Partida Rol por web

El bello paisaje se ve ensombrecido por la multitud de cuerpos que siembran el suelo.
Abraza a la niña, no esperaba encontrarse aquello, no queria que la pequeña viera aquello asi que la giro para que solo lo mirara a el.
Tranquila pequeña, mírame a mi.
Toma el dichoso pergamino del estuche para comprobarlo y ver lo necesario para usarlo.

Malkar trató de detener a Yal, sin embargo, el mediano resultó ser tan ágil como impulsivo, y antes de siquiera pensar como frenarlo había caído por el portal.
El adivino entonces, esperó hasta que todos lo hayan cruzado, y por ultimo, tras murmurar un sortilegio, él también se decidió a cruzar.

El imponente valle de Evereska lo recibió. Los famosos arboles y jardines florados, habían sido reemplazados por cuerpos de elfos muertos aquí y allá, y la bella torre aguja, parecía una lúgubre versión, como si se tratara de su marchita hermana del plano de las sombras.
El erudito, observó todo con detalle, fijándose principalmente en la intrigante criatura vegetal que rodeaba a la torre.
Cuando Marco recibió el mágico pergamino, el mago dio unos pasos atrás, como demostrando no solo interés y curiosidad por lo desconocido, sino también respeto y quizás incluso algo de temor.

Mientras el resto de los aventureros discutían sobre que hacer a continuación, el adivino se quitó el fino sombrero, guardándolo dentro de un saco en su cintura, aun más pequeño que el propio sombrero. Luego, se quitó la lujosa túnica que cubría su cuerpo dejando ver debajo, otras ropas más oscuras y ceñidas a su cuerpo. Tras guardar en su saco planar ésta ultima prenda, buscó en un bolsillo una capucha de oscura tela, y manteniéndose aun alejado unos diez metros del grupo que manipulaba el pergamino, permaneció callado, con la capucha en su mano, y sin dar muchas explicaciones.
A sus pies, Cartucho trepó nuevamente por las oscuras telas, ocultándose entonces dentro de un bolso de cuero negro.

El mago, desenfundó una daga oscura, y comenzó a hacer malabares con una mano, mientras oía atento la conversación y sostenía aun la capucha en la otra mano.

Quitando el sello de cera que protegía el pergamino Marco lo abrió y contemplo su interior, durante unos segundos lo observo, analizo la esquiva caligrafía que posiblemente fuera de su diosa y comprendió que sino fuera por gracia de ella no seria capaz de desatar el poder de este conjuro.
Sus labios empezaron a moverse mientras el recitar arcano salia de su boca con un tono firme, aquel conjuro invocaría a aquello que acabaría con la abominación devora magia que amenaza esta tierra, las letras iban desapareciendo según las pronunciaba mientras el poder arcano se concentraba a su alrededor, la ultima silaba fue pronunciada y la mano con el pergamino ahora vació volvió a abrazar protectoramente a la niña.

Zizel aguardó para ver el espectáculo.
Ya sabía que nada se podía hacer contra esta "planta", esperaba que esa otra cosa que llamaban Fungus lo hiciera.

Un dios que le da un pergamino a un mortal para que otro dios le diga a otro mortal que busque a este para usarlo.
No lo podrían haber hecho más simple? Yo si lo hubiera hecho.

Dijo Zizel mientras se acomodaba el sombrero y sus gafas esperando ver la acción.

Atravesó la puerta sin aquella sensación que le había embargado la primera vez. Quizá ya estuviera acostumbrándose a desplazamientos de aquel tipo.
Pero no tenía tiempo de entretenerse con aquel tipo de pensamientos. Ahora lo primordial era ubicarse para intentar entender lo antes posible qué había sucedido en aquel lugar, aunque los cadáveres por el suelo podían darle una cierta idea.

Sus instintos actuaron antes que su razón, y en cuestión de un segundo empuñaba las cimitarras que habían adornado su cintura hasta ese instante.
Miró en todas direcciones, trazando un círculo completo, para averiguar dónde se encontraban los enemigos, pero no consiguió detectar nada preocupante.....excepto aquella forma extraña que se encontraba ubicada en la torre más alta, la cual dominaba toda la zona.

¿Qué es eso? - preguntó poniéndose en guardia - ¿Qué ha ocurrido aquí?

No prestó atención a los murmullos que surgían a su espalda, sino que se centró en las palabras que surgían de los labios de Askritt, el cual se había elevado un poco del suelo. - ¿Y qué es ese dichoso Fungus?

Ya lo había escuchado mencionar varias veces, pero no tenía ni idea de a qué se referían. Al menos no se veía a Acerak por ningún lado, lo cual suponía un cierto alivio a la vez que una desilusión.
Aquel engrendro tendría que verse las caras con él algún día.

Nada de lo que habitualmente habría atrapado la admiración de cualquiera al llegar a Evereska parecía tener importancia ninguna, presencia ninguna ante la horrible sombra ponzoñosa que se enroscaba alrededor de la otrora brillante Aguja, morada de Corellon. Latiendo, pulsando al ritmo de su feroz sed de magia, alimentada por el poder de la Torre que parasitaba, la maligna entidad vegetal crecía y crecía.

La arquera se había detenido junto a su hermana, a quien apenas había podido contestar con un gesto de asentimiento cuando, tras traspasar el portal, ésta le había preguntado acerca de si el origen de aquella pesadilla no era otro que Acerak, el nigromante, el responsable no sólo de la muerte de su amor, sino que también del tormento que la consumía desde que su naturaleza se había transformado monstruosamente.

Ahora Alessëa esperaba quieta, en un silencio respetuoso y tenso al mismo tiempo. A pesar de haber sido inútil antes tanto con las flechas de plata como con las de adamantina, cargó su Arco y se quedó presta, dispuesta a intervenir si era necesario. Deseaba solamente que la Invocación del fungus, que el depositario del Pergamino, Marco, empezaba a realizar, fuera tan eficaz como necesitaban, y que ese ser se materializara y pudiera eliminar la terrible amenaza...

-Sí, cuentáme... te lo ruego.- dijo el monstruo perdiendo la atención que tenía en su hermana y girándose hacia Yal con ansiedad contenida -Pero... ¿IKRITT?- dijo como si de pronto algo atenazaa su corazón -¡IKRITT!- gritó sin poder contener sus emociones con una expresión que difícilmente indicaba si se echaría a llorar lava fundida o a destruir en derredor.

El ser, nervioso, casi acechante, afiló el rostro mientras olisqueaba al mediano en busca de aquello que ya sentía en su interior. El poderoso vínculo que ya había establecido con el pseudodragón cuando éste era el familiar de su amante, aún estaba fuertemente arraigado en el seno de la antigua elfa. La mezcla de emociones y sensaciones la desgarraba. Su cuerpo ahora tocado por Bahamut se sentía más cercano que nunca al dragoncillo de compañía. La propia tristeza del ser hacia la pérdida que compartían la desgarraba. Sus brazos se abrieron como en busca de un deseado abrazo y Yal pensó por un instante que lo engulliría. Las manos sobre los pomos se relajaron cuando la pequeña sierpe brotó como una exhalación azulada de la mochila del pícaro y se lanzó al cuello del mastodonte. Ambos se apreciaban; de eso no cupo duda tras los primeros instantes de pánico.

Superada por los sentimientos, las rodillas de Drysiel se doblaron y el inmenso corpachón se postró de hinojos, con un fiero retumbar:

-Oh, Ikritt, mi Ikritt. Cuánto te he echado de menos.- dijo desde el interior de la aberración una voz tan dulce que apenas sí parecía provenir de donde lo hacía.

Alessea casi no pudo reprimir una lágrima, cuando a ojos momentáneamente cerrados escuchó única y exclusivamente la voz de su antigua hermana mayor. Pero Cuando los abrió la grotesca imagen seguía allí. Una imagen, por otro lado, muy encariñada con el bichillo brillante que recorría sus múltiples articulaciones con mimosa cadencia.

- No estoy muy seguro - el lenauro miró al explorador e intentó darle una explicación a quienes recién descubrían la situación.

- Aparentemente Acerak busca volver a Faerûn y para ello intenta distraer a quienes se le puedan oponer - comenzó - Así nos enteramos que ha resucitado a Moander, el dios de la podredumbre usando una lágrima de Lathanzer. Supongo que los ataques que nos comentaron se preveen en Aguas profundas también tienen que ver con eso - les explicó - Y aquí... eso! Nadie sabe bien que es, pero la magia desaparece al acercarse y encima se regenera -

El lenauro meneó la cabeza preocupado - El mismo Corellón nos indicó que solo los Fungus pueden acabar con esa criatura. Y solo los seguidores de Mystra pueden convocar esos Fungus... espero que sea suficiente. Debemos acabar con eso... y luego rastrear a Acerak para impedir que siga haciendo estas cosas -

El semicelestial miró a los presentes - Algunos ya han combatido con ese nigromante. Es poderoso, muy poderoso, por algo los dioses nos solicitan su ayuda - se explicó - Ya ha matado ha algunos de los que lo intentaron combatir - Askritt miró con pena a la extraña elfa que ahora jugueteaba con el familiar del mago que no había conocido.

- Pero empecemos por el principio... eso! - señaló la extraña planta que seguía creciendo y envolviendo a la ahusada torre - Luego veremos como vamos por el mago -

Miró a los recién llegados.

Alguien tiene algo de comer?

Pregunta Zizel que ya casi no prestaba atención a la torre.
Definitivamente no había mas que hacer que esperar para ver el conjuro del pergamino actuar.
El mago si bien no prestaba atención a las cosas que sucedían a su alrededor, todos se dieron cuenta que tenía "ojos en la espalda".

Sea lo que sea que vaya a conjurar este tal Marco, no nos tomará de sorpresa, si es efectivamente una conjuración para llamar algo, no interferiré, pero puede que hasta esté engañado.
Ya he caído una vez, no lo haré dos veces.

- Espero que no sea peor el remedio que la enfermedad - comentó, en voz baja, el lenauro al ver la aberración que ha convocado el conjuro

Sin embargo ha sido un dios, un dios benigno, como Mielikki, el que les dió la instrucción, y el simbolo de Mystra es facilmente discernible en el caparazón de la criatura convocada, por lo que permaneció expectante a ver que hacía la nueva criatura... y averiguar si necesitaba ayuda en la destrucción de la extraña planta disipa-magia

Calma Cedric. aseguro el adivino. Ha hecho lo correcto. El pergamino, al menos, era lo que debía ser.
Ahora solo resta confiar en que éste...Fungus...comprenda que su tarea es limpiar esa torre.

El mago, permaneció alerta, con sus dos dagas desenfundadas, observando la reacción de la criatura conjurada. Por debajo de la mandíbula, parece tener una zona blanda, sin la protección de su duro caparazón. Solo roguemos que pueda acabar con la planta antimagica...
Por un momento, Malkar pensó que de tratarse de una bestia conjurada, desaparecería en cuanto se aproximara a la maligna planta, sin embargo, al recapitular las exactas palabras leídas del pergamino, se dio cuenta de algo más...de un detalle interesante.
Señalando hacia lo alto, a la torre, con su daga apuntando como una apéndice natural de su brazo, le gritó a la extraña aberración que habían traído.
Ve y...MATA!

Alasa seguía charlando animadamente con Grok, sin embargo, no se perdía detalle de todo lo que iba sucediendo.

- Hemos de estar listos para ayudarle si es necesario. Tened vuestro arsenal listo. Askritt, cuando comiencen a luchar, sobrevuela la batalla con mi antorcha, sabremos en qué momento cae el campo antimagia, si es que cae, y podremos entrar nosotros en la batalla.

El lenauro asintió mientras extendía una mano para tomar la antorcha y empuñaba su cimitarra en la derecha. Lentamente comenzó a rodear la torre, acercándose poco a poco y prestando especial atención a la antorcha.

En cuanto la misma no apagara su luz sería el momento de golpear con todas sus fuerzas. Sin embargo, ya había sufrido lo que significaba el campo antimagia de la planta, por lo que tuvo especial cuidado en verificar que la antorcha fuera lo único que acercaba a la torre en sus giros