Partida Rol por web

La sonrisa y la mirada tierna de Celigandir enfadaron aún más a Kaysa. Frunció el ceño y le miró con ojos de oso hambriento, y cuando le revolvió el pelo se quedó tan perpleja que la ira tardó un momento en asomar a su semblante, aunque finalmente lo hizo con fuerza. 

Pensó en detenerlo, en no dejarle salir solo, pero la había cabreado tanto que en realidad decidió que no le importaba mucho si le mataban por ir solo. Cuando salía ya, le gritó, lo suficientemente alto como para que le oyera aunque hubiese estado ya mucho más lejos. 

-¡Muy bien, vete, si te matan me parece bien! ¡Pero vuelve a revolverme el pelo y te juro que te rompo todos los dedos de la mano de tal forma que ni la magia de Tristan te los volvería a poner derechos!

A continuación, furiosa, volvió a la mesa y miró a todos con ira. 

-¡A qué coño esperáis! ¡Tenemos cosas que hacer! Coged las cosas, al que se retrase le arreo. 

Cuando ya se alejaba escucho lo gritos  den berrinche de la pequeña  Kaysa y no pudo impedir que se le escapara una pequeña  sonrisa ante los improperios de la chiquilla.

Algún día, ese genio suyo le va a meter en un lío. Espero que los demás puedan estar ahí para cuidar de ella.

Dejando atrás el divertido encuentro con su compañera la mente volvió al problema que le rondaba desde el aquella la noche anterior  y encamino sus paso hacia alguna de las casas que había sido menos favorecidas por la extraña hechicera.

La comida tenia un buen sabor pero este pronto se amargó para Tristan que por estar atendiendo el asunto de la bruja apenas había picado algo, ahora comía mecánicamente los restos fríos que quedaban delante de él, mientras escuchaba con una atención perversa la discusión de Kaysa y Celingadir, se mordió un poco el labio como castigándose por ello, pero estaba casi seguro que no enderezaría eso dedos rotos, sintió un sabor metálico y rápidamente se llevo el dorso de la mano a la boca una gota de sangre.

Se levanto de su asiento sus ojos dieron un recorrido por todo el lugar pero no en realidad no veían nada.
-Voy a prepararme... 

Pronunció la palabras como si las leyera de una nota mientras se dirigió a su habitación, ya en ella se puso la armadura nuevamente, tomo el collar con el símbolo sagrado trazó unas linea en el aire con él dedicó una rápida oración y se lo colgó, miro su mochila en un rincón, decidió llevársela, no tenia muchas ganas de volver a ver al desgraciado Corby, sea cual fuere el resultado de las acciones de este día, abandono su habitación y camino hasta donde había dormido Kaysa abrió la puerta sin mas por ir distraído y chasqueo los labios cuando se dio cuenta, esperando que la mujer no se encontrase ahí (¿o tal vez si?) para solo entrar y tomar el arma que había olvidado ahí la noche anterior...

Finalmente después de desayunar y coger tus pertenencias pones camino hacia alguna de las casa menos favorecidas por la particular diosa del lugar, para ello das un pequeño paseo por la calle principal ojeando a los lugareños, en el pueblo parece que nada ha ocurrido la noche anterior los habitantes que te encuentras a tu paso te miran recelosos pero saludan con normalidad a un viajero puesto que están acostumbrados a ellos.

Sigues viendo pequeños grajos que sobrevuelan el pueblo, posan en arboles y espantapájaros de los cultivos, unos llenos de calabazas, abundantes mazorcas y tomates y otros con no tanta suerte...

Justo antes de llegar al sitio que os indicó el posadero, a la derecha en el camino (3), una casa llama tu atención, especialmente envejecida parece pertenecer a una familia muy humilde, nada en comparación con la posada de Corby, sus plantas y cultivos llenos de enfermedades e insectos apenas serían capaces de albergar una calabaza del tamaño de otras cosechas. En el porche un niño juega con un pequeño caballo de madera.

A tu paso pareces captar su atención, de pelo pajizo y trigueño, mirada perdida y aspecto poco favorecido exhibe un ojo gris y otro negro con estrabismo. Cuando continuáis este se acerca a tu paso torpemente. Nota como alguien da pequeños tirones de sus vestimentas.

- ¿Quieres ser mi amigo?

La criatura parece algo desnutrido pero su mirada refleja algo extraño, ese ojo gris parece peculiar...

Finalmente después de desayunar y coger vuestras pertenencias ponéis camino al Almacén de provisiones de Guiraud, este se encuentra a unos escasos 120 pies de la posada, en el pueblo parece que nada ha ocurrido la noche anterior los habitantes que os encontráis a vuestro paso os miran recelosos pero saludan con normalidad a los viajeros puesto que están acostumbrados a ellos. La tormenta de la noche anterior ha dejado paso a un día soleado, como bien dice el dicho después de la tormenta viene la calma...

Seguís viendo pequeños grajos que sobrevuelan el pueblo, posan en arboles y espantapájaros de los cultivos, unos llenos de calabazas, abundantes mazorcas y tomates y otros con no tanta suerte...

Justo antes de llegar al sitio que os indicó el posadero, a la derecha en el camino (3), una casa llama vuestra atención, especialmente envejecida parece pertenecer a una familia muy humilde, nada en comparación con la posada de Corby, sus plantas y cultivos llenos de enfermedades e insectos apenas serían capaces de albergar una calabaza del tamaño de otras cosechas.

En el porche un niño juega con un pequeño caballo de madera y parece estar hablando con Celingandir, de pelo pajizo y trigueño, mirada perdida y aspecto poco favorecido exhibe un ojo gris y otro negro con estrabismo.

Continuáis hasta el almacén que está a pocos metros, la puerta principal está entreabierta y pasáis sin más dilación. La estancia poco tiene que ver con la posada que habéis dejado atrás, en comparación con esta el almacén cuenta con las provisiones de alimentación justas para abastecer al pueblo como raciones de carne seca o pescado salado.

En las estanterías pocas provisiones quedan y un fino polvo cubre las decoraciones de las paredes, las conservas y demás útiles a la venta, parece que el dueño no se ha molestado en mantener adecuadamente su negocio durante años. El suelo de madera crepita a vuestro paso hacia el mostrador principal pero en este no se divisa a nadie...parecéis estar solos en el lugar.

Detrás del mostrador una puerta al jardín trasero aletea con el aire abriéndose lentamente.

En la abstracción de tus pensamientos, meditas profundamente en el jardín de tu casa. Recuerdas la fuerte tormenta de la noche anterior en contraste con el radiante sol de la mañana, una brisa recorre tu frondosa barba y no puedes evitar pensar que está todo demasiado calmado.

De pronto tu concentración te permite escuchar el sonido tan peculiar y característico que hace el suelo de madera de tu almacén, parece que como cualquier otro día, toca atender una visita más a tu negocio. Estás bastante hastiado de tu vida y sólo deseas abandonar este lugar que aunque alberga muchos buenos recuerdo para ti a veces no puedes dejar de pensar en la familia que has perdido.

Toca levantarse de nuevo, una vez más...

Tras dejar la posada se podía ver con facilidad una gran línea divisora entre a los que Ella favorecía y a los que no, granjas completamente infértiles, otras lo opuesto. Al arribar al almacén del tal Guiraud es claro que no es favorecido por “Ella”, el almacén parece vacío, nadie a la vista.

(Es interesante que esta “diosa” no mata a los que no favorece, los deja llevar sus vidas, aunque bien estas se pueden considerar miserables al ver la diferencia entre unos y otros.)

Me dirijo a mis camaradas: Pues la verdad este almacén deja mucho que desear si pensamos en lo ideal, está claro que este hombre no es favorecido por “Ella” compañeros, quizás se encuentre en la parte de atrás.

Exclamo: Guiraud, ¿te encuentras aquí?

(Ojeo el almacén por algo que me llame la atención, recuerdo bien que en mi encuentro con Ella fui engullido por una inmensa cantidad de serpientes, sería estupendo y de mucha suerte si vendiese algún antídoto para el veneno de esas víboras).

-Claro que si pequeño. Respondió en cuanto noto los tirones. El elfo se agacho para ponerme a la altura del pequeño pordiosero y rebusco en sus bolsillos para sacar algo de comida que obsequiarle.

-¿Vives aquí? ¿Están tus padres en casa? Me gustaría hablar con ellos

El niño coge rápidamente la ración que sacas de tu bolsillo, apresuradamente la come como si no lo hubiera hecho en días...con la boca llena continúa hablando contigo.

- Me llamo Dan, ¿tu como te llamas?. Mi papa no está en casa, estoy jugando con Danko... mi papa me dijo que conoce las estrellas, entiende lo que digo y espanta a los pájaros negros. ¿Juegas conmigo?.

Pequeños trozos de comida salen disparados mientras el niño habla. Después se fija en tu bolsillo, se sorprende, parece que se ha fijado en algo.

- ¡¡¡Tienes un gatitooooo!!! ¿¿Por favor puedo verlo?? ¿¿¡Por faaaaa?!! Porfaaaa....

Desconoces como el pequeño ha podido ver a Felenor, puesto que está en la dimensión del bolsillo desde que lo desconvocaste en la posada.

-¿Te gustan los gatos? eh.

Celengadir sonríe evitando poner cara de sorpresa ante el hecho de que el pequeño pudiera ver al gato.

-En otro momento podrás jugar con él, pero ahora necesita descansar ha pasado una mala noche. Algo malo que hay en el bosque se lo hizo pasar muy mal. ¿Sabes a que me refiero?

Este chico ha sido tocado de alguna manera por la magia. Parece que no me equivoqué  al venir aquí.

Como cada mañana, me dediqué a meditar durante 38 minutos exactos en el jardín trasero de la tienda. Pensé en mi hija, en mi esposa, y les dediqué una plegaria. Pensé en la tienda, aquella tienda que tanto odiaba y a la que me aferraba con desesperación. Pensé en la naturaleza, y en el significado de la palabra “libertad”. Pensé en los acontecimientos de la noche anterior, en el tumulto que se había formado y la calma de la mañana. Sin duda todo había sido provocado de nuevo por Ella, y sólo pensar en su nombre hizo que la furia empezara a crecer en mi interior. Inspiré hondo y solté el aire lentamente, tomando control de mis emociones. Y mientras iba por el minuto 29, los familiares crujidos del suelo de madera me sacaron de mi concentración. Ignorando a los potenciales clientes con una mueca de fastidio, seguí por 7 minutos más, hasta que la musical y, en ese momento, irritante voz de lo que parecía un elfo terminó de romper mi concentración. De mala gana, y molesto por no poder terminar mi sesión matutina de meditación, entré en la tienda.

Eran un total de cuatro y componían un grupo de lo más heterogéneo. Una mujer bajita con cara de malas pulgas estaba mirando un par de armas colgadas en la pared de la derecha, con cara de decepción al darse cuenta de que no eran reales, sino réplicas de decoración. El que logré identificar como un semi-elfo, miraba con ojo experto los ingredientes de cocina, muchos ya pasados y de poca calidad, que exponía en los estantes de la izquierda. Un clérigo, junto a él, miraba en todas direcciones, indeciso y sin estar seguro de qué hacer. El último integrante del grupo lo formaba un hombre de tez morena y pelo negro, que estaba apoyado en la pared, sin fijarse en nada, pero atento a todo al mismo tiempo. Los reconocí como los viajeros que habían llegado la noche anterior al pueblo, los cuales vi entrar en la posada de Corby mientras caminaba a casa. Sin duda habían tenido algo que ver con el tumulto que se había formado la noche anterior. Al pensar en Ella de nuevo la ira brotó en mi interior, ira que tuve que contener al instante. La presencia de aquellos viajeros no auguraba nada bueno, y además ni siquiera me habían dejado terminar mi rutina matinal. En el momento en el que entré y hablé, todas las caras se giraron hacia mí.

-Sí sí, aquí estoy, ¿en qué puedo ayudaros? -dije en un tono molesto horriblemente disimulado.

Al nombrar el bosque el pequeño mira al suelo y aprieta el caballo con los dos brazos contra su pecho.

- El bo....bosque?? mi papa me dijo que no fuera nunca al bosque, u...una vez me contó que allí vive una chica que no hay que molestar.

De pronto parece que el niño te mira fijamente, en el no adviertes sombra de mentira o sospecha. Después te das cuenta de que no te está mirando a ti sino a un árbol del lateral de su casa donde hay posado un par de grajos negros tan populares en el pueblo.

- Mi mama antes de irse al cielo me contó que esos pajaritos nos vigilan, pero señor elfo yo veo pájaros y después son pájaros de huesos o las dos cosas a la vez, me dan miedo, no quiero que se acerquen, me ponen nervioso...

Los ojos del pequeño se tornan húmedos y cristalinos, parece que está apunto de echarse a llorar.

- Abuela, quiero ir con mi abuela, ella me cuida...

-Claro que sí.  Vamos con tu abuela.

Celingadir toma una postura protectora colocando sus manos en los hombros del niño y se deja guiar por el pequeño.

-¿Que más te contó tu padre sobre el bosque?  ¿Alguna vez hizo él enfadar a la chica del bosque?

Empezamos bien, pensó Kaysa en cuanto entraron y se dio cuenta de que las armas expuestas en las paredes no eran más que decoración. ¿Qué clase de persona tiene armas falsas en casa? Las armas no son decoración, son objetos útiles, prácticos. Sin duda alguien que las tiene solo para hacer bonito es alguien muy alejado de la vida dura de las tierras salvajes. Se imaginó los improperios que su padre habría dicho si hubiera visto aquello. 

Tras un buen rato, el tendero asomó por fin, y les preguntó lo que querían en tono molesto, como si le hubieran interrumpido. Kaysa no sabía mucho sobre los tenderos, pero estaba casi segura de que los clientes no deberían molestarles, sino todo lo contrario. ¿No viven acaso de ellos? Estaba claro que aquel hombre era definitivamente raro. 

Por lo menos, aquel tono irritado le dio una excusa para poder ir al grano. Se quedó un poco apartada del mostrador, con las manos apoyadas en el cinturón. 

-Venimos a por información. Nos han dicho que eres el único que va a ese bosque al que nadie se atreve a ir, y por el que se fue la chica y las serpientes de anoche. ¿Sabes algo?

Tristan miraba con una mueca lo que se encontraba en aquel almacén, todo se encontraba cubierto de polvo, algunas cosas volteadas o tiradas en el suelo, ¿eso había sido una rata?, incluso le parecía percibir un olor a humedad y abandono, que tipo de vida podía mantener aquel negocio, después de un rato un hombre apareció parecía ser el dueño aunque tampoco parecía alegre de estar en el lugar.

Se humedeció los labios y abrió la boca para zanjar el asunto pero casi agradeció que su compañera se le adelantará, apretó la mandibula y los puños en la espera de la respuesta del hombre.

Guiraud examinó a la bárbara de arriba abajo, intentando decidir si merecía la pena contarle algo. Era directa, eso le gustaba, aunque el hecho de que ni siquiera se hubieran presentado denotó una falta de educación y modales flagrante. Tal y como había supuesto, estaban relacionados con el alboroto que se había formado la noche anterior en la posada, y la chica de la que hablaba seguramente fuera Fara. Parecía que esta vez le había tocado a ella…
Si bien no habían empezado con buen pie, la aparición de este grupo le brindaba una oportunidad sin precedentes. No todos los días aparecía un grupo de aventureros dispuestos a meterse en los asuntos de Ella. Quizás esta fuera la oportunidad que tanto había estado esperando, quizás la única que tendría en mucho tiempo. No pensaba dejarla escapar, aunque supiera que los más probable era que acabaran todos muertos. Guiraud era un hombre con muchas preguntas y con muy poco que perder.

-Asumo que venís por parte del hipócrita de Corby. El muy idiota lleva viviendo años de la bendición de Ella y ahora que viene a cobrarse su pago, seguro que ha llorado y pataleado como un bebé hasta que habéis accedido a ayudarle. ¿Qué os ha prometido, dinero, reliquias? Dejadme deciros una cosa, nadie se mete con Ella y sale indemne, pero de eso ya os habréis dado cuenta en las últimas horas. Si aun sabiéndolo todavía estáis aquí, es porque sois unos inconscientes, y sólo por eso estoy dispuesto a ayudaros. Como sabréis mi nombre es Guiraud, y sí, soy el único que ha entrado y salido de ese bosque con vida. Soy el único que puede daros información y guiaros hacia el castillo de Ella, pero a cambio necesito algo de vosotros. No necesito dinero, ni ningún tipo de obsequio, sólo necesito que me llevéis con vosotros hasta el final y en su debido momento, me ayudéis a robar una posesión de Ella. Necesito que me deis vuestra palabra de que, si se da la oportunidad, me ayudaréis a recuperar lo que es mío. A cambio, iré con vosotros, os guiaré y lucharé con uñas y dientes a vuestro lado.

Era una petición razonable, si eran lo suficientemente valientes (o inconscientes) para intentar traer de vuelta a Fara, no veía motivo para que se negaran a su propia petición. Sin prácticamente esperar a que le dieran ninguna respuesta, salió del mostrador y se dirigió a la puerta.

-Aquí no tengo casi nada de valor para unos aventureros como vosotros, pero sí que puedo indicaros un par de sitios que os pueden ser útiles. Aquellos que estéis conforme con el trato que acabo de proponer, podéis seguirme hacia la tienda de hierbas de Samantha, sin duda tener un par de antídotos a mano nos va a venir bien. Si queréis seguirle la pista a la chica no hay mucho tiempo que perder, la información que necesitéis puedo contárosla por el camino

Guiraud salió de la tienda y se encaminó a la herboristería, esperando que el grupo le siguiera y meditando sobre las consecuencias que podría tener en su futuro cercano aquella inesperada reunión.

El trato que proponía este sujeto era obvio que sólo quería ajustar cuentas con la que todos aquí llaman "Ella" y por lo visto no tiene nada que perder, eso me agradaba, no confiaba en el pero me agradaba su determinación.
Cuando salió del almacén comencé a seguirlo no son antes dedicar unas palabras a mis compañeros
-No se ustedes pero ese trato suena justo, el nos dice lo que sabe y dejamos que se desquite de Ella... vamos a seguirlo o perderemos todo el dia-
Otra de las razones para seguirlo era el conocer más el pueblo y a sus habitantes
-Hey!, mi nombre es Behar- le dije a Guiraud cuando logre alcanzarlo.

La mala primera impresión que Kaysa se había formado con aquel hombre se atenuó un poco tras oír su respuesta. Por lo menos era directo y al grano, no como todos aquellos campesinos. Tampoco le gustaba el idiota de Corby, lo que estaba bien, porque a Kaysa le había caído mal en cuanto le vio aparecer. Efectivamente, era un hipócrita, y alguien que decía no querer hacer daño a Ella y sin embargo contrataba aventureros para que le robaran. 

-Os dije que esto era una insensatez-dijo al grupo-Él también lo piensa. Corby accedió a que Ella se llevara su hija al aceptar su favor, y ahora no quiere pagar. Es problema suyo, que no hubiese aceptado. 

Por desgracia, las miradas de todos (excepto de Tristan) le decían que seguían empeñados en ello, así que se encogió de hombros y aceptó seguirles. No sabía que sus compañeros fuesen tan insensatos, pero era lo que había. Al parecer, aquel tendero también tenía algo que quería recuperar, así que de momento podían fiarse. 

-Que conste-dijo mientras salía-que todo esto se lo vais a explicar luego vosotros al patrón. Yo no voy a tener nada que ver, idea vuestra. Si nos pregunta por qué nos hemos retrasado, le decís vosotros que os pareció bien dedicaros a rescatar muchachas desvalidas. 

-Está bien, Guiraud, aceptamos tu trato. Vamos a por esos antídotos. 

Tras observar el intercambio entre el grupo y Guiraud este hombre aparenta saber de lo que habla, pero exactamente que sera esta pertenencia que quiere quitarle a ella... ¿la fuente de su poder?, ¿sera que si de alguna manera logramos derrotarla desataremos algo peor? solo nuestra aventura lo dira.
 Al escuchar a Kaysa gruñir sobre el patrón y mencionar salvar muchachas le respondo en voz cordial y un poco comica, pero Querida Kaysa ¿cuando no es oportuno rescatar damiselas hermosas de su muerte?, le guiño el ojo y sigo a Guiraud, si bien no me gusta que de la nada tomen las riendas de mis busquedas, es cierto que necesito de su información y otra espada no nos vendría mal adémas comparte mi opinión sobre los antidotos... despues de todo di mi palabra que salvaria a esta chica.