Partida Rol por web

Era una sensación, sin duda, agradable. El tiempo se había detenido y la tranquilidad lo inundaba todo. Bien podría ser solo un sueño, un sueño de paz para un alma cansada y sacrificada.

Mechtat se sentía fluir a través de un tunel de color azulado, uno entre tantos. Caminos que se sostenían en el abismo y conectaban todo el espació, estaban ahí, Mechtat los veía a pesar de que en el fondo sabía que eran invisibles.

Aquello podría ser obra de Dios o tal vez de una mente llevada al limite, castigada con el proceso de arrancarle el alma. No existían palabras para describir algo tan colosal, "¿donde llevaban aquellos caminos?" fue la única pregunta en forma de pensamiento que pudo tener Mechtat, aun asi, la calma era total, no importaba quién era ni donde se encontraba.

Todo estaría bien mientras llegara allá donde le llevara aquel camino, un camino que la salvaba del abismo, de la inmensidad del espacio, con los astros como unicos testigos.

Pero su marcha se vió detenida, en el momento que dejó de fluir por aquel tunel, comenzó a recordar mucho de lo que había dejado atrás, dolor, miedo, incertidumbre, sufrimiento, pesar, odio, ira... Entonces lo escuchó claramente.

"Salvad Elysium... hay otro Kadmon"

Una voz lejana, pero paternal, aquellas palabras se imprimieron a fuego en la mente de Mechtat, por alguna razón jamás podría olvidarlas, independientemente de que tuviesen sentido para ella o no.

Bip...bip...bip*

Lo primero que Krasnaya escuchó fue el pitido intermitente de un electrocardiograma. Al abrir los ojos, fue deslumbrada por la luz, obligandola a cerrarlos inmediatamente, almenos durante unos segundos, tiempo en el cual pudo escuchar el sonido de una compuerta abrirse y unos pasos que se acercaban a ella.

-Desconocido- Krasnaya... ¡Krasnaya!...

Al principio no podía escuchar bien, era como si no hubiese escuchado ningun sonido nunca, su cuerpo estaba entumecido, pero pronto sus oidos comenzaron a enviar información inteligible al cerebro.

-Desconocido- ¡Mechtat, Mechtat! ¡vamos despierta!.

Tenía un claro acento ruso, pero en pocos segundos su mente logró cuadrar aquella voz con la de alguien que la psiquica jamás olvidaría: la de su primo Igor Kozlov. Tal recuerdo hizo que se arriesgase a abrir los ojos de nuevo para saber si realmente era aquella rata.

Sus sospechas no tardaron en confirmarse, en efecto era su primo.

-Igor- ¡Dios mio, prima! ... ¡has despertado!... ¡estas viva! ... espera... ¿eres tu verdad? ¿recuerdas algo? ¿te acuerdas de mi? ¡soy tu primo Igor!.

Por el tono alegre en el que lo estaba diciendo jamás se diría que fue él el que traicionó a Mechtat.

Cuando pudo incorporarse, Krasnaya pudo ver a su alrededor lo que parecía una especie de laboratorio con todo tipo de muestras, algunas de lo mas... extrañas e inquitantes.

El aire del lugar estaba algo viciado y había una ligera vibración en toda la sala, como si se estuvieran desplazando. Recordaba a el laboratorio típico de un submarino.

Igor Kozlov... Igor Kozlov... govn’uk! govn’uk! ¡Por su culpa me encuentro en esta situación!

Krasnaya cerró un puño con fuerza antes de volverlo a relajar. Era una sensación extraña, podía notar como su mente ordenaba a su cuerpo moverse, pero no llegaba a sentir por completo ese movimiento en ella. Como una bombilla que se enciende de repente, Krasnaya recordó lo que hacía allí. Los momentos antes de dormirse y el eterno viaje por la inmensidad de la galaxia, o lo que ella pensaba tenía gran parecido con un viaje interestelar. 

Mi nuevo cuerpo

Krasnaya se miró las palmas de las manos, blancas, con pequeñas venas traslúcidas que se podían ver a través de la fina piel. Esas no eran sus manos, eran distintas, los dedos más largos, mas finos. Echó un vistazo a su cuerpo. Había perdido peso y se notaba mucho más ligera. Con cautela, envió la orden de levantarse. Automáticamente, su nuevo cuerpo respondió bajando torpemente de la camilla, tras un traspiés, consiguió mantenerse erguida. En pocos segundos sintió el peso de su cuerpo sobre los pies, el bombeo de sangre de su corazón e incluso un leve y molesto dolor de cabeza.

Definitivamente era más baja, y más joven, rebosante de energía, más de la que hubiera tenido nunca en su otro cuerpo, incluso a esa edad. ¿Pero cual era su edad? En un momento de vanidad, también se preguntó como sería su aspecto y se dio cuenta de que tenía el pelo muy largo, incluso demasiado largo. Facilmente le llegaba a la cintura y caía a su alrededor formando un halo dorado. Ella nunca había sido rubia. 

Miró alrededor buscando su cuerpo, esperando encontrárselo como una muñeca desvencijada en un rincón. Pero en los contenedores a su alrededor no había nada que se pareciera ni remotamente a un cuerpo humano. Suspiró con una mezcla de tristeza, podía notar la falsedad de su nuevo contenedor y le pareció tan artificial que por un momento quiso arrancarse la piel a tiras. 

Krasnaya rara vez se dejaba llevar por sus impulsos, era una mujer que meditaba detenidamente sus opciones antes de escoger una. En aquel caso le estaba costando controlarse, tenía la sensación de que quería hacer un montón de cosas a la vez. Respiró hondo tratando de centrarse hasta que solo le quedaron dos opciones: Quería salir de Rusia y quería vengarse de Igor. Sobretodo la segunda. 

Mi propia sangre. Aquello que quería encontrar por encima de todo. La meta de mi vida. Me ha llevado a esto, por el egoísmo humano. Por la cobardía de perder el empleo, la casa, la vida. Yo habría dado eso y más con tal de tener algo a lo que llamar familia. Pero eso... eso es tan falso como mi nuevo cuerpo. Solo una mentira, un engaño. 

Krasnaya recordaba con nitidez cual era el trato que los rusos dispensaban a su primo y pensó que a nadie le importaría su muerte. 

Podría hacerlo. Sería tan fácil como quitarle un caramelo a un niño.

Pudo notar una corriente eléctrica sacudiendo su espalda. Sus vectores. Seguían con ella. Tan reales como su mente, la herencia de su antiguo yo para el nuevo. Sacó uno y lo movió libremente a su alrededor. Pudo notar como su energía bajaba drásticamente solo con balancearlo por la sala. Despacio, hizo unos cuantos círculos hasta que notó como se estabilizaba y como, por primera vez, se sentía parte de un yo.

¿Qué es un cuerpo al fin y al cabo? He sobrevivido. Una gesta impensable para el hombre. Un sueño hecho realidad ¿Qué más da que no sea mi sueño? ¿Qué yo nunca quisiera estar aquí? ¿Qué nunca imaginé siquiera verme envuelta en semejante situación? Pero... ¿cual es mi situación?

Con cuidado guardó el vector. Por primera vez desde que había abierto los ojos se acordó de Gradus ¿la estarían buscando? ¿Sabrían lo que había hecho? Su dolor de cabeza aumentó un par de puntos tratando de averiguar en qué momento exacto estaba. 

Necesito información ¿Donde estoy? Notaba una tenue vibración bajo sus pies, como si el laboratorio - no podía llamarse a aquella colección de extrañas criaturas y formas amorfas metidas en bidones cubiertos de líquido parduzco de ninguna otra manera-  ¿Cuantos días han pasado desde la intervención? Miró a su alrededor nerviosamente buscando más formas de vida, o señales de movimiento de las extrañas criaturas, pero solo estaba su primo. 

Bien. Primero le serviría como fuente de información y después, antes de marcharse de allí, le haría un regalo muy especial. Un regalo como su prima querida que era. Un regalo como quitarle a él lo mismo que él le había quitado a ella. La vida. Y ella conocía muchas formas de hacerlo sin que implicara la muerte física de su cuerpo. Sí, sin duda aquel cabrón se iba a arrepentir de haber llegado a conocer el nombre de Mechtat.

Mechtat - ¿Qué día es hoy? ¿Dónde estoy?- preguntó duramente revelando un tono de voz femenino y agudo pero ligeramente infantil y mirando fijamente al gusano que se atrevía a considerarse su familia.

Krasnaya estaba sola. Ahora lo sabía. Ahora estaba lista para aceptarlo y vivir en consecuencia.

Probablemente aquellas eran las preguntas mas previsibles dada su situación, pero Igor sabía que aunque le contase toda la verdad, iba a costar mucho que Mechtat le creyera. Él mismo no se lo creería en su situación. Igor tambien sabía que Mechtat no era de las que encagaban bien las bromas, menos tratandose de él.

-Igor- Ehm... bueno, respecto a eso, me temo que te has perdido... unas cuantas cosas, prima. Hoy es 30 de Marzo del 2134. Estamos a bordo del Imperator Nikolai VI, el submarino insignia de lo que queda de la flota de submarinos rusa.

El actual comandante de la flota es el ex-ministro de defensa Dmitry Vasíliev, él es el que se ha encargado de conseguir los recursos y el personal necesarios para... bueno, para traerte de vuelta y finalizar el proyecto de la trasnmigración de cuerpo, al final conseguí acabar como responsable de dicho proyecto. Mas vale tarde que nunca supongo.

Oye, antes de nada, se que estarás bastante molesta conmigo...

"Bastante" sería probablemente decir poco. Igor lo sabía.

-Igor- ... pero quiero que sepas que lo hice porque, creo que nadie mas hubiera sido capaz de conseguirlo, si ibamos a otorgarle una segunda vida a alguien y a "mejorarle", nunca se me hubiera ocurrido mejor candidata. Tal vez no fuera la forma correcta de hacerlo, pero era la única, por muchas razones. A cambio estoy dispuesto a ayudarte en lo que pueda, aunque ambos tenemos ahora el mismo superior y las circustancias... digamos que han cambiado significativamente.

Cualquiera en su sano juicio tendría un mal presentimiento al escuchar aquellas palabras, era como si Igor estuviera evitando decir algo en concreto, algo importante y por ende, impactante.

-Igor- Deja que te presente a Marvin, es la IAs de apoyo de toda la flota. Tal vez sepa responderte algunas preguntas mejor que yo, entre antes te pongas al dia mejor... espero.

El holograma de un hombre con un traje de piloto ruso muy retro se materializó en la mesa mirando hacia Krasnaya.

-Marvin- Saludos, por orden del comandante Vasíliev, ha sido registrata como Krasnaya Sapochka, esa será su nueva identidad, debe presentarse ante él en cuanto esté operativa.

-Igos- Marvin, creo conveniente ponerla al dia antes...

-Marvin- Por supuesto, ¿tiene alguna pregunta en particular?.

Muchas, probablemente.

Las palabras atravesaban el cerebro de Krasnaya como un bombardeo de información incoherente ¿2134?¿Nikolai IV buque insignia? ¿Igor y ella tenían ahora el mismo rango? ¿Dmitry Vasíliev Comandante? ¿Krasnaya Sapochka su nuevo nombre oficial? ¿Qué si tenía alguna pregunta en particular?

A Krasnaya se le ocurrían muchas ideas pero ninguna pregunta. Se frotó la sien en busca de una solución, pero la información seguía rebotando. Diminutas bolas absurdas todas a la vez en un tablero de pinball. Krasnaya no pudo evitar sonreír ante la imagen.

Respiró hondo y comprobó una vez más la habitación. Criaturas amorfas. Un holograma, Marvin y su primo. Nadie más. No parecía haber cámaras ni micrófonos, pero si realmente era 2134 - cosa que dudaba seriamente - la tecnología podría haber avanzado suficiente como para que ella no pudiera detectarlos. Comenzó a sentir lo que identificó como un ataque de pánico, pero lo sofocó rápidamente. Necesitaba estar sola. Pero... ¿Y si?

Si hubieran implantado sistemas de audio o escucha en su nuevo cuerpo ella no tenía manera de saberlo. El encargado era su primo, él tendría que tener toda la información, pero si le atacaba podrían detectarlo. Al menos Marvin lo advertiría, y esa era una presencia de la que no se podía librar.  

Si es 2134 quiere decir que he estado más de cuatro años en algún lugar entre los dos cuerpos. Eso es imposible. Incluso siendo psíquica es imposible... Pero... ¿Por qué mentir con la fecha? Un dato tan simple y elemental. Un dato que cualquiera me podría corroborar al salir de aquí...

Es demasiado raro, el Nikolai IV no puede ser el Buque insignia. Sin duda por las pintas de este lugar, bien podríamos estar en él... pero tienen submarinos infinitamente mejores, mas equipados y modernos, cualquiera de ellos, incluso el sumergible mas vulgaire podría ser el buque insignia antes que este anacronismo... Dirigido por Dmitry Vasíliev... Cosa que tampoco tiene ningún sentido.

A no ser que hayan pasado cuatro años... en cuatro años pueden pasar infinidad de cosas, incluso algo como esto, aunque nada de eso explica los extraños seres en conserva... ¿Y por qué no ha mencionado a Gradus? Si han pasado cuatro años, por fuerza tienen que haber notado mi desaparición y me habrían encontrado. Gradus encuentra siempre lo que busca, de un modo u otro. Aunque está claro que a mi no me han encontrado, si lo hubieran hecho no habrían permitido seguir adelante con el proyecto, lo habrían impedido a toda costa. A no ser que esperaran sacar provecho de todo esto... tratándose de Gradus... Pero ¿Krasnaya Sapochka? ¿Mi nuevo nombre oficial? ¿En Ruso? Es imposible. Jamás dejarían que fuese otra que no fuera Insomnia... Eso solo puede significar que Gradus aún no sabe nada de todo esto... Pero es que eso es Im-po-si-ble, ¿serán esas las nuevas circunstancias?  Puede que Igor no me esté mintiendo... 

Igor... Maldito bâtard... Son of a bitch! Govn' uk! Jefe del proyecto del que dependía mi vida. Este idiot. Es poco menos que un insulto ¿Quien en su sano juicio dejaría semejante hazaña en manos de semejante incompetente? ¡Y encima se atreve a sugerir que todo esto es y ha sido por mi bien!

Tras una eternidad de significativo silencio, Mechtat, o Krasnaya, o como quisieran llamarla, se apartó el pelo de la cara con chulería y dijo engreídamente - Quiero ver al Comandante Vasíliev.

El holograma de Marvin miró a Igor, un gesto programado para dar a entender que dado que sus servicios no eran requeridos para la petición que Igor había hecho, ahora era él el que debía decidir.

Igor entendió hasta cierto punto la reacción de Krasnaya, a estas alturas nadie podría evitarle el shock al descubrir la verdad, tal vez lo mejor fuera que la escuchara de alguien "respetable" y no del familiar que la había traicionado o de un ordenador.

-Igor- Está bien, Marvin, avisa al comandante iremos enseguida.

-Marvin- Entendido.

Entonces Igor fue a uno de los armarios metálicos y sacó un cajon de considerable tamaño, lo abrió y sacó un traje de combate bastante especial, uno hecho a medida del nuevo cuerpo de Krasnaya.

-Igor- Bueno, este será el primer traje que estrenarás, es el LB-003 una variante rusa del "Lux Praesidium" templario, especialmente diseñado por mi, para ti. Bueno, para tu nuevo cuerpo. Sirve como segunda piel, es decir permite llevar protecciones extra o placas de armadura mas pesadas, aunque eso probablemente sea algo que te estorbe mas que ayudarte. Las botas tienen un sistema de amortiguación bastante avanzado, dadas tus habilidades puede que necesites algo que te ayude a aterrizar y reduzca el peligro de sufrir una lesión.

Él sabía bastante bien de lo que Insomnia era capaz de hacer con los vectores.

-Igor- Supongo que querrás dejar la comida para despues, si, tal vez sea lo mejor.

Igor esperó a que se vistiera, luego la acompañaría hasta el puesto de mando. Por el camino, Krasnaya pudo confirmar algunas de sus sospechas. El cascarón en el que estaban metidos era una reliquia de antes del 2100, sin embargo, tambien pudo ver equipamiento y detalles propios de una tecnología mas acorde con los recuerdos de Krasnaya, aquel submarino había sido actualizado y equipado con tecnología del ultimo cuarto de siglo. Tambien se cruzaron con algun soldado, la equipación era propia de los marines rusos mezclada con elementos propios del ejercito de tierra, no parecía ser una equipación y armamentos estandar, sino un poco de todo.

Antes de entrar en la sala de comandancia, Igor se detuvo y miró a Krasnaya con cierta preocupación.

-Igor- Escucha prima, sé que de momento todo esto tiene poco sentido para ti, pero el comandante es un hombre... sin escrupulos. No creo que le guste saber que ha invertido tantos recursos para trerte de vuelta y tu no estas dispuesta a colaborar. Es del tipo de persona te matará sin pestañear si no le eres util o duda de tu lealtad, no importa cuanto le hayas costado. Las cosas funcionan asi ahora, asi que acepta un consejo, se respetuosa y acepta el puesto.

Dicho aquello abrió la compuerta y no fue muy lejos, al fondo había unas escaleras que llevaban a un escritorio enorme y alrededor, multitud de monitores. Igor se quedó al pie de las escaleras.

En la sala tan solo había dos "guardaespaldas", que se habían quedado cerca de la entrada por la parte de dentro, la primera era una mujer con un atuendo bastante extraño y de origen claramente ruso, el otro era un soldado con una armadura completa bastante llamativa.

Sin embargo toda la atención sería para el hombre que se sentaba ante el escritorio de la comandancia, un hombre mucho mas oscuro e intimidante de lo que Krasnaya recordaba, aquellos cuatro años habían cambiado su apariencia significativamente, con respecto a su personalidad, aun estaba por ver aunque en el fondo Krasnaya sabía que no debía tener muchas espectativas.

-Vasíliev- Empezaba a pensar que ni Kozlov, ni la famosa agente Insomnia estaban a la altura de este proyecto. Eres la primera humana que sobrevive a una transmigración de cuerpo, aunque el proceso haya sufrido un notable... retraso.

Dime, ¿están tus habilidades intactas? ¿puedes operar desde tu nuevo cuerpo?.

Eso era lo mas importante en principio para el comandante, estaba claro que tenía pensado sacarle partido a su inversión.

Mechtat no esperaba una bienvenida cordial con invitación para el té incluida, de hecho le agradó comprobar que el Comandante Vasíliev no daba rodeos. Parecía considerar a Mechtat parte de su propiedad. Esa implacable sinceridad la colocaba en una postura controvertida: por un lado, ya tenía la experiencia necesaria como para comportarse como el perfecto peón, por lo que en ningún caso eso podría suponer un problema para ella. Sin embargo, esta vez, Mechtat no quería ser un peón. No quería obedecer sin preguntar, ni reprimir sus opiniones, ni formar parte de algo tan grande que ni siquiera puedes imaginar su extensión y alcance. 

Ese podría ser un motivo clave para mi elección para el experimento. Pocas, pero hay algunas personas que conocen la manera de criar a los agentes de Gradus. Suponiendo que una de esas personas trabaje para el Gobierno ruso... o puede ser alguien que simplemente les diera el soplo, o se lo vendiera más bien... y una vez desenmascarada mi identidad no es descabellado pensar que consiguieron, mediante el mismo contacto seguramente - no hay apenas gente que conozca los entresijos de Gradus, sería extremadamente raro que consiguieran ayuda de más de una fuente- información clasificada sobre mí. 

Suponiendo que esta hipótesis fuera cierta, puedo entender que me consideraran la mejor candidata al experimento, más aún si - como yo - el sujeto ha pasado toda su vida en sumisión. No carece de lógica pensar que ese patrón de comportamiento se hubiera filtrado a todos los ámbitos y que, por ende, respondería del mismo modo ante la figura de autoridad pertinente. 

Un golpe seco sacó a Mechtat de sus pensamientos. Giró nerviosamente la cabeza hacia el lugar del ruido. Un cilindro metálico yacía en el suelo cerca de uno de los guardaespaldas que se apresuró a recogerlo y dejarlo sobre una mesa. Aprovechó para observarlos mejor. Silenciosos en sus movimientos. Confiados. Con una mirada de cierta suficiencia. Orgullosos ¿Pero orgullosos de qué?

Mechtat tenía que tener cuidado. Incluso empezaba a pensar que seguir el consejo de Igor y mostrar cierta obediencia no sería en absoluto mala idea, no obstante, se resistía a aceptar cualquier cosa que viniera de él. Como ese traje. Lo cambiaría por otro en cuanto tuviera ocasión. Odiaba llevar algo diseñado por él, que le hablara con tanta camaradería. Como si fueran familia. Esta cada vez más rocambolesca situación ponía cada vez  más trabas en su venganza y Mechtat no podía esperar, su nombre no debía ser revelado, su nombre y mucha más información. Si él era el encargado del proyecto, entonces sabía más de ella que cualquiera en ese submarino. No le gustaba la idea. 

Krasnaya dejó de divagar. No era el momento de pensar en rencillas personales. Tenía que ocuparse de su situación. No había llegado tan lejos para malgastar su vida en una nueva estúpida contienda. Debía ser inteligente, jugar bien sus cartas, si es que tenía alguna, o tirarse un farol y esperar que funcionara. Aunque ella prefería no tener que recurrir a triquiñuelas, le recordaba a construir un castillo de naipes. Mentiras sobre otras mentiras, y seguir mintiendo para poder mantener la primera, y cada vez sobre una superficie más frágil que hasta una leve brisa podría derribar. Krasnaya prefería el ajedrez, y en ese momento estaba comenzando una interesante partida con el Comandante. 

Blancas abren, negras van después y Krasnaya por primera vez, no abrió con un peón, sino que mentalmente arrojó uno de sus caballos directo al campo de batalla. 

Krasnaya - Camarada Comandante - saludó cordial pero sin ningún tipo de gesto militar - Tengo entendido que el nombre que me corresponde ahora es Krasnaya Sapochka y no Insomnia. He de confesarle que me habría encantado familiarizarme con mi nuevo cuerpo antes de venir a verle - añadió señalándose con un ademán - pero hay ciertos asuntos que parecen requerir de mi atención con más urgencia.

Krasnaya hizo una pausa sopesando si debía continuar. El gesto del Comandante no parecía en absoluto feliz. Ella sabía que comenzar así era arriesgado,  pero era la única manera. Al menos en su opinión. 

Krasnaya - Si mis datos son correctos estamos en el año 2134, eso supone un vacío de cuatro años en mi vida, así que comprenda mi sorpresa al enterarme de la noticia. Eso sin contar con el nombramiento del Nikolai IV como Buque insignia, y no se ofenda, su nombramiento como Comandante cuando lo último que supe de usted es que era el Ministro de defensa. Lo que me lleva a hacer un montón de suposiciones, aunque no creo que fueran muy útiles en este caso. 

Krasnaya soltó su discurso ocultando lo mejor posible sus nervios y tratando de transmitir una calma que ella no sentía en aquel momento. Se dio cuenta de que el Comandante estaba sopesando sus palabras, pero antes de que pudiera responderle concluyó. 

Krasnaya - No se crea, Camarada Comandante que no entiendo su consternación. Cuatro años es algo más que un considerable retraso teniendo en cuenta que el plazo máximo para la operación una vez comenzada la transmigración era de diez días y créame, no me agrada esta situación en lo más mínimo. Comprendo que cuando empezó el experimento usted no era el responsable del mismo y que por suerte o por desgracia éste, junto con el resto de asuntos de estado, ha caído en sus manos y debe lidiar con ello lo mejor posible. - el riesgo de la jugada estaba ahora en su punto álgido, era el momento de sentenciar - En este tiempo usted habrá podido familiarizarse con mi expediente y todo lo que ello conlleva, sin embargo, ese no ha sido el caso para mí. Con el fin de saber a qué atenerme me gustaría saber detalladamente todo lo que ha ocurrido en este tiempo y, si no es mucho pedir, agradecería poder examinar los informes relativos a mi experimento y la operatividad de mi nuevo cuerpo, para poder sacarle el máximo partido posible.

Tras las palabras de Krasnaya, se produjo un silencio extraño, el comandante se le quedó mirandola con aquel gesto frio y severo. Igor desvió la mirada hacia abajo y cerró los ojos como si se preparara para escuchar algo desagradable.

Krasnaya era una persona empatica e inteligente, pocos segundos de ese silencio bastaron para que se diera cuenta de que algo iba mal, algo iba terriblemente mal, aquel silencio pesaba sobre ella mas de lo que nunca pudiera haber imaginado.

Antes de recibir ninguna información, Krasnaya pudo sentir en su corazón que iba a recibir algo mas que malas noticias.

-Vasíliev- Marvin, procede con un resumen de la guerra a partir del 1 de Diciembre del 2130.

-Marvin- Si, comandante.

Todos los monitores de la sala comenzaron a mostrar imagenes de la guerra contra los demonios, acorde con lo que la IAs iba narrando.

-Marvin- El 31 de Diciembre del 2130, se produjo una serie de terremotos en casi todas las zonas mas pobladas de los cinco continentes a la vez. La sincronización de dichos terremotos, se calcula que hizo desaparecer casi el 20% de la población mundial, colapsanto gran parte de los sistemas civiles de la mayoría de paises.

Se sospecha que los terremotos fueron provocados por la aparición de las denominadas "Hellgates" portales de origen desconocido a lo largo de todo el planeta. De estos portales salieron criaturas extraterrestres que denominamos "demonios". Sus legiones pronto se contabilizaron en billones y con cuatro demonios de gran poder al mando marcharon desde multiples frentes comenzando asi la denominada "Guerra del apocalipsis".

Krasnaya pudo reconrdar entonces que mientras estaba confinada en el complejo de investigación, en un momento determinado sintió un temblor suave. Nada grave, pero si extraño, en el lugar inóspito de Rusia en el que se encontraba, no debería haber ninguna actividad sismica. En aquel momento Insomnia no le dió importancia, no porque no la tuviera, sino porque tenía otros asuntos infinitamente mas apremiantes sobre los que meditar. Insomnia no podría recordar la fecha exacta, pero era plausible que hubiera sido el 31 de Diciembre del año mencionado.

-Marvin- Las grandes potencias fueron objetivos prioritarios para los invasiores y las primeras en caer, en tan solo tres meses China, Estados Unidos, La India, Rusia y parte de Europa se declararon invadidas. La humanidad unió las fuerzas restantes, creando asi el ejercito de la Unión de Naciones, una alianza global contra los demonios e intentó un contraataque con el proposito de destruir los portales de acceso y conseguir tiempo para la fortificación de las ciudades mas importantes (estrategicamente hablando).

Las fuerzas de la humanidad fueron lideradas por el escuadrón Alfa, un pelotón formado por la elite mundial que logró abrirse paso hasta la base de una de las Hellgates.

Pero esos portales resultaron ser "indestructibles" y las ciudades fortificadas si bien sirvieron para soportar el ataque de legiones de demonios menores, cayeron rapidamente ante la intervención de los cuatro generales.

El ejercito de la Union de Naciones fue exterminado junto a las ciudades que trataron de defender, siendo su batalla mas destacada junto al escudrón Alfa en la ciudad fortificada de Génova, que consituia la última linea de defensa del Vaticano, sede de los templarios y de los agentes que mas efectivos habían demostrado ser en la lucha contra los demonios: los Synphogear.

El escuadrón Alfa enfrentó directamente a un general y sus legiones, pero fracasaron, el escuadrón Alfa desapareció junto a la ciudad de Génova y todos sus defensores.

Finalmente en Enero del 2133 las diezmadas y agotadas fuerzas de la humanidad fueron arrinconadas en la ciudad fortaleza del Vaticano donde presentaron feroz batalla liderados por Alexander Brightsoul, synphogear portador de otra espada reliquia (Kéter) y lider de los neotemplarios, pero el 18 de Enero los demonios abrieron brecha en las murallas y desde el Vaticano salió el último mensaje por radio de la última resistencia.

Marvin reprodujo el mensaje original, la voz que se escuchaba era la de Alexander Brightsoul. Era, a falta de una palabra mas acorde, sobrecogedor.

-Mi nombre es Alexander Brightsoul, General de la sacra guardia templaria del Vaticano, hace unos minutos, las legiones del infierno han atravesado nuestras fortificaciones, la caída del ultimo bastión de la humanidad es inminente.

Hemos fracasado... este será el ultimo mensaje de esta ciudad, si queda alguien ahí fuera, debes saber lo siguiente: Aun hay esperanza, la voluntad será ahora tu mejor arma, la fe, tu mejor escudo, la verdad será la llave para el renacimiento. No te rindas, hermano, pues ahora mas que nunca, representas a la humanidad, a todos los bravos guerreros que han caido defendiendo nuestro mundo.

Que Dios nos perdone por nuestro fracaso ...

Ese era el fin del resumen. Cualquier mente en su sano juicio, simplemente tacharía aquella historia de ridicula, pero los monitores mostraban imagenes muy convincentes, incluso Krasnaya pudo identificar en ellas algo que se aparecía a las muestras que había conservadas en tanques en el laboratorio. ¿Era todo un montaje? todo indicaba que si pero ¿por que iban a inventarse aquella historia apocaliptica? si el motivo era hacer pensar que Krasnaya no tenía otro lugar al que ir y por tanto debía obedecer y colaborar, podrían haberse inventado algo infinitamente mejor y mas creible.

Era tan descabellado, tan absurdo, de proporciones tan biblicas, que resultaba demasiado descarado como para ser una mentira, almenos esa es una de las hipótesis que podrían pasar por la mente de Krasnaya.

Pero antes de que pudiera siquiera empezar a asimilar aquello, Vasíliev habló de nuevo.

-Vasíliev- La historia de la humanidad esta cerca de su final, este submarino junto a otros once y sus 376 tripulantes es el censo total de humanos conocidos en todo el mundo. Tu eres ahora la tripulante 377. Todo cuanto conocías ha desaparecido, paises, flotas, naves, incluso la base lunar "Selene" fue destruida. Solo quedan ruinas y polvo junto a legiones de demonios que campan a sus anchas en la superficie.

Nada de lo que concías existe ya, eso por supuesto, incluye Gradus. Ya no eres una agente espía ni formas parte de ningun grupo secreto, eres el resultado final de otro proyecto más diseñado para luchar contra los demonios, nisiquiera te pertenece el cuerpo en el que ahora estas, tu cuerpo pertenece a mi flota y tú solo eres necesaria para manejarlo segun mis ordenes y por el bien de lo que queda de la humanidad. Muchos hombres y mujeres han muerto para conseguir los recursos necesarios para reactivarte.

La deuda que tenía Krasnaya iba mucho mas allá del dinero o los recursos.

-Vasíliev- Servirás como psiquica en esta tripulación bajo mis ordenes directas, para cualquier otro asunto, Kozlov sigue estando al cargo de tu proyecto y él te pondrá al dia de lo que necesites saber hacerca de las mejoras de tu bioroide y de tu equipación. Tambien tendrás acceso a la base de datos de Marvin por si quieres seguir poniendote al dia.

Ahora dime, ¿estas dipuesta a colaborar?.

¿Que se podía decir ante algo asi? una servidumbre en la que nisiquiera tu cuerpo te pertenece. Aunque en realidad el trato no era tan malo como parecía, como en cualquier régimen militar, la lealtad y la efectividad eran bien recompensadas, Insomnia no era una novata en ese juego. Se había adaptado a algo que ningun otro ser humano había podido, despues de algo asi, adaptarse a la vida que le proponían no parecía tan horrible. Era bastante peor aceptar y asimilar la historia del apocalipsis.

Krasnaya contempló las caras de cuantos estaban en la sala. Inmutables. La historia sobre el apocalipsis, los demonios y la destrucción de prácticamente la totalidad de la humanidad no parecía sorprenderles. Las imágenes de los monitores no parecían un montaje. Y desde luego, los seres verdes - que ahora ya podía considerar como demonios - no eran falsos.

Krasnaya no tenía vínculos afectivos con ningún humano. No los tuvo nunca. Solo hubo uno con el que en su día quiso tener una relación más personal y afectiva, y justamente, por culpa de ese alguien estaba ahora así. Ya era mala suerte que de 377 personas vivas, su primo estuviera entre ellas, aunque eso explicaba que estuviera al cargo de su operación.

Asumiendo la historia como verdadera, todas las piezas comenzaron a encajar. Todo lo raro que había experimentado desde su despertar cobraba ahora sentido. Pensó en todas las víctimas que había habido y por un momento sintió lástima, pero eso no iba a ayudarla en nada, esa gente ya estaba muerta, y ella no podía ya hacer nada por ayudarles, posiblemente tampoco hubiera podido de haber estado operativa si las cosas transcurrieron como se las acababan de contar. 

El problema era el presente. Krasnaya estaba atrapada con los 376 miembros de la humanidad restante ¿Pero estaban seguros de que eso era todo? Ella conocía los secretos de varios países, los refugios, los planes de evacuación en caso de invasiones... alguien más tenía que quedar... posiblemente. Pero no es que desde su situación pudiera hacer mucho tampoco. Pensó que le ayudaría conocer el estado de la superficie, pero no en qué exactamente eso podía ser una ventaja. 

Sentía una inmensa curiosidad por los cuatro años vacíos de su historia, y sobretodo, sentía una gran necesidad de saber como estaba el mundo ahora. Y aquí se planteaba su problema. 

Los rusos contaban con ella, con su nuevo cuerpo y sus habilidades. Daban por supuesto que - debido a alguna especie de agradecimiento y/u obligación moral - estaría más que dispuesta a colaborar. Bueno, eso no era del todo cierto. Si efectivamente Gradus había desaparecido ahora ella era libre. Por primera vez, y por última, puesto que querían encerrarla en un nuevo tipo de prisión. 

No le hacía demasiada ilusión. Pero su situación era precaria y su información demasiado poca. Tenía a su disposición los archivos de todo lo que ocurrió antes, durante y después de la guerra, y se moría de ganas por hundir la nariz en todos los detalles. Sin embargo, el Comandante estaba esperando una respuesta, y Krasnaya tenía el presentimiento de que en esa respuesta se jugaba todo su futuro. 

No obstante, por primera vez desde que había recobrado la consciencia la decisión era sencilla. En Gradus aprendió que la información es poder, por lo que, actualmente, era la persona con menos poder de la flota. Eso tenía que cambiar y para ello debía aliarse con los rusos. Ella sabía que era un fichaje valioso, puesto que si Gradus había desaparecido posiblemente ella fuera la última psíquica con vida, así que no pasaría penurias con ellos. 

Krasnaya - Comandante... - comenzó escogiendo las palabras - dada la situación, colaborar es lo único que puedo hacer, aunque no soy un soldado. Soy una espía, es eso para lo que me entrenaron y eso es lo que mejor sé hacer, por lo que me gustaría que también usted colaborara conmigo. Con información, y sobretodo detalles de aquello que quiera encomendarme. Si realmente solo quedamos 377 personas vivas, sepa que no voy a obedecer ciegamente. Obedeceré, si, pero no quedándome al margen y sin conocer los propósitos de mis acciones. Sé que le puede parecer poco ortodoxo, pero desde ya le aclaro que no soy un juguete al que pueda manejar a su antojo. No volveré a actuar a ciegas, puesto que mire lo que me ocurrió la última vez que lo hice. 

No mencionó nada de la deuda. Ella no lo consideraba de ese modo ¿Deuda por qué? Al fin y al cabo, toda esta parafernalia había sido idea de los rusos. Ellos eran los que tenían interés en conseguir una transmigración, y no Krasnaya. El único agradecimiento que podía dedicarles era por mantenerla por vida, pero eso tampoco era por ella, si no porque era el único sujeto que tenían para experimentar ¿qué mucha gente había muerto para que ella renaciera? Bueno, eso sí lo sentía sinceramente, aunque con la misma persistente idea en la cabeza de que nada de aquello fue por Mechtat, si no por el propio bien y la propia seguridad de sus compatriotas.

Accedería a trabajar y colaborar con ellos. Hasta que encontrara un propósito para su nueva vida. Un propósito que sería personal y no estaría supeditado a los caprichos arbitrarios de unos pocos. De algún modo, ella veía la luz de la libertad al final del túnel de la servidumbre. Y si para eso tenía que ensuciarse las manos primero... bueno, tampoco era la primera vez. 

El comandante no pudo evitar sonreir al escuchar las palabras de Krasnaya, una sonrisa que lejos de mostrar alegría, era amenazante. Estaba claro que iba a costar mucho que la psiquica cambiase el chip de la inmensa libertad de acción que tenía en Gradus, a un regimen militar tan cerrado como el de la flota de submarinos rusa.

Dmitry sería generoso, le concedería tiempo para darse cuenta por si misma de la verdadera naturaleza de su situación.

-Vasíliev- Estamos al tanto de tu curriculum. Y precisamente estas aqui porque puedes hacer cosas que otros no pueden y "ver" cosas que los demas no ven. No hemos invertido tantos recursos y personal para crear a otro soldado al que darle un arma para que dispare a lo que le diga.

Por el momento te necesito completamente operativa, el mismo Marvin puede guiarte hasta tu camarote, si tienes alguna solicitud en cuanto a equipación ve a la armería y si tienes algun problema con tu nuevo cuerpo o relacionado con tu proyecto ve a hablar con Kozlov en el laboratorio.

Tal vez solo en ese momento Krasnaya se pudo percatar de que empezaba a marearse, estaba famélica, si no comía y bebía pronto se derrumbaría. Marvin tambien podría guiarla al comedor aunque tal vez por sus circustancias Krasnaya necesitase una dieta especial para empezar.

-Vasíliev- Presentate aqui mañana a primera hora, aprovecha lo que queda de hoy para ponerte al dia. Retirate.

Giró su sillón y volvió con sus tareas habituales, no tenía, de momento, nada mas que decir. Sería una buena oportunidad para Krasnaya de conocer su nueva casa y ponerse al dia con Marvin. Aunque antes, la idea de Kozlov de comer algo se hacía mas y mas atrativa, hasta el punto de ser apremiante.

Habían terminado. Por fin. Krasnaya estaba agotada, tanto física como mentalmente. Lo único que quería era estar sola, pero a su vez, le abrumaba pensar que ocurriría cuando finalmente pudiera sentarse y pensar. Por lo pronto dejó que Marvin la condujera a comer algo. Comió opíparamente a pesar de que las gachas frías y resecas no tenían buen sabor, pero lo necesitaba. Notaba a su nuevo cuerpo pedirle comida a voces, y dado que no le habían indicado nada en referencia a una dieta específica, simplemente fue agotando la comida que ponían ante ella. Rancho militar, asqueroso.

Después siguió a Marvin automáticamente hasta su camarote. Un espacio angosto, rectangular, con una pequeña litera suspendida sobre muelles viejos y oxidados que chirriaban con solo mirarlos. Sin ventanas, por supuesto. Sin apenas luz, por supuesto. Despidió a Marvin no sin antes solicitarle un rifle y un traje militar ruso con el que cubrir su traje especial. Cuando Marvin se hubo desvanecido dejó caer los hombros y adquirió una postura cansada, vieja, enferma. Tenía mucho por hacer y poco tiempo. 

Para poder centrarse y pensar con claridad necesitaba centrarse primero en ella. Se estiró completamente, poniéndose de puntillas y estirando los brazos sobre su cabeza. Sonaron varios crujidos: muñecas, tobillos, rodillas, cuello... Estoy oxidada antes de empezar pensó con desánimo. Fue probando algunos estiramientos sencillos, primero con prudencia, luego forzando los músculos hasta notar unas punzadas de dolor. Ahora era más flexible. Flexionó los dedos uno a uno. Tenía poca fuerza en las manos, necesitaría ejercitarlas. Fue abriendo y cerrando los puños hasta que notó la circulación sanguínea estabilizarse y como los músculos se iban acompasando con ella. Tenía más fuerza. Más reflejos. Su cuerpo parecía responder incluso antes de que terminara de pensar lo que quería hacer. Sonrió. Al final, parecía que los rusos sí que habían hecho algo por ella. 

Buscó un espejo. Había uno, pequeño y ovalado, sobre la desvencijada placa metálica atornillada a la pared que hacía las veces de mesa. Es como vivir en una lata. Con una mezcla de temor y expectación lo subió a la altura de su cara y se miró. No sabía muy bien qué esperaba, pero se encontró mirando fijamente los límpidos ojos azules de una adolescente. Muy mona, pero adolescente. Mejillas redondeadas y sonrojadas, pestañas largas, boca pequeña... Definitivamente todo un cambio. A Mechtat nunca le había preocupado especialmente el aspecto físico, al fin y al cabo, o era más que una mera cuestión genética. Sin embargo, a Krasnaya parecía agradarle el cambio. Puede que nunca hubiera sido vanidosa antes porque no tenía un aspecto tan... llamativo. Aún así, el pelo seguía siendo demasiado largo, tendría que recogérselo. Levantó el espejo sobre su cabeza y estudió su perfil desde distintos ángulos. Como mucho tendría quince años y era realmente bajita. Tendría que acostumbrarse a eso. Ella hacía ya tiempo que superaba a edad adulta, y su antiguo aspecto se ajustaba a esa edad, esto suponía una regresión.

Dejó el espejo un poco avergonzada por haberse preocupado antes por su aspecto que por otras cosas significativamente más relevantes. Lo primero que hizo, fue sacar dos vectores. Con su ayuda y la de sus propias manos, examinó minuciosamente la habitación en busca de cámaras y micrófonos. Nada. Nada. Nada. Satisfecha, paseó los vectores, primero despacio y después más rápido. Primero uno, luego dos, otra vez uno, y así sucesivamente, hasta gastar gran parte de su energía. Después probó puntería encajando lapiceros entre las barras de la litera y los agujeros de las placas de la mesa. Bien. Físicamente nunca había estado mejor. 

Esbozó media sonrisa, pero murió cuando vio el pequeño dispositivo portátil sobre la mesa. Ahí estaban todas las respuestas, los informes y expedientes que había solicitado. Angustiada, se sentó, reclinó la silla y comenzó a leer. Fue devorando toda la información que contenían los archivos, necesitaba ponerse al día cuanto antes. Aún así, había ciertos detalles sobre los que necesitaba más información, por ejemplo Gradus. En efecto, parecía haber desaparecido, y, por lo que entendió, lo hizo incluso antes de que la guerra tocara a su fin. Siguió buscando datos que pudieran significar algo para ella hasta que encontró algo que la hizo pararse en seco y releer varias páginas. 

El escuadrón Alpha. El comando de élite para acabar con los demonios, que fue exterminado en su totalidad en el transcurso de su misión, pero había un nombre del que no podía apartar la vista. Adirael. Le conocía. Más o menos. Lo correcto sería decir que sabía quien era. El mejor agente de Gradus. Apenas había tenido trato con él, aunque fueran parte de la misma organización, simplemente no estaban al mismo nivel. Le apenó saber de su cruel muerte a manos de los demonios. Si alguien como él no había podido vencerles, parecía casi cuestión de tiempo que el resto de la humanidad se extinguiera y por las fotos y vídeos, parecía que así había sido. Todo estaba arrasado, desolado, arruinado... Krasnaya se fue convenciendo poco a poco de que realmente nadie había sobrevivido a algo así. Contempló las imágenes difusas de demonios acabando con todo y sintió rabia. Y odio. Y tristeza.

¿Cómo era posible que siguiera viva después de aquello? Que siguiera viva cuando todos habían muerto. Que siguiera viva sin haber movido un dedo por sobrevivir, por ayudar, por luchar. Si toda la Humanidad en su conjunto no había vencido a los demonios, los 377 tripulantes rusos no podrían hacerlo tampoco, así que ¿Cual era el objetivo de estar aquí? ¿Sobrevivir? ¿Luchar? ¿Y para qué? Si los mejores miembros de la raza humana estaban ya extintos ¿Quienes quedaban? El comandante... su primo... ella... Gente de la misma calaña, y no buena precisamente. 

Krasnaya hundió la cabeza entre los brazos y lloró. Lloró larga y ruidosamente. Con sollozos que sacudían todo su cuerpo. Ella ni siquiera tenía recuerdos normales. Una rutina, amigos a los que extrañar, seres queridos a los que rendir homenaje, nada. Solo un pasado de servicio y descontento. De anhelos inútiles y propósitos vanos ¿Qué iba a hacer ahora? 

Cuando el cansancio le venció, se quedó dormida en la misma postura en la que estaba. Sin haber decidido nada y sintiéndose más vacía y sola que en toda su vida. Alcanzó a ver de refilón el nebuloso perfil de su difunta abuela y sintió su tacto espectral, una mano apoyada sobre su cabeza. Un pequeño consuelo. Tal vez habría sido mejor ir a reunirme contigo... Y así, se sumió en sueños turbulentos y agitados que no le permitieron descansar en toda la noche.

Krasnaya tardó horas en conciliar el sueño, el shock de su nueva vida se hacía sentir mucho mas estando sola y en silencio. Ahora sus pensamientos la perseguían y atormentaban. No importa cuan talentosa psiquica fuera, nadie podía estar preparado para aceptar el fin del mundo y que su vida no iba a ser mas que una constante lucha por la supervivencia. Y la única persona cercana que le quedaba era aquella que la había traicionado en el pasado. Por fortuna aun tenía la posibilidad de pedirle explicaciones o directamente tomarse la justicia por su mano, la oportunidad llegaría tarde o temprano.

Pero en medio del caos y la inquietud, Krasnaya descubrió un atisbo de tranquilidad, era el recuerdo transformado en un sueño, la la imagen de si misma alcanzando los caminos de las estrellas, viajando a través del vacio. Por alguna razón aquello era tranquilizador, Mechtat se hallaba en paz en dicho recuerdo, era algo dificil de describir, como si la inmensidad del universo fuese su lugar y no aquella prisión metálica y húmeda en la que se encontraba.

Pero su mente no podía dormir mas de treinta minutos seguidos, suficiente para que Krasnaya comprendiera que aquella sería la prueba mas dura a la que jamás se enfrentaría.

***

07:15 Hora del pacífico, 31 de Marzo del 2134

Krasnaya no estaba dormida, pero igualmente, unos suaves golpes en la puerta metálica de su camarote la sobresaltaron, la voz de su primo Igor sonó al otro lado.

-Kozlov- Krasnaya... ¿estas despierta?, tengo que hacerte un chequeo antes de que comiences con tu primera tarea, el comandante dijo que me encargara.

Aquella actitud tan "amable" seguía sin cuadrar no solo para ser alguien que en teoría la había traicionado, sino que precisamente Igor era el único que había tratado de ir despacio con Krasnaya, el unico que se había preocupado de que comiera o de su estado fisico mas allá de las necesidades suficientes como para que estuviera operativa.

No quería ver a nadie. Y menos que nadie a su primo, pero parecía que lo iba a tener encima durante bastante tiempo. Era inquietantemente encantador. La única persona que mostraba hacia ella cierto afecto. El ser humano es el único que tropieza dos veces con la misma piedra murmuró para sí. Una parte de ella quería creer que aún podía existir algún vínculo con Igor, pero era una parte ínfima. Krasnaya no era tonta. Ya sabía donde conducía la amabilidad de su primo. 

Su primo... valiente quebradero de cabeza. La venganza tendría que posponerla, hasta nuevo aviso. Quizá no fuera necesario matarle, pero no podía soportar que supiera su verdadera identidad, que estuviera al corriente de sus habilidades. Le daba asco pensar que en ese momento él sabía más de ella que ella misma. Y no lo puedo consentir.

Krasnaya - Adelante - indicó sentándose en el borde de la cama pero sin llegar a levantarse.

Igor abrió la puerta despacio, con precaución, se asomó e hizo una seña con la mano de que debían hacerlo en otro lugar.

-Kozlov- Vamos al laboratorio, el escaner está allí. Tambien tengo el desayuno.

Krasnaya ya conocía el camino, para una mente como la suya era facil recordar ese tipo de cosas con tan solo verlas una vez. Igualmente Igor la guió hasta el mismo y allí, ella solo tendría que tumbrase en una camilla y un escaner colgado del techo haría el resto, presentando resultados inmediatamente en los monitores que ahora miraba Igor.

-Kozlov- Mmm... todo está en niveles aceptables salvo por síntomas claros de estrés.

Sentenció, aunque era un diagnóstico que no sorprendería a ninguno de los dos.

-Kozlov- Puedo recetarte algo para dormir si lo crees conveniente.

No sería la primera vez que Insomnia usaba sustancias quimicas, ya fuera para dormir, como estimulantes o energéticas. Aunque tambien sabía que a veces un cigarrillo podía ser la mejor solución. Y no precisamente de tabaco.

Tras el escaner, Kozlov trajo una bandeja con dos cuencos metálicos llenos de una papilla de color amarillo oscuro poco apetecible. Esa había sido la comida de ayer y de todos los dias. Se trataba de un compuesto con las vitaminas y minerales que el cuerpo necesita, comida sintética facil de producir y almacenar. No es que tubiera mal sabor, a alguien se le había ocurrido ponerle algun componente que le daba un regusto a manzana, pero la textura era como comer un plato de mocos. En unas semanas Krasnaya terminaría odiando el sabor a manzana.

Kozlov cojió uno de los cuencos y se puso a desayunar, por lo visto el tampoco lo había hecho, mientras tanto procedió a explicar la primera tarea.

-Kozlov- Haremos una visita a "la camara de los horrores". Es donde guardamos especímenes vivos de demonios, tal vez sea conveniente que empieces a familiarizarte con su aspecto y hagas tú tus propias observaciones.

El comandante quiere que vayas a ver a uno en concreto, a una sucubo. Ya se han hecho infinidad de pruebas con ella. En otro submarino equipado con tecnología de clonación avanzada, el doctor Gólubev llevó a cabo un proyecto... moralmente cuestionable: el proyecto Lilith. Trataron de crear un hibrido entre humano y sucubo, mas fuerte, con los sentidos agudizados de las sucubos y lo que es mas importante, capaz de usar armas demoníacas, como pueden ser los rifles de los comandos por ejemplo.

El caso es que lo consiguieron... a medias, el individuo resultante, si bien se consiguieron la mayoría de objetivos, "Lilith" no podía sobrevivir sin un traje que filtrara el aire y su sistema digestivo quedó atrofiado, teniendo que alimentarse con un suero especial.

Por desgracia el submarino fue atacado cuando hicieron escala cerca de Nueva York para abastecerse y fue destruido... junto a la tripulación. Por lo visto Vasíliev quiere seguir sacandole provecho a su prisionera que por suerte custodiamos aqui despues de todo lo que le hicieron para el proyecto Lilith.

Aclaro antes de nada que las sucubos es una de las razas de demonios mas adaptables, pueden aprender nuestra lengua facilmente y su aspecto es tal vez, uno de los mas humanoides. En parte por eso son tan peligrosas. Pero nuestra prisionera no habla, no han podido sacarle ninguna información a pesar de haberla torturado hasta la saciedad y haberla drogado con todas las sustancias que se les han ocurrido, nisiquiera sé como puede seguir viva.

Incluso tratandose de un demonio, me parece una maldita barbarie.

Asi que ahora el comandante quiere que la interrogues tu y le saques toda la información que puedas usando tus "trucos". Dijo que mientras no la mates, hagas cuanto sea necesario.

Era evidente que Kozlov tenía una especie de dilema moral, la prisionera era un demonio pero nisiquiera eso justificaba para él lo que la habían hecho, pero en el lugar en el que se encontraban, mostrar siquiera piedad hacia un demonio podría ser un indicio de traición.

En cuanto escuchó Cámara de los horrores, tortura y drogas, una imagen muy nítida de lo que cabía esperar encontrar se formó en su mente. Rusos, americanos, chinos o franceses, daba igual, a la hora de torturar el ser humano siempre muestra geniales indicios de una imaginación sin límites cuando se trata de hacer daño a otras criaturas o a sus semejantes. 

Quería sentir lástima por el demonio en cuestión, al fin y al cabo, con todo lo que habría sufrido ya habría pagado por los crímenes que pudiera cometer contra la humanidad... Sin embargo, no terminaba de sentir lástima por los seres que habían destruido el mundo. Lo cual le estaba formando un dilema importante.

Querían información ¿Pero información de qué tipo? Las directrices que había recibido eran vagas y notaba como ya desde el principio le faltaban datos ¿Como la habían capturado? ¿Cual fue su participación en la guerra? ¿Qué le hicieron exactamente para el experimento? ¿Cuanto llevaba en la cámara de los horrores? ¿Qué querían exactamente de ella? Un sinfín de preguntas que no le iban a responder acudían a su mente. 

Krasnaya se mordió el labio inferior tratando de pensar. Si no te dan las respuestas, consíguelas tú, murmuró, o tal vez fuera el eco de lo que el espíritu de su abuela le quería decir. Nunca estaba del todo segura.  

La buena noticia era que Krasnaya podía usar sus habilidades "especiales" para conseguir la información que los rusos querían, pero también podía hacerlo para su propio beneficio. Lo sentía por la súcubo, porque aunque no pensara matarla lo que iba a hacer podría dejarle secuelas, pero se lo habían puesto en bandeja para conseguir sus propios intereses.

Krasnaya - Será mejor no hacer enfadar al Comandante. Llévame hasta la súcubo y ve acotándome por el camino el campo de investigación o no acabaremos nunca con esto.- dijo más amablemente de lo que pretendía.

Aunque bien pensado, no tenía por qué ser desagradable con Igor. Al fin y al cabo, ella no confiaba en él y le iba a hacer pagar sus cuentas una a una, pero mientras....

Igor acabó su cuenco y esperaría a que Krasnaya acabase el suyo (si es que se decidía a comerlo).

-Kozlov- Por aqui.

Pasó su targeta de identificación por la consola de una de las compuertas del laboratorio, era un lugar de acceso restringido y su tetricidad aumentaba por momentos.

-Kozlov- En cuanto a la información que puede valernos, la verdad es que cualquier cosa es mejor que lo que tenemos ahora (practicamente nada), pero conseguir cualquier información acerca de los cuatro generales, aunque solo fuese su nombre ya sería un avance. O que te diga tal vez algo sobre el funcionamiento de las hellgates y como cerrarlas.

Tambien puedes hacerle preguntas mas típicas como el motivo por el que han venido a la Tierra y nos atacan, cuales son sus ordenes o sus objetivos, si conoce mas sucubos o sabe de sus ubicaciones, etc. Ni que decir tiene que si sabe algo de supervivientes humanos en la superficie, consigas toda la información posible al respecto, eso sería sin duda muy valioso.

Fueron caminando por un pasillo póbremente iluminado y a los lados, celdas con cristales blindados en cuyo interior, Krasnaya pudo ver la prueba viva de que cuando le habían contado era cierto. En la primera había un stalker.

-Kozlov- Un stalker, uno de los mas comunes y numerosos, son realtivamente débiles, pero rapidos y agiles. Van siempre en manadas, aunque durante la guerra habían autenticas legiones de decenas de miles de estos perfectamente coordinados. Forman parte de la base del ejercito demoníaco, su punto fuerte es el numero.

En la siguiente celda había un demonio de aspecto bastante mas humanoide.

-Kozlov- A estos los llamamos "comandos", son los demonios que tienen el etilo de combate mas parecido a nuestras fuerzas, van generalmente armados con una especie de rifles de puas de alta velocidad y cadencia, a diferencia de otros demonios menores, es frecuente ver comandos de menor generación, es decir, comandos mas viejos e inteligentes que al contrario que la mayoría, pueden incluso aprender y hablar nuestro idioma.

En general solo son como soldados, la elite de los demonios menores, van siempre en grupos mas o menos reducidos y conocen tancticas de combate muy similares a las usadas por nuestros ejercitos. Tienen mucha precisión con sus rifles y vista agudizada y periférica.

Kozlov continuó pero antes de seguir presentando especímenes, aclaró.

-Kozlov- Por lo que sabemos, la mayoría de razas de demonios no se reproducen sino que "crean" a su progenie. Solo los demonios mas viejos y poderosos pueden crear la siguiente generación. Normalmente el poder de un demonio va ligado a su generación y por tanto a su antigüedad. Siguiendo esa pauta, es probable que en algun lugar haya un "super comando" o un "super stalker" primera generación muy diferente en aspecto y poder a lo que conocemos.

En teoría un general no es mas que eso, demonios de una generación muy baja y por tanto, tan viejos como la civilización humana o incluso mas. Ten en cuenta que son inmortales por el paso del tiempo, mismamente una sucubo de 200 años de edad puede ser considerada una recien nacida dentro de los estandares demoníacos.

Pasaron por delante de mas celdas, Krasnaya podía consultar la ficha de información para identificar lo que veía. Tambien había un Darkdog, un Carnacor y finalmente la sucubo que iban a visitar.

Estaba atada con multitud de cadenas, cadenas con púas diseñadas para clavarse e infringir un dolor contínuo y puntualmente agudo ante el mas mínimo movimiento.

Tenía alas en su espalda, literalmente despellejadas e inmovilizadas por clavos y cadenas, sus ojos brillaban con un fulgor rojo irreal y su cuerpo, claramente femenino tenía partes cubiertas por una especie de exoesqueleto, en algunas partes este exoesqueleto había sido arrancado, dejando marcas que si bien habían cicatrizado, daban información detallada de las torturas a las que había sido sometida.

Su pelo era rojo fuego y de su cabeza salía mas de una cornamenta.

Kozlov evitó desde el primer momento mirarla a los ojos, solo miró a su prima.

-Kozlov- Esta es la sucubo, ten cuidado, la primera vez que las ves impactan mucho, son los demonios mas parecidos a nosotros en cuanto a fisiología, pero que no te confundan las apariencias, son fuertes y extremadamente inteligentes. Incluso las de mayor generación (mas jovenes). No sabemos la edad de esta, pero creemos que no es muy joven dado su tamaño, las sucubos jovenes son bastante bajas, como adolescentes humanas, entre mas edad, mas van aumentando su tamaño. Esta mide 172 centímetros.

Krasnaya lo supo con tan solo un vistazo, estaba ante una criatura extremadamente peligrosa. A pesar de las evidencias de las torturas, su expresión no denotaba debilidad o dolor, parecía que nada podría doblegarla.

Había algo en su mirada, algo que de pronto absorvió por completo la voluntad de Krasnaya.

Krasnaya apuró el cuenco del desayuno y se apresuró a seguir a su primo. Con tantas emociones juntas tenía tendencia a olvidarse de comer y de beber lo que se considera necesario, pero ahora no podía permitirse ese lujo. Había decidido actuar resueltamente en cuanto a su primera misión, pero se encontraba mucho más intranquila de lo que estaba dispuesta a admitir.

Ella sabía que podía haber obtenido más respuestas preguntando a Marvin o a Igor, pero eso significaba confiar y depender en cierto modo de los demás. Desde un principio eso le pareció inaceptable, ella era desconfiada por naturaleza y a raíz de sus últimos problemas lo era aún más. Sin embargo, ahora pensaba que tal vez no eligiera la opción más inteligente, sino la más personal motivada por sus propios sentimientos. En Gradus enseñaban desde bien pequeños que ese era un gran error, pero parecía un gran error que repetía una y otra vez.

Maldijo por lo bajo mientras llegaban a la Cámara de los horrores. Tendría tiempo para reflexionar y ajustar su actitud una vez superara la primera misión con éxito, pues si de algo estaba segura es que no tendría una segunda oportunidad si demostraba ser inútil. 

Fue caminando atendiendo entre los estrambóticos prisioneros que su primo le iba enseñando y catalogando. La teoría de demonios más poderosos de baja generación parecía bastante factible sin muchos más datos. Fue examinando sus caras hasta que llegaron a la prisionera que les ocupaba. Los archivos se quedaban cortos para describir una súcubo. Era guapa, pero no de una belleza sencilla, natural y espontánea, sino de una belleza artificial, poderosa y atrayente. Krasnaya se sintió inmediatamente atraida hacia ella. Las cadenas que la sujetaban le hacian sangrar por algunos puntos y parecía que al más mínimo movimiento varios clavos se le irían clavando. Examinó sus alas totalmente descarnadas pero tan profundamente tristes. Y sus ojos, uno habría podido perderse en semejante pozo de odio y dolor, ojos rabiosos pero seductores. 

Cuando se quiso dar cuenta, Krasnaya ya había avanzado varios pasos hacia ella. Le pareció ver asomar lo que parecía un rastro de una fugaz sonrisa - si es que se podía considerar así - en los labios de la súcubo y entonces enfocó. Seguía notando una fuerza que le hacia querer acercarse a ella, pero podía dominarla. Así que esto es una súcubo. Tenía que reconocer que era una versión muy mejorada de la femme fatale, bastante distinta a cuantas había conocido, y eran unas pocas.

Pero Krasnaya sabía reconocer el valor del atractivo físico y sabía resistirse a él, aunque en esta ocasión, la fascinación seguía totalmente presente, desplazada a un rincón de su mente para que no interfiriera con el resto. Ahora ya tenía toda su atención puesta en el demonio. Al entrar en la sala, lo primero que pensó fue en buscar sistemas electrónicos de escucha o visión, pero después de ver a su objetivo, se dio cuenta de que, aunque no pudiera verlo, jamás dejarían semejante trofeo libre de vigilancia. Así pues, concentró su mente únicamente en el demonio. 

Se suponía que era inteligente, y desde luego por su expresión lo parecía. Inteligente e imperturbable. Y que tenía la capacidad de aprender ciertas habilidades humanas como la lengua. Si eran capaces de aprender idiomas humanos necesariamente necesitaban la facultad innata del lenguaje que les permitiera comunicarse, al igual que pasaba con los humanos. A no ser que la capacidad del lenguaje fuera adquirida, por lo que stalkers y otros demonios inferiores no tenían capacidad para ella, pero, en cualquier caso, eso solo podía responder a una necesidad social. 

Se preguntó cuántos amigos y compañeros habría perdido la súcubo y cuanto habría padecido en manos humanas. Luego recordó que no debía usar bases de análisis antropomórficas en seres que claramente no lo eran y podían responder a otras convenciones. Viendo su cara, Krasnaya quiso saber, pero no saber sobre las masacres o la guerra, si no saber sobre una civilización que no podían entender, que no se medía por patrones humanos. Lástima que esa no fuera su misión. 

Pidió a Igor algún asiento con el que poder situarse así en disposición conversadora con el demonio. Al fin y al cabo ya le sacaba fácilmente una cabeza y ya había resistido a su intimidación,  así que le pareció lo más lógico buscar la postura más cómoda para las horas que tenían por delante. 

Krasnaya - Hola - Saludó en ruso acaparando la atención del demonio. Estaba segura de que lo entendía, al fin y al cabo, tanto tiempo bajo dominio ruso le habrían hecho saberlo tanto si quería como si no, pero ¿que había del resto? La súcubo posiblemente no estaba más contenta que ella misma estando de invitada en aquel submarino, así que hablarle en la lengua opresora no parecía muy inteligente tampoco, amén de que si ella hablaba algún otro idioma ambas saldrían ganando durante el breve intercambio que iban a mantener - ¿Cuál es tu nombre? - preguntó en Francés. Por un momento estuvo apunto de revelarle el suyo - el oficial actualmente - pero se lo pensó mejor. Un malévolo brillo en la mirada del demonio le hizo recapacitar y darse cuenta de que posiblemente no era la mejor idea. - ¿Sabes cuanto tiempo llevas aquí? - probó con el inglés. - ¿Y sabes cuanto es eso en proporción con lo que llevas en este mundo? - tanteó con el japonés. - ¿Hay algo que quieras saber? - dijo por último en hebreo. 

Krasnaya comenzó con preguntas sencillas y poco o nada ortodoxas. La estrategia poli bueno poli malo no le gustaba, pero ella tenía la ventaja de poder ser amable con los interrogados y aún así conseguir lo que quería bien voluntariamente o bien a la fuerza. La súcubo no iba a ser la excepción. La estaba mirando de hito en hito con sus pequeños ojos brillando maléficamente y la cabeza levemente inclinada, como sopesando sus palabras.

No obstante, las preguntas de Krasnaya respondían a una necesidad mucho más sencilla que entablar conversación. Necesitaba dos cosas, la primera, interactuar con el demonio, es decir, que la respondiera, y a ser posible, calcular el alcance de su capacidad de aprendizaje, además de que si podía conseguir alguna información útil y relevante de las respuestas ya mataba dos pájaros de un tiro. Y la segunda, comprobar su disposición. Krasnaya ya sabía que no iba a conseguir sacar nada en claro simplemente preguntando y que posiblemente tendría que recurrir a invadirla para conseguir lo que quería, pero aún así, hay mucha información y muchos datos que se pueden recabar de una simple conversación y que sirven además para hacer un perfil aproximado del sujeto con el que estás tratando. 

Y, aunque era algo bastante obvio y sencillo de discurrir, esos procedimientos tan sencillos se perdían en cuanto alguna "eminencia", país o poder político sentía la necesidad de conseguir información y hacerlo ya. 

Krasnaya soportó la mirada del demonio sin apartar los ojos de los suyos en ningún momento y con una expresión neutra. Era el turno del demonio para responder, si acaso tenía algo que decir.

La sucubo mantuvo la mirada a Krasnaya durante unos segundos, luego miró hacia su cuerpo como si sus ojos fueran un escaner tanto o mas potente que el que había analizado a la psiquica unos minutos antes en el laboratorio. Pero no hubo respuesta, solo una muy leve sonrisa, una que no mostraba alegría sino tal vez algun tipo de maquinación satisfactoria.

Igor esperó unos segundos pero pronto optó por marcharse y dejar a Krasnaya hacer su trabajo, por lo visto iba a necesitar tiempo.

-Kozlov- Volveré al laboratorio, no estaré lejos, si necesitas cualquier cosa hazmelo saber a mi o a Marvin. La sala está monitorizada asi que si pasa algo Marvin me avisará y vendré enseguida.

Krasnaya podía comprobar que a lo largo del techo de esa sala y de casi todo el submarino, habia una banda de microproyectores que era la que permitía que el holograma de Marvin apareciera en cualquier sitio. Tambien habían camaras y era de suponer que microfonos dado que sin ellos Marvin no podía saber cuando le llamaban o referían a él. Incluso la sucubo podría ver aquello perfectamente, otra cosa es que entendiese su finalidad.

-Kozlov- Ten cuidado.

Dicho aquello les dejó a solas pero ni aun asi salieron palabras en ninguna lengua de la boca de la sucubo, es mas, pareció decidida a retar a su nueva interrogadora atacando con lo único que podía, su habilidad para robar la voluntad de sus objetivos. Cuanto hacía falta era contacto visual, esta vez no solo era su apariencia, sino un tipo de ataque psiquico extremadamente potente.

Mientras tanto Krasnaya podría darse cuenta de detalles, había presenciado los suficientes interrogatorios como para tener una clara sospecha de que aquel demonio entendía mas de lo que demostraba entender.