Partida Rol por web

Al esuchar la pregunta del posadero pienso que no es necesario dar muchas explicaciones sobre los motivos de nuestro paso por aquí.
-Que buen ojo tiene amigo Corby, supo de inmediato que somos aventureros y como tales debe saber que no podemos regar información sobre los detalles de nuestras encomiendas, lo único que puedo decierle es que estamos en camino a Fallcrest y decidimos pasar la noche en su confortable morada- hago con mi jarra la señal de salud al posadero y doy un trago a mi bebida.
Después de eso hago una expresión de meditar un poco más su pregunta
-¿Será acaso que podría necesitar de los servicios de este pequeño grupo de aventureros?- finalizó con la pregunta al posadero.

Tristan se había perdido en sus pensamientos, recordando viejas historias que se relacionaban con las características vistas en este pueblo, quizás demasiadas coincidencias se sentó junto a sus compañeros y recibió con una sonrisa la jarra de cerveza, a la cual le dio un pequeño sorbo antes de pedirle al posadero un poco de aquel preparado de col.

-Solo estamos de paso posadero, ¿puede servirme un poco de ese estofado que huelo?

No quiso seguir la platica con el posadero, se sentía cansado y un poco irritado, solo esperaba terminar su comida en paz para irse directo a dormir a algo similar a una cama.

En cuanto el posadero puso las jarras sobre la mesa, Kaysa agarró la suya y vació de un solo trago la mitad de su contenido. Sus compañeros ya habían tenido ocasión de ver que bebía la cerveza como si fuese agua, y que prácticamente no notaba el alcohol por fuerte que fuese la bebida. Bebió mientras sus compañeros pedían estofado y le explicaban su misión de ir a Fallcrest. 
Cuando hubo acabado con la mitad de la jarra la bajó por fin, golpeando la mesa de forma que salpicó algunas gotas a su alrededor, y suspiró hondamente.

-¿Tiempos aciagos por qué? ¿Mala cosecha? Como dice mi compañero, si os podemos ayudar lo haremos. Nunca me canso de partir cráneos de bandidos, esa puta escoria no se merece otra cosa.

Observo a mis compañeros y sus reacciones, no hay nada que me dé más placer que las caras de las personas a las que les sirvo o les sirven alimento y bebidas que puedan satisfacerlos, veo a Kaysa ruda, fuerte, con pocos modales y poca etiqueta, pero sin lugar a dudas alguien que sabe pasar un buen rato y también alguien con quien contar a la hora de la verdad, Tristán un poco tímido e introvertido, pero jaja si alguien tiene buen olfato para las comidas seria el, Behar el fiel guerrero, me cae bien, tiene un buen balance entre etiqueta e impulsos animales jajaja – sonrió levemente mientras escucho a mis compañeros y disfruto de las bebidas que el buen Corby nos ha servido –

Buen hombre, Notó un aire de tristeza en la dama que esta en las cocinas… una persona con tan buen gusto a la hora de cocinar no debería estar triste y mucho menos al ser una dama,  disculpe me entrometa en quizás lo que no me incumbe, pero yo también como mis compañeros me pregunto si hay algo en lo que podamos ayudarlos mientras estamos en el pueblo.

Celingadir se giró al oír la respuesta de boca del posadero y no de ninguno de los parroquianos. Le extrañaban aquel comportamiento tan sumiso, pero tampoco estaba allí para cuestionar a cultura de aquel pueblo, y si deseaban vivir entre los excrementos de aquellas aves no era un problema suyo.

- Si tiempo de cuervos. Farfullo, al cabo de unos segundos, distraído en sus pensamientos.

Encaminadose de nuevo a la barra donde sus compañeros ya daban buena cuenta de unas buenas jarras de cerveza, se dirigio esta vez si directamente al posadero

- Deseo cambiarme de vestimentas, estoy empapado. Podéis mostrarme una buena habitación y si fuera posible podríais enviara alguien con una palangana de agua caliente. Me gustaría darme un baño.

Mientras habláis con el posadero, de las escaleras baja una bella adolescente pelirroja con buenas vestiduras. Su rostro es uno de los más hermosos que habéis contemplado y se mueve con una gracilidad única. En cuanto Corby se da cuenta de su presencia cambia totalmente estado de ánimo y le grita inmediatamente:

- ¡¡Fara!! Te he dicho que no salgas, ve a ayudar a tu madre.

Ante la reprimenda del posadero, la niña entra asustadiza a la cocina donde abraza a su madre, esta le acaricia lentamente su cabeza. La madre parece aguantar pero no puede evitar que dos lágrimas resbalen por sus mejillas, después continua con la labores de la cocina mientras trata de secarse la cara con el delantal.

- Perdonad mis malos modales...claro que puedo serviros de este estofado, podréis descansar y cambiaros noble elfo en cuanto hablemos de un asunto. (Se acerca al grupo saliendo de la barra y en voz baja) Si me acompañáis os podré explicar con más detalles que puedo necesitar de vosotros...

El posadero os invita a pasar a un comedor privado apartado de las miradas de los lugareños. En el centro una mesa de roble de gran calidad donde os presentáis y os sirven diversos platos generosos de estofado de calabaza. Esta habitación posee un par de ventanas cerradas con barrotes, a través de ellas puede verse una desvencijada estructura en forma de Torre, decoraciones de caza de diferentes especies se sitúan por las paredes y una tenue luz ilumina la estancia.

- Encantado de conoceros, parecéis aventureros experimentados y no habéis podido llegar en mejor momento, veréis...no tengo problemas con bandidos, tampoco se trata de malas cosechas. Supongo que os habréis fijado en la torre que está cerca de la posada. En ella guardo el tesoro más valioso que tengo en mi vida pero pronto me lo arrebatarán, necesito que alguien vigile la entrada unos días.

En este momento Corby hace una pausa, parece desesperado, se atusa la barba y acaricia su frondoso bigote.

- Estoy dispuesto a pagaros 200 piezas de oro ahora y 200 más cuando pase la tormenta... además no hay que decir que estáis invitados al hospedaje y comida del que hagáis uso durante el trabajo. Ayudadme por favor....

Tras decir esto Corby hinca los codos en la mesa y deja caer su cabeza apesadubradamente.

Agradeció mecanicamente al momento que le entregaron la comida y forzó una sonrisa, comenzaba a sentir los ojos secos y un pequeño dolor había nacido en sus sienes, la hora que acostumbraba a dormir ya se ha pasado hace un rato, en  un movimiento algo brusco levanto la cabeza al notar el movimiento de un cuerpo, una chica pelirroja, era algo impactante de ver, se paso el bocado y sin quererlo del su garganta emitió un sonido, el posadero regaño a la chica.

Tristan entendió de inmediato, seguro mas de uno querría llevarse a la chica de algún modo u otro, a el no le importaba, el consideraba a las chicas así como obras de arte, algo que es agradable de ver, no algo que necesariamente debieras tener, la orden era algo vaga respecto a los deseos carnales, pero él no se sentía especialmente atraído por las mujeres ahora que lo pensaba... 

Miró entonces a Kaysa que se sentaba a su lado, su altura similar a la de un enano, pero su cuerpo aunque tosco y lleno de cicatrices, era estilizado en comparación, le miro los muslos, su torso, su pecho, sus brazos, mirada finalmente se encontró con el rostro parcialmente cubierto ya que bebía lo que quedaba de su cerveza, cuando el tarro bajo tomo el suyo y aparto la mirada para no encontrarse con la de la mujer.

Entonces miro al posadero, ¿desde cuando había estado hablando? ¿200 piezas de oro? ¿Que, 400? ¿Hospedaje gratis, porque? afilo la mirada y busco a Behar y a Celingadir uno por que seguro estaría interesado en tener tal cantidad de oro, el otro por que era el mas sensato del grupo, al final ellos decidirían hacer la tarea de la que hablaba el posadero, tomo un trago largo de cerveza y golpeo la mesa con el tarro vació y se llevo la mano a la frente y después se cubrió los ojos y un pensamiento se le escapo:

-¿Por que no atendemos esto mañana en la mañana...?

Chasqueó la lengua al escuchar su propia voz, se descubrió el rostro y miro directamente lo que quedaba de su comida y se la comió tratando de recordar algún pasaje que le calmara, no encontró uno especialmente útil, igualmente lo tomo y lo repitió mentalmente para no pensar mas en mujeres, ni en oro, ni en coles, ni nada...

Por la escalera apareció una chica joven y muy hermosa, una de esas por las que en su clan habría más de un combate a muerte. Kaysa la observó de arriba abajo como si fuese una pierna de cordero y estuviera decidiendo si asarla o hacerla a la parrilla. Sin duda era una belleza, pero estaba delgada y no tenía buenas caderas, por lo que sería peor para parir niños. Aun así, era lo suficientemente elegante como para que aquellos sureños perdieran los pantalones por ella. Kaysa soltó una carcajada ante el sonido que hizo Tristan al atragantarse con la comida y echó otro trago de su cerveza, haciendo como que no veía su mirada. Estaba más que acostumbrada a que la miraran, fuese por lo que fuese. 

Siguió al posadero a la habitación, pero sus palabras hicieron que un ceño asomara a su rostro. No es que la paciencia de Kaysa fuese muy amplia en primer lugar, y aquel posadero estaba acabando con ella con tanto rodeo. Escuchó con atención, y aquello hizo saltar todas las alarmas en su cabeza. En cuanto el posadero apoyó los codos en la mesa, y dejó caer la cabeza apesadumbrado, Kaysa golpeó con ambas manos abiertas en la mesa, provocando que todos los platos y vasos dieran un brinco al sacudirse la tabla. 

-Suficiente drama, señor Corby-su tono no era realmente de ira, pero receloso y tan elevado como siempre-Todo esto me huele peor que el culo de un ogro viejo. -miró directamente al posadero-Decís que tenéis un tesoro en esa torre, y que nos pagáis cuatrocientas monedas por protegerlo... ¿de una tormenta? He visto muchas tormentas en mi vida, señor posadero, pero ninguna que robe nada ni ninguna contra la que mi hacha pudiera hacer algo. 

Además, como nos pagáis tanto, supongo que lo que hay ahí vale más de cuatrocientas monedas. ¿Qué coño puede tener un posadero de pueblo en una torre que valga tanto? Así que o empezáis a hablar claro de una vez, y me dices lo que hay ahí y quién va a robarlo, o no voy a mover ni un dedo. -metió los pulgares en el cinturón, y añadió-Tomadme por tonta, y os juro que os arreo. 

Al observar la seriedad con la que el Sr Corby se ha dirigido a nosotros, parece que el peligro al que se refiere es peor que simples bandidos… parece que de nuevo me han atrapado mis placeres culinarios vaya vaya… primero el olor del estofado capto mi atención y ahora la belleza de su hija ha capturado mi interés…

Entiendo que esta tarea pesa fuertemente en su corazón… pues un hombre no es nada sin su corazón.
Pero exactamente de que estaríamos protegiendo a su hermosa hija, pues presiento que ese es su tesoro… es una gran cantidad de dinero para una tarea que parece simple… espero disculpe mi impertinencia pero que nos oculta buen hombre?

Al escuchar la oferta del posadero y las respuestas de mis compañeros en las que todos conicidian en que era extraño la gran suma de dinero que ofrecía por algo que podría parecer tan fácil, lo que yo pudiera decir salía sobrando, obiamente me gustaba la idea de ganar dinero fácil pero algo me decíamos esa propuesta no entraba en la categoría de dinero fácil, así que en lugar de eso trate de observar el lenguaje corporal del posadero, tal vez su cuerpo me diga lo que su boca no quiere.

A Celingadir no le gustaron nada los modales del posadero,  aunque parecía esforzarse en parecer amable y en todo momento le trato con respeto, pero arrastrarlos a aquella sala y su extravagante demanda estaba totalmente fuera de lugar. Comenzaba a estar molesto con el trato, solo deseaba poder cambiarse de ropa y un rato para estar a solas con sus pensamientos, pero siguió a sus acompañantes al interior de aquella sala.

Escucho en silencio lo que sus compañeros le replicaban, y al entender que sus compañeros estaban más intrigados por la extraña oferta del señor que molestos por la falta de tacto al exponerla se hizo a un lado liberando su mente a sus propios pensamientos.

“Son de fiar. No aceptaran un trato que les da mala espina.” Pensó Celingadir.

“Por eso,  puedo estar tranquilo.”

Camino unos minutos absorto en sus pensamientos dejando el peso de la conversación en sus compañeros. Observo la sala con detenimiento mirando entre  las vigas del techo. No parecía que allí hubiera cuervos espiándoles. Sin embargo seguía habiendo un cuervo en la sala.

“Corby forma alternativa de Corbyn del perdido idioma de los antiguos hombres,  corb- corvius; o  corvus, que  en muchos textos  había sido interpretado y traducido como la forma masculina del cuervo. Desde luego no era algo que se le hubiera pasado por alto. Demasiado obvio para ser solo una coincidencia.”

Escuchemos qué más tiene que decirnos.

Sorprendido ante las violentas palabras de Kaysa el posadero asustado continua hablando.

- Por favor no me hagas daño,  yo sólo...está bien, ¡¡temía que si os contaba que pasa en el maldito pueblo os fuerais de aquí sin ayudarme!! supongo que no tengo otra alternativa...

- Como ya habéis deducido señor Feanor, el tesoro más valioso que tengo es mi hija "Fara", mi pequeña Fara, ese dinero es todo lo que tengo y estoy dispuesto a dároslo, yo sólo quiero protegerla... para eso construí esa almenara y así impedir que caiga en manos de ELLA.

Después de decir esto el viejo Corby se levanta de su asiento y camina hasta la ventana, mirando a su desvencijada construcción.

- Desde que tengo memoria, siempre ha existido ELLA. Siempre ha estado ahí, trayendo las cosechas y bendiciendo a los que le entregan lo que exige, maldiciendo y arruinando los campos de aquellos que no satisfacen sus deseos.

- No ha habido noble o señor de estas tierras que hiciese algo al respecto. Ella ha gobernado siempre todo lo que es visible y la veneramos como a una diosa por que su poder es Real. Por mucho que pase el tiempo las cosechas han seguido creciendo, las gentes han seguido recibiendo abundancia. Y siempre, cada cierto tiempo, una niña marcha para servir en el castillo...para no ser vista de nuevo jamás.

―“Así es la vida y así lo quieren los dioses”, ―se dicen las gentes los unos a los otros, Pero Yo me niego a aceptarlo (Corby golpea con el puño la pared dejando una marca de sangre) 

- Desde que mi pequeña nació todo el mundo se percató de que ELLA la reclamaría algún día, desde entonces sólo he recibido buenas cosechas, visitas que dejaban generosas propinas y en mi familia no existe la enfermedad ni la desdicha.

- Además esa bruja tiene espías por todos lados, esos malditos grajos vuelan veloces hacia el castillo para entregar las nuevas a su señora que castigará a aquellos que los dañen...pero nadie la ha visto jamás...

Escudriñando las palabras del Posadero intentas ver cuál es su reacción, por lo que has podido ver, se trata de un hombre desesperado que se siente impotente, no logras ver en principio si oculta algo pero no te lo parece, da una sensación de sinceridad.

El posadero se derrumbó finalmente como un montón de hojas otoñales, ni siquiera hizo falta amenazar de verdad para que empezara a hablar claro por fin. Por desgracia, el trato no dejó de oler mal, antes al contrario. El tesoro no era tal, sino su hija, y quien pretendía robarlo era una especie de hechicera o maga de la zona, que parecía más que capaz de reducirles a cenizas con una mirada. Kaysa no se mostró muy impresionada por su puñetazo débil con el que, además, se hizo sangre (muestra de que no había dado muchos puñetazos en su vida). Se acercó a él un par de pasos, con las manos en el cinturón. 

-Bien, por lo menos ahora nos entendemos. O sea que tu hija está en peligro y quieres que nosotros la vigilemos para que no se la lleven. El problema-dijo inclinándose sobre la mesa-es que acabas de decir que la que intenta robártela es la gobernante de estas tierras, una maga cuyo poder, por lo que has dicho, es real. Pues no me hace mucha gracia. Cuatrocientas monedas es pequeño pago por matar a una diosa, ¿No te parece?  

La trama se espesa con la verdad que ha surgido, bueno hombre puedo ver su frustración, es cierto que posee un tesoro que ningún hombre digno podría tolerar perder

(Le sonrió levemente dándole un pañuelo para que se limpie la mano y colocando una mano en su hombro le digo)

Espero pueda disculpar a mi compañera su vida la ha hecho fuerte, quizás demasiado… es cierto que de decidir ayudarlo podrá conservar a su hija y todas estas tierras perderán a su “diosa” como mi compañera ha dicho, pero para eso es necesario un poco más de información, yo estoy dispuesto a escucharlo, pero vera…

-Me acerco un poco a él y le susurro -  Mis compañeros son personas de poca paciencia y el viaje ha sido largo y duro, si hay algo más que nos esté ocultando este es el momento de decirlo ¿No le parece?

Me vuelvo a sentar calmadamente mientras observo su reacción

El posadero finalmente había escupido la verdad, algo que confirmaba lo que sospechaba desde que entraron a este pueblo tan desigual, aquella historia que había leído hace años resultaba ser cierta aunque con ello ahora tenían quizás algo demasiado grande entre manos, sus compañeros siguieron exprimiendo mas al pobre hombre, Tristan solo negó con la cabeza mientras pensaba "¿que tan buena idea es enfrentarse a alguien que tiene a sus espías en este mismo lugar?, y que ademas decide quien enferma y quien no...."

Entonces recordó al gran ejecutor, su guía antes de ser enviado al mundo, el marcaría a la mujer como hereje y le daría caza hasta tenerla clavada en una cruz en algún lugar apartado, quizás era su momento para mostrar lo que podía hacer a los ojos  de su dios y de su orden.

-No se que piensen ustedes, pero yo creo que ese hombre- señaló al posadero -Es un hombre desesperado que sólo trata de proteger a su familia, sugiero que consúltenos esta difícil decisión con la almohada- les dije dije mis compañeros para que pudiéramos descansar y con la mente más tranquila ver si está nueva propuesta era aceptada o no.

Por fin el posadero había revelado la mayor parte de la verdad de lo que allí sucedía, aunque Celingadir ya sospechaba de algo así, aún quedaban muchas preguntas por responder y dudaba que aquel buen hombre tuviera las respuestas.

Le intrigaba saber ¿qué o quién era ELLA? y ¿por qué llevaba años sin dejarse ver?

 ¿Para qué quiere a las chicas que se lleva? Las usas como sirvientas o le sirven de una manera más atroz y grotesca o ¿por qué razones maldecía y bendecía a las gentes?

Todas esas preguntas debían obtener una solución. Y la manera más obvia sencilla de hacerlo también la más arriesgada. Acercarse al castillo al que ningún  otro hombre se había acercado en años, a preguntárselo directamente a aquel ser.

ELLA no parecía un monstruo pues bendecía a las gentes que la obedecían así que era probable que fuera un ser razonable con el que se pudiera dialogar y desde luego si los cuervos eran sus espías ELLA ya estaba más que informada de nuestra presencia en el pueblo.

Tenía que hablar de todo estoy con sus compañeros y preferia hacerlo a solas.

Justo en ese momento la intervención de  Behar Qen  pidienlose al posadero la oportunidad de estudiarlo con la almohada le dio a Celingadir la oportunidad de intervenr.

- Mi amigo Behar Qen tiene razón en eso. No debemos precipitarnos. Mañana por la mañana le daremos una respuesta. Pero si me lo permite, yo personalmente estoy agotado del viaje me gustaría que nos mostrara nuestras habitaciones.

El atribulado posadero coge el pañuelo que amablemente le ofreció Feanor tapándose el puño. Nervioso mira al techo y a las ventanas en busca de algo.

- ¿Matar a la Reina?, ¡¡Yo nunca insinuaría tal cosa guerrera!! ELLA es una diosa y como tal su poder es ilimitado. Hablar de la desaparición de ELLA me parece una bravuconería y una falta de prudencia, si me permitís la impertinencia.

- Yo sólo quiero proteger a mi pequeña...la pobre chiquilla se ha hecho "mujer" hoy mismo y se que no tardarán en reclamarla del castillo. Lo mismo le paso a John con su pequeña Margorie pero a mi eso no va a ocurrirme, ¡protegeré a mi hija!.

- Esta noche dormirá con nosotros, mañana mismo la encerraré en la almenara para asegurarme su protección, no será mucho tiempo, sólo el suficiente para asegurarme que no sufre daño.

- Entiendo que vuestro viaje ha sido largo y cansado, no pretendo importunaros más aventureros. Podréis dormir en habitaciones individuales sin problema, acomodaros, mañana proseguiremos nuestra charla...mi familia y yo estaremos en el piso de abajo si necesitáis algo.

Tras la comida el posadero sin mediar una palabra más se levanta y os deja en la soledad del pequeño comedor. De pronto un cuervo de negro plumaje se posa y recoge sus alas junto al alfeizar de la ventana, ladea la cabeza fijándose en la estancia con la mirada, de pronto llega otro cuervo más, después empiezan a graznar el uno al otro.

En cuanto el posadero terminó de hablar y se fue, Kaysa se golpeó la frente con la palma. Lo que decía no tenía ni el más mínimo sentido. Admitía que la hechicera era invencible, y no quería que la mataran, pero, a la vez, quería impedirle que robara a su hija. ¿Qué se supone que debían hacer ellos? ¿Pedírselo por favor? Estaba a punto de coger al tal Corby por las solapas y soltarle un buen tortazo para que se dejara de estupideces, pero sus compañeros estaban cansados y no querían seguir con el interrogatorio. Suspiró de frustración y se sentó a comer lo que les habían puesto, cogiendo el pan y la carne con las manos y engullendo en un momento lo que alimentaría a dos o tres hombres. Mientras comía, vio que dos cuervos se posaban allí y parecían hablar entre ellos, sin duda contándose lo que habían hablado allí para que fueran a la tal Ella. 

Cogió una cuchara y estaba a punto de tirársela a los malditos pájaros para que fuesen a meterse en los asuntos de otro, pero recordó a tiempo que no quería enfadar a una mujer de poder ilimitado, así que dejó el cubierto a disgusto. 

-A mí todo esto no me convence una mierda-dijo sin parar de comer-Nada tiene sentido, y no quiero enfrentarme a una criatura de poder ilimitado por esa chiquilla. 

Cuando por fin salieron, solo quedaba en la taberna un borracho dormido, al que sin éxito intentaban despertar. Kaysa se había quedado con ganas de lanzarle la cuchara a los cuervos, así que fue a por el cubierto y arreó con ella al borracho hasta que se despertó por fin. Tras ayudar a echarle de allí, si nadie la detenía o la llamaba, subiría a su habitación.