Partida Rol por web

En busca del Templo del Mono

2~ Un Alto en el Camino

Cargando editor
09/02/2017, 19:01
Lu Yan Garra-del-Tigre-en-el-Ojo-del-Ciempiés

Kippei aceptó de buen grado las indicaciones de Lu Yan, volviendo a mirar alrededor para orientarse sólo para estar seguro de no perderse. Hizo una reverencia hacia tu tío, realmente exagerada, y acto seguido te miró sin poder evitar que a sus labios aflorase una tímida sonrisa. Se inclinó, ofreciéndote una reverencia mucho más tenue que la que ofreciera a Lu Yan, y se giró comenzando a, primero caminar a paso ligero, y al de unas decenas de pasos correr como alma que lleva el diablo, dando grandes saltos para evitar los incidentes del terreno.

Tu tío se quedó observando cómo se alejaba, tan sólo para sacudir su cabeza como sobresaltado al darse cuenta de que le habías preguntado por el camino a seguir.

¡Oh! Sísisisisi... Por aquí, por aquí. -Dijo mientras te hacía un gesto para que le siguieras.

Caminásteis un rato río arriba, hasta alcanzar un vado pedregoso. En esa zona, donde la corriente luchaba con una hilera de piedras de gran tamaño por seguir su curso entre ellas, tu tío logró cruzar con una extraña mezcla de aparente falta de equilibrio y reflejos afortunados... o prodigiosos. Cada vez que parecía estar a punto de caer al agua, uno de sus pies se movía a la velocidad del relámpago hasta apoyarse en el lugar más indicado y enderezar su posición. Con más o menos habilidad, ayudada por tu báculo, también tú lograste superar ese obstáculo, tras el que Lu Yan te indicó que seguiríais el curso del río nuevamente corriente abajo, por la orilla contraria a donde os encontrábais antes.

Tranquila, llegaremos a tiempo a pesar de todo. -Te indicó con una agradable sonrisa, cuando alcanzásteis la sombra de un melocotonero. Te diste cuenta de que os encontrábais justo al otro lado del río, pudiendo ver el viejo molino a la otra orilla- Quisiera descansar, sobrina, si te parece bien. -Te dijo con gesto cansado, señalando con la mano las gruesas y retorcidas raíces de aquel árbol, dos de las cuales se abrían fuera de la tierra formando un triángulo donde recogerse y apoyar la espalda. Te invitó a tomar asiento allí, entre esas raíces, mientras él se dejaba caer en el suelo con las piernas cruzadas- ¿Puedo preguntarte algo personal, sobrina? Es acerca de tus padres... -Comentó, agachando la mirada un instante. Temiste ese momento, la cuestión que podía pretender sacar a relucir, pero pronto te sentiste desconcertada por lo que dijo- ¿Te han educado para creer en los dioses? ¿Eres muy... religiosa?

Cargando editor
11/02/2017, 14:50
Rui Wu-San

Kippei se despidió de nosotros, devolviéndole yo también una tenue y tímida sonrisa, y me quedé observando cómo se alejaba; primero a paso ligero, para poco después hacer una nueva demostración de su increíble rapidez y agilidad. Me había quedado absorta mirándole, cuando mi tío también pareció reaccionar, indicándome al fin cuál sería nuestro camino a seguir.

Caminamos un rato río arriba, para después cruzar este por una hilera de piedras no sin cierta dificultad, al menos para mí. En apariencia también para mi tío, pero de forma casi milagrosa, este siempre terminaba poniendo el pié exactamente donde debía. En mi caso, el báculo y mi corta experiencia en aquel tipo de terrenos me libraron de caerme.

Una vez al otro lado, Lu Yan me indicó que continuaríamos río abajo, pero al alcanzar un melocotonero se detuvo, tranquilizándome con que llegaríamos a tiempo y pidiéndome permiso para descansar. Desde aquel lado podíamos ver el molino justo en la otra orilla, y daba la impresión de que no habíamos avanzado apenas. Aun así acepté, asintiendo con la cabeza ante su gesto cansado, disponiéndome a acomodarme entre las raíces que señalaba; él, sin embargo, simplemente tomó asiento sobre el suelo con las piernas cruzadas.

Al preguntarme sobre mis padres me invadió una tristeza que traté de disimular por todos los medios. Después de lo que me había confesado la señora Yeoh, suponía qué tipo de pregunta sería aquella, pero estaba muy equivocada.

Le miré desconcertada. La pregunta era realmente personal, pero la confusión que me generó ni siquiera permitió que me molestara por ello. Me quedé mirando a mi tío unos instantes, quien permanecía con la cabeza gacha, antes de responderle. Pensar en mi infancia no era nada agradable y tener que hablar de mis padres, menos todavía.

- No especialmente… Supongo. – dije agachando mi rostro yo también. – Ambos parecían creer, sobretodo mi madre, pero nunca ha puesto gran empeño en inculcármelo. Mi padre era quien mandaba. – esas últimas palabras me dejaron sin aire, teniendo que aguardar unos segundos para continuar. – L-le interesaba que aprendiera más otro tipo de c-cosas… - expliqué con la voz entrecortada, antes de volver a detenerme y respirar profundamente, alzando mi mirada hacia Lu Yan y mirándole molesta. - ¿Es que le supone algún tipo de problema que no sea religiosa? Por lo que a mí respecta, los dioses poco o nada hacen por nosotros. – espeté malhumorada.

Cargando editor
11/02/2017, 15:56
Lu Yan Garra-del-Tigre-en-el-Ojo-del-Ciempiés

Tu tío permaneció sentado con la cabeza gacha mientras explicabas cómo creías que tus padres creían. Percibiste, a pesar de la sonrisa que parecía esforzarse en mostrar, una cierta tristeza y melancolía. Sólo al ver que tu voz se entrecortaba, alzó la mirada, con cierta perspicacia.

Sin embargo, tus siguientes palabras, tan cargadas de desafío y mal humor, fueron las que hicieron que reaccionase, de forma muy distinta a lo que cabría esperar. Estalló en sonoras carcajadas, echándose había atrás y dándose un par de palmadas en el muslo.

Eres muy graciosa, sobrina. -Afirmó en cuanto logró dejar de reír, señalando te con un dedo que se agitaba sin parar- Ni siquiera lo pretendes, pero lo eres, de eso no hay ninguna duda. Pero tranquila, no me supone problema alguno. Es sólo que pensé... -Se encogió de hombros, ya más sereno, dedicándote una sonrisa llena de ternura- ...que quizás querrías conocer algo de la religión que guía los pasos de tu tío... -Se inclinó ligeramente hacia ti, como si fuera a compartir una confidencia- ...y de tu amigo Kippei.

Cargando editor
14/02/2017, 18:37
Rui Wu-San
Advertí cierta trisiteza en mi tio mientras respondía a su pregunta, pero dada la historia con mi madre y su hermano, no era de extrañar. Lo que sí me sorprendió fue su reacción a mis últimas palabras. No era la primera vez que reaccionaba de ese modo, pero aún no terminaba de acostumbrarme a aquellas extrañas respuestas de Lu Yan.

Se echó a reír frente a mi hosca respuesta, palmeando su muslo incluso, antes de decirme lo graciosa que era. Mi entrecejo se frunció, enfadada, mirando aquel dedo que movía frente a mi. Repitió que era graciosa aun sin proponermelo y me llamó a la calma diciéndome que no le importaba que no fuera religiosa, dándome entonces el motivo de su pregunta.

Más sereno y mirándome con ternura, me hizo saber que había pensado que quizás querría conocer la religión que el seguía, la cual también era la de Kippei. Me dijo esto último acercándose a mi, como si de una confidencia se tratara, y mi reacción no se hizo esperar.

- ¿Kippei? - pregunté, tratando de hilar aquella información, cuando caí en la cuenta de la forma en que mi tío me había hecho saber aquello. - ¿Ya está otra vez con eso? - añadí malhumorada. - Kippei no es mi amigo, yo no tengo amigos. - dije con contundencia. - Lo conocí ayer, ¿Cómo íbamos a serlo? - expuse con la seguridad propia de estar diciendo algo más que obvio. - Pero sí quisiera saber sobre eso, tío. - pedí, tratando de relajarme. - ¿Se trata de una religión propia del pueblo tigre? - pregunté llena de curiosidad.

Cargando editor
14/02/2017, 21:13
Lu Yan Garra-del-Tigre-en-el-Ojo-del-Ciempiés

Tu tío frunció el ceño al observar tu reacción. Puede que, en esa ocasión, no estuviera realmente tratando de insinuar nada, que aquella apreciación hubiera sido tan sincera como inocente. Eso explicaría que le extrañase tanto la forma tan brusca en que respondiste, alzando las cejas sorprendido y formando un pequeño círculo con los labios mientras negabas que Kippei fuera amigo tuyo, y que tuvieras amigos siquiera.

Oh, vale, vale, perdona a este pobre viejo, no hace falta que te pongas así... -Aceptó, encogiéndose de hombros- Los Khan solemos ser bastante amigables. No nos aguantamos mucho tiempo entre nosotros, eso es verdad, dicen que por el exceso de orgullo, pero normalmente hacemos amigos con facilidad. Y tú tienes sangre Khan, sobrina, por eso... pensé... -Agitó una mano, cerrando los ojos- Nah, da igual, error mío, espero que me perdones. De todos modos, me libraré de ese chico y de su maestro a la primera ocasión. -Quiso aclarar, mirando al suelo- Sobre la religión... Sí, es propia del pueblo tigre. Bueno, en realidad es propia de todas las Cortes de la Bestia, aunque cada pueblo tiende a verla desde una perspectiva algo distinta. Es... complicado. Pero eres pariente de mi pueblo, sobrina, y quisiera que conocieras la perspectiva del mundo que tenemos los tigres. Tu pueblo. -Te explicó con una amplia sonrisa que casi cerró sus ojos completamente.

Cargando editor
16/02/2017, 19:51
Rui Wu-San

En esta ocasión, mi tío se mostró más que sorprendido, haciéndome sospechar que a lo mejor esa vez no estaba tratando de insinuar que Kippei y yo… Que a mi Kippei… ¡Lo que fuera!

Con extrañeza y encogiéndose de hombros, se disculpó, explicándome el motivo por el que pensaba que éramos amigos. Los Khan debían ser amigables en general, si bien no parecían aguantarse entre ellos mismos, pero el hecho de que corriera sangre del pueblo tigre por mis venas había hecho pensar a mi tío que yo también debía tener aquella facilidad para hacer amigos.

¿Insinúa que no soy amigable? Aunque acabo de decirle que no tengo amigos…

No es que no hubiera sido capaz de hacerlos, o que no los quisiera, simplemente se trataba del hecho de sentir que no era capaz de tener una verdadera amistad. Los oscuros secretos que guardaba en mi interior me habían impedido hacerlo, teniendo que mostrar una cara a los demás que no se correspondía a cómo yo me sentía por dentro.

Viendo como mi tío cerraba los ojos y agitaba su mano, volviendo a disculparse, suspiré cabizbaja; pero su siguiente afirmación provocó que alzara mi rostro de inmediato, al mismo tiempo que mis ojos se abrían mucho.

- ¿L-librarse? ¿P-por qué? ¿Cuándo? – pregunté nerviosa, casi con temor, no queriendo separarme de Kippei tan pronto. - ¿Cuándo, tío? ¿Cuándo piensa echar a Kippei? – insistí, agarrando parte de la tela de mi vestido con las manos, apretándola.

Respecto al tema de la religión, me explicó que efectivamente se trataba de la religión del pueblo tigre, pero también de algo llamado la Corte de las Bestias. Parecía ser una religión común a varios pueblos, donde cada uno de ellos la vivía de forma diferente. Como era de esperar, Lu Yan pretendía que conociera la perspectiva de los Khan acerca de la misma, haciendo hincapié en que era pariente de su pueblo.

- Claro, tío, cuénteme. – respondí a su enorme sonrisa, sintiendo verdadera curiosidad por aquella religión, pero también queriendo complacer a aquel viejo borracho al que cada vez tenía más cariño.

Cargando editor
17/02/2017, 00:51
Lu Yan Garra-del-Tigre-en-el-Ojo-del-Ciempiés

¿C-cómo? -Tu tío abrió los ojos tanto que te pareció que debía suponerle un gran esfuerzo. Te miraba sin comprender, al ver tu reacción, el gesto temeroso con el que te agarrabas el vestido- P-pero niña, ¿no dices que no es tu amigo? Si le has conocido ayer, ¿qué más te da? -Te preguntó, y en su expresión no detectaste que hubiera ironía ninguna, incluso a pesar de que sonrió un instante agachando el rostro, sin dejar de mirarte- Ya te he dicho que los tigres no nos aguantamos mucho tiempo. Me libraré rápido de Shunito, tanto si merece lo que ha venido a buscar como si no. Y Kippei se irá con él, claro. -Su mano comenzó a juguetear con una brizna de hierba a sus pies, pensativo, y su sonrisa se amplió con picardía- ¿Por qué lo preguntas, sobrina? ¿Te gustaría que... Kippei pasase una temporada con nosotros? ¿Eso te haría... feliz? -Preguntó de un modo tan abierto que te resultó incluso incómodo. Pero algo te decía que la respuesta a aquella pregunta era importante.

Cargando editor
17/02/2017, 03:37
Rui Wu-San

Sabía que en algún momento el camino de Kippei y el mío se tendría que separar, habiendo dejado mi tío claro en más de una ocasión que la unión entre este y su maestro era ineludible. Sin embargo, al haberle conseguido Lu Yan algo de tiempo, como el mismo dijo, me había hecho a la idea de que aún pasaríamos algún tiempo más juntos. No sabía cuánto, pero si esperaba que fuera algo más que unas pocas horas, y al escuchar a mi tío decir que se libraría de él a la primera ocasión que tuviera, me asusté.

No pensé, simplemente dejé que mi interior se manifestara, preguntando a mi tío hasta cuando estaría Kippei con nosotros. Sentí miedo, tristeza, y cuando vi la cara de Lu Yan, también una profunda vergüenza. Este no sólo se mostró sorprendido, sino que en seguida comenzó a preguntarme, sin comprender qué me importaba aquel chico que había negado que fuera mi amigo.

Yo misma no sabía qué responder a esa pregunta, era cierto que apenas le había conocido hacía unas horas, pero… Mi tío sonreía, recordándome lo dicho sobre los Khan y lo poco que se aguantaban, para recordarme que se libraría de Shunito rápidamente  y que Kippei tendría que acudir con él.

Sabía que aquello era así, asi que simplemente callé, aflojando mis manos y viendo como mi tío jugaba con la hierba, sonriendo después con picaría. A su sonrisa siguieron varias preguntas que trataban de indagar en mis motivos para desear que Kippei se quedara. Sentí que mi rostro se encendía, mirando a mi tío con estupefacción, pero su forma de hablar parecía indicar que había alguna opción de prolongar la estancia del chico con nosotros; o al menos aquello era lo que yo quería ver. Siendo así, tuve que responder.

- Me gustaría… - reconocí, bajando la mirada. – N-no habla mucho, pero… Me agrada su compañía. – expliqué volviendo a mirar a Lu Yan, con una tenue sonrisa también cargada de miedo. - ¿P-por qué lo pregunta, tío? – me atreví a decirle, queriendo saber qué había tras sus palabras.

Cargando editor
17/02/2017, 19:23
Lu Yan Garra-del-Tigre-en-el-Ojo-del-Ciempiés

Tu tío aguardó la respuesta con la mirada gacha, mirándote hacia arriba con una tenue sonrisa llena de expectación y quizás de confianza. ¿Sabía cuál sería tu respuesta? ¿Es que acaso sólo deseaba forzarte a decirla en voz alta? Lo hiciste igualmente, sentías que debías hacerlo, que tus palabras tenían importancia y abrían la puerta a una posibilidad que deseabas aprovechar. Quizás, incluso, la necesitases.

¿Que por qué? -Se sorprendió Lu Yan, al ver que preguntabas por sus motivos para preguntar aquello- ¡Porque son dos! -Exclamó con un aspaviento, alzando una mano con dos dedos delante tuya- ¡Dos! Y Shunito no es un tipo agradable, precisamente.

Yo ya estoy muy mayor para aguantar a tipos como él, sobrina... -Reconoció con cansancio, suspirando- En otros tiempos me divertían, eran un juego para mí. Era joven, orgulloso, temerario... Pero esos tiempos quedan muy lejos ya, no soy ese hombre. De modo que, si voy a tener que lidiar con ese bruto, quiero estar seguro de que es realmente necesario. De que eso... te hará feliz. -Indicó, rascándose la cabeza entre su desmañado y desordenado pelo- Pueden ser unos días o unas semanas... ¿Te gustaría, entonces?

Cargando editor
18/02/2017, 03:24
Rui Wu-San

Aquella situación era muy incómoda. Hacía pocos días no me habría imaginado ni por asomo confesando algo así frente a aquel borracho que había aparecido durante los actos funerarios, pero ese tambaleante hombre era ahora mi tío y su pregunta parecía encerrar algo que no sería capaz de desvelar sin responder a su pregunta. Quería saberlo, saber si había alguna posibilidad. Lo necesitaba.

Mis ojos se abrieron mucho más cuando mi tío me respondió lleno de sorpresa, extrañándole por qué le preguntaba por el motivo de su pregunta. Alzó su mano, diciendo que el que fueran dos era el motivo. No entendía nada en un principio, fijando mis ojos en sus dedos, hasta que volví a mirarle al mencionar a Shunito.

Me explicó entonces como no se veía ni en condiciones ni con ganas de soportar a alguien así. Aquello supuso un consuelo en parte, viendo que su actitud frente a Shunito no había sido mas que cordialidad, puede que una propia de su pueblo. Sin embargo, por otro lado, aquello me hacía perder toda esperanza. Lo ideal habría sido que Kippei pudiera quedarse, pero visto que maestro y alumno no podían separarse, y descubriendo lo que mi tío pensaba de aquella bestia, por un instante lo di todo por perdido.

Agaché la mirada, sin poder reprocharle nada a mi tío, yo tampoco querría aguantar a un tipo así; pero entonces dejó una puerta abierta, contemplando la posibilidad de aguantar a Shunito si era necesario. Si…

¿Si eso me hace feliz?

Se rascó la cabeza, buscando una confirmación por mi parte de que aquello era lo que quería. Abrí y cerré los ojos con incredulidad, inclinándome ligeramente hacia él después, queriendo hablarle más de cerca.

- P-pero, tío, ¿Está usted seguro? Ese tipo… Es horrible con Kippei, con todos, ya lo ha visto. – dije suspirando, avergonzándome después ante lo que iba a preguntar. - ¿Se plantea hacerlo por mi? ¿Por qué? Sé que soy su sobrina, pero…Hemos estado tanto tiempo separados…

Me senté sobre mis rodillas, mirando a mi tío con las manos apoyadas sobre mis muslos.

- Me gustaría, tío, me gustaría. – le confirme finalmente, firme, pero bajando mi mirada llena de vergüenza poco después. - ¿P-pero querrá Kippei? No quisiera que se quedara si no es su voluntad… - le expliqué, levantando la vista con una clara preocupación en mi rostro.

Cargando editor
18/02/2017, 03:51
Lu Yan Garra-del-Tigre-en-el-Ojo-del-Ciempiés

Le preguntaste abiertamente si estaba seguro de lo que decía. Desde luego, Shunito era una mala bestia, y no sólo trataba mal a su alumno sino que era así con todo el mundo. ¿De verdad estaba Lu Yan dispuesto a soportarle? Sin embargo, al preguntárselo se quedó boquiabierto, en silencio, tardando unos largos instantes en responder.

Tú... eres mi... familia.

Fue todo lo que dijo. Cuatro palabras, en las que te pareció que atesoraba un mensaje mucho mayor y más profundo. Y toda una declaración de la clase de persona que era. O que había sido en otro tiempo.

Sonrió con ternura al verte confesar que sí te gustaría que lo hiciera. Casi parecía un alivio para él oírtelo decir, haberte forzado a confesarlo. Aunque tus temores a que fuera Kippei quien no lo desease le hicieron sonreír con picardía, haciendo que se inclinase hacia ti.

¿Se lo pregunto yo, o prefieres hacerlo tú? -Te preguntó guiñándote un ojo.

Cargando editor
18/02/2017, 20:34
Rui Wu-San

Sentí la necesidad de preguntarle a mi tío si realmente haría eso por mí. Sabía que ello suponía un sacrificio, y por muy sobrina suya que fuera no tenía por qué hacerlo. Se vio tan sorprendido con mi pregunta como yo me había sentido al escuchar anteriormente si el que Kippei permaneciera algo más de tiempo con nosotros me haría feliz.

Tardó unos largos segundos en responder, llegando a hacerme temer incluso que me había equivocado formulando aquella pregunta. Pero quería saberlo, tenía curiosidad.

Hasta hace pocos días a nadie le preocupaba mi felicidad.

Entonces lo dijo, dijo que ello se debía a que yo era su familia. Traté de contenerme, imaginando lo que aquella palabra debía significar para él, pero no pude evitar que mis ojos se humedecieran. Recordé la historia que me había contado la señora Yeoh, todo lo que mi tío había pasado, viéndose incluso alejado de su propia familia. Pero ahora, aquí estaba, demostrándome con cuatro simples palabras el gran corazón que atesoraba en aquel ebrio pecho.

Quise entonces responder a su petición, haciéndole saber que así era, que el que el chico japonés pasara algún tiempo más con nosotros me haría feliz. Le vi sonreír ante ello, de manera tierna, aunque al compartir mi preocupación en torno a aquel asunto su sonrisa varió, inclinándose hacia mí.

- ¿¡Qué!? – exclamé, poniéndome tensa ante su pregunta, mientras él me guiñaba el ojo divertido. – Ya no soy ninguna niña, tendré que hacerlo yo. – espeté malhumorada, cruzándome de brazos y girando mi rostro hacia un lado.

Me daba pánico pensar en el momento de hacer algo así, pero Lu Yan tenía razón. Si temía ir en contra de los deseos de Kippei, la única manera de conocer estos era preguntándole.

Va a pensar que estoy completamente loca. Yo lo pensaría. Todo es culpa de este viejo.

Le miré de soslayo, aún con mis brazos cruzados, antes de volver a apartar mi rostro, alzándolo algo incluso. Entonces caí en la cuenta de algo, relajando mis brazos y volviendo a mirar a mi tío.

- Dijo que llegaríamos a media tarde, ¿Verdad? Y pensaba despachar rápido al hombre tigre… ¿Cómo va a hacer entonces para que se queden más tiempo? Imagino que ese secreto no tardará tanto en transmitirse, ¿No? Aunque como no me quiere decir de qué se trata… - dejé caer, entrecerrando los ojos con suspicacia.

Cargando editor
19/02/2017, 01:44
Lu Yan Garra-del-Tigre-en-el-Ojo-del-Ciempiés

Tu tío asintió gravemente ante tu respuesta, enderezando la espalda. Su expresión no parecía de simple aceptación, sino que mostraba algo más. Un cierto... orgullo.

Sin embargo, su postura y expresión se volvieron más relajadas cuando seguiste preguntando. Te interesaban los detalles referentes a los planes de Lu Yan, el modo en que pensaba hacer valer esa opción que manejaba.

Un secreto puede transmitirse en tanto o tan poco tiempo como estime y sea capaz el maestro que lo enseña. -Dijo tu tío, no sin cierta solemnidad, aunque al terminar sonrió de forma algo bobalicona- Puedo enseñárselo a Shunito en unas horas, o tenerle días o semanas dando vueltas en busca de su propia cola... -Comentó, echándose a reír- Tú déjame eso a mí, sobrina, y deja también que te hable de otra cosa. ¿Has oído hablar de las tres grandes fuerzas? ¿Y de la Madre Esmeralda?

Cargando editor
19/02/2017, 23:26
Rui Wu-San

Me pareció atisbar algo de orgullo en mi tío cuando de forma vehemente respondí a su pregunta. Puede que mis palabras sonaran a enfado, pero también eran firmes; estaba decidida a ocuparme yo misma de mis asuntos.

Cuando le pregunté acerca del modo en que lograría su propósito, mi tío se mostró más relajado, ofreciéndome una solemne explicación que pronto se convirtió en motivo de risa, extendiéndose en el modo en que podría tener a Shunito perdiendo el tiempo.

Yo también esbocé una sonrisa, relajándome, justo antes de que Lu Yan me pidiera que le dejara a él aquel asunto. Me pidió también que le escuchara, preguntándome si conocía algo de lo que nunca había oído hablar, o casi.

- No… Mencionó una vez a la Madre Esmeralda, pero no supe que quería decir con ello. ¿Tiene que ver con su religión? ¿Con la del pueblo tigre? – pregunté curiosa, recordando que aquel tema había quedado en el aire.

Cargando editor
20/02/2017, 03:18
Lu Yan Garra-del-Tigre-en-el-Ojo-del-Ciempiés

Tu tío asintió sonriente al ver que recordabas haber oído nombrar a la Madre Esmeralda. Ya ni recordaba haberlo hecho, peto el que tú lo recordase, aún sin comprender el significado, le parecía una buena señal.

Forma parte de la religión del pueblo tigre, los khan, y del resto de pueblos cambiantes. La mayoría formamos parte de un pueblo aún mayor, como las distintas provincias forman parte de un reino. Nos llamamos las Cortes de la Bestia. -Una profunda melancolía se adueñó de la expresión de Lu Yan, quizás recordando un tiempo en que todo aquello tenía una mayor importancia en su vida. Antes de...- Las tres grandes fuerzas son el motor del mundo, lo que hace girar la rueda de las edades. Son la Creación, el Cambio, y la Destrucción, las tres en perfecto equilibrio influyendo sobre todas las cosas. Y todas las cosas son... mira a tu alrededor. -Te pidió abriendo sus brazos mientras echaba un vistazo a vuestro alrededor- La hierba, el agua, los arboles, el viento, las nubes en el cielo... Nuestro mundo, la naturaleza, eso es la Madre Esmeralda. Moramos en ella, vivimos de lo que ella nos entrega, disfrutamos de su magnánima bondad. -Volvió a encogerse sobre sí mismo, mirándote con paciencia- Se dice que el equilibrio entre las tres grandes fuerzas es inestable, que luchan entre sí en una guerra constante. Se dice también que algún día ese equilibrio se romperá totalmente y llegará la sexta edad, el fin de todas las cosas. Las Cortes de la Bestia viven y luchan por evitar que ese equilibrio se rompa, y que la sexta edad nunca vea la luz. -Relató con escaso convencimiento en sus ojos dubitativos. Agachó la mirada, sorbiendo por la nariz y torciendo los labios a ambos lados un par de veces- Algunos pueblos cambiantes creen haber sido creados por la misma Madre Esmeralda. -Dijo encogiéndose de hombros- Otros, por el padre sol. -Lu Yan negó con la cabeza, sonriendo como si acabase de recordar un viejo chiste- Nosotros los tigres somos hijos de Selene, Yuèliàng, la madre luna. Ella nos puso en este mundo, al igual que al resto de las tribus felinas, para ser sus ojos y oídos y movernos en las sombras destapando las acciones del Deshacedor contra la Madre Esmeralda. Pero eramos tigres, no meros gatos. -Añadió con orgullo, echando su cabeza hacia atrás mientras sacaba pecho- El pueblo Khan se alzó por encima de sus deberes, y no se limitó a sacar a la luz a los demonios del mundo. Un tigre no está dispuesto sólo a buscar el mal en la oscuridad, además salta sobre él y le clava colmillos y garras, como buen depredador. Por ese motivo, el pueblo tigre es considerado un pueblo de guerreros dentro de las Cortes. Furiosos defensores de la Madre Esmeralda, de la tierra que nos acoge y de la que... formamos parte. -Explicó, deteniéndose un instante como si observase un punto a tu espalda, quizás en el horizonte o quizás más cerca. Y su expresión se llenó de ternura, por algún motivo que no lograste comprender.

Cargando editor
20/02/2017, 23:23
Rui Wu-San

Lu Yan asintió con una sonrisa antes de comenzar a explicarme lo referido a la religión que tanto Kippei como él seguían. Empezó recordándome que no se trataba únicamente de las creencias de los khan, sino de todos los pueblos cambiantes, muchos de las cuales debían agruparse en lo que llamó la Corte de las Bestias.

Mientras advertía cierta melancolía en mi tío, me pregunté qué otros cambiantes habría. Sin embargo, no tuve mucho tiempo para darle vueltas a aquello, pues en seguida comenzó a hablarme de las tres grandes fuerzas.

¿Rueda de las edades?

Miré a mi alrededor cuando me lo pidió, descubriéndome qué era la Madre Esmeralda mientras miraba lo que me rodeaba con curiosidad; como si fuera la primera vez que me detenía a observar el mundo. Puede que no fuera la primera, pero si lo observaba con otros ojos.

Al devolver la mirada a Lu Yan, este continuó con su explicación, diciéndome que la llamada Corte trataba de mantener ese equilibro existente entre la grandes fuerzas, de manera que no llegara eso que denominaban sexta edad, una especie de fin de todo. Aquella explicación comenzaba a darme escalofríos. ¿Fuerzas que luchaban entre sí? ¿Cambiantes dedicándose a mantener el equilibro? ¿La amenaza de la sexta edad sobre sus cabezas? Aquello era de locos, sí, pero había descubierto varias cosas últimamente de las cuales se podría haber dicho lo mismo. Y en ese momento, más que incredulidad, lo que me suscitaban las palabras de mi tío era temor.

Tras exponer de quienes creían ser hijos cada uno de los pueblos, dejando claro con su actitud que no estaba de acuerdo con algunas de esas creencias, se dispuso a explicarme el cometido de las tribus felinas; y más concretamente la de los khan. El orgullo se hizo evidente en él, en el brillo de sus ojos y en la forma en que sacaba pecho, haciéndome esbozar una muy tenue sonrisa. Recordé entonces la historia relatada por la señora Yeoh, el cometido de mi tío en los Cinco Magníficos, y pensé en lo realizado que debió sentirse en aquel entonces. Mi tío se correspondía con aquella imagen de guerreros y depredadores de los khan que me daba, pero no tardó en volver Kippei a mi cabeza. Tenía grandes habilidades, de eso no me cabía la menor duda… Pero me resultaba difícil imaginarle como un furioso guerrero.

Apreté mis labios, pensativa, queriendo hacer tantas y tantas preguntas... Pero la forma en que mi tío se había detenido hizo que postergara mi intención.

- ¿Sucede algo, tío? – pregunté con el ceño fruncido, dándome cuenta de aquella expresión de ternura en su rostro, antes de girarme hacia atrás para buscar lo que fuera que mirara.

Cargando editor
20/02/2017, 23:44
Director

Tu tío guardó silencio, ocultando quizás tan sólo temporalmente la respuesta a aquella pregunta. Dejó que te girases, que lo comprobaras por ti misma. Pero lo que viste... no tenía sentido.

Las raíces que te rodeaban, aquellas entre las que tu tío te había invitado a tomar asiento, estaban cubiertas de musgo. Un musgo de un verde claro, lleno de vida, húmedo como el rocío de la mañana. Aquel musgo se extendía desde el suelo en que estabas hasta más de metro y medio de altura a través de toda la corteza del árbol. Y de él, pudiste ver que surgían una multitud de finos tallos en los que minúsculos capullos parecían querer abrirse en forma de pequeñas florecillas.

Lo incomprensible de todo aquello era que, ni esas flores, ni ese musgo, estaban ahí cuando tomaste asiento instantes atrás.

Cargando editor
21/02/2017, 01:33
Rui Wu-San
Mi tio no me ofreció una respuesta, con lo que la busqué con mis propios ojos. Al girarme pude ver algo diferente a mi alrededor, nada extraño, pero si algo que había cambiado de forma repentina.

Observé, admiré, cómo las raíces entre las que mi tio me había animado a sentarme estaban cubiertas de un verde en forma de brillante musgo. Pero no sólo se trataba de las raíces. Aquel musgo se extendía desde el suelo hasta gran parte del tronco de aquel árbol. No podía creerlo, incluso podía ver pequeños tallos con capullos que parecían querer florecer.

Madre Esmeralda...

- ¿Lo ha hecho usted? - pregunté volviéndome hacia mi tio, recordando que había sido él quien me habia indicado que me sentara allí. - ¿Cómo lo ha hecho? - insistí - ¿O me va a decir que se trata de otro de esos secretos que no me quiere contar? - añadí frunciendo el ceño con desagrado.

Cargando editor
21/02/2017, 18:42
Lu Yan Garra-del-Tigre-en-el-Ojo-del-Ciempiés

Cuando volviste a mirar a tu tío, éste se encontraba observando aquella formación de musgo que había germinado a tu alrededor. Torcía sus labios agrietados hacia un costado, pensativo, y se sorprendió al ver que le preguntabas acerca de ello como si fuera su responsabilidad.

¿Y-yo? Oh, no, no, no... -Negó insistentemente, agitando su cabeza de lado a lado, al mismo tiempo que su mano- Me temo que algo así no entra dentro de lo que me ha sido concedido. -Suspiró, adoptando una postura cansada ligeramente encorvado- Creo... que lo has hecho tú. -Afirmó, dejando que pasaran unos instantes de silencio para que lo asimilases- Cuando eras pequeña, pude atisbar el aroma de la Madre Esmeralda en ti. Pensé que se trataba únicamente de tu bondad e inocencia, al fin y al cabo la Madre está dentro de todos nosotros. Más aún en aquellos que son aún inocentes ante el mal de este mundo, ante el influjo de las grandes fuerzas. -Relató, suspirando- Sin embargo, desde que nos hemos reencontrado, sobrina, he tenido de nuevo esa extraña sensación, un aroma en ti a creación y vida como en ningún humano o animal he notado antes. -Se rascó la cabeza, mirando al suelo- Eres... c-creo que eres... la anfitriona de un espíritu de la Madre Esmeralda. Un Kami.

Cargando editor
22/02/2017, 00:49
Rui Wu-San

Al volverme hacia mi tío, pude observar como este también miraba aquel musgo, pensativo, pero al comenzar a preguntarle en seguida empezó a negar repetidas veces; agitando su cabeza y mano del mismo modo. Afirmó que aquello no era parte de lo que se le había concedido, lo cual también desconocía, dejando caer después que creía que yo era la responsable de lo que en aquel árbol había aparecido.

¿Cómo voy a hacer yo algo así?

Enarqué una ceja mirando a mi tío, para después dirigir mis ojos a su inseparable calabaza. Quizás iba siendo hora de quitarle eso de las manos. Mientras pensaba en ello, mi tío retomó la palabra, explicándome a qué se refería. Mis ojos se abrieron más por la sorpresa al escucharle decir que ya de pequeña había percibido lo que llamó “el aroma de la Madre Esmeralda” en mí. Pronto aclaró que eso era algo habitual, pero al parecer desde que nos reencontráramos había vuelto a percibir eso, y de un modo como nunca había notado en animal o persona.

Ya estaba preparándome para preguntar, conocedora del modo en que postergaba a menudo sus explicaciones, pero en contra de lo esperado se rascó la cabeza, y con la mirad agacha me explicó lo que creía que estaba sucediendo. Lo que creía, y es que ni él mismo parecía estar seguro.

- ¿U-u-un espíritu? ¿Dentro de mí? – pregunté incrédula. – ¿Pero cómo puede ser eso, tío? No comprendo… Además, yo no he hecho nada, se lo prometo. – dije inclinándome hacia él. – Yo no he hecho nada para que el musgo creciera en el árbol, nada.

Volví a girarme, observando este sin poder creerme que aquello lo hubiera provocado yo.

- Si es como dice… ¿Qué significa eso? Me… ¿Me va a pasar algo? – pregunté con inquietud.