Partida Rol por web

>>Nunca te fíes de un demonio<< resonó en mi cabeza mientras intentaba tratar de calmarme del todo, miraba a María para que no se escapara, tenía que tomar una iniciativa... y estaba claro que no podía asesinar a un civil.

Eché toda mi fuerza de voluntad en intentar un ataque, y a duras penas conseguí levantar el arco contra la súcubo. En un movimiento rápido y preciso, aunque lento para mis habilidades normales, cargué una punta simple contra ella, esperando pillarla desprevenida y sin esperar a ver el resultado de mi ataque me volví hacia mi compañera. 

En un intento desesperado por despertarla del sueño de la súcubo, cargué mi mano con fuerza y le crucé la cara de una bofetada.

-¡¡María!! - le grité.- Reacciona, sólo es una súcubo. 

Me volví de nuevo a esperar la respuesta de la súcubo con el arco en mano y cubriendo aún a mi compañera.

El ataque de Oihanne pilló totalmente por sorpresa a la sucubo, desde luego no se lo esperaba despues de tener una charla tan "pacífica". La humana había decidido hacer aquello por las malas.

La flecha fue directa a su costado y ahí se hundió haciendo emitir a la sucubo un grito sordo. Al mismo tiempo la bofetada de Oihanne fue lo suficientemente efectiva como para sacar de aquella ensoñación a Maria, que estaba ahora algo aturdida y aun con la pistola en la mano.

-Maria- Pero que...

Pero por desgracia para la pobre adolescente la sucubo decidió ahora usar su poder activo, algo mucho mas potente que su simple belleza, un poder que ya no hacía que sus victimas la admiraran o se envelesaran con su belleza, sino que arrebataba la voluntad por completo impidiendo hacer otra cosa que mirarla. Y esta vez, ambas serían objetivos de aquello.

-Sucubo- Como te atreves... vale, haremos esto por las malas.

El poder activo era claramente mas potente, Maria quedó de nuevo fuera de si al intante.

Intenté frenéticamente volverme de nuevo contra la súcubo, pero esta vez ella había utilizado su poder para inmovilizar de nuevo a María. Presa de un miedo instantáneo a perder la razón, me volví hacia todos lados pero, sin poder eludir más el contacto directo con la súcubo, miré hacia ella.

Claro error, porque me quedé automáticamente paralizada por su poder embaucador.

-Eso es, tranquilas las dos. Dar gracias que la muerte dada por una sucubo es... placentera.

Lo increible esque era cierto, el solo tacto de la mano de la sucubo, a pesar de estar extrayendo la energía vital, era una sensación agradable, muy similar al placer sexual.

La fuerza de aquel embrujamiento era demencial, Maria no sería capaz de liberarse y Oihanne no lo tendría mas fácil, de seguir asi no tardarían en quedarse sin energía y comenzar a perder fuerza vital.

Mientras tanto, la energía que la sucubo estaba extrayendo la estaba usando para sanar la herida de la flecha de Oihanne a una velocidad pasmosa, tal vez habían escojido un rival fuera de sus posibilidades.

La sucubo continuó arrebatando la energía de ambs y curando por completo su herida. Era realmente desesperante ver como aquel demonio era capaz de matar poco a poco y de una manera tan sutil.

Sin embargo, a menudo el intinto de supervevincia humano e capaz de sacarnos hasta de las situaciones mas impensables, Maria de alguna manera logró liberarse de aquel embrujo y no se lo pensó dos veces ante de usar su elemento preliecto. Como si de una manguera a presión se tratase, de sus manos salió proyectado un chorro de agua que empotró a la sucubo contra la pared de la habitación. La pelea física había comenzado pero Maria sola no podría con la sucubo, Oihanne tambien debía reaccionar antes de que fuese demasiado tarde para ambas.

Estaban solas, era el gran peligro de aquella misión, nadie estaba fuera esperando por si necesitaban refuerzos, debían salir de aquella situación ellas mismas.

Contagiada por la energía y el movimiento de mi compañera a mi derecha, me desperté del sueño hipnótico en que me había sumido la súcubo. Mis puños se apretaron de ira, comprendiendo que la súcubo había conseguido robarme energía y dejarme paralizada.

Sin poder reprimirme y casi instintivamente hinqué una rodilla en el suelo y di un disparo certero y fugaz al punto más vital que pude alcanzar de la súcubo. 

La flecha de Oihanne fue directa al abdomen de la pequeña sucubo, al clavarse emitió un sonido sordo, probablemente aguantando el dolor que la flecha le había producido.

-Sucubo- Pareja de insolentes, ¿como os atreveis a atacarme asi?.

Protestó con rabia, su generosa oferta había sido respondida con violencia, aquello no tenía sentido para ella, había intentado dialogar, ofrecer alternativas al enfrentamiento, un trato en el que ambas partes salían beneficiadas. Pero de nada había servido, las dos humanas parecían empeñadas en acabar con ella.

De nuevo realizó otro intento de dejar paralizadas a ambas mujeres con su potente poder de seducción, era ciertamente desesperante caer dos veces en el mismo truco, pero Maria se vió privada de la razón otra vez, quedandose quieta totalmente y mirando a la sucubo. Oihanne necesitaría de toda su voluntad para resistirse de nuevo.

De nuevo la ferrea voluntad de Oihanner le permitió cargar una flecha y disparar a la sucubo. Al recibir la felcha de lleno en el pecho, la pequeña sucubo cayó de rodillas. No dijo nada, pero justo al final, su rostro mostro una profunda tristeza, luego su cuerpo se transformó en cenizas que pronto desaparecieron sin dejar rastro.

Maria ahora liberada del efecto de paralización trato de centrarse en lo que había pensado.

-Maria- Maldita sea... ¡odio las sucubos!.

Dicho aquello suspiro aliviada y miró a Oihanne con un intento de sonrisa.

-Maria- Buen trabajo hermana, creo que con esto nuestra misión concluye, aunque aun hay un detalle, dame todo lo que cojimos de la oficina de Seguridad Pública, iré a dejarlo donde estaba para no levantar sospechas, tu encargate del invocador e informa a la escuela de cazadores para que vengan a detenerle e inspeccionen el apartamento.

Ire a dejar esto cuanto antes, es mejor que nadie se entere de que lo cojimos.

Maria cargó con los uniformes y las armas y no perdió en segundo para llevarselos. Oihanne quedó a solas con el invocador aun inconsciente, tal vez con un par de bofetadas despertara. De todas formas, habíendo demonios de por medio, ahora era asunto de las autoridades regulares del bloque militar. Oihanne tendría que avisarles y esperar a que llegaran, tal vez tendría algo de tiempo para revisar la habitacion o el resto de lugares de la vivienda.

Respiré aliviada, por fin habíamos acabado con aquello. 

Asentí conforme con que María llevara los trajes de vuelta y dí un paseo rápido por la estancia, habría que requisar todos esos libros y llevarlos al bloque militar para estudiar su contenido. 

Me volví hacia el hombre para comprobar que continuaba inconsciente y al comprobar que así era decidí explorar el resto de las estancias, a parte de la habitación, podría tener algun artículo interesante en las otras salas.

No era un hombre con demasiadas posesiones materiales (como era comun en el bloque civil), a parte lo los objetos normales de una apartamento de soltero, sólo estaban aquellos libros de demonología y un montón de material que el mismo hombre había escrito, en su mayoría trataba sobre invocación y como hacer para llegar a realizar un contrato con una sucubo.

Sin embargo ahí podían comenzar los interrogantes, ¿por qué una sucubo y no otro demonio? era sabido que las sucubos se clasificaban como invocaciones de alto nivel, solo realizable por invocadores experimentados o altamente capacitados. Cualquier otro demonio era infinitamente mas facil de invocar y mas facil de mantener en convivencia por el simple echo de que un demonio normal obedece a su invocador y nisiquiera habla, las sucubos son demonios inteligentes y a menudo caprichosos, con personalidad y a menudo algo incómodos de tratar. Aunque siempre cabía la posibilidad de un fetiche por parte de aquel hombre.

Tras una larga busqueda, Oihanne encontró en la habitación algo que podía ser de interés, un diario con una cerradura metálica, por desgracia la llave estaba en paradero desconocido pero con la herramienta adecuada podría abrirse, tal vez una sierra de cortar metal o unas tenazas del tamaño adecuado.

Maria aun tardaría y Oihanne permanecería a solas con el hombre inconsciente hasta que avisara a las autoridades pertinentes o a la misma Alicia.

Paseando por la estancia me quede mirando fijamente al diario que se encontraba cerrado y escondido en una de las estanterías. Eché una hojeada al invocador aún inconsciente y acto seguido lo saqué con cuidado de no tirar nada más y armar un escándalo.

Decidí llevármelo a escondidas y enseñárselo más tarde a Scott, parecía ser bastante importante, quizás incluso me quedaría supervisando que Scott no lo curioseara antes que yo.

Lo escondí como pude y aguardé a que María llegara para llamar a las autoridades e irnos definitivamente de allí.

Maria volvió de dejar los uniformes de donde los cojieron. Mas tarde el personal de guardia del bloque militar acudió y se procedió a la detención y precintado del apartamento, en efecto el trabajo de ambas había concluido, habían cumplido la misión pero eso no quería decir que el resultado no fuese preocupante, nada mas y nada menos que un invocador capaz de invocar sucubos estaba detrás de aquello y al igual que el hombre que Oihanne detuvo en la anterior misión en el bloque civil, tenían unas ideas políticas un tanto peligrosas y una vez mas Alysa era el principal objetivo.

Aquella noche era demasiado tarde como para ir a ver a Scott o a cualquier otra persona, ya era de madrugada e incluso Alysa ya estaba acostada. Maria se despidió apropiadamente y se fue a su apartamento en la escuela de evocadores.

-Maria- Ha sido un placer Oihanne, ya nos veremos supongo por aqui.

Lo mejor que podía hacer Oihanne era por fin dormir en su cama junto a Alysa, eso de alguna forma la reconfortaría. El diario podía esperar al dia siguiente.

***

A la mañana siguiente, como de costumbre Oihanne despertó rodeada por los brazos de Alysa que aun dormía, una de sus manos reposaba sobre uno de los pechos de Oihanne y la presidenta de Elysium tenía un gesto de cierta satisfacción, estaba teniendo "dulces sueños" sin duda.

Era hora de levantarse y comenzar otro nuevo dia.

Me levanté, como cada día de forma puntual. El pelo de Alysa me acariciaba levemente la mejilla y sonreí, las pesadillas no habían asaltado mis sueños, tal vez gracias a los abrazos de mi compañera. 

Miré a Alysa a los ojos y le dí un suave beso en los labios mientras le decía casi susurrando:

-Buenos días presidenta, hoy voy a salir pronto para resolver unos asuntos de la misión de ayer con Scott. Si encuentro algo importante volveré a contártelo rápidamente, voy a ducharme.

Me levanté ágilmente aún con la sonrisa en mis labios y me desvestí antes de ir a la ducha.