ido mal la noche anterior no se le notaba, le miró de arriba a abajo pero evito que sus miradas se cruzaran a diferencia de el, ella estaba totalmente equipada como para salir en cuanto terminara de comer, no traía la guja quizá no la vió o simplemente la ignoró...

Comió en silencio la comida era agradable pero por alguna razón le costaba disfrutarla, en situaciones así se preguntaba si no habría algo mal en él, algún tipo de maldición o algún espíritu que disfrutaba de apretarle el corazón y asegurarse de que las cosas agradables bajaran un punto en la escala, después llegó lo inevitable, el asunto de la bruja...
-Efectivamente hay que pensar en un modo de acercarnos a la bruja, anoche ni siquiera la vimos y no pudimos hacer nada para evitar que la chica se fuera, de haber querido nos habría matado a todos...

Miró a Feanor que estaba parado delante, la boca se le secó de repente, recordó como todos sus compañeros quedaron completamente incapacitados... excepto por uno... arrugó el entrecejo al no recordar donde se encontraba Celingadir, ¿siquiera había salido de su habitación?
-Quizá no llevemos mucho tiempo juntos pero...

Conforme fue hablando el volumen de su voz fue bajando, sus ojos se posaron en cada uno de sus compañeros, tenía un montón de sentimientos enredados por cada uno, quizá vivir recluido en el monasterio le había afectado en su forma de tratar con las personas... no se atrevió a terminar la frase, tomó el tarro que estaba prácticamente vacío frente a el y fingió darle un trago largo.

Me desperté sobresaltado y rápidamente me incorporé, a mi alrededor buscaba mi espada, mi escudo, las serpientes y a la chica... la chica.
Al recordarla se me vino a la mente la imagen de esa niña parecía que algo estaba dentro de ella pues la expresión que hizo y la voz que tenía cuando me gritó no parecían de alguien de esa edad y después de eso no recuerdo nada hasta que deperte aqui.
Me rasque la cabeza me frote los ojos y salí de la cama, hace años que no dormía en una cama y por extraño que pareciera sentí que era demasiado suave, me aliste con mi equipo y salí de la recamara para bajar al comedor que era donde escuchaba el ruido de todos.
-¿Alguien podría decirme que pasó anoche? Recuerdo seguir a la pequeña, luego me gritó algo y no recuerdo nada hasta que desperté en mi cuarto... digan que logramos rescarla-
Quise creer que lo habíamos logrado pero al ver sus rostros me di cuenta que no lo logramos, deje caer mi cuerpo en una de las sillas y con los hombros bajos pedí un poco de comida.
Debo decir si la comida era buena, tanto que sentí mi ánimo mejorar.
-Bueno, imagino que tan sólo terminar el desayuno saldremos en busca de la joven- les dije a mis compañeros mientras acompañaba mi desayuno con un trozo de pan.

No había sido la noche que esperaba, aunque había conseguido descansar, los sucesos que habían acontecido en aquella posado ,hacia unas horas, seguro no podían dejarlos indiferentes.

Tras ponerse una túnica limpia y acomodar el resto de sus cosas en el petate Celingadir comenzó el ritual de invocación de Felenor, como había previsto la noche anterior. Estaba deseoso de conocer que había visto el felino y a donde se había ido la joven.

Tras diez minutos, cuando el pequeño gato blanco apareció en su hombro, el mago recogió el resto de sus cosas y abandonó la habitación en dirección a salón común mientras escuchaba lo que su familiar le relataba.

Llego a salón de la posada y se sentó distraído junto a sus compañeros.

Absorto en sus pensamientos, le daba vueltas al ¿qué hacer ahora? sin prestar mucha atención a lo que realmente sucedía en la estancia.

Tras servirle a cada uno su plato, me siento con mis compañeros y mi sirvo un plato para mi veo a cada uno como matices de una pintura, Behar tiene la mirada de un hombre decidido… no cabe duda que no se detendrá hasta encontrar a la chica, Behar será siempre igual digo por mis adentros mientras una leve sonrisa se muestra en mi rostro tras comer un poco, el caballeroso Tristán se ve desconforme, hasta fuera de lugar… y quien podría culparlo fuimos completamente superados anoche por la hechicera, Kaysa por otro lado está preparada para que nos olvidemos del tema y seguir adelante con nuestras encomiendas, lamentablemente creo que para mí eso ya no es una posibilidad, una vez doy mi palabra no hay vuelta atrás…

Compañeros, no puedo hablar por vosotros pero debo sinceramente decir que estoy dispuesto y cometido a encontrar a la joven, anoche fue un abre ojos para todos, este poder… esta hechicera no es como nadie que nos hayamos topado hasta ahora, debemos ser cautelosos, y elaborar un plan de acción aquí y ahora los que vayamos a intentar rescatar a la chica, no creo que en este momento la fuerza nos vaya a servir de mucho, necesitamos más información… alguno tiene alguna idea de ¿qué deberíamos hacer?.

Me dirijo a Corby; Corby Alguna idea de ¿dónde lleva esta Diosa a las chicas?, o donde podríamos encontrar más información sobre toda esta peculiar situación.

El posadero apenas ha podido dormir lo poco de la noche restante, presenta un estado de agotamiento físico y mental. Con cierta melancolía se acerca a vuestra mesa con una cerveza para Kaysa y coge asiento.

- Pocos han podido ni siquiera saber a donde se dirigen las jóvenes muchachas, yo estoy muy agradecido por la abundancia que me ha otorgado la diosa desde que nació Fara, rezo todos los días por ello, pero sabía que su generosidad tendría un alto precio algún día. En el pueblo nadie osa desafiar a ELLA.

- Cuando era niño escuchaba rumores sobre personas que marchaban al bosque tras sus hijas pero pocos eran los que regresaban. Mi fanfarronería me llevó adentrarme en el bosque con mis amigos, nos acobardamos y en mitad de la noche salimos corriendo hacia el pueblo temblando de miedo, no se que pasaba pero que me parta un rayo si no sentía peligro entre la espesura.

- Tan sólo hay una persona en todo el pueblo que se ha atrevido a marchar en el bosque, nuestro vecino Guiraud lleva el almacén de provisiones desde hace años y todo el mundo sabe que le gusta aventurarse de vez en cuando cazando ciervos o en busca de setas.

En tono más bajo mira a su alrededor y susurra.

- No os pido que arriesguéis vuestras vidas enfrentandoos a una diosa como ELLA, pero si que tratéis de rescatar a mi pequeña...

Con gesto serio se levanta y deja caer sobre la mesa 5 pequeñas bolsas de cuero curtido. Apoya la mano en el hombro de Kaysa y se marcha apesadumbrado hacia la cocina.

El clérigo mira hacia un lado mientras el posadero comienza a hablar describiendo un poco la situación con la bruja, una pequeña historia y una pista, después lanzó bolsas llenas de monedas una para cada uno al parecer, Tristan apartó la que las que le quedaran delante como asqueado dando después un golpe con la mano cerrada contra la mesa.

Levanto la cabeza y miró a Feanor, ciertamente le respetaba y ya tenía una idea de que es lo que iba a responder pero aun asi sentía la obligación de resolver el tema.
-¿Entonces iremos a buscar a la bruja, y le pediremos amablemente que nos regrese a la niña? No creo que lo acepte de buena gana... Sabes que no me parece buena idea... opino igual que Kaysa, este dinero... -La cara de asco reapareció un momento al mencionarlo. -Ninguna cantidad vale el que caminemos hacia nuestra muerte...

No sabía que pensar sobre mis compañeros, estábamos divididos entre aceptar o no la oferta de rescatar a la niña, podía entender a kaysa pero a Tristan, crei que por ser seguidor de pelor la toma de decisión sería más fácil.
-Entiendo que los dos teman a la muerte, pero ¿que clase de Dios secuestra a una niña usando un Ejército de serpientes con buenas intenciones?... y ¿Que clase de personas seríamos si le damos la espalda a esa niña que fue obligada a dejar a su familia sola y desaparada?- les dije a mis compañeros al ver que pensaban abandonar a la niña con un tono algo irritado y apretando el puño para no mostrar mi enojo que crecía rápidamente.

Kaysa les miraba a todos sin ocultar su pasmo. Se limpió la boca con el dorso de la mano, y escuchó las opiniones de todos. Excepto la de Tristan, (Kaysa ya había tenido ocasión de ver que era el más sensato y prudente de la compañía) todos parecían coincidir en sus opiniones. Kaysa negaba con la cabeza, pensando que toda aquella gente tenía la cabeza en las nubes. Les debían de haber leído demasiados cuentos de príncipes y princesas de pequeños, o algo así, porque si no no se explicaba aquellas ganas temerarias de heroicidad en unos mercenarios. 

A Kaysa, por el contrario, le habían contado cuentos de osos terribles y demonios del hielo, y sí, también de algún héroe, pero siempre luchaban por su vida o por la de su clan, no sin razón. Cuando Behar habló, en apariencia enfadado, Kaysa le miró como si le hubieran salido alas en la cabeza de repente. 

Entonces volvió a mirarles a todos, y de pronto estalló en una carcajada atronadora que sonó como un alud en la silenciosa taberna. Se rió de regocijo verdadero, y dio una fuerte palmada en la mesa que hizo tintinear platos y cubiertos.

-Me cago en la madre troll, estáis como verdaderas cabras todos. ¿Es que estoy entre paladines y no me había dado cuenta? Por la barba helada de Moradin, ¡Si hasta Behar parece enfadado! Y tú qué, Celigandir, ¿se te ha comido la lengua el gato montés? 

Así que queréis jugar a los héroes y rescatar a la chica de la hechicera, ¿eh? Y aquí está nuestro buen posadero Corby, diciéndonos que si le agradece mucho y que si le besa el culo a la tal Ella, pero que vayamos a por su hija. ¿Qué, soy yo la única que ve el sinsentido? No quiere que luchemos contra la supuesta diosa, pero sí que quiere que recuperemos a la muchacha. ¡Pues muy bien! Se lo pediremos por favor, ¿no? Al fin y al cabo, alguien que manda serpientes venenosas es sin duda una persona amable y razonable. ¿No?

Kaysa volvió a reír, un poco más bajo, mientras daba otro trago de cerveza. Antes de que nadie pudiera intervenir, volvió a hablar. 

-¡Pues de acuerdo!-dio un puñetazo tan fuerte en la mesa que los platos saltaron medio metro en el aire-Si todos estáis dispuestos a esta tontería, os acompañaré. ¡No se dirá que una luchadora del Clan del Oso tuvo miedo de entrar en un bosque! Iré con vosotros, más que nada porque sin mí estoy segura de que haréis alguna estupidez, y os matará el primer bichejo que se os ponga delante, y luego, a ver cómo se lo explico al patrón. Ese es capaz de hacerme correr con los gastos de vuestro funeral y todo. 

Si todos pensáis como el amigo Behar, vamos ahora mismo a hablar con ese hombre que ha dicho el posadero. -Les miró a todos con ojos desafiantes, como probando su valor- Es vuestra última oportunidad de recapacitar y dejarlo, así que pensadlo bien, si es que tenéis algo en esas cabecitas que no sean cuentos de caballeros.

Invocas al pequeño Felenor en la intimidad de tu habitación, trata de esconderse huyendo de ti subiendo por la pared hasta lo alto del armario de madera. Notas a tu familiar asustado mirando a su alrededor con las orejas agachadas y en posición de sumisión.

Tratas de calmarlo para saber que es lo que ha ocurrido, telepáticamente su lenguaje es tosco pero consigues entender lo que intenta comunicarte.

(- Primero un claro, luego bosque, camino seguro pero todo desconocido... perdido... sombras oler... sombras... luego todo oscuro... dolor...-)

Después el asustadizo familiar trepa por tu capa hasta tu hombro y frota su cabeza contra la tuya ronroneando.

(- Ahora seguro... yo seguro...)

Después de decirle mis deseos de continuar la búsqueda de la chica, que no solo era extraño, pero a su vez… ¡como ignorar tal belleza! Una chica así no puede perderse en el bosque así nada mas hay que protegerla!!.

Si bien, esos eran mis pensamientos al mencionar mi voluntad de buscar a la chica se descartaron de mi mente rápidamente  y hasta deje de escuchar la conversación entre mis compañeros, incluso las acciones del buen Corby sobre la mesa me fueron invisibles e inaudibles para mi ya que lo unico que podia pensar en ese momento era en el sabor en mi boca... nuevo, exquisito. Tras saborear yo mismo tal delicia lenta y minuciosamente, se me escapa de entre mis labios. ¡Si!! Es exactamente como creía que quedaría, la verdad la receta de Susan era muy buena y creo que la seguí perfectamente, aunque lo diga yo mismo claro está.

Miro a mis alrededores sin comprender que estaba pasando todos tienen una mirada de preocupación, como si hubiesen estado discutiendo todo el rato pero por más que lo intento a mi mente solo vuelven ideas de cómo mejorar esta nueva receta adquirida, lentamente me levanto y vuelvo a servirme otro poco haciendo mucho cuidado en no tropezarme o en hacer algo que atraiga atención a mí, y me vuelvo a sentar pensando en cómo mejorar la receta con cada cucharada que examino con extremo cuidado.

Celingadir salió del trance en el que sus propios pensamientos le habían sumido y al oír su nombre en boca de aquella pequeña salvaje regreso al presente. 

Allí estaba de nuevo junto al peculiar grupo al que acompañaba todos reunidos en torno a la mesa del comedor tomando un buen desayuno. Las caras desencajadas del posadero y su mujer dejaban entrever la profunda tristeza que encogía sus corazones tras la pérdida de su hija y aunque continuaban con su rutina el desasosiego les invadia.

Solo un atisbo de esperanza se reflejaba en sus ojos cada vez que se acercaban a la mesa y escuchaban como el grupo se debatía por ir o no en busca de la joven.

Celengadir tras unos segundos de silencio incomodo, se pone en pie y habla al fin.

Su voz  tenor, fuerte, pero  sin ser demasiado elevada.

Su tono firme, exigía atención pero emanaba cierto tipo de control incluso miedo.

-¡Intentar ayudar al prójimo nunca es una empresa fatua o estéril, pequeña alborotadora!

Más nos encontramos ante una situación difícil. Arduo es el camino que se haya ante nosotros si decidís ayudar a esta pobre gente. Seguir este pernicioso sendero no solo, nos podría llevar a situaciones que pueden que no seamos capaces de regir, si no que la muerte estará en todo momento  a la vuelta de la esquina esperando a aquellos que actúan precipitadamente y sin pensar.

Cuidaos de hablar o actuar tan alegremente, mucha gente ha sufrido y sufrirá por esta situación no es lugar ni momento para las bufonadas.

Dicho esto el elfo se gira y se encamina a la puerta de la posada.

Un ente oscuro que rapta niñas en mitad de la noche pero recompensa a sus padres con bonanza y prosperidad y buen afortuna, que extraña criatura. Sin embargo hay en el pueblo quien se ha enfrentado la voluntad de Ella y se ha ganado su enemistad. ¿Cómo han logrado sobrevivir? ¿Qué voluntad impide a esa bestia deshacerse de los que la desprecian y no le rinden pleitesía?

Tras esa reflexión Celingadir se vuelve a sus compañeros antes de cerrar la puerta del todo

- Pensáis quedaros ahí todo el día. Hay gente que ha volcado su fé en vosotros y no creo que ver como os quejáis y os llenáis la barriga sea lo que esperaban.

"y escondernos en nuestras habitaciones, si..." murmuró el clérigo, no le agradaba nada la nueva actitud de Celingadir que ahora parecía estar bastante interesado en ir a por la bruja, miró a Feanor que ignoraba por completo el hecho de que todo el rato le estaba hablando a el, Kaysa terminó por ceder, a su modo, ante la petición, y Behar, bueno Behar seguro ya estaría donde la bruja si esta no lo hubiese detenido antes, así que la decisión estaba tomada, soltó un suspiro para seguir hablando con la esperanza de que alguno de sus compañeros le escuchase.

-¿Entonces que, vamos con el tio este que parece saber donde se encuentra la bruja?

Sus brazos se encontraban sobre la mesa, parecía que la fuerza en ellos se había disipado, miraba algún punto indeterminado en el fondo de la posada mientras esperaba algún tipo de respuesta un tanto distraído seguro se equiparía para no tener que volver a la posada, la cara del posadero comenzaba a irritarle.

Todos tenían sus dudas y era lógico, una muerte horrible, me imaginaba, nos esperaba si las cosas salían mal pero no podía dejar de tratar ayudar a la chica, sabía de antemano que cuando no tienes la fuerza suficiente te podían obligar hacer cosas que no quieres y más cuando eres un niño o en este caso una niña.
-Esa es la actitud que esperaba de mis confiables amigos, sabía que no se iban a negar- y con una sonrisa en el rostro me puse de pie y le di un golpe a Tristan que fue en último en decir que si y también porque sabía que no le agradaba mucho.
-Vamos señores el tiempo apremia- les dije a mis compañeros mientras caminaba a la puerta de salida

Tras analizar minuciosamente el plato, emplatado y todas sus características soy interrumpido en mis pensamientos por los demás, Celingadir alegando que deberíamos hacer algo en vez de comer y quejarnos, Tristán parece algo molesto, aunque no entiendo bien ¿por qué?, y Behar ansioso por salir de la taberna y comenzar la búsqueda, parece que Kaysa también se nos única…

Pues todo aventurero necesita llenar su estómago antes de luchar o avanzar en alguna búsqueda, claro eso es si quiere sobrevivir… Si bien es importante ponernos en marcha también lo es la prudencia y la paciencia, por lo menos obtendremos con suerte alguna información valiosa tras hablar con el tal Guiraud.

Con las mismas me levanto lavo mi plato arreglo mi traje, pertenencias y con una sonrisa me dirijo a mis compañeros una vez más: ¡Andando!, He dado mi palabra en ayudar a este pobre hombre!!

(Por otro lado una chica tan hermosa… sería un desperdicio que muriese, hora de conocer a este Guiraud).

Kaysa no daba crédito a todo lo que oía. La magia de la hechicera debía de haber nublado las mentes de sus compañeros, porque si no aquello no se explicaba de ninguna manera. El elfo habló confirmando lo que solía oír en el Clan sobre su raza: pretenciosos, de lengua fácil y prestos a esconderse tras enrevesadas palabras. De hecho, Kaysa no entendió mucho de lo que dijo, y lo que sí entendió no le hizo ninguna gracia. Aún menos le gustó su tono. 

Kaysa dio un par de zancadas (era sorprendentemente rápida para su tamaño y sus cortas piernas) y alcanzó a Celigandir antes de que saliera. El elfo era mucho más alto que ella, y la bárbara enfrentándose a él podría haber resultado hasta cómico si no fuese por el filo de las armas de la mujer, bien visible en sus enganches al cinto y la espalda. 

-Ten cuidadito con lo que dices, Celigandir. No tengo ni idea de qué es eso de "fatua", pero no me hace gracia que me comparen con bufones. Nos acusas de hacer tonterías, pero ahí que te vas tú solo, para que te maten bien fácil. -miró a los demás-Que nadie vaya solo a ninguna parte, que parecéis nuevos. Y tú, Feanor, me parece increíble que precisamente yo vaya a decir esto, pero deja de pensar en comida por un momento en tu vida. 

-Además-dijo, mirando otra vez a Celigandir-no sé qué andas murmurando sobre fe en nosotros. Yo no tengo que demostrarle nada a nadie en este pueblo, y si os acompaño en esto es porque no quiero que os matéis, porque desde luego no es asunto mío lo de la niña y menos lo de la supuesta diosa hechicera. 

Vamos, se acabó el desayuno. Recoged vuestras cosas y vamos a hablar con el señor este. Todos juntos. Y ahora, Celigandir, vas a esperar educadamente a que nuestros compañeros terminen de pertrecharse como es debido antes de ir a ninguna parte-le miró a los ojos, como retándole a que no le hiciera caso.

Celingadir sonrió ante la rabieta de la pequeña bárbara y le removió el pelo mientras  sonreía tiernamente.

-Perdonad si en ocasiones uso palabras que no entendéis, no es mi intención ofenderos, solo ponía de relevancia la gravedad de la situación. Hay muchas cosas  sobre lo que aquí sucede que aún no sabéis jovencita y yo busco dar respuesta a las que aún no logro comprender yo mismo.
Si me disculpáis.
 

Celengadir se vuelve para dirigirse al resto aun en el umbral de la puerta.

- No temáis por mí no me iré muy lejos, solo me intrigan las gente de este pueblo y lo que nos puedan contar. Nos vemos dentro de un rato. Y no temáis sabré encontraros.

No tenía intención de enfrentarse a aquella pequeña bolita de músculos pero tampoco iba a dejar que ella  marcara el destino a seguir. Por el momento debía conocer más acerca de Ella, ya sabía cómo localizarla, pero contrariamente a lo que antes había creído no era tan buena idea ir a hablar con ella sin más. Necesitaba comprender mejor sus motivos y sus fuerzas.