Partida Rol por web

Con la ayuda de Guiraud, Tara hace uso de sus habilidades como rastreadora para seguir la sangre dejada por los licántropos la noche anterior.

Siguiendo ese valioso rastro conseguís hallar con éxito el sendero entre la espesa niebla y la abundante vegetación. Continuáis por el bosque durante días, el tiempo se torna en algo relativo en el Bosque de Espino, las noches dan paso a los días y el factor común es la densa niebla que dificulta vuestra orientación.

Gracias a los cuidados de sus compañeros, Erik puede seguir bien el ritmo pero su herida va empeorando, por las noches suele tener fiebre pero al llegar el día se encuentra mucho mejor y revitalizado, la debilidad que poseía se ha convertido en un vigor enardecido, hacía mucho tiempo que el guerrero no se sentía tan fuerte teniendo la sensación de ser capaz de partir árboles con un solo mandoble...   

Con algunos rasguños, sucios, y con la ropa hecha ya jirones lográis divisar lo que parece el castillo de la temida reina de este bosque, se levanta en una parte del mismo, donde múltiples árboles de intrincadas y retorcidas ramas dan cobijo a las bandadas de cuervos que anidan entre el ramaje. La densa maleza es a primera vista impenetrable y el castillo que se divisa más allá parece muy antiguo, estando aparentemente abandonado. Las nudosas ramas del arbolado se encuentran plagadas de aves. 

Envuelto en una bruma constante, los muros del hermoso castillo cubierto de hiedra se alzan en medio de un amplio claro del bosque. Se divisa un puente de piedra y bajo la barbacana, os parece divisar lo que parece un hombre con cuerpo de caballo, vigilando el puente  con actitud imponente. 

Multitud de cuervos, que anidan en el enmarañado ramaje del arbolado que rodea el castillo, comienzan a graznar ruidosamente, el torso del hombre se gira intentando atisbar algo en vuestra dirección. Antes de llegar al castillo percibís el borde de lo que parece un foso que aparentemente lo rodea, en sus muros se encuentra la vegetación enmarañada que conforma el bosque. 

El puente de piedra, en bastante mal estado y vigilado por el centauro parece ser el único punto de acceso a la guarida de ELLA...

Thelarion se paró de inmediato al ver tan de cerca el castillo brumoso rodeado de árboles lleno de cuervos, y un puente que parecía la única entrada pues lo bordeaba un foso. Un ser mitad caballo mitad humano vigilaba el puente... y Thelarion se quedó mirándole después habló: - Ya hemos llegado, quizás en su interior encontremos algo para tu enfermedad Erik, pero antes me preocupa más este guardián, parece una criatura bastante fiera, todavía no sé nada de esta raza, ya me decís qué hacemos, que el sol ilumine nuestros pasos. Dijo al final todavía sin sacar sus armas, solo llevaba su escudo en el brazo izquierdo a modo de defensa.

Tras varios días habían llegado por fin a lo que supuestamente era su destino, aunque era justo reconocer que Kaelyn no estaba muy segura de si habían encontrado el castillo gracias a las habilidades del grupo o a que la "diosa" les había permitido llegar hasta allí.

Además Erik ya llevaba enfermo más de lo que era recomendable. Y cualquiera que fuese el mal que lo afligía, no parecía reducirse. Es cierto que ahora había cambiado y durante el día se sentía mejor, pero era eso, un cambio, no un alivio. Aunque se esforzaba en no expresarlo, la druida se sentía bastante preocupada por el guerrero.

- El acercamiento sigiloso no parece una opción, dice agazapada entre unos arbustos. No sólo porque el puente no parece tener ningún sitio donde esconderse, sino porque da la sensación de que la "diosa" tiene aquí cientos de ojos, comenta mientras señala a los cuervos. Quizás la cuerda que nos entregó la anciana Samantha nos sirviese para cruzar el foso, pero creo que los cuervos nos verían de todos modos. A menos que alguien lograse ocultarnos o distraerlos mientras pasamos, claro.

- Nos queda la opción de entrar por la fuerza, o la de intentar pasar por las buenas. Quién sabe. 

- Me gustaría recordarte peluda amiga que en mi haber poseo un conjuro que podrá hacer invisible durante una hora a quien desee, como en otras ocasiones este hechizo podría sernos de gran utilidad.

- ¿Qué proponéis? ese centauro no tiene muy buena pinta, parece estar guarneciendo la entrada y puede que sea reacio a dejarnos pasar sin más....

Ni el brazalete ni la cauterización ni el ungüento parecían haber frenado la horrible enfermedad del licántropo. Era cuestión de días que empezara con las fiebres continuas y la transformación que le llevaría a perder el juicio. Kaelyn había dicho que nada de recurrir a soluciones extremas, que encontrarían la manera de curarle a tiempo. Pero las jornadas pasaban y él notaba cada vez más los efectos de la enfermedad. Y cada vez tenía más claro que no dejaría que la locura le llevara a matar a sus amigos.

Finalmente, tras varios días de viaje por el bosque, consiguieron llegar a lo que parecía un castillo. Esa tenía que ser la guarida de la "Reina", sin duda alguna. No tardaron mucho en descubrir que el único acceso era un puentecillo ruinoso custodiado por un centauro de aspecto poderoso. El grupo se mantuvo oculto mientras decidían qué iban a hacer para poder entrar. Aún era de día, infiltrarse como rateros iba a ser una tarea casi imposible a no ser que encontraran un acceso al otro lado del castillo. Pero por otro lado, la luz del sol también les beneficiaba. Por culpa de aquella infección, Erik se debilitaba por las noches, pero se fortalecía por el día. Y eso podía ser una buena ventaja a la hora de afrontar el problema que les ocupaba.

 -Voy yo. Vosotros cubridme mientras tanteo al enemigo.

No atacaría de frente, ya que si podía evitar un enfrentamiento directo con esa mole, mejor. Pero si la lucha era inevitable, se sentía más seguro sabiendo que sus compañeros le cubrían desde su escondite, sin ser descubiertos por el centauro.

 -Si las cosas se ponen muy feas, marchaos.

Y dicho esto, Erik se alejó del grupo para salir de entre la maleza por un punto alejado del resto de sus compañeros. Si surgía de repente justo por donde rondaban los demás, el centauro les encontraría muy rápido. Se acercó al guardián del castillo con las manos alzadas a la altura del pecho, mostrando que no tenía intenciones de pelear.

 -Ah del castillo. Vengo sin intención de pelear a hablar con tu señora.

No se acercó demasiado. Lo justo para que le viera y le escuchara. Lo último que quería era no tener tiempo para reaccionar ante un posible ataque.

Kaelyn no puede evitar sonreír ante las palabras de Ptolomeo.

- ¿No siempre soy tan peluda, no? Dice en tono de broma. Aun así, lo siento, tengo problemas para comprender tu magia, es bastante más compleja que la...

En ese momento Erik se aparta del grupo y se acerca al centauro de frente

¿Pero que...? Bueno, se acabó discutir el plan.

La druida se agazapa entre la maleza, prácticamente cuatro patas, a punto de saltar como un animal pero sin hacerlo de momento. Confía en que la decisión de Erik no haya sido demasiado precipitada.

A la mayoría el Castillo de la reina os parece que es de recién construcción, las piedras parecen talladas recientemente, los metales brillan como nunca y la ostentación de las vidrieras y decoraciones parecen hasta insultantes...

El centauro resopla, golpea con un fuerte estruendo el estandarte que carga en su siniestra, espera unos segundos que se vuelven muy tensos entre el guerrero y la bestia, a continuación dice lo siguiente:

- Has sido muy atrevido al venir hasta aquí, sobretodo un pequeño aventurero como tu no será rival para lo que estos muros esconden, Ella no permitirá que rompas el círculo ni mucho menos que te lleves a la muchacha. Estas tierras están amparadas bajo la protección de mi señora, el Valle de Nentir ha cambiado a través de los siglos, ni las invasiones orcas pudieron hacer nada contra su poder.

El centauro presenta un aspecto de naturaleza cambiante bastante inestable. A los ojos del guerrero de repente parece envejecer y su apariencia es delgada y decrépita, al momento vuelve a revelarse a la vista fuerte y sano, tal y como lo percibisteis al acercaros

Todo esto sucede como en una visión que se desvanece al instante, recobrando su aspecto la normalidad.

- No eres digno de parlamentar con la reina, si tan osado sois abalanzaros sobre mi pues no pasaréis por este puente a no ser que sea bajo mi cadáver. Sin embargo, si os consideráis tan astuto no tendréis problema en contestarme al siguiente dilema.

El centauro se toma unos segundos, después se acerca unos pasos hasta ponerse en medio del puente, lanzando una mirada que haría que cualquier aldeano temeroso saliera corriendo de allí y dice lo siguiente:

― ¿Cómo me las arreglo para comer hierba y así alimentar mi cuerpo de caballo? -

Después de plantearos el dilema el ser mitad hombre resopla de nuevo, el vaho sale de sus orificios nasales pues el aire alrededor del castillo se torna más frío a cada paso que avanzáis, sus fuertes músculos se tensan ante una apariencia imponente que a pesar de todo no parece ofensivo sino todo lo contrario.

Tara pensó en sacar el arco y apuntar desde la distancia, hasta ahora le había ido bien esa estrategia, pero no podía dejar a Erik solo contra aquella bestia, sacó sus dos espadas y esperando en la entrada del puente, por si era necesaria mi ayuda observo como habla con el centauro, de hacer falta luchar era mejor dejar a los demás en ataque a distancia, el puente dejaba espacio para intentar flanquearlo entre ambos.

Aunque Tara debía admitir que le seguía dando miedo que Erik se transformase en cualquier momento y atacase a sus propios compañeros, esperaba que eso no llegase a suceder.

Mierda... ¿En serio, un acertijo? ¿No podían echar un pulso o alguna otra prueba a su nivel? Empezaba a arrepentirse de haber salido solo. Pero había salido. Y ahora tendría que enfrentarse a aquello como un hombre.

Vale, ¿cómo hacía el centauro para comer hierba y así alimentar su cuerpo de caballo? ¿Por la boca? ¡Claro que por la boca, no se la va a meter por el culo! La pregunta debía ir orientada a otra cosa. Tal vez el cómo conseguía agacharse para comer la hierba o algo así. Buf, pero eso tenía múltiples respuestas. Se la podían traer, podía tumbarse en el suelo, sustituirla por lechuga fresca comprada en el mercado...

Erik se quedó parado en el sitio, concentrado pensando durante largos minutos. Finalmente acabó por encogerse ligeramente de hombros y, mirando al centauro, respondió.

 -Comes hierba igual que comes todo lo demás. Por la boca.

No era una buena respuesta, eso lo sabía. Pero era todo lo que tenía hasta que pudiera reunirse con sus compañeros y dilucidar una solución mucho más acertada.

La respuesta de Erik se escucha clara y concisa, esta rebota en las paredes del castillo generando un pequeño eco, el centauro tras escucharla comienza a caminar con lentitud hacia el guerrero dando pasos firmes, pero su imagen sigue inestable intercalándose por una mucho más débil que va arraigando a cada paso que da, después empuña un gran hacha doble que porta a su espalda y apoyándose en su estandarte dice:

- Veo que eres más grande por fuera que por dentro Gran guerrero...

¿Los centauros comen hierba? Se pregunta Kaelyn. Recuerda que les ha visto recoger fruta, y también cazar... siempre ha pensado que comen lo mismo que los humanos, solo que en mayores cantidades. Quizás el acertijo es algo más profundo, no busca una respuesta directa sino algo más bien simbólico. Ese punto no es el fuerte de la druida, desde luego, y en su cabeza la única opción de respuesta que se le ocurre es esa.

No estando muy segura de que eso sea lo que el centauro desea oír, decide quedarse oculta entre la maleza. Quizás, con suerte, todavía no la haya visto y pueda aprovechar la sorpresa en caso de que comience un combate.

Reflexionando en las palabras que Samantha, la druida del pueblo, el mago piensa que tal vez todos los esbirros de Ella no son más que ilusiones que existen por que asumimos que son así, atrapadas entre dos realidades paralelas que se manifiestan al mismo tiempo, producto de nuestra imaginación que les da vida y poder. 

Pensando en la manera de contestar al dilema, ordenó sus pensamientos y con decisión se aproximó al centauro saliendo de la maleza, se situó al lado del guerrero y con firmeza dijo lo siguiente recordando a su maestro por que aquello no le llevara a la misma a las puertas de la muerte aplastado por esa bestia.

- No eres más que un siervo de tu señora, sin voluntad y sin vida propia, por lo tanto, tu cuerpo de caballo no necesita comer, al igual que tu cuerpo de medio-hombre -

- Yo creo que es posible que esto sea así, que una criatura como tú pueda existir y si existes es porque a nadie se le ocurre plantear ese dilema, así que al carecer de vida no existe obstáculo que nos impida pasar y encontrarnos con tu señora pues somos dignos de vernos con ella.

Después de decir esto iluminó su pequeño bastón con un truco que le ayudara a dar poder a sus palabras y golpeó con fuerza el suelo tratando de intimidar al centauro.

Como si de un destello se tratase todos quedáis deslumbrados cuando el bastón del mago golpea el suelo de piedra, después de la sorpresa tratáis de aclarar vuestra visión para ver lo sucedido. 

El cuerpo de lo que era la imponente criatura ahora se trataba de una versión delgada, decrépita y anciana de si mismo. Arrodillado ante el mago su mirada casi ciega, sus ojos grises como el cielo miran al frente apollado sobre su viejo estandarte que ahora permanece rasgado por el paso del tiempo.

- Veo que sois más astutos de lo que parece a simple vista...tiempo ha que campaba joven en los campos de batalla con mi tribu, lamento mucho haber sobrevivido a todo para acabar sin honor, derrotado y sirviendo a una bruja por  su propio interés. Suerte que el tiempo y vuestras palabras me han liberado, poco esperaba de unos viajeros...

Su cuerpo de caballo no resiste más y cae a un lado del puente dejando el camino libre, el centauro logra con dificultad incorporarse, acariciando su blanca barba dice lo siguiente.

- Si queréis acabar con mi señora no podré impedirlo pero no creáis que será tan sencillo pues ELLA es fuerte y su poder es tangible y real. Recordad que nadie conoce su verdadero nombre pues se ha perdido para siempre en las eras del mundo...es una pena que también sea su debilidad...

- Por favor deseo morir con honor, los ancestros así lo habrían querido.

Con actitud orgullosa se incorpora sobre su estandarte parece respirar con dificultad, permanece quieto mirando al horizonte, seguramente recordando tiempos mejores.

Erik ya había llevado la mano a la empuñadura de su espadón, dispuesto a enzarzarse en fiero combate con aquel centauro. Sin embargo, de entre los arbustos surgió Ptolomeo, con una presencia imponente, resolviendo aquel dichoso enigma de una buena vez. Quién lo iba a decir, sus ojos no le habían engañado, había algo extraño en la figura del centauro. Claro que, ¿cómo demonios se iba a imaginar que la solución del acertijo estaría allí? La cuestión era que estaba resuelto y que si salían de aquella, Erik invitaría al gnomo a una barrica de vino.

El guardián de la puerta les hizo una advertencia acerca del poder de la reina y una última petición. Y sobre ese tipo de peticiones Erik Berglund sí que tenía conocimiento. Con el mandoble desenvainado, se acercó al centauro para cumplir su último deseo.

 -Ve con tus antepasados con orgullo.- Alzó la espada por encima de su cabeza -Descansa.

Dicho esto, Erik bajó el espadón con toda la fuerza que tenía en los brazos, acabando con el sufrimiento de aquel pobre centauro.

Tara se asombró al escuchar recitar a Ptolomeo esas palabras, una gran luz la ciega por un momento teniendo que tapar sus ojos, la vista se le va acostumbrando poco a poco, le cuesta mirar por el blanquecino resplandor, pero la imagen del gran centauro ya no está, en su lugar está una versión más decrépita que pide morir con honor. Erik levanta la espada para concederle su deseo, Tara tiene el impulso de apartar la vista, para ella el honor está en morir en combate, no matar a alguien desarmado, pero no la aparta, sería ofender al centauro y desea que se vaya con el honor que ha pedido.

¿Cómo puede ser no saber su nombre su debilidad? pensaba Tara en las palabras del centauro, pensaba que era una ventaja saber una debilidad de la falsa diosa, pero no sabía como aprovechar esa información en su favor