Kkankhikgnia, juzgados.
Aquella tarde de otoño (como todas las demás realmente pues el clima contaminado del planeta no daba para mucho más), el gran salón acristalado con estructuras de hierro que componían columnas de metal que ascendían como médulas ante el techo de los grandes juzgados.
Las banquetas del pueblo contenían a miles de trasgos sentados esperando que el acusado parasara, éste era Klik Klak, allí ante la gran columna donde se colocaba el juez, que no era otro que el príncipe heredero pasó a enumerar cada uno de los experimentos peligrosos que había llevado a cabo el acusado, algún comportamiento indecente suelto y recopilado, y alguna que otra travesura juvenil pero que desde luego no podía ser olvidada.
- Y por todo lo que he leído anteriormente quiere entonces, Klik Klak, ¿dar algún tipo de explicación que pueda ser medianamente convincente para evitar la pena?... se oyó gran murmullo en la sala y algunos abucheos, el caso es que alguna explosión por allá, disparos de ácido por acá y una vaca mecánica que voló hasta caer encima de la casa de guardia (la cual juras pensabas que habías quitado todo artefacto explosivo de dentro antes de lanzarla) pues no era la mejor manera de tener una buena relación con la comunidad.
Cuando era pequeño Klik Klak había disfrutado de los juicios y las ejecuciones como cualquier otro infante Kkankhikgno. La parafernalia, los decorados trajes de los sacerdotes y los cantos acompañados de los tambores y las Kkimbanas, las explosiones ceremoniales y la explosión final, cuando el acusado era enviado a través de los cielos directo a las fauses del gran Dios Destructor convertido en una estrella fugaz artificial pero al revés, todo era un deleite para los sentidos. Que pena que él hubiese dejado de creer en Kkank hace tanto tiempo.
Dió un paso adelante, nervioso. Sabía que no había posibilidad de perdón ni nada, el veredicto ya estaba dictado y el juicio no era más que una pantomima para satisfacer y calmar el deseo de venganza de los agraviadios.
— Si me permite su majestad —dijo Klik Klak en pocas palabras, el idioma Kkankkhikfno era parco de palabras, pero compensaba con matices, gruñidos y sonidos que permitían formar frases largas hermosas cargadas de fuerza y pasión en lo que duraba la mecha de una dinamita—, entiendo que mis experimentos y travesuras hayan causado preocupación y algo de daño, pero permítanme explicar que cada acción tenía un propósito científico. Mi intención nunca fue evitar el causar daño a otros o a la comunidad, sino expandir los límites del conocimiento y dejar suficiente ciudad intacta para volver a experimentar y avanzar en nuestra ciencia de manera más eficiente.
»Reconozco que mis métodos pueden haber sido poco convencionales y quizás algo más suave de lo que estamos acostumbrados, pero siempre estuvieron impulsados por la pasión por la tecnología y el descubrimiento.
Klik Klak observó la reacción indignada de los Kkankkhikgnianos ante su explicación. El desprecio y la incredulidad se reflejaban en sus rostros mientras las voces del público se alzaban en protesta. Un grito se destacó entre la multitud:
—¡Esa maldita vaca ni siquiera hizo explosión, apenas aplastó a una de mis gallinas!
El murmullo se transformó en un coro de desaprobación y abucheos. Las palabras se esparcieron por la sala como una onda expansiva.
—¿Es verdad?
—Oh Dios, que vergüenza. ¿Qué pensaran nuestros hijos?
—¿Solo una gallina? Deshonor para él, Deshonor para su Vaca y para toda su descendencia.
—¡Proyectiles que no explotan! ¿Qué vendra después? ¿Cañones que no disparan? ¿Armas que no lastiman? ¿Pólvora que no explota?
Una hembra cayó desmayada por la idea mientras su compañera gritaba al lado alterada.
—Por el gran Kkank ¿es que alguien puede pensar en los niños?
El bullicio volvió a explorar y Klik Klak soltó un fuerte suspiro. A pesar de las reacciones negativas, Kmm mantuvo la mirada firme y decidió hacer un último intento para transmitir su pasión y su visión. ¿Quién sabia si tras muerte algunos engendros comprendían de que estaba hablando y comenzaban a hacer bien las cosas?
—Comprendo su decepción y su descontento, pero les ruego que consideren el potencial de la innovación y el avance. Nuestro pueblo ha prosperado gracias a nuestra dedicación a la tecnología, y debemos abrirnos a nuevas formas de explorarla. ¡No todo deben ser matanzas y explosiones! —La hembra que se había desmayado antes se levantó solo para poder desmayarse de nuevo—, ¡Mis experimentos pueden no haber sido arriesgados, pero es que debemos avanzar y encontrar una forma donde no nos matemos entre todos sino solo unos pocos!
El príncipe heredero repitió certeramente varios golpes de su mazo para exigir orden lo cual tardó bastante en llegar dada la lejanía y sordera de más de uno...especialmente el viejo Peeves, que tantas explosiones sin protección no son buenas.
- Todo lo que dices es una majadería, y de todas formas solo hablas de la parte científica como mucho...para nada de cosas como tu conducta indecente por las calles...además queda más que patente que lejos de arrepentirte vas a seguir con este comportamiento incorregible...desnudez en público, ebriedad...¿qué dice aquí de una cabra y la hija del... dijo entrecortadamente su majestad ...la madre que lo... toda la sala empezó a soltar bullicio de nuevo de un lago a otro mientras los corchetes de justicia golpeaban sus armas al suelo para dar silencio ...la condena de Klik Klak debe tomarse hoy...y solamente hay una para ello...el destierro.
—¡ESA CABRA NO MERECÍA MORIR Y LO SABEN! —Gritó está vez Klik-Klak perdiendo la compostura. El caso de la cabra y la hija del tabernero. ¿Que le importaba que fuera tradición regalárle una cabra explosiva a tus crías cuando cumplían quince? Era un desperdicio de cuero y de carne de la mejor calidad. Mientras se defendía a gritos, mordiscos y golpes, dejando salir el temple tan característico de su raza, escuchó la sentencia mientras era arrastrado de nuevo a su calabozo.
El destierro… así le llamaban ahora. Ser metido en un cañón de más de ochocientos pies de largo, recostado sobre una cama de pólvora especial capaz de mandarlo a volar a la estratósfera y probablemente más allá. Era difícil precisarlo, pues obviamente, nadie había vuelto para confirmarlo.
A Klik-Klak le preocupaba realmente el calor de la explosión del principio, el calor de la fricción del medio y el probable frío del final. Si bien sus compatriotas pensaban que tras atravesar la gruesa capa de nubes el Dios destructor lo devoraría, Klik-Klak tenía un enfoque más práctico. Había observado el cielo y analizado el comportamiento de las estrellas fugaces deshaciéndose en la espesa atmósfera de su planeta. Ya sabía hace mucho que ese era sería su fin. Si en algo tenía razón el príncipe heredero era que no pensaba en arrepentirse o cambiar. Una raza como ellos, que enaltecía la violencia y la depravación estaba condenada a desaparecer. Por eso es que se había preparado para este momento y había diseñado hace mucho su "traje ceremonial de ofrenda para el gran Dios" Nombre código TRA.CE.RO. Un artilugio con el que esperaba sobrevivir a la explosión inicial y a lo que vendría inmediatamente después… ya vería qué hacer después de eso.
Tras el alboroto de nuevo, se pidió orden y silencio en la sala...- ¡Orden, Orden, ORDEN!...dita sea todo...esto es lo que ocurre maldita sea...Klik Klak serás lanzado a nuestro Dios Devorador esa es la realidad, él será quien juzgue la realidad y gravedad de tus actos, estamos hartos de tus ideas, de tus actos y de tus comportamientos, mañana será el momento, serás escoltado por los guardias para que puedas poner enteramente en orden tus asuntos, después que sea la divinidad quien decida tu camino... golpea con el mazo ...¡he dicho!.
La pantomima que había sido su juicio había terminado al fin. Klik-Klak se dejó llevar lejos de la sala por los guardias hasta que las voces se apagaron a su espalda. Los siguientes pasos eran esenciales si quería sobrevivir a la ejecución.
Por suerte las tradiciones de su raza le daban una buena oportunidad. Se le permitía a todos los "exiliados" a llevar consigo sus posesiones más valiosas. Se supone que era una gracia que se le concedió a los ejecutados para que en su próxima vida pudieran tener una existencia más cómoda, pero Klik-Klak sospechaba que era solo porque les gustaba ver cómo estás se quemaban en la atmósfera y dibujaban esteles verdes y azules en los espesos gases que rodeaban su planeta.
Así Klik-Klak pasó lo que supuestamente le quedaba de vida acarreando petates con sus instrumentos hacía el gran cañón que lo lanzaría a la estratósfera. Los grandes atados envueltos en pieles de cabra se deslizaban por los costados del gran arma con un suave silbido mientras resbalaban por las paredes aceitadas del enorme tubo.
Le habría encantado llevar sus pólvoras especiales o el líquido explosivo que había inventado con el excremento de las gaviotas, pero los guardias tenían instrucciones de no dejarlo llevar nada que fuera potencialmente explosivo. De ninguna manera querían que el show terminará en la base del cañón y no en los altos cielos de la ciudad.
Poco a poco las partes del TRA.CE.RO. de Klik-Klak fueron todas transportadas al aparato de su destrucción. El Kkankhikgniano sabía que antes de dispararlo el príncipe volvería a leer todos sus pecados y crímenes ante el público. Solo esperaba que estuviera especialmente elocuente para darle tiempo a armar todo allá adentro.
—Muy bien muchachos. Solo me falta despedirme de mi padre…
Volvió a su cabaña y se arrodilló frente a un retrato de un Kkankkhikfniano sospechosamente muy parecido a Klik-Klak. Frente a él había una vela muy gruesa de cebo de cabra sobre una plataforma de metal con varios clavos clavados a los largo de su blanca y cerosa superficie. Prendió la llama y tras mirar a los guardias bajó la cabeza y estiró las manos.
—Eso es todo… estoy listo para pagar por mis pecados. Llevadme hacia él.
Parece que Kilk Klak estaba listo para el momento final, fue subido a ese cohete, expectantes todos admiraron como iba a saltar por los aires...en muchos sentidos, no obstante, justo al entrar a la capsula ves una mochila azul que no era tuya con una nota.
En cuanto estés despegando tira de la anilla verde que ves agárrate fuerte a la mochila y que tengas buen viaje, siento te vayas así...
Entonces llegó el punto de inicio, la gente estaba haciendo la cuenta atrás cuando ese cohete salió disparado hacia la atmósfera, tiraste de la anilla y entonces parece que en torno a ti se activó una especie de burbuja de protección electromagnética, el cohete estalló en mil pedazos pero Klik y una parte de sus pertenencias continuaron al espacio, es entonces cuando la mochila comenzó a parpadear en rojo, así permaneció en el vacío por unas horas hasta que la bola parece que iba a ser interceptada por una nave de forma poligonal, chocaste con su casco y fuiste absorbido hacia el interior de la nave...dentro había una criatura especialmente peluda y alta con cabellos verdes, y un humano un tanto raquítico con ojos marrones y pelo un tanto alocado en una gran sala blanca de recuperación de presiones...- Voy a preguntarlo pero...¿Klik-Klak?....
El penúltimo clavo en la vela que había prendido tambaleó y cayó al suelo, la cera que lo había sostenido se había derretido y lo había dejado ir con lo que la pequeña plataforma en la que estaba sostenida se elevó un centímetro más.
Cuando Klik Klak fue arrojado adentro del cañón sabía que tenía poco tiempo para armar el TRA.CE.RO. rápidamente encendió una linterna y comenzó a unir los trozos del traje. Agarró toda la ropa que había tirado dentro y las acomodó en la base sobre la cual puso un armatoste de varas que formarían un capullo alrededor de el. Se metió al medio y pasó a paso fue armando desde la base hasta la punta una especie de cono que al mismo tiempo fue cubriendo de más y más pieles. Cuando estaba llegando a la punta vertió las dos botellas de vino que se había traído consigo en el espacio entre el armatoste y las pieles y una extraña reacción química comenzó a producir una espesa espuma que rellenó todo el espacio entre las capas. Estaba en esto cuado vio aquella extraña mochila y la nota que traía adjunta.
—¿Pero quién...?
Cogió la nota entre sus manos. La caligrafía era curiosa, la mochila pareció amas un artilugio que una prenda ¿Había alguna manera despierta entremedio de ese montón de animales?
—Oh no... Oh no... Oh no! —exclamó con preocupación mientras se llevaba las manos a la cabeza, el último clavo estaba a punto de cae seguramente. ¡Y había otra alma afin en esa ciudad! Miró alrededor, había perdido mucho tiempo para lamentarse, debí terminar el dispositivo o Volaris en pedazos. Se vistió rápidamente, se puso la mochila que le habían dejado y levantó las manos para asegurar la última unión de la estructura en la punta del improvisado proyectil.
No alcanzó.
La detonación sucedió cuando aún estaba cerrando los últimos amarres en la punta. El empuje lo aplastó contra el fondo y el acolchado en el traje, la base de ropas y la espuma amortiguadora apenas mitigaron el impacto que tuvo la explosión en el cuerpo de Klik-Klak. Si no hubiera sido por al resistencia de su raza a los impactos no habría podido mantenerse cuerdo. En el suelo la explosión hizo vibrar la ciudad desde sus cimientos. Mis habitantes no se preocuparon, la contrario, lo celebraron. Era el rugir hambriento del estómago del gran Dios.
En el taller de Klik-Klak el último clavo se desprendió de su lugar y cayó al suelo, la plataforma de la vela, libre de ese peso, se levantó completamente dejando libre el contacto entre los dos acelerantes. La mecha de la vela sigui su camino hacia abajo y encendió el detonante. En un instante todo el taller de Klik-Klak, su bodega de materiales y muchas casas alrededor volaron por los aires, un último recuerdo del condenado a su gente. El fuego químico voló por los aires y encendió una decena de casas alrededor, el incendio se prolongó rápidamente y cubrió más de media ciudad. A las orillas de esta un ejército de cabras concientes considero esto una señal y cargó contra el reino.
Mientras cruzaba el cielo Klik-Klak se preguntó fugazmente si la explosión que había diseñado para que destruyera la ciudad a su partida habría tenido éxito mientras se esforzaba en reparar el daño que había provocado aquella última amarra no colocada. El dispositivo se desarmaba a su alrededor por partes. Si seguía así quedaría a merced de la gravedad y no habría esperanza. Se preguntó si aquella mente que le había dejado la mochila habría muerto en la explosión... ¡La mochila!
Tiró de la anilla como decía la nota y una burbuja se extendió alrededor de él. TRA.CE.RO terminó de explotar en ese mismo instante y la burbuja siguió su camino con Klik-Klak en su interior había el espacio. Este pudo ver a sus pies como la ciudad ardía en llamas, una enorme Tea despidiendolo que se perdió rápidamente a su vista por los espesos gases de sus atmósfera. Luego vino el espacio sideral. Su planeta se presentó frente a él como una gran bola verde y gaseosa. Los ojos del primer (y quizás único ) Zpotblin se abrieron con ilusión y fascinación científica. Una cosa era creer y otra precencia. Una lágrima broto de su mejilla mientras se perdía en el vacío... Su plan de haberse quedado en la atmósfera y haber caído en algún otro lugar del planeta había fallado, pero al menos había valido la pena. Se sentó en la burbuja a descansar —satisfecho con su vida no le importaba irse ahora— cuando una sombra en el espacio llamó su atención, sus contornos era poligonales, no parecía algo natural. Se puso de pie y notó que estaba siendo atraído hacia ella y confirmo sus sospechas cuando una compuerta se abrió y lo dejo entrar en aquella mole interestelar.
Habla un par de criaturas extrañas y deformes a los ojos del Zpotblin. Este dió un par de pasos ya dijo algo que no pudo entender... Hasta ahe mencionó su nombre. Se extraño y retrocedió instintivamente llevando sus garras a la pesada herramienta que colgaba de su cinto —una de las pocas cosas que había podido salvar— abrió la boca y respondió llevándose la mano libre la pecho.
—KKJ KLIK-KLAK. KKKKK!!!! KJHLYK?
Lo que venía a significar obviamente, ¿Que demonios está pasando aquí?
Los dos hombres se miraron el uno al otro y se encogieron, costó un par de semanas de viaje y algo de compota de manzana que Klik empezara a aprender algo del idioma aunque tampoco le fue especialmente difícil al parecer el idioma era bastante simple y similar al suyo, igual lo segundo fue lo más fundamental.
Al parecer habían mandado desde tu planeta un aviso de ayuda para rescatar a un condenado a muerte, obviamente eso hacía referencia a ti, te llevarían al planeta conocido como la Tierra para una supuesta entrevista de aptitudes, o al menos eso te comentaba.
El Klik-Klak que llegó a la Tierra estaba a años luz de aquel que había escapado de Kkankhikgno. Lleno de la rabia natural de su raza, sazonada con la dificultad de poder expresar todas sus grandes ideas en aquella pobre lengua fonética y delicada y por la constante duda de quién había sido aquel Kkankhigniano (o no) que le había salvado enviando la señal de socorro y si es que este habría sobrevivido a la explosión que él había preparado a modo de regalo de despedida, Klik-Klak se paseaba por los pasillos de LaSpagniola gruñendo y murmurando mientras aprendía los secretos de aquella tecnología tan espectacular que le rodeaba.
Constantemente se decía a sí mismo, hablando en voz alta para practicar el idioma, que si no fuese por la distracción que el avance técnico de la nave presentaba se habría vuelto loco hace dias. Chez-Cow, la criatura peluda y verde que le había recibido, se había encargado de mostrarle y explicarle burdamente como funcionaba todo.
—Pocas explosiones, demasiadas pocas explosiones —Había dicho él cuando le mostró la sala de motores, cosa que le había valido tres días lejos de aquellas impresionantes máquinas. Seguramente por haber usado "demasiado" y "poco" en la misma frase. Ese Chez-Cow era un maniático de la ortografía. Por eso a veces prefería pasar el tiempojugando al Katangalactico —Un juego de mesa holográfico acerca de la gestión de recursos en un mundo de fantasía—, con Juan'Yolo, uno de los técnicos de la nave, humano, y el otro sujeto que le había recibido cuando lo habían recogido.
La modalidad del Katangalactico era ideal para aprender el lenguaje. La cantidad de ítems que habían y sus ilustraciones le ayudaba a visualizar mejor el significado de las palabras manteniéndose alejado de los motores que Chez-Cow cuidaba con tanto ahínco. Sin embargo, no se quejaba, los motores eran tan fascinantes que le habrían absorbido completamente y no habría tenido tiempo de familiarizarse con otros aspectos de la mecánica de la nave. Solo había una cosa de la que sí se quejaba. Algo que se había encontrado jugando aquel juego. Había en este una raza de fantasía: Los goblins que parecían ser una burla a su propia raza y a su cultura. Una cosa era que uno mismo se quejase de su familia, pero otra muy distinta que el resto del universo lo hiciese. Y el hecho de que hubieran comenzado a llamarlo un Zpotblin —una conjunción de Zplot (el ruido que según mucho había hecho al estrellarse contra la nave) y Goblin—no ayudaba mucho. En vano Juan le explicaba que hasta ese momento jamás habían escuchado hablar de ellos y que solo era una coincidencia, ¡pero es que eran demasiado parecidos!
Al final el humano había decidido sacar toda referencia a los goblins del juego para evitar "inconvenientes" y llevarlo a qué aprendiera otras cosas como fontanería, mecánica y algunos aspectos de esa extraña magia llamada electricidad. Un gran acierto ya que Klik-Klak aprendía con facilidad, aún cuando criticaba constantemente las "maneras delicadas" de la tecnología intergaláctica.
Todas estas maravillas mantenían ocupada la mente de Klik-Klak haciendo que pudiera liberarse de aquella pregunta que siempre rondaba su cabeza cuando dejaba de pensar.
¿Quién fué el que mandó la señal de auxilio?¿Acaso había provocado la muerte de su propio salvador?
Observó desde el puente de mando el planeta al que tenía que llegar a medida que la nave comenzaba a acercarse. No entendía como la gente podía vivir con aquella atmósfera tan liviana. ¿Acaso no extrañaban no poder saborear el aire? ¿O sentirlo abrirse camino hasta tu pecho?
—¿Cosa azul respirable? —le preguntó a Chez-Cow apuntando a la Tierra y luego a su nariz. El alienígena peludo asintió con vehemencia.
—Le oui, puede que necesites acostumbrarte, pero con un filtro nasal apropiado podrás desenvolverte sin problema.
Le mostró un par de pequeños parches que tendría que ponerse en las fosas nasales antes de bajar. Klik-Klak los recibió y los miró con curiosidad.
—¡Fakin cosas nasales! ¡Seguro no huelen a cabras!
Juan le había dicho que "Fakin" significaba "interesante" y a Klik-Klak le había gustado tanto como sonaba que solía usarla con frecuencia a pesar que Chez-Cow arrugaba el ceño cada vez que lo había. Seguramente porque no había manera de que pudiera pronunciarlo bien.
Guardó el dispositivo con el resto de sus cosas en un morral que se colgó al hombro. Algunas herramientas nuevas, unas pocas que había logrado salvar de su fallida ejecución, y uno que otro recuerdo que sacó de LaSpagniola disimuladamente, tintinearon dentro de la bolsa de viaje. Klik-Klak sonrió mostrando sus filosos dientes y se llevó la mano a la frente a modo de saludo marcial. La nave comenzaba a descender y pronto la prueba daría comienzo.
El viaje fue un tanto largo dado que la nave no era precisamente rápida, así pues la realidad es que matar el tiempo era casi una necesidad. En general el viaje fue entretenido, también ver series fue bastante entretenida, las películas también, la Tierra había cambiado bastante entre épocas, puesto que puedes ver cómo va pasando el tiempo, y especialmente algunas que trataban sobre el futuro, Futurama sin duda era la leche en ese sentido.
La tripulación de la nave es bastante reducida, en general los robots son gran parte de los miembros y la mayoría no tienen capacidad de habla o entendimiento, únicamente se está limitando a responder a las órdenes aunque se te hace especialmente interesante como no van a responder a tu voz, el reconocimiento de voces o de imágenes te resultaba bastante atractivo.
El planeta azul desde luego es enorme, se ve menos tierra que agua, pero la realidad es que se ve diferenciaciones biomas, lo cual no era nada parecido, solo las grandes masas de agua, los entornos verdes, lo otro un desierto e incluso hielos en las zonas extremas del planeta.
- Espero que aprender a leer se le haya dado mejor o estamos bastantes jodidos... dijo uno de los técnicos al escucharte.
¿La referencia a Catán es por mi canal de Youtube o qué? jajaja
—Espero que aprender a leer se le haya dado mejor o estamos bastantes jodidos…—remedó Klik-Klak al ingeniero que había puesto en duda sus habilidades con bastante precisión. Y es que repetir era mucho más sencillo que armar sus propias frases. El fiero Zpotblin empuñó una garra mientras que con el índice de la otra apuntaba al crítico tripulante. Obviamente la sonrisa que había esbozado antes había desaparecido completamente.
Su nombre era Salogeh y era un miembro de la alta raza, unas criaturas humanoides de rasgos delicados y finos. En el juego catangaláctico había una raza que se les parecía: los elfos, aunque Klik-Klak tenía una palabra mucho más apropiada —segun él— para este individuo en particular.
—Kkag'da, ¡ya khisiera ver tú tratando de hablar kkaghninan con esa lengua blandita khe tener! —arremetió nuevamente mientras avanzaba hacia Salogeh. Chez-Cow se interpuso entre ambos y los separó. Su tamaño lo hacía especialmente eficaz para esa tarea.
—Pardieu Salogeh, ¿no puedes dejar de meterte con Klik-Klak por al menos cinco minutos?
— Bien sûr que non, regardez-le, c'est une insulte à notre navire, si grossier, si nain, si laid — Saloghe dijo esto en francés a sabiendas que Chez-Cow podría entenderle, Klik-Klak no y para denotar que lo de aprender idiomas no era un verdadero reto para el.
—KHE DIJO? KHE DIJO KHE? DÉJAME PASAR Y PARTIRLE SU NNGKHAR… DEJA!
Chez-Cow se vio obligado a sacar los brazos extras que colgaban bajo el pelaje para retener a Klik-Klak que aún trataba de soltarse y llegar a Salogeh. Juan decidió intervenir y, sin sacarse las manos de los bolsillos gritó indicando con un gesto hacía las ventanas.
—Hey Klik-Klak, se está empezando a notar la ciudad capital.
Klik se detuvo, los ojos inyectados en sangre dirigieron una última mirada a aquel burdo intento de elfo espacial y volvió hacía dónde Juan. Chez-Cow suspiro, volvió a guardar sus brazos bajo el pelaje y le hizo un gesto desaprobatorio a Salogeh, el cual se limitó a sonreír burlonamente y voltear con parsimonia, provocando que su largo pelo dorado bailará detrás de él.
—¿Dhonde está?
Klik-Klak se cruzó de brazos. Juan'Yolo le había hablado de las ciudades humanas pero nunca había visto una. Excepto quizás en las series como esa de los dibujitos y no terminaba de convencerse que esas cosas, los "edifiquicios" fueran reales. ¿Cómo no se caían sobre la gente? Y lo más importante¿Cómo aguantaban tantos sin matarse entre ellos?
XD, no para nada. No tenía idea de lo del canal. Solo me pareció coherente XD
Tras la llegada de la nave al lugar, Klik Klak fue presentado a la Teniente primer O'neill, al parecer se había introducido a varios humanos en tu planeta durante una exploración que entraron en contacto con varios miembros de tu especie con objeto de establecer comunicaciones y en ello, parecía que alguien lo había hecho para advertir de tu "destierro", tus capcidades han sido bien vendidas en este lugar y eso llevó a una operación rescate.
Por supuesto, los detalles en torno al viaje te fueron revelados con mayor conocimiento del idioma:
- Viaje de exploración.
- Toma de datos en territorios nuevos, tanto salvajes como poblados.
- En caso de encontrar amenazas, eliminarlas.
- Llevar cargamentos a los puntos de colonización previamente adquiridos.
Con esto en principio, entramos en un time skip y tu introducción salvo que quieras algo más estaría lista.
Y bueno, Alternativa - Juegos de mesa, la publi había que aprovecharla jaja
Por mi bien, nada más me dices cuando toca entrar en acción.
Y te iba a pedir el link de la publicidad, pero mira, encontrar el canal ha Sido más fácil de lo que esperaba.
Tener un buen Seo hace mucho, espero no tarden el resto mucho, por no tenerte esperando con suerte ya se empieza a estabilizar un poco las vacaciones.
Eso estaba mirando que todos comienzan ya a regresar de vacaciones por allá.
Yo temo por la gente que tenga que acompañar a Klik-Klak mientras espera, la gente no tiene dedos infinitos para perder de un mordisco... Aunque siempre podemos continuar con las orejas ;)